EL LENGUAJE DE LA ARQUITECTURA

Anuncio
EL LENGUAJE DE LA ARQUITECTURA.
Concepto de arquitectura.
La arquitectura es el arte de proyectar y construir espacios para el uso humano. El origen de la arquitectura
es dar satisfacción a determinadas necesidades humanas. La creación arquitectónica está muy determinada por
el nivel de desarrollo tecnológico.
El lenguaje arquitectónico presenta unas características propias:
a)
Importancia de los medios materiales y técnicos.
b)
Importancia del espacio interior. La arquitectura necesita ser recorrida y vivida para ser entendida.
c)
Interconexión con otros edificios y espacios. Arquitectura y urbanismo son inseparables.
d)
Carácter de obra colectiva. En una construcción intervienen distintos agentes para su realización.
Implica dos fases muy diferentes: la planificación o elaboración de un programa y su ejecución.
Los materiales.
Son materiales arquitectónicos las materias primas que se emplean en la construcción de un edificio.
Podemos distinguir entre los elementos constructivos (aquellos que intervienen en su estructura) y los
materiales decorativos que se emplean para revestir los constructivos con una función estética.
Hasta el siglo XIX los materiales constructivos fueron muy reducidos: la piedra, la madera, el barro y la
cal. A estos materiales tradicionales, cabe añadir los empleados por la arquitectura popular: cañas, paja, pieles
de animales. Con la industrialización se incorporaron progresivamente nuevos materiales (hierro, vidrio,
hormigón…) que provocaron cambios importantes en la construcción de edificios.

LA PIEDRA. Son aptas para la construcción todas las piedras duras y compactas que puedan
ser talladas. El mármol es el material más apreciado por sus condiciones mecánicas y su belleza. Respecto a la
forma de cortar los bloques de piedra, distinguimos entre sillares (carreu), formas paralelípedas regulares y
sillarejos (carreuó), piezas de tamaño inferior e irregular.

EL BARRO. Se emplea tanto cocido como secado y mezclado con paja. Quizás su forma más
empleada sea el ladrillo (maó) y la teja (teula). El adobe (tova), barro secado al sol y mezclado con paja para
que tenga una mayor resistencia forma parte de la arquitectura popular por su bajo coste.

LA MADERA. Su uso predomina allí donde la piedra escasea. Tiene muy buenas cualidades
de resistencia y plasticidad, pero presenta peligro de incendio. Se la suele emplear tanto para la armadura de los
tejados como para los dinteles de vanos.

EL HIERRO Y EL VIDRIO. Grandes protagonistas de la arquitectura del siglo XIX ya se
habían empleado con anterioridad. La Revolución Industrial permitió su fabricación masiva y se desarrollaron
técnicas de construcción adecuadas.
Un tipo específico de material constructivo son los aglomerantes, aquéllos que sirven para unir o
compactar otros. La cal, el mortero (mezcla de cal, arena y agua), el yeso y el hormigón.
Respecto a los materiales decorativos, se han utilizado generalmente para encubrir materiales de
construcción pobres. Son destacables algunas técnicas como el enlucido (arrebossat), el estuco (estuc), la
yesería (guixeries) y el uso de cerámica y mosaico.
La estructura de un edificio.
En el análisis de un edificio, se ha de distinguir entre elementos sustentantes, aquéllos que soportan
cargas, y elementos sustentados.
Elementos sustentantes: muros, pilares, columnas y pilastras.
El sistema sustentante, que además puede tener un efecto distribuidor del espacio interior, se ha de
proyectar de forma que además de solidez permite una distribución adecuada del espacio. La estructura del
sistema sustentante puede reflejarse en el aspecto exterior del edificio: los elementos constructivos pueden
quedar expuestos, articulando una rítmica junto a los vanos.
Los muros son superficies verticales que limitan y dividen el espacio. Su función principal es la de cerrar,
pero también es frecuente que tengan una función de apoyo de la estructura de las cubiertas (muro de carga).
Cuando los muros no realizan está función de carga, si no la de cerrar espacios internos, reciben el nombre de
tabiques.
La superficie del muro recibe el nombre de paramento y su aspecto depende del tipo de material y su
disposición o aparejo (aparell), de su articulación con otros elementos arquitectónicos (vanos, molduras,
arcos, columnas) y, de su revestimiento.
Tipos de aparejo:
http://www.almendron.com/arte/arquitectura/claves_arquitectura/ca_02/ca_022/arquitectura_022.htm
Las columnas, pilares y pilastras son elementos sustentantes que soportan la carga en un solo punto. Se
llama columna cuando su sección es circular y pilar cuando es cuadrada. Las pilastras son pilares adosados a
un muro. También puede haber columnas insertas en un muro, son las llamadas columnas adosadas.
En los sistemas arquitectónicos tradicionales las columnas se componen de las siguientes partes:
Basa (base): Parte inferior de la columna.
Fuste (fust): Elemento vertical de la columna.
Capitel (capitell): Remate superior de la columna, que recibe el peso del entablamiento.
Elementos sustentados y sistemas constructivos.
La arquitectura adintelada o arquitrabada (arquitravada o llindada) es aquella que emplea cubiertas
rectas (dinteles o arquitrabes) sobre cualquier tipo de soporte vertical.
El modelo mejor definido del sistema arquitrabado es la arquitectura griega, cuyos elementos sustentados
son el entablamento y la estructura de madera que conforma el tejado a dos aguas (de parhilera, en catalán
encavallada), y se reviste posteriormente con tejas, placas de piedra o de metal…
La arquitectura abovedada (voltada o adovellada) es aquella que utiliza elementos sustentados de sección
curva, como el arco, que originan empujes laterales y desvían la carga vertical que soportan hacia los puntos de
apoyo del arco o impostas.
Un arco es un elemento arquitectónico curvo que
cubre un vano. Está formado por dovelas (dovelles),
piedras talladas en forma de cuña, generalmente de
número impar.
Partes básicas del arco son:
La dovela central recibe el nombre de clave.
la luz, o dimensión horizontal máxima del mismo
por su parte interior
la flecha, altura del arco desde su línea de
arranque hasta la clave o dovela central del arco
el punto, lugar donde se unen la flecha y la luz de
un arco;
el arranque del arco o punto de transición entre
el muro o la jamba y el arco;
la línea de arranque es la recta que une los dos
arranques del arco
el intradós es la superficie interior, cóncava, del
arco, mientras que el extradós es la superficie convexa
o exterior del mismo, siendo la línea formada por la
parte alta de las dovelas.
Tipos de arco
El arco básico es el denominado de medio punto, también denominado formarete, que está formado por
un medio círculo, con su centro en la línea de arranque. Existe una gran variedad de arcos, tomando el nombre
de su forma, de su función o de la forma en que ha sido trazado. Así, algunos tipos de arco según su forma son:
el arco ojival o apuntado, formado por dos arcos de medio punto que se cortan en la clave; el arco de
herradura, típica forma árabe, es mayor que una semicircunferencia y su flecha es mayor que la semiluz; el
peraltado, es un arco de semicírculo, cuya flecha o altura es mayor que la semiluz; el arco rebajado, o
escarzano, tiene la flecha menor que la semiluz, etc.
Diferenciándose por su función podemos señalar, entre otros muchos, los siguientes: el arco fajón, es el
que sobresale del intradós de una bóveda, siendo perpendicular al sentido de la misma; el arco formero, es el
que se halla en la intersección de una bóveda con el muro, es perpendicular al fajón; el arco de descarga, es el
que se construye sobre un dintel para descargarlo del peso del muro; el arco toral, es el nombre de cada uno de
los cuatro arcos sobre los que descansa una cúpula, o el del arco que, en una nave formada por bóvedas de arista
o crucería, y perpendicular eje de ésta, separa dos bóvedas contiguas, etc.
Por su trazado, podemos mencionar: el arco carpanel, el que teniendo forma de elipse se traza mediante
una serie de arcos de circunferencia, cuyos centros son en número impar; el arco conopial, o arco apuntado
cuyas ramas imitan la forma de un talón; el arco elíptico, es el formado por una semielipse, conocido también
con el nombre de arco del hilo, debido al sistema del que se valían antiguamente para su trazado, etcétera.
Imágenes de arcos.
El arco según sus formas: roble.cnice.mecd.es/.../cabriweb/arcos/arcos.htm
Bóvedas
El desarrollo del arco origina las bóvedas (voltes) y las cúpulas, elementos arquitectónicos de sección
curva que cierran un espacio. Originariamente el sistema abovedado estuvo ligado al uso del ladrillo. Apareció
en las culturas del P`róximo Oriente, donde la falta de madera y de piedra obligó a buscar nuevas soluciones
técnicas.
Una bóveda (volta) es una obra de fábrica, de forma arqueada, cuya misión consiste en cubrir un espacio
comprendido entre dos muros o soportes, creando un techo o una cubierta. Sus formas pueden ser múltiples,
derivándose todas ellas de las dos fundamentales: la cilíndrica y la esférica. La bóveda de cañón (volta de
canó) es la más simple y es la generada por un arco directriz de medio punto, dando como resultado una bóveda
de sección semicircular. Por extensión todas las bóvedas que se consideran generadas por un arco directriz, sea
rebajado, carpanel, ojival, etc. dan lugar a las denominadas bóvedas de cañón seguido. Otros tipos de bóvedas
son: la bóveda de arista (d’aresta), formada por la intersección de dos bóvedas de medio cañón, que al
seccionarse forman cuatro aristas sobresalientes; la bóveda de crucería (creueria), es la derivada de la bóveda
de arista, formada por cruce de arcos diagonales y nervios secundarios que se ornamenta con molduras; la
bóveda vaída (bufada), la que formaría una semiesfera cortada por cuatro planos verticales dando lugar a una
bóveda esférica sobre una planta cuadrada; la bóveda esférica, o bóveda de revolución, generada por un arco de
medio punto que gira sobre su propio eje vertical, originando una cúpula de media naranja semiesférica, etc.
Los arcos y las bóvedas de piedra o ladrillo se deben construir con la ayuda de una cimbra, estructura
desmontable de madera que sólo puede ser retirada cuando la estructura ha sido terminada, con la colocación de
la clave o dovela central.
A partir del siglo XIX, la introducción de nuevos materiales como el hormigón armado ha permitido
incrementar las posibilidades compositivas en planta y en volumen. Se crea un esqueleto que concentrará los
empujes, permitiendo descargar los muros exteriores que pueden adaptar cualquier forma deseada.
Proyectar y representar la arquitectura.
Para analizar una obra arquitectónica no basta con ver una fotografía. Para captar el edificio plenamente es
preciso recorrerlo, entender la distribución del espacio interior, su relación con el espacio que lo circunda, la
disposición de sus volúmenes y proporciones entre partes.
Antes de construir el edificio, se requiere un cuidadoso proyecto que incluye el diseño de su planta,
fachada, alzados, y secciones oportunas.
La planta es la representación a escala de la sección horizontal de una edificación a un nivel determinado.
La planta permite comprender claramente la distribución de los espacios interiores y de los elementos
sustentantes. Es usual indicar el tipo de cubiertas con líneas discontinuas.
El alzado es la representación a escala de una superficie vertical. Muestra la disposición de los elementos
que constituyen el paramento del muro. Los alzados más utilizados son el frontal, lateral y el interior.
La sección es la representación gráfica de un corte imaginario realizado en sentido longitudinal o
transversal del edificio. Es muy útil para mostrar el sistema de sustentación y distribución de cargas.
Las vistas en perspectiva (caballera, militar…) intentan representar el volumen del edificio.
Frecuentemente se realizan perspectivas con cortes parciales, de modo que pueda observarse el interior y el
exterior.
Por último se construyen maquetas a escala. Es la forma más clara de observar los volúmenes exteriores.
Espacio, volumen y equilibrio de fuerzas.
Los aspectos constructivos no definen una obra arquitectónica. Para entenderla, podemos aproximarnos
desde tres puntos de vista distintos, pero complementarios: el espacio interior, la masa o volumen de la
construcción y el equilibrio de fuerzas entre los diferentes elementos que la componen.
El espacio.
La creación de un espacio cerrado y orientado a un uso específico es la primera razón de ser de la
Arquitectura. La organización del espacio interior de un edificio puede ser meramente funcional o cumplir una
función simbólica.
La planta del edificio es la forma de representación que refleja mejor la distribución del espacio
arquitectónica.
El volumen.
La masa exterior del edificio es el primer aspecto visible de éste.
A veces, como ocurre con las pirámides de Egipto, constituye el elemento más destacable. Hay edificios
que han sido pensados como grandes esculturas; en ellos la importancia de las masas es mayor. En las
construcciones diseñadas en función de su uso encontramos volúmenes exteriores que pueden reflejar su
estructura interna.
Una obra arquitectónica además de crear espacios interiores se relaciona con su entorno, modificando la
ordenación del espacio. En las ciudades, los volúmenes construidos crean espacios artificiales exteriores: las
calles que sirven para comunicar y parcelar; y las plazas, espacios para la reunión.
El equilibrio de fuerzas.
La firmitas o firmeza de los edificios es, según el primer tratado de arquitectura que se conserva, una
condición indispensable. La disposición de los elementos sustentantes y sustentados ha de ser tal que los
empujes y fuerzas ejercidos por el peso de los materiales se encuentren en situación de equilibrio. También debe
considerarse la elasticidad y resistencia de los materiales, y la misma función de la construcción que habrá de
ser ocupada.
En las estructuras adinteladas la fuerza de los elementos sustentados se ejerce siempre en sentido vertical.
En las estructuras abovedadas aparecen empujes oblicuos y tensiones laterales que dificultan el cálculo de la
estructura.
Forma y función. El significado de la Arquitectura.
El origen de toda obra arquitectónica está en la utilitas, en su posterior uso. A partir de la función que
haya de tener un edificio, el arquitecto elaborará un programa en el que concebirá los espacios y la
comunicación de éstos. Por esta razón la función es inseparable de la forma.
El análisis formal de la arquitectura comporta atender a los siguientes aspectos:
a) Aspectos técnicos: materiales, sistemas constructivos.
b) Aspecto morfológico: estudio de las unidades elementales: columnas, arcos, bóvedas…
c) Aspecto estilístico: Forma de ordenación de los elementos morfológicos: composición,
ritmo, simetría, proporciones…
Las tipologías arquitectónicas son los modelos de construcción que los arquitectos han seguido en un
largo periodo de tiempo para dar respuesta a una función determinada. Las masías catalanas, por ejemplo,
presentan rasgos comunes, rasgos que son resultado de la tradición cultural
Las clasificaciones tipológicas pueden ser muy ambiguas (p.ej. edificios religiosos), pero pueden
concretarse más (mezquita). Por otra parte, puede haber una gran diferencia entre su función original y los usos
posteriores del edificio.
La arquitectura tiene además un lenguaje y está dotada de significado. Puede tener una intencionalidad y
expresarse a través de símbolos.
Pauta para el análisis de una obra de arquitectura.
1.
1.1.
1.2.
1.3.
1.4.
Datos Generales de la obra.
Identificación. Nombre, tipología y localización.
Breve reseña del autor
Fecha de construcción
Estado actual del edificio. Modificaciones, ampliaciones, restauración…
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.
2.5.
Análisis formal.
Organización del espacio. Estudio de la planta.
Materiales y sistema constructivo.
Espacio exterior. Volúmenes, fachadas, relación con el entorno urbano.
Espacio interior. Recorridos, perspectivas.
Elementos decorativos.
2.
3.
3.1.
3.2.
3.3.
3.4.
la obra.
4.
4.1.
4.2.
Análisis de estilo y significado de la obra.
Elementos formales que se puedan considerar definitorios de estilo.
Función del edificio y su relación con la forma.
Elementos simbólicos presentes en la obra.
Relación con la cultura de la época y la personalidad del autor, o de quien encargó
Valoración y conclusión.
Influencia de otras obras.
Importancia de la obra como referente a obras posteriores.
Descargar