La Maternidad y la Paternidad en el Siglo XXI

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APESA
Taller para Padres 6° año
Colegio San Andrés
Red de Padres - Apesa
Mag. Andrea Saporiti
Lic. Arturo Clariá
Valor: La confianza
“Un hijo crece feliz cuando lleva en su mochila la más importante y decisiva herramienta: la
confianza de sus padres.”
Confianza: del latín confidentia / con – fianza , crédito, fe, esperanza, estar bien atado , fiarse de
alguien, comprometerse en un vínculo.
Incluye:
1) la fe en las personas, darle crédito al otro
2) la legitimidad de las reglas del juego, donde se establece la confianza y las sanciones en
caso de no ser cumplidas
3) hacer a la otra persona responsable, no se puede responsabilizar al otro cuando no se
cree en él, cuando no se tiene fe; este hacer responsable puede construirse.
4) experiencias pasadas, historia y rutina, es decir, un conjunto de hábitos que generan la
fidelidad en el vínculo.
“La confianza básica, basada en padres afectuosos, es la confirmación de la esperanza, nuestro
firme apoyo a un hijo contra las adversidades de este mundo.” (Erik Erikson)
La Maternidad y la Paternidad en el Siglo XXI
“La paternidad, así como la maternidad, es una de las experiencias más profundas y significativas
por las que puede atravesar una persona. Es la vivencia real de salir de sí mismo hacia un Otro a
quien cuidar, que necesita ser sostenido amorosamente para poder crecer y desarrollarse. El
vínculo de apego seguro es el que sienta las bases para la formación de una personalidad íntegra.
Es en este primer encuentro que comenzamos a devolverle a nuestro hijo la imagen de su ser. Se
inicia así el camino de la formación de su propia identidad, que es lo que le permitirá vincularse
sanamente con el mundo. La maternidad y la paternidad tienen sus roles y funciones diferentes,
pero necesarios para el crecimiento y el desarrollo de la personalidad. Estas diferencias están
basadas en el modo de ser mujer (madre) y el modo de ser hombre (padre), que es lo que permite
comprender la complementariedad materna y paterna. Es esta complementación la que permite
que el padre y madre se ayuden en la educación, formación, atención y contención de los hijos.
La presencia de los hijos va generando en los padres una serie de transformaciones internas y
externas.
Los hijos nos hacen padres; nos invitan a cambiar de posición frente a la vida. Con ellos, dejamos
nuestro lugar de hijos y comenzamos un recorrido interior sobre nuestros propios padres. Este
camino de reconocimiento y reconciliación genera que nos enfrentemos con nuestros miedos,
angustias, alegrías. Y así nos vamos remitiendo a la historia personal y familiar.
Las circunstancias históricas van cambiando, pero hay factores que siguen siendo esenciales en
todas las épocas: queremos que nuestros hijos sean felices, queremos que logren lo mejor de sí
mismos, queremos que sufran lo menos posible, y podría seguir enumerando infinidad de deseos.
Probablemente nuestros propios padres también quisieron lo mismo para nosotros y seguramente
hicieron lo mejor que pudieron, con aciertos y errores, con enojos y alegrías, pero con una buena
intención. Es quizá la oportunidad para reconocer y reparar nuestro vínculo como hijos,
comprendiendo y perdonando a nuestros propios padres. El camino para poder comprender a los
hijos comienza por aceptar y reconocer a los propios padres.
Ser padres significa ser “guía”, tener la capacidad para mostrar un Norte, un camino, asumiendo la
responsabilidad frente a aquellos que están en pleno proceso de crecimiento.
Asumir nuestro rol paterno y materno nos lleva a reflexionar sobre la importancia de liderar este
camino. Muchas son las formas de definir a un líder, aunque podríamos decir que es “una persona
con la capacidad personal de ser altamente efectiva en los proyectos emprendidos”. Es
fundamental comprender que ser un líder como padre implica aprender a desarrollar cualidades
personales sostenidas en valores. Estas cualidades que toda persona puede aprender tienen un
sentido, que es desempeñar nuestra función de acompañar y ayudar a crecer sanamente.
Cada una de estas cualidades se va integrando con el objetivo de liderar el proyecto de ser padreadulto.
Para lograrlo necesitamos:
• Ser visionarios, desarrollando la capacidad de poder ver más allá del hoy, de darle un
sentido
a
aquello
que
vamos
proponiendo.
• Ser entusiastas, enseñando a resolver, a pensar, buscando el aspecto positivo de todas
las circunstancias que se van presentando.
• Ser exigentes, enseñando el valor del esfuerzo, y del sentido que tiene buscar aquello
que nos hace mejores personas.
• Ser honestos, que significa expresarse con la verdad.
Todas estas cualidades nos hablan de una persona íntegra. Hoy, más que nunca, necesitamos
mostrar modelos de padres que intenten ser personas coherentes y capaces de mostrar con su
ejemplo aquello que piensan, sienten y viven.
Si nuestro proyecto como padres tiene objetivos claros, si sabemos hacia dónde queremos ir y
podemos distinguir qué es bueno para nuestros hijos, estaremos ejerciendo nuestro liderazgo
como padres, con aciertos y errores, desarrollando la capacidad de reconocimiento para reparar
los vínculos afectivos, para volver a empezar cada vez que sea necesario.
Sin embargo, no siempre le resulta fácil al adulto reconocer su lugar de padre; los movimientos
vitales se dan en muchas circunstancias a un ritmo que complica las cosas, y esta situación genera
falta de perspectiva. El vínculo padres-hijos implica una relación jerárquica, necesaria para la
confrontación y el crecimiento. Comprender estos cambios nos lleva a reflexionar sobre la
importancia de ciclo vital personal y familiar.”
Mag. Andrea Saporiti
Fragmento del libro “S.O.S, Padres en extinción”, Editorial Bergerac, Buenos Aires, 2009
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