Ruido en el lugar de trabajo: lo siento, no te escucho, ¿qué decías?

Anuncio
09/01/08
Ruido en el lugar de trabajo: lo siento, no te escucho, ¿qué decías?
Redacción RHM
En Europa, uno de cada cinco trabajadores tiene que elevar el tono de voz para que se le
oiga durante al menos la mitad del tiempo que está trabajando, y un 7% padece
problemas auditivos relacionados con su trabajo.
Para evitar este tipo de afecciones, al igual que otros problemas de salud, es necesario
prevenir y eliminar cualquier situación de riesgo.
Para ello, es importante estar atento a las señales de pérdida de audición entre los
empleados y observar las reacciones de los nuevos profesionales o de los visitantes ante
un lugar de trabajo ruidoso: si gritan, se tapan los oídos o salen corriendo, puede ser que
haya un problema de ruido.
En 2006, cerca de 60 millones de trabajadores europeos estuvieron sometidos a un ruido
excesivo durante, al menos, una cuarta parte de su jornada laboral y se calcula que más
de 13 millones sufrieron pérdidas auditivas en el trabajo, según la Agencia Europea para
la Seguridad y la Salud en el Trabajo; una cifra que deja a la pérdida auditiva entre las
enfermedades profesionales más comunes dentro de la UE.
Además, ésta es una de las enfermedades más costosas, ya que anualmente, en concepto
de indemnizaciones y costes indirectos por Incapacidad Temporal, disminución y costes
indirectos por una mala comunicación, se pagan miles de millones de euros.
Para frenar este problema y para reducir los niveles de exposición al ruido de los
trabajadores, la Directiva de la Unión Europea sobre el Ruido, establecía a principios
del 2007 un valor límite de exposición diario de 87 decibelios (dB) en jornadas
laborales de ocho horas, medida que corresponde al ruido que genera el tráfico intenso.
Esta normativa vino a sustituir la norma 2002/49/CE que fijaba el nivel máximo en 90 y
tiene por objetivo reducir hasta en un 25% el riesgo de daño auditivo en el puesto de
trabajo.
Los problemas auditivos son más evidentes en sectores como el de la industria
manufacturera y el de la construcción, aunque pueden manifestarse en otros entornos
laborales, por ejemplo, en centros de llamadas “call centres”, en escuelas, en fosos de
orquesta o en bares. Sin embargo, cualquier persona expuesta al ruido pertenece a un
grupo de riesgo.
Cuanto más alto sea el nivel del ruido y la duración de la exposición, mayor es el riesgo
de sufrir daños.
Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo en la industria
manufacturera y en la minería, un 40% de los trabajadores están expuestos a
importantes niveles de ruido durante más de la mitad de su jornada laboral.
En la construcción, este porcentaje es del 35%, y en muchos otros sectores, como la
agricultura, el transporte y las comunicaciones, se sitúa en un 20%.
¿Qué es el ruido?
El ruido es un sonido no deseado; su intensidad
(o volumen) se mide en decibelios (dB). La
escala de decibelios es logarítmica, por lo que un
aumento de tres decibelios en el nivel de sonido
ya representa una duplicación de la intensidad
del ruido. Por ejemplo, una conversación normal
puede ser de aproximadamente 65 dB y, por lo
general, un grito es de 80 dB. La diferencia es de
tan sólo 15 dB, pero el grito es 30 veces más
intenso. Para poder tener en cuenta que el oído
humano reacciona de forma distinta a diferentes frecuencias, la fuerza o intensidad del
ruido suele medirse en decibelios con ponderación A [dB(A)].
No es sólo la intensidad la que determina si el ruido es peligroso; también es muy
importante la duración de la exposición. Para tener en cuenta este aspecto, se utilizan
niveles medios de sonido ponderados en función de su duración. En el caso del ruido en
el lugar de trabajo, esta duración suele ser la de una jornada de trabajo de ocho horas.
Según la Organización Internacional del trabajo, la exposición breve a un ruido
excesivo puede ocasionar pérdida temporal de la audición, que dure de unos pocos
segundos a unos cuantos días y la exposición al ruido durante un largo período de
tiempo puede provocar una pérdida permanente de audición.
La pérdida de audición que se va produciendo a lo largo del tiempo y no siempre es
fácil de reconocer y, desafortunadamente, la mayoría de los trabajadores no se dan
cuenta que se están volviendo sordos hasta que su sentido del oído ha quedado dañado
permanentemente.
Pérdida temporal de audición
En lugares de trabajo ruidosos las personas suelen notar que no pueden oír bien y que, a
la mayoría, le zumban a uno los oídos. Estos síntomas están asociados a la afección de
Desplazamiento Temporal del Umbral. Sin embargo, este problema suele no tomarse en
cuenta ya que ‘el zumbido’ y la sensación de sordera desaparece, normalmente, al cabo
de poco tiempo de estar alejado del ruido. Ahora bien, cuanto más tiempo se esté
expuesto al ruido, más tiempo tarda el sentido del oído en volver a ser ‘normal’.
Además de las consecuencias negativas en el trabajo, esta afección también puede
afectar la vida social de las personas, ya que aún después de abandonar el trabajo, se
puede tardar horas en volver a escuchar normalmente.
Pérdida permanente de audición
Luego de una exposición continua y prolongada en el tiempo a ruidos excesivos en el
trabajo, los oídos no se recuperan y la pérdida de
audición pasa a ser permanente.
La pérdida permanente de audición no tiene cura.
En el caso de que un trabajador empiece a perder el oído,
quizá observe primero que una charla normal u otros
sonidos, por ejemplo señales de alarma, empiezan a resultarle poco claros.
A menudo, los trabajadores se adaptan ("se acostumbran") a la pérdida de audición
ocasionada por ruidos dañinos en el lugar de trabajo. Por ejemplo, pueden empezar a
leer los labios de la gente que habla, pero les resultar difícil escuchar a alguien que se
halle en una multitud o por teléfono.
Los tests o las pruebas de audición son la única manera de saber si un trabajador padece
realmente pérdida de audición. Lamentablemente, puede ser difícil obtener pruebas de
audición, porque ésta siempre deberá ser realizada por un profesional de la salud
formado para ello.
Las reacciones de nuevos trabajadores o de visitantes a un lugar de trabajo ruidoso
pueden indicar si existe un problema de ruidos, por ejemplo, si tienen que gritar, se
tapan los oídos o se marchan.
Además, según la OIT, la pérdida de audición, la exposición al ruido en el lugar de
trabajo puede provocar otros problemas:
Efectos fisiológicos
Está demostrado que la exposición al ruido tiene efectos sobre el sistema
cardiovascular, que libera catecolaminas aumenta la tensión arterial.
Estrés relacionado con el trabajo
El estrés laboral rara vez tiene una sola causa, generalmente se produce por la
interacción de varios factores de riesgo. El ruido en el entorno de trabajo, incluso a
niveles muy bajos, puede provocar estrés. Además, el ruido aumenta la tensión, lo cual
puede dar lugar a otros problemas de salud, entre ellos trastornos cardíacos, estomacales
y nerviosos. Se sospecha que el ruido es una de las causas de las enfermedades
cardíacas y las úlceras de estómago.
Aumento del riesgo de accidente
Los altos niveles de ruido dificultan la escucha y la comunicación del personal entre sí,
lo que incrementa la probabilidad de que ocurran accidentes. Este problema puede verse
agravado por el estrés laboral, que el mismo ruido puede provocar. Asimismo, la
exposición al ruido durante mucho tiempo disminuye la coordinación y la
concentración, lo cual aumenta la posibilidad de que se produzcan accidentes.
Absentismo
Una exposición excesiva al ruido puede disminuir además la productividad y ocasionar
porcentajes elevados de absentismo. ¡No al ruido!
La ley obliga a los empresarios a proteger la salud y la seguridad de sus trabajadores
contra todos los riesgos laborales relacionados con el ruido. En este sentido, el
empresario está obligado a:
. realizar una evaluación de riesgos, que puede conllevar la realización de mediciones de
ruido, sin descuidar todos los riesgos potenciales (por ejemplo, accidentes o pérdida de
audición).
. adoptar, tras la evaluación de riesgos, un programa de medidas destinado a: controlar
el ruido en su origen y reducir la exposición de los trabajadores al ruido mediante
medidas de organización del trabajo y de diseño del lugar de trabajo, incluidas la
señalización y la limitación del acceso a las zonas de trabajo en las que los trabajadores.
. informar, consultar y formar a los trabajadores en relación con los riesgos que corren,
las medidas para trabajar con poco ruido y la forma de utilizar los dispositivos de
protección acústica;
. controlar los riesgos y revisar las medidas preventivas, lo que puede incluir una
vigilancia sanitaria.
Lo que No hay que olvidar sobre el ruido
1. Un ruido puede ser molesto tanto por su volumen como por su frecuencia.
2. La intensidad del sonido se mide en decibelios (dB) o dB(A).
3. Un pequeño aumento del nivel de decibelios equivale a un gran aumento del nivel de
ruido.
4. Para detectar todos los problemas de ruido que hay en el lugar de trabajo, hay que
medir el ruido de cada fuente por separado.
5. Una forma eficaz de medir el ruido en el lugar de trabajo es hacerlo con un
sonómetro.
6. Si no se puede conseguir un sonómetro y personal que sepa utilizarlo, se puede
emplear este método sencillo de evaluación del ruido:
- colocarse a distancia de un colega de trabajo; si no se puede hablar en tono normal y
hay que gritar para comunicarse con él, quiere decirse que el nivel de ruido del lugar de
trabajo es demasiado elevado.
7. Los niveles de seguridad aplicados al ruido tienen en cuenta: 1) el nivel del ruido y 2)
el tiempo que se está expuesto a él.
8. Por lo general, 85-90 dB durante una jornada laboral de ocho horas es el nivel de
ruido que tolera la mayoría de las normas y reglamentos.
9. A los trabajadores que están expuestos a niveles elevados de ruido se les debe
facilitar protección para los oídos y deben ser rotados para que no estén expuestos
durante más de cuatro horas al día. Se deben aplicar controles mecánicos para disminuir
la exposición al ruido antes de usar protección de los oídos y de rotar a los trabajadores.
10. El límite de exposición de ocho horas al día que figura en una norma sobre ruido es
la cantidad total de ruido a la que un trabajador puede estar expuesto durante un período
de ocho horas. La exposición puede ser a un ruido continuado (constante) o a un ruido
intermitente (un ruido que es periódico a intervalos periódicos), pero no ininterrumpido.
Así pues, se deben sumar los niveles de ruido a los que se está expuesto a lo largo del
día para ver si superan los 85-90 dB.
Nota: nunca deben estar expuestos los trabajadores a más de 140 dB de ruido impulsivo
(normalmente, un ruido muy alto que se produce sólo una vez) en un momento dado.
Descargar