EEMPI Nº 3059 Nuestra Señora de Fátima Lengua y Literatura III

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EEMPI Nº 3059 Nuestra Señora de Fátima
Lengua y Literatura III
Monografía sobre la Dignidad Humana
El hombre espejo del hombre.
Por
Nicolás
y
Cristian
Santa Fe.
2006
Introducción
En esta monografía nos proponemos tocar el tema de la Dignidad de la persona, tomándola desde ángulos
distintos. En primer lugar, relacionaremos la noción de dignidad con el ámbito político, señalando su relación
obligatoria con los derechos humanos, la constitución y el derecho a la vida. Citaremos autores con el fin de
apoyar nuestra tesis y hablaremos del hombre como un espejo y no como un medio, viendo en los demás
nuestro propio rostro y aprendiendo a respetarnos y a ser dignos de esa manera.
En segundo lugar, nos inclinaremos hacia el eje religioso, ayudándonos con el Catecismo de la Iglesia
Católica y las opiniones de grandes autores y hombres de la fe, como es el caso de Santo Tomás de Aquino.
Hablaremos de la relación entre Dios y la dignidad, y la noción de bien común, como un camino para lograr el
respeto de la dignidad humana y el respeto propio.
En tercer orden, tomaremos a la dignidad de la persona desde el lugar ético, hablando sobre los adelantos
tecnológicos y las prácticas genéticas que atentan contra la vida y la dignidad humana. En este sentido,
citaremos autores que están íntimamente relacionados con una postura ética−política acerca de la dignidad, en
defensa de la vida.
Por último, utilizaremos recursos propios del mundo literario para argumentar a favor de la vida y tratar de
explicar la dignidad.
Si bien en esta introducción hemos detallado los aspectos a tener en cuenta, iremos mezclándolos y
relacionándolos unos con otros, a fin de poder hacer más entendible nuestra postura.
La dignidad es la parte más importante del ser humano, ya que gracias a ella, todo hombre es único e
irrepetible. Sin embargo, en el mundo actual, parece haber sido olvidada y reemplazada por nociones que
poco transcienden y que tienen que ver más con el mundo material. Las injusticias, las mentiras y,
principalmente, el pecado hacen que para respetar la dignidad haya que transitar un largo y arduo camino. [El
hombre] sucumbió a la tentación y cometió el mal. Conserva el deseo del bien, pero su naturaleza lleva la
herida del pecado original. Ha quedado inclinado al mal y sujeto al error.
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En este pasaje, se toma al pecado desde el punto de vista religioso, aunque en la vida podría significar muchas
cosas. Una de ellas es la injusticia, a través de la cual no se respeta la dignidad de la persona. Muchas veces
experimentamos la injusticia, pero lo hacemos con más frecuencia en el ámbito socio−político. Uno de los
autores más conocidos que toca este tema es Nicolás Maquiavelo:
Sin embargo, la experiencia de nuestros días nos demuestra cómo aquellos príncipes que han hecho grandes
cosas y han tenido poco miramiento con sus propias promesas, envuelven con astucia los cerebros de los
hombres y superan finalmente a quienes se basaban en la lealtad.2
Este pasaje de Maquiavelo se podría llevar al mundo actual sin problemas, ya que los hombres hacen
cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder, a costa del respeto a la vida o la dignidad de la persona.
Como contraposición a este pensamiento, podemos citar un fragmento de la Gaudium Et Spes (GS 25,1): El
principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales es y debe ser la persona humana. En el ámbito
de la política, es imposible no mencionar la tan polémica frase de Maquiavelo, El fin justifica los medios, y
tampoco es posible no relacionarla con los adelantos tecnológicos actuales, que pretenden manipular al
hombre sin respetar sus derechos.
Es menester, entonces, nombrar a una de las prácticas científico−tecnológicas que ponen peligro a la vida y
pasan por alto la dignidad de cada uno de nosotros: el aborto, porque en los últimos días hubo casos en los que
se ha legalizado. Sin embargo, no podemos dejar de ver al aborto como un crimen a la vida y un atropello a la
dignidad de las personas. Toda vida humana, desde el momento de la concepción hasta la muerte, es sagrada,
pues la persona humana ha sido amada, por sí misma, a imagen y semejanza del Dios vivo y santo.3
Para terminar de relacionar a la noción de dignidad con el mundo social, citamos: Y es por falta de justicia
que los Estados se convierten en confabulaciones de favoritos y de charlatanes, dispuestos a lucrar de la
patria, pero incapaces de honrarla con obras dignas.4
El mundo de la literatura también se preocupa sobre la dignidad humana y sobre el sentido de la vida. Por
ejemplo, podemos citar fragmentos de la poesía de Eladia Blázquez: Merecer la vida no es callar, ni consentir
tantas injusticias repetidas. Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida. La literatura
nos dice que debemos seguir luchando por un mundo mejor, donde se respete la vida y se la honre, por lo que
significa. Nos quiere hacer reflexionar sobre el significado del hombre: Se podría llamar peregrinante hacia
el mar del morir, ángel caído; .... Pero se llama hombre, y eso es todo. Esa sola palabra lo define.5
Para terminar, siempre la dignidad y el respeto a la vida tendrán un significado particular desde el enfoque
religioso: Cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como otro yo, cuidando, en primer
lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente. (Gaudium Et Spes. 21,1)
Conclusión
Llegamos así a la conclusión de que debemos respetar la vida de los demás y la nuestra, para poder vivir con
dignidad y aspirar a la vida eterna. Sin embargo, en este mundo plagado de injusticia y competencia, debemos
hacer un enorme esfuerzo y ver al otro como un espejo de nuestra propia vida. De este modo, estaremos
ayudando y respetando a los demás, pero también estaremos haciendo nuestra propia vida un poco más digna
de justicia y respeto.
Después de haber investigado y leído autores desconocidos hasta por momentos, pensamos que somos únicos
e irrepetibles gracias a nuestra dignidad, y solamente gracias a ella no tenemos ni debemos tener precio
alguno. No podemos ser comprados ni por todo el oro del mundo.
Entonces, necesitamos manejar nuestra libertad para actuar a favor de los demás, cuidando de no atentar
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contra los derechos de las personas y cumpliendo todos nuestros deberes.
Magisterio de la Iglesia Católica, La dignidad de la persona humana Art. 1, Parág. 1707.
2 MAQUIAVELO, Nicolás. El príncipe, Cap. XVIII.
3 Magisterio de la Iglesia Católica. Amarás a tu prójimo como a ti mismo Art. 5 Parág. 2319.
4 INGENIEROS, José. Fragmento sacado del libro Educación Democrática. Losada S.A.
5 VELASCO, Lila. El nombre. Material seleccionado por Lic. Silvia Schönhals.
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