Percepciones e imágenes sobre nuestra democracia a medio hacer 1. DEMOCRACIA: Tensiones entre el discurso y sus resultados 1.1 NOCION DE DEMOCRACIA Las opiniones sobre nuestra democracia realmente existente manejada por varones y mujeres, ubicados en un rango etáreo de 30 a 50 años, de clase media (considerada para este análisis como B1 y B2) y de clase popular no pobre y/o de clase media empobrecida (considerada como C1 y C2), nos llevan a concluir que este es un proceso muy complejo, un camino que se está construyendo en medio del fuego cruzado que impone la marcada tensión existente entre el “deber ser” y el “ser” de la democracia conocida en el país. Indagando acerca de la representación que se tiene de la democracia encontramos que, en general, suele ser asociada con participación, libertad e igualdad. Estas nociones que formalmente resultan distintivas de importantes vertientes doctrinarias sobre la democracia (participativa, liberal y republicana, respectivamente), fluyen espontánea, híbrida e indiferenciadamente entre los participantes de los focus group y las entrevistas. Cabe destacar que en este mosaico valorativo podemos distinguir en los distintos segmentos socioeconómicos analizados cierto énfasis por lo participativo, por aquél ejercicio concreto e inclusivo, expresado en acciones y ámbitos que van desde el sufragio electoral a las distintas acciones en sus entornos residenciales. Mientras, en términos comparativos, entre los sectores B a diferencia de los sectores C, que son notablemente “participativos”, se remarca cierta propensión liberal con sus opciones de libertad, en particular de expresión y de opción de vida. Sin embargo, al planteárseles que se explayaran sobre cómo percibían estas diferentes nociones con que definían la democracia, aflora un doble registro en tensión. Por un lado, una referencia normativa del “deber ser” de la democracia que perdura, a pesar de sus magros resultados, en el terreno de las buenas intenciones y del horizonte a alcanzar. Y, del otro, el gran peso de la “aguafiesta” realidad con su pronunciado déficit y un corrosivo desencanto con el actual régimen democrático que vive el país. Los siguientes testimonios resultan ilustrativos de dicha tensión que ellos (como seguramente también nosotros) sobrellevan al respecto: Para una mayor información sobre los criterios asumidos para la selección de los participantes en los focus group y entrevistas ver el Anexo Metodológico. “Hay que separar dos cosas, separar nuestra democracia y la democracia como ideal, como debería ser y funcionar” (Gastón B2, 42 años); “Yo lo veo de dos diferentes formas. La democracia que es la que se supone, la idealista, de donde todas las personas tienen una participación, exponen, hablan, tienen derechos, es un cielo por decir. Y la otra democracia, es la democracia que nosotros conocemos, es el engaño, la mentira, la relación con la corrupción, es decir, tratar de subsistir. Es la democracia que todos conocen y de la que nadie habla” (Luis Enrique B1, 34 años). El predominio de un pensamiento crítico sobre nuestra democracia conocida no los empuja al radicalismo militante ni al escepticismo abierto. Más bien, premunidos de una importante cuota de sentido común, buscan conjugar dicho contraste, apelando a distintos racionamientos. Entre la objetividad cuestionadora y la subjetividad esperanzadora establecen, con cierto equilibrio, posturas realistas y pragmáticas, de expectativa relativa y condicional, como nos lo deja entrever la siguiente versión: “La democracia es el mejor sistema que conocemos. Hasta el momento no se ha inventado algo mejor, pero no es porque sea algo bueno. Tenemos derecho a voto pero no la oportunidad para todo...” (Carla B2, 38 años). 1.2 IMAGENES Y REACCIONES En los focus group como en las entrevistas fueron presentados a los participantes las siguientes imágenes: Congreso de la República, mitin político, foros o consultas vecinales, ánfora de sugerencias y/o reclamos y portal o página web. Les solicitamos sus impresiones respecto a si dichas actividades tenían que ver o no con lo que ellos mismos habían definido como democracia. 1.2.1 Congreso de la República Como era previsible esta imagen resultó controversial, tan igual como los propios registros que se tiene respecto a la democracia. Existe una amplia e importante información sobre este poder del Estado, acerca de sus funciones y su composición. Conocen que forma parte del Estado, que está conformado por distintos representantes políticos electos por ellos y cuya misión es dictar leyes que beneficien al país y que cuenten con el consenso de los distintos partidos políticos representados. Por consiguiente, el Congreso de la República aparece formalmente, como realmente lo está, estrechamente ligada al sistema democrático. Sin embargo, a este reconocimiento objetivo le acompañan, en los distintos segmentos socioeconómicos sondeados, diversos registros críticos respecto a la perfomance de sus miembros y los resultados de su labor institucional. A la falta de credibilidad e ineficacia, se le agrega además la idea de que allí trabajan sólo en beneficio propio en desmedro de su calidad de “representantes”, tal como apreciamos en los siguientes testimonios: “Representan a todos los ciudadanos a través de los partidos políticos, pero se pierde mucho tiempo en decidir si las cosas son o no son” (Ricardo B1, 45 años); “Es uno de los poderes del Estado, pero ahorita lo relaciono al escándalo de los tránsfugas que han recibido dinero, para mí la palabra básica en todo esto es manipulación ¿no? Mucha gente siente que estas personas trabajan en su bien propia y entran allí para ver eso precisamente” (Carla B2,38 años). 1.2.2 Mitin político En la mayoría de opiniones la imagen de un mitin político se encuentra relacionada con la democracia. Esta actividad es reconocida como un espacio de participación de un determinado grupo o partido político, donde un colectivo de militantes y simpatizantes socializa ideas comunes, afirma identidades y encuentran su representación en el líder que expone dichas ideas. Entre los consultados priman los que señalan no haber participado en mitin alguno, por lo que dicha apreciación favorable y mayoritaria puede representar un componente de pluralidad y tolerancia frente a los otros que sí asumen cierta militancia o simpatía partidaria. No obstante, es importante mencionar que algunas opiniones, tanto del sector B como del C, incorporan sus reparos sobre esta actividad política. La razón de ello es el recuerdo, aún perdurable, de la manipulación de los sectores populares efectuado por el gobierno de Fujimori y en parte del actual. Los siguientes testimonios grafican ésta suspicacia: “Otra cosa es cuando se manipula a la gente para que vaya como en la década pasada” (Rosana B1, 42 años); “Ahora pienso que hay mayor asistencia pero voluntaria más que obligada ¿no? salvo el gobierno de turno y sus mítines, pero después he visto bastante afluencia de gente por simpatía, no por presión o por obligación” (Mirtha B2, 46 años). Estos testimonios nos indican también cómo la representación que se tiene de un mitin político se ha desvirtuado, en buena medida, de la mano con la erosión de la legitimidad de los partidos políticos, como el nexo indicado de intermediación y canalización de demandas y representación de intereses sociales y formulación de políticas públicas, entre el Estado y la población. 1.2.3 Foros y consultas vecinales La imagen de foros y consultas resultó la imagen más cálida y familiar entre nuestros consultados. Evidentemente se les presentaba más próxima y propicia. Este registro aparece bastante vinculado a este énfasis por la democracia como equivalente a participación registrado tanto en B como en C. En ese sentido, se les presenta como una expresión neta y cercana de lo que es democracia, dado que se lleva a cabo “cara a cara” y en ámbitos micros (barrio, vecindad, cuadra) teniendo como contraparte, en el mayor de los casos, al gobierno local. Es identificado, por consiguiente, como el espacio público donde es factible plantear posibles soluciones para los problemas en común: “Esto si tiene bastante relación con la democracia. Allí uno tiene libertad de expresión pero siempre llegando a un fin común y si creo que la gente participa con el mayor de los ideales en lograr los objetivos” (Mariana B1, 30 años); “Yo entiendo que cuando hay un foro vecinal o consulta de personas que viven en un determinado sitio, como se ve en la imagen, se pueden reunir por ejemplo para ver algún cambio dentro de su ambiente y quieren, como se dice, tener una sola idea de lo que quieren cambiar y eso es democracia: conversar, ponerse de acuerdo, debatir las ideas con sus pros y sus contras; o sea, a pesar todo eso llegar a un acuerdo común” (Linda C1, 38 años). Pero estas apreciaciones positivas, de sentirse incluidos y aludidos, también se encuentran conflictuadas por el “deber ser” y el “ser” de dicha actividad democrática, ya que si bien se encuentra en un terreno más factible la eficacia y resultados del mecanismo en cuestión dan pié a una duda razonable. Frente a lo cual encontramos diversas atingencias o reparos respecto a esta vía de problematización y compromiso con problemas comunes, tanto por el lado de ellos mismos o sus pares como por las autoridades municipales: “Tengo muchas cosas en contra de esto... En Santa Beatriz ha habido diálogo con Andrade, nos hemos puesto de acuerdo y no pasa nada” (Rommel B2, 34 años); “Por medio del diálogo uno va a conocer la situación y se harán los pedidos y requerimientos según la prioridad de los problemas. Pero a veces se les escucha si no es en un 80% será en un 5% de ese diálogo” (Luisa C2, 50 años). 1.2.4 Ánfora de reclamos y/o sugerencias Ante esta imagen observamos reacciones que oscilaron de un cierto entusiasmo a un descreimiento marcado. En el sector B prima la percepción de que éste es un mecanismo asociado a democracia, en buena medida explicable por la posibilidad de acceso regular a este recurso, sobre todo en los circuitos comerciales de consumo y/o en las oficinas de los servicios públicos básicos: “Es una expresión netamente democrática, una opción de dar tu opinión o hacer reclamos” (Rosana B1, 48 años); “Es el derecho a opinar y plantear una solución” (Carlos B1, 48 años). Aunque, a la vez, encontramos a quienes afirman que es un mecanismo limitado y observable, en cuanto más de alguna vez han hecho uso de éstas ánforas y los resultados han sido nada satisfactorios: “Pérdida de tiempo. Claro pues, nadie la escucha ni la lee. Si lo hicieran, mejorarían las cosas” (Luis Enrique B1, 34 años); “Creo que forma parte de las libertades que todos tenemos y de la democracia. Tu quieres reclamar por algo que no te parece correcto, pero la pregunta es ¿quién lo lee?” (Francisco C2, 41 años). 1.2.5 Portal o página web En este caso, las reacciones de los consultados fueron muy variadas, lo que condujo a diversas respuestas al buscar relacionar esta imagen con lo que entendían por democracia. A primera impresión, mayoritariamente no hubo asociación directa. Esta dificultad se presentó a modo de degradé, de mayor resistencia conforme se bajaba de nivel socioeconómico. En el sector B se encontró una mayor familiarización con dicha imagen, vinculándola a términos como modernidad, globalización, tecnología de punta, libertad de expresión e incluso de igualdad “virtual” o “ciudadanía universal”: “Es una expresión globalizada, no sólo nacional sino internacional. La persona que entra tiene derecho a participar, libertad de opinión, igualdad de opciones para poder elegir y ser usuario tan igual como norteamericano, un europeo, un africano, un japonés. Es una expresión neta de democracia” (Ricardo B1, 45 años). No obstante, en este mismo segmento encontramos opiniones menos entusiastas que apuntan a no generalizar su uso y acceso por otros sectores de menores condiciones de vida a la de ellos: “Aquí estamos frente a la tecnología donde ya todos van a opinar, pero ¿cuántos peruanos pueden acceder a Internet?” (Rosana B1, 42 años). Este sentido de extrañamiento se verá reforzado en el sector C, incluso desde una argumentación de lo que entienden por democracia como sinónimo de participación e igualdad de oportunidades. La modernidad, una vez más, no llueve igual para todos y ahonda las distancias con nuestra democracia concreta a partir de un sentimiento de exclusión de sus potenciales beneficios. “Me parece que la imagen es contraria a lo que es democracia porque solo es limitada a un pequeño grupo” (María T. C1, 40 años). 1.3 ÁMBITO DE EXPERIMENTACIÓN Se les planteó una pregunta a los consultados respecto a alguna experiencia concreta que recordaran y reconocieran como democrática. Las respuestas espontáneas que afloraron reforzaron el sentido acotado del cómo asumen la democracia. Cuando se pasa del discurso a la práctica al respecto, lo discursivo abstracto (libertad, igualdad, participación) tiende a corporizarse en esta última dimensión, vinculadas a dinámicas cotidianas en el barrio, familia y/o colegio, pero sin incidencia o conjugación con el discurso general o ámbitos macros: “Bueno, este año mi hija pasa del nido al 1er grado y entonces se está pensando en la ceremonia de graduación, los padres nos estamos reuniendo para ver lo relacionado a la graduación, para ver como va a quedar y así tenemos que llegar a un fin común pero decimos lo que pensamos y democráticamente participamos todos y bueno también los que no van democráticamente también tienen que aceptar el acuerdo de la mayoría porque se respeta” (Mariana, B1, 30 años); “En mi casa se pregunta, de acuerdo a las posibilidades, ¿qué se puede cocinar?, a cada uno no se le puede cocinar lo que quiere ¿no?, entonces mayoría manda. Eso es algo que se ve en la familia, esto se puede trasladar del hogar al trabajo y a la sociedad en que uno se desenvuelve” (Oscar C1, 50 años). Así, la falta de credibilidad en la democracia ha hecho que ésta pase a ser una especie de “bien suntuario”, formando parte de un horizonte valorativo apreciado pero con escasa validación real y directa para ellos. En este punto del ámbito de experimentación de nuestros consultados, debemos consignar las distintas menciones referidas a falta de tiempo por razones laborales, que a modo de justificación se esgrimen como limitante para involucrarse en actividades que puedan ser catalogadas como democráticas y participativas, como se desprende del siguiente diálogo: “La organización es un poco complicada, pero no imposible. La cosa es tener tiempo” (Miriam B1, 48 años); “Es necesario que existan personas que quieran dar algo de su tiempo para dedicarlo a ello, aunque a veces esto no hay” (Mariana B1, 30 años). La poca disposición de tiempo apareció más pronunciado entre los hombres, particularmente del sector C1, provenientes de cuadros socioeconómicos más precarios. Sin duda alguna las exigencias de la sobrevivencia les imponen una mayor e intensa dedicación laboral, que implican jornadas de trabajo largas o dedicación a más de una actividad. En dos casos, of the record, nos manifestaron –a modo de justificación– esta situación de dedicación absorvente y extenuante dirigidas a “parar la olla” o “para cubrir los gastos”. La siguiente respuesta de uno de ellos sobre la pregunta en cuestión (“Es que todo los días a las justas veo a mis hijas cinco minutos y me duermo rendido, salvo el domingo que salgo con ellas”, nos señaló) resulta ilustrativa de tal dificultad: “(silencio) Bueno no, no me sale” (Gerardo C2, 34 años) 1.4 BENEFICIOS El tema de beneficios no es percibido en la mayoría de casos como un resultado a primera vista ni al corto plazo. De nuevo son empujados al terreno de lo genérico y abstracto, a los dominios de las buenas intenciones, bajo referencia a nociones u objetivos que está por realizarse a futuro como progreso, desarrollo, bienestar, tranquilidad. En función de ello, los términos son imprecisos respecto a los beneficios concretos que les pueda proporcionar, asumiendo posturas cercanas a la duda razonable: “Los más grandes tratan de comerse a los más chicos. O sea, tienes libertad pero hasta cierto punto, puedes expresarte pero ¿de qué sirve? ¿quién te hace caso? Por eso digo que los beneficios son relativos” (Gastón B2, 42 años); “Bueno, la democracia debería darnos todo eso, pero no nos la da” (Francisco C2, 41 años). En algunos pocos casos, al menos expresamente, se colocan a buen recaudo limitando expectativas sobre la democracia y cuya suerte consideran no los afecta, dado que asumen sus perspectivas particulares al margen del presente y futuro de nuestra democracia oficial y formal. En ello encontramos cierta voluntad por el desarraigo, de corte subjetivo, con la democracia: “Generaría un bien común para todos, se supone que eso es la democracia. Pero con tantos años que yo tengo existiendo y escuchando, aún no existe un bien común para todos... No, en ningún momento, no me trae ninguna satisfacción, porque de verdad yo no vivo con el gobierno. O sea, yo vivo mi mundo, yo vivo mi existir día a día, no me interesa si ha pasado algo, si se derrumba, sólo me preocupo por mí y los que viven a mi alrededor” (Luis Enrique B1, 34 años). Por tanto, existe incubada una suerte de demanda a corto plazo por menos discurso y más resultados que repercuta sobre ellos y sus condiciones de vida de una forma directa y tangible. Ya que si bien es de suma importante la existencia de un discurso positivo sobre la democracia como sistema político y modo de vida, que señale horizontes dirigidos a articular intereses y orientar las prácticas concretas y cotidianas, éste requiere una gran cuota de legitimidad generada desde sus acciones y sus logros, que permita establecer, por ende, una credibilidad y compromisos básicos y elementales para su sostenibilidad y sustentabilidad. 1.5 FACTORES QUE GARANTIZARÍAN UNA DEMOCRACIA VERDADERA En este importante aspecto, el de las condiciones y actores necesarios para hacer viable nuestra democracia, mayoritariamente los entrevistados del sector B como del C ubicaron el tema de la educación y el de los valores, o la conjugación de ambos, como fundamentales. Llama la atención la poca importancia con el que se identificó a actores concretos, en particular al Estado o los propios partidos políticos, en esta perspectiva de hacer realidad la democracia en nuestro país: “Educación no solo como acumulación de conocimientos también de valores, empezando por casa la solidaridad, el respeto por los demás... a nuestros hijos más bien les inculcamos esto es tuyo y lo del otro también” (Carla B2, 38 años); “Desde mi punto de vista, es tener ciudadanos concientes, responsables, que sepan verdaderamente ejercer su ciudadanía, porqué si no hay esos ciudadanos que conozcan sus derechos o qué es ser ciudadano ¿cómo van a ejercer su ciudadanía si no lo saben? (María T., C1, 40 años); “Yo pienso que eso habría que cambiarse desde generaciones atrás con valores” (Jaime C2, 42 años). Es importante mencionar que estos testimonios también nos permiten identificar que tal impacto cultural deseado se ubica en ámbitos micro como el de las personas de sus entornos y –como padres o madres de familia– en los hijos, así como es colocado como una posibilidad a construir en el futuro. Es decir, un escenario de verdadera democracia (o de “ciudadanos verdaderos”) la conciben como un resultado de mediano o largo plazo a partir de que las “nuevas generaciones” (que incluyen a sus hijos) sean “concientes” y con valores. Dicho de otro modo, les cuesta considerar factible que con ellos y los pares de su entorno de procedencia se construya una democracia cabal. De ahí que uno de nuestros entrevistados, incluso, deje entrever una solución tipo “ave fénix”, de una democracia que emerja sobre las “cenizas” de lo malo conocido: “Todas las personas tendríamos que nacer de nuevo, tener una buena cultura, o qué se yo, formarlos desde muy pequeños... así como los japoneses, a los japoneses los forman desde los primeros años” (Luis Enrique B1, 34 años). 1.6 EL ROL INDIVIDUAL IMAGINADO En este rubro de “lo que me toca a mí” para que se haga realidad la democracia aspirada, encontramos dos apreciaciones predominantes coincidentes con el tema anterior. En la primera, los consultados plantean sus aportes desde ubicaciones específicas como la familia, el barrio o el trabajo. Con la figura del “granito de arena” suelen graficar su rol individual al respecto: “Desde el lugar donde uno esté tiene un rol... las percepciones sobre lo democrático siempre serán diferentes, lo importante es el aporte de cada uno, el granito de arena que nos toca” (Carla B1, 42 años); “Colocar un granito de arena desde lo personal. Ser honestos en lo que se quiere construir para adelante, no pedir el ejemplo a las autoridades porque el ejemplo debemos darlo nosotros mismos” (Sergio C2, 36 años). Una segunda apreciación transversal, se refiere al sentido colectivo del reto por la democracia, como un proceso que involucra a sus entornos. Además, perciben su “misión” como una apuesta a largo o mediano plazo, reiterando su conjugación de responsabilidades como ciudadanos con la de padres o madres de familia, aspirando y aportando a que sus hijos o estudiantes –jóvenes y niños– pueden ser “mejores” personas y ciudadanos que los adultos actuales: “Como madre de familia y persona que labora me toca escuchar y enseñar a mejorar el comportamiento de las personas” (Mariana B1, 30 años); “Enseñarle a mis hijas a amar a su país. Enseñarles que tienen que trabajar en función de sus principios y de sus valores y que ellas pueden cambiar su propio mundo, entendiendo que es por su bien. Enseñarles a creer en lo que hacen y crear conciencia en los adolescentes y jóvenes” (Linda C1, 38 años); “A mí me toca crear unos buenos ciudadanos y esos son mis hijas, por eso pienso en las generaciones y la juventud” (Ivonne C1, 30 años). En estas distintas manifestaciones de cómo aportar e involucrarse en la construcción de la democracia en el país, se nos presenta altamente significativo el plano de lo cotidiano y en particular de lo familiar. En la responsabilidad paterna o materna para inculcar valores y generar nuevas y mejores condiciones para “vivir en sociedad” y aspirar al bienestar encontramos un componente sustantivo aunque poco abordado y articulado por las propuestas discursivas conocidas sobre democracia y desarrollo. 2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA: Sentido colectivo y demanda puntual 2.1 ¿CÓMO SE LA PERCIBE? Las nociones que los entrevistados del sector B y C señalan respecto a la participación ciudadana tienen que ver, mayoritariamente, con actividades y esfuerzos conjuntos del grupo humano con el cual comparten principalmente vínculos de vecindad dirigidas al mejoramiento de sus condiciones de vida: “Que cada vecino, que cada ser que habite en cierto lugar, fomenten la ayuda mutua, la cooperación, para que mejore el sitio o el lugar donde se vive esa persona” (Luis Enrique C1, 34 años); “También tenemos que decir que no solo se participa individualmente ¿no? si no que hay que agruparse, hacer fuerza en conjunto, involucrarse con lo que pasa alrededor, con los problemas de nuestra calle, de nuestra comunidad” (María T. C1, 40 años). Asumen la participación ciudadana como la acción colectiva y organizada de sus entornos residenciales para la atención de problemas concretos y comunes, reconociendo que en función de ello el rol de cada uno adquiere un sentido colectivo. En la manera como la interpretan encontramos, a modo de sinónimos, palabras como colaboración, involucrarse, ayudar. Sin duda alguna, este es un tema que los incorpora, que alude a un compromiso de ellos y a la posibilidad de ejercer sus derechos y responsabilidades como ciudadanos. Muchas de estas versiones se encuentran cobijadas en la reiterada figura del “granito de arena”. Aunque, convenga destacar, que en el grueso de los consultados la noción de participación ciudadana es un tema que si bien es visto como parte cotidiana de sus vidas, cercana a ellos, mayoritariamente se presenta –tan igual a sus percepciones respecto a la democracia– como algo por hacer o realizar en el futuro: “hay que...”, “puede ser...”, “depende de...”. Además, se reitera, tan igual como en el ámbito donde se asocia una experiencia democrática vivida, que estas acciones colectivas reivindicativas divisan como contraparte frecuente a las autoridades locales: “Yo lo relaciono con el gobierno local y se relaciona con que se participa para que haya propuesta que se lleven ante estos gobiernos locales para trabajarlos” (Rosana B1, 42 años). En cuanto a los términos cómo es concebida la participación ciudadana hay que enfatizar una idea fuerza importante, presente en distintos testimonios, respecto a la idea de “crecer en sociedad” que se manifestó principalmente en el sector B. Es decir, que a cada uno desde el rol que desempeña en la sociedad, le correspondería –como ejercicio actual y/o como compromiso a futuro– involucrarse con prácticas colectivas en sus ámbitos cotidianos, con un sentido inclusivo y de sentirse parte integrante de la sociedad: “Definitivamente la gente quiere crecer en sociedad, por eso se organiza... En verdad participación ciudadana tiene que ver con todas las personas que viven dentro de una sociedad, de una vecindad y del poderse ayudar” (Mariana B1, 30 años); “Es involucrarse en el desenvolvimiento de tu comunidad, con el qué hacer de tu comunidad” (Carla B2, 38 años). En este potencial involucramiento con su entorno comunal, surgió a flor de piel y de manera transversal el tema de seguridad y delincuencia. Ello confirma el expansivo y sentido crecimiento de este fenómeno y la percepción de las serias dificultades de las autoridades competentes para abordarlo eficazmente, sobre todo para los que viven en distritos urbano populares aunque no sólo en ellos: “En el caso de los objetivos comunes, está la delincuencia que avanza. Se han reunido municipalidades con comisaría y la gente para ver como pueden parar un poco esto” (Miriam B1, 48 años); “Ver la seguridad, que es un problema en el barrio. Yo pienso que se deben unir en grupos para combatir eso” (Norma C2, 39 años); “Mira, seguridad, porque en estos momentos no hay distrito seguro. Te pueden robar en Miraflores como en Los Olivos y es la participación de todos, unirse y crear su propia seguridad para poder llevar una vida mejor” (Sergio C2, 36 años). El que prevalezca este tema nos indica, además de la gravedad del asunto, un sentido reactivo y defensivo, más no preventivo o prospectivo, del cómo asumen la participación ciudadana o la organización de su comunidad que más adelante desarrollaremos. 2.2 ALGUNAS REPRESENTACIONES O IMAGENES Cabe resaltar la pronunciada dificultad de los consultados, tanto en los sectores B como C, para establecer imágenes que puedan expresar lo que pensaban respecto a participación ciudadana. Las posibles representaciones que señalaron dejan entrever la asociación con un grupo de personas involucradas y activas en cuanto diálogos, debates y acciones organizadas dirigidas a mejorar su comunidad. Lo vieron equiparable a una asamblea, una reunión de vecinos, sindicatos, APAFAS. También, jaloneado por el gran peso que tiene el problema de seguridad vecinal, fue mencionado la figura de los ronderos, de aquellos campesinos organizados para defenderse de abigeos y administrar justicia básica en sus localidades, principalmente en la Sierra Norte de nuestro país. Entre las pocas personas que pudieron configurar una imagen gráfica de sus nociones de participación ciudadana, se encontró una propuesta sugerente como la siguiente: "Por ejemplo, una parcela donde voy a sembrar y tiro la semilla para cosechar. Toda esa cosecha tiene que ser uniforme ni una tiene que ser más y ni una tiene que ser menos y en la participación debe hacerse así" (Javier C2, 45 años). 2.3 AMBITO DE EXPERIMENTACIÓN Las vivencias mencionadas durante las entrevistas se refirieron principalmente a la voluntad de un grupo de personas dispuesto a llevar a cabo un objetivo común en beneficio de su comunidad (barrio, colegio, parroquia). “Mi cuadra no tenía vereda, entonces en coordinación del comité de la manzana con la municipalidad se puso la vereda. No podemos esperar que todos nos den” (María C1, 50 años); “Me acuerdo que en donde vivo había un parque que estaba en abandono total ¿no? Y luego en conjunto todo el mundo trabajó por igual y hasta ahora el parque sigue allí” (Jaime C2, 42 años). Cabe destacar la presencia de un caso, una dirigenta de comedores con un importante bagaje organizativo, que hizo referencia a una experiencia participativa de mayor envergadura y de indudable connotación política, como la del proceso participativo de planificación del desarrollo local en el distrito de Comas: “Hace tres años se ha empezado a trabajar un plan de participación a nivel de la comunidad porque es un plan de desarrollo social. Esa es la experiencia más grande que he tenido” (María T. C1, 40 años). Más allá de este último testimonio, en todos los demás casos encontramos que sus referencias a prácticas concretas de participación ciudadana si bien tienen un definido sentido colectivo éstos no se inscriben o asumen como parte de las diversas expresiones de organización vecinal existente en sus localidades. O bien se prescinde de ellas o se las alude en cuanto a una relación puntual e instrumental. 2.4 LEYES PROMOTORAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA Fue casi unánime el desconocimiento encontrado respecto a las leyes actualmente vigentes que promueven formalmente la participación ciudadana. A lo más, algunos, indicaron como posible su existencia, considerando que las autoridades públicas serían las llamadas a encarnarlas y promoverlas. Ante ello, se adujo la falta de difusión por parte de los medios de comunicación. A este denominado “cuarto poder” –que en realidades como la nuestra seguramente adquieren una muy decisiva preeminencia– le otorgan una alta valoración para fomentar las leyes que promueven la participación ciudadana, pues generaría un importante involucramiento en las acciones colectivas y mayores márgenes de presión y problematización para la consecución de resultados positivos y concretos: “Si hubiese más comunicación sería diferente, más generalizado. No he escuchado mucho de leyes de participación” (Ricardo B1, 45 años); “Poquísimos, a veces en comerciales y lo que he escuchado es Defensa Civil somos todos, pero más de eso no” (Gastón B2, 42 años). Nuevamente, en este tema, destaca la dirigenta mencionada anteriormente, cuyo trajinar dirigencial y organizativo, con cursos y talleres de capacitación incluidos, puede explicar su mayor información al respectos, ya que tenía muy en claro la existencia de una Ley que promueve la participación ciudadana, a diferencia de los demás consultadas: “Sí, hay una ley que nos regula la participación ciudadana y los mecanismos de control es la 25330, si no me equivoco, creo que se han presentado incluso solicitudes de revocatoria. Si se cumplen pero un poco limitado ¿no? porque a veces es difícil juntar las firmas ante el Congreso que una cosa que otra cosa es difícil pero por lo menos están esas leyes que se pueden mejorar” (María T. C1, 40 años). También encontramos un punto de vista crítico respecto a la importancia de las leyes, por el lado de encarnarse y tener vigencia en la práctica concreta y cotidiana de las personas. En el siguiente caso, a pesar de reconocer tener información muy vaga sobre la existencia de estas leyes, afirma prejuiciosamente su poca viabilidad, reflejando una vez más la tensión entre las buenas intenciones y las prácticas concretas: “Yo pienso que por mas leyes que se den estas no se cumplirían porque no hay personas idóneas para ello, para que se hagan realidad” (Linda C1, 38 años). 2.5 BENEFICIOS PERCIBIDOS Pero, en realidad, ¿qué puede llevar a las personas a participar activamente? ¿qué expectativas de logro o beneficios asumen les puede acarrear? Realmente es una pregunta compleja, pero hemos encontrado evidencia significativa para señalar que en buena parte de los consultados identificamos que su involucramiento posible era planteado en términos reactivos, como respuesta a hechos que los afectan directamente. Es decir, es recién “cuando les toca a ellos” lo que los impulsaría a tomar acciones concretas y colectivas para enfrentar un problema en común: “Yo pienso que si, sólo reaccionamos cuando algo nos toca, si nos toca no lo percibimos” (Mariana B1, 30 años); “Sí, lamentablemente las cosas te tienen que pasar primero para que reacciones" (Miriam B1, 48 años). El siguiente testimonio es una variante en esta matriz bastante extendida de percepción de apatía propia o ajena para la participación, que incorpora a lo reactivo el sentido condicional de la gravedad del problema que puede suscitar una mayo o menor posibilidad de participación colectiva: “Eso también depende de la magnitud del problema porque si el problema se considera que no es tan grande entonces puedes evadir, puedes escapar, de eso depende” (Rosana B1, 42 años). Entre los móviles para la participación, parece contar la imagen que se tiene de la contraparte estatal, que al parecer puede inducir a la dependencia y al clientelismo en desmedro de la propia participación ciudadana, autónoma y con iniciativa: “Yo pienso que los gobiernos han mal acostumbrado al pueblo con eso siempre de subvencionarle todo. El pueblo se ha acostumbrado mal y creen que el gobierno tiene la necesidad de hacerles muchas cosas que ellos deberían de hacer. Por ejemplo, te vas a un pueblo joven y no hay pistas y te dicen, que la ponga el gobierno. Pero ¿por qué? Si tu estás viviendo allí ¿no? por qué entonces no se hace una pollada y se hacen ustedes su pista, su vereda. Una participación ciudadana es algo muy bueno porque es cuando el pueblo se autogestiona” (Linda C1, 38 años). 2.6 FACTORES QUE PROMOVERÍAN LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA Tal como identificamos en anteriores respuestas, los medios de comunicación (y su capacidad de hacer conocer y promover) resultan muy importantes. Tanto en el sector B como en el C, cuando se trata de identificar un actor o vehículo clave (“básica”, dirán algunos consultados) para este propósito de establecer prácticas regulares y canales institucionales de participación ciudadana, afirman mayoritariamente que la presencia oportuna de los medios podría garantizar la difusión de su valor y posibilitar una buena convocatoria en la población, de forma tal, que se incentive y legitime el compromiso de las personas: “Si hay esas leyes, que se difundan, se promuevan y traten de cumplirse, por eso la presencia de los medios de comunicación es básica” (Gastón B2, 42 años); “Que exista más información para poder participar, que hacer o a dónde tienes que ir” (Miriam B1, 48 años). En el cómo promover la participación ciudadana, encontramos un notable énfasis por “concientización” de la gente, aquella dimensión educativa y formativa de las personas que conforman sus entornos locales: “Yo pienso que debe haber una buena organización, difundir, concientizar y que la ayuda sea mutua, que exista cooperación de las autoridades como del pueblo en general” (Sofía B2, 32 años); “Pienso que educar a la gente concientizarla a participar” (Francisco C1, años). Este enfoque cultural de percibir la (y su) participación ciudadana compagina bastante bien con el tema de los valores cívicos. Desde esa postura se reconoce que la participación individual es importante pero en un cauce colectivo con los otros de su entorno residencial. Planteada así la participación aparece más intensa y productiva, enarbolando aquella frase manida de “la unión hace la fuerza”: “Es importante rescatar la idea de los valores ¿no? que se ha perdido lo que es la solidaridad, si hablamos de participación ciudadana también tenemos que decir que no solo se participa individualmente, hay que agruparse, hacer fuerza en conjunto, involucrarse con lo que pasa alrededor, con los problemas de nuestra calle, de nuestra comunidad” (María T. C1, 40 años). En muy pocos casos aparecen como actores claves individuos en tanto autoridades políticas o dirigentes sociales para la promoción y encausamiento de la participación ciudadana: “Primero que nada que hayan personas idóneas y preparadas para ser nuevos líderes. Estos líderes deben tener un buen nivel intelectual, académico, que motiven a los demás y que vivan en el mismo sitio. No pueden ser personas que vivan en otros sitios, que vivan la situación del sector y que motiven al pueblo. Eso es lo que falta” (Linda C1, 38 años). Por tanto, encontramos entre los consultados una importante apuesta por la enseñanza de valores entre los miembros de su entorno, con directo énfasis en la parte formativa/educativa, donde se privilegia lo mediático como el vehículo apropiado para alcanzar tales fines. Estos objetivos, además, son planteados como pre requisito para el involucramiento de las personas en los procesos participativos en su localidad, que los lleva nuevamente a ubicar este resultado como un tema de “futuras generaciones”: “Pienso que esto básicamente tiene que empezar por casa; primero que todos participen y luego ir inculcando de tal manera que cuando sean adultos no tengan temor de participar en grupos. Yo nunca participé, entonces qué puedo decir. A veces mucha gente no asiste simplemente por temor a qué digo yo, por temor a que le pidan un comentario y no poderlo hacer” (Mirtha B2, 46 años). También se debe mencionar la existencia de versiones con cierta inclinación elitista que prefieren, por razones de eficacia, al pequeño grupo homogéneo en valores y actitud que a la gran masa heterogénea y desarticulada: “Bueno, yo creo que en lo personal lo más importante es la sinceridad y cómo hacer las cosas de la gente. Puedes juntar mil personas, y las mil personas decir yo puedo hacer esto, yo puedo hacer lo otro, y al final no hacen nada. Pero si al final sólo juntas tres personas que en realidad quieren hacer, sinceras, honestas y seguras, yo creo que pueden ser mejores que mil personas juntas” (Luis Enrique B1, 34 años). 2.7 ROL INDIVIDUAL En cuanto al “qué me toca a mí”, hemos percibido reacciones bastante genéricas y pronunciadamente condicionales. No son predominantes las respuestas concretas y específicas. Si bien el grueso de los consultados considera muy importante su involucramiento y compromiso en estas prácticas de participación ciudadana, éste se encuentra condicionada –en tanto la participación ciudadana es valorada como un hecho colectivo– a la reacción de sus pares: “Yo creo que la palabra clave es comprometerse” (Luisa C1, 50 años); "El rol de cada uno es de cada uno, depende también de lo que quiera ayudar el grupo de personas, los demás" (José Luis C2, 36 años). Hemos encontramos diversos registros que incluyen dificultades y conflictos en el ejercicio de la participación ciudadana conocida o imagina da. No es algo que fluye espontáneamente, tampoco aparece como una actitud inherente a las personas de algún segmento socioeconómico en particular: “Bueno, un tiempo en que mis vecinos se empezaron a unir para dejar limpio mi edificio, pintar las rejas y hasta los jardines, fue difícil pero bueno aunque solo duró un tiempo pero cuando nos organizamos funcionó bien” (Rosana B2, 42 años); “Les puedo decir del comedor, que es una organización donde participamos. Pero a veces hay personas que no están de acuerdo porque otros quieren aportar y otros no” (Victoria C2, 50 años). Otro factor que parece afectar significativamente el involucramiento de buena parte de los consultados (y de sus pares) en dinámicas de participación ciudadana, es la referencia a los altos grados de incredulidad y desconfianza en las propias relaciones entre pares y/o sobre los resultados de la propia acción colectiva reivindicativa. Dicha identificación resultará inhibitoria y corrosiva para voluntades favorables a la participación. El siguiente dialogo producido en el focus group del sector B1 resulta ilustrativo: “Pero, ni aún así, la gente no participa. Por más que tú lo quieras convencer para hacer algo bueno. No hay confianza en la gente” (Miriam B1, 48 años); “Lo que pasa es que tampoco hay credibilidad entre las personas, porque si no creo para que voy a participar en eso, ¿no?. O sea, si no creo cómo voy a dar un poco de mi tiempo para eso si no creo” (Mariana B1, 30 años). También, en este rubro de dificultades para el involucramiento participativo, se mencionó la falta de tiempo por razones laborales como una limitante en este objetivo planteado, aunque en este caso, a diferencia de las expresiones encontradas entre hombres del sector C, planteado con cierto espíritu de enmienda: “Involucrarme más seguramente, pero yo pongo como pretexto al tiempo porque trabajo y no me alcanza. A veces uno es más espectador: Aunque la idea es que se debe participar activamente en lo que se va hacer y en esto hay hacer mea culpa” (Carla B2, 38 años). 3. VIGILANCIA CIUDADANA: O cuando la sinonimia la encajona 3.1 NOCIÓN DE VIGILANCIA CIUDADANA Cuando preguntamos sobre que idea u opinión tenían respecto a vigilancia ciudadana, la reacción generalizable fue de perplejidad y desconcierto. Sabía a pregunta rebuscada y poco conocida. Meditaron prolongadamente y soltaron su inmediata identificación con el tema de seguridad ciudadana. En realidad es la acepción más llana y lata del término vigilancia. Pero no significan lo mismo y este entuerto no es atribuible a los receptores sino a los emisores de esta propuesta promocional. Vigilancia ciudadana es una noción concebida y promovida en las esferas de la cooperación internacional, las ONG y parte del sector público, que no ha llegado a ser identificada ni reconocida en los términos y fines de fiscalización y control de las autoridades y programas estatales cómo ha sido definida. La sinonimia atrapó nuestra indagación y de manera espontánea no fue posible salir del palpitante tema de la seguridad ciudadana. En este tema fueron fluidos hasta la reiteración. La primera idea que se les viene a la mente cuando escuchan vigilancia ciudadana tiene que ver con seguridad a nivel de su hogar, del barrio o distrito donde residen; complementan esta idea con asociaciones a serenazgo, policía o ponerse de acuerdo entre vecinos para tomar medidas de prevención en el caso de ser víctimas de un ataque o de algún robo: "La vigilancia ciudadana es agruparse y mutuamente entre todos" (María C2, 50 años); protegerse "Vigilancia ciudadana puede ser pasarse la voz, darse su teléfono y hacer bulla, pasarle la voz al vigilante" (Romel B2, 34 años). Casi al finalizar una de las sesiones en grupo y solo como un comentario puntual una integrante del sector B manifestó que vigilancia ciudadana es también estar pendiente de las instituciones públicas, asociándola a la idea de que la gente pueda asegurarse que cada persona cumpla con el rol designado por instituciones públicas como el caso de las municipalidades. Por supuesto tal comentario no obtuvo respuesta alguna. Lo que nos indica que pensar en la vigilancia ciudadana como un proceso de fiscalizar a las instituciones públicas y privadas no es un tipo de mirada que ellos asumen: Cabe mencionar que una vez más destaca la percepción de nuestra única dirigenta consultada, cuya respuesta fue totalmente diferente y “acertada”, pues asoció la participación ciudadana con la idea de fiscalización y control del manejo de fondos públicos: “Vigilancia ciudadana tiene que ver con control, participación, fiscalización de los servicios públicos, de las gestiones” (María T C1, 40 años) Comentario aparte merece esta integrante del sector C1 que percibió la diferencia clara con ser víctimas de un robo, ya que trabaja con la acepción de este término en su circuito dirigencial. Pero es bueno remarcar, que una golondrina no hace un verano ni menos una corriente de opinión. 3.2 POSIBLES REPRESENTACIONES En este caso se les hizo aún más difícil encontrar una representación simbólica de vigilancia ciudadana. Los participantes no dieron ninguna respuesta concreta y sus intervenciones se limitaron a ampliar o reiterar su vivencias. La única imagen que afloró, en unos pocos casos, es la de los ronderos como representación de vigilancia ciudadana concebida como un problema de seguridad ciudadana y debido al rol de alerta permanente que estos desempeñan en la seguridad de sus comunidades campesinas: Bueno pienso en la zona rural y la representaría con las rondas campesinas, como un rondero montado en un caballo con rifle y un machete” (Javier, C2, 45 años). En la respuesta de nuestro caso atípico, el de la dirigenta, posibles representaciones de vigilancia ciudadana serían los siguientes ejemplos: las marchas callejeras (en la época de Fujimori), el lavado de bandera. Esto denota la clara noción y manejo que tiene sobre el término y sus implicancias políticas. 3.3 AMBITO DE EXPERIMENTACIÓN Lo que se aprecia claramente en cuanto al ámbito de experimentación de vigilancia ciudadana es la fijación con sus entornos residenciales a partir del señalamiento de una serie de acciones defensivas y reactivas frente a robos acontecidos. En pocos casos se señala actividades preventivas en la búsqueda de seguridad y la no perturbación de sus actividades hogareñas. 3.4 FACTORES QUE PROMUEVEN LA VIGILANCIA CIUDADANA Debido a que las percepciones de los participantes se encaminaron por el lado de la seguridad, organizarse y participar en el barrio para cuidarse, turnarse para estar a la expectativa de las viviendas de la comunidad; fueron los factores considerados más importantes. Además, algunos participantes del sector B pusieron énfasis en que la seguridad es un reto que debiera estar respaldada por instituciones como el municipio y como tal, determinar leyes para una mejor vigilancia. En este sentido prospectivo, complementan su comentario afirmando que el respeto va ligado al siempre presente tema de la formación y educación de las personas. Lo que ayudaría a mejorar la vigilancia ciudadana: “Depende de tu formación y tu conciencia" (Carla B2, 38 años); "Yo pienso que es la prevención y respetar las leyes de cada municipio para que se pueda avanzar en colaborar todos" (Carlos B1, 42 años). 3.5 ROL INDIVIDUAL El rol de cada uno para mejorar la vigilancia ciudadana es estar involucrados en esta suerte de proceso de "cuidarse unos a otros", en el ámbito de sus barrios y sus familias. Además manifiestan el tema del “coraje” como importantes para mejorar este proceso. “Mira, yo creo que tener un poco de más participación y coraje en el hecho de vigilar y estar alertas” (Ricardo B1, 42 años). Nuevamente, un comentario aparte merece la dirigenta, quien piensa que su rol en el proceso de construcción de una mejor vigilancia ciudadana es participar activamente en el seguimiento de las instituciones incluidas sus propias organizaciones. Es importante mencionar que da cuenta de una suerte de crítica a las organizaciones populares y cómo algunas de éstas son reacias a este proceso de vigilancia ciudadana como sinónimo de fiscalización, donde tal vez reconozcan su importancia como discurso aplicable hacia lo externo pero no en las prácticas internas de sus organizaciones: “Por ejemplo, tenemos funciones de gobierno zonal para que por ejemplo en el Vaso de Leche realmente se llegue pero las organizaciones no quieren porque sienten que van a atropellarles su autonomía, por eso vemos tantos casos de corrupción, por eso haya tantas personas que se mantienen allí en su mismo puesto y hay corrupción” (María T. C1, 40 años). ANEXO METODOLÓGICO El uso de la metodología de este análisis exploratorio fue de tipo cualitativo, por lo que se recurrió a instrumentos tales como entrevistas y focus group. Estos instrumentos se aplicaron tanto a varones como a mujeres, habiéndose considerado un rango etáreo de 30 a 50 años, durante la primera quincena del mes de Diciembre del 2002. El perfil de nuestra muestra dependió de las características y el nivel socioeconómico de la población con la cual se trabajó. Esta población comprendía, de acuerdo a lo solicitado por el Grupo Propuesta Ciudadana, dos sectores: el sector B (abordada para esta investigación como B1 y B2) y el sector C (abordada para esta investigación como C1 y C2). El sector B representa a la clase media propiamente dicha. Por otro lado, el sector C representa a clase popular no pobre y/o clase media empobrecida. La fuente a la recurrimos para establecer este perfilamiento socioeconómico es la del Grupo Apoyo. 1. LOS INSTRUMENTOS Se construyó una guía, la misma que fue aplicada tanto para las entrevistas como para los focus group. Esta guía trabajaba los tres temas que desarrolla esta investigación: democracia, participación ciudadana y vigilancia ciudadana. 1.1 Los Grupos Focales Se realizaron cuatro focus group. Dos al nivel socioeconómico B y dos al nivel socioeconómico C. En ambos niveles se balanceó el sexo de los participantes de forma tal, que los focus mostrasen una proporción de 4 a 3 ó de 3 a 4 tanto en el caso de varones como de mujeres. Los focus group tuvieron una duración de 70 a 90 minutos, aproximadamente. Igual que las entrevistas fueron grabados con el conocimiento y consentimiento de los participantes y se realizaron también en un ambiente cerrado. El desarrollo de los focus group se realizó bajo la modalidad de preguntas por parte del facilitador(a) y una rueda de respuestas por parte de los(las) participantes, generando un clima que les permitió a los participantes dar su opinión y ser escuchado; esta situación también facilitó el debate entre ellos en el momento de dar sus respuestas. En cada sesión de focus participó un facilitador (a) y un observador (a), lo que permitió, al finalizar cada uno de éstos intercambiar opiniones para poder enriquecer y mejorar el instrumento. 1.2 Las Entrevistas Se realizaron cuatro entrevistas; dos al nivel socioeconómico B y dos al nivel socioeconómico C. En ambos niveles fueron aplicadas a un varón y una mujer. Estas entrevistas tuvieron una duración de 35 a 40 minutos, aproximadamente, fueron grabadas y llevadas a cabo en un ambiente cerrado para mejorar la concentración del entrevistador y el(la) entrevistado(a). El desarrollo de la entrevista se dio bajo la modalidad de pregunta y respuesta, propiciando un clima que le permita al entrevistado (a) total libertad en sus respuestas. 2. LOS CRITERIOS DE SELECCIÓN DE NIVEL SOCIOECONÓMICO Variables Indicadores Perfil Socioeconómico del Sector B Perfil Socioeconómico del Sector C Sexo varón / mujer varón / mujer Edad Intervalo de 35 a 50 años Intervalo de 35 a 50 años estrato socioeconómico B C vivienda estado civil grado de instrucción raza actividad laboral ingresos tenencia de bienes La Perla, Pueblo Libre, Jesús María, Ate – Vitarte, Breña, La Punta, Ventanilla, San Miguel, Mgdalena, Lince San Luis, Santa Anita Soltero / casado / conviviente / Soltero / casado / conviviente / divorciado divorciado Superior universitaria / superior no Secundaria / superior no universitaria universitaria Blanca / mestiza Mestiza - Dependiente / independiente - Trabajo estable $ 850 - Dependiente / independiente - Trabajo estable / trabajo eventual $350 Tv. / control / cable, teléfono, celular, Refrigeradora, tv, teléfono, cocina cocina, refrigeradora, lavadora, computadora GUÍA PARA EL DESARROLLO DE LOS FOCUS GROUP Preguntas introductorias (colocar preguntas introductorias, no olvidar colocar una ficha de registro de la persona) Democracia 1.- ¿Qué es lo primero que se les viene a la mente cuando dicen o escuchan la palabra democracia? Escribir en tarjetas las palabras que resumen sus opiniones. 2.- Pedir que amplíen sus comentarios sobre las 3 o 4 principales palabras con las que han asociado democracia (¿Qué quiere decir?, ¿Qué significa?). 3.- Cómo relacionan estas imágenes con las palabras que mencionaron en relación con lo que consideran es democracia: Reunión de congresistas, un mitin político, un foro o consulta, una ánfora de sugerencias y/o reclamos, un portal o página web. 4.- Describa una situación concreta donde haya vivido una experiencia que Ud. pueda considerarla como democrática. 5.-¿Qué beneficios considera ha traído a la población en general nuestra democracia? 6.- ¿De qué factores cree Ud. dependerá que se construya una verdadera democracia en el Perú? 7.- ¿Cuál considera que debe ser el papel de cada uno de nosotros para que la democracia se haga realidad? Participación Ciudadana 1.- ¿Cuál es la primera idea que se le viene a la mente cuando escuchan hablar o mencionar de participación ciudadana? Escribir en tarjetas las palabras que resumen sus opiniones. 2.- Pedir que amplíen sus comentarios sobre las 2 o 3 principales palabras con las que han asociado participación ciudadana (¿A qué se refieren?, ¿Cómo entenderla?). 3.- ¿Cómo se imagina que debería ser, en términos generales la participación ciudadana? 4.- Puede describirnos una situación donde Ud. haya tenido una experiencia en su lugar de residencia o de trabajo que pueda ser considerada de participación ciudadana. 5.- ¿Sabe Ud. si existen algunas las leyes que promueven la participación ciudadana? 6.- De existir, ¿considera que éstas se cumplen? ¿Por qué? 7.- ¿Qué beneficios puede traer la participación ciudadana? y ¿para Ud.? 8- ¿De qué factores dependerá la practica de una verdadera participación ciudadana en nuestros distritos o barrios de residencia? 9.-¿Cuál considera que debe ser el papel de cada uno de nosotros al respecto? Vigilancia Ciudadana 1.- ¿Cuál es la primera idea que se le viene a la mente cuando escuchan hablar o mencionar sobre vigilancia ciudadana? Escribir en tarjetas las palabras que resumen sus opiniones. 2.- Pedir que amplíen sus comentarios sobre las 2 o 3 principales ideas con las que han asociado vigilancia ciudadana (¿A qué se refieren?, ¿Cómo entenderla?). 3.- ¿Qué otras imágenes ustedes sugieren que se puede asociar con vigilancia ciudadana? 4.- Puede Ud. describirnos una situación en su distrito o barrio donde Ud. haya tenido una experiencia que pueda ser considerada de vigilancia ciudadana. 5.- ¿De qué factores cree Ud. dependerá que se establezca una verdadera vigilancia ciudadana?. 6. ¿Cuál considera que debe ser el papel de cada uno de nosotros al respecto? PREGUNTA A EXPLORAR: ¿Ud. cree que ahora con los gobiernos regionales se ven favorecidos o no la democracia, la participación ciudadana y la vigilancia ciudadana?