Percepciones e imágenes sobre nuestra democracia a medio hacer

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Percepciones e imágenes sobre nuestra
democracia a medio hacer
1. DEMOCRACIA: Tensiones entre el discurso y sus resultados
1.1 NOCION DE DEMOCRACIA
Las opiniones sobre nuestra democracia realmente existente manejada por
varones y mujeres, ubicados en un rango etáreo de 30 a 50 años, de clase media
(considerada para este análisis como B1 y B2) y de clase popular no pobre y/o de
clase media empobrecida (considerada como C1 y C2), nos llevan a concluir que
este es un proceso muy complejo, un camino que se está construyendo en medio
del fuego cruzado que impone la marcada tensión existente entre el “deber ser” y
el “ser” de la democracia conocida en el país.
Indagando acerca de la representación que se tiene de la democracia
encontramos que, en general, suele ser asociada con participación, libertad e
igualdad. Estas nociones que formalmente resultan distintivas de importantes
vertientes doctrinarias sobre la democracia (participativa, liberal y republicana,
respectivamente), fluyen espontánea, híbrida e indiferenciadamente entre los
participantes de los focus group y las entrevistas. Cabe destacar que en este
mosaico valorativo podemos distinguir en los distintos segmentos
socioeconómicos analizados cierto énfasis por lo participativo, por aquél ejercicio
concreto e inclusivo, expresado en acciones y ámbitos que van desde el sufragio
electoral a las distintas acciones en sus entornos residenciales. Mientras, en
términos comparativos, entre los sectores B a diferencia de los sectores C, que
son notablemente “participativos”, se remarca cierta propensión liberal con sus
opciones de libertad, en particular de expresión y de opción de vida.
Sin embargo, al planteárseles que se explayaran sobre cómo percibían
estas diferentes nociones con que definían la democracia, aflora un doble registro
en tensión. Por un lado, una referencia normativa del “deber ser” de la democracia
que perdura, a pesar de sus magros resultados, en el terreno de las buenas
intenciones y del horizonte a alcanzar. Y, del otro, el gran peso de la “aguafiesta”
realidad con su pronunciado déficit y un corrosivo desencanto con el actual
régimen democrático que vive el país. Los siguientes testimonios resultan
ilustrativos de dicha tensión que ellos (como seguramente también nosotros)
sobrellevan al respecto:

Para una mayor información sobre los criterios asumidos para la selección de los
participantes en los focus group y entrevistas ver el Anexo Metodológico.
“Hay que separar dos cosas, separar nuestra democracia y
la democracia como ideal, como debería ser y funcionar”
(Gastón B2, 42 años);
“Yo lo veo de dos diferentes formas. La democracia que es
la que se supone, la idealista, de donde todas las personas
tienen una participación, exponen, hablan, tienen derechos,
es un cielo por decir. Y la otra democracia, es la democracia
que nosotros conocemos, es el engaño, la mentira, la
relación con la corrupción, es decir, tratar de subsistir. Es la
democracia que todos conocen y de la que nadie habla”
(Luis Enrique B1, 34 años).
El predominio de un pensamiento crítico sobre nuestra democracia
conocida no los empuja al radicalismo militante ni al escepticismo abierto. Más
bien, premunidos de una importante cuota de sentido común, buscan conjugar
dicho contraste, apelando a distintos racionamientos. Entre la objetividad
cuestionadora y la subjetividad esperanzadora establecen, con cierto
equilibrio, posturas realistas y pragmáticas, de expectativa relativa y
condicional, como nos lo deja entrever la siguiente versión:
“La democracia es el mejor sistema que conocemos. Hasta el
momento no se ha inventado algo mejor, pero no es porque
sea algo bueno. Tenemos derecho a voto pero no la
oportunidad para todo...” (Carla B2, 38 años).
1.2 IMAGENES Y REACCIONES
En los focus group como en las entrevistas fueron presentados a los
participantes las siguientes imágenes: Congreso de la República, mitin político,
foros o consultas vecinales, ánfora de sugerencias y/o reclamos y portal o página
web. Les solicitamos sus impresiones respecto a si dichas actividades tenían que
ver o no con lo que ellos mismos habían definido como democracia.
1.2.1 Congreso de la República
Como era previsible esta imagen resultó controversial, tan igual como los
propios registros que se tiene respecto a la democracia. Existe una amplia e
importante información sobre este poder del Estado, acerca de sus funciones y su
composición. Conocen que forma parte del Estado, que está conformado por
distintos representantes políticos electos por ellos y cuya misión es dictar leyes
que beneficien al país y que cuenten con el consenso de los distintos partidos
políticos representados. Por consiguiente, el Congreso de la República aparece
formalmente, como realmente lo está, estrechamente ligada al sistema
democrático. Sin embargo, a este reconocimiento objetivo le acompañan, en los
distintos segmentos socioeconómicos sondeados, diversos registros críticos
respecto a la perfomance de sus miembros y los resultados de su labor
institucional. A la falta de credibilidad e ineficacia, se le agrega además la idea de
que allí trabajan sólo en beneficio propio en desmedro de su calidad de
“representantes”, tal como apreciamos en los siguientes testimonios:
“Representan a todos los ciudadanos a través de los
partidos políticos, pero se pierde mucho tiempo en decidir si
las cosas son o no son” (Ricardo B1, 45 años);
“Es uno de los poderes del Estado, pero ahorita lo
relaciono al escándalo de los tránsfugas que han recibido
dinero, para mí la palabra básica en todo esto es
manipulación ¿no? Mucha gente siente que estas
personas trabajan en su bien propia y entran allí para ver
eso precisamente” (Carla B2,38 años).
1.2.2 Mitin político
En la mayoría de opiniones la imagen de un mitin político se encuentra
relacionada con la democracia. Esta actividad es reconocida como un espacio de
participación de un determinado grupo o partido político, donde un colectivo de
militantes y simpatizantes socializa ideas comunes, afirma identidades y
encuentran su representación en el líder que expone dichas ideas. Entre los
consultados priman los que señalan no haber participado en mitin alguno, por lo
que dicha apreciación favorable y mayoritaria puede representar un componente
de pluralidad y tolerancia frente a los otros que sí asumen cierta militancia o
simpatía partidaria.
No obstante, es importante mencionar que algunas opiniones, tanto del
sector B como del C, incorporan sus reparos sobre esta actividad política. La
razón de ello es el recuerdo, aún perdurable, de la manipulación de los sectores
populares efectuado por el gobierno de Fujimori y en parte del actual. Los
siguientes testimonios grafican ésta suspicacia:
“Otra cosa es cuando se manipula a la gente para que vaya
como en la década pasada” (Rosana B1, 42 años);
“Ahora pienso que hay mayor asistencia pero voluntaria más
que obligada ¿no? salvo el gobierno de turno y sus mítines,
pero después he visto bastante afluencia de gente por
simpatía, no por presión o por obligación” (Mirtha B2, 46
años).
Estos testimonios nos indican también cómo la representación que se tiene
de un mitin político se ha desvirtuado, en buena medida, de la mano con la
erosión de la legitimidad de los partidos políticos, como el nexo indicado de
intermediación y canalización de demandas y representación de intereses sociales
y formulación de políticas públicas, entre el Estado y la población.
1.2.3 Foros y consultas vecinales
La imagen de foros y consultas resultó la imagen más cálida y familiar
entre nuestros consultados. Evidentemente se les presentaba más próxima y
propicia. Este registro aparece bastante vinculado a este énfasis por la
democracia como equivalente a participación registrado tanto en B como en
C. En ese sentido, se les presenta como una expresión neta y cercana de lo
que es democracia, dado que se lleva a cabo “cara a cara” y en ámbitos
micros (barrio, vecindad, cuadra) teniendo como contraparte, en el mayor de
los casos, al gobierno local. Es identificado, por consiguiente, como el espacio
público donde es factible plantear posibles soluciones para los problemas en
común:
“Esto si tiene bastante relación con la democracia. Allí uno
tiene libertad de expresión pero siempre llegando a un fin
común y si creo que la gente participa con el mayor de los
ideales en lograr los objetivos” (Mariana B1, 30 años);
“Yo entiendo que cuando hay un foro vecinal o consulta de
personas que viven en un determinado sitio, como se ve en
la imagen, se pueden reunir por ejemplo para ver algún
cambio dentro de su ambiente y quieren, como se dice, tener
una sola idea de lo que quieren cambiar y eso es
democracia: conversar, ponerse de acuerdo, debatir las
ideas con sus pros y sus contras; o sea, a pesar todo eso
llegar a un acuerdo común” (Linda C1, 38 años).
Pero estas apreciaciones positivas, de sentirse incluidos y aludidos,
también se encuentran conflictuadas por el “deber ser” y el “ser” de dicha
actividad democrática, ya que si bien se encuentra en un terreno más factible
la eficacia y resultados del mecanismo en cuestión dan pié a una duda
razonable. Frente a lo cual encontramos diversas atingencias o reparos
respecto a esta vía de problematización y compromiso con problemas
comunes, tanto por el lado de ellos mismos o sus pares como por las
autoridades municipales:
“Tengo muchas cosas en contra de esto... En Santa Beatriz
ha habido diálogo con Andrade, nos hemos puesto de
acuerdo y no pasa nada” (Rommel B2, 34 años);
“Por medio del diálogo uno va a conocer la situación y se
harán los pedidos y requerimientos según la prioridad de los
problemas. Pero a veces se les escucha si no es en un 80%
será en un 5% de ese diálogo” (Luisa C2, 50 años).
1.2.4 Ánfora de reclamos y/o sugerencias
Ante esta imagen observamos reacciones que oscilaron de un cierto
entusiasmo a un descreimiento marcado. En el sector B prima la percepción de
que éste es un mecanismo asociado a democracia, en buena medida explicable
por la posibilidad de acceso regular a este recurso, sobre todo en los circuitos
comerciales de consumo y/o en las oficinas de los servicios públicos básicos:
“Es una expresión netamente democrática, una opción de
dar tu opinión o hacer reclamos” (Rosana B1, 48 años);
“Es el derecho a opinar y plantear una solución” (Carlos B1,
48 años).
Aunque, a la vez, encontramos a quienes afirman que es un mecanismo
limitado y observable, en cuanto más de alguna vez han hecho uso de éstas
ánforas y los resultados han sido nada satisfactorios:
“Pérdida de tiempo. Claro pues, nadie la escucha ni la lee. Si
lo hicieran, mejorarían las cosas” (Luis Enrique B1, 34 años);
“Creo que forma parte de las libertades que todos tenemos
y de la democracia. Tu quieres reclamar por algo que no te
parece correcto, pero la pregunta es ¿quién lo lee?”
(Francisco C2, 41 años).
1.2.5 Portal o página web
En este caso, las reacciones de los consultados fueron muy variadas, lo
que condujo a diversas respuestas al buscar relacionar esta imagen con lo que
entendían por democracia. A primera impresión, mayoritariamente no hubo
asociación directa. Esta dificultad se presentó a modo de degradé, de mayor
resistencia conforme se bajaba de nivel socioeconómico. En el sector B se
encontró una mayor familiarización con dicha imagen, vinculándola a términos
como modernidad, globalización, tecnología de punta, libertad de expresión e
incluso de igualdad “virtual” o “ciudadanía universal”:
“Es una expresión globalizada, no sólo nacional sino
internacional. La persona que entra tiene derecho a
participar, libertad de opinión, igualdad de opciones para
poder elegir y ser usuario tan igual como norteamericano, un
europeo, un africano, un japonés. Es una expresión neta de
democracia” (Ricardo B1, 45 años).
No obstante, en este mismo segmento encontramos opiniones menos
entusiastas que apuntan a no generalizar su uso y acceso por otros sectores de
menores condiciones de vida a la de ellos:
“Aquí estamos frente a la tecnología donde ya todos van a
opinar, pero ¿cuántos peruanos pueden acceder a
Internet?” (Rosana B1, 42 años).
Este sentido de extrañamiento se verá reforzado en el sector C, incluso
desde una argumentación de lo que entienden por democracia como sinónimo de
participación e igualdad de oportunidades. La modernidad, una vez más, no llueve
igual para todos y ahonda las distancias con nuestra democracia concreta a partir
de un sentimiento de exclusión de sus potenciales beneficios.
“Me parece que la imagen es contraria a lo que es democracia
porque solo es limitada a un pequeño grupo” (María T. C1, 40
años).
1.3 ÁMBITO DE EXPERIMENTACIÓN
Se les planteó una pregunta a los consultados respecto a alguna
experiencia concreta que recordaran y reconocieran como democrática. Las
respuestas espontáneas que afloraron reforzaron el sentido acotado del cómo
asumen la democracia. Cuando se pasa del discurso a la práctica al respecto, lo
discursivo abstracto (libertad, igualdad, participación) tiende a corporizarse en esta
última dimensión, vinculadas a dinámicas cotidianas en el barrio, familia y/o
colegio, pero sin incidencia o conjugación con el discurso general o ámbitos
macros:
“Bueno, este año mi hija pasa del nido al 1er grado y entonces
se está pensando en la ceremonia de graduación, los padres
nos estamos reuniendo para ver lo relacionado a la
graduación, para ver como va a quedar y así tenemos que
llegar a un fin común pero decimos lo que pensamos y
democráticamente participamos todos y bueno también los
que no van democráticamente también tienen que aceptar el
acuerdo de la mayoría porque se respeta” (Mariana, B1, 30
años);
“En mi casa se pregunta, de acuerdo a las posibilidades, ¿qué
se puede cocinar?, a cada uno no se le puede cocinar lo que
quiere ¿no?, entonces mayoría manda. Eso es algo que se ve
en la familia, esto se puede trasladar del hogar al trabajo y a
la sociedad en que uno se desenvuelve” (Oscar C1, 50 años).
Así, la falta de credibilidad en la democracia ha hecho que ésta pase a ser
una especie de “bien suntuario”, formando parte de un horizonte valorativo
apreciado pero con escasa validación real y directa para ellos.
En este punto del ámbito de experimentación de nuestros consultados,
debemos consignar las distintas menciones referidas a falta de tiempo por razones
laborales, que a modo de justificación se esgrimen como limitante para
involucrarse en actividades que puedan ser catalogadas como democráticas y
participativas, como se desprende del siguiente diálogo:
“La organización es un poco complicada, pero no imposible.
La cosa es tener tiempo” (Miriam B1, 48 años);
“Es necesario que existan personas que quieran dar algo de
su tiempo para dedicarlo a ello, aunque a veces esto no hay”
(Mariana B1, 30 años).
La poca disposición de tiempo apareció más pronunciado entre los
hombres, particularmente del sector C1, provenientes de cuadros
socioeconómicos más precarios. Sin duda alguna las exigencias de la
sobrevivencia les imponen una mayor e intensa dedicación laboral, que implican
jornadas de trabajo largas o dedicación a más de una actividad. En dos casos, of
the record, nos manifestaron –a modo de justificación– esta situación de
dedicación absorvente y extenuante dirigidas a “parar la olla” o “para cubrir los
gastos”. La siguiente respuesta de uno de ellos sobre la pregunta en cuestión (“Es
que todo los días a las justas veo a mis hijas cinco minutos y me duermo rendido,
salvo el domingo que salgo con ellas”, nos señaló) resulta ilustrativa de tal
dificultad:
“(silencio) Bueno no, no me sale” (Gerardo C2, 34 años)
1.4 BENEFICIOS
El tema de beneficios no es percibido en la mayoría de casos como un
resultado a primera vista ni al corto plazo. De nuevo son empujados al terreno
de lo genérico y abstracto, a los dominios de las buenas intenciones, bajo
referencia a nociones u objetivos que está por realizarse a futuro como
progreso, desarrollo, bienestar, tranquilidad. En función de ello, los términos
son imprecisos respecto a los beneficios concretos que les pueda
proporcionar, asumiendo posturas cercanas a la duda razonable:
“Los más grandes tratan de comerse a los más chicos. O
sea, tienes libertad pero hasta cierto punto, puedes
expresarte pero ¿de qué sirve? ¿quién te hace caso? Por
eso digo que los beneficios son relativos” (Gastón B2, 42
años);
“Bueno, la democracia debería darnos todo eso, pero no nos
la da” (Francisco C2, 41 años).
En algunos pocos casos, al menos expresamente, se colocan a buen
recaudo limitando expectativas sobre la democracia y cuya suerte consideran
no los afecta, dado que asumen sus perspectivas particulares al margen del
presente y futuro de nuestra democracia oficial y formal. En ello encontramos
cierta voluntad por el desarraigo, de corte subjetivo, con la democracia:
“Generaría un bien común para todos, se supone que eso
es la democracia. Pero con tantos años que yo tengo
existiendo y escuchando, aún no existe un bien común
para todos... No, en ningún momento, no me trae ninguna
satisfacción, porque de verdad yo no vivo con el gobierno.
O sea, yo vivo mi mundo, yo vivo mi existir día a día, no me
interesa si ha pasado algo, si se derrumba, sólo me
preocupo por mí y los que viven a mi alrededor” (Luis
Enrique B1, 34 años).
Por tanto, existe incubada una suerte de demanda a corto plazo por
menos discurso y más resultados que repercuta sobre ellos y sus condiciones
de vida de una forma directa y tangible. Ya que si bien es de suma importante
la existencia de un discurso positivo sobre la democracia como sistema
político y modo de vida, que señale horizontes dirigidos a articular intereses y
orientar las prácticas concretas y cotidianas, éste requiere una gran cuota de
legitimidad generada desde sus acciones y sus logros, que permita
establecer, por ende, una credibilidad y compromisos básicos y elementales
para su sostenibilidad y sustentabilidad.
1.5 FACTORES QUE GARANTIZARÍAN UNA DEMOCRACIA VERDADERA
En este importante aspecto, el de las condiciones y actores necesarios para
hacer viable nuestra democracia, mayoritariamente los entrevistados del sector B
como del C ubicaron el tema de la educación y el de los valores, o la conjugación
de ambos, como fundamentales. Llama la atención la poca importancia con el que
se identificó a actores concretos, en particular al Estado o los propios partidos
políticos, en esta perspectiva de hacer realidad la democracia en nuestro país:
“Educación no solo como acumulación de conocimientos
también de valores, empezando por casa la solidaridad, el
respeto por los demás... a nuestros hijos más bien les
inculcamos esto es tuyo y lo del otro también” (Carla B2, 38
años);
“Desde mi punto de vista, es tener ciudadanos concientes,
responsables, que sepan verdaderamente ejercer su
ciudadanía, porqué si no hay esos ciudadanos que conozcan
sus derechos o qué es ser ciudadano ¿cómo van a ejercer su
ciudadanía si no lo saben? (María T., C1, 40 años);
“Yo pienso que eso habría que cambiarse desde
generaciones atrás con valores” (Jaime C2, 42 años).
Es importante mencionar que estos testimonios también nos permiten
identificar que tal impacto cultural deseado se ubica en ámbitos micro como el de
las personas de sus entornos y –como padres o madres de familia– en los hijos,
así como es colocado como una posibilidad a construir en el futuro. Es decir, un
escenario de verdadera democracia (o de “ciudadanos verdaderos”) la conciben
como un resultado de mediano o largo plazo a partir de que las “nuevas
generaciones” (que incluyen a sus hijos) sean “concientes” y con valores. Dicho de
otro modo, les cuesta considerar factible que con ellos y los pares de su entorno
de procedencia se construya una democracia cabal. De ahí que uno de nuestros
entrevistados, incluso, deje entrever una solución tipo “ave fénix”, de una
democracia que emerja sobre las “cenizas” de lo malo conocido:
“Todas las personas tendríamos que nacer de nuevo, tener
una buena cultura, o qué se yo, formarlos desde muy
pequeños... así como los japoneses, a los japoneses los
forman desde los primeros años” (Luis Enrique B1, 34 años).
1.6 EL ROL INDIVIDUAL IMAGINADO
En este rubro de “lo que me toca a mí” para que se haga realidad la
democracia aspirada, encontramos dos apreciaciones predominantes coincidentes
con el tema anterior. En la primera, los consultados plantean sus aportes desde
ubicaciones específicas como la familia, el barrio o el trabajo. Con la figura del
“granito de arena” suelen graficar su rol individual al respecto:
“Desde el lugar donde uno esté tiene un rol... las
percepciones sobre lo democrático siempre serán diferentes,
lo importante es el aporte de cada uno, el granito de arena
que nos toca” (Carla B1, 42 años);
“Colocar un granito de arena desde lo personal. Ser honestos
en lo que se quiere construir para adelante, no pedir el
ejemplo a las autoridades porque el ejemplo debemos darlo
nosotros mismos” (Sergio C2, 36 años).
Una segunda apreciación transversal, se refiere al sentido colectivo del
reto por la democracia, como un proceso que involucra a sus entornos.
Además, perciben su “misión” como una apuesta a largo o mediano plazo,
reiterando su conjugación de responsabilidades como ciudadanos con la de
padres o madres de familia, aspirando y aportando a que sus hijos o
estudiantes –jóvenes y niños– pueden ser “mejores” personas y ciudadanos
que los adultos actuales:
“Como madre de familia y persona que labora me toca
escuchar y enseñar a mejorar el comportamiento de las
personas” (Mariana B1, 30 años);
“Enseñarle a mis hijas a amar a su país. Enseñarles que
tienen que trabajar en función de sus principios y de sus
valores y que ellas pueden cambiar su propio mundo,
entendiendo que es por su bien. Enseñarles a creer en lo que
hacen y crear conciencia en los adolescentes y jóvenes”
(Linda C1, 38 años);
“A mí me toca crear unos buenos ciudadanos y esos son mis
hijas, por eso pienso en las generaciones y la juventud”
(Ivonne C1, 30 años).
En estas distintas manifestaciones de cómo aportar e involucrarse en la
construcción de la democracia en el país, se nos presenta altamente significativo
el plano de lo cotidiano y en particular de lo familiar. En la responsabilidad paterna
o materna para inculcar valores y generar nuevas y mejores condiciones para
“vivir en sociedad” y aspirar al bienestar encontramos un componente sustantivo
aunque poco abordado y articulado por las propuestas discursivas conocidas
sobre democracia y desarrollo.
2. PARTICIPACIÓN CIUDADANA: Sentido colectivo y demanda
puntual
2.1 ¿CÓMO SE LA PERCIBE?
Las nociones que los entrevistados del sector B y C señalan respecto a la
participación ciudadana tienen que ver, mayoritariamente, con actividades y
esfuerzos conjuntos del grupo humano con el cual comparten principalmente
vínculos de vecindad dirigidas al mejoramiento de sus condiciones de vida:
“Que cada vecino, que cada ser que habite en cierto lugar,
fomenten la ayuda mutua, la cooperación, para que mejore el
sitio o el lugar donde se vive esa persona” (Luis Enrique C1,
34 años);
“También tenemos que decir que no solo se participa
individualmente ¿no? si no que hay que agruparse, hacer
fuerza en conjunto, involucrarse con lo que pasa alrededor,
con los problemas de nuestra calle, de nuestra comunidad”
(María T. C1, 40 años).
Asumen la participación ciudadana como la acción colectiva y organizada
de sus entornos residenciales para la atención de problemas concretos y
comunes, reconociendo que en función de ello el rol de cada uno adquiere un
sentido colectivo. En la manera como la interpretan encontramos, a modo de
sinónimos, palabras como colaboración, involucrarse, ayudar. Sin duda alguna,
este es un tema que los incorpora, que alude a un compromiso de ellos y a la
posibilidad de ejercer sus derechos y responsabilidades como ciudadanos.
Muchas de estas versiones se encuentran cobijadas en la reiterada figura del
“granito de arena”. Aunque, convenga destacar, que en el grueso de los
consultados la noción de participación ciudadana es un tema que si bien es visto
como parte cotidiana de sus vidas, cercana a ellos, mayoritariamente se presenta
–tan igual a sus percepciones respecto a la democracia– como algo por hacer o
realizar en el futuro: “hay que...”, “puede ser...”, “depende de...”.
Además, se reitera, tan igual como en el ámbito donde se asocia una
experiencia democrática vivida, que estas acciones colectivas reivindicativas
divisan como contraparte frecuente a las autoridades locales:
“Yo lo relaciono con el gobierno local y se relaciona con que
se participa para que haya propuesta que se lleven ante
estos gobiernos locales para trabajarlos” (Rosana B1, 42
años).
En cuanto a los términos cómo es concebida la participación ciudadana hay
que enfatizar una idea fuerza importante, presente en distintos testimonios,
respecto a la idea de “crecer en sociedad” que se manifestó principalmente en el
sector B. Es decir, que a cada uno desde el rol que desempeña en la sociedad, le
correspondería –como ejercicio actual y/o como compromiso a futuro–
involucrarse con prácticas colectivas en sus ámbitos cotidianos, con un sentido
inclusivo y de sentirse parte integrante de la sociedad:
“Definitivamente la gente quiere crecer en sociedad, por eso
se organiza... En verdad participación ciudadana tiene que
ver con todas las personas que viven dentro de una
sociedad, de una vecindad y del poderse ayudar” (Mariana
B1, 30 años);
“Es involucrarse en el desenvolvimiento de tu comunidad,
con el qué hacer de tu comunidad” (Carla B2, 38 años).
En este potencial involucramiento con su entorno comunal, surgió a flor
de piel y de manera transversal el tema de seguridad y delincuencia. Ello
confirma el expansivo y sentido crecimiento de este fenómeno y la percepción
de las serias dificultades de las autoridades competentes para abordarlo
eficazmente, sobre todo para los que viven en distritos urbano populares
aunque no sólo en ellos:
“En el caso de los objetivos comunes, está la delincuencia
que avanza. Se han reunido municipalidades con comisaría
y la gente para ver como pueden parar un poco esto”
(Miriam B1, 48 años);
“Ver la seguridad, que es un problema en el barrio. Yo
pienso que se deben unir en grupos para combatir eso”
(Norma C2, 39 años);
“Mira, seguridad, porque en estos momentos no hay distrito
seguro. Te pueden robar en Miraflores como en Los Olivos y
es la participación de todos, unirse y crear su propia
seguridad para poder llevar una vida mejor” (Sergio C2, 36
años).
El que prevalezca este tema nos indica, además de la gravedad del
asunto, un sentido reactivo y defensivo, más no preventivo o prospectivo, del
cómo asumen la participación ciudadana o la organización de su comunidad
que más adelante desarrollaremos.
2.2 ALGUNAS REPRESENTACIONES O IMAGENES
Cabe resaltar la pronunciada dificultad de los consultados, tanto en los
sectores B como C, para establecer imágenes que puedan expresar lo que
pensaban respecto a participación ciudadana. Las posibles representaciones
que señalaron dejan entrever la asociación con un grupo de personas
involucradas y activas en cuanto diálogos, debates y acciones organizadas
dirigidas a mejorar su comunidad. Lo vieron equiparable a una asamblea, una
reunión de vecinos, sindicatos, APAFAS. También, jaloneado por el gran peso
que tiene el problema de seguridad vecinal, fue mencionado la figura de los
ronderos, de aquellos campesinos organizados para defenderse de abigeos y
administrar justicia básica en sus localidades, principalmente en la Sierra
Norte de nuestro país.
Entre las pocas personas que pudieron configurar una imagen gráfica de
sus nociones de participación ciudadana, se encontró una propuesta sugerente
como la siguiente:
"Por ejemplo, una parcela donde voy a sembrar y tiro la
semilla para cosechar. Toda esa cosecha tiene que ser
uniforme ni una tiene que ser más y ni una tiene que ser
menos y en la participación debe hacerse así" (Javier C2, 45
años).
2.3 AMBITO DE EXPERIMENTACIÓN
Las vivencias mencionadas durante las entrevistas se refirieron
principalmente a la voluntad de un grupo de personas dispuesto a llevar a cabo un
objetivo común en beneficio de su comunidad (barrio, colegio, parroquia).
“Mi cuadra no tenía vereda, entonces en coordinación del
comité de la manzana con la municipalidad se puso la
vereda. No podemos esperar que todos nos den” (María
C1, 50 años);
“Me acuerdo que en donde vivo había un parque que
estaba en abandono total ¿no? Y luego en conjunto todo
el mundo trabajó por igual y hasta ahora el parque sigue
allí” (Jaime C2, 42 años).
Cabe destacar la presencia de un caso, una dirigenta de comedores
con un importante bagaje organizativo, que hizo referencia a una experiencia
participativa de mayor envergadura y de indudable connotación política, como
la del proceso participativo de planificación del desarrollo local en el distrito de
Comas:
“Hace tres años se ha empezado a trabajar un plan de
participación a nivel de la comunidad porque es un plan
de desarrollo social. Esa es la experiencia más grande
que he tenido” (María T. C1, 40 años).
Más allá de este último testimonio, en todos los demás casos
encontramos que sus referencias a prácticas concretas de participación
ciudadana si bien tienen un definido sentido colectivo éstos no se inscriben o
asumen como parte de las diversas expresiones de organización vecinal
existente en sus localidades. O bien se prescinde de ellas o se las alude en
cuanto a una relación puntual e instrumental.
2.4 LEYES PROMOTORAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Fue casi unánime el desconocimiento encontrado respecto a las leyes
actualmente vigentes que promueven formalmente la participación ciudadana.
A lo más, algunos, indicaron como posible su existencia, considerando que las
autoridades públicas serían las llamadas a encarnarlas y promoverlas. Ante
ello, se adujo la falta de difusión por parte de los medios de comunicación. A
este denominado “cuarto poder” –que en realidades como la nuestra
seguramente adquieren una muy decisiva preeminencia– le otorgan una alta
valoración para fomentar las leyes que promueven la participación ciudadana,
pues generaría un importante involucramiento en las acciones colectivas y
mayores márgenes de presión y problematización para la consecución de
resultados positivos y concretos:
“Si hubiese más comunicación sería diferente, más
generalizado. No he escuchado mucho de leyes de
participación” (Ricardo B1, 45 años);
“Poquísimos, a veces en comerciales y lo que he escuchado
es Defensa Civil somos todos, pero más de eso no” (Gastón
B2, 42 años).
Nuevamente, en este tema, destaca la dirigenta mencionada anteriormente,
cuyo trajinar dirigencial y organizativo, con cursos y talleres de capacitación
incluidos, puede explicar su mayor información al respectos, ya que tenía muy en
claro la existencia de una Ley que promueve la participación ciudadana, a
diferencia de los demás consultadas:
“Sí, hay una ley que nos regula la participación ciudadana y
los mecanismos de control es la 25330, si no me equivoco,
creo que se han presentado incluso solicitudes de
revocatoria. Si se cumplen pero un poco limitado ¿no?
porque a veces es difícil juntar las firmas ante el Congreso
que una cosa que otra cosa es difícil pero por lo menos
están esas leyes que se pueden mejorar” (María T. C1, 40
años).
También encontramos un punto de vista crítico respecto a la importancia de
las leyes, por el lado de encarnarse y tener vigencia en la práctica concreta y
cotidiana de las personas. En el siguiente caso, a pesar de reconocer tener
información muy vaga sobre la existencia de estas leyes, afirma prejuiciosamente
su poca viabilidad, reflejando una vez más la tensión entre las buenas intenciones
y las prácticas concretas:
“Yo pienso que por mas leyes que se den estas no se
cumplirían porque no hay personas idóneas para ello, para
que se hagan realidad” (Linda C1, 38 años).
2.5 BENEFICIOS PERCIBIDOS
Pero, en realidad, ¿qué puede llevar a las personas a participar
activamente? ¿qué expectativas de logro o beneficios asumen les puede
acarrear? Realmente es una pregunta compleja, pero hemos encontrado evidencia
significativa para señalar que en buena parte de los consultados identificamos que
su involucramiento posible era planteado en términos reactivos, como respuesta a
hechos que los afectan directamente. Es decir, es recién “cuando les toca a ellos”
lo que los impulsaría a tomar acciones concretas y colectivas para enfrentar un
problema en común:
“Yo pienso que si, sólo reaccionamos cuando algo nos toca,
si nos toca no lo percibimos” (Mariana B1, 30 años);
“Sí, lamentablemente las cosas te tienen que pasar primero
para que reacciones" (Miriam B1, 48 años).
El siguiente testimonio es una variante en esta matriz bastante extendida de
percepción de apatía propia o ajena para la participación, que incorpora a lo
reactivo el sentido condicional de la gravedad del problema que puede suscitar
una mayo o menor posibilidad de participación colectiva:
“Eso también depende de la magnitud del problema porque si
el problema se considera que no es tan grande entonces
puedes evadir, puedes escapar, de eso depende” (Rosana
B1, 42 años).
Entre los móviles para la participación, parece contar la imagen que se tiene
de la contraparte estatal, que al parecer puede inducir a la dependencia y al
clientelismo en desmedro de la propia participación ciudadana, autónoma y con
iniciativa:
“Yo pienso que los gobiernos han mal acostumbrado al
pueblo con eso siempre de subvencionarle todo. El pueblo se
ha acostumbrado mal y creen que el gobierno tiene la
necesidad de hacerles muchas cosas que ellos deberían de
hacer. Por ejemplo, te vas a un pueblo joven y no hay pistas
y te dicen, que la ponga el gobierno. Pero ¿por qué? Si tu
estás viviendo allí ¿no? por qué entonces no se hace una
pollada y se hacen ustedes su pista, su vereda. Una
participación ciudadana es algo muy bueno porque es
cuando el pueblo se autogestiona” (Linda C1, 38 años).
2.6 FACTORES QUE PROMOVERÍAN LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA
Tal como identificamos en anteriores respuestas, los medios de
comunicación (y su capacidad de hacer conocer y promover) resultan muy
importantes. Tanto en el sector B como en el C, cuando se trata de identificar
un actor o vehículo clave (“básica”, dirán algunos consultados) para este
propósito de establecer prácticas regulares y canales institucionales de
participación ciudadana, afirman mayoritariamente que la presencia oportuna
de los medios podría garantizar la difusión de su valor y posibilitar una buena
convocatoria en la población, de forma tal, que se incentive y legitime el
compromiso de las personas:
“Si hay esas leyes, que se difundan, se promuevan y traten
de cumplirse, por eso la presencia de los medios de
comunicación es básica” (Gastón B2, 42 años);
“Que exista más información para poder participar, que hacer
o a dónde tienes que ir” (Miriam B1, 48 años).
En el cómo promover la participación ciudadana, encontramos un notable
énfasis por “concientización” de la gente, aquella dimensión educativa y formativa
de las personas que conforman sus entornos locales:
“Yo pienso que debe haber una buena organización, difundir,
concientizar y que la ayuda sea mutua, que exista
cooperación de las autoridades como del pueblo en general”
(Sofía B2, 32 años);
“Pienso que educar a la gente concientizarla a participar”
(Francisco C1, años).
Este enfoque cultural de percibir la (y su) participación ciudadana
compagina bastante bien con el tema de los valores cívicos. Desde esa postura se
reconoce que la participación individual es importante pero en un cauce colectivo
con los otros de su entorno residencial. Planteada así la participación aparece más
intensa y productiva, enarbolando aquella frase manida de “la unión hace la
fuerza”:
“Es importante rescatar la idea de los valores ¿no? que se ha
perdido lo que es la solidaridad, si hablamos de participación
ciudadana también tenemos que decir que no solo se
participa individualmente, hay que agruparse, hacer fuerza
en conjunto, involucrarse con lo que pasa alrededor, con los
problemas de nuestra calle, de nuestra comunidad” (María T.
C1, 40 años).
En muy pocos casos aparecen como actores claves individuos en tanto
autoridades políticas o dirigentes sociales para la promoción y encausamiento
de la participación ciudadana:
“Primero que nada que hayan personas idóneas y
preparadas para ser nuevos líderes. Estos líderes deben
tener un buen nivel intelectual, académico, que motiven a
los demás y que vivan en el mismo sitio. No pueden ser
personas que vivan en otros sitios, que vivan la situación
del sector y que motiven al pueblo. Eso es lo que falta”
(Linda C1, 38 años).
Por tanto, encontramos entre los consultados una importante apuesta
por la enseñanza de valores entre los miembros de su entorno, con directo
énfasis en la parte formativa/educativa, donde se privilegia lo mediático como
el vehículo apropiado para alcanzar tales fines. Estos objetivos, además, son
planteados como pre requisito para el involucramiento de las personas en los
procesos participativos en su localidad, que los lleva nuevamente a ubicar
este resultado como un tema de “futuras generaciones”:
“Pienso que esto básicamente tiene que empezar por casa;
primero que todos participen y luego ir inculcando de tal
manera que cuando sean adultos no tengan temor de
participar en grupos. Yo nunca participé, entonces qué puedo
decir. A veces mucha gente no asiste simplemente por temor
a qué digo yo, por temor a que le pidan un comentario y no
poderlo hacer” (Mirtha B2, 46 años).
También se debe mencionar la existencia de versiones con cierta
inclinación elitista que prefieren, por razones de eficacia, al pequeño grupo
homogéneo en valores y actitud que a la gran masa heterogénea y
desarticulada:
“Bueno, yo creo que en lo personal lo más importante es la
sinceridad y cómo hacer las cosas de la gente. Puedes juntar
mil personas, y las mil personas decir yo puedo hacer esto,
yo puedo hacer lo otro, y al final no hacen nada. Pero si al
final sólo juntas tres personas que en realidad quieren hacer,
sinceras, honestas y seguras, yo creo que pueden ser
mejores que mil personas juntas” (Luis Enrique B1, 34 años).
2.7 ROL INDIVIDUAL
En cuanto al “qué me toca a mí”, hemos percibido reacciones bastante genéricas y
pronunciadamente condicionales. No son predominantes las respuestas concretas y
específicas. Si bien el grueso de los consultados considera muy importante su
involucramiento y compromiso en estas prácticas de participación ciudadana, éste se
encuentra condicionada –en tanto la participación ciudadana es valorada como un hecho
colectivo– a la reacción de sus pares:
“Yo creo que la palabra clave es comprometerse” (Luisa C1,
50 años);
"El rol de cada uno es de cada uno, depende también de lo
que quiera ayudar el grupo de personas, los demás" (José
Luis C2, 36 años).
Hemos encontramos diversos registros que incluyen dificultades y
conflictos en el ejercicio de la participación ciudadana conocida o imagina da.
No es algo que fluye espontáneamente, tampoco aparece como una actitud
inherente a las personas de algún segmento socioeconómico en particular:
“Bueno, un tiempo en que mis vecinos se empezaron a unir
para dejar limpio mi edificio, pintar las rejas y hasta los
jardines, fue difícil pero bueno aunque solo duró un tiempo
pero cuando nos organizamos funcionó bien” (Rosana B2, 42
años);
“Les puedo decir del comedor, que es una organización
donde participamos. Pero a veces hay personas que no
están de acuerdo porque otros quieren aportar y otros no”
(Victoria C2, 50 años).
Otro factor que parece afectar significativamente el involucramiento de
buena parte de los consultados (y de sus pares) en dinámicas de participación
ciudadana, es la referencia a los altos grados de incredulidad y desconfianza
en las propias relaciones entre pares y/o sobre los resultados de la propia
acción colectiva reivindicativa. Dicha identificación resultará inhibitoria y
corrosiva para voluntades favorables a la participación. El siguiente dialogo
producido en el focus group del sector B1 resulta ilustrativo:
“Pero, ni aún así, la gente no participa. Por más que tú lo
quieras convencer para hacer algo bueno. No hay confianza
en la gente” (Miriam B1, 48 años);
“Lo que pasa es que tampoco hay credibilidad entre las
personas, porque si no creo para que voy a participar en eso,
¿no?. O sea, si no creo cómo voy a dar un poco de mi tiempo
para eso si no creo” (Mariana B1, 30 años).
También, en este rubro de dificultades para el involucramiento participativo, se
mencionó la falta de tiempo por razones laborales como una limitante en este objetivo
planteado, aunque en este caso, a diferencia de las expresiones encontradas entre
hombres del sector C, planteado con cierto espíritu de enmienda:
“Involucrarme más seguramente, pero yo pongo como
pretexto al tiempo porque trabajo y no me alcanza. A veces
uno es más espectador: Aunque la idea es que se debe
participar activamente en lo que se va hacer y en esto hay
hacer mea culpa” (Carla B2, 38 años).
3. VIGILANCIA CIUDADANA: O cuando la sinonimia la encajona
3.1 NOCIÓN DE VIGILANCIA CIUDADANA
Cuando preguntamos sobre que idea u opinión tenían respecto a vigilancia
ciudadana, la reacción generalizable fue de perplejidad y desconcierto. Sabía a
pregunta rebuscada y poco conocida. Meditaron prolongadamente y soltaron su
inmediata identificación con el tema de seguridad ciudadana. En realidad es la
acepción más llana y lata del término vigilancia. Pero no significan lo mismo y este
entuerto no es atribuible a los receptores sino a los emisores de esta propuesta
promocional. Vigilancia ciudadana es una noción concebida y promovida en las
esferas de la cooperación internacional, las ONG y parte del sector público, que no
ha llegado a ser identificada ni reconocida en los términos y fines de fiscalización y
control de las autoridades y programas estatales cómo ha sido definida.
La sinonimia atrapó nuestra indagación y de manera espontánea no fue
posible salir del palpitante tema de la seguridad ciudadana. En este tema
fueron fluidos hasta la reiteración. La primera idea que se les viene a la mente
cuando escuchan vigilancia ciudadana tiene que ver con seguridad a nivel de
su hogar, del barrio o distrito donde residen; complementan esta idea con
asociaciones a serenazgo, policía o ponerse de acuerdo entre vecinos para
tomar medidas de prevención en el caso de ser víctimas de un ataque o de
algún robo:
"La vigilancia ciudadana es agruparse y
mutuamente entre todos" (María C2, 50 años);
protegerse
"Vigilancia ciudadana puede ser pasarse la voz, darse su
teléfono y hacer bulla, pasarle la voz al vigilante" (Romel B2,
34 años).
Casi al finalizar una de las sesiones en grupo y solo como un comentario
puntual una integrante del sector B manifestó que vigilancia ciudadana es también
estar pendiente de las instituciones públicas, asociándola a la idea de que la gente
pueda asegurarse que cada persona cumpla con el rol designado por instituciones
públicas como el caso de las municipalidades. Por supuesto tal comentario no
obtuvo respuesta alguna. Lo que nos indica que pensar en la vigilancia ciudadana
como un proceso de fiscalizar a las instituciones públicas y privadas no es un tipo
de mirada que ellos asumen:
Cabe mencionar que una vez más destaca la percepción de nuestra única
dirigenta consultada, cuya respuesta fue totalmente diferente y “acertada”, pues
asoció la participación ciudadana con la idea de fiscalización y control del manejo
de fondos públicos:
“Vigilancia ciudadana tiene que ver con control, participación,
fiscalización de los servicios públicos, de las gestiones”
(María T C1, 40 años)
Comentario aparte merece esta integrante del sector C1 que percibió la
diferencia clara con ser víctimas de un robo, ya que trabaja con la acepción de
este término en su circuito dirigencial. Pero es bueno remarcar, que una
golondrina no hace un verano ni menos una corriente de opinión.
3.2 POSIBLES REPRESENTACIONES
En este caso se les hizo aún más difícil encontrar una representación
simbólica de vigilancia ciudadana. Los participantes no dieron ninguna respuesta
concreta y sus intervenciones se limitaron a ampliar o reiterar su vivencias. La
única imagen que afloró, en unos pocos casos, es la de los ronderos como
representación de vigilancia ciudadana concebida como un problema de seguridad
ciudadana y debido al rol de alerta permanente que estos desempeñan en la
seguridad de sus comunidades campesinas:
Bueno pienso en la zona rural y la representaría con las
rondas campesinas, como un rondero montado en un
caballo con rifle y un machete” (Javier, C2, 45 años).
En la respuesta de nuestro caso atípico, el de la dirigenta, posibles
representaciones de vigilancia ciudadana serían los siguientes ejemplos: las
marchas callejeras (en la época de Fujimori), el lavado de bandera. Esto denota la
clara noción y manejo que tiene sobre el término y sus implicancias políticas.
3.3 AMBITO DE EXPERIMENTACIÓN
Lo que se aprecia claramente en cuanto al ámbito de experimentación
de vigilancia ciudadana es la fijación con sus entornos residenciales a partir
del señalamiento de una serie de acciones defensivas y reactivas frente a
robos acontecidos. En pocos casos se señala actividades preventivas en la
búsqueda de seguridad y la no perturbación de sus actividades hogareñas.
3.4 FACTORES QUE PROMUEVEN LA VIGILANCIA CIUDADANA
Debido a que las percepciones de los participantes se encaminaron por el
lado de la seguridad, organizarse y participar en el barrio para cuidarse, turnarse
para estar a la expectativa de las viviendas de la comunidad; fueron los factores
considerados más importantes. Además, algunos participantes del sector B
pusieron énfasis en que la seguridad es un reto que debiera estar respaldada por
instituciones como el municipio y como tal, determinar leyes para una mejor
vigilancia. En este sentido prospectivo, complementan su comentario afirmando
que el respeto va ligado al siempre presente tema de la formación y educación de
las personas. Lo que ayudaría a mejorar la vigilancia ciudadana:
“Depende de tu formación y tu conciencia" (Carla B2, 38
años);
"Yo pienso que es la prevención y respetar las leyes de cada
municipio para que se pueda avanzar en colaborar todos"
(Carlos B1, 42 años).
3.5 ROL INDIVIDUAL
El rol de cada uno para mejorar la vigilancia ciudadana es estar
involucrados en esta suerte de proceso de "cuidarse unos a otros", en el ámbito de
sus barrios y sus familias. Además manifiestan el tema del “coraje” como
importantes para mejorar este proceso.
“Mira, yo creo que tener un poco de más participación y coraje
en el hecho de vigilar y estar alertas” (Ricardo B1, 42 años).
Nuevamente, un comentario aparte merece la dirigenta, quien piensa que
su rol en el proceso de construcción de una mejor vigilancia ciudadana es
participar activamente en el seguimiento de las instituciones incluidas sus propias
organizaciones. Es importante mencionar que da cuenta de una suerte de crítica a
las organizaciones populares y cómo algunas de éstas son reacias a este proceso
de vigilancia ciudadana como sinónimo de fiscalización, donde tal vez reconozcan
su importancia como discurso aplicable hacia lo externo pero no en las prácticas
internas de sus organizaciones:
“Por ejemplo, tenemos funciones de gobierno zonal para que
por ejemplo en el Vaso de Leche realmente se llegue pero las
organizaciones no quieren porque sienten que van a
atropellarles su autonomía, por eso vemos tantos casos de
corrupción, por eso haya tantas personas que se mantienen
allí en su mismo puesto y hay corrupción” (María T. C1, 40
años).
ANEXO METODOLÓGICO
El uso de la metodología de este análisis exploratorio fue de tipo cualitativo, por lo
que se recurrió a instrumentos tales como entrevistas y focus group. Estos instrumentos
se aplicaron tanto a varones como a mujeres, habiéndose considerado un rango etáreo de
30 a 50 años, durante la primera quincena del mes de Diciembre del 2002.
El perfil de nuestra muestra dependió de las características y el nivel
socioeconómico de la población con la cual se trabajó. Esta población comprendía, de
acuerdo a lo solicitado por el Grupo Propuesta Ciudadana, dos sectores: el sector B
(abordada para esta investigación como B1 y B2) y el sector C (abordada para esta
investigación como C1 y C2). El sector B representa a la clase media propiamente dicha.
Por otro lado, el sector C representa a clase popular no pobre y/o clase media
empobrecida.
La fuente a la recurrimos para establecer este perfilamiento socioeconómico es la
del Grupo Apoyo.
1. LOS INSTRUMENTOS
Se construyó una guía, la misma que fue aplicada tanto para las entrevistas como
para los focus group. Esta guía trabajaba los tres temas que desarrolla esta investigación:
democracia, participación ciudadana y vigilancia ciudadana.
1.1 Los Grupos Focales
Se realizaron cuatro focus group. Dos al nivel socioeconómico B y dos al nivel
socioeconómico C. En ambos niveles se balanceó el sexo de los participantes de
forma tal, que los focus mostrasen una proporción de 4 a 3 ó de 3 a 4 tanto en el
caso de varones como de mujeres.
Los focus group tuvieron una duración de 70 a 90 minutos, aproximadamente.
Igual que las entrevistas fueron grabados con el conocimiento y consentimiento de
los participantes y se realizaron también en un ambiente cerrado. El desarrollo de
los focus group se realizó bajo la modalidad de preguntas por parte del
facilitador(a) y una rueda de respuestas por parte de los(las) participantes,
generando un clima que les permitió a los participantes dar su opinión y ser
escuchado; esta situación también facilitó el debate entre ellos en el momento de
dar sus respuestas.
En cada sesión de focus participó un facilitador (a) y un observador (a), lo que
permitió, al finalizar cada uno de éstos intercambiar opiniones para poder
enriquecer y mejorar el instrumento.
1.2 Las Entrevistas
Se realizaron cuatro entrevistas; dos al nivel socioeconómico B y dos al nivel
socioeconómico C. En ambos niveles fueron aplicadas a un varón y una mujer.
Estas entrevistas tuvieron una duración de 35 a 40 minutos, aproximadamente,
fueron grabadas y llevadas a cabo en un ambiente cerrado para mejorar la
concentración del entrevistador y el(la) entrevistado(a). El desarrollo de la
entrevista se dio bajo la modalidad de pregunta y respuesta, propiciando un clima
que le permita al entrevistado (a) total libertad en sus respuestas.
2. LOS CRITERIOS DE SELECCIÓN DE NIVEL SOCIOECONÓMICO
Variables
Indicadores
Perfil Socioeconómico del Sector B
Perfil Socioeconómico del Sector C
Sexo
varón / mujer
varón / mujer
Edad
Intervalo de 35 a 50 años
Intervalo de 35 a 50 años
estrato socioeconómico
B
C
vivienda
estado civil
grado de instrucción
raza
actividad laboral
ingresos
tenencia de bienes
La Perla, Pueblo Libre, Jesús María,
Ate – Vitarte, Breña, La Punta, Ventanilla,
San Miguel, Mgdalena, Lince
San Luis, Santa Anita
Soltero / casado / conviviente / Soltero / casado / conviviente /
divorciado
divorciado
Superior universitaria / superior no
Secundaria / superior no universitaria
universitaria
Blanca / mestiza
Mestiza
- Dependiente / independiente
- Trabajo estable
$ 850
- Dependiente / independiente
- Trabajo estable / trabajo eventual
$350
Tv. / control / cable, teléfono, celular, Refrigeradora, tv, teléfono, cocina
cocina,
refrigeradora,
lavadora,
computadora
GUÍA PARA EL DESARROLLO DE LOS FOCUS GROUP
Preguntas introductorias (colocar preguntas introductorias, no olvidar colocar
una ficha de registro de la persona)
Democracia
1.- ¿Qué es lo primero que se les viene a la mente cuando dicen o escuchan la palabra
democracia?
Escribir en tarjetas las palabras que resumen sus opiniones.
2.- Pedir que amplíen sus comentarios sobre las 3 o 4 principales palabras con las que
han asociado democracia (¿Qué quiere decir?, ¿Qué significa?).
3.- Cómo relacionan estas imágenes con las palabras que mencionaron en relación con
lo que consideran es democracia: Reunión de congresistas, un mitin político, un foro o
consulta, una ánfora de sugerencias y/o reclamos, un portal o página web.
4.- Describa una situación concreta donde haya vivido una experiencia que Ud. pueda
considerarla como democrática.
5.-¿Qué beneficios considera ha traído a la población en general nuestra democracia?
6.- ¿De qué factores cree Ud. dependerá que se construya una verdadera democracia en
el Perú?
7.- ¿Cuál considera que debe ser el papel de cada uno de nosotros para que la
democracia se haga realidad?
Participación Ciudadana
1.- ¿Cuál es la primera idea que se le viene a la mente cuando escuchan hablar o
mencionar de participación ciudadana?
Escribir en tarjetas las palabras que resumen sus opiniones.
2.- Pedir que amplíen sus comentarios sobre las 2 o 3 principales palabras con las que
han asociado participación ciudadana (¿A qué se refieren?, ¿Cómo entenderla?).
3.- ¿Cómo se imagina que debería ser, en términos generales la participación ciudadana?
4.- Puede describirnos una situación donde Ud. haya tenido una experiencia en su lugar
de residencia o de trabajo que pueda ser considerada de participación ciudadana.
5.- ¿Sabe Ud. si existen algunas las leyes que promueven la participación ciudadana?
6.- De existir, ¿considera que éstas se cumplen? ¿Por qué?
7.- ¿Qué beneficios puede traer la participación ciudadana? y ¿para Ud.?
8- ¿De qué factores dependerá la practica de una verdadera participación ciudadana en
nuestros distritos o barrios de residencia?
9.-¿Cuál considera que debe ser el papel de cada uno de nosotros al respecto?
Vigilancia Ciudadana
1.- ¿Cuál es la primera idea que se le viene a la mente cuando escuchan hablar o
mencionar sobre vigilancia ciudadana?
Escribir en tarjetas las palabras que resumen sus opiniones.
2.- Pedir que amplíen sus comentarios sobre las 2 o 3 principales ideas con las que han
asociado vigilancia ciudadana (¿A qué se refieren?, ¿Cómo entenderla?).
3.- ¿Qué otras imágenes ustedes sugieren que se puede asociar con vigilancia
ciudadana?
4.- Puede Ud. describirnos una situación en su distrito o barrio donde Ud. haya tenido una
experiencia que pueda ser considerada de vigilancia ciudadana.
5.- ¿De qué factores cree Ud. dependerá que se establezca una verdadera vigilancia
ciudadana?.
6. ¿Cuál considera que debe ser el papel de cada uno de nosotros al respecto?
PREGUNTA A EXPLORAR: ¿Ud. cree que ahora con los gobiernos regionales se ven
favorecidos o no la democracia, la participación ciudadana y la vigilancia ciudadana?
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