Dialéctica turismo territorio en la sociedad globalizada

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UNIDAD II: La dialéctica turismo-territorio en la sociedad globalizada
Tema 1: El binomio turismo-construcción en la gestión y financiación de los
municipios turísticos
1. Introducción
Canarias ha experimentado en el periodo 1960-2000 un conjunto de transformaciones
estructurales de extraordinaria importancia y trascendencia desde el punto de vista
territorial y económico. El instrumento básico de intervención municipal ha sido el
planeamiento urbanístico basado en los objetivos de crecimiento de la oferta de suelo.
2. Los procesos de transformación estructural
Entre 1970 y 2000, la transformación estructural en el escenario territorial y urbano de
Canarias ha sido espectacular, inducida por el turismo y sus efectos. El turismo ha
exigido un desarrollo de las infraestructuras básicas que se ha producido como una
invasión del territorio.
Estos procesos de urbanización creciente y explosiva, afectan de forma desigual a las
diferentes islas que han visto alteradas sus estructuras demográficas por efecto de la
inmigración.
Los fenómenos de transición política que se ponen en marcha durante la década de
los ’70 producen cambios continuos en los marcos legales relativos al uso del suelo y
del territorio, a la ordenación urbana y a los instrumentos de intervención y control de
los derechos de propiedad del suelo y de la edificación.
La crisis internacional de la energía de 1975 a 1985, unido al proceso de transición
democrática española de ese periodo, puso al descubierto las debilidades del modelo
económico canario y la urgente necesidad de abordar este problema.
3. La crisis económica de los ‘70
La Reforma de Régimen Económico Fiscal de Canarias de 1972 no produjo efectos
significativos hasta comienzos de los ’80.
El crecimiento de las rentas familiares provocado por el fenómeno turístico intensificó
el consumo de suelo al incrementar la demanda de tipologías residenciales extensivas
o de segunda residencia.
La debilidad de los poderes públicos para dar respuesta a las demandas sociales,
determinó una explosión caótica de ocupación del espacio para cualquier uso. La
ausencia de directrices expresas de ordenación del territorio provocó un fenómeno de
ordenación desigual del espacio planificado.
4. Las reformas de los ‘80
La Reforma del Régimen Local que representó la Ley de Bases de 1985, constituye un
primer paso para la configuración de gobiernos locales modernos y adaptados al
nuevos escenario político-administrativo derivado de la restauración democrática y la
aprobación de la Constitución de 1978.
A partir de la aprobación de las Directrices Generales de Ordenación y del Turismo
surge un cambio en la orientación de las estrategias de crecimiento económico en el
medio rural y en las zonas interiores.
Frente a la parálisis que representó la quiebra de la Hacienda Local y la reacción
municipal de utilización del suelo como último recurso, se trata de imponer un sistema
ordenado y compatible con el desarrollo de los sistemas generales y los
equipamientos sociales imprescindibles para el equilibrio.
La Ley de Ordenación del Territorio y de los Espacios Naturales de Canarias fue un
pacto unánime del conjunto de las fuerzas políticas y de las Administraciones Publicas
para abordar los necesarios procesos de reordenación y reconducción del modelo de
desarrollo futuro.
5. Los problemas de la Hacienda Local
A fines de la década de los 80 la participación relativa de los ayuntamientos españoles
en el gasto público total consolidado era solo del 13%.
Ante la creciente demanda social de servicios y bienes públicos locales, los
ayuntamientos habían alcanzado un grado de endeudamiento insostenible, lo que los
hizo fuertemente dependientes de las subvenciones intergubernamentales
representadas por el Fondo de Cooperación Local y las transferencias que los
gobiernos autonómicos realizaban para cubrir las necesidades más urgentes.
La Ley de Haciendas Locales pretendió dotar a los municipios de una estructura
tributaria basada en la imposición sobre el suelo en su doble mecanismo tributario de
plusvalías, junto con los impuestos sobre obras y construcciones, vehículos y los
impuestos sobre actividades económicas, con el fin de asegurar un grado aceptable de
autonomía fiscal.
La actividad urbanizadora y la edificación continúan siendo una importante fuente de
recursos económicos para los ayuntamientos.
La reciente reforma de la Ley Reguladora de Haciendas Locales, la Ley 51/2002, se
plantea como propósito central el alcanzar ese grado de estabilidad fiscal necesario.
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