Alfred Hitchcock

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Alfred Joseph Hitchcock nació en Londres el 13 de agosto de 1899. Sus padres,William Hitchcock y Emma
Jane Whelan eran de religión católica, por ello se crió en el colegio jesuita Saint Ignatius College, en el que
ingresó tras la muerte de su padre para continuar con la severa educación que se le había inculcado desde
pequeño, un claro ejemplo de dicha severidad, fue cuando su padre, para demostrarle lo que le pasaba a la
gente mala, lo encerró en una celda, cuando el joven Alfred sólo contaba 5 años.
En dicho colegio aprendió mecánica, acústica, navegación y electricidad. Estos estudios le fomentaron una
gran atracción por la ingeniería, que quiso estudiar. Con 19 empezó a trabajar en la compañía Telegráfica
Henley, compaginaba el estudio con la carrera de ingeniero, que estudiaba en Londres en la sección de Bellas
Artes, donde aprendió a dibujar y por ello le trasladaron ala sección de publicidad.
En 1920 se incorporó a la Productora norte americana Famous Player−Lasky, que había abierto una sucursal
en Inglaterra. Comenzó haciendo ilustraciones para películas mudas de dicha productora, mas su trabajo era
excelente y le ofrecieron dirigir su primera película Number Thirteen, pero no fue terminada porque la
compañía cerró todos sus proyectos en Inglaterra y cuando se hizo cargo del negocio otra compañía inglesa y
con ella comenzó a adaptar para el cine el guión de Woman to Woman de Graham Cutts, donde conoció a la
después sería su esposa, Alma Reville, una gran conocedora del oficio del cine y con gran experiencia, que
pronto se desveló como una de sus más grandes colaboradoras.
La primera película que presentó como director fue El jardín de la alegría (The pleasure Garden) en 1925,
que era una coproducción anglo−germana. Actualmente no tiene demasiada relevancia, pero en su día se llegó
a leer en las críticas: [...]Un joven con el cerebro de un maestro[...]. Con todo esto Alfred Hitchcock dijo que
lo más importante del rodaje fue su contacto con el alemán Murnau en Berlín, del que dijo que aprendió
muchísimo.
Hitchock consideró que la época en la que estuvo en los estudios alemanes UFA, fue el primer Hitckcock
Picture de su carrera, con El enemigo de las rubias y El águila de la montaña de la que poco más o menos
renegó de mala que era, pero aun así, la consideran como la primera muestra de lo que más tarde iba a ser la
obra Hitchcockiana: el drama de un inocente acusado por un crimen que se ve envuelto en una intriga que le
sobre pasa.
En 1928 nació su única hija, Patricia, durante el rodaje de La muchacha de Londres, que fue su primer film
sonoro, y en el que empezó a despuntar el genio que era, utilizando increíbles y nuevas técnicas en el cine,
sobretodo a nivel sonoro, haciendo efectos que enfatizaban el sentido subjetivo que para él tenía el cine. En
esta película se empieza a dislumbrar otra obsesión de Hitchcock, que era la relación entre sexo y violencia,
que se vio más explícitamente en su película de 1930: Asesinato.
Su primer gran éxito internacional sería la primera versión de El hombre que sabía demasiado, en 1934, que
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hizo que el gran productor de cine norteamericano David O. Seiznick se fijase en él. Así, en 1939 firman un
contrato para grabar en EEUU una película basada en la tragedia del Titanic, incluso comprando un
transatlántico y hundiéndolo de verdad, pero dicho proyecto no se realizó, y acabó grabando Rebecca, película
basada en la novela de Daphne du Marier, que pese a la continua intervención de Selznick, fue una obra
maestra, que ganó el Oscar a mejor película del año en 1940.
Desde el primer momento la relación Selznick−Hichckock no fue buena por las continuas intervenciones del
primero en el trabajo de Hitchcock, mostrando un enorme desprecio al trabajo de éste.
Entre tanto, durante estos siete años, Hitchcock rodó para otras productoras varias películas de menor
presupuesto pero mucho más interesantes y entretenidas que las anteriores: Enviado especial y Sospecha son
los preludios de lujo de una de las cumbres de la obra hitckockiana, La sombra de una duda, film en el que
añade de un elemento maligno localizado en el interior mismo de la vida familiar, una innovación que
posteriormente sería, y sigue siendo, muy utilizado en thrillers de gran éxito.
Pronto decidió que debería ser su propio productor si pudiese hacer todo lo que quisiese con sus obras, por lo
que en1946 dirige y produce al mismo tiempo Encadenados, una de sus obras más personales y que inaugura
una serie de films en los que queda marcado su amor por lo experimental y por lo nuevo, iniciando desafíos
impensables en Hollywood como rodar La soga. En un sólo plano.
Después de varios fracasos relativos como Atormentada y Pánico en la escena llega su década de oro, la de
los años cincuenta, en la que va a desarrollar su talento con películas memorables en las que quedan
plasmadas todas sus frustraciones, complejos e inseguridades y que le van a situar entre los más grandes
directores de la historia del cine, al ser casi todas ellas brillantes y personales obras maestras, de impecable
realización sobre sus habituales obsesiones.
El tema del inocente perseguido por algo que no ha hecho, adquiere dimensiones católicas en Yo confieso, de
tragedia familiar en Falso culpable y de alocada comedia de espionaje en Con la muerte en los talones,
complejas historias de culpabilidad en Extraños en un tren o Vértigo, además de brillantes ejercicios de estilo
como Crimen perfecto, donde juega perfectamente con los detalles y el 3D y La ventana indiscreta, que
convierte un simple relato policíaco en una lección de narrativa cinematográfica.
Por otra parte también hubo grandes proyectos frustrados. En 1959 todo estaba preparado para comenzar el
rodaje de No bail for the judge, un proyecto que Hitchcock deseaba apasionadamente realizar y que iba a
estar protagonizado por Audrey Hepburn: estoy dispuesto a probar a alguna fría morena si me cruzo con ella
declaró. Lamentablemente cayó embarazada y renunció a la película, lo que provocó la ira de Hitchcock, que
no perdería nunca la oportunidad de admirar la bella actriz Belga que se convirtió. Desde entonces, en otra
más de sus obsesiones.
La popularidad del director en esta década era enorme y ésta se debía fundamentalmente a la serie de cortos
de suspense Alfred Hitchcock Presents que la cadena americana CBS/NBC programó entre 1955 y 1965,
obteniendo un clamoroso éxito de crítica y público y consiguiendo dos premios Emmy de los diecisiete a los
que fue nominado. Hitchcock era el encargado de presentar los episodios haciendo gala de su mejor humor
negro y flema británica, y a veces incluso los dirigía personalmente.
En la década de los sesenta no decae su popularidad y rueda su mayor éxito comercial, la brutal y lúgubre
Psicosis, con la que demostró que incumpliendo todas las reglas clásicas y rompiendo con todos los
convencionalismos cinematográficos uno no sólo podía fabricar obras maestras, sino también clamorosos
éxitos de taquilla, como Los pájaros, su siguiente película y quizás su film más popular. En 1964 rueda
Marnie, la ladrona que representó el principio de su declive, debido en parte a la enorme frustración amorosa
que sufrió con Tippi Hedren, una de las gélidas rubias tan del gusto del maestro.
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En plena crisis artística y personal rueda Cortina Rasgada una intriga política en la que rompe su relación con
Bernand Herman, el compositor de la música de todas sus películas desde Pero, ¿Quién mató a Harry? . Pero
al parecer Hitchcock, inseguro de si mismo, decidió que no quería que le pasase lo que en alguna de sus
anteriores películas, en las que las críticas calificaban a la banda sonora como mucho mejor que la película. La
película recibió malísimas críticas, esto sumió al director en una enorme depresión, y hundido en ella le llevó
a rodar más tarde Topaz, la que ha sido calificada como la peor película de Alfred Hitchcock, y de la que
toda su vida renegó.
A pesar de todo le empiezan a llegar los homenajes y reconocimientos a toda una vida dedicada al cine, y por
ello le dieron en el año 69 un Oscar; este galardón se le había negado sistemáticamente año tras año en la
década de los cincuenta y los sesenta, por las continuas críticas que recibía, considerándole como un actor sin
sustancia y muy comercial.
Con todo, los últimos años del director fueron bastante tristes. En 1972 vuelve a su Londres natal para rodar
su última gran obra maestra Frenesí, un film que se ajustaba mucho más a lo que el público esperaba de
Hitchcock y que fue recibido con un enorme éxito de crítica y público en el festival de Cannes, lo que sirvió
para elevar su maltrecho ánimo y su auto estima, desgraciadamente poco después Alma sufre un ataque al
corazón y ambos regresan de nuevo a Los Ángeles, donde el también sufrirá una operación coronaria, en la
que se implantará un marcapasos.
Su último film fue La Trama, cuyo rodaje supuso un mero entretenimiento para el anciano y enfermo director
y con el que cerró una de las carreras más brillantes de la historia el cine. Sin embargo Hitchcock vivía por y
para su profesión y fuera de ella su vida tenía poco sentido.
Según contaba, el día que tubo que cerrar su pequeña y modesta oficina en la Universal sintió que el mundo se
le venía encima, por lo que durante algún tiempo preparo lo que debía ser su canto del cisne, su último y
fallido intento que llevaba el título de The short night, una historia de espionaje entre el este y el oeste que se
vio obligado a abandonar, entre otras cosas porque alma se encontraba discapacitada y nadie podía imaginarse
a un envejecido Alfred Hitchcock dejándola sóla para irse a rodar dos meses en Finlandia.
Resignado a no volver a rodar nunca más siguieron llegando homenajes el día de su 80º cumpleaños recibe en
su casa la visita de una amiga muy especial, Ingrid Bergman, que posteriormente describió así este último
encuentro: me cogió de las manos y una lágrima recorrió su rostro, Ingrid, me muero y así fue.
Poco después de serle concedido el título de Sir, fallece el 29 de Abril de 1980 aquel hombre a quien el miedo
le había empujado a contar las historias más terroríficas, fallece el maestro, el rey de los cameos y del humor
negro, ese muchacho gordinflón, tímido e introvertido que llego a estremecer a millones de personas, fallece
un genio del cine: Sir Alfred Hitchcock, el maestro del suspense.
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