Doña Disparate y Bambuco El último Tranvía Primer acto:

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Doña Disparate y Bambuco
1963
Dos actos y nueve escenas
Los Personajes
CHOFER DE TRANVÍA
BOMBERO
REINA GULUMÍA
BAMBUCO
MONO LISO
GIOCONDA
MANUELITA
DOÑA DISPARATE
CANTANTES
Primer acto:
El último
Tranvía
Escena 1
Entra el CHOFER DE TRANVÍA, con uniforme y aparato distribuidor de boletos.
CHOFER:
En esta calle, señores,
todo el mundo mire bien,
que aquí pasan muchas cosas
pero muy pocas se ven.
Repartiendo morisquetas
pasa un mono en motoneta,
muy orondo,
con galera y camiseta.
Y allí pasa un barquillero
muy flacucho, muy flacucho.
Se ve que le pesa mucho
su latón de cucuruchos.
Allá va de caminata,
a la lata al latero,
la hija del chocolatero.
Aquí pasa un vigilante
que me lleva por delante,
Va contento, muy ligero:
se lo lleva preso al viento
porque le robó el sombrero.
Pasa un ángel con chupete
arrastrando un barrilete.
¡Cómo lo remontaría
si al viento no lo llevaran
preso a la comisaría!
¿Qué será eso que se muda
de una esquina a otra esquina?
Es un árbol, sí, no hay duda.
Es un árbol que camina.
Entran los CANTANTES y se ubican a un lado de la escena.
Pasan muchísimas cosas,
nadie me dirá que no.
Pasa muchísima gente,
pasan todos… menos yo.
Que enseguida me siento
para contarles un cuento.
No.
Más bien los invitaría
a pasear en mi tranvía.
No les cobraré boleto
pero guárdenme el secreto:
Los tranvías ya se han ido
a un país llamado olvido.
Sólo el mío sigue andando,
así, de contrabando…
El CHOFER hace mímica de manejar su tranvía.
CANTANTES:
El último tranvía
que rueda todavía
se va, se va, se va.
Qué lástima me da,
pues ya no volverá.
Entran DOÑA DISPARATE y BAMBUCO. Chistan y hacen señas al tranvía. Hacen
mímica de subir y viajar junto al chofer.
Por un caminito de aserrín
va el tranvía, tin tilín tillín.
Pide una manzana y no le dan
Ni una esquina, tan talán talán.
Si un tranvía va por un jardín
Se equivoca, tin tilín tilín.
Y si choca con un capitán
Paga multa, tan talán talán.
CHOFER: Boletos…
DISPATATE: Deme dos de crema y chocolate.
BAMBUCO: ¿Este tranvía va donde vive la Naranja?
DISPARATE: ¡Shhhhh!
El tranvía reanuda la marcha.
CANTANTES:
Si a un tranvía le brota un jazmín
en el techo, tin tilín tilín,
las hormigas cómo viajarán
de contentas, tan talán talán.
Si un tranvía toma naranjín
se emboracha tin, tilín tilín.
Pero si un tranvía come pan,
no se empacha, tan talán talán.
El tranvía se detiene bruscamente. DOÑA DISPARATE Y BAMBUCO bajan y se
alejan. El CHOFER se va, conduciendo al compás de la canción
CANTANTES:
El último tranvía
que rueda todavía
se va, se va, se va.
Qué lástima me da,
pues ya no volverá.
Escena 2
CANTANTES quedan en penumbra. DOÑA DISPARATE, atrás, finge empolvarse y
arreglarse la ropa. Arregla y peina a BAMBUCO con un peine enorme. Finalmente lo
toma de la mano y avanzan tímidamente. Saludan con grandes reverencias al público.
DISPARATE: Yo soy Doña Disparate nariz de tomate.
BAMBUCO: Y yo soy Bambuco nariz de cuco…
DOÑA DISPARATE le da un sacudón, Bambuco cae sentado, se levanta y se corrige.
BAMBUCO: Soy Bambuquito, nariz de mosquito, ejemplo para los niños, modelo para
los grandes, estrella del porvenir campeón del papelón…
DOÑA DISPARATE lo interrumpe con otro sacudón.
DISPARATE: ¿Quién nos habrá llamado, Bambuco?
BAMBUCO: No se pero por las dudas no vayamos.
DISPARATE: ¿Por qué?
BAMBUCO: A ver su nos llamaron para ir a la escuela.
DISPARATE: Escuela… escuela … esc´uell´ah… ¿Qué país es ese, Bambuco?
BAMBUCO: Uf, un país lleno de pizarrones, de papelones, de renglones, de borrones.
DISPARATE: Jamás lo oí nombrar. ¿Está seguro de que es un país?
BAMBUCO: Sí es un país con una campana.
DISPARATE: Bueno, vámonos que se nos ha hecho tempranísimo.
BAMBUCO: ¿Vamos a visitar a la Naranja?
Entra la SEÑORA DE MORÓN DANGA haciendo mímica de empujar un cochechito.
DISPARATE: Bambuco, no sea caprichoso. Vamos a donde vaya esta calle. ¡Mire!
¡Allá va la señora de Morón Danga!...
BAMBUCO: Con un nene en cochecito…
DISPARATE: Bambuco qué vergüenza, yo no he traído nene… ¿Usted no me haría el
favor…?
BAMBUCO: ¡Ah no, eso sí que no! Yo soy grande, yo no, no y que no. Se lo dije.
DISPARATE: Es que me da no sé qué. Parece que por esta calle hay que pasear con
nene. Ayúdeme a salir de esta terrible situación.
BAMBUCO: ¿Yo? ¿Y por qué no se trajo una muñeca?
DOÑA DISPARATE alza a BAMBUCO en brazos. Se cruza con la SEÑORA DE
MORÓN DANGA e intercambian grandes saludos. Cuando la SEÑORA se ha ido,
DOÑA DISPARATE deja caer a BAMBUCO. La SEÑORA DE MORÓN DANGA
reaparece fingiendo llevar un perro.
DISPARATE: Bambuco, mire, mire… con disimulo pero observe, contemple…
BAMBUCO: Qué tiene de particular? La Señora de Morón Danga con un perro…
DOÑA DISPARATE busca en su bolso.
DISPARATE: Y yo que hoy salí sin perro… ni un miserable chihuahua en la cartera…
ni un dalmatita, ni un gran danés… Bambuco, por favor…
BAMBUCO: Ah no, eso sí que no, Yo no, no y que no. Se lo dije.
DISPARATE: Un ratito… ¿Qué le cuesta?
BAMBUCO: No. No sé cómo se dice guau en castellano, no tengo cola, no me gustan
los árboles. No.
DISPARATE: Si usted sabía hablar en perruno…
BAMBUCO: si pero me olvidé.
DOÑA DISPARATE finge atarle una correa al cuello y arrastrarlo. Nuevamente
intercambia grandes saludos con la SEÑORA DE MORÓN DANGA, que se va siempre
llevando su perro imaginario. BAMBUCO se yergue y gruñe ferozmente.
BAMBUCO: ¿Ya puedo ser Bambuco otra vez?
DISPARATE: Sí muchísimas gracias. Me ha sacado de dos grandes apuros. Ahora sí
podemos irnos tranquilos.
BAMBUCO: ¿Vamos a buscar a la Naranja?
DISPARATE: Vamos a tomar un exquisito té con metequetes.
BAMBUCO: Bueno, lo tomamos aquí en la vereda.
DISPARATE: No señor. El té con metequetes se toma donde se debe: allá, en la sala.
Escena 3
DOÑA DISPARATE se va. BAMBUCO se queda malhumorado, buscando la
complicidad del público.
BAMBUCO: ¿Y por qué? ¡Yo no sé por qué! Por qué en la sala y no en la vereda. No
veo por qué. ¡Yo no sé por qué!
CANTANTES:
Yo no sé por qué
BAMBUCO: (Al público) Ustedes tampoco saben por qué, ¿no es cierto? Entonces
ayúdenme a saber por qué. (Incita a corear) ¡Yo no sé por qué! Más fuerte: ¡Yo no sé
por qué! Un poquito más catastrófico: ¡Yo no sé por qué!
CANTANTES:
Estamos invitados
a tomar el té
La tetera de porcelana
pero no se ve.
Yo no sé por qué.
La leche tiene frío
y la abrigaré:
le pondré un sobre todo mío
largo hasta los pies.
Yo no sé por qué.
Cuidado cuando beban
se les va a caer
la nariz dentro de la taza
y eso no está bien.
Yo no sé por qué.
DOÑA DISPARATE entra varias veces, trayendo una mesa, dos banquitos, etc. Luego
hará mímica de poner el mantel, preparar el té, enmantecar el pan, etc. Mientras tanto,
BAMBUCO canta y baila.
Aquí las servilletas
Hacen buen papel:
Se convierten en conejitos
y echan a correr.
Yo no sé por qué.
Detrás de una tostada
se escondió la miel.
La manteca, muy enojada,
la retó en inglés.
Yo no sé por qué
Mañana se lo llevan
preso a un coronel
por pinchar a la mermelada
con un alfiler.
Yo no sé por qué.
Parece que el azúcar
siempre negra fue,
y de un susto se puso blanca
tal como la ven.
Yo no sé por qué.
Un plato timorato
se casó anteayer.
A su esposa la cafetera
la trata de usted.
Yo no sé por qué.
Los pobres coladores
tienen mucha sed
porque el agua se les escapa
cada dos por tres.
Yo no sé por qué.
DOÑA DISPARATE y BAMBUCO se sientan a la mesa. DISPARATE hace mímica de
servir el té con muchos remilgos.
DISPARATE: Cierre la puerta, Bambuco, que se van a volar los mequeteques.
Bambuco obedece y cierra una puerta imaginaria, rezongando.
BAMBUCO: ¡Témpera matitta, ramacharaca!
DISPARATE: ¿Qué palabras son esas Bambuco?
BAMBUCO se sienta, malhumorado.
DISPARATE: (Al público) Hay té con metequetes para todos. Té para tomar con
tenedor, té para tomar por teléfono, té para tomar por telescopio, té para tomar con
telegrama… ¿Qué le pasa, Bambuco, está triste?
BAMBUCO: Yo no quiero tomar el té. Quiero ir a visitar a la Naranja.
DISPARATE: Shhhh… Sírvale té a los señores invitados.
Bajan ambos a la platea y sirven té invisible al público mientras los CANTANTES
tararean la canción.
BAMBUCO: Este té tiene olor a ta-te-ti.
DISPARATE: No rompa las tazas de finísima porcelana, que después tienen que
dejarlas en la boletería…
BAMBUCO: Las cucharitas se las pueden llevar de recuerdo…
DISPARATE: Póngale babero a este niño, Bambuco.
BAMBUCO finge atarle un babero a un adulto.
BAMBUCO: Cuidado que este tenedor muerde.
Vuelven a sentarse.
DISPARATE: Pruebe este exquisito metequete, Bambuco.
BAMBUCO: Este metequete está al revés.
DISPARATE: Será usted el que está al revés Bambuco. a ver, pruebe un poquito cabeza
abajo, Así.
BAMBUCO: (Al público) ¿No es cierto que está al revés? Si yo me pongo al revés, el
metequete se pone derecho.
DISPARATE: Sin embargo el mío está al derecho. Con el papel plateado por dentro y el
aserrín por fuera, como debe ser un auténtico me… (Suenan golpes.) ¿Quién será?
BAMBUCO: ¿Será Clodomira?
DISPARATE: No conocemos a ninguna Clodomira.
BAMBUCO: Por eso. A lo mejor viene una y no la conocemos.
DISPARATE: Vaya a abrir, Bambuco. No, un momento. Escondamos primero los
metequetes.
BAMBUCO finge alzar la bandeja y trota de aquí para allá según las órdenes de
DOÑA DISPARATE.
DISPARATE: Escóndalos allí… No, mejor más acá… No, más bien un poquito más a
la izquierda… No, mejor debajo de esa pelusa. No, detrás de la telaraña, no, más a la
izquierda, no, más al centro… eso es, no… sí, no…
Escena 4
BAMBUCO cae por fin de nariz y recoge los metequetes caídos. DISPARATE abre la
invisible puerta. Entra la REINA GULUMÍA y extiende un largo río.
REINA: Permiso.
DISPARATE: ¿Pero se puede saber qué es esto?
REINA: Un río.
DISPARATE: ¿Cómo un río? Yo no he encargado ningún río.
BAMBUCO: Yo tampoco, pero qué lindo… ¿Tiene pececitos?
La REINA GULUMÍA arroja peces de papel.
REINA: Tiene un pez y otro pez y otro pez. Y ya van tres. Si quieren más, puedo
ponerle hasta diez. Para mi lo mismo es.
DISPARATE: ¡No voy a permitir este atropello, esta inundación de mala educación en
mi salón!
BAMBUCO:¡Shhhh!
DISPARATE: Está bien un río, Bambuco, pero no en nuestra propia sala.
BAMBUCO:¿Y en el cuarto de baño para qué lo querremos?
DISPARATE: Distinguidísima señora: sepa que yo soy Doña Disparate nariz de tomate.
BAMBUCO: Y yo soy Bambuco nariz de cuco.
REINA GULUMIA:
Yo soy mi Majestad la Reina Gulumía,
reina del mar y toda el agua fría.
Yo solita, sola sola
soy la reina de las olas.
BAMBUCO: ¿Del hola del teléfono también?
DISPARATE: Mucho gusto majestad. Pero debo decirle que esto es un atropello, que
me voy a quejar al presidente, al intendente, al subintendente, al subteniente, al
gerente… ¡Y al Club Independiente!
REINA:
Yo soy la reina del agua
agua de mar o palangana.
Pongo ríos, peces, ranas,
donde se me de la gana.
DISPARATE: Ah, pero eso no es correcto. Los ríos deben estar en su lugar: dibujados
en los mapas, pero jamás, jamás en una sala. Si usted hubiera venido a colocar un
charquito, una ola, en fin pasaría, pero un río, como usted comprenderá…
REINA: Metequetes… tenías unas ganas locas de comer metequetes mojados en río…
BAMBUCO: Sí, pero ojo que están al revés.
La REINA GULUMÍA recoge y come metequetes mojándolos en el río.
DISPARATE: Esto no puede quedar así. Voy a llamar a los bomberos. ¡Los valientes
bomberos apagarán este río con su manguera de fuego!
DOÑA DISPARATE avanza heroica y se cae sentada en el río. BAMBUCO la ayuda a
salir.
DISPARATE: ¡Socorro, me ahogo, naufrago! ¡Los pescaditos me aprietan, la arena me
da calor!
REINA: Eso le pasa por poner su sala en mi río.
DISPARATE: ¡Mi sala en su río!
REINA: ¡Me río de su sala!
DOÑA DISPARATE desde la otra orilla avanza hacia la REINA GULUMÍA. Pero se
olvida del río y viene a caer en él.
REINA:
Tener un río en la sala
no es cosa mala.
Sólo que para pasar
hay que aprender a nadar.
DISPARATE: Por más reina que usted sea, señorita, sepa que voy a llamar a los
bomberos para que apaguen este río con su manguera de fuego. Bambuco alcánceme el
teléfono.
BAMBUCO: ¡Témpera mattita! El cordón… es un poc… un poco corto…
Tironean y DISPARATE vuelve a caer al río.
DISPARATE: Ep…glub…glub…
La REINA se sacude y bebe apresurada una taza de té.
REINA:
Yo me voy porque hace frío
cuídenme muy bien el río
que no se vaya a resfriar
ni se escape para el mar.
DISPARATE: ¿Pero se puede saber qué hacemos con este río en la sala?
REINA:
Y, por este río pueden
navegar con viento en popa,
pero yo les aconsejo
que con él laven la ropa.
DISPARATE: ¿Lavar la ropa, Bambuco?...
Ambas miran desilusionados cómo se va la REINA GULUMÍA, con movimientos de
buzo.
Escena 5
BAMBUCO: ¡Ramacharaca! Yo que quería pescar una orca, dos tiburones. elefantes
marinos…
DISPARATE: ¿Cómo elefantes marinos? Esto no es el mar, es un río de mala muerte,
Bambuco.
BAMBUCO: Entonces una rana, una mojarrita, un zapato…
DISPARATE: Yo no tengo ganas de lavar la ropa en la sala.
BAMBUCO: ¿Qué hacemos?
DISPARATE: Vaya a llamar a los bomberos, Bambuco.
BAMBUCO: A los bombero, sí a los bomb, a los bbb…
BAMBUCO va a salir choca con el BOMBERO que entra apresurado. DISPARATE se
abalanza a saludarlo extendiendo la mano para que se la bese.
DISPARATE: Lo esperábamos ansiosos, ¡valiente Capitán! Yo soy Doña Disparate
nariz de tomate…
BAMBUCO: Y yo soy Bambuco nariz de cuco.
BOMBERO:
Aquí estoy de cuerpo entero,
capitán de los bomberos.
Miren bien mi valentía:
meto el pie en el agua fría.
DISPARATE: ¿Trajo la manguera de fuego para apagara este río, señor Capitán?
BAMBUCO: ¿Qué trajo? ¿Qué trajo?
BOMBERO:
Aquí traje mi camisa
y también mi pantalón
para ver si me los lavan
en el río con jabón.
DOÑA DISPARATE y BAMBUCO con caras de asco y resignación, recogen las
invisibles prendas que les pasa el bombero.
DISPARATE: Con muchísimo gusto, señor Capitán, me encanta lavar en la sala…
BAMBUCO: Y a mí el jabón me llena de ilusión…
DOÑA DISPARATE y BAMBUCO se inclinan a lavar como lavanderas de río mientras
el BOMBERO pasea, toma el té y los vigila con aire marcial.
CANTANTES:
Lávate paloma,
con aire mojado,
las patas y el pico,
la pluma y el vuelo volando volando.
Lávate la sombra,
luna distraída,
con jabón de estrella
y espuma de nubes salina salina.
Lávate las hojas,
dormido verano,
con agua llovida
y esponja de viento salado salado.
El aire me lava,
la luz me despeina,
la traviesa espuma
me pondré peluca de reina de reina.
DISPARATE: Uf, qué trabajo… pero quedó limpita limpita, ¿no? ¿No le parece, señor
Capitán? (Vuelve a caer al río) ¡Patatip!
BAMBUCO: Es que usted mira por donde no camina.
BAMBUCO la saca del río obedeciendo las instrucciones del BOMBERO.
DISPARATE: Bambuco, esto no puede seguir así. Vamos a construir un puente.
BAMBUCO: ¿Qué puente vamos a construir?
DISPARATE: No se… ¿Usted conoce alguno de buena marca?
BAMBUCO:
De los puentes que yo sé
hay un puente muy bonito.
Por arriba pasa el tren
por abajo un pececito.
Este puente que digo yo
es el puente de Avellón.
DISPARATE: ¿Y usted conoce algún puente rendidor y económico, señor Capitán?
BOMBERO:
De los puentes que yo sé
hay un puente impresionante.
Por arriba pasa el sol
por abajo un elefante.
Este puente que digo yo
es el puente de Avellón.
DISPARATE:¡Perfectamente! Construiremos el puente de Avellón en la sala.
BAMBUCO: ¡Necesitamos voluntarios para que nos ayuden cantando!
Cantando también con ellos, DOÑA DISPARATE Y BAMBUCO construyen un puente
con la mesa y los banquitos.
CANTANTES:
Sobre el punete de Avellón
todos bailan, todos bailan.
Sobre el puente de Avellón
todos bailan y yo también.
Hacen así así los futbolistas…
los escritores…
los boxeadores…
los andaluces…
…así los…
Hacen así, así me gusta a mi.
Escena 6
Mientras el río se retira, entra DOÑA DISPARATE muy seria, con un enorme par de
anteojos en la mano. Se los pone para atrás y medita con un dedo en la frente.
DISPARATE: (Al público) Shhh… silencio… discreción…
Finge escribir aplicadamente sacando la lengua y releyendo lo escrito. Entra
BAMBUCO entusiasmado tarareando la canción. Lleva balde y gorro marinero. Al no
encontrar el río, se detiene decepcionado.
DISPARATE: ¡¡¡SHHH!!!
BAMBUCO: ¿Y el río?
DISPARATE: Ssh…
BAMBUCO: ¿Dónde está el río?
DISPARATE: Se fue a pasear un rato por la Costanera.
Bambuco tira el gorro dentro del balde y rezonga.
BAMBUCO: ¡Tempera mattita!... (Al público) ¿Qué hace Doña Disparate? No sé… y
qué me importa… ¿Quieren que le pregunte? (A Doña Disparate) Doña Disparate, ¿Qué
está haciendo?
DISPARATE: Empuño la pluma diestra y luego la deslizo parsimoniosamente sobre el
papel inmaculado.
BAMBUCO: Dice no sé qué del empapelado… pero a mí me parece que está haciendo
los deberes.
DISPARATE: Deberes no. Compongo rasnuflias.
BAMBUCO: ¡Ah!... ¿Por qué no nos lee una?
DOÑA DISPARATE se pone de pie y declama con un papel invisible en la mano.
DISPARATE: Con muchísimo gusto. Dice así:
“Parece que en Japón había un Mono
que dormía la siesta con kimono.
-Qué cosa rara es,
decía un japonés,
ver un Mono en kimono haciendo nono”.
BAMBUCO: Ah, ¿terminó? Muy bonito, un aplauso…
DISPARATE: Con muchísimo gusto a continuación les leeré otra que dice así:
“En Inglaterra hubo una vez un rey
que promulgó una interesante ley:
-Los clavos, si los hay,
podrán decir: caray,
y usar un peinecito de carey”.
BAMBUCO: ¿Terminó? Muy lindo… un aplauso… ¿Puedo escribir una yo?
DISPARATE: Es muy difícil, Bambuco…
BAMBUCO: Voy a probar… (Al público) ¿Quieren que yo escriba una?
BAMBUCO va a la mesa y garabatea atropelladamente.
BAMBUCO: Ya está. ¿Puedo leerla?
DISPARATE: Lea, Bambuco…
BAMBUCO: Ahí va.
“Había una nenita en Tacuarí
que solamente hablaba con la i.
¡Qué papelón, un día,
delante de su tía,
en lugar de papá, dijo pipí!”.
DOÑA DISPARATE se tambalea horrorizada tapándose los oídos.
DISPARATE: Bambuco, acaba de pronunciar una palabra feísima… una verdadera…
BAMBUCO: ¿Yo? ¿Qué dije de feo?
DOÑA DISPARATE se lo repite al oído.
BAMBUCO: Pero si todos los pajaritos dicen pipí, pipí, pipí.
DOÑA DISPARATE se desmaya en brazos de Bambuco.
BAMBUCO: Ay socorro… Doña Disparate se ha desmayado… qué antigüedad, y ahora
qué hago, que venga el bombero, que venga alguien, rápido…
Entra MANUELITA LA TORTUGA, lentamente BAMBUCO le pide socorro,
desesperado. Le hace señas para que se apure.
BAMBUCO: Usted, señora, pronto. Corra, vuele, ayúdeme a socorrer a esta pobre
anciana…
DOÑA DISPARATE abre un ojo, gime y se desmaya más. BAMBUCO espera
angustiado que MANUELITA vaya hacia él. Ella elige el camino más largo.
MANUELITA: ¿Qué… pppa… sa?
BAMBUCO: Vamos, pronto, tómese el colectivo 60 que la deja en la esquina… ¿No ve
que no hay tiempo que perder? ¡Hay que llevar a Doña Disparate a la farmacia, hay que
operarla de sustitis aguda, hay que…!
Bambuco deja caer a DOÑA DISPARATE para ir a mirar a la tortuga, con mucha
curiosidad. Ella gira coqueta haciéndose admirar, avanza, hace reverencias, tira besos
al público, todo muy lentamente, Por fin va hacia DOÑA DISPARATE y la abanica con
torpeza. DOÑA DISPARATE abre un ojo y al verla da un grito y se desmaya de nuevo.
DISPARATE: ¡Socorro, Bambuco! ¡Avise al museo de La Plata que en la salas se nos
ha metido un gliptodonte, un dinosaurio, un...!
BAMBUCO: (A Manuelita) ¿Así que usted es un … glip… un… dinosonte… un…? Yo
soy Bambuco nariz de cuco. Y esta es…
DOÑA DISPARATE vuelve en sí repentinamente.
DISPARATE: Soy Doña Disparate nariz de tomate.
DISPARATE y BAMBUCO: ¿Y usted quién es?
MANUELITA avanza y empieza a preguntar lentamente al público.
MANUELITA: ¿Quién… seré? ¿Eeh?
DISPARATE y BAMBUCO: ¿Y de dónde vino? ¿Y cómo se llama? ¿Y en qué grado
está? ¿Y cuántos años tiene? ¿Y…?
La música interrumpe las preguntas. MANUELITA empieza a bailar y mimar su
canción. Tímidamente los otros se unen en la danza.
CANTANTES:
Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.
Nadie supo bien por qué
a París ella se fue,
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.
Manuelita una tarde se miró
en un charco y se afligió.
Dijo: - Yo no sé por qué
estoy arrugándome,
si desde hace ochenta años
tengo un cutis de bebé.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas…
Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: -¿Qué podré yo hacer?
Vieja no me va a querer;
en Europa y con paciencia
cme podrán embellecer.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, dónde vas….
Entra un señor en traje del siglo XVIII y se une a la danza.
Manuelita por fin llegó a París
en los tiempos de Rey Luis.
Se escondió bajo un colchón
cuando la Revolución,
y al oír la Marsellesa
se asomó con precaución.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, dónde vas….
En la tintorería de París
la pintaron con barniz,
la plancharon en francés
del derecho y del revés,
le pusieron peluquita
y botines en los pies.
Manuelita, Manuelita,
Manuelita, dónde vas….
Tantos años tardó en cruzar el mar,
que allí se volvió a arrugar,
y por eso regresó
vieja como se marchó
a buscar a su tortugo
que la espera en Pehuajó.
Segundo acto:
Calles de París
Escena 7
CHOFER:
París con gabán de pizarra.
París con peluca de nieve.
Los parques vacíos de niños
se cubren de sueño celeste.
Las calles mojadas recogen
el canto de un ciego. Oscurece.
Detrás de todas las ventanas
humea la sopa caliente.
Entran DOÑA DISPARATE y BAMBUCO, con bufandas. Nieva. Tiritan y miran a
todos lados con una mezcla de temor y curiosidad. Señalan cosas.
Las torres se caen al río.
El ómnibus cruza los puentes.
Se hielan allá en los museos
las barbas en flor de los reyes.
Faroles que abren el ojo.
Guardianes que cierran canceles.
Detrás de todas las ventanas
los niños harán los deberes.
DISPARATE: Qué buena idea tuvo Manuelita al decirnos que viniéramos a París,
Bambuco…
BAMBUCO: Pobre Manuelita… Pensar que cuando los astronautas estén plantando
naranjas en la Luna, ella apenas estará pasando por Chivilcoy…
DISPARATE: ¿Vamos a juntar un poco de nieve para mandarle?
BAMBUCO: ¿Vamos a preguntar dónde vive la Naranja?
DISPARATE: Bambuco, qué angostita es esta calle…
BAMBUCO: Sí, hay que pasar de perfil…
DISPARATE: Mire… es la Calle del Gato que Pesca…
BAMBUCO: ¿Nos sentamos un poquito en este umbral a ver si pasa el gato?
Aparece el GATO QUE PESCA sigilosamente. Se mueve a espaldas de ellos. Lleva
varios sombreros, uno sobre otro. El GATO QUE PESCA le roba el sombrero a DOÑA
DISPARATE. Cuando está por robar el de Bambuco, este se pone de pie bruscamente,
pero no lo descubre. El GATO QUE PESCA se queda acechando para robárselo.
DISPARATE: Yo no creo que pase así como así, Bambuco. Ese gato debe ser un prócer
para que le hayan puesto su nombre a una calle.
BAMBUCO: ¿Y qué pescará? ¿Sardinas? ¿Naranjas?
DISPARATE: ¿Paseará en carroza o en palanquín? O quizás un coche plateado, con
chofer…
BAMBUCO mira a DOÑA DISPARATE y le da un ataque de risa.
DISPARATE: ¿Qué le causa tanta gracia, Bambuco?
BAMBUCO: Ay, qué risa… Le robaron el sombrero…
DISPARATE: Qué broma de mal gusto. Siento muy bien que lo tengo en la cabeza. Si
no fuera así, ya me habría… atchús… resfria… achús… do.
BAMBUCO da volteretas mientras el GATO QUE PESCA lo persigue tratando de
robarle el sombrero. DOÑA DISPARATE se toca temerosamente la cabeza. Comprueba
que no tiene el sombrero, con expresión patética.
DISPARATE: ¡Bambuco, qué catástrofe! ¡Mi precioso sombrero de organdí con petiribí
que compré en Mandisoví! Hay que hacer la denuncia a la policía.
BAMBUCO: ¿Dónde habrá vigilante?
El GATO QUE PESCA se pone una gorra de vigilante francés y se cuadra a espaldas
de ellos.
DISPARATE: ¿Dónde, dónde habrá un guardián de la ley?
BAMBUCO: Un vigi… un vigi… ¡Vigilante barriga pic…!
BAMBUCO gira y no termina su frase porque descubre al GATO QUE PESCA detrás
de él. Le hace señas a DOÑA DISPARATE se acerca haciéndole reverencias y la venia.
DISPARATE: ¡Qué suerte, qué feliz coincidencia! Buenas tardes, señor capitán de la
Guardia Republicana! Yo soy Doña Disparate nariz de tomate.
BAMBUCO: Y yo soy BAMBUCO nariz de cuco.
DISPARATE: (En un francés improvisado) Señor mesié le capitán de la guardá
republicannnn. ¿Vulé vú?
El GATO QUE PESCA se pone la mano detrás de la oreja y hace gestos de no
comprender.
BAMBUCO: ¡Queremos hacer una denuncia!
EL GATO QUE PESCA finge sacar una libretita y anotar lo que dice DOÑA
DISPARATE. BAMBUCO espía por sobre el hombro. EL GATO QUE PESCA intenta
quitarle el sombrero con la otra mano.
DISPARATE: Resulta que somos turistas, señor capitán. Vinimos a París en el 60, por
consejo de Manuelita la tortuga… ¿vulé vu? Anote. Y apenas llegados, y con el
fresquete que hace… Sí, con semejante fresquete, resulta que me roban el sombrero…
¡Mi valiosísimo chapeau, señor capitán!
BAMBUCO: Fue allí, en la Calle del Gat… del Gat… que Pesc…
BAMBUCO descubre la cola del gato y la muestra al público, azorado.
DISPARATE: Y ya tengo al sospechoso, señor mesié. Ese gato que pesca… ¿pesca o
roba? Le aseguro que si yo llego a pescarlo a él, le doy veinte años y una noche de
calabozo, mi capitán… Si hubiéramos sabido que en París sucedían estas cosas…
¿Vulevú?
El GATO QUE PESCA se pone a bailar. Al rato se le unen DOÑA DISPARATE y
BAMBUCO.
CANTANTES:
Peligroso es
andar por la Ca,
la Calle del Ga,
del Gato que Pes,
que Pesca y después
se esconde y escápa
pa pa pa.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
A la gente que
pasa distraí,
el Gato bandí
con caña y anzué
les pesca el sombré,
sombrero y el moño
ño ño ño.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
Pasa una señora con una caja de sombreros y se une a la danza. Durante el baile los
cuatro intercambian y confunden sombreros.
Pues el Gato de así
Pescó mi gale,
turbantes, bonétes y capelí
de gente que pa
bajo su ventána na na na.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
Poquito a poquí
debajo su cucha ya tiene una sombrererí,
mientras se resfrí
la gente se empápa pa pa pa.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
El Gato francés,
con tanto sombré,
nadie sabe qué
qué hace después,
y el asunto es
es que se disfráza
za za za.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
Ya la policía
buscándolo está
de aquí para allá
al Gato bandí
que se esconde, y
es muy misterióso so so so.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
Pero el Gato un dí
salió disfrazá
con gorra de la
de la policí.
Disfrazado así
dio una camináta
ta ta ta.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
Así disfrazá
oyó la denúncia
de un transeún
contra un Gato ma
porque le ha robá
robado el bonéte
te te te.
¿Lo ves o no lo ves
al Gato que Pes?
Allí, allí,
sentado en su ventaní.
El Gato no pue
decirle: Soy yo.
Confundido, no
tiene más remé
que llevarse pre,
preso al calabózo
zo zo zo.
El GATO QUE PESCA se va llevándose preso a sí mismo, perseguido por los otros,
que le arrebatan sus sombreros.
Escena 8
Entran DOÑA DISPARATE y BAMBUCO, agitados. Se arreglan mutuamente, la ropa,
el pelo, los sombreros.
BAMBUCO: ¿Vio? Él sólo tuvo que meterse en la comisaría.
DISPARATE: ¡Eso debería ser un ejemplo para todos los ladrones! ¡Ay que mal rato,
ay qué trajín!
BAMBUCO: Ahora podemos ir tranquilos a visitar a la Naranja, ¿no? ¿Vulevú?
DISPARATE: Bambuco, este París está raro… le falta algo…
BAMBUCO: La Naranja.
DISPARATE: No…
BAMBUCO: ¿Qué le falta? Está todo. La torre Eiffel, Notre Dame, la señora que vende
castañas y la panadería.
DOÑA DISPARATE mira a lo lejos, con la mano en visera. BAMBUCO la imita.
DISPARATE: Ya sé lo que le falta, Bambuco. El río.
BAMBUCO: ¿Qué río?
DISPARATE: ¿Cómo que qué río? ¡El Sena! No pensara encontrar el Misisipí en París
nespá? Vaya a traer el río, Bambuco, que estoy cansada para ir hacia él.
BAMBUCO va a buscar el río y lo extiende a espaldas de DOÑA DISPARATE, que
finge mirar vidrieras.
DISPARATE: ¡Qué preciosas vidrieras… de puro vidrio… Eso es, Bambuco, muchas
gracias. Ahora sí que estamos en París. Sáquenme una foto para mandarle a
Manuelita…y a mis numerosos admiradores del Nuevo Mundo…
DOÑA DISPARATE adopta varias poses extrañísimas. Bambuco la retrata.
BAMBUCO: Ya está. ¿Ahora vamos a visitar a la Naranja?
DISPARATE: Ahora vamos a visitar el museo del Louvre vive ahí una distinguida
amiga mía.
BAMBUCO: ¡Ramacharaca!...
DISPARATE: Vamos… ¡Cuidado! Espere la lu verde para cruzar. ¡Áhura!
DOÑA DISPARATE da una vuelta arrastrando a BAMCUCO desganado y rezongando.
BAMBUCO: ¡Témpera matitta!
DISPARATE: ¡Qué hermosas vidrieras, Bambuco! Mire, mire ese vestido de papel de
seda con moños de cemento… Y esa cartera de cuero de mosquito… Y esos zapatos de
piel de abeja… Y más allá, mire ese sombrero con plumas de yacaré… ¿lo ve o no lo
ve? ¡Y esa capita llena de destornilladores, qué primor!... Y baratísima… Déjeme que
saque la cuenta… bs bs bs por ocho menos dos me llevo cinco… ¡Sólo cuesta 153
millones de pesos, Bambuco! ¡Qué lástima que no los tenemos!
BAMBUCO la tironea aburrido y dan una vuelta por la escena a paso rápido. DOÑA
DISPARATE se detiene abruptamente.
DISPARATE: ¡Aquí es, Bambuco! ¡El museo del Louvre!...
Fingen subir escalones y abrir una pesada puerta. Se quitan las bufandas.
BAMBUCO: Por lo menos aquí hace calorcito…
Dan algunos pasos. DOÑA DISPARATE contempla los cuadros con grandes
aspavientos de admiración, mientras BAMBUCO bosteza aburrido. A sus espaldas, se
ilumina La Gioconda, de Leonardo da Vinci, en su marco.
DISPARATE: Qué hermosos cuadros, Bambuco… Mire esas frutas… les falta hablar…
Mire esta naranja.
BAMBUCO: ¿La Naranj…? Bah, está pintada, no es la que yo digo…
La GIOCONDA chista a espaldas de ellos.
BAMBUCO: (A Disparate) ¿Qué?
DISPARATE: No he dicho nada, Bambuco.
BAMBUCO: ¿Y por qué chistó?
DISPARATE: Jamás he chistado, que es muestra de mala educación.
GIOCONDA: ¡Chist!
DISPARATE: (A Bambuco) ¿Qué?
BAMBUCO: Yo no dije nada.
DISPARATE: ¿Y por qué chistó?
BAMBUCO: Jamás he chistado, no soy lechuza.
DOÑA DISPARATE descubre al fin a la GIOCONDA y le hace mil reverencias y
aspavientos. BAMBUCO trata de imitarla, de mala gana.
DISPARATE: Por fin tengo el gusto de conocerla personalmente, distinguidísima
señora Mona Lisa.
DOÑA DISPARATE le tiende la mano y se queda esperando, con los ojos bajos, que la
GIOCONDA le tienda la suya. La GIOCONDA se limita a mirar la mano de
DISPARATE y a espiar hacia todos lados.
GIOCONDA: No puedo darle la mano, signora. El reglamento del Museo, ¿sabe? Los
cuadros no podemos hablar con las visitas…
DISPARATE: Claro, comprendo… Por fin la vemos de cerca, señora Mona Lisa… sólo
la conocíamos por retratos…
BAMBUCO: Por las latas de dulce de batata…
DISPARATE: ¡Sshh! Permítame que me presente. Yo soy Doña Disparate nariz de
tomate.
BAMBUCO: Y yo soy Bambuco nariz de cuco.
DISPARATE: Hemos tenido un gran placer en saludarla. Ahora no la molestamos más.
DOÑA DISPARATE y BAMBUCO le hacen grandes reverencias y se dan vuelta y se
alejan un poco. De golpe reaccionan y se caen sentados.
DISPARATE Y BAMBUCO: ¡¡¡¡La Mona Lisa habla!!!!
Giran lentamente para volver a mirarla…
GIOCONDA: Y, soy italiana…
DISPARATE: Claro, y estar callada durante tantos siglos debe darle nos calambres…
BAMBUCO: ¡Y un hambre…!
GIOCONDA: ¡Uf cómo me gustaría come unos tallarines… unas lasagnas a la
pommarola…!
DISPARATE: Venga, salga con nosotros, la invitamos…
BAMBUCO: ¿Quiere un chicle globo?
DISPARATE: ¡Sshh!
GIOCONDA: No puedo… el reglamento… Además, si como tallarines voy a engordar,
nadie me va a reconocer, van a decir que soy falsificada y voy a tener unos líos con la
policía…
DISPARATE: Claro, qué lástima…
GIOCONDA: Los cuadros no podemos comer ¿sabe? Según el reglamento, tenemos
que estar pintados y nada más, pero… Vengan más cerquita.
La GIOCONDA les habla al oído, en largo bisbiseo.
DISPARATE: ¡Nos encantaría, señora Mona Lisa!
BAMBUCO: ¿Y dónde queda su castillo?
GIOCONDA: Aquí nomás, al fondo de mi cuadro… Pasen, pasen con confianza.
DISPARATE: Permiso…
La GIOCONDA sale del marco y lo baja, hasta que queda como una entrada. DOÑA
DISPARATE y BAMBUCO entran dificultosamente en él.
DISPARATE: ¡Qué oscuro está su castillo, señora!
GIOCONDA: Ay, sí y qué desarreglado… Parece que mi marido salió. (Llama) ¡Mono
Liso! No, no está…
BAMBUCO: ¿Y esto qué es?
GIOCONDA: Una rueca. Me gustaba mucho hilar.
BAMBUCO: No se ve nada…
BAMBUCO finge abrir ventanas, por donde entra luz.
DISPARATE: Podríamos hilar unos tallarines, señora…
GIOCONDA: Sí, pero yo apenas voy a probar uno y de punta.
DOÑA DISPARATE se arremanga y hace una extraña mímica, como si hilara y
asomara al mismo tiempo. BAMBUCO trae asientos. La GIOCONDA borda en
bastidor.
BAMBUCO: Y dígame, doña Mona…
DISPARATE: ¡Bambuco!
GIOCONDA: Si mi marido vuelve temprano lo van a conocer… Es una monada,
siempre tan bien afeitado…
Cuchichean. BAMBUCO, aburrido, finge sacar una espada de una panoplia y da unos
pasos de esgrima.
DISPARATE: ¿Y en qué trabaja su marido, señora Mona Lisa?
GIOCONDA: Es domador…
DISPARATE: ¡No me diga! ¿En el circo?
GIOCONDA: No, así de entre casa
BAMBUCO se aburre, bosteza. Deja la espada.
DISPARATE: ¿Y qué fieras doma su marido, señora Gioconda?
GIOCONDA: Y, muchas, pero la que ha domado mejor es una Naranja.
DISPARATE: No me diga. ¿Y es una fiera muy salvaje la Naranja?
GIOCONDA: No… La Naranja más que mala es tonta, ¿sabe?
BAMBUCO “despierta”, sobresaltado y corre hacia ellas, las sacude.
BAMBUCO: ¿La Naranja, dijeron? ¿Qué Naranja, qué Naranja?
DISPARATE: Bambuco, me ha hecho enredar mis tallarines…
BAMBUCO: ¿Qué Naranja?
GIOCONDA: La Naranja. La única. La famosa.
BAMBUCO: ¿Y dónde está?
GIOCONDA: No se, mi marido la esconde.
BAMBUCO: Quiero verla.
DISPARATE: Bambuco, puede ser peligrosa.
GIOCONDA: No, mi marido Mono Liso la amaestró. ¿A ver? Me pareció que ladraban
los dragones. A lo mejor es Mono Liso que vuelve. Permiso…
Escena 9
La GIOCONDA se aparta un poco, conservando su postura. Entran los cantantes,
vestidos de juglares, y atraviesan la escena cantando. La Gioconda se va.
BAMBUCO: ¿La traerá en serio? ¿Será la famosa Naranja?
DISPARATE: Shh… Bambuco, escuche…
BAMBUCO: Están cantando en el castillo de enfrente…
CANTANTES:
Los castillos se quedaron solos,
sin princesas ni caballeros.
Solos a la orilla de un río,
vestidos de musgo y silencio.
A las altas ventanas suben
los pájaros muertos de miedo.
Espían salones vacíos,
abandonados terciopelos.
Ciegas sueñan las armaduras
el más inútil de los sueños.
Reposan de largas batallas,
se miran en libros de cuentos.
Los dragones y las alimañas
no los defendieron del tiempo.
Los castillos están solos,
tristes de sombras y misterio.
Los CANTANTES se van BAMBUCO y DOÑA DISPARATE, embelesados, los
contemplan irse, sin reparar en que MONO LISO entra sigiloso a sus espaldas.
DISPARATE:
Qué preciosa canción, Bambuquito,
qué dulce modo de cantar.
Se me ha mojado el ojo izquierdo
y el derecho me quiere llorar.
MONO LISO procura ponerse frente a ellos para saludarlos, pero ellos dan vuelta
continuamente, hasta que el público avisa. Por fin lo ven y hacen grandes reverencias.
DISPARATE: Yo soy Doña Disparate nariz de tomate.
BAMBUCO: Y yo soy Bambuco nariz de cuco.
MONO LISO: Yo soy el dueño de casa, el Mono Liso, servidor. Siéntense. La señora
Mona Lisa tuvo que volver al Museo. La llamaron por teléfono. Mucha gente la quería
ver…
Pausa de timidez para todos. Sonríen tontamente.
BAMBUCO: ¿Y la Naran…?
DISPARATE: SSHH
BAMBUCO: La Nar…
DISPARATE: Shh.
MONO LISO: ¿Ustedes vienen de muy lejos?
DISPARATE: Sí señor Mono Liso, de allende los mares…
BAMBUCO: De la Argentina.
MONO LISO: ¿Argentina? ¿Qué es eso? ¿Una escuela, un club?
DISPARATE: Pero qué ignorancia, señor Mono Liso. La Argentina es un República.
MONO LISO: No entiendo nada.
DISPARATE: Bambuco, esto es una barbaridad. Tenemos que demostrarle al señor
Mono Liso que somos argentinos.
BAMBUCO: ¿Y qué hacemos?
DISPARATE: ¡Bailaremos la zamba! Fíjese bien, señor Mono Liso.
Bailan la canción “Calles de París” en tiempo de zamba.
DISPARATE: ¿Ahora entendió?
MONO LISO: Cosi, cosi…
BAMBUCO: ¿Y si tomamos un mate?
DISPARATE: Buena idea, Bambuco, alcánceme la pava.
DOÑA DISPARATE hace mímica de cebar mate. MONO LISO los mira con gran
curiosidad.
DISPARATE: Sírvase un matecito, don Mono Liso.
MONO LISO: Gracias.
MONO LISO trata de chupar de la bombilla, bajo la mirada atenta de los otros.
DISPARATE: ¿Ahora entendió?
MONO LISO: Y sí, un poquito más.
BAMBUCO: ¿Entonces podemos ver la Naranja?
MONO LISO: Ah, han oído hablar de ella?
BAMBUCO: Sí, sí. ¿La puedo ver?
MONO LISO: Debe de estar durmiendo, pero si quieren…
BAMBUCO: Sí, sí tráigala, por favor, señor Mono Liso.
MONO LISO se va.
DISPARATE: Bambuco, no sé por qué tiene que hacer tantos aspavientos por una
naranja de morondanga…
MONO LISO entra con una jaula cubierta con un paño de terciopelo. La descubre
lentamente con gestos de prestidigitador.
MONO LISO: Esta es. Aquí está. La Naranja
DISPARATE: Disculpe, señor Mono Liso, pero ¿qué tiene esa naranja de particular?
MONO LISO: ¿Qué tiene? Es la Naranja. La única. La famosa. Es la Naranja que se
pasea de la sala al comedor.
BAMBUCO: ¿Vieron, vieron? ¡Es la que yo decía!
DISPARATE: Hasta que no lo vea, no lo creeré
BAMBUCO: ¿Y no la está viendo?
DISPARATE: La estoy viendo sentada, Bambuco, y no paseando.
BAMBUCO: Nos hace una demostración, señor Mono Liso…
MONO LISO: Ahora no… Está cansada…
BAMBUCO: Un poquito, que se pasee un poquito nada más…
MONO LISO: Bueno… Pero ¿no hay cuchillos a mano, no? Porque les tiene miedo y se
pone nerviosa y… Bueno, ahí va. A la una, a las dos y…
MONO LISO amaga hacer rodar la naranja. Bambuco sale corriendo para llegar antes
que ella. Pero MONO LISO no la suelta.
MONO LISO: Ahora sí. ¡A la una… a las dos y… a las tres!
MONO LISO hace rodar la naranja. DOÑA DISPARATE y BAMBUCO la contemplan,
mudos de admiración. Aplauden.
BAMBUCO: ¡Otra vez, otra vez! Ahora para el otro lado.
MONO LISO vuelve a hacer rodar la naranja.
DISPARATE: ¿Y no le dan cuerda?
MONO LISO: No, pasea ella solita.
BAMBUCO: ¿Me la presta?
MONO LISO: Mmmmm….
BAMBUCO: Un ratito, nada más…
MONO LISO: Sí, pero con cuidado, ¿eh?
BAMBUCO hace rodar la naranja varias veces, con mucho aspaviento. DISPARATE
invita al público a aplaudir.
DISPARATE: ¿Y cómo consiguió esta maravilla, señor Mono Liso?
MONO LISO calla, avergonzado y modesto.
MONO LISO: Y… yo… la modestia me impide…
BAMBUCO: ¿Cómo hizo?
MONO LISO: Nada… una tontería…
DISPARATE: Cuéntenos cómo hizo, señor Mono Liso.
BAMBUCO: (Arengando al público) ¡Vamos a preguntarle todos: ¿Cómo hizo, Mono
Liso?! ¡¿Cómo hizo, Mono Liso?!
MONO LISO hace callar al público con gestos ampulosos.
MONO LISO: Está bien, les contaré.
CANTANTES:
¿Saben, saben lo que hizo
el famoso Mono Liso?
A la orilla de una zanja
cazó viva una naranja:
¡Qué coraje, qué valor!
Aunque se olvidó el cuchillo
en el dulce de membrillo,
la cazó con tenedor.
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.
MONO LISO empieza a mimar la acción. Luego baila se le unen DOÑA DISPARATE y
BAMBUCO. Hacia el final entra MANUELITA bailando fuera de compás.
A la hora de la cena
la naranja le dio pena.
Fue tan bueno Mono Liso
que de postre no la quiso.
El valiente cazador
ordenó a su comitiva
que se la guardaran viva
en el refrigerador.
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.
Mono Liso en la cocina,
con una paciencia china,
la domaba día a día:
la naranja no aprendía.
Mono Liso, con rigor,
al fin la empujó un poquito,
y dio su primer pasito
la naranja, sin error.
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.
La naranja, Mono Liso
la mostraba por el piso.
Otras veces, de visita,
la llevaba en su jaulita.
Pero un día entró un ladrón.
¿Se imaginan lo que hizo?
El valiente Mono Liso
dijo: -¡Ay, qué papelón!
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.
A la corte del Rey Bobo
fue a quejarse por el robo.
Mentiroso, el rey promete
que la tiene el Gran Bonete.
Porque sí, con frenesí,
de repente dice el Mono:
-¡Allí está, detrás del trono,
la naranja que perdí!
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.
Mas la Reina dice: -Ojo,
que yo tengo mucho antojo
de comer una ensalada
de naranja amaestrada.
Mono Liso contestó:
-Comerá cuando usted quiera
tres sandías y una pera,
¡ pero mi naranja no!
La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.
Y la reina sin permiso
del valiente Mono Liso
escondió en una sopera
la naranja paseandera.
Mono Liso la salvó,
pero a fuerza de tapioca
la naranja estaba loca
y este cuento se acabó.
Fin
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