ÍNDICE 1.- Introducción

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Grupo 6
Cambios fisiológicos durante el
envejecimiento y factores condicionantes
del estado nutricional del anciano
María Pareja Jiménez
Karen Pérez Alfonso
Javier Pérez Salvador
Manuel Pérez Sánchez
Carlos Rabadán Sainz
Laura Ramiro Fernández
Laura Redondo Artés
ÍNDICE
1.- Introducción………………………………………………………………………………3
2.- Principales cambios fisiológicos en el anciano…………………………...............3
2.1 Variaciones de peso y talla……………………………………………………...3
2.2 Cambios en la composición corporal…………………………………………..4
2.3 Cambios en el aparato digestivo………………………………………………..4
2.4 Cambios en el sistema nervioso………………………………………………..6
2.5 Cambios en la función renal………………………………………………..…..6
2.6 Cambios metabólicos……………………….………………………………...….7
2.7 Cambios psíquicos…………………………………………………………...…..7
3.- Factores de riesgo que afectan al estado nutricional del anciano…….……….7
3.1 Cambios psicosociales……………………………………..……………………7
3.2 Factores socioeconómicos. Aislamiento y soledad…………………………..8
3.3 Causas patológicas…………………………………………………………..…..8
3.4 Actividad física……………………………………………………………...…….8
3.5 Hospitalización……………………………………………………………......…..8
3.6 Interacciones nutrientes-fármacos……………………….…………………….9
4.- Conclusiones……………………………………………………………………………...9
Bibliografía……………………………………………………………………………………10
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1.- INTRODUCCIÓN
El envejecimiento es un proceso complejo, irreversible, progresivo y natural
caracterizado por modificaciones morfológicas, psicológicas, funcionales y bioquímicas que
provocan una limitación de la capacidad de adaptación del organismo a su medio.
El envejecimiento es diferente de un individuo a otro, e incluso en el mismo individuo,
de un órgano a otro. Esta variabilidad interindividual imposibilita establecer normas
concretas en las pautas alimentarias basándose sólo en la edad de las personas.
La velocidad de envejecimiento depende de factores:
 Genéticos y biológicos (no modificables), estos son denominados factores primarios.
 Ambientales, psicológicos, sociales y hábitos de vida (modificables), los cuales son
considerados los factores secundarios.
Estos factores repercuten en el estado nutricional del anciano y en su capacidad de
alimentarse.
2.- PRINCIPALES CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL ANCIANO
2.1 Variaciones de peso y talla:
 La talla disminuye un centímetro o dos por década a partir de la edad adulta, debido
a la curvatura de la columna vertebral y al aplanamiento de las vertebras.
 El peso aumenta entre los 40 y 50 años, ya que se reduce el metabolismo basal (un
5% entre 40-59 años y un 10% entre 60-69 años) y por lo tanto se reducen las
necesidades de energía.
 A partir de los 70 años el peso empieza a disminuir ya que a medida que su edad
avanza, las personas comen menos y en consecuencia las ingestas de nutrientes
pueden resultar más bajas que las recomendadas. La reducción se debe a factores
socioeconómicos (edad, sexo, ingresos, facilidades culinarias…), fisiológicos
(apetito, sentido del gusto y olfato…) y patológicos (enfermedades agudas y
crónicas, uso de fármacos, discapacidad). Uno de los factores que más influyen en
el desarrollo de la anorexia en la vejez es la pérdida de motivación para comer, que
puede deberse a la depresión y a la pérdida o deterioro del contacto social
Consecuencias en la nutrición:
Debido a la disminución de las necesidades calóricas puede presentarse el riesgo de
obesidad si los ancianos continúan ingiriendo la misma cantidad de calorías. Esto se debe
a que el gasto energético disminuye cada 10 años, por lo que si los ancianos no realizan
actividad física solo tienen el gasto del metabolismo basal, de manera que una dieta de
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1500 Kcal es más que suficiente para ellos.
2.2 Cambios en la composición corporal:
 Agua: Las personas mayores tienen alterado el mecanismo de la sed, por lo que es
muy importante insistirles en que beban agua. Otra causa por la cual los ancianos
disminuyen su ingesta de líquidos es por la disminución de la musculatura pélvica, lo
que les provoca la sensación de que se orinan.
Consecuencias en la nutrición:
Alta tendencia a la deshidratación.
 Disminución de las masa corporal magra (6,3 % en cada década a partir de los
30 años). Esta disminución de la masa muscular se denomina sarcopenía y supone
la pérdida de fuerza, de capacidad aeróbica y de funcionalidad.
Consecuencias en la nutrición:
Disminuye el metabolismo basal y como consecuencia reduce las necesidades de energía.
 Aumento de la grasa corporal: Debido a una menor intensidad de la actividad
física y a las modificaciones en la síntesis de testosterona y hormona del
crecimiento. Una característica de los ancianos es que se produce una migración de
la grasa de las extremidades hacia el abdomen.
Consecuencias en la nutrición:
Importante en el desarrollo de la hipertensión o hiperlipidemias.
 Disminución de la masa ósea: A causa de la desmineralización de los huesos. Se
produce por cambios en el metabolismo óseo, por alteraciones endocrinas y por la
absorción deficiente o la ingesta inadecuada de calcio. Todo esto hace que
disminuya la densidad ósea y aumente el riesgo de fracturas y osteoporosis.
Consecuencias en la nutrición:
Dificultad para comprar, preparar alimentos o comer por sí mismo.
2.3 Cambios en el aparato digestivo
Región orofacial:
 Disminución de piezas dentales, disminución del volumen del esmalte por desgaste
de las caras oclusales y proximales, y reducción del tamaño de la pulpa. Como
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resultado, el anciano debe adaptar su alimentación a sus nuevas posibilidades físicas,
modificando la textura y consistencia de los alimentos.
 Alteraciones del sistema neuromuscular de la cavidad bucal: Descoordinación
muscular. Mejillas flácidas y protrusión mandibular. Alteraciones labiales e inflamación
de las comisuras.
Consecuencias en la nutrición:
Dificultad y dolor en la masticación, restricción de la variedad de alimentos ya que
suelen evitar los duros y elegir los más blandos, como alimentos de larga cocción, pero
esto supone una pérdida importante de vitaminas, minerales y fibras. La incapacidad para
una masticación adecuada está relacionada con las bajs ingestas de calcio-fósforo y las
bajas ingestas de vitamina D, asociadas con osteoporosis. Las dentaduras postizas
pueden intervenir en el sentido del gusto por lo que disminuye la ingesta de alimentos.
 Atrofia de las papilas gustativas. Produce cambios en la sensibilidad a los sabores
dulces y salados y conduce al aumento del consumo de productos azucarados y
fuertemente sazonados. La menos sensibilidad gustativa puede conllevar una menor
ingesta de nutrientes y una reducción del apetito.
 Alteraciones del olfato.
 Xerostomía o sequedad de boca: con el paso de los años el flujo salival disminuye y
la saliva se hace viscosa y espesa, produciendo sequedad bucal y sensación de ardor
que dificulta la masticación y la formación del bolo alimenticio y por tanto la deglución.
Este proceso se relaciona con la atrofia de las papilas gustativas,.
Consecuencias en la nutrición:
La hipogeusia se ha relacionado con deficiencias en vitaminas A, B 6, acido fólico y
Zinc. Por otro lado, al disminuir la sensación olfatoria y gustativa, las personas mayores
salan y edulcoran los alimentos en exceso para compensar la falta de gusto.
Cambios en el tubo digestivo:
 Esófago: Debido a la disminución de las ondas peristálticas, que provoca el
enlentecimiento del descenso de la comida y cierta dilatación y modificación del
esfínter esofágico inferior, aumentando la tendencia al reflujo gastroesofágico.
También se produce un retraso en la relajación tras la deglución y un incremento de
la presión de contracción faríngea.
 Estómago: se produce una atrofia de la mucosa por disminución de la secreción
acidopéptica. La gastritis atrófica produce hipoclorhidria gástrica que provoca una
absorción deficiente y un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. El
tiempo de vaciado aumenta sólo en el caso de líquidos. También aparece lo que se
conoce como saciedad precoz debido a una menor distensión del fundus gástrico,
una mayor estimulación del antro, al aumento de secreción de colecistocinina y a
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cambios en otras hormonas.
 Intestino: Los ancianos con gastritis atrófica presentan una disminución del factor
intrínseco, lo que a su vez provoca una disminución en la síntesis de vitamina B12,
La absorción de calcio también se ve comprometida con la edad, debido a
alteraciones en el metabolismo de la vitamina D. Esto acelera la pérdida de tejido
óseo y el desarrollo de osteoporosis senil. También es característica la disminución
de la motilidad intestinal, que se ve agravada por el consumo deficiente de líquidos y
fibra y el estilo de vida sedentario. Como consecuencia aparece el estreñimiento.
 Páncreas: Para que se presenten signos de insuficiencia tiene que disminuir un 90
% su reserva funcional. Con la edad disminuye su peso y aumenta la fibrosis del
parénquima.
 Hígado: Se produce una disminución del flujo sanguíneo y una disminución de la
síntesis de las proteínas, con un considerable descenso en la relación
albúmina/globulina.
Consecuencias en la nutrición:
Todo ello se traduce en una difícil digestión de las grasas y vitaminas. Esto unido a la
disminución de la superficie de absorción puede dificultar la absorción de hierro, vitamina
B12, calcio y acido fólico. Debido al estreñimiento crónico, pueden aparecer hemorroides,
divertículos, disminución de la ingesta o alteración de la misma. También se necesitara
más ingesta de agua para disminuir la uremia.
2.4 Cambios en el sistema nervioso
Con el paso del tiempo, el número de células nerviosas disminuye, produciendo una
pérdida o disminución de la coordinación neuromuscular, dando lugar a síntomas como el
temblor senil. La vista se deteriora dificultando la capacidad de selección, reconocimiento
de los alimentos y normas de elaboración.
Consecuencias en la nutrición:
Se hace peligrosa la preparación de los alimentos y la capacidad de alimentarse.
2.5 Cambios en la función renal
En el anciano se producen cambios anatómicos y funcionales en el riñón que
conducen a una reducción del filtrado glomerular, del aclaramiento de creatina y de la
capacidad de concentración urinaria.
La tasa de filtración pasa de 120 ml/minuto a 60 ml/minuto. Esto produce una mayor
sensibilidad en caso de ingesta hídrica insuficiente y, como consecuencia, una mayor
predisposición a la deshidratación. En mujeres es frecuente la disminución de la
musculatura pélvica, y en varones el crecimiento de la glándula prostática, lo que influye en
el desarrollo de incontinencia urinaria y de uropatía obstructiva.
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Consecuencias en la nutrición:
Como consecuencia de la alteración renal, se produce una disminución del flujo
sanguíneo, el cual es más vulnerable cuando las ingestas de agua son insuficientes, por lo
que aumenta la deshidratación. También puede producir vulnerabilidad a la obesidad.
2.6 Cambios metabólicos
 Disminución del metabolismo basal.
 Intolerancia a la glucosa: Con el incremento de la edad, un gran número de
personas presenta una alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono
debido a la intolerancia a la glucosa. Esto puede ser debido a una menor secreción
de insulina en respuesta a la presencia de glucosa o de una menor respuesta tisular
a la acción insulínica.
Consecuencias en la nutrición:
Mayor vulnerabilidad a padecer Diabetes Mellitus. Al mismo tiempo se ve afectada la
ingesta y selección alimentaria.
 Intolerancia a la lactosa por disminución de la actividad de la lactasa.
 Modificación de la concentración plasmática de colesterol: Aumenta entre los 20 y
los 50 años, y a partir de los 70 años se estabiliza y disminuye progresivamente.
 Tendencia a la hipovitaminosis D por la tendencia a no salir de casa, de manera que
no les da el sol.
2.7 Cambios psíquicos
Los pacientes con demencia senil sufren confusión y falta de memoria inmediata
debida al déficit de vitamina B y ácido fólico, por tanto, las ingestas nutricionales pueden
tener riesgos si los nutrientes específicos tienen influencia sobre la función mental. Un
estado anímico deprimido afecta de dos maneras: dando lugar a un hiperconsumo de
alimentos y otras veces conlleva a anorexia y rechazo de los alimentos y/o excesivo
consumo de alcohol.
3. FACTORES DE RIESGO QUE AFECTAN AL ESTADO NUTRICIONAL DEL ANCIANO
3.1 Cambios psicosociales
Se producen cambios en los modelos familiares, un mayor número de ancianos
viven solos y pierden la motivación para comer o bien desconocen los métodos adecuados
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de preparación de alimentos, conduciendo al descuido de la alimentación y a la
malnutrición.
Los progresos de la ciencia, del desarrollo económico y cultural, la vejez es una
etapa de la vida tan plena como cualquier otra, pero los trastornos adaptativos o las
depresiones se presentan frecuentemente, y tienen su causa en la esfera social y física.
Por otra parte, los ancianos son más susceptibles a la publicidad engañosa sobre
determinados productos alimenticios de dudosos efectos beneficiosos, que además son
más caros que otros alimentos mucho más nutritivos.
3.2 Factores socioeconómicos. Aislamiento y soledad
Las personas que viven solas, especialmente los hombres tienen mayor riesgo de
padecer malnutriciones. El aislamiento y la soledad conducen al consumo de comidas
fáciles o ya preparadas y el número de comidas omitidas va siendo mayor.
Otros factores que influyen en la dieta son el abandono de la actividad laboral, el
bajo poder adquisitivo, las pensiones percibidas, la pobreza, etc.
3.3 Causas patológicas
Las personas ancianas habitualmente padecen enfermedades crónicas que
repercuten en el estado nutricional. Cuanto mayor sea el número de enfermedades que
tiene una persona, mayor probabilidad de padecer alteraciones nutricionales tanto por la
enfermedad como el tratamiento.
3.4 Actividad física
Una menor actividad que presentan la mayoría de las personas con el avance de la
edad puede llevar a la disminución de la ingesta de energía.
Sin embargo, el ejercicio físico realizado regularmente puede retrasar la aparición de
síntomas que acompañan a algunas enfermedades degenerativas, así como disminuir la
pérdida de masa ósea, los lípidos sanguíneos, la glucemia, el riesgo de diabetes y además
mejora el estatus cardiovascular, manteniendo la capacidad funcional del individuo y
contribuyendo a su autonomía.
Aunque no deje de tener un riesgo animar al aumento de actividad física, los
peligros de permanecer inactivo pueden ser mayores.
Es muy importante que la actividad física sea específica y este adaptada a las
necesidades de cada persona.
3.5 Hospitalización
La hospitalización supone un riesgo de malnutrición especialmente para los
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mayores. Ésta va seguida de una disminución de la funcionalidad. La hospitalización y la
cama imponen factores como inmovilización, reducción del volumen del plasma, pérdida
ósea acelerada y falta de estímulos sensoriales.
Puede parecer contradictorio que en un hospital se hable de riesgo de malnutrición.
Para evitar este problema es necesario que el personal de enfermería controle de manera
adecuada la ingesta de cada persona (si se ha dejado algo, si se lo han comido los
familiares, si le han traído comida de fuera…). Además también se debe vigilar que la
comida llegue en perfectas condiciones y sea agradable a la vista.
3.6 Interacciones nutrientes-fármacos
Los fármacos pueden afectar al estado nutricional directa o indirectamente,
alterando la absorción, metabolismo y excreción de nutrientes o induciendo el apetito, el
sentido del gusto,…
La gravedad de la interacción dependerá del tipo de medicamento, dosis, frecuente
consumo de uno o varios fármacos simultánea y crónicamente. Hay que tender la
tendencia a comer menos y por tanto, a no ingerir las cantidades suficientes.
4.- Conclusiones
Los ancianos presentan una serie de alteraciones derivadas de su avanzada
edad que repercuten en su nutrición. Las más significativas y sobre las cuales el personal
de enfermería debe incidir son:

Potenciar la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación

Controlar la presentación y el estado de las comidas ya que adquiere una gran
importancia debido a que los ancianos sufren alteraciones en las papilas gustativas,
por lo que es muy importante que la comida les resulte visualmente atractiva.
También se debe asegurar que las comidas les resulten agradables al gusto, para lo
cual habrá que potenciar la salzón de los alimentos.

Evitar el sedentarismo y fomentar la actividad física en la medida que sea
posible.
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Bibliografía
 Medina R, Dapcin V. Evaluación del estado nutricional del anciano. En: Muñoz M. Libro blanco
de la alimentación de los mayores. 1ª ed. Buenos aires: Médica Panamericana; 2005.p.39-51
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