Ramón Ferreira La mujer americana en la guerra de la independencia Anécdotas sacadas de los periódicos de la época. 1867 En todo clima el corazón de la mujer es tierra fértil en afectos generosos. Ella en cualquier circunstancia de la vida, sabe, como la Samaritana, prodigar el óleo y el vino. Byron I. La historia nos presenta muchas anécdotas sobre la misión de la mujer y su influencia social. Un sabio escritor ha dicho: "son amigas de los jóvenes, compañeras de los hombres, y nodrizas de los ancianos”. Rousseau dijo: “los hombres no serán otra cosa que lo que quieran las mujeres: si queréis ser grandes y virtuosos, es necesario enseñarles a ellas, en que consiste la grandeza y la virtud...” En todas las edades del mundo, en todas las regiones, entre los salvajes escandinavos, hotentotes, orientales, americanos, donde la mujer no es mas que esclava y maquina de costumbres, ha ejercido siempre su influencia moral y política; con el tártaro, el japonés, patagónico, caribe, mexicano... A Sara, Raquel y Ruth se les atribuye mucha parte en la templanza de la ferocidad de los hebreos, según Mr. Jouy. Las hijas de Sión, dice, lloran con sus esposos en la cautividad, pero al mismo tiempo los consuelan con su dulzura y sus cantos tocantes. Una hebrea (Etaim) no quiere que nadie la consuele por la muerte de sus hijos, y busca la soledad huyendo del alivio. Rehúsan cantar a los extranjeros que las ruegan a sus pies, y ellas les juran a sus suplicas que jamás sonaran las cuerdas de sus arpas, para complacer a los autores de sus desgracias... Cantaban entre los suyos las endechas siguientes: “sentadas a la rivera de las aguas de una tierra extraña, llorábamos recordando el día triste en que el enemigo estaba enrojecido en sangre, amontonando cadáveres sobre las alturas de Jerusalén, donde fueron cautivadas las hijas de Sión, y expatriadas bañadas en llanto. Estábamos mirando las olas que se deslizaban a nuestros pies; nos pedía el extranjero que cantásemos; pero no, jamás gozara de este horrible placer, antes que se extinga nuestra voz; séquese nuestra mano antes que pulse una sola cuerda del arpa de Israel, para que las oigan nuestros tiranos. ¡Arpa santa! colgada te dejamos de la rama del sauce, y nunca te cogeremos hasta que seamos libres; la vos de los crueles que nos rodea, no se mezclara jamás con tu dulce armonía...” Tales eran las canciones con que suavizaban las amarguras del gran cautiverio, a sus esposos e hijos. Entre los griegos, podían decir todas lo que la esposa de Leonidas; las espartanas visten luto cuando sus esposos o hijos huyen de la batalla, y escapan la vida por cobardía; y por el contrario, reciben la guirnalda y parabién, cuando han muerto en defensa de su patria. En las costumbres y destinos de Roma, influyo la mujer; a ellas se les debió la expulsión de los Tarquinos, la salvación de la venganza de Coriolano, y el pudor de Virginia; calmo las proscripciones de Sila, y el vigor de los sitios de Sagunto, Numancia y Cartago. Mas cuando la mujer pierde su virtud, se pierde también su benéfica influencia; Julia, Agripina, Poopia, Teodora... figuran en la historia como Tiberio, Nerón y Calígula. La edad media nos presenta las antiguas galas, germanas y escandinavas, guiando y dirigiendo las campañas y batallas, repartiendo flechas a los suyos, conjurando las tempestades con el don de profetizar, o encendiendo los pechos y el valor del guerrero con el ejemplo y el denuedo. Vestidas de luto, esparcidos sus cabellos, las antiguas galas con sus hijos en los brazos, corren y se lanzan al mayor peligro. Cuando a sus esposos les falta el valor y huyen, les arrojan a sus pies los hijos y les dicen; destrozadlos, o volved contra el enemigo. Los hacen volver cara, los siguen, combaten a su lado y les obligan a vencer o morir con ellas. En las épocas del feudalismo, de las cruzadas y de la caballería, ejerció la mujer grande influencia; el galanteo, la guerra y el cristianismo fueron los sentimientos dominantes que se explotaron en esa época parecida a la de los héroes griegos y troyanos en los tiempos de Homero. Senechad y el conde de Joinville, en la matanza de la batalla de Massoure, cubiertos de heridas se decían mutuamente: si podemos escapar tendremos mucho que hablar de esta jornada delante de nuestras damas... La mujer, en fin, encierra en si todo el germen de ternura y de sensibilidad, de artificio y sagacidad, para templar el ardor mas acerado del guerrero, y docilizar el corazón mas fiero. Influye con sus sentimientos religiosos y benévolos: la mujer feroz, de carácter fuerte, vengativa, irritable, es impersonal en la naturaleza. Pero nada hace cuando es invadida por la ignorancia, y le falta la educación necesaria con las verdaderas ideas. Óigase a Madama Bernier en su discurso sobre la educación de las mujeres: “La ignorancia en que vive la mujer relativamente a sus deberes, y el abuso que hace el hombre de su poder, le hacen perder la mas bella y mas preciosa de sus ventajas, la de ser útil. Una joven al entrar en el mundo, no distingue en él sino lo que puede servir a su vanidad; y la idea confusa que tiene de su felicidad y el ruido de todo lo que le rodea, impiden a su alma oír la voz de lo que Página 2 de 8 resta de la naturaleza. ¡cuantos padres con haber pagado a los maestros creen haber educado a sus hijas!...” Vamos a agregar un hecho de este siglo, muy notable. En los Estados Unidos, en 1837, se formo un Congreso de señoras literatas, delegadas por varios estados, para tratar especialmente sobre la abolición de la esclavitud, y se reunieron mas de 170 en Nueva York. Oigamos ahora la clasificación que hace Aime Martín en su obra “educación de las madres” ya que no tenemos el texto del informe que dio la asamblea. “En su santa asamblea, dice, ellas han declarado que no se dirigirían a los hombres sino a Dios, quien solamente puede tocar el corazón de los hombres, y hacerlos accesibles al evangelio y a la compasión”. “El primer articulo de su convención impone un deber a todas las mujeres americanas de rogar por la destrucción de un crimen calificado de crimen nacional. ¡Idea sublime! ¡voto adorable! Cada día en el templo, cada noche en medio de la familia, al pie del lecho nupcial, el marido verá a su mujer puesta de rodillas y oirá las oraciones que dirige a Dios por la libertad del esclavo. Y estas oraciones se repetirán en cada casa , serán universales y perpetuas en la superficie entera de los Estados Unidos hasta la cesación del crimen”. “La antigüedad jamás vio un espectáculo tan grande, aun hay mas: uniendo las obras a las oraciones, las mujeres han decidido que abrirían escuelas, y que se encargarían ellas mismas de instruir a los esclavos. Nos valdremos, dicen, de todo nuestro influjo para promover la instrucción y la emancipación de nuestros hermanos los esclavos, y mientras haya en nuestras iglesias bancos para hacerlos sentar aparte, nosotras iremos a ponernos en esos bancos y a rogar por ellos a su lado”. “Tal es la América de los Estados Unidos, nuevo mundo que nace para las nuevas ideas. Tal será la América del sud después de triunfar, porque no puede dejar de triunfar la nación en que las mujeres combaten por la causa de la independencia y mueren al lado de sus hermanos y de sus maridos. Ha de triunfar la nación en que un oficial pregunta cada noche en presencia del ejercito: están las mujeres de Cochabamba? y en que otro oficial responde: gloria a Dios! han muerto todas por la patria en el campo de honor...” II. Vamos ahora a referir algunas anécdotas de la época de nuestra independencia, sacadas de las publicaciones de esa época, que son tan dignas de conservarse en la memoria de todos los americanos, y transmitirse a las generaciones. Pero queremos anticipar dos hechos de la actualidad publicados en los periódicos de Chile, con motivo de la guerra de España en el Pacifico, que prueban y dan la medida del entusiasmo patrio en la mujer americana, que revivirá siempre con mas ardor, cuando se vea amenazada la independencia... En presencia de las ruinas de Valparaíso por el bombardeo, tuvieron lugar las siguientes cartas de dos jóvenes heroínas: Sra. Da. Elisa C. A.: sobre los escombros de esta tu casa te convido a beber una copa de champaña el sábado... Amalia Sra. Da. Amalia: Santiago, Marzo 30 de 1866 Te acompañaré en tu heroísmo a presenciar el martirio de ese gran pueblo, victima de la barbarie española. Tu amiga: Elisa El otro hecho es de algunas matronas que cedieron, para los gastos de la guerra, sus pensiones militares, que gozaban por los servicios de sus esposos en la guerra de la independencia. Sigamos ahora: Página 3 de 8 Republica Argentina Nos refiere el Deán Funes en su ensayo histórico, que en la guerra con los ingleses de 1806 y 1807, hubo mujeres en Buenos Aires que en su postrer adiós dijeron a sus esposos e hijos: “no creo que te muestres cobarde, pero si por desgracia huyes, busca otra casa donde te reciban...”. No satisfechas con eso, dice la obra, se lanzaban en medio de la lucha al campo de batalla, distinguiéndose Da. Manuela Pedraza, que fue declarada heroína, y condecorada con un grado militar. Pero fueron tan generosas como valientes y hospitalarias con el enemigo, luego que concluyó la guerra. El año 10 fue doble el entusiasmo para la independencia; muchas matronas presentaron sus alhajas, hijos y esposos, aconsejándoles la defensa de la patria, distinguiéndose las Sras. Quintana, Escalada, Buchardo, Salas y otras. No pudiendo tomar fusil por su clase, formaron el plan y lo ejecutaron, de ofrecer las armas al gobierno, grabados sus nombres para estimular al que las cargase, y tener ellas el derecho de reconvención al que no llenase su deber. Otra mereció el grado de sargento mayor con el sueldo, y se le quedó el renombre de mayora; usaba también las insignias militares. No por eso disminuyó en nada la generosidad y compasión con el prisionero o desgraciado español de la misma sangre. A la pasada por Córdoba del primer ejercito con el general Balcarce, una viuda dueña de una posta le presentó un numero bastante de caballos para el servicio de la patria. Sabiendo el gral. que aquello formaba todo su patrimonio, le dio las gracias y le dijo: que las circunstancias no exigían tanto sacrificio, y dio orden a la Comisaría que le abonase su valor. Bien, le contestó ella, si por ahora no son necesarios, considérelos V.S. como propiedad del Estado, que yo los cuidare con ese objeto, pero suplico a V.S. que no me agravie con ofrecerme paga. Queriendo satisfacerla el gral. con las consideraciones de su familia, ella le contestó: que sus bienes, sus hijos y su persona, todo lo sacrificaría por la patria que era su primer deber. En fin, ella en persona, con sus hijos y sus peones, ayudó a transportar la división a la otra posta. La madre del gral. D. José M. Paz y otras matronas de Córdoba presentaron sus hijos a la patria en esa época, cortando sus estudios y su carrera. También se distinguió Da. Margarita Arias de Correa, y posteriormente se sacrificaron dos hijos en la guerra con Quiroga... En Santiago del Estero, pasando el gral. Castelli con el ejercito, en una choza humilde de campo, existía una anciana de 70 años, que en toda su vida no había salido de aquel recinto: llena de gusto con los huéspedes que le honraban, tomó una flor del campo y obsequio al general. Preguntada por su edad, contesto sonriéndose, “no soy tan vieja como parezco, pues no tengo mas que cuatro meses; y exigiéndole explicación, dijo; si, señor, por que he nacido el 25 de mayo; antes no he vivido”. Diciendo estas palabras con la voz en un tono grave y llena de satisfacción. En Tucumán se distinguieron las Sras. de Aráoz, Molina, y otras en toda la época de los generales Belgrano y San Martín. Las salteñas además, prestaban sus servicios con la comunicación y trabajos clandestinos, cuando el enemigo entraba apoderado de Salta. En Mendoza, cuando San Martín preparaba su ejercito para pasar los Andes, los recursos escaseaban, las dificultades crecían, el enemigo ocupaba casi todo el continente, México, Colombia, Perú alto y bajo, y Chile. Las señoras se disputaban entonces el trabajo, y alternaban a primera con la ultima clase, sin consultar otra cosa que la patria. Renunciaban todo placer y toda ocupación incompatible. Sus casas eran talleres, cosían la ropa del soldado y hacían hilas; hicieron una suscripción para completar un servicio de hospital. Se distinguieron las Corvalanes, Correas, Ortices y otras... Y la esposa de San Martín vendió sus alhajas y joyas para las necesidades del ejército. Nada de esto privó que fuesen las mas humanas con los enemigos prisioneros y refugiados, después de las victorias de Chile por los patriotas. Bolivia Entre muchos hechos de heroísmo en el alto Perú o Bolivia, citaremos algunos: Da. Teresa lemoine en Chuquisaca fue perseguida, proscripta por el general nieto después de sofocada la revolución de 1809. En vez de abatirse y suplicar, marchó a su destierro con nueve hijos, sin recursos, a pie y diciendo: “la aurora de libertad ya ha aparecido, no es mas que una nube pasajera que la oscurece; para disiparla, solo se necesita constancia, y no puede haber Página 4 de 8 patria si se renuncia a esta virtud”. Ella sufrió su destierro hasta que los patriotas la sacaron en triunfo. A la entrada del general Castelli el año 10, tuvo su representante el bello sexo, para arengarle, en la hermosa joven Da. Mercedes Tapia, a nombre de las damas. Entre las palabras de su discurso, sobresalieron las siguientes: “en cuanto a nosotras, no habrá sacrificios que no hagamos gustosas; aquí están nuestras alhajas, las prendas de nuestro amor. Si volvéis vencedores, no os contentareis con nuestras virtudes? y si vencidos, habrá americana que quiera adornarse? al separarnos de vosotros, no renunciaremos a todo?”. “Corred pues a las armas; id y mostrad en el campo de batallas, hasta dejar sellado con sangre por vuestra libertad y la nuestra, que sois dignos hijos defensores de nuestros derechos y de la América inocente. Si fuese necesario cooperaremos también con el fusil al hombro, con el sable en mano; tejeremos guirnaldas con que ornar vuestras valientes sienes; cuidaremos de los heridos y enfermos; trabajaremos para alimentar los huerfanillos que quedasen a nuestro cargo. Marchad y volved victoriosos...”. Con el revés de las armas patrióticas en Huaqui, volvió el enemigo y fue perseguida esta con distinción. Cuando supo el triunfo de la patria en Salta, tal fue su gusto, que murió. En Potosí fueron victimas el inocente y patriota matos y su esposa. Fue conducida ella a presenciar el martirio de su esposo, en pena de su contumacia, y para escarmiento de las demás, como se decía entonces. En vez de la cobardía, le dirigió a su esposo estas palabras: “tu me enseñaste a vivir, y ahora me enseñas a morir: sube al cielo mártir de la patria que yo no tardare en seguirte”. Pronto vino la muerte a libertarla de su dolor. En La Paz fue mas fuerte la persecución. Ellas eran testigos de lo que hacían con sus hijos y esposos, pero nunca desmayaron ni vacilaron en el sentimiento de amor patrio. Empleaban toda su sagacidad natural y talento en engañar al enemigo y salvar la patria; con una mano le prodigaban el oro para salvar a los patriotas de la venganza, y con otra remitían los auxilios que podían a los suyos; ocultamente equipaban y aconsejaban a sus hijos que fuesen a la lucha, sin que les arredrase el peligro de ser descubiertas por un enemigo feroz. Da. Vicenta Egusquiza fue condenada a multa de 6.000 ps. y destierro; Da. Ramona Paliza a clausura perpetua; Da. Simona Mansaneda (alias cereza) sufrió la afrenta publica. En Cochabamba llegó el entusiasmo a tal grado, que en ciertas circunstancias, en que se hallaba la ciudad sin hombres, porque a excepción de ancianos y niños, todos se hallaban en campana, se resolvieron a un arrojo el mas temerario para su sexo: a tomar un cuartel defendido por un piquete de veteranos españoles. Disfrazadas y vestidas de hombres, a la sombra de la noche, asaltaron y tomaron el cuartel a vivo fuego y bala. Tuvieron la generosidad magnánima correspondiente a su valor, de no hacer correr sangre y mandar los prisioneros al general del ejercito patriota Rondeau. El enemigo cometió a su vez, la villanía cobarde de ahorcar doce de aquellas heroínas, para escarmiento, y cuando iban al cadalso gritaban ¡viva la patria!. Chile En los reveses fueron constantes y en las victorias generosas con sus mismos enemigos las chilenas. La desgracia de Rancagua causó la emigración y penurias del paso de la brava cordillera de los andes, y las crueldades del inhumano Osorio, después del triunfo. Con ese aire de majestad y derecho con que se castigaba al rebelde y súbdito sublevado, siempre descargaba sus golpes el enemigo, como para escarmentar, como delito de lesa patria, como un castigo sancionado por las leyes divinas. Cuando vencedores los patriotas eran rebeldes, cuando vencidos caía todo el rigor de la ley. Muchos iban a purgar su culpa a la isla de Juan Fernández. A padres ancianos se les negó el consuelo de que les acompañasen sus hijos, esposas y deudos, por mas empeños que hacían en ir a participar de los padecimientos. Les toco a hombres de mas de 70 años, como D. José Antonio Rojas y D. Antonio Ovalle. La joven Rosario Rosales, hija de D. Enrique Rosales, tiene una historia novelesca, como dechado de amor filial. A fuerza de empeños extraordinarios pudo conseguir la gracia especial de acompañar a su padre octogenario, joven, llena de atractivos para la vida social, cocinaba, lavaba, y curaba a su padre; llego hasta cultivar la tierra para alimentarlo. Se despojaba de su ropa para abrigarlo y salvarlo de la intemperie en una choza de paja, en las lluvias y temporales tan recios de ese lugar. Página 5 de 8 Así estuvieron mas de un año; el destino apuro las heces del cáliz amargo, y se incendió la choza con los útiles que tenían, teniendo que vivir algún tiempo al raso. El padre quiso muchas veces mandarla a Santiago, porque tal vez su presencia le era mas mortificante, pero ella peso los dos males, vivir allí o dejarlo, y nunca vaciló en elegir el primero. El pensamiento solo de abandonarle me es mucho mas insoportable que la muerte, le contestaba. La providencia les conservó la vida a ambos para volver a su patria y verla libre. Doña Cornelia Olivares, en Chillán, por su distinguido patriotismo y cooperación, sufrió con toda resignación ser afrentada, rapada la cabeza y puesta a la expectación publica todo un día. Fue declarada por el gobierno una de las beneméritas. Doña Paula de Jara, después de la desgracia de Cancha Rayada, se le presento a San Martín despavorida, llena de sentimiento, brotando fuego, y le dijo: “conque ha sido desgraciado nuestro libertador? volverán a dominarnos los españoles? dígame, por dios, si puedo servir de algo; mis bienes, mis hijos, mis peones, mi persona, todo lo sacrificare gustosa a la patria!”. Algo consiguió tranquilizarla el general, pero ella continuó: “antes mandé el resto de mi ganado para el ejercito, ahora traigo todos mis inquilinos, patriotas a toda prueba, para que V.S. los incorpore en sus filas. Presento también mis dos hijos con el mismo objeto, y dirigiéndose a ellos les dijo: hijos míos, sabed que si no cumplís con vuestro deber, dejareis de llamarme madre; la muerte es preferible a la esclavitud. Yo os daré el ejemplo, me olvidare de mi sexo y arrostrare los peligros hasta lo ultimo. Buen animo, mi general, le dijo a San Martín: este revés que ha sufrido, hará ver mas que somos dignos de ser libres”. Dona Gertrudis Serrano, madre del general Freire, estaba presa en un sótano en Talcahuano, y Doña Mónica Monasterio murió conducida a la prisión. La mujer de un sargento Fernández, hizo mas proezas que su marido en la guerra con San Martín, y después hizo también la campana del Brasil, mereciendo ser sargento 1ro., cuando su marido era 2do. En la expedición al Perú es mucho lo que se debió al entusiasmo de las patriotas chilenas; deben nombrarse las familias de Rosales, Laraines, Rojas, Vicuñas, Pérez, Sánchez, Tracios, Guimanes, Macollanes... Perú Las mujeres del Cuzco y Arequipa se habían distinguido antes en la revolución de Tupac Amaru. Murieron muchas peleando como auxiliares de sus maridos (Deán Funes). En las cavernas de Casas Matas, calabozos subterráneos de Lima, donde jamás penetra el sol, apenas un poco de luz, húmedos, infestos, fueron encerrados por seis y siete años los patriotas prisioneros. Las limeñas emplearon toda su astucia y sus gracias para burlar la vigilancia y suavizar la ferocidad del enemigo. Llegó el día de la libertad en las playas de los Incas por San Martín, y no es posible describir el entusiasmo de las peruanas. Se distinguieron en Lima las familias de Avilas, Palacios, Silvas, Arandas y otras muchas, entregaron hasta sus alhajas; y cuando Lima se hallo en peligro de perderse, se vieron prodigios de entusiasmo, y hasta las monjas tomaron parte. Los ancianos y las mujeres imitaban los recuerdos de las argentinas en la reconquista. Fueron condecoradas por San Martín, con la banda de Patriotas mas de 200 señoras limeñas, muchas de la nobleza, y mas de 100 inscriptas en la Orden del Sol. Como de las mas distinguidas se nombran Doña Manuela Estricio, Mercedes Negareda, Trinidad Celiz, que disfrutó una pensión por sus servicios. Andrea Bellido, natural de Cuzco, fue fusilada. En la costa de Arequipa, cuando se aproximó una división del gral. San Martín, pedían a gritos las mujeres armadas de puñal y sable, ser enroladas en las filas patriotas, y otras acudieron con alimentos y agua para la tropa en aquellas costas áridas... En la costa norte (departamento de Trujillo) llegó una proclama del gral. San Martín, como botada por las olas, a manos de una anciana que debía estar congelada su sangre por la edad. Esta matrona a 300 leguas de San Martín, en territorio enemigo, no vaciló en dirigir una carta al Libertador, manifestándole sus sentimientos de patriotismo, y cooperando del modo que le era posible. “Sé que le faltan caballos y hombres, le dice; un hijo único y cinco caballos con que me procuraba la existencia, se los mando; yo la buscare mientras V.S. liberta a mi país. Lleva la orden de ponerlos a su disposición con su persona, y de no descansar hasta encontrarlo. Admítalos para el servicio de la patria que es cuanto aspiro.” Página 6 de 8 A los diez y siete días de camino por lugares extraviados y serranías, se presento el joven con la carta y los caballos a San Martín, quien se consternó, lo obsequió y pudo conseguir que se regresase a cuidar a su madre anciana. Ecuador En Guayaquil, que entonces pertenecía al Perú, se distinguieron también las matronas. Basta la siguiente anécdota: López, gral. de la patria, tuvo la cobardía de pasarse al enemigo e invitar al bello sexo: un crecido numero contesto bajo su firma en una carta que concluía así: “antes de experimentar ese día de horror, pereciendo el ultimo de sus defensores, las damas a quienes habláis, encendiendo con su mano esta hermosa ciudad, sepultaran su honor y su decoro en las cenizas de Guayaquil...”. Firmaba un crecido numero de las principales, como Roca Fuertes, Llagunos y otras. En Quito, la casa de Doña Manuela Canisaro era donde se reunían los conjurados... Nueva Granada Entre las inmortalidades, y aun entre los dioses, ha reconocido siempre la historia preferencias y grados, y no puede negarse esta justicia a Policarpa Salavarrieta. Fue descubierta su inteligencia secreta con los patriotas. Ella y su amante joven, que debían unirse pronto en matrimonio, ambos presos y careados, se empeñaron en salvarse el uno al otro la vida, condenándose a si mismos, haciendo propia exclusivamente la culpa. El joven sufrió el patíbulo primero en su presencia, y después que nada se pudo sacar de ella, fue también condenada a muerte. Cuando salió al cadalso, arengo al pueblo, que lloraba sin poderse contener; “no lloréis por mi, sino por la opresión y esclavitud de vuestra patria; sírvaos de ejemplo mi destino, para que venguéis los ultrajes que sufrís con tanta injusticia.” Llegando al patíbulo pidió un vaso de agua, y viendo que un español se lo alcanzaba, lo rechazo diciendo que no quería deber ni ese favor al enemigo de su patria. El jefe de la fuerza le dijo que eligiera la persona que se lo alcanzara. “Mil gracias, contestó, tal vez este pasajero alivio de mi ultima hora comprometiese a la persona a la que yo diese esa prueba de amistad; vamos nomás a morir.” Se despidió con estas palabras: “asesinos, temblad de vuestro atentado, pronto vendrá quien vengue mi muerte.” Mereció este epitafio en su sepulcro: Policarpa Salavarrieta murio para salvar la patria. Venezuela Esta parte de Colombia fue la cuna de la libertad y del Libertador Bolívar. Allí también fue la guerra mas fuerte y las persecuciones. En la casa de Doña Juana Antonia Padrón, madre de los generales celebres D. Mariano y D. Tomas Montillos, se preparaban desde antes, bajo el pretexto de las tertulias, los planes secretos. Cuando llegó el caso de partir sus hijos a la defensa de la patria, les dijo: no hay que comparecer en mi presencia si no volvéis victoriosos. Habiendo sido Bolívar desgraciado en 1814, las caraqueñas de familias principales tuvieron que emigrar y andar errantes por las selvas y las islas mas de 6 años, trabajando personalmente para vivir. Da. Josefa Palacios, madre del benemérito gral. Rivas, prefirió una muerte lenta a la renuncia de sus principios de libertad. Seis años estaba enferma oculta de hidropesía, sin mas visita que el medico y la criada. El general Morillo, después de sus entrevista con Bolívar en Santa Ana, se empeñó mucho, por recomendación de este, en servirla o aliviarle su posición y ponerla en los goces de la vida social, pero nada consiguió, y siempre contesto ella: que no saldría de su lugar mientras su patria fuera esclava, y cuando los suyos vinieran a anunciarle que es libre. Así lo cumplió. La bella Luisa Arrambide de Cumaná, descubierta su secreta inteligencia con los patriotas, fue azotada en la plaza publica: confiesa tus cómplices, le decían los verdugos; “Viva la patria, mueran los tiranos” era su contestación. El pudor solo le arrancaba lagrimas, no el castigo ni la muerte que sufrió. Página 7 de 8 En la isla Margarita, Da. Luisa Cáceres, esposa del gral. Arizmendi, fue puesta en un calabozo con prisiones, amenazada con mil formas y aparatos, para que eligiese la muerte, o recabar de su esposo el desistimiento, o la traición a su patria, ofreciéndole su felicidad. “Su deber es servir a su patria y libertarla, contestaba; me congratulo que así lo haga, y jamás podré olvidarme de ese deber y aconsejarle un crimen. Dondequiera que me llevéis, en cualquier situación seré feliz, si poseo la estimación de mi misma, y sé que mi marido ha vengado los ultrajes de su patria, o muerto como un héroe”. Efectivamente fue mandada a España, padeció mucho, se fugo de allí a Francia, paso a Estados Unidos y volvió a su patria libre, a abrazar a su esposo en 1817. Las hijas de esta isla, en el largo sitio de Canterac y Morillo, dieron las mayores pruebas de patriotismo y de virtud. Ellas labraban la tierra y de noche para que descansasen sus hijos y esposos, hacían centinela. Y hasta aprendieron el manejo de armas, cargar y descargar el cañón. Si ellas no hubiesen dado ese ejemplo, es probable que les hubiera faltado a los hombres la fortaleza. En Cartagena no fue menos el heroísmo hasta 1821. En el penoso sitio enseñaban con su ejemplo y sus consejos a morir por su patria, antes que rendirse. Se distinguía Da. Isabel Blanco, llena de gracias y dotes naturales: cuando dominó el enemigo renunció y resistió a todos los esfuerzos que hubo, para ganarla y sacarla del destierro oculta, donde permaneció hasta que la patria fue libre. México La distancia nos hace conocer menos de este país, pero no hay duda que hubo el mismo entusiasmo y cooperación de parte de la mujer. Muchas se expusieron a los mayores peligros, y una tuvo el arrojo de lanzarse en una lluvia de balas, por socorrer con agua a la tropa, que estaba pereciendo de sed y el enemigo le privaba acercarse al río; otras acudían provistas de armas, para reforzar distintos puntos. Otras soltaban enormes masa de piedras, y contribuyeron a la derrota del enemigo en el asalto de la ciudad. Ramón Ferreira. Buenos aires, Abril 1867. Libros Tauro http://www.LibrosTauro.com.ar Página 8 de 8