LA RELIGIOSIDAD Y LAS FESTIVIDADES EN LOS TIEMPOS DE LA INDEPENDENCIA

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LA RELIGIOSIDAD Y LAS FESTIVIDADES EN LOS TIEMPOS DE LA
INDEPENDENCIA
Las religiones, como elementos culturales han entrado a formar parte de los distintos
entornos del desarrollo de las personas. Desde la música hasta las artes plásticas, desde
las relaciones familiares hasta el ámbito escolar y barrial se relacionan con las
religiones.
En Colombia, aunque hay libertad de cultos, no podemos desconocer la profunda
influencia de la religión católica en las manifestaciones culturales, políticas y
económicas.
La religiosidad y las fiestas populares son dos aspectos muy relacionados, entrelazados
en la cotidianidad de la sociedad que habitó el Nuevo Reino de Granada en los tiempos
de la independencia.
Las celebraciones del Corpus Christi y de la Semana Santa en la época colonial y en los
tiempos de la independencia eran muestra clara de la estrecha relación que existió entre
las prácticas paganas y las celebraciones religiosas.
Las fiestas populares contemporáneas tienen un origen colonial o prehispánico, pero
esto no quiere decir que dichas festividades hayan permanecido invariables, “porque se
sabe que a partir del siglo XIX y sobre todo durante el siglo XX, los gobiernos han
desarrollado políticas culturales que han transformado dichas fiestas tradicionales, con
sus particularidades locales, en un fenómeno de identidad nacional. Después de la nueva
Constitución de 1991 se ha ampliado una política cultural que ha valorado las fiestas
populares como expresión de la diversidad cultural, al mismo tiempo que dichas
tradiciones se están viendo abocadas a reducirse a productos turísticos que se venden
como espectáculos carnavalescos” (Religiosidades y fiestas en la independencia.
Ministerio de Educación Nacional. Colección Bicentenario).
Grande fue la influencia de la Iglesia Católica en la sociedad neogranadina con
manifestaciones culturales muy vistosas precedidas por las autoridades civiles y
eclesiásticas Las festividades de la Semana Santa, de la Purísima Concepción y del
Corpus Christi, se celebraban en La América Española con inusitada solemnidad y
brillo. Todos participaban, gobernantes, clerecía, hacendados, encomenderos, indígenas,
artesanos y esclavos domésticos; todos, con sus mejores galas asistían a la misa y
luego ocupaban su respectivo lugar en una ordenada procesión.
FIESTA DEL CORPUS CHRISTI
La víspera de la festividad, se iniciaban los preparativos, disponiendo los altares en las
esquinas de la plaza principal. En la mitad de ésta se figuraba el paraíso terrenal y en el
centro se colocaba un gigantesco árbol con una serpiente de iguales proporciones. El día
de la fiesta, durante la procesión, era de verse la mezcla entre lo pagano y lo religioso.
Iniciaban el desfile una serie de animales míticos de gran tamaño; a continuación de
éstos aparecían carrozas arregladas con motivos bíblicos; luego venían los colegios y,
entre una fila de las más hermosas doncellas de la ciudad, el arzobispo con la custodia,
bajo el palio llevado por los oidores y autoridades de la ciudad. Cerraba el desfile un
numeroso grupo de indígenas tocando sus chirimías y tambores y con instrumentos
rústicos ejecutaban música autóctona.
En España se ha encontrado que las corridas de toros han estado vinculadas a la
celebración de la fiesta del Corpus Christi, desde tiempos medievales. En un reciente
trabajo de investigación se sustenta una tesis que vincula el elemento sacrificial sagrado
de la Eucaristía celebrado en la fiesta del Corpus, con el sacrificio pagano de las
corridas de toros. Se dice que el sacrificio del toro tuvo un carácter expiatorio desde el
siglo XIV, en tanto se ordenó hacerlo el día del Corpus para que Dios librara a la
población de los males que la amenazaban permanentemente. Así como la Eucaristía ha
sido el ritual sagrado del sacrificio de Cristo, la tauromaquia ha sido su contra-rito de
carácter pagano.
En el texto titulado:”Fiestas, celebraciones y ritos de Colombia” escrito por Nina de
Friedemann (1995) se afirma que: “El Cuerpo de Cristo exhibido en esta ocasión era
una joya preciosa que constaba de tres mil o más esmeraldas, diamantes, perlas y
amatistas”. La custodia llevada en las procesiones, era y es el símbolo solar del Hijo de
Dios hecho hombre. Como ya sabemos, esta custodia era y es llevada por la autoridad
eclesiástica bajo un palio portado por las autoridades civiles, dando a entender la
estrecha relación entre la Iglesia Católica y el gobierno. Hoy, doscientos años después,
también hemos sido testigos de esta relación.
Las acciones de la independencia no afectaron las tradiciones de estas fiestas. Los
llamados carnavales, entendidos como fiestas paganas, también continúan relacionados
con los calendarios religiosos. Sabemos de carnavales como el de Barranquilla que es
programado en las vísperas de la Cuaresma, porque ya en este tiempo litúrgico se entra
en un periodo de abstinencia y oración.
Para conocer sobre otras festividades de tradición española y relacionadas con el
calendario católico, podemos destacar lo escrito por Gabriel Giraldo en 1954, al
describir las festividades en Santafé de Bogotá: “Las fiestas de San Juan, San Pedro y
San Eloy, revestían entonces especial solemnidad, y el pueblo, abandonando
pasajeramente sus intenciones estrictamente cristianas, se entregaba a toda clase de
entretenimientos y regocijos mundanos; muy frecuente era por aquellos días la
costumbre de correr gallos en las plazas y calles de la ciudad… Las carreras de caballos
también tenían un público muy numeroso y constituían uno de los mejores
esparcimientos de la ciudad, al cual sólo aventajaban las corridas de toros, fiesta de tan
rancia estirpe española aclimatada con éxito en América. Eran las corridas espectáculos
de extraordinario interés que terminaban no pocas veces con uno o varios muertos y
heridos”.
En la tradición española, que fue enraizada en América tras siglos de dominación, el
gallo fue sacrificado en las fiestas populares por haber sido asociado simbólicamente a
la triple negación del apóstol Pedro.
Considerando estas breves anotaciones seleccionadas de la interesante investigación
publicada por el Ministerio de Educación con motivo del Bicentenario de la
Independencia de Colombia, se llega a la conclusión de que la religiosidad y la
festividad fueron dos dimensiones muy importantes de la vida cotidiana de la sociedad
que habitó el Nuevo Reino de Granada en los tiempos de la Independencia.
Fuente:
Religiosidades y fiestas en la Independencia. Ministerio de Educación Nacional.
Colección Bicentenario.
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