Los primeros Insurgentes En Atotonilco, Hidalgo tomó como bandera un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Los insurgentes entraron sin resistencia a San Miguel el Grande (hoy San Miguel Allende), Celaya y Salamanca. Después llegaron a Guanajuato y exigieron a las autoridades que se rindieran. Pero éstas se encerraron junto con los españoles ricos en la alhóndiga (un almacén de granos) de Granaditas para defenderse. La tropa tomó el edificio, mató a sus ocupantes y saqueó la ciudad sin que Hidalgo ni Allende pudieran evitarlo. Siguieron a Valladolid, que se rindió sin luchar, pues sus habitantes estaban atemorizados por lo que había sucedido en Guanajuato. Cerca de Valladolid, José María Morelos habló con Hidalgo, quien le encargó que levantara en armas el sur y tomara Acapulco; un puerto les permitiría comunicarse con el exterior. Mientras tanto, en otros lugares habían estallado más revueltos. Hidalgo avanzó hacia la Ciudad de México, en las cercanías de la capital, en el Monte de las Cruces, venció al ejército realista. Tras ese triunfo, Allende propuso que marcharan sobre la capital pero Hidalgo se negó; tal vez consideró que no tenía hombres y armas suficientes, o tuvo miedo de que la ciudad fuera saqueada como Guanajuato. El caso es que prefirió regresar a Valladolid; desalentados por esa decisión, muchos de sus seguidores abandonaron el ejército. Poco después, los insurgentes fueron derrotados por Félix María Calleja en Aculco, en lo que hoy es el estado de México; quedaron casi aniquilados y perdieron muchas armas y provisiones, Hidalgo se retiró a Guadalajara. En enero de 1811, los Insurgentes fueron vencidos, de nuevo por Calleja, de manera definitiva en Puente de Calderón, muy cerca de Guadalajara. Con unos dos mil soldados, Hidalgo y Allende marcharon al norte para comprar armas en la frontera; en Norias del Baján (o Acatita del Baján), Coahuila, fueron traicionados y apresados junto con Aldama y José Mariano Jiménez. En la ciudad de Chihuahua se les condenó a muerte, Hidalgo fue fusilado el 30 de julio de 1811, la misma suerte corrieron sus compañeros; las cabezas de estos cuatro patriotas fueron puestas en jaulas de hierro, una en cada esquina de la alhóndiga, en Guanajuato, como advertencia a la población. El Grito de Dolores Hidalgo y Allende adelantaron la fecha en que debían levantarse en armas. De inmediato, en la madrugada del domingo 16 de septiembre, Hidalgo mandó tocar las campanas de la iglesia para reunir a la gente. Les recordó las injusticias que sufrían y los animó a luchar contra el mal gobierno. Sus palabras inflamaron los corazones de los habitantes de Dolores y los convirtieron en insurgentes. Lo primero que hicieron fue sacar a los presos de la cárcel y poner dentro a las autoridades españolas. Los hombres y las mujeres que siguieron a Hidalgo no eran un ejército organizado. Era un pueblo que quería un gobierno justo, en el que pudiera participar. No tenían armas suficientes, pero tomaron palos, hondas, machetes e instrumentos de labranza. Hidalgo comenzó su marcha con seiscientos hombres, que en pocos días llegaron a casi ochenta mil. Indios, mestizos, criollos y algunos españoles; militares, peones, mineros y sacerdotes iban mezclados. JESUS DANIEL BARRAGAN MARTINEZ Constitución de Apatzingán. También un documento con importantes principios políticos que reflejaban la necesidad de lograr una organización propia y autónoma fue el concebido por Morelos en 1813, los "Sentimientos de la Nación", donde exponía, entre otros puntos, que "América es libre e independiente de España y de cualquier otra nación, gobierno o monarquía", y que la soberanía dimana esencialmente del pueblo. Morelos conjuntó esfuerzos de diversos grupos que desde 1810 habían emprendido la guerra por la independencia y, así, en un Congreso Constituyente intinerante, se expidió en octubre de 1814 el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, mejor conocido como Constitución de Apatzingán. El documento recogía algunos de los principios políticos y aspiraciones de independencia de los "Sentimientos de la Nación". Aunque no pudo estar en vigor un solo día , porque amenazaba los intereses de los españoles, que aún dominaban al país, la Constitución de Apatzingán establecía los derechos humanos de igualdad, seguridad, propiedad y libertad, la religión católica como la única reconocida en el país, así como la división de poderes, Para fines del sufragio, instituía juntas electorales de parroquia, de partido y de provincia. Acta Constitutiva de la Federación Y Constitución federal de los Estados Unidos Mexicanos, 1824. Tras la consumación de la independencia, se instaló el primer Congreso Constituyente en febrero de 1822, en el cual se proclamó emperador a Agustín de Iturbide. Éste lo disolvió tres meses después pero, ante la posibilidad de ser despojado del trono debido a la inestabilidad política que provocó su autoritarismo, lo reinstaló en marzo de 1823 y ahí se declaró la nulidad de su coronación. En enero de 1824 un nuevo Congreso estableció el Acta Constitutiva de la Federación, que instituía el sistema federal. Dos meses después inició el debate que llevó la promulgación, el 3 de octubre de ese año, de la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. La constitución de 1824 dio vida en México al federalismo, y entre sus disposiciones figuran las siguientes: La soberanía reside esencialmente en la nación. Se constituye una república representativa popular federal. División de poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La religión católica es la única oficialmente autorizada. Libertad de escribir y publicar ideas políticas sin censura previa. Congreso integrado por las cámaras de Diputados y Senadores. Se deposita el Poder Ejecutivo en una sola persona y se instituye la Vicepresidencia. JULIAN FERNANDO LAMADRID TOPETE DIEGO ACOSTA ESPARSA LOS PRIMEROS INSURGENTES En Atotonilco, Hidalgo tomó como bandera un estandarte con la imagen de la Virgen de Guadalupe. Los insurgentes entraron sin resistencia a San Miguel el Grande (hoy San Miguel Allende), Celaya y Salamanca. Después llegaron a Guanajuato y exigieron a las autoridades que se rindieran. Pero éstas se encerraron junto con los españoles ricos en la alhóndiga (un almacén de granos) de Granaditas para defenderse. Cerca de Valladolid, José María Morelos habló con Hidalgo, quien le encargó que levantara en armas el sur y tomara Acapulco; un puerto les permitiría comunicarse con el exterior. Hidalgo avanzó hacia la Ciudad de México, en las cercanías de la capital, en el Monte de las Cruces, venció al ejército realista.. Tras ese triunfo, Allende propuso que marcharan sobre la capital pero Hidalgo se negó; tal vez consideró que no tenía hombres y armas suficientes, o tuvo miedo de que la ciudad fuera saqueada como Guanajuato. El caso es que prefirió regresar a Valladolid; desalentados por esa decisión, muchos de sus seguidores abandonaron el ejército. En enero de 1811, los Insurgentes fueron vencidos, de nuevo por Calleja, de manera definitiva en Puente de Calderón, muy cerca de Guadalajara. Con unos dos mil soldados, Hidalgo y Allende marcharon al norte para comprar armas en la frontera; en Norias del Baján (o Acatita del Baján), Coahuila, fueron traicionados y apresados junto con Aldama y José Mariano Jiménez. ILIANA JAZMIN GARCIA BADILLO ANDREA JANETH GONZALEZ ALVAREZ