Guía de buenas prácticas ambientales Con la llegada de la lluvia nos damos cuenta de que en casa hay goteras. Ante tal situación podremos hacer varias cosas. Podríamos olvidarnos de las goteras y dejarlas tal y como están, es probable que solo sean unas gotas y que en breve vuelva a salir el sol. También podríamos poner un cubo para que de momento no moje el suelo ni la alfombra que tanto nos gusta, ni nuestros muebles y, bueno, si el cubo se llena, lo vaciaremos de vez en cuando. Otra posibilidad sería arreglar la gotera para evitar que nos estropee el suelo, la alfombra ... ¿cuál de ellas escogerías? Si escogiera la primera de las posibilidades lo más probable es que se estropee el suelo y nuestra querida alfombra, además si las lluvias persisten y dejamos que pase el tiempo se acabará cayendo el techo encima. Si decidimos colocar un cubo, la situación estará resuelta momentáneamente porque no se nos estropeará el suelo ni la alfombra ni los muebles, sin embargo, el techo, como en el caso anterior acabará hundiéndose con los años, además tendremos que procurar siempre que el cubo no rebase. Parece que la mejor opción podría ser la de arreglar cuanto antes la dichosa gotera que nos trae de cabeza ¿verdad? Pues bien, hoy nos damos cuenta de que tenemos una gran gotera en nuestro medio ambiente, entonces....¿qué podremos hacer? Puede parecer que la solución está en manos de grandes dirigentes, sin embargo, esto no es del todo cierto, ya que es en las pequeñas cosas del día a día, aquellas que todos y todas hacemos de forma rutinaria, donde se generan los grandes impactos al medio ambiente. Conéctate a la siguiente página web: http://www.earthday.net/footprint/index.asp Como has visto algo tan sencillo como arrancar el coche, abrir la nevera o el grifo y encender la luz o bien consumir productos generados en la industria o en la agricultura, suponen una serie de impactos al medio ambiente de los que generalmente no somos conscientes. No se trata de prescindir de estos servicios que están a nuestro alcance en pro del planeta, pero si de aportar en la medida de lo posible nuestro granito de arena con acciones bien sencillas, porque muchos granos de arena acaban haciendo una montaña. La Red de Autoridades Ambientales ha propuesto una guía de buenas prácticas ambientales para cada sector y actividad profesional. Analicemos pues algunas de estas acciones que hacemos día a día y veamos como podemos mejorarlas: En el cuarto de baño W.C. Naturalmente el gesto de tirar de la cadena resulta automático después de utilizar el WC. Teniendo en cuenta que este gesto implica la descarga de 8 a 10 litros de agua potable y que se utiliza entre cuatro y seis veces al día por persona, el consumo de agua del WC es aproximadamente un 30% del consumo total de una casa. Es por tanto una cantidad importante de agua que se desperdicia en muchas ocasiones, ya que 10 litros para diluir y transportar una deposición sólida es una cantidad razonable, pero es un exceso para el resultado de una micción. Además hay que mencionar que por el WC se desechan productos celulósicos como papel higiénico o incluso tampones y compresas y productos tóxicos como la lejía, limpiadores diversos, restos de pinturas y disolventes, aceites usados, medicamentos caducados, etc. Todos estos productos dificultan en gran medida los procesos de tratamientos de las aguas y generan la formación de fangos con presencia de sustancias indeseables, metales pesados, residuos de pesticidas y productos químicos diversos, que requieren un posterior tratamiento. En el caso de no disponer de depuradoras, la situación se agrava ya que estos productos acaban dispersos por el medio acuático provocando contaminaciones que alteran los sistemas naturales. ¿Qué podemos hacer? Ahorro de agua: Sistemas de ahorro ya diseñados permiten oprimir el botón para aguas mayores y consumir 9 litros o bien el de aguas menores y consumir 3 litros. Otros disponen de un sistema de agua a presión bastante efectivo, o incluso existen sistemas que permiten interrumpir la descarga a voluntad. En el caso de no disponer de tales sistemas, podemos colocar una o dos botellas llenas de líquido dentro de la cisterna para reducir el flujo. Coloquemos una papelera junto al WC donde depositar papeles, compresas, colillas, bastoncillos, etc. Evitemos utilizar el inodoro como un agujero mágico para deshacernos de todo aquello que queramos y busquemos alternativas: puntos limpios, recogida selectiva, etc. Utilicemos productos alternativos como el vinagre de limpiar o los productos ecológicos presentes en el mercado para evitar el uso de lejía y productos tóxicos. La ducha y el lavabo Tanto la utilización de la ducha, como el baño y el lavabo implican un consumo de agua y de energía para calentarla, que varía según sea nuestra conducta y las mejoras que tengamos instaladas. Así, puede suponer entre un 25 y un 30% del total del agua consumida en el hogar y aproximadamente 3 Kwh de electricidad o 0.4 m3 de gas (cantidades necesarias para calentar 100 litros de agua a 25ºC). Además se generan aguas residuales después de su utilización (aguas grises) contaminadas por restos de jabones y productos domésticos. ¿Qué podemos hacer? Ahorro de agua: Cerremos el agua del grifo cuando no la utilicemos. Incorporemos a la ducha cabezales de bajo consumo que reduzcan el caudal de agua mediante estrangulación mecánica de su paso o mediante un sistema de turbulencia, es decir, mediante la reducción de la superficie por donde sale el agua o bien mediante la aceleración de la velocidad del agua. Ahorro de energía: Ajustemos la temperatura del calentador a la temperatura deseada del agua caliente de manera que no tengamos que abrir el grifo de agua fría para mezclarla. Adquiramos sistemas solares para calentar el agua de nuestro hogar que aunque requieran una mayor inversión inicial y pueden ser laboriosos de instalar resultan muy rentables a largo plazo. O bien aprovechemos el calor del sol para calentar el agua dejando cubos al sol. En la cocina El frigorífico El frigorífico es el único electrodoméstico que permanece encendido continuamente por lo que tiene un importante consumo de energía, unos 500 Kwh al año tratándose de un frigorífico normal de 275 litros de capacidad. Este consumo aumenta cuando además de enfriar los alimentos debe conservar bloques de hielo que se forman en el congelador o bien cuando tiene que enfriar alimentos que están por encima de la temperatura ambiente. Los frigoríficos no emiten contaminantes a la atmósfera pero sí lo hace la producción de electricidad en centrales térmicas. Algunos modelos antiguos pueden contener CFC como parte del circuito de refrigeración, por lo que al deshacernos de ellos este compuesto destructor del ozono puede escapar a la atmósfera. ¿Qué podemos hacer? Adquiramos un frigorífico de tamaño acorde con nuestras necesidades. Evitemos introducir alimentos muy calientes en su interior. Evitemos dejar la puerta abierta durante más tiempo del imprescindible para evitar la entrada de calor y que tenga que invertir energía en reducir de nuevo la temperatura de su interior. Procuremos no situar la nevera cerca de una fuente de calor. Mantengamos la parte trasera bien ventilada dejando un espacio libre hasta la pared, ya que así permitimos una correcta circulación del aire y mejora el rendimiento. Desenchufemos cada cierto tiempo el frigorífico para evitar la formación de escarcha o hielo en el congelador, ya que su mantenimiento supone una mayor necesidad de frío y en consecuencia más gasto energético. Limpiemos con cuidado, con plumero o aspirador, los serpentines de la parte posterior del aparato, ya que la presencia de polvo en los mismos dificulta su buen funcionamiento. Regulemos los termostatos a las temperaturas recomendadas por el fabricante, ya que un grado menos de temperatura supone un aumento aproximado del consumo de un 5% y además puede dar origen a la aparición de escarcha. Verifiquemos periódicamente las puertas ya que un cierre defectuoso conlleva a la pérdida de frío acumulado en el interior. Una prueba puede ser la de colocar una hoja de papel y cerrar, si el papel se puede extraer fácilmente, el cierre no es del todo estanco y estamos perdiendo frío y dinero. Llevemos nuestro viejo frigorífico a un punto limpio cuando queramos deshacernos de él, o bien preguntemos en nuestro ayuntamiento por servicios de recogida. La cocina En las cocinas se procesan aproximadamente 2 kilos de materiales por persona al día, la mayoría de ellos compuestos por alimentos. Es donde se producen los guisos pero también los restos orgánicos y envases desechados. Para ello se utiliza aceite y energía. La energía que se emplea es pequeña en comparación con otros usos domésticos como la calefacción y puede ser gas o electricidad, en este último caso el consumo energético es mayor. ¿Qué podemos hacer? Reduzcamos al mínimo la cantidad de desechos, aprovechando al máximo las materias primas alimentarias Utilicemos recipientes que tengan un diámetro mayor al fuego sobre el que se colocan. Tapemos las cacerolas para evitar pérdidas de calor Si en nuestra cocina disponemos de placas eléctricas, tengamos en cuenta que éstas mantienen el calor después de ser desconectadas, por lo que podemos apagarlas cinco minutos antes de acabar la cocción si no vamos a seguir cocinando. Evitemos deshacernos del aceite usado tirándolo por el desagüe, podemos guardarlo y llevarlo a un punto limpio, hacer jabón o bien deshacernos de él limpiando las superficies de aceite con periódicos y luego tirándolo a la basura. La lavadora y la secadora La lavadora consume agua limpia, la eleva a la temperatura deseada y bate y remueve en un recipiente la ropa sucia mezclada con agua, detergente y otros productos. El resultado final es un montón de ropa limpia por un lado, varias decenas de litros de agua contaminados por la suciedad de la ropa y los restos de detergentes y una cierta cantidad de energía consumida. ¿Qué podemos hacer? Mantengamos siempre limpio el filtro permitirá un buen funcionamiento del aparato, y un menor consumo. Intentemos llenar siempre la lavadora y la secadora, ya que el consumo de agua y electricidad por kg de ropa será inferior, incluso cuando hagamos uso de los programas de media carga. El fregadero El fregadero es también un elemento sumamente importante en la cocina ya que en él se preparan muchos alimentos que se van a cocinar y se eliminan los restos de lo que se ha cocinado y en ocasiones otros muchos productos que pueden causar problemas tanto en nuestras casas como en las depuradoras o en los ríos a los que van a parar. Por el grifo del fregadero circulan como media 10 litros de agua por cada minuto que esté abierto, en muchas ocasiones agua caliente, lo que supone también un gasto de energía. ¿Qué podemos hacer? A la hora de lavar los cacharros llenemos la cubeta con agua caliente echando la cantidad justa de jabón y luego, tras fregarlos, aclarémoslos con agua fría. Incorporemos sistemas ahorradores de agua a nuestros grifos Evitemos arrojar por el desagüe del fregadero todo tipo de sustancias. Evitemos dejar el grifo abierto cuando no sea necesario. Los residuos Envases de vidrio El vidrio es una sustancia que se obtiene al fundir un determinado tipo de arena a alta temperatura. Su fabricación requiere un elevado coste energético y genera una importante contaminación atmosférica que no siempre se trata adecuadamente. ¿Qué podemos hacer? Reutilicemos los envases cuando sea posible. Los envases de vidrio son muy adecuados para la reutilización gracias a su larga duración y dificultad de deterioro. Depositemos el vidrio en los contenedores para reciclarlo, cada tonelada de vidrio reciclado ahorra 1200 kg de materia prima y 130 kg de petróleo. La energía que ahorra el reciclado de una botella de vidrio puede mantener encendida una bombilla de 100 watios durante cuatro horas. Plásticos Los plásticos son polímeros de compuestos sencillos basados en átomos de carbono e hidrógeno cuya materia prima es el petróleo. Cada día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos en contacto directo con gran cantidad de objetos de plástico: botellas, mecheros, bolígrafos, bolsas, bandejas de poliestireno para los alimentos, etc. Más del 30% de plásticos que utilizamos cada día sirven como embalaje de diversos productos: su destino es acabar en la basura. La gran ventaja de los plásticos es que combinan buenas propiedades de resistencia y hermeticidad con una gran ligereza, sin embargo son difícilmente degradables y tienen un coste ambiental elevado. ¿Qué podemos hacer? A la hora de hacer la compra es mejor que elijamos envases más grandes y rechacemos los productos excesivamente embalados No compremos productos de un solo uso, sobre todo si sus materiales no se pueden reciclar. Reciclemos los plásticos siempre que sea posible depositándolos en los contenedores adecuados. Utilicemos una cesta o carrito cuando vayamos a comprar para evitar la acumulación de bolsas de plástico. Las latas. Las latas metálicas son un procedimiento de conservación y envasado de alimentos bastante común. Se suelen encontrar en los comercios de dos tipos: de hojalata y de aluminio. Las primeras, las de hojalata son casi imperecederas, de fácil fabricación y de reciclaje en circuito cerrado. Las segundas, de aluminio, son más ligeras y su obtención a partir de bauxita consume grandes cantidades de energía generando un gran coste ambiental, pero cuentan también con un asentado circuito de reciclaje. ¿Qué podemos hacer? Consumamos preferentemente productos con envases retornables. Evitemos las latas y procuremos consumir comida fresca. Reciclemos las latas tras su uso Las pilas Las pilas son utilizadas para una gran variedad de aparatos eléctricos cámaras de fotos, radios portátiles, etc. Para su fabricación se emplea gran cantidad de energía, más que la que contienen en sí mismas. Pero el principal problema ambiental es su contenido en sustancias tóxicas. El 80% del mercurio de las basuras domésticas proviene de las pilas, lo que equivale a cinco toneladas por año. Así el mercurio de una simple pila de botón puede contaminar 600.000 litros de agua. Las pilas alcalinas tienen menos mercurio, aunque suficiente para contaminar 175.000 litros de agua. También contienen otros elementos tóxicos como el cadmio y el plomo. ¿Qué podemos hacer? Utilicemos aparatos que funcionan con pilas sólo cuando no quede otra opción. Depositemos las pilas en los contenedores especiales. Procuremos utilizar pilas que sean recargables. Éstas se pueden utilizar hasta 1000 veces con cargador. Por toda la casa Calefacción, acondicionadores y climatizadores Cada día es más común contar con climatización en nuestros hogares. Así para calentar nuestras viviendas durante el invierno se gasta aproximadamente el 40% del total de energía consumida en el país. Esto representa unas elevadas emisiones de gases, responsables tanto del efecto invernadero como de la lluvia ácida. Emisiones que emanan directamente desde los edificios, en el caso de viviendas dotadas de calefacción por carbón o gasóleo (cada vez más escasas debido a los episodios de contaminación que generaban) o bien emitidas por las centrales térmicas encargadas de producir la electricidad a cientos de kilómetros más allá. Además, la electricidad necesaria puede provenir de centrales nucleares que producen residuos radiactivos o bien de centrales hidroeléctricas que requieren la construcción de presas. Los acondicionadores y climatizadores antes sólo se instalaban en oficinas, tiendas y lugares públicos pero cada día está más extendida su utilización en las viviendas. Esto supone un incremento del consumo energético, lo cual conlleva a una mayor emisión de gases contaminantes, una mayor emisión de partículas radiactivas , etc. El problema se agrava cuando por una falta de aislamiento adecuada se pierde parte del calor o frescor generado por estos aparatos. ¿Qué podemos hacer? Cuando abandonemos una habitación bajemos el radiador al mínimo hasta que la volvamos a utilizar. Cerremos las puertas y ventanas de la casa que estén abiertas, ya que por ahí se escapa mucho calor. Regulemos adecuadamente la temperatura ya que cada grado más de temperatura supone un consumo extra de energía de alrededor el 6%. Esto será fácil si contamos con un termostato, en ausencia de termostatos siempre se podrá regular la potencia del aparato o bien apagar alguno de los radiadores de la casa. Usemos de manera juiciosa las ventanas, persianas, toldos y cortinas para regular la entrada de calor a nuestros hogares. Establezcamos sistemas de aislamiento en nuestros hogares si es posible, como dobles ventanas. Optemos por la arquitectura bioclimática a la hora de exigir el diseño de nuestros hogares. Se basa en el diseño de edificios que eviten la pérdida de calor durante el invierno y la entrada de calor en el verano. Iluminación La energía para iluminarnos proviene de la combustión de centrales térmicas o de centrales nucleares, como en el caso de los climatizadores, donde gran parte del calor se desperdicia sin producir electricidad y, además, se generan contaminantes atmosféricos como el CO2 y el SO2 y residuos radiactivos. También se produce en centrales hidroeléctricas que requieren la formación de embalses con el consecuente impacto que genera. La electricidad que se produce en los generadores es transportada a los hogares a través de tendidos eléctricos, de alta o baja tensión, que suponen en muchas ocasiones un gran impacto paisajístico y además provocan la muerte por electrificación de un gran número de aves. ¿Qué podemos hacer? Aprovechemos siempre que sea posible la luz natural y estudiemos la iluminación de nuestras casas, pintemos las paredes con colores claros. Ajustemos la iluminación a nuestras necesidades evitando el derroche. Intentemos mantener siempre limpias las lámparas ya que se aprovechará mejor la luz que producen Sustituyamos las bombillas convencionales por otras de bajo consumo, además de ahorrar energía, ahorraremos dinero. Propongamos en nuestros ayuntamientos el soterramiento de las líneas eléctricas Resto de electrodomésticos Además de los electrodomésticos ya citados, el nuestros hogares hacemos uso de otro número importante de electrodomésticos que nos facilitan tareas o nos proporcionan entretenimiento. Estos electrodomésticos generan un consumo energético importante ¿Qué podemos hacer? Procuremos utilizarlos solamente cuando sean imprescindibles Evitemos dejarlos apagados a modo stand by ya que asi consumen energía A la hora de comprar electrodomésticos tengamos en cuenta el etiquetado energético de los productos y adquiramos los más eficientes aunque supongan un mayor desembolso inicial, porque a largo plazo suponen un ahorro y además una menor contaminación futura. En 1989, la Comisión europea, promulgó una Directiva que instauró un sistema de Etiquetas Energéticas para mejorar y aumentar la información de los consumidores a la hora de la compra en cuanto a la eficiencia energética de los electrodomésticos en el mercado. Este tipo de etiqueta se sirve de colores, flechas, letras del alfabeto y datos numéricos para comunicarnos la eficiencia relativa de los modelos. La etiqueta base para todos los electrodomésticos es: La que lleva la letra A, más pequeña y de color verde, indica el aparato más eficiente de su clase, y la que lleva la letra G, más larga y de color rojo, el menos eficiente. La limpieza del hogar La proliferación de productos de limpieza es tal, y su composición tan agresiva en algunos casos, que una agradable sensación de pureza en nuestro cuarto de baño se puede transformar en peces flotando en la superficie de un lago. El alto contenido en fosfatos de detergentes y otros productos puede generar la eutrofización de las aguas. Muchos de los productos que se emplean son bombas químicas no sólo para el medio ambiente sino para nuestra salud. ¿Qué podemos hacer? Sustituyamos algunos de los productos de limpieza novedosos por cosas tan simples como el agua, el jabón y el estropajo, el vinagre, el bicarbonato o incluso el desatascador y las bayetas microfibras. Por ejemplo un excelente abrillantador se consigue mezclando zumo de limón con aceite de oliva. Tengamos en cuenta el etiquetado de los productos a la hora de hacer la compra Evitemos usar insecticidas, sobretodo en grandes cantidades ya que además de ocasionar daños en el medio ambiente pueden ocasionar daños en nuestra salud. Podemos por ejemplo sustituir los insecticidas por plantas de albahaca para repeler mosquitos. A clase/ al trabajo Transporte El coche Cerca del 40% del consumo de energía en el transporte deriva del empleo del vehículo privado, siendo el automóvil el primer responsable de la contaminación atmosférica en la mayoría de nuestras ciudades. Además de arrojar al aire cantidades variadas de contaminantes, tales como plomo, óxidos de nitrógeno, monóxido de carbono, etc., emite gran cantidad de ruido y ocupa casi diez metros cuadrados, suponiendo grandes problemas de aparcamiento. El problema va creciendo ya que cada día más personas adquieren vehículos privados lo que supone mayores atascos, mayor contaminación y mayores problemas de aparcamiento. En muchas ocasiones además, sólo se transporta una sola persona en su interior y los trayectos que se realizan son inferiores a 3 km, multiplicando su consumo. La emisión de latas, plásticos y colillas desde los vehículos es una práctica generalizada que es causa de incendios y degradación de suelos. El metro El metro requiere importantes cantidades de energía eléctrica para su funcionamiento y durante su construcción se pueden producir impactos importantes. Sin embargo el balance respecto al medio ambiente es positivo, ya que supone una alternativa al transporte privado y una excelente opción para los desplazamientos urbanos. El autobús. El autobús emplea motores diesel que consumen menos gasolinas pero producen grandes cantidades de humos. Sin embargo últimamente comienzan a adquirirse nuevos modelos que emplean otros combustibles mucho menos contaminantes con el entorno sobre todo en autobuses urbanos. La utilización de autobuses supone un medio de transporte mucho menos dañino con el entorno ya que suponen una alternativa al uso masivo de vehículos privados. ¿Qué podemos hacer? Hagamos los trayectos cortos a pie o en bicicleta, además de ser una opción ecológica, es también muy sana. Utilicemos el transporte público siempre que sea posible, adquiriendo abonos resulta más barato. En caso de optar por el vehículo privado, procuremos por lo menos llenarlo de pasajeros, compartiendo por ejemplo nuestro coche con compañeros. Conduzcamos de manera que ahorremos combustible y produzcamos menos ruido y contaminantes. Es decir, de forma suave, sin acelerones y frenazos bruscos y a baja velocidad, cuando sea posible Llevemos el coche al taller de manera regular para garantizar el rendimiento del motor. Evitemos arrojar colillas y basura por la ventanilla. A la hora de adquirir un vehículo consideremos el consumo de combustible como un criterio crucial de elección. En el trabajo Oficinas y servicios generales Sector agrícola Sector ganadero Sector de jardinería y viverismo Sector industrial Oficinas y servicios generales En las oficinas se consume gran cantidad de energía mediante la iluminación, el aire acondicionado y las calefacciones, las fotocopiadoras, los ordenadores, las impresoras, etc. Además se producen gran cantidad de residuos y se utiliza mucho papel. Por ello, a la hora de buscar buenas prácticas ambientales en la oficina, es fundamental optimizar el uso de los materiales. De esta manera, se elude el uso excesivo y no necesario de éstos, evitando en consecuencia un exceso de residuos. ¿Qué podemos hacer? Ahorro de energía: Utilicemos bombillas de bajo consumo, tales como lámparas de sodio o tubos fluorescentes Situemos las mesas en lugares luminosos para aprovechar la luz solar. Instalemos ventanas que eviten la pérdida de calor. Desenchufemos todos los equipos (impresora fotocopiadora...) y luces cuando no se estén utilizando. Utilicemos energías renovables. Hagamos una revisión y limpieza anual de los filtros, así como del líquido refrigerante, evitará el consumo energético excesivo en los equipos de aire acondicionado. Ahorro de material: Utilicemos papel reciclado. Fotocopiemos por las dos caras. Elijamos el tamaño de letra más pequeño. Reutilicemos el papel de las fotocopias por la cara no impresa para usarlo como borrador, hacer pruebas, tomar notas, etc. Utilicemos hasta su agotamiento los materiales, lapiceros, bolígrafos, cuadernos.... Reutilicemos todo el material de oficina que puedamos, ya sean clips, carpetas de cartón, gomas elásticas, etc. Potenciemos el reciclaje de papel, cartón, plásticos,…, depositándolos en los contenedores específicos. El reciclaje de una tonelada de papel de oficina, evita la tala de doce árboles y ahorra alrededor de ciento cincuenta litros de petróleo. Las bombillas de bajo consumo son algo más caras pero duran hasta trece veces más que una incandescente normal y consumen hasta un ochenta por ciento menos de electricidad. Los sistemas de cierre automático de puertas que eviten la pérdida de calor ahorran hasta un cuarenta por ciento en climatización. Sector agrícola En muchas ocasiones las prácticas de cultivo o de regadío inadecuadas o el uso de fertilizantes y pesticidas provocan la degradación del suelo con la consecuente pérdida de fertilidad y de producción. Los sistemas de riego poco ahorradores o las instalaciones de riego en malas condiciones generan un gran desperdicio de agua e incluso pueden acabar agotando los recursos hídricos superficiales disponibles y sobreeexplotar los acuíferos. Los vertidos incontrolados de residuos líquidos y sólidos procedentes de la agricultura contaminan los suelos y las aguas afectando directamente a los cultivos. Además se produce la emisión de gases procedentes de la quema de combustibles fósiles, la pulverización de fertilizantes y la quema de residuos. ¿Qué podemos hacer? Reducir el uso de fertilizantes químicos a favor de los fertilizantes orgánicos (estiércol y purines). Ajustar las cantidades necesarias de fertilización según el tipo de cultivo, suelo, clima, época del año, ... evitando fertilizar en exceso. Reducir el uso de pesticidas aplicando técnicas de control biológico de plagas, en especial evitar la utilización de aquellos productos más tóxicos. Elegir el método de aplicación correcto de fertilizantes y fitosanitarios evitando las pérdidas por volatilización. Utilizar sistemas de regadío que eviten al lavado de suelos y el despilfarro de agua. Utilizar energías renovables en todas las instalaciones y maquinaria. Practicar la rotación de cultivos y el cultivo en barbecho, con el fin de evitar un empobrecimiento del suelo. Cultivar leguminosas en los barbechos para favorecer la fijación de nitrógeno en el suelo. Evitar técnicas de laboreo y cultivo esquilmantes que contribuyan a la destrucción del suelo. Evitar el monocultivo. De esta forma se reducirá el riesgo de plagas y el agotamiento de nutrientes del suelo. Conservar la vegetación natural existente entre parcelas (matorrales, setos, arbustos,…), favoreciendo de esta forma el mantenimiento de la biodiversidad y de fauna beneficiosa para los cultivos. Mantener en estado correcto la maquinaria, evitando pérdidas de aceite o combustible. Envases, cartones, plásticos,... deben ser tratados como Residuos Sólidos Urbanos, procurando reducir su utilización y depositándolos en los vertederos adecuados. Especial atención hay que poner en los envases que contegan sustancias tóxicas o peligrosas. No quemar rastrojos ni basuras ni extender sus cenizas por el campo. Esta práctica tan habitual es muy nociva además de por la producción de gases contaminantes, por el efecto negativo de sus cenizas en el suelo (desestabilizando sus propiedades). Los restos vegetales (ramas, excedentes de producción, ...) pueden reutilizarse para fabricar piensos animales, camas de ganado, ... Depositar el aceite usado en los centros de tratamiento específicos para ello. No vaciar al medio los restos de pesticidas y otros productos químicos, que quedan en los envases. Sector Ganadería El mantenimiento de ganado puede generar la contaminanción de suelos y aguas como consecuencia del vertido incontrolado de residuos líquidos (purines, productos zoosanitarios, productos de limpieza y desinfección, aguas procedentes del lavado de animales e instalaciones) y residuos sólidos (estiércol, animales muertos, sacos de pienso y diversos tipos de envases). Además supone muchas veces la degradación del suelo como consecuencia del sobrepastoreo y el mantenimiento de explotaciones intensivas y la transmisión de enfermedades debidas a la acumulación de heces y animales muertos. ¿Qué podemos hacer? Adecuar el tamaño de establo o parcela al número de cabezas. Llevar un control sanitario para evitar enfermedades. Regular el pastoreo con el fin de proteger la flora y la fauna. Reducir, a través de la alimentación, la producción de excrementos y su fluidez. Evitar deyecciones directas al medio. Separar las heces sólidas (estiércoles) de las líquidas (purines), y ambas de las aguas de lavado mediante sistemas de enrejillado, tamizado, ... Almacenar y transportar correctamente heces, orines y aguas residuales, evitando su filtración al medio. Reutilizar el estiércol y los purines como fertilizante, en la fabricación de piensos o la obtención de energía en forma de biogás (muy interesante en el caso de los purines). Aplicar tratamientos de compostaje, desinfección, estabilización, ... a las deyecciones en caso de que su reutilización posterior lo requiera y siempre que exista peligro de contagio por patógenos. No abandonar animales muertos o enfermos. Reducir la utilización de envases, plásticos, cartones, ... y tratarlos adecuadamente como Residuos Sólidos Urbanos. No vaciar al medio los restos de zoosanitarios y otros productos químicos, que quedan en los envases. Sector Jardinería y Viverismo El cultivo de especies no adaptadas al clima requiere en muchas ocasiones una mayor cantidad de agua para el riego, si a esto además le sumamos el empleo de sistemas de riego no ahorrativos e instalaciones de riego en malas condiciones, obtenemos un agotamiento de los recursos hídricos innecesario. El abuso de fertilizantes y productos fitosanitarios genera la contaminación de los suelos y las aguas ¿Qué podemos hacer? Reducir el uso de fertilizantes químicos y pesticidas. Utilizar sistemas de regadíos que ahorren agua y aplicarlos a las horas más adecuadas (no en horas de máxima insolación). Practicar técnicas de laboreo adecuadas que eviten la pérdida de suelo y la erosión. Buscar proveedores locales, para reducir el gasto en transporte. Utilizar energías renovables en las instalaciones y maquinaria. Mantener en correcto estado la maquinaria para evitar pérdidas accidentales de aceite y combustible. Reducir el uso de envases, macetas, ... de PVC y otros productos contaminantes. Reducir la producción de plásticos papeles, cartones, y depositarlos en los contenedores adecuados (red de Residuos Sólidos Urbanos). Realizar compostaje con los restos vegetales de podas (ramas, hojas, ...), o depositarlos en los contenedores preparados para ello (Puntos limpios). Evitar todo tipo de vertidos incontrolados, en especial de tierras y escombros. Sector industria En la industria tiene lugar un gran consumo energético, se procesa una cantidad importante de materias primas, procedentes en muchas ocasiones de lugares muy lejanos y expoliadas al medio, y se genera un alto porcentaje de residuos que contaminan la atmósfera, el agua y los suelos. ¿Qué podemos hacer? Ahorro energético: La realización de auditorías energéticas en la empresa permite conocer las actividades que consumen más energía y tomar medidas correctoras, como contratar la tarifa que más se ajuste a nuestro consumo. Apaguemos las luces que no se estén utilizando. El polvo y la suciedad resta efectividad a la iluminación. La acumulación de polvo en los sistemas de alumbrado hace que se pierda hasta un diez por ciento en iluminación. Utilicemos bombillas de bajo consumo tales como lámparas de sodio o tubos fluorescentes. Las primeras bombillas a sustituir deberían ser las de mayor periodo de uso. Se pueden instalar interruptores temporizadores de desconexión automática, en baños y lugares de paso. Se puede invertir en burletes para evitar las fugas de frío o calor a través de las ventanas. Cambiemos cada cierto tiempo los filtros y líquidos refrigerantes del aire acondicionado y aparatos de refrigeración con el fin de optimizar su rendimiento reduciendo así los gastos energéticos. Cuando adquiramos maquinaria nueva, debemos interesarnos por las de menor consumo energético. Coloquemos las fuentes de frío y calor en puntos donde la acción de una no interfiera en la acción de la otra, evitará que las máquinas trabajen más para conseguir las condiciones deseadas. Ahorro de agua Cualquier medida encaminada a la reducción del consumo de agua, minimizará los vertidos residuales y supondrá tanto un ahorro económico como el ahorro de un bien tan escaso. Mantengamos bien cerradas las llaves de paso y evitemos el goteo continuado de grifos o mangueras. Un grifo con un chorro de doce milímetros de diámetro puede perder alrededor de ochocientos mil litros de agua al mes. Instalemos preferiblemente grifos monomando, ya que ahorran un cincuenta por ciento del consumo y no gotean. Instalemos, cuando sea posible, atomizadores y/o difusores de agua ya que aportan un nivel y presión del agua eficaz para su uso, con un menor consumo. Instalemos en las cisternas y depósitos émbolos reguladores de las descargas, ya que así se conseguirá controlar el volumen de agua empleado. Instalemos contadores de consumo de agua en algunos puntos del proceso, así nos permitirá descubrir las posibles fugas. Revisemos los conductos de entradas y salidas de aguas o vertidos, puede evitar derrames o fugas indeseadas. Con las fugas y derrames se puede perder hasta un 20% de agua. Fomentemos los sistemas de recirculación de agua en el proceso productivo. Materiales: Evitemos comprar en exceso. El abuso en la compra de materiales provoca problemas de almacenamiento y costes de gestión. Busquemos proveedores locales, para reducir el gasto ambiental y económico en transporte. Intentemos no comprar productos que contengan una cantidad excesiva de envoltorios. Cuantos más envoltorios tenga un producto más residuos produce, y por tanto requiere en su fabricación un mayor consumo de materias primas. Dentro de lo viable, es aconsejable que el departamento de compras adquiera productos que perjudiquen lo menos posible al medio ambiente. Se debe tener en cuenta a la hora de comprar materiales o materias primas, que existen una serie de etiquetas que identifican a los productos que cumplen con ciertos criterios ecológicos, bien por ser reciclables, por encontrarse integrados en un sistema de gestión, etc. Etiqueta Ecológica de la Unión Europea Identifica los productos que tienen un reducido impacto sobre el medio ambiente, desde su fabricación hasta su eliminación siguiendo una serie de criterios ecológicos. Etiqueta de Producto Reciclable Esta etiqueta indica que el producto que la lleva es reciclable al cien por cien. Punto Verde Garantiza que el producto es recogido y reciclado por un Sistema Integrado de Gestión. Informa que el envasador o fabricante ha pagado para que el envase de ese producto se recicle y no contamine. Residuos: Dispongamos de contenedores adecuados para la recogida selectiva de residuos y su posterior gestión. Realicemos programas de minimización de residuos empezando con una correcta separación según su origen y composición. Segreguemos las distintas corrientes de residuos, recogiendo para su utilización , por ejemplo, disolventes o aguas que han de servir en la limpieza de los equipos de proceso. En algunas ocasiones podremos incluso aprovechar los subproductos obtenidos tras la preparación, transformación y elaboración de nuestros productos obteniendo una nueva fuente de ingresos al mismo tiempo que reducimos efectivamente los residuos y vertidos generados. Los embalajes de los materiales y productos deben ser sencillos y en el menor número posible siempre que no afecte a la seguridad del producto. Alrededor del veinticinco por ciento de las basuras generadas en la Unión Europea provienen de envases. Promovamos la utilización embalajes y envases reciclables o fabricados con materiales biodegradables. Recuperemos y aprovechemos todos los envases reutilizables Diseñemos embalajes sencillos para nuestros productos. Un numero excesivo de embalajes, produce gasto de materias primas y acumulación de residuos, además de no ser necesarios. Reduzcamos al imprescindible el embalaje para transporte entre el almacén y el comercio, siempre que esta medida no afecte a la seguridad del producto. Mantengamos separados y sin mezclar los distintos residuos tóxicos para no aumentar su peligrosidad y facilitar su tratamiento. Es importante que establezcamos procedimientos de control documental de los residuos tóxicos y los mantengamos adecuadamente etiquetados, sabiendo en todo momento que tipo de sustancias se manejan y cómo. Es recomendable que los envases y bidones estén herméticamente cerrados, excepto cuando sea necesario su uso. De esta manera se evitarán fugas y derrames del producto. Además debemos asegurarnos de que cada residuo se encuentre en el contenedor adecuado. El almacenaje de este tipo de productos nunca debe hacerse en lugares sin protección frente al clima y los lugares destinados para ello deberían contar con suelos impermeables y con un sistema de contención de derrames. El tiempo máximo de almacenaje de residuos tóxicos es de seis meses y tienen que ser entregados a gestores autorizados. Es aconsejable limitar el acceso al almacén de residuos tóxicos. Mal manipulados pueden dar lugar a accidentes o derrames. Es aconsejable también almacenar los productos tóxicos de manera espaciada. Esto facilita su inspección y la comprobación de su estado, eliminando también riesgos de derrumbe y accidentes. Vertidos: Antes de emitir los vertidos líquidos, debemos separar los sólidos de las aguas para su tratamiento. Realicemos análisis periódicos de los vertidos ya que de esta manera pueden ser detectadas fugas o derrames ocasionales de otros contaminantes. Mantengamos controles periódicos de la composición y acidez de los vertidos líquidos antes de su salida de fabrica para evitar problemas de contaminación en los cauces receptores. Realicemos revisiones periódicas de mantenimiento en los sistemas de refrigeración para evitar emisiones atmosféricas de gases como los CFCs. Llenemos los tanques desde abajo, ya que supone la reducción de emisiones a la atmósfera. Ruido: Utilicemos protecciones individuales tales como tapones o cascos cuando estén encendidas las máquinas que produzcan mayor contaminación acústica. Eliminemos los ruidos colocando aisladores acústicos o silenciadores en los puntos críticos. Realicemos mediciones de ruido para determinar los niveles acústicos que soportan los trabajadores y determinar de esta manera si éstos se encuentran dentro de los rangos admisibles o si por el contrario superan los límites de seguridad. Mantenimiento: El mantenimiento se basa en la inspección y limpieza periódica de los equipos encargados de la producción, con el fin de reducir al máximo los efectos contaminantes que se derivan del uso incorrecto. De esta manera se previenen averías y fugas además de aumentar la vida útil de los productos. Sigamos un programa de mantenimiento que incluya, mantenimientos de los equipos y limpieza completa. Sería también conveniente que dispusiéramos de material de consulta para los trabajadores en los que se especifique el programa de mantenimiento. Aislemos los circuitos eléctricos de forma adecuada y revisar con regularidad que no presenten corrosión ni posibilidad de cortocircuitos. Cambiemos, cuando se requiera, el aceite (o el tipo de lubricante) de la maquinaria optimizando de esta manera su rendimiento. A la hora de adquirir productos para el mantenimiento de los equipos es recomendable leer las etiquetas de composición con el fin de elegir los menos contaminantes. En las compras de maquinaria conviene examinar su eficacia previamente en los consumos de agua y energía. Dispongamos de un procedimiento en materia de detección, contención y saneamiento ante posibles escapes de sustancias almacenadas, para evitar afecciones al medio ambiente. Evitemos, siempre que sea posible, el uso de disolventes ya que son agentes muy contaminantes. Hagamos un uso racional de los detergentes y productos de limpieza en general. En la limpieza de las instalaciones utilicemos medios mecánicos como escobas o fregonas y prescindidamos del uso de la manguera siempre que no sea imprescindible. De esta manera se ahorrará agua y se reducirán los vertidos de aguas residuales. Gestionemos los derrames de combustibles, aceites, etc., de la limpieza de la maquinaria como residuos peligrosos. * Herramientas de gestión ambiental en la empresa 1.- Análisis del ciclo de vida del producto (ACV). El análisis del ciclo de vida es un estudio objetivo y sistemático para identificar, clasificar y cuantificar las cargas contaminantes y los recursos materiales asociados a un producto, proceso o actividad, desde su concepción hasta la eliminación del producto. Su objetivo es identificar, evaluar y llevar a cabo procedimientos para poder reducir los impactos ambientales asociados o asociables al producto, reduciendo el consumo de materias primas y energía y disminuyendo el volumen de los residuos resultantes. Más información: www.cricyt.edu.ar/institutos/incihusa/Lahv/Lahv/Soporte/Paginas/LCA_web.htm 2.- Gestión energética: La gestión energética es todo aquel esfuerzo coordinado y planificado cuyo objetivo es el conseguir una mayor optimización en el suministro, transformación y utilización de la energía. Es decir, lograr un uso más racional de energía sin tener que disminuir los ratios de confort, productividad y calidad de los servicios o productos. 3.- La auditoría ambiental o ecoauditoría. Es un instrumento de gestión que comprende una evaluación sistemática, documentada, periódica y objetiva de la eficacia de la organización, el sistema de gestión y los procedimientos destinados a la protección del ambiente y que tiene por objeto: a) Facilitar el control de las prácticas que pueden tener efecto sobre el ambiente. b) Evaluar su adecuación a las políticas ambientales de la empresa. 4.-Generación, análisis y valoración de posibles actuaciones. Es una herramienta de análisis sistemático. No recoge la normativa ni la legislación, pero puede, a partir de los objetivos de la empresa, ayudar a definir las acciones y estrategias a desarrollar por el plan de gestión medioambiental. En clase En los centros de enseñanza además de consumir energía para los sistemas de calefacción, la iluminación de las aulas, el mantenimiento de ordenadores y otros aparatos eléctricos, se consume una gran cantidad de recursos: agua, papeles, lápices, bolígrafos, gomas, tizas.... La enseñanza en los laboratorios genera además la formación de residuos tóxicos que si no son tratados adecuadamente y van a parar a los desagües pueden ocasionar graves problemas en el medio. ¿Qué podemos hacer? Aprovechemos el material hasta su agotamiento Fotocopiemos por las dos caras Aprovechemos el papel por ambas caras, las hojas sólo utilizadas por una cara nos pueden servir para tomar apuntes, hacer ejercicios, etc. Reciclemos todo el material tras su utilización Utilicemos el agua de forma razonable, evitando las pérdidas inútiles. Aprovechemos la luz natural par iluminar las aulas. Evitemos el derrame de vertidos tóxicos por la pila, separando los residuos en bidones adecuados. En la actualidad se está llevando en muchos centros escolares la puesta en marcha de un proyecto que consiste en impulsar la educación ambiental mediante la realización de auditorías internas para reducir el consumo de recursos en los centros. Este proyecto que recibe el nombre de Proyecto Ecoescuela es una Campaña Europea, desarrollada en España por ADEAC (Asociación de Educación Ambiental y el Consumidor) como miembro de la Fundación Europea de Educación Ambiental (FEEE), formada por ONGs de 18 países europeos. Ejemplo: www.infoplus.es/usuarios/presentacion/ecoescuela.htm En nuestro tiempo de ocio La playa El turismo de masa plantea numerosos problemas ambientales en los espacios litorales. La depuración de aguas y la eliminación de residuos son, quizá, los aspectos más acuciantes. El turismo suele multiplicar por diez la población estable de estas zonas en poco tiempo. Por otro lado, estas zonas generalmente carecen de la infraestructura de depuración necesaria para evitar el brusco incremento de la contaminación que crea la superpoblación, así como tampoco disponen de agua potable suficiente para abastecer a tanta gente, por lo que se puede generar la sobreexplotación de los acuíferos con la consecuente intrusión salina. Las construcciones en el litoral, especialmente de puertos deportivos y escolleras, ha modificado las corrientes marinas de tal modo que muchas playas sufren una importante pérdida de arena y tienen que ser mantenidas artificialmente. El uso de cremas solares y otros productos para la piel supone un importante foco de contaminación debido a las grasas que se dispersan por la superficie del mar y repercuten en la biología de los peces a través de las cadenas alimentarias. Lo mismo ocurre con los metales pesados que se expulsan a través de los emisarios submarinos repartidos por todo el litoral. La invasión de las playas supone además la destrucción de un ecosistema donde habitan especies especialmente adaptadas a ambientes marinos como el lirio de playa, la correhuela marina o el hinojo marino y donde nidifican aves como el chorlitejo patinegro o la gaviota de Audouin. ¿Qué podemos hacer? Evitemos las aglomeraciones visitando las playas en temporadas menos álgidas, disfrutaremos más de la tranquilidad. Tengamos en cuenta también el turismo de interior, hay muchos sitios de gran belleza en zonas que no son de playa. Respetemos la flora y fauna de las zonas costeras, no pretendamos llegar con el coche a la arena de la playa, caminar un poco es saludable. No vertamos basuras en la arena, no nos cuesta nada recoger las colillas de los cigarros, tapones de las bebidas y envases en general. Procuremos utilizar cremas solares insolubles al agua. Las comunidades autónomas y los ayuntamientos llevan años poniendo en marcha programas para evaluar la calidad ambiental de las playas, así como sus condiciones sanitarias. El programa comunitario Banderas Azules concede esta ecoetiqueta a aquellas playas que cumplen una serie mínima de condiciones de calidad. Las finalidades del Proyecto Bandera Azul son elevar el grado de conciencia ciudadana y la acción de las autoridades sobre la calidad del entorno de las playas y puertos de Europa y, en particular, de la calidad de las aguas de baño y proporcionar asimismo, a través de la concesión de las Banderas Azules de Europa, un símbolo europeo de reconocimiento y emulación a aquellas playas y puertos que alcanzan esos niveles de calidad ambiental y buscan un equilibrio entre el uso del recurso natural y el respeto del entorno. El campo En muchas ocasiones cuando salimos al campo a pasar el día al aire libre pensamos que estamos en medio de un parque urbano y no tenemos reparo en dejar allí nuestros desperdicios. Sin embargo las basuras en la naturaleza no sólo ensucian y contaminan, también rompen la belleza del paisaje. El entorno se degrada y se convierte en un lugar sucio y desagradable. La descomposición de la materia orgánica produce malos olores y se convierten en un foco de atracción para determinados animales. Además pueden contaminar aguas si el vertido se produce al lado de riachuelos o fuentes o bien mediante la acción de esparcimiento de la lluvia, de modo que se ve alterada la calidad del agua. El vertido de cristales y latas puede causar heridas a las crías de algunos mamíferos y las botellas de plástico pueden ser una trampa para insectos. Además, la acumulación de basuras incrementa el riesgo de incendios. El problema se incrementa por el hecho de que muchos de los materiales son difícilmente degradables, debido a que no existen microorganismos en el medio con capacidad biodegradadora de estos compuestos foráneos, de modo que permanecen durante muchos años inalterados. La práctica de ciertas actividades en el medio puede ser también dañina para el mismo si no se tienen en cuenta unos principios básicos. El motorismo de montaña, por ejemplo, genera la erosión del suelo y una gran emisión de ruido que afecta especialmente a las aves sobretodo en la época de nidificación y supone una pérdida de tranquilidad. Cuando no se respetan los caminos ya hechos provoca además un impacto sobre la vegetación y los ríos y riachuelos al desprender aceites y carburante. Otros deportes pueden afectar a las especies que habitan la zona si no se respeta el entorno. ¿Qué podemos hacer? Devolvamos las basuras a casa o depositémoslas en el contenedor más cercano, procurando que no se note nuestra presencia en la zona al abandonarla. Elijamos para nuestro ocio campestre actividades que no supongan daño ni intromisión abusiva en el paisaje y en los seres que habitan. Páginas web de interés: Enlaces, noticias, estado del planeta en cifras y una guía con información sobre el reciclaje de 300 artículos que rodean nuestra vida cotidiana en el hogar y en el trabajo www.buenosdiasplaneta.org Reciclado de envases de vidrio www.ecovidrio.es Guía de buenas prácticas ambientales para los ciudadanos www.semarnat.gob.mx/sonora/practicas_ambientales.shtml Código de buenas prácticas ambientales de la Federación española de Municipios y Provincias (FEMP) http://femp.es/life/html/entrada.html Instituto para la diversificación y ahorro de la energía www.idae.es Bibliografía Alonso Milán, J.y Barrios Montenegro ,J.C., 1998, “Ecología de andar por casa” Animación y Promoción de Medio. Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Regional, Comunidad de Madrid. Alonso, J y Piñang, Ch., 1993, “Ecología de la vida cotidiana” Animación y Promoción del Medio. Calenda Ed. España. Massanés, R y Miralles, J., 1995,“Ecología de cada día”. Ed. Blume. Barcelona. CD-ROM “Guía de buenas prácticas y análisis de la problemática y necesidades de formación medioambiental de las PYMES en la zona sur de la Comunidad de Madrid” editado por la Fundación Biodiversidad y la Universidad Rey Juan Carlos y cofinanciado por el Fondo Social Europeo.