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El Problema de la Basura en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México
Por Enrique de la Madrid
(Publicado en El Sol de México el 24 de diciembre)
La Ciudad de México es uno de los cinco asentamientos de basura más grandes del
mundo, compitiendo con Ciudades como Los Ángeles, Tokio, Nueva York y Bombay.
En la ZMCM se producen diariamente, a cifras de 2000 del INEGI, 21,000 toneladas de
basura: de las casas proviene 43.5%; de los comercios 24%; de los mercados públicos
11% y de parques y jardines 8%.
El volumen de basura ha aumentado con el consumo per cápita. En 1950 cada habitante
producía 0.35 gramos de basura por día, aumentando a 2 kilos por habitante en la
actualidad. Irónicamente el incremento en el nivel de generación de basura está ligado a
un mayor nivel de ingreso.
En la Ciudad de México, el monto de basura ascendió a 25,000 toneladas diarias
repartidas en porcentajes de 54% en el Valle de México y 46% en el área conurbada.
Mucha de esa basura es recuperable si reutilizamos o reciclamos un 50% de los
desechos.
La materia orgánica se puede convertir en abono y los plásticos-metales-vidrio forman
una cadena reutilizable y reciclable.
Tan sólo en 1997, 5,000 familias vivían de la basura; para 2005 se estimó que serían
7,000 los pepenadores que separan la basura en los tiraderos y la venden. Según el
INEGI, hay 18,200 trabajadores sindicalizados ligados a la basura.
Entre los fenómenos que causan problemas ambientales graves, está la mezcla de los
residuos industriales con la basura en general. La mayor parte de los residuos
industriales se entregan a los servicios de recolección, donde son mezclados con la
basura doméstica y son transportados a tiraderos a cielo abierto.
En la Ciudad de México, existen una infinidad de estos tiraderos. Dicha práctica está
generando un problema de estética y tiene crecientes implicaciones en la salud pública.
La basura atrae fauna nociva, la cual es, a su vez, portadora de infinidad de
enfermedades.
Con el cierre del relleno sanitario de Santa Catarina y la saturación del Bordo Poniente,
han proliferado los tiraderos clandestinos y la utilización de zonas ecológicas como
depósitos de cascajo, primeras manifestaciones de un problema que amenaza con salirse
de control.
A este respecto, es fundamental que se aplique la Ley de Residuos Sólidos del D.F. que
establece en su artículo 24 que es responsabilidad de toda persona, física o moral, en el
D.F., separar, reducir y evitar la generación de residuos sólidos, y fomentar su
reutilización y reciclaje.
Dicha Ley prohíbe arrojar o abandonar en la vía pública, áreas comunes, parques,
barrancas y en sitios no autorizados, residuos sólidos de cualquier tipo.
Contiene además un capítulo de sanciones a quienes infrinjan sus disposiciones, las
cuales consisten en amonestaciones, multas y arrestos.
El tema de la basura está íntimamente relacionado con nuestros patrones de conducta.
Para ello, debemos crear incentivos para que la práctica del reciclaje de la basura se
convierta en una actividad cotidiana en nuestras vidas.
Debemos acostumbrarnos a separar el papel, aluminio, plástico, vidrio y materia
orgánica para ser reutilizado. Esto nos permitiría ahorrar recursos, disminuir la
contaminación, alargar la vida de los materiales con diferentes usos y ahorrar energía.
Asimismo, se debe modificar la tendencia de utilizar los rellenos sanitarios como el sitio
en donde se arrojan los desechos, pues muchos de esos residuos pueden ingresar a
círculos de reaprovechamiento que generen ingresos y fuentes de empleo.
Por último, una campaña intensiva de concientización de la población sobre el tema de
la basura debe ir acompañada de la exploración de técnicas alternativas de utilización de
los rellenos sanitarios de la ZMCM, estableciendo al respecto una agenda ambiental que
se debe discutir a la brevedad.
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