Tomo medidas oportunas para eliminar los piojos que tiene mi hijo La pediculosis del cuero cabelludo es una parasitosis muy contagiosa causada por un insecto: el pediculus capitis o vulgarmente piojo. Se trata de una enfermedad benigna que se manifiesta por fuertes picores que perturban a los niños afectados. El tratamiento implica el empleo de sustancias aniparasitarias frente al insecto, la eliminación de los huevos y la prevención de las reinfestaciones. ¿Cómo viven los piojos? Los piojos de la cabeza (pediculus capitis) son insectos que miden de 2 a 3 mm de largo. Se enganchan al cabello gracias a las pinzas que tienen en el extremo de sus patas. Es un insecto hematófago que necesita de la ingesta de sangre humana, y a diferencia de los tradicionales mosquitos pica varias veces al día, pudiendo llegar a quintuplicar su peso. No puede vivir fuera del cuerpo más de dos días, de modo que su hábitat natural es la cabeza del niño infestado y el contagio se produce directamente del niño infestado al sano. El piojo de la cabeza no tiene alas, por tanto no vuela ni salta, pero sí que se desplaza con facilidad por el cabello de un pelo a otro, sobre todo si el pelo está seco. Por el contrario, cuando el pelo está húmedo se vuelven más torpes y vulnerables, pudiendo identificarse más fácilmente y eliminarse con más facilidad. Resisten al agua y se nutren de la sangre que encuentran en el cuero cabelludo. Los piojos pueden vivir dos meses. La pediculosis del cuero cabelludo tiene alta prevalencia en niños, estimándose que afecta al 1-3%, pudiendo alcanzar hasta el 25% en colegios en épocas de epidemia. Afecta preferentemente a niños entre los 3 y los 10 años en forma de epidemias escolares, no influyendo la higiene ni la longitud del pelo en la frecuencia de parasitación, al contrario de lo que la gente cree. Los piojos prefieren el cabello seco y limpio al pelo sucio y el cabello liso al rizado, por lo que es menos frecuente en la raza negra. El piojo femenino adulto produce huevos o liendres que se adhieren fuertemente al pelo mediante una sustancia insoluble al agua y similar al pegamento. Los huevos precisan para su incubación el calor humano, por lo que se localizan siempre adheridos al pelo y cerca del cuero cabelludo, a no más de 3-4 mm del mismo. Tan solo los huevos vacíos o liendres que ya han incubado, se localizan más lejos de la raíz del pelo. De este modo, la distancia entre las liendres y el cuero cabelludo puede ser usado como indicador del tiempo que el niño lleva infestado y de la viabilidad del huevo (si se trata de un huevo embrionado o vacío). Como el huevo tarda unos 10 días en incubarse y el cabello crece a razón de 0,4 mm al día, cualquier huevo situado a más de 0,5 cm del cuero cabelludo es casi seguro que está vacío. La hembra pone hasta diez huevos o liendres, al día. La liendre nace al cabo de 7 a 10 días y se vuelve adulta a las dos semanas. ¿De qué manera corre el riesgo mi hijo de contagiarse de piojos? La parasitosis por piojos no es sinónimo de mala higiene. El contagio se transmite únicamente por contacto, ya que los piojos no vuelan ni saltan. Se propagan entre los colectivos de niños: guarderías, centros lúdicos, escuelas, etc. Se pueden contraer piojos en la colchoneta de gimnasia o al utilizar el peine o el gorro de otro niño. Basta con un contacto breve para contraer piojos. ¿Cómo puedo saber si mi hijo tiene piojos? Los síntomas de la parasitación por piojos consisten casi exclusivamente en la existencia de picor a nivel del cuero cabelludo que se localiza preferentemente en los lugares más predilectos de asiento del parásito que son las regiones postauriculares (detrás de las orejas), el occipucio y la nuca. No obstante, en muchos casos no existe ningún síntoma. Cuando el picor es intenso, se pueden producir lesiones de rascado en cuero cabelludo o áreas vecinas. La seguridad de la parasitación por piojos lo da la observación directa del parásito, bien del piojo vivo o de las liendres. El piojo vivo es difícil de observar porque se mueve mucho, salvo cuando el pelo está húmedo, que es más fácil de ver. Más fácil es la observación de las liendres adheridas al pelo con buena luz y ayuda de una lupa. Deben buscarse sobre todo en las localizaciones habituales. Por tanto, si el niño se rasca y si la escuela ha advertido de la plaga de piojos, observe con atención el cuero cabelludo. Examine sobre todo el cabello detrás de las orejas, las sienes y la nuca. Las liendres son ovaladas, brillantes y miden cerca de 1 mm. Se parecen a la caspa pero no se pueden quitar con un cepillo. Levante el cabello de la región de las sienes y sobre todo de la nuca. Las liendres deben buscarse, sobre todo, cerca de la raíz. Examínele también los hombros para ver si hay granos o marcas de rascado. ¿Qué medidas debo tomar para curar a mi hijo? El tratamiento de la pediculosis debe contemplar 3 fases: Una primera fase de actuación sobre los parásitos con productos en forma de champús y lociones con reconocida capacidad insecticida como las permetrinas. Una segunda fase de actuación sobre los huevos con el arrastre mecánico de las liendres usando linedreras o peines de púas muy juntas, que como un “rastrillo” las retiran. Finalmente en una tercera fase, y como prevención para evitar nuevas infestaciones, se deben emplear repelentes con lo que se evita en lo posible el asiento de una nueva parasitación. Busque la presencia de piojos en los demás miembros familiares. Compre un champú y una loción antiparasitaria recomendados por su médico o farmacéutico, lavando la cabeza con el champú y aplicando posteriormente la loción. Tras ello, utilice un peine para piojos o liendrera para eliminar los huevos muertos. Se aconseja repetir el procedimiento al cabo de 8 días. Para la pediculosis de las pestañas es suficiente con aplicar vaselina tópica y eliminar las liendres. Avise a la escuela o a la guardería. Lave la ropa de cama, gorros y peluches en la lavadora programada en un ciclo largo. El farmacéutico también puede recomendarle productos antiparasitarios para pulverizar en la ropa antes de lavarla. Aplíquelos sobre todo en las dobleces y en los cuellos de las camisas. ¿Qué precauciones debo tomar para evitar que mi hijo contraiga piojos? Es muy difícil evitar que su hijo contraiga piojos. De todos modos, en situaciones de epidemia es recomendable el uso de repelentes. Evite el intercambio de gorros, de pañuelos o bufandas con otros niños. Examine periódicamente su cabellera y la de toda su familia. Cepille, peine y lave el cabello de su hijo con frecuencia. La cabellera es el lugar donde vive el piojo. Por otra parte, los niños que tengan un corte de pelo más corto estarán un poco menos expuestos a la infección. El piojo del cuero cabelludo es el más habitual, pero no el único que tiene presencia en el cuerpo humano. En efecto, en el hombre existen 3 variedades de piojos capaces de producir parasitación : “pedículus cápitis” o piojos de la cabeza que se han comentado, “pedículus corporis o vestimentae” que son los piojos del cuerpo y las ropas y “pedículus pubis” o ladillas, que son los piojos dela zona genital. Estos dos últimos son excepcionales en niños. El piojo del cuerpo es menos habitual que el de la cabeza y de tamaño algo más grande. Vive entre las ropas, localizándose en las costuras y en los pliegues de éstas. A diferencia del piojo de la cabeza, su picadura puede transmitir diversas enfermedades. Su presencia se reconoce fácilmente porque las huellas de las picaduras se producen en línea de forma consecutiva. Curiosamente el piojo del cuerpo necesita una temperatura constante de 35 ºC para vivir, de modo que cuando ocurre un cuadro febril el parásito marcha del huésped inmediatamente y busca uno nuevo. ¿Debemos acostumbrarnos a la presencia de piojos año tras año? Lamentablemente sí, ya que los piojos al ser específicos de especie, son insectos perfectamente adaptados al a su hábitat que es el hombre. Incluso en los próximos años podríamos vernos inmersos en un incremento de la actividad parasitaria como ha ocurrido en muchas épocas a lo largo de la historia. Por ello, no debe bajarse la guardia en los aspectos divulgativos y de prevención. De todas formas, no conviene ser alarmistas ya que la farmacología actual nos permite afrontar la parasitación por piojos con garantías.