EFECTOS INDIRECTOS DE LA EUCARISTIA***

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EFECTOS INDIRECTOS DE LA EUCARISTIA***
Podemos resumir los efectos indirectos de la Eucaristía en los siguientes puntos:
1) La purificación de los pecados. El Concilio de Trento rechazó la afirmación según la cual el
principal y único fruto de la Eucaristía sería «la remisión de los pecados». Ello dejaría a un lado la
necesidad de la confesión. No obstante, las oraciones litúrgicas a menudo piden que «la recepción del
Cuerpo y la Sangre de Cristo nos libre del pecado». Para evitar el equívoco, el Concilio añadió que
«la comunión nos libera de los pecados veniales y nos preserva de los graves». Lo hace al menos
«indirectamente» (según la expresión de algunos teólogos). San Buenaventura lo expresa muy bien:
«La Eucaristía hace que el amor sea más ardiente y el amor, cuando arde, ayuda a purificar la
herrumbre del pecado». El Catecismo del Concilio de Trento (n. 53) afirma: «Que nadie dude de que
la Eucaristía perdona y destruye los pecados leves que normalmente se llaman veniales».
2) La pena temporal. Todas las obras buenas tienen el efecto de disminuir las penas que merecemos
por los pecados. Este efecto es tanto más grande cuanto mayor es el amor que lo inspira. La Eucaristía
aumenta la caridad, por tanto, da también mayor fuerza a nuestras oraciones y a nuestras obras.
3) Protección contra el pecado mortal. Según santo Tomás de Aquino, debe comprenderse de forma
espiritual la promesa de que quien come de este pan «no morirá» (In 6, 50): no sufrirá la muerte
espiritual. El Catecismo romano dice que «estos santos misterios (de la comunión) tienen la fuerza de
preservamos de los pecados graves y de protegemos del ataque de las tentaciones; son prenda celeste
de que nuestra alma no se manchará fácilmente de pasión mortal».
4) Protección contra el pecado venial. Los pecados leves se cometen por debilidad y negligencia. La
Eucaristía es «el pan que fortalece el corazón del hombre» (Sal 103, 14-15), inflama de amor y, así,
supera la tibieza.
5) Seguridad ante el espíritu maligno. San Juan Crisóstomo escribe: «La Sangre de Cristo hace huir a
tos demonios y hace que vengan los ángeles. Cuando ven dentro de nosotros la Sangre de Cristo, los
demonios huyen, los ángeles se acercan. Cuando salimos de la Cena del señor es como si las llamas
que salen de nosotros hicieran huir a los diablos». Un amor más fuerte resiste mejor a lo que quisiera
debilitarlo.
6) El debilitamiento de las inclinaciones malignas. Los pequeños placeres desaparecen ante el gran
amor. Así, el amor ardiente de Dios apaga el fuego de los ardores pasionales y de los placeres del
mundo.
7) El alimento del alma. Por medio del alimento se compensa la pérdida de fuerza vital. La Eucaristía,
según san Francisco de Sales, sana las «heridas» espirituales, da fuerza a las acciones, a la observancia
de los mandamientos, de los consejos y de las inspiraciones hacia el bien.
8) Fuente de celo. Por todo ello, la Eucaristía nos es necesaria especialmente en tiempos de tentación,
en las persecuciones, ante las pruebas difíciles y contra aquellos peligros que podrían llevamos a
perder la fe o alguna virtud.
9) Consolación y gozo. En el Catecismo tridentino (n. 51.) leemos las palabras: «Los alimentos
naturales sirven no sólo para el mantenimiento del cuerpo, sino también para su aumento y su
crecimiento; por su sabor, son fuente dep1acer y dulzura. Del mismo modo también el santo pan
eucarístico sostiene al alma y, además, le hace sentir cada vez más gozo por las cosas de Dios. Por ello
precisamente lo comparamos con el maná, en el que se paladeaban todos los placeres y todos los
sabores».
10) Fuerza de la oración. La oración se realiza por medio de nuestro Señor Jesucristo y, por ello, el
Padre la escucha. La Eucaristía nos une a Cristo. Por eso debemos aprovechar los momentos
posteriores a la comunión para orar. .
***Cardenal Tomás Spidlfk (1919-2010) El autor, jesuita nacido en Moravia, fue profesor
emérito del Instituto Oriental Pontificio. Ha sido conocido y apreciado en el mundo entero como
estudioso de teología espiritual patristica y oriental. Algunas de sus innumerables obras se están
traduciendo al castellano.
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