Descartes y Escolasticismo

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• Introducción.......................................................................pagina −2
• Vida.....................................................................................pagina −2
• Filosofía...............................................................................pagina −4
• Ciencia.................................................................................pagina −5
• Matemáticas........................................................................pagina −6
• Principales obras de Descartes..........................................pagina −7
• Escolasticismo.....................................................................pagina −8
• Introducción.............................................................pagina −8
• Características..........................................................pagina −9
• Métodos.....................................................................pagina −13
−Fragmento del discurso del método..................pagina −15
• Principales filósofos..................................................pagina −17
• Conclusión y opinión personal...........................................pagina −19
−INTRODUCCIÓN
René Descartes (1596−1650), filósofo, científico y matemático francés, considerado el fundador de la
filosofía moderna. Considerado el primer filósofo moderno, René Descartes utilizó la ciencia y las
matemáticas para explicar y pronosticar acontecimientos en el mundo físico. Su famosa frase "Cogito, ergo
sum" ("Pienso, luego existo") fue el punto de partida que le llevó a investigar las bases del conocimiento.
Descartes desarrolló el sistema de coordenadas cartesianas para ecuaciones gráficas y figuras geométricas.
Los mapas modernos utilizan todavía un sistema de cuadrícula que puede ser trazado volviendo a las técnicas
gráficas cartesianas.
−VIDA
Nacido el 31 de marzo de 1596 en La Haye , hoy Descartes (Indre−et−Loire), era hijo de un miembro de la
baja nobleza y pertenecía a una familia que había dado algunos hombres doctos. Cuando tenía ocho años de
edad fue enviado al colegio jesuítico de La Flèche (en Anjou), donde permaneció 10 años. Junto a las
disciplinas clásicas tradicionales, también aprendió matemáticas y las principales doctrinas del escolasticismo,
tendentes a orientar la razón humana hacia la comprensión de la doctrina cristiana. El catolicismo ejerció una
gran influencia en Descartes a lo largo de toda su vida. Tras concluir su periodo de formación primaria en
dicho centro, cursó estudios de Derecho en la Universidad de Poitiers, donde se licenció en 1616. Sin
embargo, nunca llegó a ejercer como jurista. En 1618 entró al servicio del príncipe Mauricio I de
Nassau−Orange, con la intención de seguir la carrera militar; posteriormente sirvió en otros ejércitos. Pero su
interés se centró siempre en los problemas de las matemáticas y la filosofía, a los que dedicó el resto de su
vida. Tras realizar numerosos viajes residió en París desde 1625 a 1628. Durante este periodo se dedicó al
estudio de la filosofía y también realizó experimentos de óptica. En 1628, después de vender las propiedades
que poseía en Francia, se trasladó a las Provincias Unidas y vivió en diferentes ciudades (Amsterdam,
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Deventer, Utrecht y Leiden).
Fue quizá durante los primeros años que pasó en Holanda cuando escribió su primera obra importante,
Ensayos filosóficos, publicada en 1637 y que estaba integrada por tres ensayos (Dióptrica, Geometría y
Meteoros), a los que servía de prefacio el que luego sería su escrito más famoso, Discurso del método, en el
que exponía sus especulaciones filosóficas. Ésta fue seguida de otras obras, entre ellas Meditaciones
metafísicas (1641) y Los principios de la filosofía (1644). Sus últimos escritos estuvieron dedicados a Isabel
Estuardo, reina de Bohemia que vivía en las Provincias Unidas y con quien Descartes había entablado una
profunda amistad. En 1649 fue invitado a acudir a Estocolmo para impartir clases de filosofía a la reina
Cristina de Suecia. Los rigores del invierno le provocaron una neumonía, a consecuencia de la cual falleció,
en la capital sueca, el 11 de febrero de 1650.
−FILOSOFÍA
Descartes trató de aplicar a la filosofía los procedimientos racionales inductivos de la ciencia y, más
concretamente, de las matemáticas. Antes de configurar su método, la filosofía había estado dominada por el
escolástico, que se basaba por completo en comparar y contrastar las opiniones de autoridades reconocidas.
Rechazando este sistema, Descartes estableció: En nuestra búsqueda del camino directo a la verdad, no
deberíamos ocuparnos de objetos de los que no podamos lograr una certidumbre similar a las de las
demostraciones de la aritmética y la geometría. Por esta razón determinó no creer ninguna verdad hasta haber
establecido las razones para creerla. Comenzó sus investigaciones a partir de un único conocimiento seguro:
Cogito, ergo sum (Pienso, luego existo). Partiendo del principio de que la clara consciencia del pensamiento
prueba su propia existencia, mantuvo la existencia de Dios. Dios, según la filosofía de Descartes, creó dos
clases de sustancias que constituyen el todo de la realidad. Una clase era la sustancia pensante, o inteligencia,
y la otra la sustancia extensa, o física.
−CIENCIA
Su filosofía, denominada en ocasiones cartesianismo, le llevó a elaborar explicaciones complejas y erróneas
de diversos fenómenos físicos. Éstas, sin embargo, tuvieron el valor de sustituir los vagos conceptos
espirituales de la mayoría de los autores clásicos por un sistema de interpretaciones mecánicas de los
fenómenos físicos. Tuvo que renunciar a su primera concepción de un sistema de planetas que rotaban en
torno al Sol (próxima a la teoría de Copérnico sobre el Universo) cuando fue considerada herética por la
Iglesia católica. En su lugar, ideó la doctrina de los vórtices o torbellinos de materia etérea, en la que el
espacio estaba pleno de materia, en diversos estados, girando alrededor del Sol.
En el campo de la fisiología, sostuvo que parte de la sangre era un fluido misterioso que él llamó espíritu
animal. Creía que éste entraba en contacto con la sustancia pensante en el cerebro y fluía a lo largo de los
canales de los nervios para animar los músculos y otras partes del cuerpo.
Sus estudios sobre óptica culminaron con el descubrimiento de la ley fundamental de la reflexión: el ángulo
de incidencia es igual al ángulo de reflexión. La publicación de su citado ensayo sobre óptica supuso la
primera exposición de este principio. Además, el hecho de que Descartes tratara la luz como un tipo de fuerza
en un medio sólido preparó el terreno para la teoría ondulatoria de la luz.
−MATEMÁTICAS
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Su contribución más notable a las matemáticas fue la sistematización de la geometría analítica. Fue el primer
matemático que intentó clasificar las curvas conforme al tipo de ecuaciones que las producen y contribuyó
también a la elaboración de la teoría de las ecuaciones. Fue el responsable de la utilización de las últimas
letras del alfabeto para designar las cantidades desconocidas y las primeras letras para las conocidas. También
inventó el método de los exponentes (como en x2) para indicar las potencias de los números. Además,
formuló la regla (conocida como ley cartesiana de los signos) para descifrar el número de raíces negativas y
positivas de cualquier ecuación algebraica.
Considerado el primer filósofo moderno, René Descartes utilizó la ciencia y las matemáticas para
explicar y pronosticar acontecimientos en el mundo físico. Su famosa frase "Cogito, ergo sum"
("Pienso, luego existo") fue el punto de partida que le llevó a investigar las bases del conocimiento.
Descartes desarrolló el sistema de coordenadas cartesianas para ecuaciones gráficas y figuras
geométricas. Los mapas modernos utilizan todavía un sistema de cuadrícula que puede ser trazado
volviendo a las técnicas gráficas cartesianas.
−Principales obras de Descartes
AÑO
OBRA
1628−1629 Reglas para la dirección del espíritu
1630−1633 El mundo o Tratado de la luz
Ensayos filosóficos. Integrada por:
Discurso del método (prólogo)
1637
Dióptrica
Geometría
Meteoros
1641
Meditaciones metafísicas
1644
Los principios de la filosofía
1649
Las pasiones del alma
−Escolasticismo
1.INTRODUCCIÓN
Escolasticismo, movimiento filosófico y teológico que intentó utilizar la razón natural humana, en particular
la filosofía y la ciencia de Aristóteles, para comprender el contenido sobrenatural de la revelación cristiana.
Principal corriente en las escuelas y universidades de Europa durante la edad media (especialmente desde
mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XV), su ideal último fue integrar en un sistema ordenado el
saber natural de Grecia y Roma y el saber religioso del cristianismo. El término escolástica también se utiliza,
en un sentido más amplio, para expresar el espíritu y métodos característicos de ese momento de la historia de
la filosofía occidental o cualquier otro espíritu o actitud similar hacia el saber de otras épocas. En su origen
escolástico designaba a los maestros de las escuelas monásticas o catedralicias medievales, de las que
surgieron las universidades, pero acabó por aplicarse a cualquiera que enseñara filosofía o teología en dichas
escuelas o universidades.
• CARACTERÍSTICAS
Los pensadores escolásticos sostuvieron una amplia variedad de ideas tanto en filosofía como en teología. La
unidad de todo el movimiento provino de una serie de metas, actitudes y métodos aceptados de un modo
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general por todos sus miembros. La principal preocupación de los escolásticos no fue conocer nuevos hechos
sino integrar el conocimiento ya adquirido de forma separada por el razonamiento de la filosofía griega y la
revelación cristiana. Este interés es una de las diferencias más características entre la escolástica y el
pensamiento moderno desde el renacimiento.
El objetivo esencial de los escolásticos determinó algunas actitudes comunes, de las que la más importante fue
su convicción de la armonía fundamental entre razón y revelación. Los escolásticos afirmaban que el mismo
Dios era la fuente de ambos tipos de conocimiento y la verdad era uno de Sus principales atributos. No podía
contradecirse a Sí mismo en estos dos caminos de expresión. Cualquier oposición aparente entre revelación y
razón podía deberse o a un uso incorrecto de la razón o a una errónea interpretación de las palabras de la
revelación. Como los escolásticos creían que la revelación era la enseñanza directa de Dios, ésta tenía para
ellos un mayor grado de verdad y certeza que la razón natural. En los conflictos entre fe religiosa y
razonamiento filosófico, la fe actuaba siempre como árbitro supremo y la decisión de los teólogos prevalecía
sobre la de los filósofos. Desde principios del siglo XIII, el pensamiento escolástico puso mayor énfasis en la
independencia de la filosofía en su ámbito propio. A pesar de todo, durante el periodo escolástico la filosofía
estuvo al servicio de la teología, no sólo porque la verdad de la filosofía estaba subordinada a la de la teología,
sino también porque los teólogos utilizaban la filosofía para comprender y explicar la revelación.
Esta postura escolástica chocó con la denominada teoría de la doble verdad del filósofo y físico hispanoárabe
Averroes. Su teoría mantenía que la verdad era accesible tanto a la teología como a la filosofía pero que tan
sólo esta última podía alcanzarla en su totalidad. Por lo tanto, las llamadas verdades de la teología servían,
para la gente común, de expresiones imaginativas imperfectas de la verdad auténtica, sólo accesible por la
filosofía. Averroes sostenía que la verdad filosófica podía incluso contradecir, al menos de una forma verbal,
las enseñanzas de la teología.
Como resultado de su creencia en la armonía entre fe y razón, los escolásticos intentaron determinar el ámbito
preciso y las competencias de cada una de estas facultades. Muchos de los primeros escolásticos, como el
teólogo italiano san Anselmo, no lo consiguieron y estuvieron convencidos de que la razón podía probar
algunas doctrinas procedentes de la revelación divina. Más tarde, en el momento de esplendor de la
escolástica, el también italiano santo Tomás de Aquino estableció un equilibrio entre razón y revelación. Sin
embargo, los escolásticos posteriores a santo Tomás, empezando por el teólogo y filósofo escocés Juan Duns
Escoto, limitaron cada vez más el campo de las verdades capaces de ser probadas a través de la razón e
insistieron en que muchas doctrinas anteriores que se pensaba habían sido probadas por la filosofía tenían que
ser aceptadas sobre la base única de la fe. Una de las razones de esta limitación fue que los escolásticos
aplicaron los requisitos para la demostración científica, recogidos al principio en el Organon de Aristóteles,
de una manera mucho más rigurosa que lo había hecho cualquiera de los filósofos anteriores. Esos requisitos
eran tan estrictos que el propio Aristóteles rara vez fue capaz de aplicarlos en detalle más allá del campo de
las matemáticas. Esta tendencia desembocó de forma teórica en la pérdida de confianza en la razón natural
humana y en la filosofía, y así lo asumieron los primeros reformadores religiosos protestantes, como Martín
Lutero.
Otra actitud común entre los escolásticos fue su sometimiento a las llamadas autoridades, tanto en filosofía
como en teología. Esas autoridades eran los grandes maestros del pensamiento de Grecia y Roma y los
primeros Padres de la Iglesia. Los escolásticos medievales se impusieron a sí mismos pensar y escribir
mediante el estudio único e intensivo de los autores clásicos, a cuya cultura y saber atribuían certezas
inmutables. Tras alcanzar su plena madurez de pensamiento y producir los primeros trabajos originales de
filosofía, siguieron citando a las autoridades para dar peso a sus propias opiniones, aunque a estas últimas
llegaban en muchos casos de manera independiente. Críticas posteriores concluyeron de esta práctica que los
escolásticos eran meros compiladores o repetidores de sus maestros. En realidad, los escolásticos maduros,
como santo Tomás de Aquino o Juan Duns Escoto, fueron muy flexibles e independientes en su utilización de
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los textos de los clásicos; a menudo con el fin de armonizar los textos con sus propias posiciones, ofrecieron
interpretaciones que eran difícilmente conciliables con las intenciones y motivos inspiradores en los clásicos.
El recurso a la cita de éstos fue, en muchos casos, poco más que un ornamento estilístico para empezar o
finalizar la exposición de las propias opiniones e intentaba demostrar que las ideas del exegeta eran
continuidad del pasado y no simples novedades. La novedad y la originalidad de pensamiento no eran
perseguidas de forma deliberada por ninguno de los escolásticos, sino más bien minimizadas lo más posible.
Los escolásticos consideraron a Aristóteles la máxima autoridad filosófica, llamándole de modo habitual El
Filósofo. Algunos de los más grandes escolásticos, entre ellos santo Tomás, conocieron sus obras a través de
traducciones latinas realizadas en la península Ibérica. El pensamiento del teólogo cristiano san Agustín de
Hipona fue su principal referente teológico, tan sólo subordinado a la Biblia y a los concilios ecuménicos de la
Iglesia. Los escolásticos se adhirieron con mayor intensidad y sin ninguna crítica a las doctrinas emitidas por
la jerarquía eclesiástica al admitir las opiniones de Aristóteles en materia de ciencias empíricas, como la
física, la astronomía y la biología. Su aceptación sin crítica debilitó a la escolástica y fue una de las
principales razones de su desdeñoso rechazo por parte de los investigadores y sabios del renacimiento y
tiempos posteriores.
• MÉTODOS
Uno de los principales métodos de la escolástica fue el uso de la lógica y del vocabulario filosófico de
Aristóteles en la enseñanza, la demostración y la discusión. Otro importante método fue enseñar un texto por
medio de un comentario de alguna autoridad aceptada. En filosofía, esa autoridad era atribuida de un modo
casi mecánico y procedimental a Aristóteles. En teología, los textos principales fueron la Biblia y el
Sententiarum libri quatuor (Cuatro libros de sentencias) del teólogo y prelado italiano del siglo XII Pedro
Lombardo, una recopilación de las opiniones de los primeros Padres de la Iglesia sobre problemas de teología.
Los primeros escolásticos empezaron asumiendo como ortodoxia intelectual el contenido de los textos que
estaban comentando. Poco a poco, conforme la práctica de la lectura fue desarrollando su propio poder de
crítica, introdujeron muchos comentarios suplementarios sobre algunos puntos que el propio texto no cubría o
no había resuelto de forma adecuada. A partir del siglo XIII, esos comentarios suplementarios, que expresaban
el pensamiento personal de los maestros, se convirtieron en la parte más amplia y trascendente de los textos,
resultando así que la explicación literal del texto era reducida a un simple pasaje de cada exégesis.
Además de los comentarios, fue importante la técnica de la discusión por medio del debate público. Cada
profesor de una universidad medieval debía comparecer varias veces al año ante el cuerpo docente y los
alumnos, reunidos en asamblea, en un debate para defender los puntos cruciales de sus propias enseñanzas
frente a todo aquel que las pusiera en duda. Las ideas de la lógica aristotélica se empleaban tanto en la defensa
como en el ataque. En el siglo XIII el debate público se convirtió en un instrumento educativo flexible para
estimular, probar y comunicar el progreso del pensamiento en la filosofía y en la teología. Desde mediados del
siglo XIV, sin embargo, la vitalidad del debate público decayó y se convirtió en un rígido formalismo. Los
participantes se sentían menos interesados en el contenido real que en pequeños puntos de la lógica y nimias
sutilezas del pensamiento. Este tipo degradado de debate influyó mucho en la ulterior mala reputación de la
escolástica y determinó que muchos pensadores modernos lo consideraran un mero mecanismo lógico pedante
y artificial.
−Fragmento de Discurso del método.
El método filosófico de Descartes:
En el siguiente fragmento del Discurso del método, René Descartes analiza detalladamente los cuatro
preceptos fundamentales que, según él, debían regir el método de análisis filosófico.
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Segunda parte.
Había estudiado un poco, cuando era más joven, de entre las partes de la filosofía, la lógica, y de las
matemáticas, el análisis de los geómetras y el álgebra, tres artes o ciencias que al parecer debían contribuir en
algo a mi propósito. Pero, al examinarlas atentamente, advertí con relación a la lógica que sus silogismos y la
mayor parte de sus preceptos sirven más para explicar a otro cuestiones ya sabidas o incluso, como el arte de
Lulio, para hablar sin juicio de las que se ignoran, que para investigar las que desconocemos. Y si bien
contiene, en efecto, muchos preceptos que son muy buenos y verdaderos, hay sin embargo, mezclados con
ellos, tantos otros perjudiciales o bien superfluos, que es casi tan difícil separarlos como sacar una Diana o
una Minerva de un bloque de mármol en el que ni siquiera hay algo esbozado. En lo que concierne, por otra
parte, al análisis de los antiguos y al álgebra de los modernos, además de que no se refieren sino a materias
muy abstractas, que parecen carecer de todo uso, el primero está siempre tan circunscrito a la consideración de
las figuras, que no permite ejercitar el entendimiento sin fatigar excesivamente la imaginación; y en la
segunda, hay que sujetarse tanto a ciertas reglas y cifras, que se ha convertido en un arte confuso y oscuro,
bueno para enredar el ingenio, en lugar de una ciencia que lo cultive. Tal fue la causa por la que pensé que
había que buscar algún otro método que, reuniendo las ventajas de los otros tres, estuviera exento de sus
defectos. Y como la multiplicidad de leyes a menudo sirve de excusa para los vicios, de tal forma que un
Estado está mucho mejor regido cuando no existen más que unas pocas, pero muy estrictamente observadas,
así también, en lugar del gran número de preceptos de los que la lógica está repleta, estimé que tendría
suficiente con los cuatro siguientes, con tal de que tomase la firme y constante resolución de no dejar de
observarlos ni una sola vez.
El primero consistía en no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que
así era; es decir, evitar con sumo cuidado la precipitación y la prevención, y no admitir en mis juicios nada
más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no tuviese motivo alguno para
ponerlo en duda.
El segundo, en dividir cada una de las dificultades a examinar en tantas partes como fuera posible y
necesario para su mejor solución.
El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de
conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo
incluso un orden entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros.
Y el último, en hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan amplias, que llegase a estar seguro
de no haber omitido nada.
• PRINCIPALES FILÓSOFOS
Entre los autores más representativos de la primera escolástica (siglos IX al XII) se encuentran san Anselmo;
el filósofo y teólogo Pedro Abelardo; y Roscelino de Compiègne, considerado el fundador del nominalismo.
Por lo que se refiere a pensadores judíos del mismo periodo, el filósofo y físico hispanojudío Maimónides
intentó armonizar la filosofía aristotélica con la revelación divina del judaísmo, amparado por un espíritu
similar al de los escolásticos cristianos. La alta escolástica conoció su edad de oro durante el siglo XIII,
cuando aparecieron algunas de las más insignes figuras del movimiento: santo Tomás de Aquino, autor de la
obra cumbre del escolasticismo, la monumental Summa Theologiae (1265−1273); el filósofo y teólogo alemán
san Alberto Magno, miembro, al igual que santo Tomás, de la Orden de Predicadores; el monje y filósofo
inglés Roger Bacon; el religioso y teólogo italiano san Buenaventura; Juan Duns Escoto (franciscano como
los dos anteriores); y el teólogo flamenco Enrique de Gante. El nominalismo se convirtió en la escuela
filosófica dominante del siglo XIV, cuando la escolástica empezó a declinar. El nominalista más importante
fue el filósofo inglés Guillermo de Ockham, un gran lógico que atacó todos los sistemas filosóficos de los
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escolásticos precedentes para mantener, en cambio, que la razón humana y la filosofía natural tenían un
campo de acción mucho más limitado del que sus antecesores habían establecido.
El escolasticismo conoció un renacer brillante (aunque breve) durante el siglo XVI, especialmente entre los
dominicos y los jesuitas. Fue importante en España, donde estuvo ligado a las figuras de Francisco de Vitoria
y Francisco Suárez. Un resurgir más general fue potenciado por el papa León XIII tras la publicación de la
encíclica Aeterni patris (1879), en la que consideraba necesario reconsiderar, a la luz de las necesidades
modernas, los grandes sistemas escolásticos del siglo XIII, sobre todo el tomismo, y reformular estas doctrinas
a partir de las verdaderas contribuciones del pensamiento moderno. Este renacimiento escolástico,
denominado neoescolasticismo, terminó por consolidarse como una de las principales corrientes del
pensamiento contemporáneo. Los principales exponentes del neoescolasticismo fueron el cardenal belga
Désiré Joseph Mercier y los franceses Jacques Maritain y Étienne Gilson.
−Conclusión y opinión personal
Como resumen de todo el estudio realizado, cabe remarcar el echo que el texto expuesto sobre Descartes trata
básicamente sobre el ser humano, la sustancia y el método cartesiano, todo y que indirectamente se reflejan
muchas otras teorías y influencias de otros filósofos, que con sus propias teorías ayudaron a Descartes a crear
sus teorías.
De otra banda y centrándonos específicamente en el autor, cabe decir que se le considera un filosofo
clásico porque tiene como claves de sus estudios el orden, la medida, la claridad y la distinción que son
cualidades siempre fieles a sus razonamientos y los cuales le dieron el éxito y la fama.
Aunque se contradice con lo que se dice al principio del trabajo de que Descartes era el primer filosofo
moderno, también se puede considerar el ultimo clásico, porque esta en un periodo de transición y es
influenciado por filósofos como Paramedines con su teoría que niegan la existencia del vacío y que los
sentidos son engañosos y Platón que le influencia con la idea del dualismo y de la idea de anima inmortal,
aunque Descartes la trata de sustancia finita.
Me ha gustado mucho este filosofo por sus ideas claras pero sobretodo por la idea del cogito ergo sum, que es
una realidad, porque si no piensas no existes. Creo que he aprendido una cosa muy importante sobre la vida,
después de informarme sobre este filosofo y es: sin esfuerzo no llegaras a ser nadie en cambio trabajando duro
y sacrificándote puedes llegar muy lejos.
René Descartes 28/07/2003
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