República de Colombia Rama Judicial CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA SALA JURISDICCIONAL DISCIPLINARIA Bogotá D.C., 6 de agosto de 2009 Magistrada Ponente Doctora NANCY ÁNGEL MÜLLER Radicación No. 110011102000200902606 01 Aprobado Según Acta 81 de la misma fecha- ASUNTO Se decide la impugnación interpuesta contra la decisión dictada el 19 de junio de 2009 por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional de la Judicatura de Cundinamarca1 dentro de la acción de tutela interpuesta por JORGE EDGAR PELAYO contra la SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, en la cual se negó el amparo solicitado. HECHOS 1 La Sala de primer grado estuvo compuesta por los Magistrados Alberto Vergara Molano y Martha Patricia Zea Ramos (fl.162). El actor acudió a la acción de tutela –previo rechazo de la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia2- para solicitar el amparo del derecho fundamental al debido proceso, el que estimó lesionado, al negarse la autoridad judicial accionada a dar trámite procedimental al recurso de reposición interpuesto contra el auto interlocutorio de fecha 1 de abril de 2009 y que fue rechazado por decisión del 17 de abril del mismo año, para lo cual narró los siguientes hechos: Afirmó que fue condenado –en primera y segunda instancia- como coautor de hurto agravado -por la confianza y la cuantía- por parte del Juzgado 38º Penal del Circuito y el Tribunal Superior de Distrito Judicial de Bogotá, por lo que interpuso recurso de casación contra ésta última decisión, el que fue concedido ante la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia. Precisó que esta Sala, mediante auto interlocutorio del 1 de abril de 2009, inadmitió la demanda de casación “aduciendo que en lo concerniente a la postulación y desarrollo de la causal tercera, ha sido criterio reiterado de la Sala, que aunque su demostración no suele ser tan estricta como la exigida para las otras causales, de todas formas es necesario que el demandante observe reglas lógicas sumadas a la claridad y precisión sobre el vicio estructurado de garantía que denuncie”. Expresó que contra la anterior decisión interpuso recurso de reposición, con fundamento en lo establecido en el artículo 187 de la Ley 600 de 2000 “que no excluye taxativamente este trámite como si lo hacía el artículo 197 del Decreto 2700 de 1991”, por lo –en su criterio- “no está excluido el recurso de reposición contra los autos interlocutorios que inadmitan la demanda de casación”, y al no estarlo de la normatividad vigente –reiteró- “es susceptible 2 La Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, rechazó el recurso de amparo mediante auto del 20 de mayo de 2009 (Mag. Edgardo Villamil Portilla). entonces el recurso de reposición contra el auto interlocutorio que inadmite las demandas de casación”, tal como sucede en su caso, así las cosas el mismo no debió ser rechazado a través del auto del 17 de abril de 2009, pues con ello la Sala accionada “se saltó un acto procesal previsto en el ordenamiento jurídico cual es el de la calificación de la demanda previsto en el artículo 213 del estatuto procesal penal pretermitiendo el concepto obligatorio del Agente del Ministerio Público y violando la estructura del debido proceso”. Tras referirse a la competencia de esta jurisdicción para conocer del recurso de amparo ante el rechazo –previo- de la Sala Civil, solicitó ordenar a la accionada darle “trámite procedimental al recurso de reposición interpuesto contra el auto interlocutorio de fecha 1 de abril de 20009 y que fue rechazado por auto de fecha 17 de abril de 2009”. ACTUACIONES PROCESALES E INTERVENCIONES El a quo mediante auto del 9 de junio de 2009, avocó conocimiento (fl.7) y procedió a notificar a los Magistrados de la Corporación Judicial accionada e igualmente convocó como terceros con interés a las autoridades judiciales que dictaron las providencias de primera y segunda instancia, quienes en su respuesta expresaron lo siguiente: 1.- El Doctor Jorge Luis Quintero Milanés, en su calidad de Magistrado Ponente de la decisión atacada (fl.16), recordó el trámite dado a la petición elevada por el actor y remitió copia de la providencia donde se “negó el recurso de reposición interpuesto”. 2.- Por su parte el Juzgado 38º Penal del Circuito de Bogotá (fl.94), tras realizar una reconstrucción de la situación procesal del actor, se limitó a remitir a los argumentos consignados en la sentencia condenatoria de primera instancia, para lo cual anexó copia de la misma. 3.- De igual manera, la Sala Penal del Tribunal accionado (fl.97) en su respuesta, se circunscribió a relatar el trámite procesal dado a la apelación incoada, e igualmente remitió copia de la demanda de casación. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA La Sala a quo con decisión del 19 de junio de 2009 (fl.150) decidió negar el amparo solicitado, por considerar que –tras aclarar el punto referido a la competencia para conocer de la acción- no existió lesión a ningún derecho fundamental, cuando la accionada rechazó el recurso de reposición interpuesto contra la providencia interlocutoria que inadmitió la demanda de casación, puesto que la mencionada decisión se ajustó a derecho y no puede calificarse como contraria al ordenamiento jurídico. IMPUGNACIÓN El actor presentó escrito impugnando la decisión adoptada (fl.180) y solicitó la revocatoria de la providencia de instancia y “en su lugar se ordene darle trámite al recurso de reposición interpuesto contra el auto interlocutorio de fecha 1 de abril de 2009 y que fue rechazado por auto de fecha 17 de abril de 2009”, y tras presentar los mismos argumentos esbozados en el escrito tutelar, estimó que –a su juicio- tal recurso es procedente toda vez que el mismo no se encuentra excluido en su procedencia, tal como lo estableció el artículo 187 de la Ley 600 de 2000. CONSIDERACIONES De conformidad con lo previsto en los artículos 86, 116 inciso 1º, 256 numeral 7º de la Constitución Política, 32 del Decreto 2591 de 1991 y el Decreto 1382 de 2000, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura es competente para resolver la impugnación incoada dentro de la presente acción de tutela, a ello se procederá previas las siguientes consideraciones de hecho y de derecho. Antes de realizar cualquier consideración de orden conceptual referida a los hechos puestos en conocimiento por parte del actor, debe precisarse -si el presente recurso de amparo- reúne los requisitos exigidos para poder predicar su procedencia, los cuales estima la Sala no concurren en el presente caso, por cuanto se presenta una lesión a la aplicación de la regla nemo auditur propriam turpitudinem allegans frente a la administración de justicia, situación esta que torna en improcedente la acción de tutela. Ahora bien, en cuanto hace referencia a las pretensiones del actor esbozadas en el recurso de amparo -es su deseo- que ante la inadmisión de la demanda de casación producto de los errores de técnica en su presentación, se le conceda recurso de reposición y para justificar su procedencia, pretende que se valide –su particular interpretación- de la procedencia del recurso frente a este tipo de autos interlocutorios, y ante la negativa calificó tal decisión de vía de hecho por desconocer las formas propias del juicio. En efecto siendo esta la situación planteada en el sub examine, la Sala considera que no puede cohonestarse prácticas litigiosas que desconocen los cánones establecidos por el derecho vigente y menos permitir que mediante el uso de la acción de tutela, se pretendan corregir defectos de técnica en la actuación procesal cometidos por la apoderada del actor al momento de presentar la demanda de casación; posición esta que encuentra respaldo en la jurisprudencia constitucional cuando afirmó: "Quien no ha hecho uso oportuno y adecuado de los medios procesales que la ley le ofrece para obtener el reconocimiento de sus derechos o prerrogativas se abandona voluntariamente a las consecuencias de los fallos que le son adversos. De su conducta omisiva no es responsable el Estado ni puede admitirse que la firmeza de los proveídos sobre los cuales el interesado no ejerció recurso constituya transgresión u ofensa a unos derechos que, pudiendo, no hizo valer en ocasión propicia. Es inútil, por tanto, apelar a la tutela, cual si se tratara de una instancia nueva y extraordinaria, con el propósito de resarcir los daños causados por el propio descuido procesal"3. (negrilla fuera de texto) De tal estado de cosas, no puede sino predicarse el abuso que se está haciendo -en el evento presente- de esta excepcional acción constitucional de amparo de derechos fundamentales, por cuanto el actor –por intermedio de su apoderada- empleó en forma indebida, los mecanismos legalmente previstos, para ejercitarlos –ahora- y pretender -acudiendo a un debate improcedente- tratar de corregir los errores cometidos en la etapa procesal respectiva, por supuesto, tal actitud contraría la naturaleza residual y subsidiaria de la acción de tutela y la torna improcedente, cuando debiendo actuar en debida forma dentro del proceso judicial, esto no se realizó por descuido o negligencia, postura que fue consolidada por la jurisprudencia constitucional en la sentencia T-213/08 donde se consignó, lo siguiente: “6. La aplicación de la regla nemo auditur propriam turpitudinem allegans frente a la administración de justicia. 3 Cfr. Corte Constitucional. Sala Tercera de Revisión. Fallo No. T-520. 16 de Septiembre de 1992. La Corte Constitucional ha mantenido una orientación jurisprudencial, respecto de la figura que se analiza en diversas providencias 4, lo cual se justifica en la prohibición general de abusar del derecho propio como forma de acceder a ventajas indebidas o incluso INMERECIDAS dentro del ordenamiento jurídico.5Además, guarda coherencia con el principio de que nadie puede alegar a su favor su propia culpa, lo cual conduce a que eventualmente una acción de tutela resulte improcedente cuando los hechos desfavorables los ha generado el mismo interesado, como cuando por ejemplo no es advertida la curia o diligencia exigible en un proceso judicial (s.f.t.). Es que los derechos deben ejercerse de conformidad con el designio previsto por el Legislador. Pero ese ejercicio, a más de que lleva implícita una garantía en cabeza de su titular, al mismo tiempo comporta un deber y ello, no lo exonera, por tanto, de advertir la diligencia debida para el recto ejercicio de aquél (s.f.t.). Así, de antiguo se ha aceptado, además como una regla que constituye la antítesis de la bona fides, la prohibición de pretender aprovecharse del propio error, dolo o de la culpa de quien por su desidia, incuria o abandono resulta afectado. Dicha regla, materializada en el aforismo nemo auditur proprian turpitudinem allegans, ha tenido incluso, una incorporación expresa en nuestro ordenamiento sustantivo civil de acuerdo con el postulado general de la “improcedencia por aprovechamiento en culpa y en dolo propio” De este último, suele incluirse como ejemplos típicos, el de la persona que celebra un contrato ilícito a sabiendas, o quien pretende reclamar un legado o herencia luego de haberse declarado la indignidad o el desheredamiento y, aún así, pretende suceder al causante. Recordemos que, nadie puede presentarse a la justicia para pedir protección si ella tiene como fundamento la negligencia, mala fe o dolo que ha cometido. (s.f.t.) Así, los Tribunales deben negar toda súplica cuya fuente es la incuria, el dolo o mala fe en que se ha incurrido, de acuerdo con la máxima nemo auditur suam turpitudniem allegans, pues ello, según advierten los autores es contrario al orden jurídico y al principio que prohíbe abusar de los propios derechos (Art. 95 C.N.) En este orden de ideas, la Sala se aparta diametralmente de la postura asumida por el Seccional de instancia, pues la acción de tutela no supera el test de procedencia y ante tal situación procesal –mal puede- el juez constitucional entrar a realizar consideraciones sustantivas frente a los derechos alegados, pues está claro -en el presente caso- que lo pretendido 4 Sentencias T-460 de 2002, M.P. Álvaro Tafur Gálvis y T-394 de 2003 M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra, entre otras. 5Por ejemplo, Sentencias SU-624 de 1999, C-670 de 2004 y T-345 de 2005. por el actor es alegar la violación de un derecho fundamental, cuando el mismo no fue diligente en el uso de los medios judiciales de defensa que el sistema jurídico le ofrece al efecto, toda vez que le fue inadmitida la demanda de casación por defectos formales y es ante esta situación que aboga por la procedencia de un recurso de reposición contra dicha decisión, dando una – particular- interpretación a las normas procesales que regulan la materia, cuando lo que está demostrado es el ejercicio inapropiado de los medios de defensa a ejercer en debida forma al interior del proceso penal. Ante esta situación, la Sala estima necesario entrar a modificar la decisión de instancia, para en lugar de negar el amparo solicitado declarar la improcedencia de la acción de tutela de conformidad con lo expuesto en la presente providencia. En mérito de lo expuesto, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria- administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, RESUELVE MODIFICAR la sentencia impugnada, para declarar su improcedencia. Por Secretaría notifíquese esta decisión a todos los intervinientes. Envíese esta sentencia a la Corte Constitucional para su eventual revisión. CÓPIESE, COMUNÍQUESE, NOTIFÍQUESE y CÚMPLASE. JOSÉ OVIDIO CLAROS POLANCO Presidente JULIA EMMA GARZÓN DE GÓMEZ Vicepresidenta ANGELINO LIZCANO RIVERA Magistrado NANCY ÁNGEL MÜLLER Magistrada PEDRO ALONSO SANABRIA BUITRAGO Magistrado MARIA MERCEDES LÓPEZ MORA Magistrada HENRY VILLARRAGA OLIVEROS Magistrado YIRA LUCIA OLARTE AVILA Secretaria Judicial