FALTAS CONTRA LOS INTERESES GENERALES: Abandono de animal doméstico en condiciones en que pueda peligrar su vida o su integridad: requisitos; concepto de abandono; existencia: negativa a recoger a su perro herido, poniéndolo en riesgo de morir o ver agravadas las consecuencias de sus lesiones. AP Segovia (Sección 1ª), sentencia núm. 23/2007 de 5 marzo. Jurisdicción: Penal Recurso de Apelación núm. 37/2007 Ponente: Ilmo. Sr. D. Ignacio Pando Echevarria El Juzgado de Instrucción núm. 2 de Segovia dictó Sentencia, en fecha26-10-2006, por la que absolvía a la denunciada de la falta de abandono de animal doméstico, declarando de oficio las costas del juicio. Contra la anterior Resolución se interpuso recurso de apelación por la representación legal de la Asociación para el Bienestar de los Animales «El Refugio». La Sección Única de la Audiencia Provincial de Segovia estima el recurso interpuesto y revoca la Sentencia, en el sentido de condenar a la denunciada como autora de una falta de abandono de animal doméstico, a la pena de quince días de multa con una cuota diaria de 6 euros, y arresto sustitutorio de un día por cada dos cuotas impagadas, imponiéndole las costas de la primera instancia, en las que correspondan a un juicio de faltas, declarándose de oficio las de esta alzada. En la ciudad de Segovia a cinco de marzo de dos mil siete. El Ilustrísimo señor Magistrado de esta Audiencia Provincial don Ignacio Pando Echeverría, ha visto en grado de apelación contra sentencia, los autos de Juicio de Faltas núm. 148/06 del Juzgado de Instrucción núm. 2 de Segovia, en el que consta como recurrente la procuradora doña María Teresa Pérez Muñoz en representación de la Asociación Para el Bienestar de los Animales «El Refugio» asistido por el letrado doña Milagros Lorente Santos, y como recurrido don Emilio Fuentetaja Sanz letrado en turno de oficio en defensa de doña Erica y el Ministerio Fiscal. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO El Juzgado de Instrucción, con fecha 26 de octubre de 2006, dictó sentencia 106/06 en el procedimiento de que dimana el presente recurso, cuyo supuesto de HECHOS PROBADOS, es como sigue: «De la apreciación conjunta de la prueba practicada, resulta probado y así se declara doña Erica era propietaria de la perra con chip NUM000 de nombre Flaca, adquirida en octubre de 2005. A primeros del año 2006 Erica se trasladó a vivir a un chalet de la URBANIZACIÓN000 (El Espinar-Segovia), y en día no determinado de febrero de 2006 fue recogido por una vecina de la Urbanización para el Bienestar de los Animales EL REFUGIO. Ese día en que fue recogida otra vecina, Camila, vio a la perra suelta y en mal estado por la urbanización y se acercó al domicilio de Erica, por si pudiera ser su perra a la que conocía de haberla visto, comentándole Erica que la perra se le había escapado hacía unos quince días y que ya no la quería, que le hacía muchas trastadas en casa». SEGUNDO Dicha sentencia, en su parte dispositiva, dice así: «Que debo absolver y absuelvo a Erica, declarando de oficio las costas del juicio». TERCERO Contra dicha sentencia, se interpuso recurso de apelación por la representación legal de la Asociación Para el Bienestar de los Animales «El Refugio», la que fue admitida a 1 trámite, dándose traslado de la misma a las demás partes para que presentaran escrito de adhesión o de impugnación al recurso; transcurrido el plazo señalado se remitieron las actuaciones a esta Sala. CUARTO Recibidos los autos en este Tribunal, registrados y formado rollo, se pasaron las actuaciones al Magistrado Ponente para dictar la resolución procedente, habiéndose observado en esta segunda instancia las prescripciones legales del procedimiento. HECHOS PROBADOS Se aceptan y dan por reproducidos los hechos declarados probados en la sentencia de instancia. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO Se interpone recurso de apelación por la parte denunciante contra la sentencia dictada en juicio de faltas en la que se absuelve a la denunciada de la falta de abandono de animal doméstico que le era imputada. Como motivos de recurso se alega en primer lugar vulneración del derecho a un proceso con todas las garantías ya usar todos los medios de prueba, y en segundo se sostiene error en la valoración de la prueba e infracción del art. 631.2 Código Penal. SEGUNDO En el primer motivo de recurso se denuncia que no se han aceptado las peticiones de diligencias de investigación interesadas por la parte, lo que manifiesta ya ha sido objeto de recurso ordinario, estando pendiente de recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional, por lo que respecto de este punto nada cabe añadir en este momento. Igualmente mantiene que propuso prueba testifical para el juicio a fin de que fuesen citados por el órgano judicial y que dicha citación judicial le fue denegada, impidiéndose probar en toda su extensión los hechos denunciados, prueba que reitera en esta alzada. En cuanto a este segundo punto, es cierto que la parte propuso una lista de cinco testigos de los que se aportaban sus teléfonos para que fuesen citados judicialmente. Por providencia de 30 de junio de 2006, dicha pretensión de citación judicial fue rechazada. El día 19 de septiembre de 2006 se suspendió el juicio a petición de la ahora recurrente, según el acta porque «el testigo presencial de los hechos se encuentra fuera de España y por haberse interpuesto recurso de amparo». El día 26 de octubre se celebró el juicio oral y al mismo se aportó como testigo de la acusación a Dª Camila. No consta que la providencia de 30 de junio de 2006 fuese recurrida, como no consta que en ninguno de los dos actos de juicio oral se propusiese nuevamente a los testigos no citados, ni se reiterase la solicitud ni se protestase por su ausencia o se pidiese la suspensión del juicio. Por lo tanto ha de concluirse que al no recurrir la primera providencia del juez a quo la parte aceptó su no citación judicial y al no proponerlos como testigos en el acto del juicio aceptó su ausencia y precluyó su derecho a proponerlos en la segunda instancia, sin que por tanto se pueda considerar la existencia de vulneración de derecho constitucional ni por supuesto de indefensión. TERCERO Se alega en segundo lugar error en la valoración de la prueba, que no se basa tanto en discrepar del juicio de credibilidad de la testigo, que el juez de instrucción estima plenamente verosímil, sino en la conclusión a que llega el juez con esas declaraciones. Por lo tanto y mientras no se discrepe de la credibilidad de los testigos, juicio de valor en el que esta Sala no puede entrar al no haber presenciado el acto del 2 juicio; es posible verificar si la deducción que hace llegar al juez de instancia a la absolución con base en las pruebas obrantes en autos es lógica o no. Hemos de tener en cuenta que en este momento no podemos proceder a una simple sustitución de una versión por otra, de forma arbitraria, sino que el juicio de valor debe residir en considerar si la que el juez determina en su sentencia se ajusta de forma lógica y coherente con los hechos probados, aunque pueda haber otras versiones alternativas, y que en tal caso la que sigue el juez es la más beneficiosa para el reo, extremo éste último evidente pues declara no probada la falta. Según se desprende de la declaración de la testigo, ésta vio a la perra con graves heridas en el lomo, informando a la denunciada y que ésta le dijo expresamente que no quería al animal, porque hacía muchas trastadas en casa. Asimismo afirmó que si se busca al perro se le ve, añadiendo que la denunciada le dijo que la perra se habría escapado hacía quince días y que luego iría a buscarla. Con esta declaración como única prueba no puede estimarse acreditado que la denunciada procediese en su momento al abandono del animal, entendido tal como echarla de casa y no dejarla entrar (puesto que la perra estaba en la misma urbanización en que reside la denunciada, y no se ha probado que fuese abandonada en otro lugar y que pudiese haber regresado al domicilio). Lo que sí cabe poner en duda es la fecha en que la perra dejó de convivir con la denunciada, pues ésta afirma en su declaración que estuvo buscando a la pera muchos meses, cuando a la testigo le dijo que se había escapado hacía quince días y su pareja afirma que se había perdido el mismo día que la testigo les dijo que la había visto. Sin embargo estas contradicciones no prueban tampoco el acto del abandono. Por otra parte la perra era un animal adoptado en Córdoba, y del que constan antecedentes de fugas, pues obra certificación del Colegio de Veterinarios en que consta que ya en noviembre de 2005 se denunció su desaparición, como dicen la denunciada y su pareja. Por otra parte un comportamiento como el que se manifiesta por la denunciada no es anómalo en animales adoptados procedentes de abandono o de la calle, en los que es más difícil adaptar sus parámetros de fidelidad a su nuevo entorno, máxime si este es cambiante (de Córdoba a Leganés y de Leganés a Los Ángeles en pocos meses). Estos elementos llevan a concluir que la valoración del juez de instancia en este punto, no dando por probado el abandono, como conducta activa, de la denunciada, haya quedado acreditado. CUARTO Cuestión distinta es la conducta omisiva de la denunciada. Una vez escapada la perra y localizada la misma fue informada, como acredita la testigo y entonces manifestó de forma clara que no quería al animal y que por tanto no deseaba recogerlo, pese a que se le dijo estaba herido, sin que conste que finalmente lo buscase o tratase de recogerlo. La denunciante considera en su recurso que en todo caso esta conducta de no ir a buscar a la perra en el momento constituiría la falta imputada, que no exige el transcurso de un tiempo concreto, sino que se exponga al animal a una situación de peligro. El art. 631.2 Código Penal castiga a «quienes abandonen a un animal doméstico en condiciones en que pueda peligrar su vida o su integridad». Este tipo penal exige la concurrencia de dos elementos, por una parte el abandono y por otro la puesta en peligro de su vida o integridad por las conducciones del abandono. La primera cuestión reside en definir el término abandono. Según el Diccionario de la Real Academia, abandonar es, en la acepción que nos ocupa, «dejar, desamparar a una persona o cosa». Por lo tanto, gramaticalmente el abandono puede entenderse tanto desde un punto de vista activo como omisivo, bastando con que la conducta cause desamparo del animal en este caso. Por otra parte y en cuanto a su definición jurídica, si bien en el ámbito de faltas y dada su reciente tipificación no se encuentra 3 una definición jurisprudencial, sí existen y existían en Códigos anteriores figuras típicas de abandono, como era el abandono de familia o de menores. Salvando las diferencias entre personas y animales, ya contempladas en su distinta gravedad y penalidad, la acción de abandonar sería la misma. Y en cuanto al abandono de menores la doctrina ha sido reiterada en considerar que la conducta típica «consiste en la realización de una conducta, activa u omisiva, provocadora de una situación de desamparo para el menor por el incumplimiento de los deberes de protección establecidos en la normativa aplicable» (STS 4 de octubre de 2001 [ RJ 2001, 8527]). Y esta misma resolución describe también el concepto de desamparo, como concepto normativo del tipo penal, considerando que se refiere a los supuestos en que el niño quede privado de la necesaria asistencia moral o material que incida en su supervivencia o desarrollo. Trasladando dichos conceptos al ámbito de la falta que ahora enjuiciamos, habrá que entender que el abandono se puede producir tanto porque se deje al animal o porque se le coloque en situación de desamparo, tanto por la acción directa de expulsarle como por la omisiva de no acogerle cuando se sabe dónde se encuentra; puesto que la obligación moral y legal de todo propietario de un animal es cuidar del mismo, y darle la asistencia precisa para permitir su vida e integridad. Y en el presente caso esa es la conducta que desarrolló la denunciada, que pese a que se le comunicó que habían visto a su perra, para que pudiese buscarla, manifestó de forma expresa que ya no la quería sin hacer nada por recuperarla, por lo que la dejó abandonada. QUINTO Pero este no es el único elemento del tipo, como sucede en el abandono de menores. Como ya hemos dicho, se exige que el abandono se produzca en condiciones que pongan en peligro la vida o integridad del animal. Y e este caso se considera probado que la parte con su conducta puso de forma objetiva en peligro la vida del animal, y que además lo supo cuando decidió desampararla. Está probado que la perra tenía graves lesiones en el lomo, como se desprende del informe histopatológico obrante en autos, que requirieron de asistencia veterinaria para su curación. Igualmente lo está que la testigo le informó del mal estado del animal. Por lo tanto su negativa a recogerla, alegando que ya no la quería, situó al animal herido en riesgo de morir o ver agravadas las consecuencias de sus lesiones. Y en este sentido carece de relevancia que otros vecinos pudieran, por compasión, alimentarla o acogerla puntualmente y que avisasen a la asociación protectora, puesto que el hecho típico se comete cuando se la pone en peligro, siendo irrelevante que finalmente el riesgo existente no se materialice en un resultado por la intervención de terceros. SEXTO Por lo tanto se considera que la denunciada cometió la falta de abandono de animal doméstico que se le imputa y que por ello deberá ser condenada, con revocación de la sentencia, a la pena de quince días de multa. Respecto de la cuota, se le impone la de seis euros diarios, cantidad solicitada por la acusación, próxima al límite mínimo y que se estima la denunciada puede hacer frente dado que ha manifestado que tiene trabajo. En cuanto a las penas accesorias que solicita el denunciante, de inhabilitación para la tenencia de animales domésticos por dos años y la inhabilitación absoluta para a tenencia de la perra Flaca, son penas que no están previstas en el art. 631 Código Penal, ni se pueden establecer como penas accesorias, porque los arts. 54 y ss. CP, no lo permiten. Por otra parte la pretensión de una pena de dos años de inhabilitación especial de derecho es imposible en las faltas pues es una pena menos grave, y por lo tanto propia del ámbito delictivo. Finalmente esta jurisdicción no es competente para hacer una declaración de situación legal de abandono del animal, suponiendo que alguna Ley, que no se conoce por este 4 Juzgador en el ámbito de esta Comunidad Autónoma, prevea esa figura, que en su caso sería de carácter administrativo. SÉPTIMO Se imponen a la denunciada las cotas de la primera instancia, en las que correspondan a un juicio de faltas, declarándose de oficio las de esta alzada. Vistos los preceptos citados y demás de general y pertinente aplicación, FALLO Que estimando el recurso de apelación interpuesto por la representación de la Asociación para el Bienestar de los Animales «El Refugio» contra la sentencia de fecha 26 de octubre de 2006, dictada por el Juzgado de Instrucción nº 2 de esta ciudad en juicio de faltas 148/06; se revoca la misma y en su lugar se condena a la denunciada Erica, como autora responsable de una falta de abandono de animal doméstico, a la pena de quince días de multa, con cuota diaria de seis euros, y arresto sustitutorio de un día por cada dos cuotas impagadas. Se imponen a la condenada las costas de la primera instancia, en las que correspondan a un juicio de faltas, declarándose de oficio las de esta alzada. Publíquese la presente resolución en Audiencia Pública y notifíquese a las partes con la advertencia de que es firme y que no cabe recurso ordinario alguno contra ella y con testimonio de la misma, una vez haya ganado firmeza, devuélvanse los autos originales al Juzgado de su procedencia para su conocimiento y ejecución. Así por esta mi sentencia de la que se llevará certificación al Rollo de la Sala, lo pronuncio, mando y firmo. PUBLICACIÓN. –Leída y publicada fue la anterior sentencia mediante su lectura íntegra por el Ilmo. Sr. Magistrado que la suscribe, en Audiencia Pública en el mismo día de su pronunciamiento, de lo que doy fe. Fuente: Aranzadi 5