¡CRISTO EN MEDIO DE NOSOTROS!…

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¡CRISTO EN MEDIO DE NOSOTROS!…
ASE-003-2006
Germán Alberto Méndez
Asesor Espiritual.
Dedicada a cada uno de los coordinadores de encuentros
La misión de Jesús de Jesús se encuentra marcada por muchos posturas y maneras de pensar
diferentes. Muchas veces los discípulos no entienden al Maestro, incluso hasta pensaban que él
podía ser un poco exigente con ellos, y por eso muchos de ellos probablemente decidieron
alejarse o resentirse con él durante su camino. Y es que Jesús siempre quería que ellos
encontraran la manera de resolver los problemas y dificultades maneras distintas. Nuestro
Movimiento permanentemente se ve enfrentado a resolver dificultades conflictos entre asesores
y guías, entre guías y coordinadores, entre adultos y jóvenes. Muchos de nosotros hasta
quisiéramos resolver cada uno de estos problemas con la fuerza con que Jesús realizaba los
milagros, pero no siempre nuestra buena disposición a estas acciones fantásticas es posible para
conjurar nuestros problemas. en esta lectura quisiera reflexionar una herramienta que nos haga
posible seguir trabajando juntos en la construcción de la civilización del amor, sin necesidad de
tomar diferentes rumbos, guías con guías de su grupo, coordinadores con sus amigos, asesores
con los de su manera de pensar, creo que podemos seguir trabajando JUNTOS.
Por estos días estuve leyendo en la oración el texto de la multiplicación de los panes en los
capítulos 6 y 8 del evangelio de Marcos. Me da mucha alegría leer cómo Jesús es capaz de
obrar este milagro tan extraordinario. Primero me interesa mucho ver lo que el texto cuenta, no
tanto la acción de multiplicar objetos como tal. Por ejemplo el número de centroguías o de
guías no me parece tan importante a la hora de soñar el futuro del Movimiento. Creo que el
número de centros, o de guías puede llegar a convertirse en una angustia para quienes piensan
que el crecimiento es numérico, al menos pienso que a veces es mejor plantearse el número en
cantidades más pequeñas garantizando con ello compromisos y testimonios verdaderamente
cristianos más que institucionales.
Me interesa mucho la pregunta que Jesús le hace a la gente: “¿Cuántos panes tienen ustedes?” y
ellos le contestan: “Muy pocos, cinco en total.”. así puedo comparar muchas de las respuestas
que damos ante las necesidades de tantos jóvenes que se acercan al Movimiento en este tiempo,
o a los diferentes ambientes a donde podríamos llegar con la noticia del hombre de Nazaret. Sin
embargo nuestra respuesta es la misma somos muy pocos, no tenemos las herramientas
necesarias, no hay el dinero suficiente, estamos atravesando una crisis, el Movimiento es sólo
para jóvenes en este rango y no en aquel otro; en fin hay muy pocos panes. El peor escenario
está en concentrar todo nuestro esfuerzo en resolver lo urgente, o en mantener nuestros
compromisos mínimos, al año nos comprometimos en tal número de encuentros y con eso es
suficiente. De cara a compromisos mayores podríamos ser irresponsables con muchas excusas
que justifican nuestro temor al compromiso. La realización de eventos como la preparación de
un encuentro de formación de guías (nacional, diocesano, internacional), nos entusiasma pero
nada más, al final muchos entusiasmos se quedan en manos de muy pocas personas y la gran
mayoría se esconde entre la niebla de las excusas. De nuevo la respuesta aterradora de los
discípulos; Hay muy pocos panes… lo siento mucho…”.
Lo que cuenta la historia es bien diferente, dice que de algún lugar indeterminado llega un niño,
en el contexto de los discípulos con el Maestro es el más joven de todos. Él es quien posee
demasiado poco para resolver la necesidad de todos. Pero, sin embargo, es la única persona del
relato que parece ha llevado algo de comer. O al menos es la única persona del relato que ha
abierto sus manos para dar aquello que ha llevado de provisión y que está dispuesta a entregarlo
para que se pueda hacer algo concreto que sirva en la necesidad. El más joven no ha puesto
obstáculos. Desde las manos de ese joven se inicia el milagro, por lo cual, los demás no les
queda otra alternativa que entregar lo que tienen. Y esos milagros los veo cada día cuando en el
Movimiento seguimos atentos a responder y a abrir puertas al servicio en vez de cerrarlas.
Tambien veo los discípulos que se quedan con el corazón encerrado y que prefieren hacerse a un
lado sencillamente porque no quieren compartir. A mayor apertura, mejor puede ser la acción y
por tanto podemos hablar de crecimiento.
Digo que ese milagro lo he visto constantemente y lo sigo viendo, porque veo guías, asesores y
adultos que siguen donando su tiempo y sus cualidades para conformar equipos promotores en
un mundo donde priman los intereses personales. Porque veo hombres y mujeres que siguen
confiando en lo que un fin de semana es capaz de hacer ver a sus hijos. Porque sigo viendo
jóvenes que son capaces de desplazarse muchos kilómetros para llegar a reflexionar la pastoral
juvenil. Porque puedo comprobar de manera cercana y admirable cómo abrimos las manos
cuando pudiéramos estar cómodos en nuestras casas, es el milagro del riesgo, de la apertura, de
la donación, del servicio.
Creo que el Movimiento cada día debe entender más esto, y es que no somos hijos naturales de
la pastoral, lo que hacemos lo hacemos porque nos sentimos hijos adoptivos de Dios,
responsables de su causa, hermanos con el Hermano, testigos de su Reino, anunciadores de su
buena Noticia, participes de su destino profético en la medida que con él damos la vida también,
garantes de su resurrección porque lo hacemos y lo sentimos presente. No quisiera olvidar que
el milagro de la multiplicación de los panes se realiza en momentos de urgencia, tras la muerte
violenta de Juan el Bautista, y cuando muchos enfermos buscan en Jesús las respuestas a sus
necesidades. El Movimiento siempre estará enfrentado a muchas crisis, porque los jóvenes no
responden a la invitación que les hacemos, porque no hay suficientes recursos de personal o
económicos, porque no nos entendemos dentro a causa de nuestras diferentes maneras de ser y
de actuar, porque nos agobian tantas otras responsabilidades que también debemos atender. Sin
embargo, en medio de las urgencias cada una de las personas que hacemos parte del sueño de
Jesús apostamos por lo que realmente es urgente sumar nuestros dones, sumar es apostar con
otros y arriesgar con ellos, no es dar orgullosamente para probar de que somos capaces, para
hacer presente a Jesús en Medio de nosotros de manera permanente.
Queridos Emproistas les llevo en mi oración y a quienes preparan sus encuentros, y a quienes
los viven recuerden cuanto los ama el Padre de Jesús nuestro héroe.
Por Cristo Mas, Mas y Mas.
Medellín, en el mes de todos los Santos
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