“Os transmito lo que recibí” (1 Co 11,23). El Proceso de revisión del Manual ¿Ya tienes el Manual de Encuentros? Yo tengo el mío desde que hice la preparación para el centroguías; de hecho lo convertí en mi estilo de vida desde hace un poco más de 23 años. ¿Alguna vez te preguntaste de donde salió cada uno de los mensajes que compartimos en cada Encuentro, y cual era el objetivo de cada uno de los mensajes y actividades del EPJ, y por qué se encontraba en ese lugar precisamente en la estructura? Durante todo este tiempo me he estado haciendo la misma pregunta para poder responder al deseo del Movimiento de actualizar el manual para hacer los Encuentros. Me he dado a la tarea de investigar un poco de la historia del Movimiento y de cada uno de los procesos de preparación para tratar de llegar hasta el momento del compromiso Amén definitivo en la Obra. Cuatro etapas se pueden diferenciar en lo referente a la interacción de los guías con respecto al Manual: El manual en sí mismo ; el centro de guías y sus etapas de post-encuentro, pre-centroguías (preimenta), formación continua de los guías; los equipos promotores y los Encuentros de Promoción como tal; y el testimonio de socialización del EPJ en las familias y en cada uno de los ambientes donde los jóvenes desarrollan su vida; a este momento tan importante quiero llamar el momento de la civilización del amor. Bueno, mi investigación no termina aquí; en realidad empieza aquí. El proceso de actualización del manual no se puede reducir a una serie de mensajes que necesitan añadir unas cuantas dinámicas o textos que complementen la idea original propuesta por el padre José María, ni la realidad de Encuentros se puede limitar a impartir unos mensajes en cada EPJ que se realiza. Más bien podríamos decir que el Movimiento como tal entrará en crisis cuando piense que la acción evangelizadora de la obra empieza con la asignación de mensajes y termina en la realización de un encuentro más bien creativo o innovador durante tres días, incluso en algunos sitios con el correspondiente post encuentro. La dinámica del Movimiento no depende de este ciclo de preparación, EPJ y post encuentro. La vida del Movimiento es mucho más compleja, depende de los ambientes juveniles, de las formas que toman los jóvenes en cada uno de sus países y regiones; depende de sus modas, de sus maneras de hablar, de su contexto social y económico, de sus costumbres y búsquedas de Dios, incluso de sus preguntas y necesidades. Así que la actualización del manual quedaría incompleta si no se tuviera presente cada una de las etapas en donde los guías interactúan con el manual: hay muchas cosas que hay que analizar y completar. Este trabajo de actualización depende por tanto de la detallada observación que cada equipo promotor debe realizar en cada preparación a un EPJ, teniendo presente el grupo concreto de asistentes a los que se va a dirigir, más aún, a sus familias y a sus ambientes. La promoción juvenil no es una técnica, es principalmente una espiritualidad, 1 una manera de vivir en el mundo. Para esta formación se requiere mirar al joven y sus ambientes en particular. LOS JÓVENES Y LA JUVENTUD Lo primero que debemos considerar en la promoción juvenil son los jóvenes en su realidad y el concepto de la juventud que tenemos. En este primer paso aparentemente tan fácil muchas organizaciones de Encuentros fracasan. Pues o no conocen los jóvenes a quienes se van a dirigir, o no tienen un concepto de juventud acorde con la realidad a la que se dirigen. En el primer caso muchos guías que hemos realizado nuestro Encuentro hace unos cuantos años atrás, a quienes nos pueden llamar “emprosaurios”, soñamos el EPJ a partir de las mismas dinámicas, canciones, esperanzas, problemáticas, formas de hablar de celebrar, intereses, etc., y deseamos preparar el EPJ con las características del primer encuentro que vivimos. Por eso chocamos con el ideal de muchos guías jóvenes, e incluso podremos llegar a decir de ellos que no están a la altura del Movimiento y que su formación es deficiente, o que les falta el compromiso y la pasión que, desde luego, creemos que nosotros tenemos de sobra. Tanto los guías como los jóvenes cambian a diario, no solo por el paso del tiempo, sino porque los cambios son más rápidos por la información con la que cuentan y la velocidad de la misma, por el desarrollo de sus personalidades, por los procesos de socialización, que ahora son más rápidos, etc. En segundo lugar, porque el concepto de ‘juventud’ no depende de una edad juvenil como tal, sino de una dinámica social en la que definirse como joven y comportarse como tal depende de muchos factores. Captar esa dinámica juvenil para proponer un concepto de juventud es la tarea del equipo promotor. La dinámica juvenil parte de los ambientes de los jóvenes a los que nos vamos a dirigir en la promoción de cada EPJ y el concepto de juventud se desprende de los valores del Evangelio que les vamos a proponer a los jóvenes en esos ambientes juveniles a los que nos dirigimos. Por supuesto, en el marco de un proceso de formación acompañado por la penetración perseverante de los guías en esos ambientes, por su testimonio también perseverante y por la capacidad de hacer actual la Buena Noticia de Jesucristo entre ellos. La importancia de las personas en el proceso de actualización del manual no está en los CPN por muy bien que hayan hecho su tarea al recopilar las experiencias y las actividades, y aunque hayan hecho más o menos agradable su acción evangelizadora al realizar cada uno de los encuentros de promoción juvenil. La mejor actualización tampoco responde al coordinador iluminado y creativo que quiso introducir elementos muy dinámicos, creativos, científicos, muy espirituales, estructurales… del tipo que sea. Algunas de esas actualizaciones pueden ser muy buenas, sin lugar a dudas; otras, desastrosas. Pero no es esto lo que importa en este momento. Ningún coordinador, equipo promotor, equipo de coordinadores CPN, “emprosaurio”, cofundador, adulto mayor, asesor del tipo que sea, equipo encargado para la actualización, etc., puede erigirse como cabeza de este proceso. Más bien al contrario: cuando, a veces, nos arrogamos este derecho pasamos por encima de todos e imponemos nuestros puntos de vista e incluso llegamos a desconocer otros puntos de vista también 2 importantes, generando conflictos de todo tipo al interior de nuestra familia emproísta, incluso en el exterior, en el ámbito de las iglesias locales. Apropiarse de derechos que no nos corresponden es más bien una pedrada en el cristal de la ventana de la juventud por la que el Movimiento debiera asomarse antes de emprender cada tarea evangelizadora. Los más importantes en el trabajo de actualización del manual son los jóvenes a quienes nos dirigimos; por eso es necesario hacer bien la tarea: observarlos, conocerlos, detectar sus valores, comparar esos valores con el estilo del evangelio, invitarlos a vivir e integrar sus experiencias en un EPJ, seguir sus procesos de maduración. También en todo este proceso será necesario detectar y señalar los antivalores de la juventud y de la sociedad actual como contrarios al camino emprendido por los amigos de Jesús. Si la persona más importante para la actualización del manual son los jóvenes como tal, la persona más importante que realiza esa actualización es Jesús Muchos obstáculos en la tarea de la actualización se dan cuando desplazamos a Jesús de en medio de los equipos promotores y caprichosamente queremos imponer nuestros estilos o ideas; o cuando desplazamos a Jesús de en medio de nuestras comunidades de guías y decimos que es ridícula una estrategia u otra por venir de los nuevos grupos que van madurando. Jesús nos enseña a escuchar la voz del Padre y a escuchar la voz del pobre. Escucharse es la clave para avanzar, y es el punto de partida para la actualización del Movimiento. La función de los equipos de coordinación es velar por la unidad de todos. El esfuerzo especial que protege la obra consiste en superar en todo momento la tentación de la división o de la competencia descarada; no es tarea de la coordinación el imponer nuevos procesos o esquemas, ni tampoco el valorar o desvalorar las ideas de los jóvenes. Un buen equipo de coordinadores ayuda en la tarea de integrar. En vez de legislar mucho lo que hace es canalizar las ideas de todos en un ambiente de familia y de respeto. Después de mirar el ritmo de la cada comunidad emproísta en particular se puede mirar la obra del Movimiento como una comunidad. La obra es más grande que la comunidad local, de eso no hay duda, pero no por ello las coordinaciones (CPI, CPN, Coordinador Internacional, etc,) más poderosa en las funciones de los coordinadores o de los asesores. En algunos centroguías, cuando voy de visita, los jóvenes guías me expresan su admiración por ser el asesor internacional. Tal vez piensan que por serlo sumo en mi persona el control y la sabiduría de todos los grupos juntos. La verdad es otra. Ser asesor internacional me obliga a aprender en cada visita los valores de cada grupo particular, así que la escuela en la que me formo es la de cada persona y la de cada situación concreta. La sabiduría consiste no tanto en imponer una manera de ser emproísta, como en escuchar y valorar el ritmo de cada grupo y de cada proceso. En ocasiones sucede también que grupos de coordinadores nos unimos para defender la obra de las nuevas corrientes de los jóvenes; también esto es un error: los equipos de coordinadores tendrán que ser, mirando hacia el futuro, cada vez más flexibles, comprensivos, abiertos, creativos y dinámicos. El Movimiento es más dinámico si los coordinadores se mueven. Si los equipos de servicio y coordinación se estancan inmediatamente lo notamos en los grupos y comunidades: porque falta la representación 3 de los jóvenes, porque se discute mucho acerca de las normas, y porque se estancan los procesos de promoción. Historia del manual de los Encuentros Concentrémonos ahora en el proceso de actualización del manual. Primero pongamos nuestros ojos en el manual como tal. En primer lugar están las ideas y experiencias del Padre Pujadas, recogidas en un primer manual que nunca llegó a publicarse. Su contenido fueron las primeras charlas e ideas, a las que él mismo iba sumando a cada paso nuevas propuestas dinámicas y su visión de lo que sería el manual que después el Movimiento tuvo. El manual no apareció de la noche a la mañana en el Movimiento; fue elaborado al ritmo de las aportaciones de quienes trabajaron al lado del P. José María. Recuerdo aún el testimonio dado por Luís Enrique Ruiz, coordinador del primer Encuentro en todo el mundo, en el XII Encuentro Internacional celebrado en Medellín. Nos decía: “yo fui el primer coordinador, pero nunca fui asistente”, primera variación; “escribí más o menos el mensaje de “Qué es el hombre”, pues estudiaba filosofía en ese momento, y el padre quería que todo el Encuentro estuviera bien fundamentado sobre ideas sólidas”, segunda variación. Y como éstas, otras muchas. No todos los guías fueron al principio asistentes. Para realizar un EPJ no podemos encerrarnos en una única forma posible, ni mucho menos podemos afirmar que en el manual que llegó hasta nosotros fue realizado exclusivamente por el P. José María. Él sugirió unas ideas fuerza de la promoción y fue intuyendo la obra, y convocando las personas que podían aportar en la tarea de construir un Movimiento de Jóvenes que respondiera al llamado del Papa Pablo VI en ese momento, pero nunca dentro de un marco de rigidez tal que si alguien se salía de unos parámetros fuera anatema. Al contrario es Movimiento por la dinámica que se debía imprimir desde el principio. Prueba de lo anterior fue la producción del primer manual que se publicó, editado por ‘Studium’. Se trata de un manual publicado en dos tomos: uno con los principios y otro, más pequeño, con la acción. El primer tomo es más un ideario, veinte (20) numerales donde se encuentran los temas, las reflexiones, las actividades, incluso las homilías, tal como el padre José María pensó debiera estructurarse. Por eso, puso cuidadosamente en cada numeral los objetivos de cada paso. Sin embargo nunca puso en ese tomo el cómo, este fue el cometido del segundo tomo. En él se trata más de la dinámica puesta en marcha para la realización de la promoción juvenil: cómo desarrollar las actividades, el estilo de las convivencias, el lenguaje, el estilo del guía y de todas las actividades que se pueden realizar en cualquier caso. De esta forma y con los dos tomos el padre José María garantizaba la dinámica, también la unidad; no tanto la uniformidad en los diferentes grupos, pues según la misma diámica el lenguaje total cambia según los ambientes y los contextos. De esta edición de ‘Studium’ se pasó a la primera, segunda y tercera edición realizada en ‘Herder’. En esta ocasión se trata de un único tomo, que muchos conocimos y consideramos como el “manual” de los EPJ. En este libro se encuentra la estructura de la convivencia, la metodología, el estilo y los subsidios bien organizados, incluso el 4 sueño de la obra organizada de manera internacional. La tercera edición de ‘Herder’ apareció con un cambio físico en la carátula, en vez del color naranja y negro tenía color azul negro y naranja. En esta edición, del año 1986, se introduce una serie de cambios en la organización de los encuentros1. Estos cambios, sutiles, fueron aprobados por el padre José María. ¿Por qué?, nos preguntamos. Entendemos que por la realidad misma del Movimiento y la necesidad de adaptar su organización a los diversos grupos, en cada contexto y en cada ambiente juvenil, fruto de la experiencia y de la observación que él mismo hacía de la obra. La última edición del manual se aprobó en el XII Encuentro Internacional, celebrado en Medellín, en el año 2006. Se hicieron las consultas necesarias a las editoriales para aclarar el tema de los derechos, pues se pensaba que ellas eran dueñas de la edición y de su contenido, tras la muerte del fundador y de la Hna. Rosa. Aclarado el problema de los legítimos herederos y derechos de la obra como tal, asunto que no es de este momento, se acordó la impresión virtual de un manual donde se incluyera el manual de la tercera edición -la última de ‘Herder’- y las variantes aprobadas: biografía del padre José María, el Documento ‘Bases y Carisma’ (que dio lugar a la aprobación como Asociación privada de fieles por la Santa Sede), los estatutos del reconocimiento, y un documento llamado “criterios” (también del padre José María), tan útil en muchas reuniones de formación emproísta. De las cinco versiones: los apuntes, la edición de ‘Studium’, las dos primeras ediciones de ‘Herder’, la tercera edición de ‘Herder’ (con cambios) y la edición virtual; se conservan cuatro más o menos. Las tres impresiones de Herder son las más conocidas. La quinta versión, la digital, desafortunadamente aun no se ha podido evaluar, ni se sabe el alcance de la distribución, pues algunos se sintieron celosos de que la obra pudiera estar en manos de muchos guías, limitándose así la socialización del manual en todo el Movimiento. La edición de ‘Studium’ se llamó “ENCUENTROS” las tres ediciones de ‘Herder’ se llamaron “ENCUENTRO DE PROMOCIÓN JUVENIL”. Estas versiones compartieron el mismo subtítulo: “guía para la organización de encuentros de promoción juvenil y grupos juveniles cristianos”. La quinta versión se llamó, en cambio, “Manual de los Encuentros de Promoción Juvenil”, y como subtítulo tomó: Manual, José María Pujadas, Bases y Carisma, Estatutos, Criterios. Relación con el Manual: Con respecto al manual hay que decir que es el recurso más cercano que tenemos a la intuición original del padre José María, pero desafortunadamente, en general, no lo conocemos de manera integral sino parcial. Muchos equipos promotores preparan un EPJ sin utilizar completamente el manual, tan sólo usan partes del manual, la que cada guía debe preparar. Por eso al desarrollar un encuentro a los guías les queda una sensación fragmentada del acompañamiento y muy pronto dejan el compromiso de hacer 1 Encuentros de Promoción Juvenil. Organización y jóvenes integrantes del Encuentro, Pág. 32. 5 seguimiento de cada uno de los asistentes. De la misma manera sucede en algunas comunidades de emproístas, donde se han despreciado ciertos mensajes y actividades para dar paso a otras que están de moda, o son más creativos, fragmentando así la estructura del EPJ. Incluso, desgraciadamente, se ha llegado a convertir la estructura en una buena presentación de lo que podrían ser los “Encuentros Light”, o a la carta (EPJL). El recurso no agota la experiencia, es verdad, pero la experiencia tampoco puede agotar el recurso. La referencia al manual es el punto de partida de la unidad, lo que da cohesión a la obra a nivel nacional e internacional. El primer límite que tuvo el manual fue la ausencia de los mismos: por los costes de producción o envío, por la cantidad necesaria para hacer una nueva edición y por otras razones más. Pero cuando el límite se suponía superado por el manual virtual, caímos en las mismas: porque no nos gusta el manual, porque preferimos -un poco orgullosamenteusar el esquema de los encuentros sin la lectura del manual… “La improvisación”, decía el padre José María, “es enemiga de la eficacia”. En este contexto he vivido la experiencia de asistir a EPJ donde el lenguaje que se utiliza es emproísta, pero por la cantidad de variaciones introducidas uno se queda con la impresión de estar en una actividad diferente. Llegando incluso a un uso acomodado de las referencias al Evangelio, o a prescindir de él, para estar a la moda o dar información aséptica, que no cuestione y tenga contentos a los jóvenes. Si el Movimiento no es radical en la propuesta los jóvenes tampoco se entusiasmarán por su promoción. Me pregunto cuando me veo enfrentado a tantas variaciones sin reflexión: si todos cambiamos el manual y los mensajes y la propuesta a nuestro antojo, ¿podremos seguir hablando de unidad? ¿Los emproístas tenemos un mismo idioma? ¿Lo único que compartimos son sentimientos? Espero que no. espero que sepamos ver el límite. No podemos contentarnos con saber que uno o dos guías tienen el manual y nos prestan el libro para sacar una fotocopia del mensaje que necesitamos preparar; o que un guía amigo nos contó que él algún dirigió tal o cual mensaje y nos dijo cómo preparar nuestro mensaje; o leer un artículo de cualquier libro y pretender preparar de esa forma un mensaje de EPJ. Todos debiéramos tener un manual y preparar los EPJ con el libro abierto, con la Palabra de Dios llevada a la vida y con el testimonio de nuestras vidas tal y como somos, y tal y como vamos siendo a partir del encuentro con Jesús. En Encuentros “la obra será lo que sean los guías”. Esto no significa que podamos hacer lo que queramos con el legado recibido, sino que somos responsables de vivir y de proponer esta misma propuesta a jóvenes de otras edades y culturas insertando esta Buena Nueva a sus realidades desde sus lenguajes, valores, culturas. ¡Dueño de la obra no es quien la desprecia, sino quien la conoce! “Os transmito lo que recibí” (1 Co 11,23). La producción de Encuentros a partir del manual: El siguiente paso tiene que ver con los equipos promotores y la preparación de los mismos de cara a un futuro EPJ, la forma como los guías interactúan con el manual. Es decir, quien conoce el manual ahora se ve enfrentado a leerlo a partir de una pequeña comunidad formativa que orientada por un coordinador prepara un exigente plan de trabajo en grupo, pues se trata de un equipo, y al mismo tiempo personal, pues busca que los guías crezcan y den al máximo en la tarea del emproísmo, en el proceso inmediato de 6 preparación. Interactuar con el manual es integrar la vida a la dinámica de encuentros, que es la renovación. Al recopilar o pensar cada una de las dinámicas que pueden existir para cada uno de los mensajes podamos descubrir la riqueza y la variedad de cada una de ellas. Diría que por cada mensaje hay unas cien mil dinámicas, formas, leguajes, contenidos, testimonios, dibujos, recursos… tantos como guías, de los de antes y de los que vengan después de nosotros. La actualización, entonces, no está tanto en cambiar el lenguaje que usamos, sino en evaluar cada una de las posibilidades que tenemos con el testimonio para determinar si en realidad vivimos concordes con la información que queremos trasmitir; si estamos dispuestos a perseverar en ese testimonio y si estamos proyectando la vida para que de los frutos, más adelante, en cada uno de los mensajes que nos preparamos a dar. Hay que recordar que impartir un mensaje como guía es más que una buena actuación, un show en un reality dirigido a los jóvenes: ante todo es un estilo de vida que nos transforma y nos va comprometiendo a cada paso más, más y más en Cristo nuestro héroe. Al observar la forma de preparar los EPJ me queda claro que hay bastantes impurezas. Y si el origen, que es la preparación, ya está contaminado, ¿cómo será el producto? Igualmente contaminado. El Encuentro de Promoción Juvenil no puede convertirse en una cadena contaminada o viciosa, debemos buscar crecer en todo momento y ser cada vez mejores y auténticos cristianos. Con razón se refería Marx, en su libro ‘El capital’ a la religión como ‘el opio del pueblo’; y no lo decía por los contenidos de la religión sino por la falta de compromiso de los cristianos, de los creyentes. El encuentro ni debe adormecer ni debe crear funcionarios que imparten temas. El encuentro es para vivir mejor la vida cristiana en la Iglesia católica en la que nace y en la que debe desarrollarse esta obra. Me preocupa que algún grupo de guías haya decidido hacer del encuentro un club de amigotes para manipular toda la obra a su antojo y poder vivir así sus intereses; pero mucho más me preocupa que a partir de intereses no siempre tan santos recibamos y contaminemos a los jóvenes que vienen a participar de un EPJ, vinculándolos a nuestros grupos e intereses, generando tantas rencillas y tensiones al interior de las comunidades juveniles en las que queremos vivir fraternalmente el ideal de construir la civilización del amor, pero que más bien parecen comunidades de “terror”. Quien no comparte todos los contenidos de la obra debe darse un tiempo así mismo para la propia conversión, pero debe ser honesto y no dedicarse a enseñar sus errores, dudas, o vacíos a los que llegan con el ánimo de renovarse y encontrar en nuestra familia una oportunidad para crecer más en el amor con el estilo de Encuentros. Por eso es imprescindible leer e integrar el manual en la vida. Recuerden que los procesos de formación y maduración de la vocación, la fe, y el liderazgo son nuestra misión y que a su vez esta misión está planteada integralmente, ¿por qué entonces nos creemos con derecho de viciarla con intereses particulares? ¿Quiénes son los más afectados en un proceso de poca radicalidad en la promoción juvenil? Por supuesto los jóvenes que llegan a nosotros, que se confían a nosotros en un fin de semana, que se entusiasman para vivir el estilo de Jesús en el 7 Movimiento y que poco a poco se desilusionan y se van, o se quedan con nosotros, confundidos y creando confusión. Ahora pregunto ¿qué joven calidoso quiere quedarse en un grupo donde se habla más de lo que se vive, o donde la renovación no llega, o donde lo que mueve a los miembros del grupo son los intereses de poder o de placer? Ninguno. ¿Sabes por qué? Porque es más de lo mismo que brinda la sociedad actual: falta de lealtad, rivalidad, consumismo, mentira, enemistades, superficialidad, exclusiones de todo tipo, etc. El proceso de la promoción del manual en un EPJ: ¿Qué pasa cuando los guías han terminado un tiempo de preparación, asimilación e integración de los mensajes en un equipo promotor? El Encuentro está listo y hay que impartirlo. Se convoca a los jóvenes que quieren vivir un EPJ a través de padrinos o a través de los medios que utilizamos para la promoción. He podido observar también que en muchos ambientes juveniles a la gran mayoría no le entusiasma asistir a un EPJ. ¿Por qué? ¿Por qué nuestro estilo no les gusta? ¿Qué es lo que muchos jóvenes no quieren seguir viendo en nosotros, razón por la cual prefieren huir? ¿Por qué ya no hay listas de espera en muchos ambientes del Movimiento? Porque para muchos jóvenes el Movimiento significa vivir una convivencia positiva, sentimental, incluso fantástica, paro de nuevo regresar a seguir viendo la misma realidad de la que han querido salir desde ha mucho tiempo. No hay que negar que lo más difícil del EPJ es el aterrizaje: cómo llevar lo vivido en tres días a la vida diaria, al cuarto día. Ahí es precisamente donde los asistentes a un encuentro descubren las incoherencias de nuestra vida. No es en el pre-encuentro, ni en la experiencia del Encuentro como tal. Por eso cada promoción es más difícil que la anterior, y así sucesivamente, llegando incluso a cerrar nuestras puertas en ambientes de jóvenes donde antes se acogió al Movimiento con alegría y donde en la actualidad nadie quiere saber de nosotros. El problema de la promoción no es a nivel de estrategias, tenemos muy buenos ejemplos de ellas; el problema radica en el testimonio: de nuevo nos encontramos en el desconocimiento del para qué del manual y de nuevo la respuesta es la misma: sin testimonio la obra no puede prolongarse en el futuro. Para muchos centroguías la meta de la promoción es tratar de tener el número mínimo de asistentes a un EPJ, cumplir con un número de encuentros al año, y de esta forma hablar de Movimiento. Muchos de estos procesos se dan sin el seguimiento, o sin la selección necesaria de asistentes o de los equipos promotores. ¿Cómo mantener el estándar mínimo? Si se hace la promoción en los mismos sitios donde se ha hecho, al menos últimamente, sin esforzarse en mejorar los procesos de formación y de promoción el costo del encuentro se resiente y sufre. Y no me refiero a la repercusión en un EPJ sino a lo que esto supone a nivel de evangelización y de proceso. El otro día me pregunté, antes de salir para un EPJ, ¿cómo es posible haber invertido tantas horas de preparación en un equipo promotor, reuniones, charlas, material, etc., y luego salir con tan pocos asistentes? Y lo que es peor, terminar el proceso de postencuentro con del 10% de ellos. ¿Dónde están los demás? ¿Por qué se fueron tan pronto? ¿Por qué muchos de ellos no envían a sus amigos a encuentros futuros? Reflexionando 8 sobre esto me di cuenta de que los fallos no están tanto a nivel de la promoción, sino en el testimonio y en la convicción de los guías a la hora de compartir sus vidas y de interactuar con los jóvenes en situación de búsqueda y encuentro”. Recordé entonces que ésa es precisamente la primera charla en el proceso de un EPJ: “Juventud, búsqueda y encuentro”. Al afrontar este punto llegamos al paso, a la pascua verdadera del Movimiento, a la conversión, al crecimiento como familia en la Iglesia y como cristianos que tienen una meta común de santidad. No esperen que les hable de la actualización del manual refiriéndome a cómo preparar nuevas conferencias, ser más creativos, a usar unas canciones u otras… ¡No! Les recordaré un texto de sobra conocido: “Vayan y hagan mis discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu” (Mt 28,19). Bautizar significa, en el lenguaje cristiano, perseverar toda la vida en los valores del Evangelio, según el mismo estilo de Jesús. Si nos limitamos a los números, estamos perdiendo el tiempo. Yo participé en el Encuentro número 54 en Bogotá, hice 11 encuentros como guía y he sido asesor de otro buen número de ellos (asistí, por ejemplo, al encuentro 102 en Guatemala). He celebrado 76 Encuentros de Promoción Juvenil, ya no sé cuántos nacionales; otros tantos regionales, 7 internacionales… Esto no me sirve de nada. La cuestión que debe dar vueltas en mi cabeza es en qué están los jóvenes que han interactuado todo este tiempo conmigo en el Movimiento, cuáles de ellos me han necesitado, o a quienes de ellos debí acompañar más personalmente. Ésa es la cuestión, no el número. El número nos sirve muchas veces para engrandecer la acción evangelizadora en cada centroguías, pero lo importante es el acompañamiento, la profundidad de vida al lado de las personas, codo a codo creciendo juntos. La estadística que debemos tener presente a la hora de actualizar el manual ha de ser la de la perseverancia de los asistentes en los procesos de formación, y por tanto de acompañamiento. ¿Cuál es el porcentaje de perseverancia? ¿El 80%, el 15 %, el 10%? No, es el 1%. Sólo el 1%. En otras palabras, del 99% de las personas que han pasado por el Movimiento este mismo año no sabemos si están perseverando en el propósito, si se integraron a otros grupos, si ejercen un liderazgo comunitario o si regresaron a niveles de inconsciencia o de pecado. El pasado Encuentro Internacional de México nos urgía a velar por la formación, especialmente al nivel del post encuentro. Muchos de nosotros aún no tenemos un plan para el post-encuentro unificado, ni siquiera a nivel local. ¿Cómo articular este desafío? Haciendo de la comunicación nuestra verdadera herramienta. Por ejemplo, al día de hoy sólo dos países han aportado datos para la actualización del manual y otras dos personas lo han hecho de manera individual. Los demás estamos a la espera del nuevo manual de actualizaciones. De esta forma es muy difícil construir la obra, pues la obra no es patrimonio ni del asesor, ni de los coordinadores; es patrimonio de la juventud. Así que por ahora la actualización del manual seguirá siendo un asunto pendiente; uno más de los muchos que tenemos. Pero la posibilidad de comunicarnos está en nuestras manos. Podremos intercambiar, nutrir nuestras experiencias, compartir las riquezas, etc., éste es el objetivo, si mal no recuerdo, de un Encuentro Internacional. 9 Pero no desviemos la atención de lo que nos ocupa en este momento. ¿Cómo lograr hacer más actual el manual de Encuentros al nivel de un EPJ? No sólo a nivel de los equipos promotores, es decir, cómo ganar más a niveles de perseverancia. Propongo dos estrategias: Una, detectar lo que no sirve y en lo que tal vez nos concentramos más de lo necesario; y segunda, detectar lo que realmente sirve y que en realidad explotamos poco. Creo que ambas estrategias se encuentran. Por un lado nos desgastamos haciendo atractivo el Movimiento de cara a un EPJ, generando una publicidad atractiva a través de camisetas, slogans, pendones, etc., pero luego no mantenemos la misma energía en los pasos siguientes. Es decir, nos desgastamos para un evento, no para perseverar. Por eso después del evento pasamos, con facilidad, desapercibidos en los mismos ambientes donde unas semanas antes estamos subiendo el ‘raiting’. Probablemente nos desgastamos mucho para conseguir poco. Si queremos que el Movimiento siga sembrando tendremos que continuar nuestro esquema publicitario por más tiempo, es decir, no trabajemos sólo por un evento y ya. Fijémonos también en otro punto: quizá no hemos sabido explotar la amistad y otros valores que pensamos irrelevantes, por ello, aunque somos actuales y creíbles en algunos ambientes, ni siquiera se nos ocurre insinuar la posibilidad de que Encuentros tenga en esos ambientes su propio espacio y su cantera permanente. La mecánica de Encuentros no puede consistir en una rutina consumista: trabajar para un EPJ, salir del él, trabajar de nuevo para otro encuentro, salir de él. Tampoco el trabajar para un EPJ, otro equipo promotor, otra publicidad, otro ciclo. Creo que la novedad del Encuentro se encuentra en el mensaje del Hombre Nuevo, es decir, en la palabra clave: Renovación. Hay que renovar el esquema y perseverar en la continuidad de lo que a un equipo le sirvió, del campo que abrió un equipo, de los jóvenes, de los materiales, de la creatividad de las amistades, de la familia. Quienes vienen a Encuentro no buscan un supermercado de temporadas, buscan una familia para siempre. Esto es lo que debemos entender. Ni el equipo promotor puede ser tan autónomo como para cerrar las puertas a la participación de todos los guías, ni el centroguías tan rígido como para no entender el estilo de un coordinador y de su equipo. Hay cosas que sirven y se pueden usar y hay cosas en las que nos desgastamos innecesariamente. De la promoción a la perseverancia: el verdadero manual: Este es el punto donde todos coincidimos: en que trabajamos mucho por la promoción, pero aparentemente no consolidamos la familia. ¿Por qué? ¿Por qué los vemos llegar con ilusión, y después de un tiempo se van de nuestro lado con indiferencia? La indiferencia es el hombre viejo que el Movimiento debe renovar. No es posible que no nos importe que los jóvenes se vayan de nuestra casa. En la familia los hijos se van cuando son adultos, incluso muchos de ellos aunque se hayan ido de la casa regresan cada domingo de visita, con sus hijos. Hasta que los procesos no se hayan agotado tendremos que insistir en la necesidad de la perseverancia y ser protagonistas de la perseverancia. La responsabilidad no es exclusiva de los asistentes a un EPJ, es sobre todo de los guías. Una pregunta que debemos hacernos: ¿El lenguaje total es sólo para la convivencia de tres días? Cierto que no. Sin embargo muchos jóvenes se van porque el post-encuentro es improvisado, monótono y porque carece del mismo entusiasmo de la convivencia. Para mí lo más profundo e intenso del Encuentro es el reencuentro, es decir, 10 volver a ver a mi familia en la reunión semanal y poder escuchar sus experiencias y contar las mías. Lo que más me emociona del Movimiento es que llega un momento en que ya no necesito una reunión semanal para encontrarlos en mi casa, porque los encuentro en mi trabajo, en el autobús, en el supermercado, en muchos ambientes; es decir, me empiezo a dar cuenta de que la experiencia está viva y vigente, y se actualiza más, más y más. Cuando EPJ es actual, por la reunión semanal y por el estilo de vida del ambiente al que pertenezco. El problema de la vida no está a nivel de estrategias pedagógicas o publicitarias, está a nivel de entrega. Si de verdad nos entregamos en un EPJ, es claro que después del mismo la amistad continúa y el servicio sigue. El guía es guía hasta que un día el asistente, cansado de ver el buen ejemplo, o realmente convencido, te dice que se ha comprometido de verdad. Lo sabrás porque cuando llegue ese momento ya seréis grandes amigos. Lo bueno el trabajo de la actualización es que hay muchísima gente trabajando en esto. Hay gente trabajando en los procesos de formación, haciendo reuniones; hay gente en los equipos promotores; hay gente que está haciendo la promoción, más preocupada del testimonio; hay gente perseverando y gente invitando a perseverar. Estamos nosotros, cada vez más comprometidos con la institución y su vigencia. Hay jóvenes esperanzados que quieren venir. Por eso hoy nos preguntamos por ellos y por la oferta que les hacemos, y por la manera de renovarnos más para que ellos perseveren en la amistad, en el amor al estilo de Jesús y, especialmente, en el crecimiento y liderazgo en la Iglesia. 11