Texto sobre la nevada de 1926

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LA GRAN NEVADA DE 1926 EN LA FACHADA MEDITERRÁNEA
PENINSULAR
La nevada de los días 25, 26 y 27 de diciembre de 1926 en muchos puntos del
levante español la podemos considerar como uno de los fenómenos meteorológicos más
recordados del siglo XX, y no faltan motivos para ello. Según las referencias
periodísticas, la nieve cayó con una intensidad poco habitual en numerosas localidades
del este y sur de España, incluso en ciudades y pueblos costeros como Cartagena,
Almería, Málaga, Torrevieja, Alicante o Sanlúcar de Barrameda, nada acostumbrados a
este fenómeno meteorológico. En áreas interiores más elevadas del Levante español,
donde este meteoro es algo más común, como la denominada Montaña de Alicante, la
nevada alcanzó un volumen inusitado y tuvo unas repercusiones importantes para la
vida cotidiana. La nevada precipitó en puntos de la península más habituados a este tipo
de temporales de frío y nieve, como la meseta o la fachada cantábrica, pero
curiosamente en esta ocasión la nieve no alcanzó los niveles de las regiones del litoral
mediterráneo. En estas últimas se registraron consecuencias catastróficas en muchas
localidades. A la presencia de un fuerte temporal de levante acompañado de lluvias de
elevada intensidad horaria, rasgos propios del clima mediterráneo peninsular, se unió
durante estas fechas el hecho de que dichas precipitaciones se produjeran en forma de
nieve.
Desde el día 23 de diciembre una expansión de aire polar continental sitúa una
vaguada de evolución retrógrada sobre el Mediterráneo Occidental y Península Ibérica,
con depresión fría en su seno que se ubica sobre el sudoeste peninsular los días 24 a 27
de diciembre. Por encima de esta vaguada la circulación atmosférica coloca una dorsal
anticiclónica que señorea el espacio sinóptico europeo, cuyo núcleo –1.040 mb- se sitúa
sobre las Islas Británicas a lo largo de dichas jornadas. Precipitaciones de agua y nieve y
bajas temperaturas nocturnas son generales, los días 26 y 27, en toda España. El Boletín
meteorológico del día 27 de diciembre anuncia que “la península Ibérica y el
Mediterráneo occidental se hallan bajo el efecto de una perturbación atmosférica que
produce nevadas en España”. La entrada de vientos de levante es constante en toda la
fachada mediterránea española, hecho que fue reflejado con profusión por la prensa.
Aunque se menciona reiteradamente el dato de que la nevada fue general en toda
la península ibérica y especialmente en toda la vertiente mediterránea, ésta fue
especialmente intensa, según la prensa, en el sudeste, especialmente en las provincias de
Alicante, Murcia y Almería. Descuellan las cifras alcanzadas en las ciudades de Alcoy y
Murcia –más de un metro de espesor y 2,10 en algunas de las sierras cercanas al
municipio alicantino- acumuladas en 36 horas. Son significativos por lo inusual del
fenómeno los espesores alcanzados en Alicante (25 cm.), Orihuela (40 cm.) y Sax (50
cm.). No se dan cifras precisas pero la prensa de la época cita la presencia de abundante
nieve en calles y campos en Játiva, Onteniente, Villena, Caudete, Torrevieja o Elche. En
otros puntos del litoral valenciano (Valencia, Castellón, Burriana, Alboraya o Peñíscola)
y del archipiélago balear se habla más de la intensidad de la lluvia y de la violencia del
temporal de viento, aunque no faltan referencias a la abundante nieve en poblaciones del
interior levantino, destacando los 50 cm. de espesor alcanzados en el municipio
castellonense de Benasal. Como datos de temperatura extremos se pueden mencionar
los –7ºC de Alcoy o el grado bajo cero de Valencia. En Barcelona se registra una
mínima de 2ºC y se destacan chubascos especialmente intensos de lluvia y nieve en
Tarragona y Gerona. En la mañana del día 27 de diciembre Unión Radio Madrid
transmite la noticia del fuerte temporal en toda la península, aunque se mencionan pocos
datos precisos referidos a espesores, del intenso frío padecido en la capital de España
(-9ºC), y se señala que la nevada se prolonga ya dos días en Segovia donde se registran
temperaturas de –13ºC; asimismo se indica el dato ciertamente espectacular de que la
nevada se prolonga ya dos días en Sanlúcar de Barrameda, alertando del epesor
alcanzado que llega a hundir varias buhardillas. Este es el punto más meridional de la
Península Ibérica donde hay referencias de la abundante nieve, dato por lo demás
enteramente creíble si lo contrastamos con las temperaturas registradas en Huelva
(-1ºC) y en Algeciras (1ºC). En el Cantábrico Oriental los espesores de nieve en San
Sebastián y Bilbao oscilan entre los 30 y los 40 cm., altura destacable en estos
municipios litorales. En Vitoria, localidad más acostumbrada al fenómeno, las
acumulaciones de nieve son similares, de ahí que no se considerase una gran nevada.
Las temperaturas registradas en las capitales vascas oscilaron entre los –7ºC de San
Sebastián y los –3ºC de Vitoria. Otras temperaturas mínimas destacables a nivel
peninsular son los –14ºC de Ávila o los –9ºC de Logroño, o el 1ºC de Santiago de
Compostela o Almería.
A consecuencia de la abundante nieve caída las comunicaciones del área
mediterránea, resultaron muy afectadas, tanto por mar, a causa del temporal de levante
que destruyó gran cantidad de instalaciones portuarias y embarcaciones, como por
tierra, a causa del enorme espesor de nieve. Se interrumpieron las comunicaciones con
la meseta y quedaron aislados numerosos pueblos interiores durante varios días. Las
noticias sobre descarrilamientos de trenes, el bloqueo de las carreteras, la interrupción
de los servicios postales, telegráficos, telefónicos y eléctricos a causa del temporal de
nieve son abundantes en la prensa de esos días. La “gran nevada” provocó problemas de
abastecimiento que dispararon los precios de alimentos de primera necesidad en algunos
puntos especialmente afectados por la incomunicación como Alcoy o Murcia. El frío, la
nieve y las inundaciones ocasionaron también graves problemas en campos de cultivo,
especialmente en áreas litorales. No podemos dejar de citar las repercusiones
especialmente graves en viviendas e instalaciones industriales en aquellos puntos donde
los espesores de nieve se acercaron o sobrepasaron el metro de espesor. En Murcia la
cantidad de nieve acumulada provocó el hundimiento de las techumbres de numerosas
viviendas, con lo que mucha gente se quedó sin cobijo. La ciudad de Alcoy y los
pueblos de su comarca sufrieron una gran ruina económica a causa de la destrucción de
muchas industrias, ampliamente reflejada por la prensa local. Aunque la valoración
económica de los daños producidos por el temporal en las regiones más afectadas es
difícil de realizar, sobre todo en esta época, puede resultar indicativa a guisa de
aproximación la siguiente referencia aparecida en La Gaceta de Levante, Diario
Independiente de Alcoy, el 26 de enero de 1927: “Con destino a los damnificados por
los últimos temporales se han distribuido las cantidades siguientes: Gobernador Civil
de Murcia, 25.000 pesetas, Id de Alicante, 15.000, Id de Valencia 10.000...El total
general de las cantidades distribuidas por todos conceptos, asciende a 700.750
pesetas.”
La nevada de las navidades de 1926 es, junto a los sucesos de febrero de 1956,
navidad de 1970 y enero de 1985, uno de los episodios de frío más importantes entre los
padecidos en tierras ibéricas a lo largo del siglo XX.
Tomado de Enrique Moltó Mantero “La gran nevada
de las navidades de 1926 en la fachada mediterránea
peninsular”, en Riesgos Naturales (Francisco AyalaCarcedo y Jorge Olcina Cantos, coords.) Editorial
Ariel. Colección. Ariel Ciencia, 2002.
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