Desarmortizaciones de Madoz y Mendizabal

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TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS.DESAMORTIZACIONES DE MADOZ Y
MENDIZABAL
Las desamortizaciones son procesos políticos y económicos de larga duración en
España, que transcurrió desde 1766 hasta 1924, en el cual la acción estatal convirtió
en bienes nacionales las propiedades y derechos que hasta entonces habían
constituido el patrimonio amortizado (sustraído al libre mercado) de diversas entidades
civiles y eclesiásticas (manos muertas) para enajenarlos inmediatamente en favor de
ciudadanos individuales.
Fue a partir de 1795, con Godoy, cuando la política belicista del gobierno y el
consiguiente crecimiento brutal de la deuda pública obligaron al ministro a iniciar la
desamortización. En 1798 el gobierno declaró en venta los bienes de una serie de
institutos eclesiásticos, y destinó los fondos obtenidos a amortizar la deuda e
indemnizar a la Iglesia. Entre 1798 y 1805 se vendieron tierras, que en total equivalían
a la mayor parte del patrimonio de la Iglesia, pero en vez de destinar el dinero a su fin
inicial, se gastó en nuevas campañas militares.
En el Trienio volvieron a entrar en vigor las decisiones de las Cortes de Cádiz: se
aprobó el Decreto de supresión de monacales de octubre de 1820 y se emprendió la
desamortización de bienes de propios y baldíos. Una buena parte de los bienes de los
conventos fue vendida, principalmente, a inversores burgueses. Pero en 1823 retornó
el régimen absolutista, y Fernando VII obligó a restituir los bienes vendidos, lo que
provocó la indignación de los compradores, que desde entonces pasaron a apoyar al
liberalismo y a enfrentarse al Rey.
Las desamortizaciones fueron uno de los factores que extendieron el sistema liberal en
el campo de la economía extendiendo así la propiedad privada y el capitalismo. Pero
las desamortizaciones tenían unos objetivos claros, por una parte asegurarse el apoyo
de la burguesía beneficiada por ellas y disminuir el poder de los estratos sociales antiliberales, por otra, se quiso con el dinero conseguido por medio de las subastas o
ventas de esas tierras, amortizar la Deuda Pública del Estado en esa época y paliar
las necesidades de la Hacienda como era el caso de gastos por guerras, obras
públicas, etc. Antes de entrar a exponer las distintas desamortizaciones más
importantes sólo del siglo XIX, habría que situarlas en un contexto histórico para
comprender la magnitud social y política de ese proceso.
Avanzando hasta la Regencia de Mª Cristina encontraremos la desamortización que
llevó a cabo Mendizábal en plena etapa de liberalismo progresista de dicha Regencia.
Mendizábal que había tomado parte en el Trienio Liberal se encontraba exiliado en
Londres antes de formar gobierno para la Regente y cuando lo formó acometió dichas
desamortizaciones en 1836 que se centraron en bienes eclesiásticos regulares en su
mayoría para conseguir créditos del exterior y financiar el ejército liberal. Dicha
reforma alimentó la guerra civil instigada por los Carlistas (muy absolutistas) ya que
por una parte el dinero conseguido de la expropiación de bienes de la Iglesia se iba a
destinar para financiar el déficit de Hacienda y, como ya se ha dicho, al ejército liberal;
por otro lado, la desamortización pareció un castigo a la Iglesia por su apoyo al
Carlismo ya que el sistema liberal hacía peligrar la posición del clero en general y el
absolutismo le aseguraba su posición privilegiada. Después de poner de manifiesto
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Mendizábal que iba a acometer esa desamortización, ésta quedó aplazada a causa de
su destitución un año más tarde por parte de Mª Cristina que opinó que dicho gobierno
caminaba por las sendas del radicalismo liberal.
Las desamortizaciones de Mendizábal fueron continuadas por Espartero regente tras
la caída de Mª Cristina a causa de se moderantismo, iniciando así una renovación
urbana vendiendo muchos solares a promotoras que edificaron por todas las ciudades
renovándolas y creciéndolas.
Ya en pleno reinado personal de Isabel II y durante el corto periodo de dos años del
Bienio Progresista dirigido por Espartero (julio 1854-julio 1856), en el terreno
económico se legisló una nueva desamortización en 1855 llamada la Desamortización
de Madoz. Hay que destacar que fue la más importante de la época y que duró hasta
finales de siglo. Esta vez, afectó a bienes municipales del clero, la instrucción pública,
la Beneficencia y la Corona además del clero secular y por ello, alcanzó un valor muy
elevado. La nueva ley ofreció algunas novedades con respecto a las políticas
desamortizadoras anteriores: además de armonizar la deuda, se destinó parte del
producto de las ventas a equilibrar el presupuesto estatal y a subvencionar obras
públicas, en especial el ferrocarril. Otra de las novedades fue la de aceptar sólo dinero
en metálico como medio de pago, aunque con posterioridad se admitieron también
títulos de la deuda.
Las consecuencias del proceso de las desamortizaciones durante el siglo pueden
resumirse en las siguientes:
· El liberalismo provocó la enemistad total de la Iglesia amenazada por dichas
desamortizaciones desde 1810.
· La población rural y que vivía de la agricultura (la casi totalidad de la sociedad
española), también se vio afectada por la privatización de terrenos a los que estaban
vinculados y en ese momento, quedaban a merced de los nuevos propietarios que
podían fijar los precios del arrendamiento de tierras y sus condiciones además de
introducir nuevas prácticas de explotación. Muchas familias campesinas fueron
incapaces de afrontar dichos gastos con las cosechas y quedaron desalojadas de las
tierras que habían estado cultivando sus antepasados. Estos perjuicios unidos a otros
relacionados con el sistema liberal dieron lugar a una unión clerical-campesinaabsolutista que se unieron a los Carlistas para luchar contra el liberalismo frente a la
burguesía.
LAS TRANSFORMACIONES ECONOMICAS
En primer lugar, habría que decir que España obtuvo escasos beneficios económicos
de la Rev. Industrial y esto, a su vez, también tuvo sus causas:
La eliminación de la agricultura A. Régimen durante el gobierno de Mendizábal y
ambas desamortizaciones, la eclesiástica de Mendizábal (1836) y la general de Madoz
(1855), aportaron escasos beneficios para la economía española. Así la reforma
agraria española, no aportó capitales, mano de obra, ni alimentos suficientes para
mantener una población industrial en crecimiento. No transformó la forma del reparto
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de la tierra. Así, continuaron el minifundio (en el norte de España) y el latifundio (al
sur).
De esta manera, el campesino se mantuvo de igual forma que antaño, sin prosperar,
ya que no obtuvo las tierras de la desamortización y siguió trabajando tierras que no
eran suyas por lo que su grado de miseria alcanzó al de los proletariados industriales ,
los cuales sufrieron continuos conflictos que derivaron en el arraigo de ideas
revolucionarias anarquistas. Así, deducimos que otra de las causas u obstáculos para
la industrialización española fue: la demanda de productos industriales era limitada, ya
que había un bajo crecimiento demográfico y como apuntamos más arriba los
campesinos eran demasiado pobres como para poder prosperar y comprar; España,
sin embargo, contaba con yacimientos minerales importantes, pero estaba mal dotado
por lo que se refiere a materias primas y productos energéticos básicos; el espíritu de
empresa era más bien escaso, los empresarios estaban más preocupados por
alcanzar un estatus social elevado que por modernizar la economía e invertir, y los
campesinos y burgueses después que consiguieron tierras y dinero, optaban por no
invertir el dinero ganado, ya que la tierra era el valor social dominante; El capital de
que disponía el Estado para la creación de industrias era muy escaso. Así, particulares
invirtieron en la compra de tierras desamortizadas mientras el Estado seguía
endeudado. De esta manera, el Estado concedió créditos a compañías extranjeras
para la explotación de minas a cambio de capitales para el gran déficit de la Hacienda
española; el atraso tecnológico español fue un gran obstáculo, ya que las máquinas
para las industrias debían importarse. Es de aquí de donde nace la ocasión perdida
para la industrialización española, ya que en 1855 durante la creación de la “Ley
general de ferrocarriles” se tuvo la oportunidad de incentivar la industrialización, pero
en España no existían industrias de bienes de equipo ni siderúrgicas, cosa que llevaría
a colapsar la economía la creación de estas industrias. Por otra parte, la creación del
ferrocarril fue esencial para la creación del mercado nacional español, aunque de
momento muy limitado, ya que los campesinos tenían escasa capacidad de compra.
Sin embargo, si constituyó, la “revolución de los transportes”; la situación con el
exterior fue desfavorable debido a la Guerra de la Independencia española, la guerra
de Cuba y al desastre colonial, todo esto hizo que España encontrara grandes
dificultades para su industrialización; la política industrial fue inadecuada. Durante “El
sexenio democrático”, el descenso de los ingresos del Estado provocado por la
desaparición de los impuestos sobre consumos, forzó al gobierno a conceder a
compañías extranjeras concesiones mineras a perpetuidad. Todo esto, unido al
librecambio hizo que los recursos españoles fueran utilizados en su mayoría por
extranjeros. Aunque, por otra parte, la Restauración monárquica impuso el
proteccionismo que facilitó el desarrollo de la industria española, aunque también
desincentivó a los empresarios a invertir, cosa que le restó competitividad con el
exterior.
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