Rechazo de demanda por no probar daño

Anuncio
Poder Judicial de la Nación
ACHAGA, Carlos Eduardo c/ ACUÑA, Juan Pablo y otros s/daños y
perjuicios. Expediente Nº 61.897/2002. Recurso Nº 454.697. Juzgado Nº 94
En Buenos Aires, Capital de la República Argentina, a los
días del mes de diciembre de dos mil seis, reunidos en Acuerdo los señores jueces
de la Excma. Cámara Nacional de la Apelaciones en lo Civil, Sala "D", para
conocer en el recurso interpuesto en los autos caratulados "ACHAGA Carlos
Eduardo c/ ACUÑA Juan Pablo y otros s/ daños y perjuicios", el Tribunal
estableció la siguiente cuestión a resolver:
¿Es ajustada a derecho la sentencia apelada?
Practicado el sorteo resultó que la votación debía efectuarse en el siguiente
orden: señores jueces de Cámara doctores Diego C. Sánchez, Miguel Angel Vilar
y Ana María Brilla de Serrat.
A la cuestión propuesta el doctor Diego Carlos Sánchez, dijo:
Viene el expediente al Acuerdo para resolver el recurso de apelación
interpuesto a fojas 246 por la actora, contra la sentencia de fojas 243/245.
I. Antecedentes
I - 1) Demanda
A fojas 5/13 se presenta el doctor Alberto Luis Badaloni en carácter de
apoderado de Carlos Eduardo Achaga y promueve demanda por daños y
perjuicios contra Juan Pablo Acuña, contra Emilio Osvaldo Mengoni y/o contra
quien resulte civilmente responsable del accidente ocurrido el día 10 de junio de
2002, por cobro de la suma de doscientos veintisiete mil ochocientos sesenta
pesos ($ 227.860), o lo que en más o menos resulte de la prueba a producirse en
autos, más intereses y costas.
Relata que el día 10 de junio de 2002, aproximadamente a las 17:30 horas,
el actor transitada a bordo de su bicicleta por la calle Derqui de la localidad de
Palomar, cuando al llegar a la altura de la intersección con la calle Perdriel, fue
violentamente embestido desde atrás por el rodado Fiat Regata, dominio RTX
720, conducido por el demandado Acuña, que venía en el mismo sentido y
dirección que el biciclo.
A consecuencia de ello, dice, el actor sufrió severos daños -traumatismo
craneoencefálico, fractura cúbito carpeana en miembro superior derecho, fractura
de muñeca derecha, etc- por los que debió ser trasladado al Hospital Lacarde de
San Miguel y por los que en definitiva reclama: incapacidad sobreviniente, setenta
y cinco mil pesos ($ 75.000); daño moral, setenta mil pesos ($ 70.000); gastos de
traslado, un mil cuatrocientos pesos ($ 1.400); incapacidad psíquica, cincuenta mil
pesos ($ 50.000); gastos de asistencia psicológica, veintitrés mil cuarenta pesos ($
23.040); gastos de farmacia y asistencia médica, tres mil cien pesos ($ 3.100);
destrucción de indumentaria, trescientos veinte pesos ($ 320), pérdida de la
chance laboral, cinco mil pesos ($ 5.000).
Cita en garantía a Liderar Compañía General de Seguros S.A y ofrece
prueba.
I - 2) El responde
A fojas 31/39 se presenta Liderar Compañía General de Seguros S.A y
contesta la citación en garantía, admitiendo la existencia de la cobertura con
límites de aseguramiento. Luego contesta demanda con la pormenorizada negativa
de los 37 puntos de fojas 32v/33. Impugna además los rubros y montos
reclamados y ofrece prueba.
A fojas 45 se presenta el doctor Franco Ortolano, invocando los términos
del artículo 48 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCC), en
representación del demandado Juan Pablo Acuña -quien ratifica la gestión a fojas
47-, y adhiere al responde de la citada en garantía.
Poder Judicial de la Nación
A fojas 50 se decreta la rebeldía de Emilio O. Mengoni.
A fojas 66 bis y ter se celebra la audiencia conforme lo dispuesto en el
artículo 360 del CPCC, a la que comparecieron las partes y a fojas 66 cuater se
proveen las pruebas sobre cuya producción certifica el Actuario a fojas 146/147,
llamándose a fojas 242, autos para sentencia.
I - 3) Sentencia
A fojas 243/245 se dicta sentencia rechazando la demanda, imponiendo las
costas a la actora y difiriendo la regulación de honorarios. El argumento central de
la decisión lo constituye el hecho de no haber probado el actor las aseveraciones
efectuadas en el escrito de demanda. Se precisó que Achaga no activó la citación
de los testigos propuestos; no concurrió a la revisación médica y fue declarado
negligente en la producción de la pericial psicológica, pericial médica y pericial
mecánica de oficio.
II. Apelación y agravios
La sentencia es apelada por la actora a fojas 246 con recurso concedido
libremente a fojas 251 y fundado a fojas 263/265.
Sostiene el recurrente que en la sentencia de grado se ha obviado considerar
que la demandada y la citada no han negado la existencia misma del evento
dañoso y tampoco han demostrado la culpa de la víctima. Aduce que su parte "ha
hecho lo que ha podido" a los fines de acreditar el derecho que le asiste y que la
negligencia interpuesta respecto de su prueba, no libera a la contraria de su
obligación de responder, toda vez que no ha probado negligencia, imprudencia o
impericia en que pudiera haber incurrido el actor.
Dice que su parte probó los extremos de la demanda, no sólo con el
criterioso informe pericial del ingeniero Molinari, sino además con el resultado
del análisis contextual del plexo probatorio de autos -exposición civil del actor,
confesión ficta del demandado Acuña, rebeldía de Mengoni y carácter de
embistente del demandado-.
De los mentados agravios se corrió traslado a la contraria a fojas 267 y a
fojas 268/269 la citada en garantía los contesta con similares argumentos a los del
fallo en crisis, por lo que solicita se lo confirme.
A fojas 270 se llaman autos para sentencia, providencia que se encuentra
consentida.
III. Solución
Los temas que debemos decidir, la medida en que ha quedado abierta la
jurisdicción de esta Cámara para conocer del caso, son los antes resumidos (arts.
244, 265, 271, 277 y concs. del CPCC; CSJN Fallos: 313:912; 315:562 y 839).
Para hacerlo no estamos obligados a analizar cada una de las
argumentaciones de las partes, ni ponderar todas las pruebas agregadas, sino sólo
las consideradas decisivas para la resolución de la contienda (Fallos: 144:611;
258:304, 262:222, 265:301, 272:225, 274:113, 276:132, 280:3201, 303:2088,
304:819, 305:537, 307:1121, entre otros).
La demanda ha sido rechazada atento la orfandad probatoria de la parte
actora en cuanto a su pretensión. Esta decisión fue cuestionada con fundamento en
el reconocimiento del hecho por parte de la contraria y su falta de prueba acerca
de los eximentes previstos por el artículo 1113 segundo párrafo segunda parte del
Código Civil.
III - 1) Marco regulatorio de la responsabilidad
Conforme lo dispuesto por el artículo 1113, párrafo segundo, segunda parte,
del Código Civil, la inversión de la carga de la prueba no deja de ser aplicable
cuando intervienen en el hecho dañoso dos cosas generadoras de riesgo de muy
distinta entidad, como son un automóvil y una bicicleta, por lo que el propietario o
guardián del automóvil debe indemnizar al ciclista a menos que pruebe la culpa de
éste o la de un tercero por quien no deba responder (Guillermo Borda "Tratado de
derecho civil. Obligaciones", Lexis, n 1116/002588; Garrido-Andorno, "El
artículo 1113 del Código Civil. Comentado. Anotado", pág. 137; Hernán Daray
Poder Judicial de la Nación
"Accidentes de Tránsito"; Tomo I, pág. 151, citado por Beatriz Arean en "Juicio
por Accidentes de Tránsito", Tomo 2, Editorial Hammurabi, Edición 2006, pág.
673) .
Precisamente, de acuerdo con esta corriente, al equipararse la situación del
ciclista a la del peatón, si intervienen en un accidente un ciclista y un automóvil,
es aplicable el artículo 1113, párrafo segundo, segunda parte del Código Civil. La
bicicleta es una máquina que circula sobre ruedas alineadas, lo que torna
fundamental el equilibrio, su peligrosidad para los terceros es mínima, porque no
se desplaza a gran velocidad, es frágil y carece de carrocería, lo que hace que el
conductor exponga su propio cuerpo (Carlos A. Parellada, "Colisiones entre
automotor y ciclista. Automotor y carros. Automotor y animales. Automotor y
camiones. Automotor y trenes. Accidentes de tránsito en los que participan
vehículos de distinta dimensión", en revista de Derecho de Daños", n 2,
Accidentes de tránsito-II", pág. 115. citado por Beatriz Areán en op. cit. pág. 674).
En este mismo sentido se decidió que, los accidentes de tránsito en los
cuales la colisión se produce entre el conductor de un automóvil y un ciclista,
resulta aplicable el segundo párrafo del artículo 1113 del Cód. Civil, por lo que
ante la mayor entidad del riesgo creado por su vehículo incumbe al primero, para
exonerar su responsabilidad, la acreditación de la culpa de la víctima o la de un
tercero por quien no debe responder (CNCiv., Sala A, 07-07-2005, Ponce, Juan
M. c. Trombini, Enrique E., DJ 12-10-2005, 414, con nota de Descalzi, José P.).
Coincidimos entonces en la aplicación al accidente que debemos juzgar de
lo dispuesto por el artículo 1113, segundo párrafo, segunda parte, del Código
Civil. En consecuencia a la parte actora le incumbía la prueba del hecho y su
relación de causalidad con el daño reclamado -y el daño mismo- mientras que,
para eximirse de responsabilidad, correspondía a la demandada acreditar la culpa
de la víctima, o la de un tercero por quien no deba responder (10-11-94, in re
"Valdez Estanislao F. c/ El Puente SAT y otro").
III - 2) El caso de autos. Presupuestos de la responsabilidad
En el caso asiste razón al recurrente en cuanto afirma que el hecho por el
que se reclama no fue especialmente negado por la contraria (fs. 31/39 y 45); sin
embargo ello no habilita, sin más, la procedencia de la reparación pretendida si no
se acreditan los otros presupuestos de la responsabilidad civil.
Cabe apuntar que en materia de atribución de responsabilidad - partiendo
de los presupuestos que, en general, se mencionan para que se configure este
deber de resarcir- responsabilidad por el riesgo o vicio de la cosa-el damnificado
tiene la carga de probar el daño y que ese daño -cuya reparación se pretende- se
encuentra en relación causal adecuada con el hecho de la persona o de la cosa a las
cuales se atribuye su producción, ya que de otra forma se estaría imputando a una
persona el daño causado por otro o por la cosa de otro.
En efecto a través de la determinación de la relación causal se puede ante
todo conocer si tal o cual resultado dañoso puede- objetivamente- ser atribuido a
la acción u omisión física del hombre; o sea si éste puede ser tenido como autor
del mismo, y establecido ello, la medida del resarcimiento que la ley le impone
como deber a su cargo resultará a su vez de la propia extensión de las
consecuencias dañosas derivadas de su proceder o que puedan ser tenidas como
"efectos" provocados o determinados por su conducta, la que así vendría a ser su
"causa" (Félix A. Trigo Represas Félix y Rubén H. Compagnucci de Caso, en
"Responsabilidad Civil por Accidentes de automotores", 2 ed. Ed. Hammurabi,
pg. 41, 1986).
Por otra parte, para que una persona sea condenada al pago de una
indemnización por daños y perjuicios no sólo es necesario que estén presentes los
cuatro presupuestos de la responsabilidad civil (daño, relación causal,
antijuricidad y factor de atribución), sino que resulta fundamental que la presencia
de esos elementos esté probada en la causa judicial (Roberto Vázquez Ferreyra,
"Prueba del Daño al Interés Negativo, en La prueba del Daño", Revista de
Derecho Privado y Comunitario, Rubinzal Culzoni Editores, Santa Fe, 1999, pág.
101).
Asimismo se ha expresado que en los procesos de daños la necesidad de
Poder Judicial de la Nación
prueba se subordina a los requisitos de la responsabilidad resarcitoria, cuyo eje
está constituido por la producción de un daño injusto, que lesiona un interés del
actor y que ha sido causado adecuadamente por un hecho; el daño debe ser
jurídicamente atribuible al demandado, en virtud de un motivo que torne justa su
responsabilidad (Matilde Zavala de González, "La prueba en los procesos de
daños y perjuicios", en Revista Jurídica de la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de Rosario de la Pontificia Universidad Católica Argentina", Vol. II, pág.
331).
La prueba del daño y de la relación causal, cuando menos en su fase
primaria, puramente material, incumbe al pretensor. Es una simple aplicación del
principio que fluye del artículo 377 del Código Procesal Civil y Comercial de la
nación (Roberto H. Brebbia, "Hechos y Actos Jurídicos", Ed. Astrea, Buenos
Aires, 1979, P. 141; Roberto A. Vázquez Ferreira, " Responsabilidad por daños
-elementos" Ed. Depalma, Buenos Aires, 1993, ps. 226 a 230; Jorge Bustamante
Alsina, "Teoría General de la responsabilidad civil", Ed. Abeledo Perrot Bs. As.,
1993 , N 606 y 607 , p. 269).
Sentado ello preciso es adelantar que -conforme los elementos probatorios
acercados y las conclusiones de la sentenciante sobre el particular- el actor no
probó el daño sufrido. Adviértase que a fojas 111 fue declarado negligente en
cuanto a la producción de la prueba pericial psicológica y a fojas 133 respecto de
la prueba pericial médica.
Por su parte, el Hospital Lacade de San Miguel, informó a fojas 174 que el
actor no se encuentra asentado en ninguno de sus registros el día del accidente
-10/06/2002- y el solitario informe del consultor técnico de fojas 139/140, en mi
opinión, resulta insuficiente para tener por acreditado el daño.
La experticia privada presentada por el recurrente carece de valor en la
etapa probatoria del juicio toda vez que no ha sido realizada por un experto
designado de oficio en la etapa contradictoria del proceso, cuya actuación permita
el contralor y la eventual impugnación de los litigantes, de acuerdo con el
principio de contradicción que rige el proceso y el respeto amplio del derecho de
defensa en juicio (CNCom., Sala D, 06-10-2005, Sanatorios Varone S.A. c.
Consorcio de Prop. de la Calle Guardia Vieja 4329, DJ 22-03-2006, 764).
No contradice lo anteriormente expuesto, la rebeldía de Emilio O. Mengoni
(fs. 50) y demás presunciones que se esbozan en los agravios, desde que en el
caso -insisto- no están configurados los presupuestos de la responsabilidad.
Propongo entonces rechazar los agravios de la actora y confirmar lo
decidido en la instancia de grado. Costas de la Alzada a la actora vencida (arg.
arts. 68 y 84 del CPCC, conf. resolución de fs. 216 que acuerda al actor el
beneficio de litigar sin gastos), debiendo diferirse la regulación de honorarios
como se decidió a fojas 245 (conf. art. 279 del CPCC).
Así lo voto.
Los señores jueces de Cámara doctores Miguel Angel Vilar y Ana María
Brilla de Serrat, por análogas razones a las aducidas por el señor juez de cámara
doctor Diego C. Sánchez, votaron en el mismo sentido a la cuestión propuesta.
Con lo que terminó el acto. DIEGO C. SANCHEZ - MIGUEL ANGEL
VILAR- ANA MARIA BRILLA DE SERRAT.
Este Acuerdo obra en las páginas nº
a nº
del Libro de
Acuerdos de la Sala "D", de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Civil.
Buenos Aires,
de diciembre de 2006.
Por lo que resulta de la votación que instruye el Acuerdo que antecede, se
rechazan los agravios de la actora y se confirma lo decidido en la instancia de
Poder Judicial de la Nación
grado. Costas de Alzada a la actora vencida (arts. 68 y 84 del CPCC), debiendo
diferirse la regulación de honorarios como se decidió a fojas 245 (art. 279 del
CPCC). Notifíquese y devuélvase.
Diego C. Sánchez
11
Miguel Angel Vilar
10
Ana María Brilla de Serrat
12
Descargar