la responsabilidad del propietario del automotor en la obligación de

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LA RESPONSABILIDAD DEL PROPIETARIO DEL AUTOMOTOR EN LA OBLIGACIÓN DE
REPARAR DAÑOS Y PERJUICIOS.- LEGITIMACIÓN PASIVA PARA OBRAR CONTRA EL
MISMO.-
Sumario:
1) Responsabilidad objetiva del propietario del automotor.2) Régimen del dominio automotor en el derecho argentino.3) Acreditación de la calidad de propietario del automotor como requisito habilitante de la acción
contra el mismo.4) Legitimación pasiva para obrar contra el propietario.5) Legislación aplicable en su vigencia jurisprudencial.6) Conclusión.-
1)
Responsabilidad objetiva del propietario del automotor:
En el tema, deberá tenerse presente que concurrirán conjuntamente el derecho sustantivo y
procesal, al fin de salvaguardar los objetivos que trata de alcanzar el legislador.En ello, frente al innegable adelanto técnico que desde fines del Siglo XIX al presente implicó el
advenimiento del automotor como medio de transporte, surgió simultáneamente el grave riesgo que su
circulación creaba, irrogando eventualmente innumerables daños a las personas y cosas, generándose a
partir del tránsito vehicular una litigiosa fusión rodado-víctima, que tan claramente sintetizó Alfonso
Ponce de León en su obra “Accidente 1936”1.Esta lamentable realidad cotidiana, a la que no fue ajena ninguna ciencia social, motivó una
profunda modificación en el régimen de responsabilidad civil, a partir del replanteo valorista del derecho,
en consideración a los fines perseguidos.En esta línea de pensamiento, de continua búsqueda de la fuente de la obligación de reparar los
daños y perjuicios, provocados con causa en la circulación automotor, se pregunta Henri Batiffol ¿Para
qué discurrir sobre la cuestión de saber si la responsabilidad exige culpa, cuando en realidad lo que se
quiere es proteger a los peatones sobre los crecientes peligros del tránsito?.Dando respuesta inmediata a su interrogante al sostener que: “La obtención de este resultado basta
para justificar la responsabilidad del automovilista, sin que la víctima tenga que probar la culpa de aquél;
dicho resultado es la justificación real”2.Dentro de la doctrina nacional, Guillermo Borda, como impulsor de la reforma del Código Civil de
1968, compartió los principios finalistas anteriormente reseñados, los que en su ejecución han recibido la
importante recepción legal que se desprende de los nuevos párrafos agregados por la Ley 17.711, al
artículo 1113 del código de fondo3.En suma, es dable hablar de responsabilidad civil tanto cuando está presente la culpabilidad, como
cuando se halla ausente y se haga la imputación a mérito del presupuesto positivo “riesgo creado” por el
Ponce de León, Alfonso; “ACCIDENTE 1936”, óleo sobre lienzo, Museo Nacional – Centro de Arte Reina Sofía, Madrid,
España; confr. www.geocites.com/fedigital/fe032_19.htm.2
Batiffol, Henri; “FILOSOFIA DEL DERECHO”, Traducción Lilia Gaffuri; 2ª edición EUDEBA, 1972, pág. 73.3
Borda; Guillermo A., “TRATADO DE DERECHO CIVIL ARGENTINO – DERECHOS Y OBLIGACIONES”; 3ª edición
Perrot, 1971, Tomo II, págs. 314/315, Números 1453 y 1454 a), y pág. 324, Número 1470 d).1
propietario o guardián (vg. comodatario y locatario del vehículo)4, en uno y otro caso se debe responder de
los propios actos dañosos5.Principio que no es absoluto respecto del titular registral, en los supuestos en que el mismo se ha
visto privado de la posesión del rodado, perdiendo por ello su custodia, con causa en un hecho contrario a
su voluntad, por alguien que a su respecto resulta ser un tercero por quien el propietario (o el guardián) no
debe responder6.Por lo demás, el propietario siempre tendrá a su alcance la posibilidad de mantenerse indemne por
cuanto deba a un tercero en razón de su obligación de reparar, trasladando esta eventualidad a un
asegurador, mediante la contratación de un seguro de responsabilidad civil7.-
2)
Régimen del dominio automotor en el derecho argentino.El Decreto-Ley 6582/58 estableció la inscripción registral “constitutiva del dominio”, sobre cosas
muebles8.A partir del mismo, el dominio de los automotores se constituye y adquiere mediante la inscripción
registral.- Dicho régimen ha reemplazado la tradición como modo constitutivo del derecho real de
dominio, a punto tal que si no se inscribe no se opera la tradición de dominio, aunque se haya hecho
entrega de la cosa; y al contrario, la inscripción posee autonomía suficiente para transferirlo aunque no se
haya hecho tradición.Así, desde la vigencia del DL 6582/58 se halla fuera del derecho jurídico de las cosas muebles
previsto por el art. 2412 del Código Civil y, consiguientemente, el propietario del móvil no es quien tiene
su posesión sino el titular inscripto, a punto tal que ha afirmado la jurisprudencia que: “... En materia de
automotores, no rige la máxima “posesión vale título”, sino que corresponde decir “la inscripción vale
título” si la registración se efectuó de buena fe y el automotor no es robado ni hurtado”9.-
3)
Acreditación de la calidad de propietario del automotor como requisito habilitante de la
acción contra el mismo.Consecuentemente, la acción que la víctima posee a presentarse a la jurisdicción, con el objeto de
obtener una providencia de mérito sobre su derecho, aún la reparación de los daños sufridos por un
accidente vehicular10, exige como requisito habilitante acreditar la titularidad del automotor en la persona
del demandado.-
4
En estos supuestos se ha entendido que la responsabilidades del dueño y del guardián son concurrentes (SCBA Ac. 39.866,
“MARTÍN...”, Sentencia del 29/2/89; Ac. 42.989 “LORENZO...”, Sentencia del 2/7/91; Ac. 45.860, sentencia del 26/11/91);
Descalzi, José Pablo, “OBLIGACIONES CONCURRENTES O `IN SOLIDUM´”, DJ 2003-1, pág. 431, Nº II.5
Mosset Iturraspe, Jorge; “RESPONSABILIDAD POR DAÑOS”; Ed. Ediar, 1977; Tomo I, pág. 118; Trigo Represas; Félix
Alberto; “RESPONSABILIDAD POR DAÑOS CAUSADOS POR AUTOMOTORES... ”, Ed. Lex, La Plata 1977, pág. 21.6
Trigo Represas, Félix; “EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD DEL TITULAR REGISTRAL DEL DOMINIO
AUTOMOTOR DESPUÉS DE LA LEY 22.977”; La Ley, Diario del 19/7/1996, pág. 4.7
L. 17.418, art. 109.8
ADLA XVIII-A, pág. 1079.9
Confr. CApel CC San Isidro, sala I, noviembre 27-990, autos “NOVELLINO MIGUEL C/ MOZZALDI, E.”; voto Dr. Juan
Furst, adhesión Dr. Alberto H. Montes de Oca; DJ 1991-2, pág. 37.10
Sobre este concepto de la acción concebida como “el derecho procesal que tiene quien se presenta a la jurisdicción de obtener
una decisión sobre el mérito de la demanda, sea tal decisión favorable o desfavorable...”, ver Arazi, Roland, “LA EXCEPCION
DE FALTA DE LEGITIMACIÓN PARA OBRAR (Efectos de la sentencia que la declara procedente)”, LL Sección Doctrina
1985-A, pág. 951; en igual sentido Calamandrei, Piero; “DERECHO PROCESAL CIVIL-INSTITUCIONES...”; Traducción
Santiago Sentis Melendo; Ed. EGEA, 1962; Tomo I, pág. 237, Nº 33.- Bilateralidad de la acción – la excepción.-
La calidad de propietario del rodado será fuente de prueba11 a cargo del actor, a su vez
condicionante de la viabilidad de la acción contra el titular del rodado, legitimado pasivo de la relación
procesal, demostrable usualmente por medio de prueba documental e informativa.-
4)
Legitimación pasiva para obrar contra el propietario.Como ya anticipáramos en el punto anterior, la acción deberá ser intentada por el titular del
derecho; contra el propietario del vehículo como persona obligada a la reparación de daños y perjuicios.Consecuentemente, no siendo la legitimación para obrar un requisito para el ejercicio de la acción,
sino para su recepción en sentencia12, corresponde preguntarse si resulta admisible la excepción de falta de
acción opuesta por el demandante, titular registral del automotor, que al momento del accidente acreditó
que había enajenado el vehículo con anterioridad al hecho.La respuesta negativa surge claramente de la vinculación existente entre el art. 1113 del Código
Civil y el texto que la Ley 22.977 le dio al art. 27 del Decreto Ley 6582/58, en tanto prescribió como
principio general que: “Hasta tanto se inscriba la transferencia, el transmitente será civilmente responsable
por los daños y perjuicios que se produzcan con el automotor, en su carácter de dueño de la cosa...”.Otorgando en párrafo siguiente la posibilidad de exoneración del titular si con anterioridad al hecho
“hubiere comunicado al registro que hizo tradición del automotor”, en cuyo caso “se reputará que el
adquirente o quienes de este último hubiesen recibido el uso, la tenencia o la posesión de aquel, revisten
con relación al transmitente el carácter de terceros por quienes él no debe responder, y que el automotor
fue usado contra su voluntad”.El rechazo de la excepción de falta de legitimación pasiva, en estos casos, no solo salvaguarda el
interés a una justa reparación de la víctima; sino que constituye al proceso en el medio idóneo de
cumplimiento de su finalidad social.-
Finalidad que al decir de Couture “es de carácter público” y
“consiste en asegurar la efectividad del derecho en su integridad”, ya que “el proceso es un instrumento de
producción jurídica y una incesante forma de realización del derecho”, en tanto: “Este se realiza
positivamente en las sentencias judiciales; y a éstas solo se llega mediante el proceso”13.Por otra parte, la interpretación que se propicia desanima conductas contrarias a la buena fe que
facilitarían la evasión de la responsabilidad civil que al propietario registral claramente le impone la
exégesis de la ley, en el caso que se aceptara acreditar la transferencia del vehículo por medios ajenos al
categóricamente establecido por el art. 27 anteriormente citado14.Con ello, se ha cerrado la posibilidad de sostener legalmente la tesis en contrario que tenía por
sustento el texto originario que al art. 27 le otorgaba el Decreto-Ley 6582/58, ratificado por Ley 14.477
del año 1958, en tanto establecía una presunción “iuris tantum” de responsabilidad, prescribiendo que “la
falta de inscripción de la transferencia del dominio de los automotores de acuerdo con las prescripciones
Carnelutti, Francesco, “LA PRUEBA CIVIL”, Traducción de Niceto Alcalá-Zamora y Castillo; Ed. Depalma, 1979, pág. 67,
Nº 16; ídem Arazi, Roland, “LOS MEDIOS DE PRUEBA EN EL PROCESO CIVIL”, LL 1985-E, Sección Doctrina, pág.
495, Punto I. Fuentes y medios de prueba.12
Alsina, Hugo; “TRATADO TEORICO PRACTICO DE DERECHO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL”; 2ª edición Ediar
1956; Tomo I, Parte General, pág. 388, letras a y b.13
Couture, Eduardo J.; “INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL PROCESO CIVIL”; Ed. Depalma, 1988; pág. 56.14
Sobre la posibilidad de evitar legislativamente el riesgo moral en el estado actual del país (ver exposición de motivos Ley
17418, Título I, Capítulo I, Sección III, Provocación del Siniestro), que al contrario de otras legislaciones opta por no extender
la cobertura al siniestro provocado por culpa grave, por considerar ello “sumamente peligroso” ante “la escasa buena fe
comercial, propia de los países en desarrollo”.- Halperín, Isaac, “SEGUROS”, Ed. Depalma, 1976; punto III, Provocación en
los seguros de daños, pág. 604.11
del presente decreto ley presumirá la responsabilidad de la persona a cuyo nombre figure inscripto el
vehículo”, que había llevado a considerar no subsistente la responsabilidad de quien figura en el Registro
Nacional de la Propiedad Automotor como titular del vehículo causante del daño, cuando lo hubiera
enajenado y entregado al comprador con anterioridad a la fecha del siniestro, si esta circunstancia
resultaba debidamente comprobada en el proceso15 .-
5)
Legislación aplicable en su vigencia jurisprudencial.El sistema normativo descripto ha obtenido actualmente en forma plena la finalidad de su exégesis,
conforme su efectiva vigencia jurisprudencial16.Así, por mayoría, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires ha interpretado
que: “Si el titular registral del automotor no comunicó la transferencia del automotor (aviso de venta),
responde por el daño provocado por ese vehículo a un tercero (Art. 27, Dec. Ley 6582, texto Ley
22.977)”.-
Entendiendo por ello que: “Resulta civilmente responsable el titular de dominio del
automotor, resultando inútil alegar que la transferencia de automotor se materializó con anterioridad a las
modificaciones introducidas por la Ley 22.977 al régimen de propiedad del automotor porque la propia
Ley en su Art. 5º estableció un plazo para la inscripción de dichas transferencias” 17.Remarcando a su vez el Máximo Tribunal Provincial que “cuando el texto de la ley es claro y
expreso, no cabe prescindir de sus términos, correspondiendo aplicarla estrictamente y en el sentido que
resulta de su propio contenido”, por lo que ha decidido que “al intérprete de la ley no puede acordársele el
poder de variar el contenido mismo del texto legal interpretado, al grado de prescindir de él, pues la
materia de la ley no es un caucho tan elástico, y la técnica interpretativa no es de una flexibilidad tal que a
fuerza de tirar sobre el texto se llegue siempre a solucionar el caso”18 .En igual sentido se ha expedido la Cámara Nacional Civil a partir de lo resuelto en fallo plenario
del 9/9/1993, recaído en autos “MORRIS DE SOTHAM, Nora c/ BESUZZO, Osvaldo P.”19.Con este alcance, la jurisprudencia citada ha dado una interpretación que respeta la base de
legalidad que legitima estos precedentes, sin la cual, siguiendo la doctrina de la Corte Suprema de Justicia
no correspondería convalidar sentencias que dando una interpretación contraria no constituyan una
derivación razonada del derecho vigente, en base a las circunstancias comprobadas de la causa 20 –en el
caso, calidad de propietario registral del automotor y su consecuente obligación de reparar los daños
Cámara Nacional Civil en pleno, fallo del 18/08/1980, autos “MORRAZO, Norberto y otro c/ VILLAREAL, Isaac y otros”,
La Ley 1981-B, pág. 98; SCBA, acuerdo 27.012, doctrina causa “TOFALO”, Acuerdos y Sentencias 1979-II-342.16
Ross, Alf; “SOBRE EL DERECHO Y LA JUSTICIA”; traducción Genaro R. Carrió, 3ª ed. EUDEBA, 1974; pág. 34, punto
VIII, “La vigencia del orden jurídico”.17
SCBA, Ac. 59.017, autos “RENER, Clorinda Beatriz y otros c/ LUDUEÑA, Néstor Fabián y otro s/ Daños y perjuicios”;
Ac. 60.498, “LOPEZ VILAS, Carlos A. c/ ZANELLI, Miguel A. y otros s/ Daños y perjuicios”, ambos del 16/09/97 en DJJ
Tomo 153, Nº 12.513, págs. 7913/7916; en igual sentido Cámara Civil y Comercial de Mar del Plata, Sala I, causa 89.436,
RSD-264-94, S. 1-11-94, voto Dr. De Carli; ídem Sala II, causa 104.793 RSD 187-98, S. 9-6-98, voto Dra. Zampini.18
SCBA, Ac. 41.480, sentencia del 4/7/89; Acuerdo 51.058; Sentencia del 13/12/94, ver “ACUERDOS Y SENTENCIAS”
1989-II, pág. 613; DJBA, 148-105; La Ley 1989-E, 130; ED 136-285, citados en precedente que se transcribe en nota 17 “causa
RENER”, voto Dr. San Martín.19
Dejando sin efecto, a partir de la promulgación de la Ley 22.977, la doctrina plenaria anterior de la Cámara Nacional Civil,
de fecha 18/08/1980, recaída en la causa “MORRAZO, Norberto y otro c/ VILLAREAL, Isaac y otros s/ Daños y perjuicios”,
que mientras regía el texto originario del Decreto Ley 6582/58, luego ratificado por la Ley 14.467 del año 1973, entendió que el
art. 27 establecía una presunción “iuris tantum” , desvirtuable por prueba en contrario (Confr. Cámara Nacional Civil en pleno,
setiembre 9 1993 “MORRIS de SOTHAM, Nora c/ BESUZZO, Osvaldo P.” , fallo del 9/9/1993, ver DJ 1993-2, pág. 909).20
CSJN, abril 2 1998; B.W.E., DJ 1998-3, pág. 309, fallo 13.382.- Carrió, Genaro R. y Carrió, Alejandro D., “EL RECURSO
EXTRAORDINARIO POR SENTENCIA ARBITRARIA”, 3ª edición actualizada Abeledo-Perrot, 1983, Tomo I, pág. 229 y
sstes.; Tomo II, pág. 139 y sstes.- Palacio, Lino Enrique, “EL RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL”; Ed. AbeledoPerrot, 1992; pág. 224, punto 34.1, “Apartamiento de la solución normativa o de las constancias de la causa”.15
provocados con el mismo-; ya que de lo contrario no existiría “comprobación que en el sentido
constitucional confiera validez a la tarea judicial, si por distorsionada interpretación de la prueba se
incurriera en arbitrariedad o absurdo”21.-
6)
Conclusión.A partir de la reforma del régimen de dominio de los automotores, establecida por la Ley 22.977
(B.O.: 21/11/83), para que el titular registral del vehículo pueda eximirse de la responsabilidad que al
propietario le impone el art. 1113 del Código Civil por los daños causados por el rodado, debe haber
transferido el mismo mediante su debida inscripción ante el Registro Nacional de la Propiedad del
Automotor, conforme lo prescribe el art. 27 de la ley en cuestión (modificatoria del sistema aprobado por
Decreto 6582/68, t.o. 197322).-
Debiendo por ello rechazarse la excepción de inhabilidad de título que pueda oponer el propietario
registral del vehículo, que tenga por sustento la enajenación del mismo, con tradición de éste al comprador
con anterioridad a la fecha del siniestro, mediante medios de prueba ajenos a la modalidad reglamentada
por la norma citada (aviso de venta inscripto en el RNA), siendo ésta la interpretación que mejor tutela a
la víctima de los accidentes de tránsito, en consideración a los fines objetivamente perseguidos, tanto por
la reforma al art. 1113 del Código Civil, introducida por la Ley 17.711; como al Régimen Nacional de
Propiedad del Automotor, modificado por la Ley 22.97723.Sobre la base de la conclusión arribada, queda superada la “actitud hostil”24 que se presentaba con
anterioridad a la promulgación de la Ley 22.977, al momento de optar el intérprete judicial por uno u otro
análisis conceptual del tema, predominando actualmente la obtención del resultado legislativamente
proyectado25.-
Morello, Augusto Mario; “PRUEBA, INCONGRUENCIA, DEFENSA EN JUICIO”; Ed. Abeledo Perrot 1977, pág. 167, Nº
11.22
ADLA XLIII-D, pág. 3962.23
Cámara Nacional Civil, Sala F, Fallo del 16/10/2002, autos “KACHABA, Jorge Francisco y otro c/ LUQUE, Fabio y otros”,
voto Dra. Elena I. Highton de Nolasco, con adhesión de los Dres. Eduardo A. Zannoni y Fernando Posse Saguier, DJ 2003-1,
pág. 409, Fallo Nº 19.264.- Voz: Daños causados por los automóviles y otros vehículos – Prueba de la calidad de propietario –
Compraventa – Forma del contrato – Compraventa de automotores – Dominio de automotores – Excepción de falta de
legitimación para obrar.24
Batiffol, Henri; obra citada, pág. 73.25
Josserand, Louis; “DERECHO CIVIL – T II – V I –TEORIA GENERAL DE LAS OBLIGACIONES”; Ed. Bosch y Cía.,
1950, pág. 444, Nº 557, “Consagración legislativa de la responsabilidad fundada en la noción del riesgo”.21
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