Contaminación de las fuentes de agua, depredación de los bosques,

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La civilización petrolera y la cultura del agua y el bosque
El agua, los monos, los Waorani, los Tagaeri, los Taromenane, los pájaros, los hombres,
las mujeres, los más pequeños, vivíamos en la selva antes de que la Civilización
Petrolera llegara en los años 70. Entonces el mundo se transformó dramáticamente,
inició una historia de desastres antes no conocida.
Llegaron los helicópteros, grandes máquinas cavaban en los suelos y tumbaban los
árboles. Se construían torres, piscinas para depositar ahí los tóxicos líquidos que
quedaban del desangramiento que sufría la tierra. El agua dulce se salinizó. A lo lejos,
la inmensa nube de gas quemaba más alta que los bosques, incesante. Todo había
cambiado. Tras la dinamita, muertos los peces flotaban.
Derramaron 30 mil millones de galones de crudo, su negro espesor cubría ríos, lagunas,
el verdor del bosque. Las aves, serpientes, manatíes, dantas, los animales sagrados no
podían mover sus plumas, nadar, deslizarse, correr... Tampoco podíamos calmar nuestra
sed, cocer nuestros alimentos, arrojarnos al río. Enfermamos, puntos rojos sobre nuestra
piel, ¡debilidad! El mal había echado raíz en nuestro ser: cáncer, hepatitis B, gripe.
“¡Salvajes!, ¡no entienden!”, nos gritaron cuando protestamos. Soberbia, corrupción,
autoritarismo. Desconocimos nuestro mundo. Ya los antiguos nos habían advertido: “la
única forma de sobrevivir como pueblos es aislarnos de esa civilización”.
El Estado prometió alejar la maldición, respetar nuestra diferencia cultural y ahora dice
que de nuestro exterminio depende el Plan de Desarrollo, el Buen Vivir... ¡Extraña
guerra que arrasa la vida para “defender” el bienestar de Todos! ¿Acaso nosotros no
somos Patria?, ¿acaso la civilización no entiende que la naturaleza es recurso limitado?
Los bosques producen el oxígeno que nos permite respirar, provocan la lluvia
protegiéndonos de las sequías, para que la tierra pueda dar sus frutos y alimentarnos, y
habemos quienes sabemos producir siendo parte de ellos. No puede existir
supervivencia sin diversidad humana, botánica, agua limpia, suelos fértiles.
Un Desarrollo Soberano y a largo plazo, no puede arrasar con los recursos del planeta:
explotación petrolera, minería a cielo abierto, monocultivos para la producción de
biocombustibles, explotación maderera, destrucción de los bosques para la agroexportación. La lucha es contra la pobreza que no ha sido superada por ese modelo
económico. Es una falacia oponer el amor a la naturaleza y la supervivencia, ambas van
de la mano, sino el desarrollo no puede sostenerse.
Un Desarrollo Soberano ha de basarse en el reconocimiento real de los modos diversos
de producción, en la creación de tecnologías limpias, descentralizadas, bajo el control
comunitario. La soberanía de la naturaleza es la soberanía alimentaria, soberanía de la
vida, no la aniquilación y el genocidio de los pueblos indígenas y de la diversidad
ambiental. ¡El exterminio, no en nuestro nombre!
Hemos de ser capaces de imaginar modelos de desarrollos pos-extractivistas que se
levanten sobre nuestros saberes diversos, nuestras necesidades más urgentes, nuestra
humanidad más razonable. ¡Un mundo ambiental y culturalmente diverso no es un lujo,
es un mundo justo!
10 razones para un desarrollo postpetrolero: ¡El Yasuní depende de ti!
1. El Yasuní es la zona de mayor biodiversidad del planeta, es un ecosistema frágil
y es territorio indígena.
2. El crudo que reposa bajo tierra en el Yasuní es pesado (14API), brea de difícil
extracción, no sirve para la elaboración de gasolinas, además no es posible
controlar sus terribles efectos contaminantes.
3. Una de las reservas de agua dulce más importante reposa en el subsuelo del
Yasuní. Imprescindible para todos pues por efectos del calentamiento global, el
deshielo de glaciales, como el Cotopaxi, dejará sin riego a los cultivos de la
serranía.
4. La alimentación de la gente de las ciudades depende de la Soberanía de la
Naturaleza, de los bosques, del agua, de la protección de los suelos.
5. Una Tecnología Soberana no posterga los saberes ancestrales, los respeta.
Además es limpia, descentralizada, controlada por la comunidad, significa un
desarrollo económico sustentable a largo plazo.
6. Grandes inversiones han creado hitos de desarrollo como edificios, carreteras,
presas hidroeléctricas, sin embargo no han detenido el avance de la pobreza.
7. Compañías como la Texaco han provocado migración, enfermedad y muerte a
los pueblos: Kichwa, Waorani, Siona, Secoya, Cofán, Sansahuari, Tetete,-éstos
dos últimos ya desaparecidos-.
8. Los pueblos indígenas: Tagaeri y Taromenane, tienen derecho al aislamiento
voluntario. Su supervivencia depende de la conservación de su territorio.
9. El “Buen vivir”, Sumak Kawsay no puede estar basado en el exterminio de los
pueblos indígenas que viven en la selva amazónica. ¡El modelo extractivista es
un modelo colonialista!
10. La naturaleza no es un recurso y no es ilimitada; ecología y sobrevivencia van
de la mano.
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