Contradicciones socio-territoriales y anclaje (embeddedness) de las actividades turísticas rurales: ejemplos de la vitivinicultura y las actividades forestales en Chile. Hugo Romero1, Ximena Toledo2 , Hugo Romero Toledo34 Resumen El concepto de anclaje (embeddedness) o relación critica entre las actividades globales, como el turismo, y las realidades socio-espaciales locales, como las comunidades rurales, puede ser analizado a través de un complejo dinámico, conformado por tres conceptos claves (capital-actores-conocimiento), sus modelos correspondientes (inversiones-campos sociales y análisis de discursos), y sus efectos sobre el desarrollo regional, la pobreza y el poder. En Chile, las principales inversiones de capital financiero en las áreas rurales no dicen relación con el turismo sino que con la producción de commodities destinadas a la exportación tales como la fruticultura, la vitivinicultura, las industrias y plantaciones forestales y la salmonicultura, que se localizan en el país siguiendo un orden de Norte a Sur. En otros casos se trata de la localización de infraestructuras destinadas justamente a sostener las actividades de exportación de materias primas y recursos naturales, tales como carreteras, puertos, ciudades y represas de riego y producción de energía hidroeléctrica. Las inversiones directas de capital extranjero y nacional necesarias para generar, transformar y consolidar las actividades vitivinícolas y forestales, por ejemplo, han significado la concentración de los recursos críticos, como las tierras y espacios geográficos, el agua y la vegetación, en manos de unas pocas empresas de creciente tamaño, excluyendo y relegando a los pequeños propietarios y comunidades locales. Los inversores exógenos, sustituyen los usos tradicionales de la tierra y provocan una emigración de la población local provocada por la redundancia de la mano de obra, erosionando irreversiblemente la capacidad de reproducción de las comunidades humanas y despreciando el capital social y cultural de los lugares. En forma casi automática, las inversiones foráneas implican la generación y funcionamiento de mecanismos de mercado y para que ello sea posible, la privatización de los recursos comunitarios, y la apropiación de los espacios críticos, los que contienen recursos turísticos de interés. Se producen importantes cambios en la accesibilidad a los lugares y a los centros de abastecimiento de bienes y servicios debido a que las nuevas instalaciones interrumpen, privatizan o modifican los caminos antiguos, todo lo cual provoca la pérdida de funcionalidad y aun el desaparecimiento de pueblos y aldeas en las áreas rurales. Las comunidades rurales que aún permanecen en el campo, tratan de enfrentar los efectos adversos de la localización de megaproyectos, intentando mantener parte de sus tierras y prácticas productivas tradicionales, conseguir compensaciones de 1 Departamento de Geografía de la Universidad de Chile y Centro EULA de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción. Proyecto MULT 05/09-2 2 Departamento de Geografía de la Universidad de Concepción, Proyecto DIUC 204.603.001-10 3 Departamento de Sociología de la Universidad de Concepción, Proyecto DIUC 204.603.001-10 4 PONENCIA CENTRAL PRESENTADA EN EL V CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE TURISMO RURAL Y DESARROLLO SUSTENTABLE. UNIVERSIDAD FEDERAL DE SANTA MARÍA, RIO GRANDE DO SUL. MAYO 2006. PARA SER `PUBLICADO COMO CAPÍTULO EN EL LIBRO DEL MISMO NOMBRE DURANTE 2006. 1 los inversionistas, por ejemplo a través de la construcción de cierta infraestructura pública y adaptar sus modos de vida a las nuevas circunstancias. Para conseguirlo, recurren inevitablemente al turismo rural pero se estrellan con la falta de recursos humanos, financieros y de infraestructura, siendo cada vez más difícil generar por sí solos alternativas que puedan enfrentar con éxito la competencia territorial con las empresas transnacionales y nacionales de gran tamaño y poder político y económico. Las actividades productivas en los paisajes rurales, tales como las vitivinícolas y forestales, deben ser divididas para propósitos de análisis en tradicionales y modernas. Las primeras son practicadas por familias de pequeños productores, propietarios o usuarios de parcelas de escaso tamaño, en terrenos de secano y sin contar con capital financiero, tecnologías ni capacitación adecuadas. En el caso chileno, los pequeños propietarios pueden provenir del siglo XVI y se relacionan con las mercedes de tierra otorgadas a las tropas españolas, sobre terrenos marginales. Otros son herederos de la Reforma Agraria, “parceleros” que obtuvieron sus tierras, de la división de los grandes latifundios entre 1965 y 1973. Estas comunidades rurales mantienen fuertes vinculaciones prácticas, culturales y simbólicas con el territorio, presentando formas de vida que difieren de los habitantes urbanos y de los sectores rurales que han sido más impactados por los procesos de modernización. Por el contrario, las áreas rurales “modernizadas” por las actividades forestales y vitivinícolas son más bien recientes y no superan los treinta años de instalación. Los suelos son usados intensivamente en la producción de monocultivos, las inversiones de capital son cuantiosas e implican la adquisición y amalgama de pequeños predios contigüos, limpia y nivelación de terrenos, adquisición de derechos de agua, instalación de sistemas de riego, plantaciones, y lo más relevante, la construcción e instalación de las industrias de transformación. Las empresas de inversiones son transnacionales o pertenecen a grupos económicos deslocalizados territorialmente. El financiamiento y los beneficios son obtenidos y repatriados normalmente a la capital del país o a los países originarios. Los mayores costos derivan de la importación de maquinarias, equipos y tecnologías, que provienen normalmente de los mismos países que aportan el capital financiero. El financiamiento se obtiene de la banca privada nacional e internacional. Los mayores beneficios se recaudan en los procesos de distribución y comercialización, actividades que normalmente están externalizadas al proceso de producción. La mano de obra que se requiere es temporal y altamente especializada por lo que proviene de regiones remotas. Todo ello permite clasificar a estas actividades modernas como enclaves, verdaderos clusters que asocian en el espacio a flujos de bienes y servicios, provenientes del exterior, que sólo utilizan los recursos naturales de los lugares (suelos, agua, clima), exportando la producción, sin retener valor agregado localmente. Mientras en el primero de los sectores, el turismo rural es una actividad económica complementaria imprescindible para compensar los pobres ingresos económicos y asegurar la permanencia de las comunidades, en los enclaves forestales, no está considerado de ninguna manera, pudiéndose afirmar que se trata de una actividad “repulsiva”. En el caso de las actividades vitivinícolas modernas, el turismo es sólo una parte del marketing de las empresas, consistiendo en giras de degustación destinadas a aumentar la publicidad del producto y elevar la reputación de la viña, casi sin incidencia en la rentabilidad de la empresa. 2 Paradójicamente, las mejores posibilidades para el desarrollo del turismo rural se encontrarían en las áreas más empobrecidas, retrasadas y de menor atractividad para el capital. Sin embargo, son dichas áreas las que carecen de apoyo por parte de los gobiernos regionales y por ello no pueden generar una oferta realmente significativa, una infraestructura competitiva y muestras culturales relevantes. 2. Introducción La altísíma concentración espacial de las plantaciones y actividades vitivinícolas y forestales industriales especializadas en las vecinas regiones chilenas de Maule y Bíobío, podría ser interpretada erróneamente como una expresión cabal del éxito de las economías locales por atraer capitales nacionales e internacionales hacia lugares que presentan altas ventajas comparativas. Las favorables características del sistema natural contribuyen a explicar esta especialización productiva: un clima mediterráneo con lluvias abundantes en invierno pero con una marcada estación seca, que recibe alta radiación solar y temperaturas templadas, que asegura una alta productividad biológica de los bosques y plantaciones de rápido crecimiento, representados especialmente por los cientos de miles de hectáreas de superficie plantadas con viñas, pinos y eucaliptos; las pendientes relativamente suaves de la Cordillera de la Costa y de la Depresión Intermedia que permiten clasificar a sus sistemas de laderas como de aptitud forestal, lo que sumado a la existencia de numerosos y caudalosos ríos, esteros y quebradas, aseguran un importante abastecimiento de agua, que no se encuentra en los valles ubicados más al norte del país. Las mismas laderas suaves y la cercanía al mar facilitan la construcción de caminos y la alta conectividad a un sistema portuario cercano, amplio, diversificado y moderno, al cual se unen los terrenos interiores por un eficiente sistema de carreteras, constituyendo la presencia de la infraestructura una sus principales ventajas competitivas. Dado este importante conjunto de ventajas comparativas y competitivas, y sumada una temprana decisión gubernamental por forestar los terrenos, no resulta extraño inferir que estas regiones están destinadas no sólo a sostener, sino que a incrementar sus áreas plantadas y su especialización productiva en las actividades forestales. Lo nuevo es la ocupación creciente de los sistemas de laderas por plantaciones de viñas. Si bien siempre han existido en pequeñas superficies, en la actualidad y debido a la importación de modernas tecnologías de riego y fertilización, es posible alcanzar altas productividades en áreas que carecen completamente de suelos pero que aprovechan óptimamente las cargas de radiación solar diurnas, el enfriamiento radiativo nocturno y la ausencia de heladas. En la medida que aumentan las plantaciones, aumentan también las instalaciones industriales, especializadas en la fabricación de vinos de alta calidad, celulosa y pulpa primeramente, y más recientemente en la elaboración de productos de la madera, tales como tableros, muebles, puertas, etc., además del desarrollo de la industria del papel. Los efectos de estas instalaciones son amplios y variados, destacando los que se expresan territorialmente: entre los efectos positivos, destacan el significativo aporte a la obtención de divisas por parte del país y con ello a sus altas y sostenidas tasas de crecimiento económico; aumento de la infraestructura y equipamientos regionales y con ello mejoramiento de la accesibilidad y utilidad de los lugares; recuperación de suelos y tierras erosionados; contribución al combate contra el cambio climático por substracción de gases invernadero; número considerable de empleos directos e indirectos, algunos de 3 los cuales corresponden a mano de obra especializada y por ello, de altos ingresos, lo que influye positivamente en el aumento de la demanda interior por bienes y servicios; creciente impacto en la construcción de industrias, viviendas y caminos; paulatino incremento de las actividades industriales por sobre las de extracción o escaso procesamiento industrial, lo que aumenta el valor agregado, la demanda de insumos de naturaleza local y por ello la generación de encadenamientos productivos; aumento de la diversidad y complejidad de los mercados urbanos, etc.. Entre los impactos negativos mayores, destacan la emigración de las poblaciones rurales y drenaje de los beneficios económicos obtenidos en los lugares hacia regiones centrales; la extraordinaria dependencia de los mercados y precios internacionales; escaso valor agregado de la producción; creciente competencia con otros sectores por el control y propiedad de recursos críticos, tales como el agua, los territorios de mayor accesibilidad y los paisajes; pérdidas de biodiversidad; contaminación del aire, aguas y suelos –en particular por parte de las industrias instaladas en las décadas pasadas, cuando no existían exigencias ambientales legales-; sustitución de otras actividades económicas en las áreas rurales y redundancia de la mano de obra; abandono por parte de la población de pueblos rurales por falta de trabajo; bajos salarios; informalidad y temporalidad del empleo subcontratado; incremento de la segregación social y de la marginalidad de las áreas urbanas y rurales, etc. Sintetizando la discusión sobre el desarrollo rural en Chile, especializado en los rubros vitivinícola y forestal, típico de las regiones mediterráneas centrales, contradice los argumentos favorables que dan cuenta de las ventajas y beneficios económicos del sector, versos argumentos críticos se focalizan en el desarrollo local de los territorios y en los aspectos socio-culturales y ambientales. Como una forma de contribuir a una discusión más compleja y equilibrada, Floysan (2005) ha propuesto que los flujos externos de capital que arriban a las regiones sean vistos más allá de las mediciones econométricas, como un sistema complejo de capital, actores y conocimientos. Cada uno de estos pilares debe ir acompañado de sus correspondientes enfoques analíticos: análisis de capital-desarrollo; análisis de campos sociales-actores y análisis de de discursos-conocimientos. “Un enfoque a través del complejo capital, actores, conocimiento, permite que las investigaciones de sus efectos vayan más allá de los análisis económicos cuantitativos y se dirijan hacia el terreno de los anclajes espaciales de las inversiones. Esto es lo que se denomina complejos dinámicos; aquellos análisis econométricos que incluyen problemas sociales contemporáneos como poder, desarrollo regional y pobreza”. En este complejo dinámico, cada uno de los pilares corresponde a un modelo geográfico elemental, que observa al espacio en términos de naturaleza (el capital representa la materialidad), relaciones sociales (los actores y sus posiciones en las redes) y sus significados (conocimientos y discursos). El capital se refiere a los valores económicos reales que son transferidos hacia las regiones y lugares, y son investigados a través de los conceptos proporcionados por la teoría económica. Los actores se refieren a las personas individuales y grupos de personas sociales envueltos en las transacciones de capital, directa e indirectamente, al estar involucrados en redes vinculadas a las transacciones y sus efectos. Los actores y sus posiciones son investigados a través de la teoría de los campos sociales. El conocimiento se refiere a los sistemas de significados, 4 las vías que siguen estos flujos en las redes y senderos limitados por los campos sociales, los que pueden ser investigados a través de la teoría de los discursos o específicamente a través del análisis de los discursos (Floysand, 2005). El desafío para el estudio de las inversiones directas de capital es determinar cómo el complejo capital-actores-conocimientos está anclado en las escalas espaciales, y cómo esto influye los resultados de las inversiones sobre el poder, el desarrollo regional y la pobreza, en otras palabras, cómo los eventos y procesos a escalas global, nacional, regional y local, se combinan para crear complejos dinámicos (Jacobsen, Rusten and Floysand, 2005) En el análisis del anclaje espacial del desarrollo regional se asume que los actores regionales están simultáneamente amarrados a diferentes sistemas de relaciones que actúan a diferentes escalas geográficas. El concepto de campos organizacionales comprende a “aquellas organizaciones que, en el agregado, constituyen un campo reconocido de vida institucional: proveedores claves, consumidores de productos y recursos, agencias regulatorias, y otras instituciones que producen similares productos y servicios (Di Maggio and Powell, 1991). La noción de campo connota la existencia de una comunidad que participa de un sistema común de significados y cuyos participantes interactúan más frecuente y amistosamente unos con otros que con agentes situados fuera del campo (Scott, 1995). El análisis del anclaje espacial del desarrollo regional en áreas impactadas por las inversiones directas de capital descansa en el concepto de espacios-tiempos relacionales o campos sociales que pueden ser identificados examinando la durabilidad de las relaciones entre agentes y las tareas específicas que son resueltas por las prácticas asociadas. Una red de relaciones sociales llega a ser un campo social cuando conforma una red de resolución de tareas que produce, mantiene o cambia a las personas sociales y/o a parte de la sociedad. Un campo social representa un patrón relativamente denso de relaciones sociales que constriñen y permiten la agencia de los actores. Las personas sociales o grupos de personas sociales están anclados en un amplio rango de campos sociales interrelacionados y por ello, las inversiones directas de capital en las regiones tienen relaciones con diversos campos sociales al mismo tiempo. En cada campo social se encuentran prácticas sociales que producen significados intersubjetivos compuestos de categorías, narrativas y reglas de conducta que los miembros del campo usan para interpretar, mantener y generar nuevos significados. La producción de significados origina bienes no transables tales como reglas de conductas, que pueden ser formales e informales. Mientras las reglas formales están escritas y comprenden derechos y obligaciones de las personas y las organizaciones, las informales pueden corresponder a expectativas en el tiempo-espacio de una comunidad acerca del desempeño de una empresa. Un estatus- como el gerente de una empresa- es un fenómeno global, pero la práctica de un estatus se basa en las condiciones institucionales que constriñen o permiten la agencia de los actores. Las inversiones directas de capital se sitúan en un sistema de campos sociales, correspondientes a diferentes escalas geográficas. Algunas inversiones están ancladas en campos sociales locales constituidos por proveedores locales especializados, y dependen de campos globales de clientes y proveedores no especializados. Otras inversiones están ancladas a campos globales y dejan poco espacio para establecer relaciones con firmas 5 locales. En este caso, la importancia de las redes dentro de las inversiones será modesta y la provisión de materias primas locales o de servicios y mano de obra especializada serán los únicos beneficios para la región. Otras inversiones están fuertemente ancladas en campos sociales que son locales, promoviendo las innovaciones locales y el desarrollo regional. Por último existe el anclaje espacial de la pobreza, que también orienta el análisis de las inversiones directas. La necesidad de que los gobiernos regulen las inversiones directas de capital a través de los requerimientos de desempeño (aportes de infraestructuras, políticas de fomento de las exportaciones y de transferencia tecnológica) y de los incentivos a la inversión tales como préstamos y exención de impuestos, se puede observar a través de los efectos sobre el desarrollo (empleos directos e indirectos, transferencia de conocimientos) que ellas tienen, por un lado, y por otro, por el efecto de dependencia (aumento de la dependencia del capital extranjero, drenaje de recursos). En otras palabras, tienden a haber resultados contradictorios de las inversiones directas de capital. La mayoría de los teóricos señalan que las inversiones basadas en los recursos no generan un desarrollo positivo en los países o regiones receptoras, pero existen evidencias que demuestran lo contrario, lo que obliga a analizarlas a través de los complejos dinámicos capital-actores-conocimientos. 3. Análisis “objetivo” de la vitivinicultura de los Valles de Maule y Bíobío: ejemplo de la complejidad del sistema Una de las primeras cuestiones que debe ser destacada es la aparente homogeneidad y estandarización de las formas que adquieren las instalaciones industriales modernas y globalizadas respecto a la alta heterogeneidad y variabilidad de las actividades tradicionales. Para ilustrar la diversidad de la vitivinicultura, se presenta el caso del Valle del Maule, donde se seleccionaron las comunas y se analizaron aquellas variables que mejor indican las diferencias entre la producción moderna y tradicional. Las variables corresponden a la expansión de las superficies plantadas, la existencia de riego o secano, los tipos de cepas (finas o corrientes) y la tipología de productores. Los resultados obtenidos incluyen cinco tipos de superficies: de riego o secano, plantadas con cepas corrientes o finas, según número de explotaciones por tipo de productor, viñas según tipo de productor y superficie de viñas en zonas de secano también según el tipo de productor. El total de las comunas han sido clasificadas de acuerdo al valor que alcanzan al sumar las variables. Se otorgaron dos puntos a las comunas que alcanzaron sobre el 50% de superficie en zonas de riego, con cepas finas, de grandes productores, con mayor porcentaje de superficie en manos de grandes productores y que tienen más del 50% de la superficie de secano en manos también de grandes productores. Se otorgó un punto a las comunas que presentan más del 50% de estas variables en pequeños productores, en cepas corrientes y en superficie de secano., Por lo tanto, los valores más altos corresponden a comunas de mayor grado de integración a la vitivinicultura moderna y los más bajos a aquellas que han presentado menores cambios en la evolución vitivinícola. Los encadenamientos productivos de la vitivinicultura se identificaron a través de los flujos de bienes y servicios más importantes en la producción de uva y vino. Para esto se aplicó una encuesta a tres tipos de agentes que participan en la actividad y que pertenecen a distintas formas de producción, moderna y tradicional, entre las que se 6 encuentran las cooperativas vitivinícolas del Maule. Para ello se seleccionaron tres comunas que se caracterizan por encontrarse en distintas fases de transformación de la vitivinicultura. El área de estudio cubrió dieciocho comunas localizadas en el valle del Maule y que administrativamente forman parte de las provincias de Cauquenes, Linares y Talca. Para analizar los encadenamientos productivos de la industria, sólo se seleccionan tres de ellas, que pertenecen a diversos estados de transformación de la actividad. Figura 1. Comunas del Valle de Maule, clasificadas por provincias 3.1. Importancia de la vitivinicultura en el Valle del Maule y la evolución de la superficie de viñas de las comunas. En el año 2002, la región del Maule era la que concentraba el mayor porcentaje de superficies destinadas a la producción y que produce más vinos en Chile, alcanzando al 43% y 51%, del total nacional respectivamente. También es la segunda región con mayor superficie de viñas en terrenos de secano (25%) (SAG, 2002). Dentro de la región, es el valle del Maule el que concentra espacialmente la actividad, puesto que cubre con vides una superficie de 20.300 km2, o el 60% del total. Según el Catastro Vitivinícola (SAG,2002), las comunas del valle presentaban grandes desigualdades, tanto en la evolución como en el estado actual de las superficies vitícolas. El rango de variación de las superficies plantadas fluctuaba entre más de siete mil hectáreas y aquellas que apenas alcanzaban a las 30 há. Las comunas de San Javier, Cauquenes, Pencahue, Villa Alegre, Talca y San Clemente poseían la mayor superficie de viñas plantadas. En cuanto a la evolución temporal, desde 1997 hasta el año 2002, se observan comunas que han aumentado la superficie de viñas en más del 50%, como es el caso de Talca, Pencahue, Río Claro y Pelarco, entre otras (Figura 3). Las comunas que experimentaron 7 este rápido crecimiento también suponen un aumento y mejoramiento de tecnología. Por otro lado, hay comunas, que en este periodo de auge, y a pesar de su importancia en la superficie total, no experimentaron aumentos significativos, como es el caso de Cauquenes, lo que permite deducir que no ha atraído suficientes capitales productivos. Otras comunas, como San Javier y Villa Alegre, han aumentado su superficie plantada, pero sin superar el 25%. Figura 2. Tasas de variación de las plantaciones de viñas entre 1997 y 2002 en el Valle de Maule 3.2. Clasificación de las comunas de acuerdo al desarrollo vitivinícola. El grupo de las comunas tradicionales representa al 33% del total de comunas del valle (tabla 1) y en él se encuentran Cauquenes y Constitución. Otras comunas tradicionales, en general, han ido adoptando un alto grado de especialización en cepas finas (Carmenere y Chardonnay), lo que indica la alta variabilidad inter e intracomunal. Como ejemplo de este tipo de comunas tradicionales, Cauquenes ocupa el segundo lugar en superficies plantadas con viñas y no presenta aumento en los últimos años. Un 8% de sus explotaciones pertenecen a grandes productores, los cuales concentran el 43% de la superficie total de viñas y sólo un 9.3% de superficie bajo riego. Las comunas que registran características transicionales entre lo moderno y lo tradicional, como San Javier, registran una gran superficie de secano, en manos de grandes productores, que se han especializado lentamente en vinos de mejor calidad. Pencahue, por su parte, es otro caso interesante, ya que si bien tiene mayor superficie en 8 zonas de secano, las zonas de riego están siendo utilizadas al máximo. Produce un 84.8% de cepas finas en manos de un grupo muy reducido de grandes productores, que concentran el 70% de la superficie. Índice de 5 a 6 Comunas Tradicionales Índice de 7 a 8 Índice 9 a 10 Comunas Comunas Transicionale Modernas s Cauquenes Maule Pelarco Empedrado Pencahue Río Claro Constitución Retiro San Clemente Longaví San Javier Talca Parral San Rafael Linares Villa Alegre Colbún Yerbas Buenas Tabla 1. Clasificación de las comunas del Valle del Maule según su nivel de modernidad. Las comunas de Río Claro, San Clemente y Talca representan la mayor modernidad. Talca es el centro industrial y comercial de la región, para el abastecimiento de insumos para la vitivinicultura. Río Claro y San Clemente tienen el 100% de superficie de viñas bajo riego, se especializan en cepas finas y concentran gran cantidad de productores grandes. Pelarco, si bien se ubica entre las áreas modernas, mantiene un alto porcentaje de pequeños productores. No obstante, son los grandes productores los que concentran más del 90% de las viñas. La localización geográfica es determinante en el nivel de modernidad de la vitivinicultura chilena (fig.3). Las comunas que se extienden sobre las áreas del secano interior y costero, presentan patrones que se caracterizan por la tradición en cuanto a cepas utilizadas, tipos de productores y escaso manejo tecnológico. Las comunas clasificadas como modernas, están principalmente localizadas en las zonas interiores de la Depresión Intermedia (valles situados entre las cordilleras de los Andes y de la Costa), disponen de recursos hídricos en forma abundante y permanente, usan mejores tecnologías, cepas de mejor calidad y elaboran vino con equipos más sofisticados. Además tienen mayor accesibilidad a las vías más importantes, como la Carretera Panamericana, y a centros de comercialización. 9 Figura 3. Clasificación de las comunas del Valle del Maule según sus rasgos de modernidad. 3.3. Encadenamientos productivos de la vitivinicultura y participación local. Como se ha indicado, la vitivinicultura moderna se caracteriza por estar en manos de empresas que cuentan con participación de capitales extranjeros y nacionales, que cultivan su propia uva y que producen su propio vino en el mismo lugar. Estas viñas se denominan emergentes, cultivan en promedio 100 hectáreas cada una, alcanzan un rendimiento de 10.000 kg. por há., producen vinos finos y exportan más del 90% de su producción. Sus características más importantes en términos de encadenamientos productivos son la adquisición de tecnología y conocimientos desde el exterior del país y la utilización de mano de obra especializada que proviene desde otras regiones. Estas dos particularidades repercuten directamente sobre la falta de empleo local, ya que sólo ofrecen trabajo en las etapas de cosecha y vendimia. Las relaciones espaciales más directas entre la localización de la vitivinicultura moderna y el territorio local están representadas exclusivamente por la utilización de los recursos naturales (suelo, clima) y por la mano de obra empleada estacionalmente. También se relacionan de manera precaria con pequeños y medianos productores que venden su producción al no contar con elementos necesarios para producir su propio vino. Las viñas modernas producen por sí mismas el 85% de la uva utilizada y sólo un 15% proviene de otras viñas, las que generalmente se localizan en otras comunas. En la elaboración del vino la mayor parte de los insumos (etiquetas, botellas, corchos) se adquieren en la Región Metropolitana. En la región del Maule, sólo la comuna de Talca ofrece este tipo de productos, pero en muy pequeñas cantidades, que sólo cubren el 15% de la demanda. 10 La posesión de cubas de acero inoxidable es la característica más emblemática de la modernidad de las viñas, además de algunas máquinas cosechadoras y podadoras, como también de instrumentos de mediciones climáticas. También las barricas de maderas nobles se traen desde fuera del país, principalmente desde Estados Unidos y Francia. La figura 4 presenta una síntesis de los encadenamientos productivos característicos de las empresas representativas de la vitivinicultura moderna. Figura 4. Origen geográfico de los encadenamientos productivos de las viñas modernas del Valle de Maule. Al observar el origen de los insumos más importantes para la elaboración de uva y vino queda clara la escasa presencia local, ya que los flujos provienen desde el exterior y desde otros lugares del país, principalmente desde la Región Metropolitana de Santiago Más del 95% de los vinos que producen las viñas modernas provienen de cepas finas. El 70% de estos vinos, de viñas y bodegas de marca, se exportan a los mercados internacionales, y el resto se distribuye por el territorio nacional a través de tiendas especializadas en vinos o de restaurantes de elevado prestigio. El traslado de los vinos se realiza a través de los medios de transporte con que cuentan las viñas, mientras que para el traslado al puerto de Valparaíso para su exportación, se emplean camiones que no pertenecen a la región. Entonces los canales de distribución de la vitivinicultura moderna también se caracterizan por una desvinculación con el área local, lo que no sucede con el sector tradicional. La actividad tradicional y artesanal en la elaboración de uva y vino genera encadenamientos completamente distintos (fig.5). Estas viñas disponen de mercados locales y regionales para la compra de insumos, que se adquieren principalmente en las ciudades de Talca o Linares. Respecto a los canales de comercialización, el 95% de la producción de vino se comercializa en el territorio nacional, principalmente en la misma 11 región a través de mercados formales e informales. Sólo un 5% de la producción total se exporta a través de intermediarios (comercializadoras agrícolas que compran uva y envían a bodegas de mediano tamaño para producir vino fino) y cooperativas vitivinícolas. Figura 5. Canales de distribución de la producción tradicional del Valle de Maule El sector más tradicional corresponde a los viñateros que no son capaces de producir su propio vino y por ende venden la uva, o realizan una producción en instalaciones artesanales y comercializan el vino de manera informal. Estos productores no cuentan con superficies de más de 3 há. y según su localización geográfica, pueden tener cepas finas o cepas corrientes. El volumen que pueden producir no sobrepasa los 2 mil litros y aparentemente no reciben ayuda alguna del estado. La comuna de Talca, a pesar de ser una de las con mayor grado de desarrollo vitivinícola, presenta localidades en que se encuentran pequeños productores, que cultivan sólo cepas finas, cuya producción es comprada por empresas de corretaje para luego venderlas a las grandes bodegas, o bien por una comercializadora agrícola, que les asesora técnicamente y luego traslada la uva a bodegas medianas en un sistema de maquila, que incluso logra poner vinos en mercados internacionales. Por otro lado, la comuna de Cauquenes, clasificada como tradicional por presentar un estado de transformación vitivinícola muy escaso, cuenta con diversos tipos de productores, que en la mayoría de los casos tienen poco acceso al agua, lo que limita la plantación de cepas finas. El mayor grado de modernidad está dado por la cooperativa Lomas de Cauquenes, que cuenta recientemente con un mínimo de tecnología al instalar cubas de acero. Sin embargo, aun predominan las cubas de cemento. A esta cooperativa pertenece alrededor de 280 productores, los que cultivan entre ½ a 50 hectáreas. La cooperativa emplea a más personas que las viñas más modernas, alcanzando a 50 trabajadores de planta y 100 de forma temporal. Según el tamaño de los predios, los cooperados también ofrecen trabajo en forma temporal. La Cooperativa Lomas de Cauquenes realiza una labor importante de investigación en conjunto con el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y la Universidad Católica del Maule. Los cooperados reciben también asistencia técnica. Una vez que se 12 produce el vino, vende un porcentaje a grandes viñas como Concha y Toro, Santa Rita y San Pedro. La mayor cantidad se distribuye en el país y en la región. Sin embargo, esta comuna cuenta con un gran porcentaje de productores campesinos con economías de subsistencia, quienes producen vinos de forma clandestina o simplemente tienen contratos con viñas o bodegas de otras zonas. En la comuna no se reconocen grandes viñas-bodegas. Lo contrario sucede en la comuna de San Javier, en donde en un mismo ámbito territorial convive gran cantidad de pequeños productores con viñas que están completamente desvinculadas de la realidad local y que al igual que toda gran empresa, localizan su casa matriz o en Santiago o fuera del país. 3.4. El turismo rural y la vitivinicultura Tal como se ha indicado, el turismo rural asociado a la vitivinicultura posee connotaciones muy diferentes según se relacione con el sector moderno o tradicional. Es evidente que en el interés por su desarrollo en el primero de los sectores mencionados en más bien modesto, pero, sin embargo, son los grandes propietarios que producen para la exportación quienes disponen de los medios para su implementación. La figura 6 presenta el Mapa de la Ruta del Vino de la Región de Maule. Como se aprecia, se representan diecisiete bodegas que se encuentran asociadas con el propósito de atraer visitantes de altos ingresos que puedan participar de degustaciones destinadas a posicionar las marcas y favorecer su comercialización en el extranjero y los centros de consumo nacionales. Los puntos señalados corresponden a una red de circuito que sólo está compuesto por las bodegas de las viñas, verdaderos enclaves que no incluyen los espacios intersticiales ni su vinculación con el resto de los atractivos regionales, tales como ríos, lagunas y parques nacionales, como tampoco la visita a lugares de marcada tradición cultural e identitaria. En definitiva el turismo de élite de las viñas de exportación se encuentra disociado del desarrollo local y territorial, conformando su discurso (textual y gráfico) un campo externo y desconectado de las redes y campos sociales de los lugares. 13 Figura 6. La Ruta del Vino del Valle del Maule 4. Discursos de los campos sociales en la vitivinicultura tradicional y la industria forestal en el Valle de Itata. 4.1. Discursos de los campos sociales En el Valle de Itata, la investigación se concentró en las comunas de Coelemu y Quillón, áreas de producción tradicional vitivinícola que se han visto severamente afectadas por la instalación del complejo forestal e industrial más grande del país, el cual se encuentra en su última fase de construcción y pronto a iniciar sus actividades. 14 La realidad socio-espacial local de las comunas está dada por una agricultura de subsistencia y una deprimida actividad vitivinícola, ambas de fuerte contenido identitario, ligada a prácticas culturales de carácter tradicional. En esta escala local se reconocen como actores sociales a los pequeños y medianos productores vitivinícolas (de 0 a 5 há), a los pequeños productores hortícolas, a los apicultores, a los productores de huevos, flores, cerezas, olivos, a los artesanos y asociaciones de mujeres (repostería y arte culinario). En relación a los productores vitivinícolas, en ambas comunas es posible establecer tres tipos de viñas según el destino de la producción: los que producen y compran a otros productores, elaboran y envasan el vino en garrafas de 5 litros y lo comercializan en Concepción, Tomé y Valparaíso, principalmente. Un segundo tipo de viñas tienen bodegas, generalmente en mal estado, elaboran sus vinos y los venden a granel. Por ultimo, existen viñas que solo producen y venden sus uvas, sin mayor elaboración. La producción de estas comunas es marginal y destinada al mercado interno, por el cultivo de cepas corrientes como País, Italia, Moscatel de Alejandría, entre otras; con un sistema de conducción en cabeza, cultivo mayoritario de secano en Coelemu y de riego en Quillón, generalmente trabajada por las familias en bodegas artesanales y guardados en cubas de roble. Existe también presencia de capital exógeno, como productor o poder comprador, correspondiente a grandes viñas de la zona central del país como Concha y Toro, Viña San Pedro, entre otras, que compran el vino a granel, con escaso poder negociador de los productos locales. Este campo social se complementa fuertemente con los actores políticos comunales, ya que debido a los marginales rendimientos económicos de estas actividades se ha planteado una reconversión económica tendiente a mejorar los ingresos familiares y a diversificar y aumentar la producción, en un combate directo contra la pobreza rural (las familias viven con $30.000 promedio mensual, aproximadamente US$ 58 dólares). Entre los actores que componen redes de relaciones locales se encuentran: • • • • Municipio, que actúa como eje del Desarrollo Local, entregando los lineamientos políticos de desarrollo para su territorio, mediante el Plan de Desarrollo Comunal, PLADECO. Programa de Desarrollo Agrícola Local (PRODESAL), que es iinstrumento del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y el Municipio, el cuál presta asesorías y recursos financieros. Departamento de Cultura y Turismo, dependiente de la Municipalidad, cuya función es potenciar el turismo rural a través de la Implementación de las Rutas del Vino de ambas comunas. Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO), dependiente de la Municipal, directamente de la Alcaldía, y cuya función principal es asesorar a la comunidad. Este campo social local se coordina con una red regional y nacional que fomenta el desarrollo productivo a través del aporte de capital estatal, de primera importancia para 15 los pequeños y medianos productores, a través de concursos de financiamiento de proyectos. A nivel Regional y Nacional esta red pública de inversión se compone por: • Asociación de Municipalidades del Secano Costero e Interior de Ñuble: Desarrollar, cuya misión es planificar y ejecutar proyectos desarrollo territorial en diversas áreas productivas. • Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP): fomenta y potencia el desarrollo de la pequeña agricultura del país. • Fondo Solidario de Inversión Social (FOSIS): Financia planes, programas para la superación de la pobreza. • Servicio de Cooperación Técnica (SERCOTEC): mejoramiento de la competitividad de las PYMES. A ellas debe sumarse además, el Centro de Innovación y Gestión Turística (CIGESTUR), instancia privada apoyada por el Gobierno Vasco, el cual coordina toda la estructura turística presente en el territorio comprendido en la cuenca del Itata. Es decir, la formulación de planes y estrategias de intervención pública corresponden a discursos sectoriales y disociados territorialmente, como consecuencia de la concentración central del poder en la capital nacional y regional; mientras que a nivel local, la comunidad compuesta de pequeños y medianos propietarios que actúan como empresarios, co-gestiona el desarrollo del territorio al controlar la tierra, la escasa mano de obra y los medios de producción. Por su parte, la inversión inicial de capital para estos proyectos deriva de las directrices del Estado. 4.2. Los discursos locales de interés turístico Uno de los discursos principales del gobierno central para los sectores rurales apunta a fomentar el desarrollo local del agroturismo, ecoturismo y etnoturismo, con el fin de superar la situación de pobreza derivada de la atomización de la propiedad, sobreutlización del suelo, migración campo-ciudad, y crisis de la agricultura tradicional. Por ejemplo, el Servicio Nacional de Turismo declaró a estas comunas, tradicionalmente agrícolas y vitivinícolas, como turísticas, siendo ratificada e implementada esta decisión por el gobierno local, lo cual se traduce sin embargo, en la disponibilidad de escasos fondos concursables financiados por el Estado en un 60% (en promedio cada uno de ellos recibe US$ 6.500), y teniendo como contrapartida el 40% en aportes de los pequeños y medianos empresarios, el cual se manifiesta principalmente en mano de obra. El discurso de los actores locales se centra en el conocimiento local, y en las prácticas tradicionales y culturales de la actividad vitivinícola, a través de la cual pueden diversificar su producción, incluyendo, entre otras, al Turismo Rural. Es decir, los pequeños y medianos empresarios se reconocen primero como viñateros, están orgullosos de la acumulación de sus conocimientos en el manejo de la vid, como también de las prácticas y representaciones de su cultura campesina. Por ejemplo, a fines del mes de marzo se realiza tradicionalmente en este valle la fiesta de la vendimia, que es un evento al cual confluye la población local para trabajar en forma colaborativa, como manifestación de la cultura campesina, lo cual la hace 16 atractiva para el turismo. Si bien, en el último tiempo se han organizado e introducido nuevos eventos turísticos, todos ellos giran entorno a la actividad vitivinícola. Por ejemplo, la fiesta del cerdo, la fiesta del maíz, la fiesta del pavo, la fiesta del camarón, las giras turísticas para personas de la tercera edad y las fiestas costumbristas, tienen todas ellas como elemento central a los vinos y licores producidos en esta zona. Dan cuenta de ello las Rutas del Vino presentes en ambas comunas, y que integran y asocian a los distintos productores, logrando transformarse en crecientes atracciones turísticas de la región. La Figura 7 presenta la Ruta del Vino de la Comuna de Quillón y la Figura 8, la del Valle de Guarilihue en la Comuna de Coelemu. Figura 7. Ruta del Vino de la Comuna de Quillón 17 Figura 7. La Ruta del Vino de la Comunidad del Valle de Guarilehue, Coelemu Los discursos locales representados en los mapas de las rutas de vinos de Guarilehue y Quelllón, destacan a una escala humana, los predios en los cuales se pueden degustar vinos y licores, como también los sitios de interés turísticos, la presencia de hitos culturales y la venta de productos agrícolas, demostrando con ello la integralidad territorial y la oferta de productos diversos y complementarios, con el fin de aumentar la utilidad de los lugares y favorecer solidariamente el crecimiento económico de los integrantes de la comunidad. 4.3. Los discursos presentes en el territorio sobre el megaproyecto forestal. El otro discurso del gobierno central consiste en favorecer la inversión de capital en sectores altamente especializados, rentables y competitivos, vinculados al mercado global, sin tener en consideración la identidad, integridad y tradición del territorio. De esta forma, en la Cuenca del Itata, quienes no opten por el agro-turismo, pueden, a través de fondos del Estado ofrecidos mediante INDAP, cambiar el uso de suelo de agrícola a forestal mediante planes de forestación campesina, formando parte de la especialización forestal dominante del territorio de la región del Bío Bío. A nivel regional, la realidad socio-espacial está configurada por la fuerte y creciente inversión forestal, que se manifiesta en cuatro industrias procesadoras de celulosa, y aproximadamente el 50% del territorio regional bajo el uso forestal de plantaciones exóticas (pino radiata y eucaliptos glóbulos). Concretamente, en el valle del Itata este anclaje se profundiza con la dinámica de cambio de uso de suelo, de agrícola a forestal, que ha cubierto el 70% de la superficie en Coelemu y el 60% en Quillón. Además del creciente cercamiento de las superficies y espacios rurales, la industria forestal CELCO de propiedad del Grupo Económico nacional de la Familia Angelini adquirió durante la década de 1980, la mayoría de los derechos de agua del río Itata, 18 comenzando a fines del 2003 la construcción del más grande Complejo ForestalIndustrial (CFI) de Chile, ubicado en el sector de Nueva Aldea, en la Comuna de Ránquil, a 5 km del límite comunal de Quillón y a 20 km del límite comunal de Coelemu, las comunas tradicionales analizadas (figura 9). El CFI consiste en cuatro instalaciones industriales principales: una planta de trozados de rollizos, un aserradero, una planta de remanufactura de madera decorativa y para muebles, y una planta celulosa para la producción de 856 mil toneladas anuales de celulosa blanqueada. El capital privado, para la construcción del complejo forestal, consiste en una inversión estimada del orden de US$ 1.400 millones, de los cuales US$ 1.000 millones corresponderían a los activos industriales del complejo y US$ 400 millones en las plantaciones forestales. La empresa pretende en este período dar empleo directo a cerca de 1.200 personas, de las cuales unas 800 trabajarían en actividades productivas y los restantes 400 empleos serían asociados a empresas de servicios. Se sumaría a esto, la generación de más de 3.500 empleos asociados principalmente a la actividad de cosecha forestal, de transporte de madera y productos terminados. Figura 9. Localización de las comunas de estudio y del Complejo Forestal Industrial (CFI) Nueva Aldea. El discurso de los ambientalistas y los opositores se centra en el quiebre de las formas tradicionales de vida ligadas a la agricultura; la pérdida de empleo de quienes trabajan en la vitivinicultura; la reducción del 80% de los terrenos con uso vitivinícola en las comunas de Bulnes, Quillón, Ránquil, Portezuelo, Coelemu, Trehuaco y Chillan Viejo; la disminución en el valor de los terrenos debido a la alteración del ecosistema; la reducción en la producción agrícola en áreas aledañas; el miedo de los viñateros de 19 perder competitividad en el mercado nacional e internacional; el cambio de propiedad y tenencia de la tierra, y concentración de ésta en manos del grupo Angellini; y por último, el masivo cambio de uso de suelo, de agrícola a forestal, y la transformación en mono cultivo. Al mismo tiempo, estos discursos también implican preocupaciones por los impactos negativos para la salud de los seres vivos producto de la contaminación por compuestos orgánicos clorados y entre éstos las dioxinas; el hipotético aumento de la incidencia de cáncer por exposición perinatal; una supuesta feminización de los fetos masculinos; supuesta pérdida de la capacidad inmunológica del cuerpo humano; posibles daños al sistema nervioso central con disminución de la inteligencia. Algo que no estaba considerado fue la emergencia radioactiva ocurrida en la Planta que dejó a tres trabajadores con problemas de salud, derivando en un juicio contra la empresa. Los detractores a la planta de Celulosa exponen entre los principales aspectos negativos al sistema físico – natural como la supuesta alteración de la distribución y abundancia de especies con problemas de conservación; eventuales efectos adversos sobre la Biota por asimilación de sustancias del afluente potencialmente tóxicas (ácidos resinicos); alteración de la calidad del aire por emisiones de contaminantes atmosféricos durante la fase de operación y producción de dioxinas; alteración y deterioro en las formas, texturas y color del paisaje geográfico. Un aspecto aun muy resistido es la construcción de un ducto a 20 kilómetros al sur del santuario La Lobería por Cobquecura, calculándose que podrían morir 4000 lobos marinos, generando al mismo tiempo un enorme peligro para la actividad económica de los Mariscadores y Pescadores Artesanales de la costa de la región. A nivel de la comunidad, específicamente en los sectores turísticos de Coelemu y Quillón, el discurso radica en la preocupación sobre las formas de fumigación de las plantaciones forestales, puesto que lo hacen en forma aérea con el consiguiente riesgo para los espacios aledaños; al mismo tiempo, se dice que las plantaciones cercanas sombrean las viñas y todo lo que tiene el campo; también existe preocupación por la destrucción de los caminos vecinales producto del tránsito de camiones y maquinaria pesada, y por la eliminación de algunos caminos vecinales dejando aisladas a algunas aldeas. También existe temor frente a la presencia de nubes tóxicas que afecte visualmente el paisaje, además de contaminar el aire, el suelo y el agua. A diferencia de los anteriores, la comunidad que habita en sectores urbanos plantea que el CFI les dejará algunos beneficios tales como, activación del comercio local, empleo de mano de obra local, generación de eslabonamientos productivos (empresas de comida, de confección de ropa de trabajo, talleres mecánicos de elaboración de piezas, entre otros), llegada de gente capacitada, expansión urbana y de servicios. Por su parte, los gobiernos locales plantean que su capacidad de negociación es mínima frente a esta enorme inversión de capital, quedándoles únicamente la posibilidad de exigir la entrega de medidas y obras de compensación, como construcción de escuelas para el mejoramiento de la educación, la construcción de áreas de esparcimiento, planes de control de erosión, planes de regadío, apoyo a las asociaciones de mujeres, entre las más importantes, las cuales son vistas como el reemplazo del gasto social del Estado a cambio de la responsabilidad social de la empresa. 20 4.4. El Complejo Dinámico del Valle del Itata El complejo dinámico del Valle del Itata es entonces el reflejo del anclaje de la inversión forestal destinada a la satisfacer la demanda global, imponiendo su estructura sobre los niveles local y el regional. La actuación del capital opera en dos formas: a) en la inversión pública a nivel local en el espacio rural enfocada en la reconversión productiva basada en actividades agrícolas y vitivinícolas tradicionales complementadas con la actividad turística,; b) a nivel regional en la inversión privada concentrada en el monocultivo forestal y su industralización. En relación a los actores y sus campos sociales del complejo dinámico, se reconoce, por un lado, un sector rural medianamente articulado e identificado culturalmente con la actividad agrícola y vitivinícola. Y por otro, un área urbana asociado al sector servicios, que proyecta retener beneficios a partir de la inversión privada. En el campo de los discursos, se reconocen, a grandes rasgos, tres posturas: a) la tradicional agrícola, que apuesta por un desarrollo de base, b) la del crecimiento económico, basado en la inversión privada y su inserción en la economía global y c) la del desarrollo sustentable, impulsada por grupos externos, pero con una importante resonancia en los habitantes locales. A continuación se analizan los efectos de estos tres discursos con respecto al Desarrollo Regional, Pobreza y Poder. Categorías Desarrollo Regional Tradicional • Actividad económica ligada a su identidad. • Fuerte apoyo estatal. • Respeto por su medio ambiente y su cultura Crecimiento Económico • Actividad vinculada al mercado global. • Inversión Privada. • Incremento de la competitividad de los territorios. • Pobreza Poder Marginalidad por Falta de exclusión en la competitividad globalización. asociada al Extrema subdivisión mantenimiento de de la tierra. agricultura Falta de capital e tradicional. innovación. Oportunidad de incrementar recursos críticos. • Control de la tierra. • Concentración del • Clientelismo. capital, la tierra y del agua. • Control de los medios de producción. Elaboración propia. Desarrollo Sustentable Actividad ligada al Desarrollo Humano. Inversión Pública y Privada. Productividad basada en sustentabilidad y capacidad de carga de los ecosistemas. Falta de equidad social y territorial. Falta de coordinación del sector público con el privado. Falta de participación ciudadana. • Reivindicación y protección del control de los recursos. • Participación. 21 Frente a los discursos analizados anteriormente, queda de manifiesto la colisión de una serie de narrativas, que forman parte de la realidad del complejo dinámico, ellas son: Globalización y Glocalización; Modelo de Sustitución de Importaciones, Modelo Exportador y Modelo de Desarrollo Local; Capital Endógeno y Capital Exógeno; Especialización Forestal y Diversificación Productiva; Inclusión y Exclusión; Cooperación y Competencia; Asociatividad e Individualismo; Sociedad civil medianamente organizada y el Estado con el Mercado; Lo tradicional y lo moderno; Lo urbano y lo rural. 5. Análisis de los discursos de los actores del Complejo Forestal e Industrial Nueva Aldea en la Región del Bíobío. 5.1.Narrativa existista de los empresarios forestales El país y la región del BíoBío poseen una aptitud territorial esencialmente forestal que alcanza al 45% de la superficie total del primero y que asegura un potencial significativo de expansión a ambas escalas. El país y la región deben reconocer más explícitamente sus vocaciones forestales y adoptar los proyectos nacionales y regionales del sector como asuntos estratégicos (proyectos-país) El negocio forestal es altamente relevante en la gestión económica de la región, atrae al 70% de las inversiones de capital y se encadena productivamente con una gran cantidad de industrias y servicios, generando un amplio cluster y transformándose en el motor productivo indiscutible, que explica por sí sólo sobre el 30% de la actividad económica de la región. El sector forestal ha implicado un conjunto muy significativo de oportunidades de riqueza para una región que se encontraba históricamente en crisis con posterioridad al fracaso de los planes de industrialización pos sustitución de importaciones y debido a la degradación de sus recursos naturales. Las plantaciones forestales han contribuido a mejorar las condiciones del medio ambiente natural. Participan en primer lugar en la sustracción de carbono atmosférico y con ello, efectivamente de la lucha contra el cambio climático; en segundo lugar, protegen los suelos erosionados y ayudan a su recuperación; han eliminado la presión sobre los bosques nativos y con ello contribuido a su conservación y en la actualidad incorporan áreas y corredores vegetales cubiertos con especies nativas para asegurar la conservación de la biodiversidad y los hábitats de vida silvestre El efecto más significativo desde el punto de vista económico-regional se encuentra en las altas tasas de empleo que ofrece y que alcanzan a 60.000 puestos de trabajo directo en el caso de la región del BíoBío. A ello se deben sumar otros 120.000 empleos indirectos, con lo cual la actividad es la principal fuente laboral regional. La actividad forestal se encuentra en plena transformación productiva, reemplazando las actividades extractivas por industrialización, lo cual significa aumentar considerablemente el valor agregado a la producción. Dentro de las etapas 22 de industrialización, destacan las ventajas de producción de celulosa, así como la fabricación de maderas aserradas, tableros y muebles. La transformación industrial implica cambios en las demandas de calificación de la mano de obra, requiriéndose mayor especialización y aumentando los salarios, especialmente en comparación con los años anteriores. La empresa forestal posee y desarrolla un amplio concepto de responsabilidad social, que abarca desde su contribución al bienestar de la humanidad mediante la sustracción de gases invernadero, hasta la certificación internacional del 70% de sus procesos productivos, para asegurar la no contaminación del ambiente, además de adoptar acuerdos de producción limpia. Las empresas forestales participan de planes específicos de compromisos sociales con las comunidades de las áreas en que se encuentran insertas, incorporando al negocio a pequeños y medianos propietarios de tierras, facilitando la reforestación de las áreas campesinas, y colaborando a la educación mediante la fundación y construcción de escuelas y parques educativos, programas específicos de formación profesional, acciones de pavimentación de calles y mejoramiento de las viviendas y paisajes urbanos de las ciudades en que se instalan, . El esfuerzo desarrollado en forma conjunta por los sectores públicos y privados ha transformado a la industria forestal en una de las actividades de alcance global y estratégico para el país, permitiendo la ubicación del mismo entre los principales productores y exportadores a nivel mundial, así como en nodo de importantes cadenas transnacionales, con inversiones en otros países de la región. Mantener y fortalecer el carácter global de las empresas implica la adopción de permanentes innovaciones en los terrenos productivos, tecnológico y de responsabilidad corporativa ante las sociedades locales. 5.2. Narrativa positiva e interesada del sector público En el caso de la Corporación Nacional Forestal se ha comprendido y desempeñado un rol de colaboración con el sector privado, en virtud del cual se han podido alcanzar los niveles de éxitos reconocidos unánimemente, afirmándose en la premisa de que “el éxito del sector pasa necesariamente por el éxito de los empresarios”. La Comisión Nacional del Medio Ambiente reconoce que la actividad forestal constituye el rubro de especialización productiva más relevante de la región y uno de los pilares de desarrollo del país, lo que requiere una evaluación y planificación del sector de más largo plazo y mayor alcance conceptual y operacional. La ampliación conceptual implica reconocer que la actividad no sólo compromete a los bosques, sino que incluye relaciones con otros componentes de los ecosistemas naturales, tales como los suelos, las aguas y la biodiversidad. Adicionalmente, es necesario incluir en el análisis la gestión de los sistemas ambientales socioeconómicos y culturales de las comunidades que se intervienen. La actividad forestal aporta la especialización regional que se requiere para insertarse en la sociedad global, y además participa de los desafíos de agregar mayor valor agregado a la producción, dado sus efectos sobre el empleo y la pobreza. La actividad requiere mejorar sus relaciones con la sociedad regional y las comunidades locales, incorporando el cuidado del medio ambiente y la responsabilidad social como asuntos principales. Frente a lo primero, debe reconocer su dependencia de la conservación de los recursos naturales y ante la sociedad, la necesidad de actuar transparente e informadamente, contribuyendo a la 23 construcción de confianzas, especialmente ante las comunidades con las cuales convive habitualmente y establece relaciones de vecindad. Entre los desafíos que enfrentan las empresas forestales ante la autoridad ambiental, destacan el incremento en el cumplimiento de las leyes, reglamentos y normativas que existen y que se irán perfeccionando y aumentando; el mejoramiento de la capacidad de fiscalización por parte de los organismos del estado para hacer cumplir los compromisos adquiridos en las evaluaciones de impacto ambiental de los proyectos; la incorporación efectiva de una nueva institucionalidad para la autorregulación de las propias empresas ante las obligaciones adquiridas; que se cumpla efectivamente con las leyes y se realice el mejoramiento de los sistemas de compensación por daños ambientales causados, y un incremento y perfeccionamiento en las estrategias de comunicación e información ante las comunidades y la sociedad, aumentando la transparencia, la construcción de confianzas y las acciones de buena vecindad; que se desarrollen e implementen nuevos instrumentos de gestión ambiental tales como ordenamiento territorial y gestión integrada de cuencas. 5.3. Las preocupaciones cautelosas del sector académico Existe el convencimiento de que se dispone en la actualidad en el país de los conocimientos, modelos, conceptos y tecnologías adecuados para controlar la contaminación ambiental de los procesos productivos, adoptándose las mejores decisiones de acuerdo a la modernización del sector, el tamaño de la industria y los necesarios equilibrios financieros. La mayor preocupación que se observa dice relación con las relaciones entre las empresas, la sociedad nacional y regional y las comunidades locales. En gran medida la negativa percepción de la industria por parte de la sociedad deriva de la instalación de megaproyectos que no han considerado adecuadamente la dimensión social y la manera en que la concentración espacial de las actividades supera la capacidad de carga social de las localidades. La definición de la capacidad de carga social y la investigación de los factores que contribuyen a la negativa percepción de la actividad por parte de las comunidades señala asimetría entre los conocimientos disponibles para enfrentar los procesos industriales y el desconocimiento de las actitudes sociales, siendo necesario proponer la realización de “joint ventures” sociales, que reconozcan el papel activo de las comunidades y que sus actores sean incorporados efectivamente a la cadena de valor de la industria. El análisis del sector forestal ha sido realizado desde el punto de vista científico de una forma reduccionista, lo que ha impedido comprender las interacciones entre sus actividades, los medios receptores naturales y las relaciones sociales. No se han realizado análisis que den cuenta del desarrollo del sector como sistemas complejos. Es necesario proponer la realización de estudios que comprendan la totalidad del territorio afectado por las instalaciones forestales, por ejemplo a escala de cuenca, y que consideren en el análisis no sólo los impactos lineales e inmediatos sino que los efectos acumulativos en el tiempo y el espacio. Existen numerosas interrogantes científicas que resolver, tales como los impactos precisos de la contaminación de las aguas sobre el comportamiento de las comunidades biológicas, las relaciones entre los procesos ocurridos aguas arriba de las cuencas y las áreas marinas contiguas, los impactos de los cambios globales del 24 ambiente sobre los componentes locales o los efectos de la contaminación ambiental sobre la salud y la epidemiología de las poblaciones humanas. En necesario introducir sistemas de evaluación ambiental complementarios a la evaluación de impacto ambiental de los proyectos individuales, relacionando las actividades forestales con la anticipación de los impactos acumulativos mediante la implementación de la Evaluación Ambiental Estratégica, la relación específica del desarrollo forestal con el desarrollo regional de carácter socio-económico y cultural mediante su asociación con las Estrategias de Desarrollo Regional y la preparación de planes de ordenamiento territorial que aseguren con anticipación la factibilidad de desarrollar nuevos proyectos, incluyendo la selección de su mejor ubicación en términos de los beneficios propios de la actividad como también de su compatibilización con las restantes actividades productivas. Respecto al desarrollo territorial del sector forestal, resulta evidente la carencia de instrumentos específicos, puesto que los planes reguladores comunales no incluyen sus áreas de localización, o los incluyen superficialmente a través de instrumentos de carácter indicativo como los planes regionales de desarrollo urbano. El análisis territorial no está dando cuenta de la complejidad de sus impactos sobre la generación de polos de desarrollo interiores (distintos a los tradicionales polos costeros), crecimiento de las ciudades y las infraestructuras y generación de nuevas redes de articulación espacial entre las áreas urbanas y rurales. Han surgido nuevas estructuras urbano-regionales que implican cambios en las jerarquías y funciones urbanas y en el poder y capacidad de articulación espacial de diferentes actores territoriales. Los cambios en el espacio socio-económico están significando perturbaciones de los sistemas culturales, incluyendo modificaciones en los patrones de identidad cultural y afectando severamente los elementos de arraigo al territorio local, representado por los sistemas de prácticas productivas, usos del suelo y sistema de valores de naturaleza local y tradicional. Han cambiado los paisajes naturales y socio-culturales y no se aprecia una evaluación de dichos procesos como tampoco una vinculación efectiva de las actividades forestales con otros componentes del desarrollo territorial tales como la producción y conservación de patrimonios, generación de viviendas típicas que representen la especialización productiva, imágenes urbanas que representen corporativamente a la actividad, vinculación con otras actividades rurales tales como el turismo y la recreación. 5.4. Las contradicciones y sutilezas en los discursos de los representantes municipales Los representantes de comunas en cuyos territorios municipales las empresas forestales han estado presente por un largo período, manifestaron una amplia y profunda convicción favorable sobre el desempeño de las industrias, diferenciando “un antes y un después” a la instalación de las plantas de celulosa, e identificando al primer período con el atraso y la postergación y al más reciente con el progreso y el desarrollo. Entre los aspectos positivos mencionaron a la responsabilidad social de las empresas forestales manifestadas en la disponibilidad de puestos de trabajo- en especial en las etapas de construcción-, las inversiones en mejoramiento de calles, viviendas y espacios públicos, la generación de eslabonamientos productivos con pequeños empresarios locales, tales como los abastecedores de alimentos y ropa de trabajo, y, esencialmente, los aportes al mejoramiento de la educación. 25 Entre los aportes a la educación mencionaron la instalación de escuelas de alto prestigio y excelencia académica, abiertas a la totalidad de los escolares, la capacitación de profesores y el establecimiento de opciones educacionales técnicoprofesionales, además de aportes en equipamiento educacional. Igualmente se destacó la importancia de los mejoramientos urbanos sobre el desarrollo de actividades complementarias como el turismo, en la medida que los nuevos equipamientos e infraestructuras, así como los parques ambientales, los patrimonios industriales y la instalación de nuevos servicios y comercios, aumentaban la atractibilidad de los eventuales recursos naturales de que disponen. Las comunas asociadas al Valle del Itata, que están siendo directamente afectadas por las instalaciones del Complejo Industrial Forestal, fueron más enfáticas en la división entre un “antes y un después”, afirmando que se encuentran aún viviendo la primeras de estas etapas. El antes lo caracterizan con el desarrollo forestal que se ha llevado a cabo en sus territorios comunales por los últimos 30-40 años y que se ha traducido en niveles de pobreza que alcanzan al 35% de las poblaciones locales. El cuadro esencialmente negativo, lo relacionan con una visión egoísta y ausente de la empresa, que ha resultado en emigración de las poblaciones rurales y desaparecimiento de comunidades, erosión del patrimonio cultural, deterioro de los recursos naturales y contaminación ambiental. No ha habido, a juicio de estos actores, una comprensión cabal del fenómeno de transformaciones territoriales asociadas al sector forestal, entre otras razones por la falta de interlocutores válidos, lo que ha repercutido en la carencia de visiones de futuro y un generalizado rechazo por parte de las comunidades que representan. El diseño de un después depende en consecuencia de una nueva institucionalidad que se plantee como objetivo el desarrollo sustentable del territorio y no de los proyectos específicos únicamente, que fomente y practique la asociación entre actores y que se fundamente en un proceso de responsabilidad social de la empresa, que no debiera confundirse con filantropía empresarial ni paternalismos. Las comunidades locales deberían formar parte de los encadenamientos productivos de la actividad forestal industrial, aportando insumos en términos de productos y recibiendo los correspondientes beneficios económicos y sociales. La “alfombra verde” es una definición de mesa de diálogo que convoca a los actores empresariales y locales para diseñar acciones conjuntas y participativas. Las nuevas formas de tratamiento del desarrollo local y territorial implican un cambio en el paradigma actual caracterizado por la exclusión y postergación de los intereses locales en beneficio de los intereses de los actores externos y de las empresas. El nuevo paradigma plantea relaciones de poder más simétricas entre los actores territoriales y un relevante respeto por los símbolos componentes de la identidad cultural local de las alternativas de desarrollo. 6. Conclusiones El desarrollo rural se ha transformado en un complejo problema en América Latina debido al impacto de la globalización en la generación de dos sectores completamente diferentes ante las perspectivas de desarrollo. Por un lado, los modernos empresarios nacionales y extranjeros destinados a producir para el mercado global e interesados en el control de los recursos críticos tales como el espacio y los componentes naturales y ecológicos. Por otro lado, los sectores excluidos de la globalización, propietarios de pequeños predios y empresas, especialmente orientados a atender las necesidades de los mercados domésticos. A esta dicotomía general, se debe adicionar la complejidad de 26 los impactos causados por la instalación de megaproyectos, cuya magnitud perturba la totalidad de las estructuras y funciones de los territorios. Los niveles de desarrollo endógeno son igualmente distintos en uno u otro caso. Los megaproyectos de inversión no benefician a los lugares ni a las comunidades locales en forma significativa debido a que las inversiones son en maquinaria y equipos de procedencia extranjera o foránea a los lugares, la mano de obra es especializada y proviene de los grandes centros urbanos y las utilidades y beneficios son repatriados e invertidos en lugares distintos a los que los producen. Paradójicamente, resultan ser más valiosos para los fines del desarrollo local, los emprendimientos relacionados con los pequeños propietarios y empresarios no sólo porque retienen sus beneficios en los lugares, sino porque además generan clusters que dinamizan las economías pobres. El turismo rural, carente de apoyo estatal significativo, depende en gran medida de su inserción en las cadenas de valor de las comunidades locales, las que han generado en el caso de Chile, incipientes circuitos y encadenamientos con las actividades agrícolas tradicionales, como es el caso de la vitivinicultura. El análisis de los sistemas dinámicos complejos a través de los anclajes generados entre los capitales invertidos, los actores sociales y los conocimientos a través de los discursos, abre nuevas perspectivas conceptuales que permitan superar los inconvenientes del reduccionismo en los enfoques científicos, el sectorialismo en las prácticas productivas de las esferas económicas y el centralismo político en la adopción de decisiones locales. Es evidente que se deben establecer nuevas instituciones y procedimientos que reconozcan la validez de las organizaciones, valores y culturas locales, como complemento necesario e irrenunciable a los planos globales que hasta ahora han predominado en los discursos. El análisis de los discursos generales y de las narrativas particulares permite avanzar en la identificación de significativos acuerdos y desacuerdos entre los diferentes actores o campos sociales que están interviniendo en las discusiones gatilladas por la localización de complejos industriales de magnitud creciente en lugares hasta ahora comandados por intereses locales y endógenos. El turismo rural surge como una alternativa que facilitaría la territorialización de los campos globales y podría beneficiar a los actores de los diferentes campos sociales. En efecto, el turismo asociado a las estrategias de marketing de las grandes empresas vitivinícolas y forestales no debiera excluir la participación de los pequeños productores, artesanos y proveedores de bienes y servicios para los flujos que se pudieran establecer concertadamente entre el conjunto de los actores. Los planes de financiamiento y apoyo público así como las iniciativas público-privadas deberían conformar planes y programas de desarrollo estratégicos destinados a aumentar la complementariedad territorial de los diversos proyectos. Los planes locales de desarrollo turístico necesitan de la contribución no sólo de los actores que colisionan en el espacio, sino que también de los habitantes urbanos de las ciudades cercanas y lejanas. El problema es esencialmente institucional en la medida que no se observan organismos y reglamentaciones destinadas especialmente a estos fines. Entre los conceptos más empleados se encuentra el observar y analizar al desarrollo territorial como un sistema complejo en sus aspectos naturales y socio-económicos y no insistir en la reducción de los análisis y los problemas a asuntos meramente técnicos y circunscritos a la operación de las industrias y sus tecnologías. Los desafíos planteados 27 por el funcionamiento de las empresas vitivinícolas y forestales deben ser analizados respecto a las transformaciones que producen en los sistemas territoriales, conformados por componentes físicos, químicos y biológicos, comandados por directrices biogeofísicas y por componentes socio-económicos-culturales, comandados por intereses sectoriales y contradictorios. Parte de esas contradicciones se relacionan a la no necesaria integración de los actores, objetivos e instituciones de escala global, regional y local. La planificación integrada de las cuencas, los planes de ordenamiento territorial y la evaluación ambiental estratégica destacan entre los instrumentos institucionales que están resultando necesarios para anticipar la localización de los proyectos, predecir los impactos acumulativos en el espacio y en el tiempo, y desarrollar perspectivas multisectoriales de actividades que por su importancia, crecimiento y alcance estratégico, van configurando escenarios complejos de desarrollo regional y local, que no pueden ser absorbidos por visiones parciales y puntuales o por instrumentos tales como la evaluación de impactos ambientales de proyectos. Existe una concordancia muy amplia entre los diferentes actores sobre la necesidad imprescindible de incluir a las comunidades locales y regionales en las diversas fases de desarrollo del sector. Sin embargo, es evidente que no es posible reconocer avances conceptuales significativos sobre el reconocimiento de los campos sociales, las redes que los conforman, sus diferentes escalas de actuación y por ello, sobre las acciones específicas y conjuntas que habría que implementar. Más allá de la información que se espera poner a disposición de las comunidades por parte de la empresas, y por sobre las estrategias comunicaciones que éstas adopten, es evidente que los intereses de las comunidades implican una real y efectiva participación en los procesos de tomas de decisiones de los asuntos que afectan directa e indirectamente sus intereses de permanencia y desarrollo en el territorio. Esto último genera un desafiante escenario institucional, puesto que la participación de las comunidades en la elaboración, planificación e implementación de planes, programas y proyectos de desarrollo, no existe en el país en la actualidad, por lo que se carece de los arreglos institucionales que lo permitan. Los desafíos actuales llaman al diseño de organizaciones e instituciones específicamente dedicadas a dirigir, planificar, implementar y coordinar acciones de desarrollo local, incluyendo las inversiones correspondientes y asegurando la representación de los actores en la toma de decisiones. Ello plantea la necesidad de abrir la discusión más allá de los sectores forestal y vitivinícola, puesto que en la formulación e implementación de planes de desarrollo local y regional corresponde la participación de otros sectores igualmente relevantes del quehacer económico, social y ambiental, así como un conocimiento detallado de las políticas públicas. 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