Reflexiones sobre diez problemas de Filosofía de la Historia

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Reflexiones sobre diez problemas de Filosofía de la Historia
Moisés Alberto Saldaña Martínez
Colegio de Historia y Estudios de Humanidades
Facultad de Filosofía y Letras/UANL
Cuando se aborda al pasado como objeto de estudio a través de la Historia
siempre se parte de diversos presupuestos, generalmente implícitos, sobre
dicho objeto de estudio. En ocasiones, el investigador o docente de Historia no
es plenamente conciente de las nociones ontológicas o epistemológicas que
subyacen en su abordaje del pasado. Se trata de posiciones filosóficas, no
verificables, extracientíficas y muchas veces especulativas, pero que es
prácticamente imposible omitir. Incluso si se pretende negar a dichas nociones,
se incurre en alguna de ellas; como afirmaba Aristóteles: “¿Hay que filosofar?
Filosofemos […] ¿No hay que filosofar? Filosofemos”1.
Expuesto lo anterior, se pone de relieve la importancia de la reflexión
filosófica sobre el pasado y el estudio de ésta disciplina. Por Filosofía de la
Historia se puede entender a una filosofía especulativa del acontecer, a la
reflexión sobre el sentido (si lo hay), motor, inteligibilidad y significado del
devenir histórico en su totalidad. De igual modo, la fundamentación
epistemológica del conocimiento histórico se deriva de una posición filosófica
específica.
Partiendo de esta conceptualización, en el presente trabajo se
esbozarán algunas de las soluciones o posturas planteadas ante diez
problemas de Filosofía de la Historia, mismos que subyacen siempre como
orientación de base en todos los estudios históricos. Dichos problemas y sus
respectivas soluciones son los siguientes: 1) sentido de la Historia
(teleologismo o mecanicismo), 2) ordinabilidad de los hechos (orden o caos), 3)
dirección de la Historia (progreso o degradación), 4) impulso del devenir (motor
o azar), 5) categorización del pasado (universalismo o particularismo), 6)
acción humana (libertad o determinismo), 7) sujetos de la Historia (colectivos o
individuales), 8) temporalidad (sagrada o profana, cíclica o lineal), 9) verdad
1
Citado por Fatone, Vicente (1969). Lógica e introducción a la Filosofía. Buenos Aires:
Kapelusz; p. 254.
histórica (objetivismo o relativismo) y 10) valoración (neutralidad axiológica o
juicio moral).
1) Sentido de la Historia
El primer problema que se abordará es el del sentido de la Historia. Dicha
cuestión se puede formular bajo los siguientes términos: ¿existe una
orientación, dirección, sentido o propósito de los cambios históricos, cósmicos y
humanos? Es decir: ¿la Historia se encauza hacia algún rumbo o sencillamente
es una sucesión de hechos circunstanciales? Ante este problema se pueden
adoptar, cuando menos, dos grandes posiciones antagónicas; a saber:
a. Desde el Teleologismo se considera que el devenir histórico está
orientado hacia una finalidad inteligible, establecida por ley
natural o por voluntad sobrenatural. Siguiendo esta perspectiva,
todos los hechos son necesarios (inevitables) y no existe el azar,
lo fortuito o la incertidumbre, sino la aportación de cada
acontecimiento a un proceso global metahistórico2. Por ejemplo,
Kant afirmaba que
Se puede considerar la Historia de la especie humana en su
conjunto como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza,
para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta,
y, con este fin, también exteriormente, como el único estado en que
aquella puede desenvolver plenamente todas las disposiciones de la
humanidad3.
b. Para el Mecanicismo el acontecer histórico obedece a la ley
causal natural, es decir, los hechos se suceden entre sí
vinculándose únicamente mediante la causalidad. Según esta
postura, todos los acontecimientos son contingentes (pudieron no
ser o ser de otro modo) y existe el azar (la incertidumbre, la
impredictibilidad o el carácter no inteligible del rumbo que siguen
los acontecimientos), pues no hay un orden preestablecido para
2
Cf. García Tuduri, Mercedes y Rosaura (1984). Introducción a la Filosofía. México: Compañía
General de Ediciones; pp. 115-116.
3 Kant, Emmanuel (1979). Filosofía de la Historia. México: Fondo de Cultura Económica; p. 57.
el curso del devenir 4 . Al respecto, el filósofo británico Bertrand
Russell afirmaba que “La Historia del mundo es la suma de
aquello que hubiera sido evitable”5.
2) Ordinabilidad de los hechos
El segundo problema que se analizará es el de la posibilidad de asignar o
reconocer un orden inherente en los hechos históricos. Esta reflexión se
fundamenta en la siguiente pregunta: ¿los acontecimientos históricos
poseen un orden intrínseco o su ordenamiento es sólo una construcción del
sujeto? Al respecto, se pueden adoptar al menos las dos posiciones que
enseguida se enuncian:
a. Se puede afirmar que existe un Orden inherente (armonía,
ordenamiento e inteligibilidad) en el conjunto de los hechos
históricos. Se plantea que los acontecimientos humanos se
vinculan de forma articulada tal como ocurre con todos los demás
sucesos del universo. Así, se presupone que el pasado es
racional y plenamente cognoscible; sólo basta con descubrir su
propio orden.
b. Puede creerse en el carácter Caótico (desordenado) de los
hechos pasados, los cuales se manifiestan como dispersos y
desvinculados. Desde esta perspectiva, no hay un sentido
inherente en los acontecimientos, sino que éstos pueden de
hecho ser absurdos e incomprensibles, imposibles de ajustar en
un orden coherente y racional. Por ejemplo, en relación con esta
noción, el historiador francés François Guizot afirmaba que “Nada
falsifica más a la historia que la lógica”6.
4
Cf. García Tuduri, M. y R. (1984). Op. cit.; pp. 114-115.
Citado en Frasespedia. Frases y citas. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://www.frasespedia.com/frases-de-historia-de-bertrand-russell/
6 Citado por Szasz, Ferenc M. Quotations about History; p. 5. [En línea; consultado el 14 de
abril de 2013]. URL: http://www.williamcronon.net/handouts/szasz_history_quotations.pdf
5
3) Dirección de la Historia
El tercer problema se puede enunciar bajo la pregunta: si existe una
orientación general en los hechos históricos, ¿implica esa tendencia un
mejoramiento o una degradación? Con respecto a esta problemática, se
pueden adoptar dos grandes posiciones; a saber:
a. Cuando se afirma la existencia del Progreso, se plantea que los
cambios históricos en su conjunto se orientan hacia un
mejoramiento constante en todos los ámbitos de la realidad
natural y humana. Así, el filósofo Herbert Spencer afirmaba que
“El progreso no es un accidente, es una necesidad, una parte de
la naturaleza”7, mientras que Hegel sostenía que “La Historia es
un conjunto de fases, de épocas históricas concretas, que se van
sucediendo
dialécticamente
en
un
progresivo
avance
de
realización de la idea de la libertad a través del Estado”8.
b. Se puede creer que la tendencia es una Degradación, al
sostener que el devenir se encamina hacia una degeneración o
declive en el mundo natural y social; desde esta posición, todo es
cada vez peor. Cicerón, por ejemplo, añoraba los tiempos
7
Citado por Harris, Marvin (2008). El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las
teorías de la cultura. Madrid: Siglo XXI; p. 107. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013].
URL:
http://books.google.com.mx/books?id=INDC87ibTOkC&pg=PA107&lpg=PA107&dq=El+progres
o+no+es+un+accidente,+es+una+necesidad,+una+parte+de+la+naturaleza+spencer&source=b
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te%20de%20la%20naturaleza%20spencer&f=false
8 Citado por Chávez Calderón, Pedro (2004). Historia de las doctrinas filosóficas. México:
Pearson; p. 158. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://books.google.com.mx/books?id=wRk237tfPG4C&pg=PA158&lpg=PA158&dq=La+Historia
+es+un+conjunto+de+fases,+de+%C3%A9pocas+hist%C3%B3ricas+concretas,+que+se+van+
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pasados al exclamar: “O tempora! O mores!” 9 . Por su parte,
Nietzsche apuntaba que
La humanidad no representa un desarrollo entre los mejores hacia
algo más fuerte, más elevado, como se piensa actualmente. El
progreso es sólo una idea moderna, es decir, una idea falsa. En su
valor el europeo de hoy queda muy atrás comparado con el europeo
del Renacimiento. Desenvolverse no significa en absoluto elevarse
necesariamente, sobrepasarse, fortificarse10.
4) Impulso del devenir
El problema del impulso del devenir puede enunciarse en los siguientes
términos: ¿existe un mecanismo que rija todos los cambios en el mundo y
los encauce en algún sentido, o simplemente los acontecimientos se
suceden circunstancialmente? Ante este problema, se pueden plantear dos
nociones:
a. La idea de que existe un Motor, un mecanismo inteligible que
genera los cambios históricos (Dios, la lucha, la armonía natural).
Desde esta postura todos los acontecimientos obedecen a una
lógica que genera su transformación. Por ejemplo, Hegel afirmaba
que “La historia del mundo no es otra que la del progreso de la
conciencia de la libertad”11.
b. Puede sostenerse que lo que rige los cambios es el Azar (lo
fortuito, la incertidumbre), es decir, que los hechos históricos
simplemente ocurren por el paso del tiempo; no hay un motor
específico que impulse sus cambios en algún sentido; así, todos
los hechos son fortuitos, circunstanciales y sólo producto de su
9
Cicerón. Primera Catilinaria. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://www.thelatinlibrary.com/cicero/cat1.shtml
10 Nietzsche, Friedrich (1999). El Anticristo. Ensayo de una crítica del Cristianismo. Ed.
elapeh.com; pp. 12-13. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://www.seminariodefilosofiadelderecho.com/BIBLIOTECA/N/anticristo.pdf
11 Citado por Aguiló Bonet, Antoni Jesús (2010). “Hacia una nueva Filosofía de la Historia. Una
revisión crítica de la idea de progreso a la luz de la epistemología del Sur”, en Aposta. Revista
de Ciencias Sociales. Nº 47, Octubre, Noviembre y Diciembre; p. 10. [En línea; consultado el
14 de abril de 2013]. URL: http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/ajbonet2.pdf
causa inmediata. Al respecto, Nietzsche señalaba que “Aquí y allá
hay alguien que se entretiene con nosotros, el amable azar. En
ocasiones nos lleva de la mano y la más sabia Providencia no
podría imaginar música más bella que la que entonces arranca
nuestra loca mano”12.
5) Categorización del pasado
Este problema apunta hacia un debate epistemológico muy antiguo: la
validez de los conceptos universales o generales. La cuestión puede
expresarse en términos de la siguiente pregunta: ¿cuán válido es recurrir
a categorías generales para agrupar o clasificar hechos históricos, por sí
mismos particulares, únicos e irrepetibles? Como en los demás casos,
existen cuando menos dos posiciones ante este problema:
a. El Universalismo que consiste en afirmar que los hechos
históricos son agrupables en categorías generales significativas.
De igual modo, puede creerse que existen leyes del desarrollo
histórico y conceptos universales para la clasificación de los
hechos. Uno de los fundamentos de esta noción es el principio
aristotélico que afirma que “no hay ciencia de lo particular como
particular”13.
b. El
Particularismo
es
la
posición
según
la
cual
todo
acontecimiento histórico fue absolutamente individual, ubicado en
su espacialidad y temporalidad. Por lo tanto, no son válidas las
categorías generales para clasificar hechos, pues éstos fueron
concretos e irrepetibles; la historia es un saber sui generis que se
12
Nietzsche, Friedrich (2002). La Gaya ciencia. México: Editores Mexicanos Unidos; p. 205.
Citado por Caso, Antonio (1999). “El concepto de la Historia universal”, en Álvaro Matute.
Pensamiento historiográfico mexicano del siglo XX. La desintegración del Positivismo (19111935). México: Fondo de Cultura Económica / Universidad Nacional Autónoma de México; pp.
115-169.
13
ocupa sólo de lo particular14. Paul Valéry afirmaba al respecto que
“La historia es la ciencia de lo que nunca sucede dos veces”15.
6) Acción humana
Este problema radica en el antiguo debate filosófico sobre el fundamento
de las acciones humanas; a saber: ¿el ser humano es un agente libre de
la Historia o es un actor determinado por las circunstancias, por causas o
por algún otro factor irresistible? En otras palabras: ¿el ser humano se
autodetermina o es determinado? Al respecto, pueden adoptarse cuando
menos dos posiciones antagónicas:
a. Se puede sostener la Libertad, afirmando que el ser humano
posee libre albedrío, en un marco de posibilidades, que elige en
función
de
motivaciones
y
recibe
influencias
de
las
circunstancias16. El hombre es un agente social activo, que traza
el curso del devenir según sus decisiones. La libertad puede
concebirse al menos como: don divino, postulado de la moral,
autodeterminación, estructura existencial, conocimiento suficiente
y presupuesto 17 . Maquiavelo, en defensa del libre albedrío,
escribió: “Acepto por cierto que la fortuna sea juez de la mitad de
nuestras acciones, pero que nos deja gobernar la otra mitad, o
poco menos”18.
b. Según el Determinismo, dado que el hombre es sólo una parte
más de la naturaleza, obedece como toda ésta a causas
necesarias y forzosas que determinan la acción humana en un
sentido específico. El ser humano es un actor social, que
14
Cf. Idem.
Citado en Mundocitas. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://www.mundocitas.com/buscador/Historia/2
16 Cf. Léonard, André (1997). El fundamento de la moral. Ensayo de ética filosófica general.
Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos; pp. 17-54.
17 Cf. Honer, Stanley M. y Thomas C. Hunt (1990). Invitación a la Filosofía. México: Diana; pp.
45-66.
18 Citado por Bobbio, Norberto (2002). La teoria de las formas de gobierno en la historia del
pensamiento político. México: Fondo de Cultura Económica; p. 70.
15
presenta una conducta condicionada por factores genéticos,
ambientales
o
socioculturales,
entre
otros.
Si
el
factor
determinante es trascendente, se habla de predestinación,
fatalismo o destino 19 . Una de las más famosas afirmaciones
deterministas es con la que Marx inició El Dieciocho Brumario de
Luis Bonaparte:
Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre
arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo
aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que
existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas
las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de
los vivos20.
7) Sujetos de la historia
El séptimo problema se deriva del problema sobre la universalidad y
particularidad, referido específicamente a los sujetos históricos. Esta
reflexión se puede fundamentar en la pregunta: ¿los agentes históricos
son los individuos o los grupos? Y, derivado de lo anterior: ¿cuáles son los
sujetos que debe estudiar el historiador: personas o colectividades? Las
dos posiciones ante este problema son las siguientes:
a. Se puede plantear que los sujetos son Colectivos, que la Historia
la forjan los grupos (clases sociales, instituciones, naciones,
Estados, etnias, civilizaciones, culturas, la humanidad en su
totalidad, etc.) y los cambios se manifiestan en procesos de largo
plazo (procesos, estructuras, mentalidades, entre otros).
b. Pueden destacarse los sujetos Individuales al sostener que el
devenir histórico lo encauzan las personas concretas, los grandes
hombres, las personalidades destacadas, que inciden sobre los
demás miembros de la sociedad, debido a su posición de poder,
carisma,
19
prestigio,
conocimiento
o
heroísmo,
entre
otras
Cf. Honer, S. M. y T. C. Hunt (1990). Op. Cit.; pp. 45-66.
Marx, Karl (2004). “El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”, en Páginas escogidas.
México: Grupo Editorial Tomo; p. 155.
20
cualidades. Al respecto, el filósofo Karl Popper afirmaba que “No
existe una historia de la humanidad, sólo hay un indefinido
número de historias de todo tipo sobre aspectos de la vida
humana” 21 . Asimismo, el historiador Thomas Carlyle apuntaba
que “La historia es la esencia de innumerables biografías”22.
8) Temporalidad
El tiempo es una de las variables históricas que otorgan precisión y
especificidad al estudio del acontecer; no obstante, existen cuando menos
cuatro formas de concebir a la temporalidad, como se expone a
continuación:
a. Tiempo sagrado: es pancrónico y anacrónico a la vez;
extrahistórico, ubicado in illo tempore; propio de las narraciones
míticas. Se vincula con lo eterno, lo permanente y lo trascendente.
Es heterogéneo (tiempo fasto y nefasto, por ejemplo)23.
b. Tiempo profano: es en el que transcurren los hechos cotidianos
de la humanidad; es el devenir mismo en que se despliegan los
acontecimientos
históricos.
Es
naturalista,
inmanente
y
homogéneo. Objetivamente, es una propiedad del universo
material, dada por el movimiento; subjetivamente, la percepción
humana sobre él puede diferir24.
Citado por Güemes, César (2002). “Karl Popper se manifiesta en su obra como escéptico
pertinaz”, en La Jornada. Domingo 28 de julio. [En línea; consultado el 15 de abril de 2013].
URL: http://www.jornada.unam.mx/2002/07/28/05an1cul.php?origen=cultura.html
22 Citado por Suárez, Ada (1988). El género biográfico en la obra de Eugenio D’Ors. Barcelona:
Anthropos Editorial del Hombre; p. 215. [En línea; consultado el 15 de abril de 2013]. URL:
http://books.google.com.mx/books?id=t_tOszniQ8C&pg=PA215&lpg=PA215&dq=carlyle+La+historia+es+la+esencia+de+innumerables+biogra
f%C3%ADas&source=bl&ots=2LsUQNCY2X&sig=6lnUlPs12hEkZUGpKd9Doktxf7Q&hl=es419&sa=X&ei=C2hsUYfpBTW2AWL7oGIDQ&ved=0CEwQ6AEwBg#v=onepage&q=carlyle%20La%20historia%20es%20la
%20esencia%20de%20innumerables%20biograf%C3%ADas&f=false
23 Cf. Eliade, Mircea (2004). Tratado de historia de las religiones. México: Era; p. 346-365.
24 Cf. Idem.
21
c. Tiempo cíclico: implica el eterno retorno a lo pasado, la
repetición incesante de lo ya acontecido; su esquema es el
círculo; puede ser sagrado (eras prehispánicas, calendarios
litúrgicos y rituales) o profano (ciclo de regímenes políticos, de las
estaciones y etapas agrícolas, de las culturas o civilizaciones).
Fray Bernardino de Sahagún en su Historia general de las cosas
de la Nueva España, apuntó el siguiente proverbio prehispánico
que refleja la antigua noción del tiempo cíclico:
Otra vez será así, otra vez así estarán las cosas, en algún tiempo, en
algún lugar. Lo que se hacía hace mucho tiempo y ya no se hace, otra
vez se hará, otra vez así será, como fue en lejanos tiempos: ellos, los
que ahora viven, otra vez vivirán, serán25.
d. Tiempo lineal: consiste en la noción del devenir como constante
cambio y novedad; los hechos jamás se repiten, sino que siempre
son distintos; su modelo es la línea recta (vertical ascendente u
horizontal de izquierda a derecha). Puede ser sagrado (tiempo
cristiano) o profano (noción científica moderna: flecha del tiempo;
irreversibilidad del tiempo)26.
9) Verdad histórica
Este es un problema epistemológico fundamental en todas las ciencias,
pero de manera particular en la Historia, por las particularidades del objeto
de estudio (el pasado, ya inexistente). Esta cuestión puede enunciarse en
los siguientes términos: ¿es posible desarrollar un conocimiento histórico
objetivo o siempre es una construcción del sujeto? Al respecto, existen
dos posiciones polarizadas (entre las cuales, no obstante, existen puntos
conciliatorios y combinaciones) que son las siguientes:
25
SAHAGÚN, Bernardino de (1992). Historia General de las Cosas de la Nueva España.
México: Porrúa; p. 764.
26 Cf. Rago A., Héctor. Reflexiones temporales del tiempo del mito al tiempo matemático. [En
línea;
consultado
el
15
de
abril
de
2013].
URL:
http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/16772/1/reflextemporales.pdf
a. Objetivismo, el cual considera que es posible acceder a un
conocimiento verdadero sobre el pasado. Algunas de las posturas
que sostienen la cientificidad de la Historia defienden esta
posibilidad
(positivismo,
historia
diplomática,
materialismo
histórico, etc.). En concordancia con esta perspectiva, el
historiador alemán Leopold von Ranke afirmaba: “solamente
quiero mostrar lo que realmente ha sucedido”27.
b. Relativismo, que concibe al saber histórico siempre como una
interpretación, pues el sujeto reconstruye los hechos, pero su
sentido original (si acaso existió sólo uno) no permanece
incólume, sino que se modifica por una asignación de significado.
El conocimiento histórico sólo es válido, mas no verdadero28.
10) Valoración
El décimo y último problema que se plantea en este ensayo es el de la
validez o invalidez de incorporar juicios de valor en el conocimiento
histórico. Esta problemática se fundamenta en las preguntas: ¿es válido
juzgar moralmente al pasado? Y si es así, ¿con qué criterios o valores
deberá juzgarse? En torno a este dilema existen dos posiciones
antagónicas:
a. Neutralidad axiológica, al sostener que los hechos pasados no
deben ser juzgados moralmente. Existen varias justificaciones
para esta posición: que la moral es extracientífica, que el pasado
per se es amoral, que es imposible juzgar sin incurrir en
anacronismos, etc29.
27
Citado por Florescano, Enrique (2002). Historia de las historias de la nación mexicana.
México: Taurus; p. 432.
28 Cf. Rodríguez Corral, Javier (2007). “Postmodernismo o relativismo metáfisico en la filosofía
de la historia”, en Memoria y Civilización. Núm. 10. Servicio de Publicaciones de la Universidad
de Navarra; pp. 93-114. [En línea; consultado el 15 de abril de 2013]. URL:
http://dspace.unav.es/dspace/bitstream/10171/17761/1/35236184.pdf
29 Cf. Matute, Álvaro (1974). La teoría de la Historia en México (1940-1973). México:
SepSetentas; pp. 7-28.
b. Juicio moral, al admitir que todos los hechos humanos tienen y
han tenido carga moral, y todos los hombres realizamos
valoraciones axiológicas, con mayor razón al tratarse de otros
humanos. El juicio moral subyace en la interpretación histórica; el
dilema es con qué valores juzgar (¿los de la época pasada?, ¿los
de la época actual?, ¿es posible juzgar realmente a partir de los
valores y criterios de otra época?, ¿en qué medida se tergiversa
la interpretación de los hechos si se juzga al pasado con valores
actuales?)30.
Consideraciones finales
La intención del presente ensayo ha sido invitar a la reflexión en torno a
algunos de los problemas filosóficos básicos que subyacen en la interpretación
histórica, pero que no suelen hacerse explícitos ni fundamentarse o definirse
con precisión. Más allá de modas intelectuales, el historiador (investigador,
docente, estudiante, aficionado, etc.), puede y debe adoptar una posición ontoepistemológica, sustentándose en argumentos.
Si bien es cierto que las perspectivas polarizadas pueden sesgar los
estudios históricos (tanto la visión radicalmente particularista-empirista, como la
marcadamente universalista-holística), ello no significa que la Historia pueda
renunciar a la reflexión filosófica, pues ésta proporciona las categorías y
fundamentos interpretativos esenciales para el abordaje del pasado.
Fuentes
Aguiló Bonet, Antoni Jesús (2010). “Hacia una nueva Filosofía de la Historia.
Una revisión crítica de la idea de progreso a la luz de la epistemología
del Sur”, en Aposta. Revista de Ciencias Sociales. Nº 47, Octubre,
Noviembre y Diciembre; p. 10. [En línea; consultado el 14 de abril de
2013].
URL:
http://www.apostadigital.com/revistav3/hemeroteca/ajbonet2.pdf
Bobbio, Norberto (2002). La teoria de las formas de gobierno en la historia del
pensamiento político. México: Fondo de Cultura Económica.
30
Cf. Idem.
Caso, Antonio (1999). “El concepto de la Historia universal”, en Álvaro Matute.
Pensamiento historiográfico mexicano del siglo XX. La desintegración
del Positivismo (1911-1935). México: Fondo de Cultura Económica /
Universidad Nacional Autónoma de México.
Cicerón. Primera Catilinaria. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://www.thelatinlibrary.com/cicero/cat1.shtml
Chávez Calderón, Pedro (2004). Historia de las doctrinas filosóficas. México:
Pearson; p. 158. [En línea; consultado el 14 de abril de 2013]. URL:
http://books.google.com.mx/books?id=wRk237tfPG4C&pg=PA158&lpg
=PA158&dq=La+Historia+es+un+conjunto+de+fases,+de+%C3%A9po
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de%20la%20libertad%20a%20trav%C3%A9s%20del%20Estado&f=fal
se
Eliade, Mircea (2004). Tratado de historia de las religiones. México: Era.
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García Tuduri, Mercedes y Rosaura (1984). Introducción a la Filosofía. México:
Compañía General de Ediciones.
Güemes, César (2002). “Karl Popper se manifiesta en su obra como escéptico
pertinaz”, en La Jornada. Domingo 28 de julio. [En línea; consultado el
15
de
abril
de
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