QUE PODEMOS APRENDER DE LOS TUBURONES

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QUE PODEMOS APRENDER DE LOS
TUBURONES
Lecciones a partir del debate en torno a la autorización para la
exportación de aletas de tiburón en el Ecuador
Teodoro Bustamante Ponce
Profesor Programa de estudios Socio-ambientales
Flacso sede Ecuador
QUE PODEMOS APRENDER DE LOS TIBURONES
La emisión de un decreto (el número 486) que entre otras cosas autoriza la comercialización de
los tiburones capturados incidentalmente desencadenó una serie de reacciones y sentimientos,
en los cuales el problema ecológico se mezcló con sentimientos políticos, hasta el punto de que
el gobierno utilizó dos cadenas nacionales para referirse al tema. A continuación presentamos
un punto de vista que puede ser útil para entender que es lo que esta detrás de estos
acontecimientos.
Quiénes son los tiburones.
Tiburón, es una denominación para un grupo de organismos que conjuntamente con las Rayas y
Quimeras, se diferencian de todos los otros peces. Este grupo de organismos son muy diferentes
a todos los otros vertebrados. En efecto no tienen realmente huesos sino cartílagos, y no tienen
ni vejiga natatoria o pulmones como el resto de vertebrados. Estas diferencias repercuten en que
tengan, por ejemplo una estructura en sus aletas diferentes, que les dan una textura y valores
nutritivos diferentes. Pero tal vez desde el punto de vista humano uno de los aspectos más
interesantes de estos organismos, es que tienen un sistema inmunológico muy eficiente que se
basa en las sustancias segregadas en sus cartílagos, y en glóbulos blancos con capacidad
especial para combatir tumores.
Todo esto hace que los tiburones, tengan para el ser humano un valor que va más allá de su
posible importancia como alimento.
A pesar de que los tiburones son un grupo bastante diverso de animales, que en el caso del
Ecuador incluyen más de 50 especies distintas se puede señalar algunas características que
hacen de ellos organismos especiales: Su más famosa característica son sus dientes, muy
cortantes y que muestran que pueden alimentarse de animales mayores al tamaño de sus bocas
(esto es poco usual entre los animales acuáticos) Por lo tanto, se constituyen en los predadores
únicos de algunos grupos de animales. Entre ellos ciertos mamíferos marinos (focas por
ejemplo) También están especialmente bien adaptados para comer carroña de animales grandes
muertos. Tienen funciones para controlar la población de algunos organismos y para mantener
limpios los mares. Señalemos entre paréntesis que si eliminamos a un predador de un
ecosistema, quienes más sufrirán serán sus presas, pues se multiplicarán más allá de la
capacidad de sustento del ecosistema, y pronto padecerán hambre y penuria.
Se pueden destacar dos otros dos valores de estos animales. Por una parte son seres que han sido
usados como alimento por el hombre desde hace muchos años. En el Ecuador se vende carne de
tiburón, bajo otros nombres. Es usado para la elaboración de cebiches.
Por último, estos habitantes acuáticos, tienen una biología reproductiva diferente de la mayor
parte de peces. En efecto mientras que un atún hembra, depositará en cada puesta unos 2
millones de huevos, las hembras de los tiburones no tienen más de 50 descendientes cada vez.
La diferencia es evidente y por lo tanto es claro también que la dinámica de las poblaciones será
muy diversa. Agreguemos que en la mitad de las especies de los tiburones, las hembras no
ponen huevos sino que dan a luz crías completas.
Para terminar señalemos que los tiburones son un grupo que surgió hace unos 250 millones de
años. Son tres veces más antiguos que los dinosaurios, son unas 100 veces más antiguos que los
primeros homínidos. Y unas 1600 veces más antiguos que nuestra especie Por ello tal vez
debamos agregar que los tiburones son seres vivos interesantes en si mismos y por la
antigüedad de su presencia en el planeta
Es importante señalar que el hecho de que los tiburones tienen pocas crías para los estándares
marinos los hace vulnerables. Las poblaciones de casi todos los tiburones del atlántico, se
encuentran enormemente disminuidas, se han limitado al 20% el 10 % de lo que eran sus
poblaciones tradicionales. En nuestros mares, en el Pacifico, hay referencias de fuertes
disminuciones en Costa Rica, pero no tenemos datos sobre el Ecuador. Eso no significa que no
haya peligro sino que no sabemos como están las cosas.
Adicionalmente para nuestro país el problema de los tiburones no tiene que ver sólo con los
tiburones, está conectado con todo el ecosistema de Galápagos. Se trata de un archipiélago
único en el Mundo y existe un muy grande consenso en el país de que su valor, su vocación es
básicamente la conservación. Las otras actividades, por ejemplo el turismo, la pesca, se
deberían subordinar a este fin.
En años recientes se ha destacado que la importancia de la conservación en Galápagos, no se
refiere solamente a los que está sobre las islas sino que el mundo marino tiene una especial
importancia. Manejar un ecosistema marino como una zona de conservación, implica algo
sustancialmente distinto de lo que es un manejo de una pesquería. Los técnicos pesqueros,
cuando hacen el seguimiento de una población de peces, buscan determinar la extracción
máxima posible, sin poner en peligro el recurso. Si comparamos esto con un ejemplo cercano,
una pesquería se maneja para que se parezca a una granja de pollos. Es decir cosechamos los
peces, una vez que han cumplido su período de máximo crecimiento y luego solamente
dejamos los reproductores. Un sitio para la conservación de la diversidad de las gallinas sería
algo muy diferente de una granja de pollos broiler donde estos apenas llegan a la adolescencia
son convertidos en platos de comida.
Es decir una zona de conservación es una zona en la cual esperamos que se encuentren animales
de diversas edades, donde se les permite crecer, interactuar y no estar sometidos solamente a los
intereses económicos de los humanos. Es por eso que en Galápagos se ha tratado de evitar a
toda costa que se desarrolle una pesca industrial y en especial se ha tratado de evitar la pesca del
tiburón.
Los problemas de la gestión de Galápagos son complejos y grandes. Lo que más complica las
cosas en Galápagos, como en el resto del país, es una gestión política basada en el
clientelismo, pero ese es un problema que nos llevaría muy lejos.
De todas maneras señalemos que en un intento de mantener algún control sobre las actividades
pesqueras en Galápagos, se ha prohibido en sus aguas, la pesca del tiburón, y a fin de que
apoyar esa regulación se ha prohibido la exportación de aletas de tiburón. Se trata de frenar el
principal incentivo económico que existe para pescar estos animales.
Sin embargo, se ha hecho evidente que es difícil controlar las exportaciones de aleta de tiburón
solamente de las islas, y ante el hecho de que se estimaba que aproximadamente el 80 % de las
aletas exportadas desde el Ecuador provenían de galápagos, se tomo la decisión de prohibir
todas las exportaciones.
Pero existen algunos otros elementos necesarios para entender cuál es el contexto en el cual se
presenta el debate en torno a la autorización de las exportaciones de aletas de tiburón.
La primera se refiere a cuál es la estructura de comercialización de este tipo de productos
marinos. Es necesario señalar que en toda la comercialización de los productos pesqueros, los
intermediarios obtienen márgenes muy altos de ganancia, en muchos casos el pescador recibe
menos del 50 % del valor de las exportaciones. Esto se agudiza cuando el producto es
prohibido, o es regulado a través de vedas u otro tipo de controles. Situaciones en las cuales
como veremos más adelante se organizan dinámicas verdaderamente mafiosas.
Pero en realidad no se trata solamente de altos márgenes de comercialización, con frecuencia los
intermediarios, tienen un rol que incluye el financiar a los pescadores, otorgándoles préstamos
para combustible, para artes de pesca, embarcaciones, que deben ser pagados con productos de
la pesca.
En el caso de los pepinos de mar ha sido posible identificar que los intermediarios de este
producto ilícito, entregaban préstamos a los pescadores en Galápagos, a cambio de cheques en
blanco. Con esos documentos luego extorsionaban a los pescadores, amenazándoles con prisión
sino continuaban realizando una pesca prohibida.
Otro elemento importante en esta dinámica es el tema de la pesca incidental. Se llama pesca
incidental a todos los peces que son capturados, aunque no haya sido este el objetivo de la
pesca. Este tipo de pesca puede tener mucho impacto cuando se usan ciertas técnicas, por
ejemplo en algunos casos con las redes de arrastre más del 50 % de los peces capturados, no son
los deseados. Esto lleva a que se deseche y se desperdicie ese alto porcentaje de las capturas;
esos peces son frecuentemente arrojados al mar ya muertos.
En el Ecuador, hay una importante actividad de pesca de arrastre, y ésta, que no puede ser
considerada una pesca artesanal, incluye entre sus capturas, apreciables cantidades de tiburones.
En este caso es evidente que se captura todo lo que este vivo en el fondo del mar, lo cual incluye
un apreciable número de tiburones, especialmente de las especies que habitan en el fondo del
mar.
Pero la parte más importante de la pesca de estos animales proviene de la pesca con anzuelos.
Se estima que en el caso de la pesca artesanal los tiburones llegan a representar un 10% de todas
las capturas. Cuando la pesca es con anzuelo lo que determina la especie que se captura es el
sitio de pesca, el tipo de cebo (carnada), el tipo y tamaño del anzuelo y la manera como este está
sujeto a las líneas.
Los tiburones acompañan con frecuencia a picudos, atunes y dorados, y por lo mismo cuando
se lanzan anzuelos en cardúmenes de estas especies es lógico que caigan también tiburones. Los
tiburones tienen sin embargo una opción adicional que los otros peces no pueden usar. Sus
dientes tienen un filo y una fuerza que les permite cortar muchas de las líneas de pesca. Si se
pescara solamente con hilo de nylon, una buena parte de los tiburones podrían quedarse en el
mar y con las aletas completas.
Pero esto no sucede con frecuencia. Los pescadores tienen interés en no dejar que sus anzuelos
se vayan, y también tienen interés en obtener los tiburones, que entre aletas, y cuerpo pueden ser
un complemento fundamental de sus ingresos. Esto corresponde también a los intereses de los
comerciantes de pescado.
Para no perder el anzuelo y para asegurar la captura del tiburón se procede a amarrarlo con
alambre de metal que no puede ser cortado por los tiburones. En ese caso sería muy difícil
hablar de pesca incidental, se trataría de una pesca con aparejos especialmente diseñados para
enfrentar las mandíbulas del tiburón.
Esto nos permite comprender que la distinción entre pesca incidental y pesca dirigida, puede
tener márgenes algo ambiguos: Si es que aquello que antes yo pescaba accidentalmente,
adquiere mayor valor, pongo más énfasis en esa presa y poco a poco deja de ser incidental para
convertirse en pesca intencional.
Tal vez un último elemento que debe abordarse es que la prohibición del consumo, y del
comercio de determinados productos, por ejemplo el alcohol o las drogas genera un mercado
negro, con precios muy altos que incentivan aún más a los proveedores de esos productos.
De todas maneras es importante tener presente, que el Ecuador es un productor marginal de
aletas de tiburón, y que por lo tanto el precio de las mismas no está determinado por que
nosotros prohibamos o no su comercio. Muchos países permiten libremente la captura y el
comercio de productos de tiburón. El factor determinante del precio, en este caso es la alta
demanda y la escasez relativa en el ámbito mundial. La liberalización del comercio en este
caso no genera de manera automática una disminución de precios, al contrario puede generar
una disminución de los márgenes de comercialización y por lo tanto un aumento del incentivo
directo para que el pescador capture tiburones. Por otra parte es necesario tener en cuenta que en
este tipo de productos, es decir en productos extractivos, la disminución del precio puede llevar
a que se busque compensar la disminución de los ingresos a través de una intensificación de la
extracción, hasta el limite de los recursos.
Cabe señalar algo más. El manejo de un recurso como este a través de una estrategia que
dependa exclusivamente de la prohibición de las exportaciones, es muy débil. No deja contento
a nadie y alimenta posibles mercados negros.
Para una gestión adecuada de los recursos pesqueros, hay un factor que clave, que es una
capacidad institucional adecuada. Este es el factor más importante y más crítico. En esto es poco
lo que se ha avanzado.
EL DESARROLLO DE LA CRISIS
Veamos entonces cómo se desencadena la mencionada crisis. Podemos comenzar nuestra
descripción con el asunto del “Sea Shepard”. Esta es una organización que opera una
embarcación que lleva su mismo nombre. Se propone como misión Defender varias especies
marinas: ballenas y tiburones. Su estrategia es: Investigar violaciones a la ley, hacer cumplir las
leyes y acciones de protección de la vida silvestre en todo el mundo 1
En esta perspectiva esta organización establece acuerdos con la policía ambiental del Ecuador,
a fin de colaborar en dos componentes específicos: Por una parte, apoyar en el patrullaje de la
Reserva marítima de Galápagos y en segundo lugar acciones de investigación tendientes a
controlar el tráfico ilegal de aletas de tiburón.
El sentido de esta colaboración, puede ser entendido, cuando se conoce que el eterno problema
para el control de la reserva marina de Galápagos ha sido la falta de presupuesto, insuficiencia
de las embarcaciones entre otros. Esta falta de recursos, refleja la baja prioridad que las
autoridades ecuatorianas ha asignado a la conservación. En ciertas ocasiones podemos ir más
allá y señalar que incluso hay falta de voluntad para la adecuada vigilancia de la reserva
marina. La propuesta del Sea Shepard, parece lógica, un aporte que es un anillo al dedo: Aquí
esta la embarcación, con combustible y hasta tripulación. Por lo tanto la Policía Ambiental lo
único que tiene que hacer es delegar a su personal para que participe en las operaciones. En el
fondo nos permite hacer las acciones necesarias para el cumplimiento de la ley. Es tan lógica la
propuesta que la Policía Nacional se entusiasma con ella y firma un convenio con esta
organización. Pero Aquí se comete un error, y lo comete la Policía Nacional, no la organización
ambiental Este es que no se logró una adecuada coordinación entre la Policía y la Marina que
tiene la responsabilidad de las funciones de guardacostas. Se trata de un error que compete
exclusivamente a las autoridades ecuatorianas, pero estas en lugar de reconocer sus propios
errores, arremeten contra la organización ambiental.
Pero la dinámica tiene otra vertiente adicional. Dado que la organización Sea Shepard, se tomó
a pecho nuestras leyes, no sólo se contentaron con ofrecer su ayuda para el patrullaje de los
mares, sino que toman la iniciativa para investigar en colaboración con autoridades ecuatorianas
1
http://www.seashepherd.org/
lo que pasa con las aletas de tiburón. Así se interceptan varios embarques. Unas 18.000 aletas
que representan 3.000 tiburones son decomisadas en incineradas en la frontera con el Perú. Se
intervienen en otros sitios donde se están secando aletas, y también pepinos de mar. Parecía
existir un esfuerzo por hacer que la ley no sea letra muerta.
La reacción lógica de un gobierno responsable, hubiera sido la de agradecer esta colaboración,
ponerla como ejemplo de la lucha contra actividades corruptas, como es el tráfico ilegal de
productos de la naturaleza. Si existía el deseo de mejorar la política de control, o modificar
algunos de los parámetros de la regulación de la pesca la actitud seria hubiera sido la de diseñar
una política adecuada, sin menoscabar la capacidad de control. Pero no, la reacción es
totalmente la inversa. El ejecutivo se lanza en una perorata en contra de quien estaba
colaborando en el cumplimiento de la ley, quien denuncia el ilícito, es atacado verbalmente de
una manera por lo demás primitiva y grosera.
La forma de esta reacción, casi parece ser la de una venganza. ¿Quien quería vengarse de la
acción del Sea Shepard? ¿Los comerciantes (traficantes) de aletas que estaban logrando una
alianza con el gobierno? ¿La Marina de Guerra, que quería vengarse de la Policía Nacional que
habían osado intervenir en la represión del delito en una esfera en la cual ellos consideran que
nadie más debe meterse? No lo podemos saber, pero las reacciones del ejecutivo no tienen nada
que ver con la seriedad y sobriedad de un estado serio y responsable.
Una vez que esto sucede se dan dos episodios adicionales. Por una parte la persecución a quien
colaboró con la ley va más allá de la agresión verbal e incluye persecución policial y por otra
parte se expide un nuevo decreto en el cual se autoriza la exportación de las aletas de tiburón.
(Decreto número 486 del 20 julio del 2007.)
En relación a la persecución a la organización ambiental, esta se produce a dos niveles. Por una
parte y este es el hacho más arbitrario, se procede a anular la visa que se había entregado al
representante de Sea Shepard, con lo cual, se lo deja en situación de ilegalidad, y acto seguido
se procede a detenerlo y a sugerir su deportación. Aquí estamos ante un caso de simple
atropello, que violenta la situación de todos los extranjeros en el país y sienta muy tristes
precedentes. Veamos con cierto detenimiento las cosas.
El ambientalista norteamericano, se encontraba en el país de manera absolutamente legal. Y si
en un momento dejó de estarlo, esto se debió a una acción de una autoridad ecuatoriana. En
cualquier país del mundo si a una persona se le retira la visa, se le da un plazo perentorio para
que salga del país, 24 o 48 horas. Si alguien tiene responsabilidad de que esta persona se
encuentre ilegal en el Ecuador, y por lo tanto si alguien debía estar en prisión era la autoridad
que anuló la visa que era totalmente legal.
Esta actitud crea una situación de extraordinaria precariedad para todos los extranjeros en el
Ecuador, pues los coloca en una situación de que ante cualquier eventualidad, de su
permanencia en el país. La autoridad puede simplemente revocarles la visa y reducirles a
prisión.
La segunda forma de agresión a las organizaciones ambientalistas, es un conjunto de
descalificaciones verbales en las cuales se recurre a prejuicios y epítetos en contra de esta
persona por ser extranjera. Se deformó con evidente mala fe la realidad. El más alto funcionario
del ejecutivo busca despertar un sentimiento nacionalista diciendo que no va tolerar que un
gringuito venga a decirnos lo que debemos hacer. Se trata de una manera de invocar
sentimientos por demás primitivos, casi xenofóbicos, que no tienen ninguna consistencia si
reconocemos que el estado ecuatoriano funciona con importante mecanismos de asistencia
técnica extranjero y cuando constatamos que contratamos con frecuencia consultores
extranjeros. Si sabemos que además el gobierno contrata a asesores extranjeros para que
intervengan en tan delicadas tareas como coordinar la gestión de una Asamblea Constituyente,
no nos queda sino concluir que tal actitud no sólo fue primitivamente xenófoba, sino además
hipócrita.
La acusación fue de mala fe, por cuanto el gringuito en cuestión no estaba ni siquiera
sugiriendo políticas, cosas que otras organizaciones hacen con frecuencia a sino que
simplemente estaba ayudando a hacer cumplir una disposición legal vigente. A pesar de ello el
uso de los medios oficiales para descalificar a esta persona, no tuvo límites.
La lógica de la acusación es aberrante, implicaría que cualquier extranjero, residente o visitante
del país no tiene derecho a denunciar infracciones, según nuestras propias leyes. Se trata
evidentemente de una inaceptable violación a todo principio de justicia.
En este contexto hay algo que llama la atención, y esto es la debilidad de las organizaciones
ambientalistas ecuatorianas, para defender sus condiciones mínimas de trabajo, para responder a
las agresiones que desde el estado se estaba realizando contra sus valores, y a las formas de
cooperación que se han establecido con organizaciones extranjeras.
Pero eso es evidentemente materia de otro análisis, abordemos entonces cual es la siguiente
etapa y esta es la promulgación del famoso decreto que permite la exportación de la aletas de
tiburón.
De manera sintética podemos señalar que el decreto tiene dos componentes fundamentales, el
primer se refiere a las artes de pesca y la pesca incidental. El segundo es el que se refiere a la
creación de una cadena de custodia y una posibilidad de exportación de las aletas de tiburón.
Respecto al primer aspecto, el decreto establece regulaciones, que se orientan a impedir el uso
de anzuelos de dimensiones muy grandes y de alambre metálico en las artes de pesca. Es decir,
se prohíben los dispositivos que son más eficientes para la pesca de tiburones. Se buscaría
disminuir la pesca incidental a través de una mejor orientación de las artes de pesca hacia las
especies objetivo. Este es un aspecto del decreto que no ha sido criticado y que al contrario hay
varias personas que lo destacan como un paso positivo.
El segundo aspecto es que se crea un mecanismo por el cual, los pescadores, si pueden exportar
la aletas, siempre que cumplan un procedimiento que establece una línea de custodia, esto es
una manera en la cual se pueda certificar que los tiburones, llegaron a la costa con las aletas y
que provienen de embarcaciones artesanales. Para ello se establece que en el momento de
desembarco los inspectores de la autoridad de pesca deben verificar, que el animal llegue a
tierra con las aletas. Una vez realizada la verificación se extiende un cerificado, que es un
documento necesario para realizar la exportación.
Con esta estrategia se pretende evitar varias cosas. La primera de ellas es la práctica del aleteo,
esto es la captura del tiburón en alta mar, el descarte del cuerpo del animal y el uso solamente de
las aletas. Esto hace más difícil que pescadores dedicados exclusivamente a la pesca de
tiburones por sus aletas puedan obtener esos certificados. Este mecanismo es también
importante porque hace más difícil que aletas pescadas en Galápagos sean transferidas en alta
mar a embarcaciones del litoral y exportadas por ese medio.
A primera vista parece un dispositivo de gestión sensato interesante y positivo. Sin embargo las
críticas no se hicieron esperar. Existen dos puntos que fueron el eje de las críticas de las
organizaciones ecológicas nacionales.
La primera observación fue de procedimiento. Desde tal punto de vista se considera que la
constitución ecuatoriana establece que las medidas y acciones gubernamentales que tengan
posibles repercusiones en el medio ambiente, deben ser sometidas al procedimiento de la
consulta previa. Se trata de una observación que dio origen a un intento de la Fundación Natura,
de interponer una demanda de inconstitucionalidad
ante el tribunal de garantías
constitucionales, pero que a pesar de haberse cumplido con algunas diligencias previas como es
la recolección de firma exigidas no ha prosperado.
Una segunda argumentación, es la que proviene de la constatación de que en el momento en
que fue expedida esta norme en todo el Ecuador existían 4 inspectores de pesca habilitados para
otorgar las certificaciones. Desde muchos puntos de vista parecía una tomadura del pelo,
pretender organizar todo este sistema, con cuatro inspectores.
Inclusive la oferta de incrementar tal número a 18, parecía totalmente insuficiente. Si además se
observa la secuencia de las acciones: En primer lugar se autoriza la exportación de aletas. Luego
comienza el proceso de capacitación de los inspectores y de organización del sistema. Esto
arroja serias dudas sobre la consistencia del de la propuesta gubernamental.
Pero no sólo hay un problema para poder efectuar una supervisión verdadera respecto a verificar
que efectivamente los tiburones lleguen enteros a la costa en embarcaciones artesanales. El
sistema propuesto es totalmente vulnerable a dos problemas. El uno es que no hay una
verdadera estrategia de verificación de las artes de pesca. En efecto el pescador artesanal puede
salir en su embarcación con anzuelos de gran tamaño, amarrados con cable de acero, es decir
salir buscando específicamente capturar tiburones y al regresar indicar que estos son producto
de la pesca incidental. Por otra parte el sistema es también absolutamente vulnerable a que los
tiburones capturados no provengan de la captura de las embarcaciones artesanales, sino que
pueden provenir, o bien de embarcaciones industriales, o lo que es más destructivo aún, de
embarcaciones que los hayan capturado en las aguas de Galápagos.
La ambigüedad gubernamental respecto a sus intenciones, en las cuales por una parte señala que
desea disminuir la pesca incidental de tiburones, y por otra se empeña en ofrecer a los
pescadores de Galápagos los beneficios de comercializar este producto. En efecto la página Web
de la presidencia señala en uno de sus titulares lo siguiente
“El Ministro de Agricultura aseguró que el Gobierno no dará
marcha atrás ante el Decreto Ejecutivo que permite la pesca
incidental en Galápagos”2
Tal titular demuestra expresamente que la medida está diseñada para tener incidencia en
Galápagos, y por lo tanto es una medida que afecta directamente las posibilidades de
conservación en ese archipiélago.
Esto nos lleva a plantear la explicación más generalmente aceptada sobre cuál fue el verdadero
motivo del gobierno para expedir este decreto. Se trataría de una concesión a las redes de poder
de los comerciantes de aletas, a fin de asegurar su apoyo a las listas del ejecutivo en las
elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente. Es decir, la lógica de la medida sería
solamente la de la campaña electoral.
LA REACCIÓN
Como consecuencia de esto surgió un movimiento, relativamente espontáneo, de personas que
se indignaron por la medida del gobierno. Esta reacción sin embargo tuvo varias expresiones y
varias dinámicas. Por una parte existió una dinámica de sectores de jóvenes, que expresaron de
diversas formas su oposición. Esta movilización no estuvo muy articulada a las organizaciones
ambiéntales. Al contrario muchas de ellas brillaron por la ausencia en este tema.
2
http://www.presidencia.gov.ec/noticias.asp?noid=10498&hl=true
En Guayaquil la dinámica es algo diferente: se desarrolla un movimiento muy activo con fuerte
impacto mediático, en el cual con frases como la del holocausto de los tiburones, o el asesinato
de los tiburones, se establece un tono algo criminalizante de la extracción de aletas. Se trata a la
muerte de los tiburones con lenguaje similar al que se utiliza para describir la muerte de seres
humanos. Aparentemente la coyuntura es vista como una oportunidad para que los sectores
opuestos al gobierno de Correa lancen una ofensiva acusándolo de haber traicionado los valores
ambiéntales que el defendió en la campaña.
Se trata de otra forma de utilización política del problema. En esta ocasión de signo inverso.
Ahora sectores que están en la oposición usan el tema contra el gobierno.
Una actitud intermedia es asumida por la Fundación Natura, esta participa en varios procesos de
negociación y de búsqueda de acuerdos con el gobierno, pero sus oficinas de guayaquil pliegan
a la campaña radicalizada que hemos descrito anteriormente En Quito en cambio se negocian
modificaciones, que habrían podido incluir desde plazos más cortos para evaluar el impacto de
la medida, hasta alguna ideas sobre usos de los recursos provenientes de la venta de las aletas.
El grupo de jóvenes que impulsa esta protesta en Quito, vive un episodio curioso, cuando llegan
a la plaza grande son recibidos por el Presidente, y se constata en público que ninguno de los
allí reunidos había leído el decreto. Comienzan a evidenciarse las debilidades de la protesta.
Pero el proceso adquiere un nuevo cariz cuando se produce una marcha de “pescadores”
Que recorre Quito y lanza protestas contra Canales de Televisión y sobre todo contra la
Fundación Natura. A la sede de esta institución llegan cerca de 20 buses con personas de
diverso origen, entre ellos se incluyen varios que no conocían la diferencia entre un trasmallo y
un espinel (es decir no eran pescadores), pero lanzan muy agresivas consignas contra esta
institución. Los signos con la mano por los cuales el presidente se molesta, no son nada frente a
un conjunto de amenazas contra esa organización y sus directivos.
En este momento en que el gobierno considera que ha logrado generar un debilitamiento de los
ambientalistas, su lenguaje se hace más agresivo, organiza dos cadenas nacionales en las cuales
ataca nuevamente a la Fundación Natura. Toma declaraciones del director de esa institución. En
las cuales aparentemente estaría afirmando que el nuevo decreto es más conveniente que el
anterior, y repite una vez más su retórica populista a favor del ambiente.
La Fundación Natura, parecía estar en condiciones especialmente buenas para intervenir sobre
este tema, pues el hecho de que ha desarrollado varios proyectos de capacitación y apoyo a
pescadores artesanales, que ha recibido reconocimientos públicos por su labor por parte de los
gremios de la pesca artesanal la colocaban como una voz especialmente competente para hablar
de estos temas. Sin embargo la demanda de inconstitucionalidad anunciada por Natura no se ha
efectivizado, el movimiento parece haber pasado, pero evidentemente quedan dudas sobre toda
la dinámica de los acontecimientos.
La primera pregunta es cómo estará mejor en manejo de los recursos pesqueros, antes o después
de esta intervención gubernamental. ¿El manejo de las pesquerías de Tiburón estarán mejor
antes o después de estas medidas? En lo que podemos esperar como saldo positivo estaría un
mejor nivel de información, pues probablemente haya un inicio de recolección de estadísticas
sobre este grupo de peces, y eso es un elemento positivo. Podría pensarse también que
estaremos mejor por que de todas maneras habrá más inspectores capacitados. Con un cierto
nivel de ingenuidad podríamos suponer que hasta las poblaciones de tiburones estarían mejor
por que al cambiarse las artes de pesca hacia otras que buscan expresamente evitarlos, habría
disminuido el nivel de captura de los mismos.
De todas estas expectativas positivas, la única que tiene realmente solides, es el incremento de
la información, y en ella lo más importante realmente no es el volumen de capturas, que
probablemente no podremos conocer de manera fiable dado el nivel subregistro que se
mantendrá por mucho tiempo. Lo valioso será la distribución por tallas y especies. Dato central
para todo manejo de pesquerías. (De todas maneras cabe señalar que si esto llega a ser un
verdadero logro, será merito no sólo de la medida sino también de toda la movilización que se
desató en torno a los escualos)
La actividad de los inspectores, sería un acervo positivo, pero veamos las cosas con cierta
perspectiva. El fortalecimiento institucional, es la condición necesaria e indispensable para que
la labor de los inspectores tenga sentido. Y lo que nosotros hemos visto, es que en todo este
proceso los mensajes que se han dado son exactamente los de des-institucionalización. En
primer lugar a los traficantes de aletas, se los protege, y se lanza una furibunda campaña contra
quien en cumplimiento de los preceptos de iniciativa popular para el cumplimiento de las leyes
había realizado denuncias. En realidad el marco institucional queda notoriamente menoscabado
con este episodio. Si anotamos la relación de la medida, con el proceso electoral queda el
mensaje que las medidas de manejo pesquero se subordinan a las necesidades electoreras. Eso
es el epitafio de toda construcción institucional.
La debilidad del control sobre el sector pesquero, no ha disminuido, al contrario se ha destruido,
una forma de cooperación concreta la del Sea Shepard, que si producía resultados positivos está
desechada. Las puertas para exportar las aletas de tiburón capturadas en Galápagos están
abiertas. El mensaje sobre la subordinación de la política de conservación a los intereses
políticos electorales y de corto plazo ha sido también consolidado.
El atropello, el uso arbitrario de las facultades de dar o retirar visas ha sido consagrado. Pero tal
vez uno de los resultados más importantes de este proceso es que se ha logrado desactivas al
movimiento ambiental. Este a pesar de que cuenta con simpatía popular, mostró una enorme
debilidad. La confederación de organizaciones ambientales, el cedenma y muchas otras dejan
una imagen de desarticulación, de debilidad. Parecería ser que es suficiente contratar uno 10
buses llenos de manifestantes para llevarlos a gritar donde resulte oportuno, para lograr que la
conciencia ambiental se disuelva
Tengo la fuerte sospecha, de que tiburones capturados en todo tipo de embarcaciones están
siendo exportados, como si fuera pesca artesanal incidental. Puede ser que algunos lleguen
directamente a la costa, y obvien los controles previstos, otros seguramente se transbordarán en
alta mar para hacerse pasar por incidentales artesanales. Tal vez cuando las poblaciones
disminuyan volvamos a acordarnos de estos errores.
Tal vez esto se inserta en una lógica mayor, y esta es el deseo del gobierno de desarticular toda
forma de iniciativa social que no esté controlada por los hilos de poder del palacio presidencial.
Lo han logrado en muchos campos. Se hubiera podido pensar que su interés no era el destruir al
movimiento ambiental, pero en realidad este ataque contra él no es sino una manifestación más
de su permanente ambigüedad. Propicia por un lado la explotación petrolera en el Yasuní y por
otra parte arma un enorme discurso retórico para hablar de una propuesta de conservación en
ese parque.
Pero tal vez las cosas no se han definido aún. Tal vez si el movimiento ambiental reflexiona
sobre estos hechos, podrá resurgir, sobre más firmes y sólidas bases.
Quito, Octubre 27 del 2007
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