3.3.4. Elementos contaminantes

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3.3.4. Elementos contaminantes
La Defensoría del Pueblo, en un estudio
sobre contaminación ambiental, llega a la
conclusión que en la ciudad de Lima
resulta evidente el acelerado proceso de
degradación del aire respirable.
La Defensoría del Pueblo señala que la
contaminación de la atmósfera es
particularmente
peligrosa
para
los
sectores pobres, y excluidos de la
sociedad como niños, adultos mayores y
mujeres gestantes, quienes acusan una
mayor indefensión.
El informe también establece una clasificación de los componentes del aire y de
que manera actúan en el medio ambiente:
Asimismo se sabe que, de acuerdo
al tipo de industria que pueda
emitirla, la composición de las
partículas varía en lo referente a
toxicidad, en particular, en relación
con metales como: Titanio (Ti),
Vanadio (V), Cromo (Cr), Níquel
(Ni), Plomo (Pb), entre otros. La
exposición a material particulado
podría inducir a la hiperreactividad
bronquial,
e
incrementar
la
virulencia
de
las
infecciones
respiratorias, con la consecuencia de un incremento en los índices de mortalidad.
DIÓXIDO DE AZUFRE (SO2)
Es un gas denso, más pesado que el aire y muy soluble en agua. Constituye el
principal derivado del azufre presente en los combustibles. En ambientes con
niveles de aproximadamente 25mg/m3 durante exposiciones de 10 minutos, se
perjudica el funcionamiento del sistema respiratorio. También puede proceder de
centrales térmicas o refinerías de petróleo.
ÓXIDOS DE NITRÓGENO (NOX)
Los óxidos de nitrógeno presentan un carácter corrosivo, son oxidantes y actúan
como catalizadores en la formación de “nieblas” (conocidas también por el término
inglés “smog”) al reaccionar con hidrocarburos en presencia de radiación solar.
Todo esto puede ocasionar irritación ocular y del tracto respiratorio, así como
bronquitis, principalmente en niños.
DIÓXIDO DE NITRÓGENO (NO2)
Es el principal óxido del gas nitrógeno, el cual se disocia por acción fotoquímica y
produce una coloración gris amarillenta en las ciudades con elevado índice de
contaminación reaccionando en el aire con otros agentes contaminantes. Además
del parque automotor, los NOx pueden provenir de las emisiones de diferentes
industrias, tales como cemento, vidrio, acero, entre otras.
MONÓXIDO DE CARBONO (CO)
Alrededor del 70% proviene de fuentes
móviles pues prácticamente todo
emana por la combustión incompleta
de los vehículos a motor. El CO es un
contaminante importante ya que si
llega a ser inhalado en altas
concentraciones sustituye al oxígeno
en
la
sangre
formando
la
carboxihemoglobina (COHb); si ésta
llega a conformar más del 2% en la
sangre, produce problemas en la salud
de las personas.
La concentración de CO es un parámetro adecuado para el seguimiento de la
contaminación primaria de origen vehicular, ya que su determinación es
comparativamente sencilla respecto de la de otros contaminantes atmosféricos.
Además, se puede utilizar para establecer correlaciones con otros contaminantes
primarios, en particular óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles y
material particulado.
Este hecho es relevante para inferir la evolución horaria de material particulado en
suspensión, cuya determinación sobre períodos cortos de tiempo es más
dificultosa, y permitirá obtener indirectamente concentraciones de compuestos
orgánicos volátiles, previo análisis de la composición de la flota vehicular y la
distribución de vehículos por tipo de combustible.
OZONO (O3)
Otro de los contaminantes comunes en áreas urbanas es el ozono.27 El O3 es
denominado “contaminante secundario” debido a que se forma cuando los óxidos
del nitrógeno y los hidrocarburos orgánicos volátiles sin quemar, en su mayor
parte de los escapes de los vehículos, se combinan en la atmósfera con el
oxígeno en presencia de la luz solar. Niveles elevados de ozono se asocian a
efectos en la salud tales como constricción del pecho e irritación de las mucosas,
así como al aumento de los efectos sobre las alergias del sistema inmunológico.
Asimismo, contribuye con la formación del “smog fotoquímico”.
Muchas ciudades de América Latina luchan por reducir sus altos niveles de ozono.
Por ejemplo, se sabe que la concentración de ozono en la Ciudad de México,
medida en 1995, era 10 veces mayor que la concentración atmosférica natural, el
doble de la concentración máxima permitida en Japón o en los Estados Unidos, y
lo suficientemente alta como para dañar la vegetación y la salud humana.30 Por
otro lado, en Santiago, los niveles altos de ozono afectan a la ciudad durante unos
150 días al año.
PLOMO (Pb)
En los motores de los autos, al quemarse la gasolina con Plomo se produce sales
de Plomo (cloruros, bromuros, óxidos)33 que ingresan al ambiente a través de los
tubos de escape. En un 15% al cuerpo van al de las personas a través de la
respiración. En el organismo humano, los principales sistemas sensitivos al plomo
son el renal, el cardiovascular y el neurológico. El plomo afecta la producción de
hemoglobina en diversas etapas, presentándose casos de anemia, si su nivel
supera los 80 µg/dl en la sangre.
CARBONO Se le conoce como el asesino invisible. Es incoloro, inodoro y no
irritante, y penetra fácilmente por vía respiratoria sin provocar signos de alarma.
Es un gas muy tóxico que puede causar la muerte si se respira a niveles
elevados”. Se lo conoce como monóxido de carbono, uno de los enemigos
públicos más peligrosos para el medio ambiente y la salud humana. El CO se
produce por la combustión incompleta del carbón y otros materiales carbonados,
gases y resinas petroleras como gasolina, madera, carbón, propano, petróleo,
metano o queroseno.
Las chimeneas, calefacciones, cocinas, calderas o vehículos en marcha son
posibles fuentes de CO. “Es un gas menos denso que el aire, por lo que en una
atmósfera tranquila sin corrientes de aire tiende a acumularse en las capas altas y
supone uno de los contaminantes atmosféricos tóxicos más comunes”. Culpable
de dolencias “Mareos, cefaleas, vértigos, nauseas, obnubilación o taquicardias,
entre otros efectos, pueden tener su origen en la exposición al monóxido de
carbono”. La investigación, realizada sobre 59 niños de entre 15 días y 15 años,
que acudieron a un servicio de urgencias pediátrica sin síntomas de intoxicación
aguda por CO, revela que el 6,8 por ciento presentó concentraciones de monóxido
de carbono en sangre mayores de un 2 por ciento. “Aunque estas concentraciones
no dan lugar a manifestaciones clínicas agudas, ya que sólo valores superiores a
un 10 por ciento las suelen producir, indican que estos niños están expuestos
probablemente de forma crónica a concentraciones elevadas a CO”. Debido a que
estas concentraciones disminuyen rápidamente al salir del ambiente contaminado,
“es probable que estos niños presenten concentraciones más elevadas cuando se
encuentran en su domicilio”. El estudio constata que en la mayoría de los casos
tratados las casas tienen calefacción de madera, carbón o gas, algún progenitor
fuma y el calentador está dentro de una habitación. Cuando abunda el CO, el aire
llega envenenado a los pulmones. Conque la dosis de CO sea de sólo 0,01 %
pero se la inhala con cierta frecuencia, los síntomas pueden fluctuar desde fatiga,
cefalea e irritabilidad, hasta cambios de carácter, amnesias parciales, vértigo,
náuseas y otras disfunciones, por ejemplo en el sueño y la visión; si el porcentaje
llega al 0,5 % y se prolonga una hora o más, los daños serán muy graves, sobre
todo para niños pequeños, mujeres embarazadas y personas mayores. Si
alcanzara el 1 %, acarrearía un colapso respiratorio acompañado de convulsiones,
pérdida de conciencia y muerte muy pronta.
AZUFRE. Los óxidos de azufre se forman al quemar carbón mineral, petróleo
crudo, diesel y combustóleo que contienen azufre. Todos ellos combustibles que
se utilizan en las industrias y algunos vehículos de carga. Al mezclarse con agua
producen lluvia ácida. El bióxido de azufre es un compuesto gaseoso constituido
de azufre y oxígeno, y es producido por centrales termoeléctricas y refinerías.
También se genera por Combustión del carbón diesel, combustóleo y gasolina,
fundición de vetas ricas en azufre, procesos industriales y por erupciones
volcánicas. En cuanto a la salud, constituye un peligro serio para la salud,
habiéndose demostrado que concentraciones muy bajas de sulfatos (8 a 10,
microgramos por metro cúbico) ejercen efectos adversos sobre las personas.
Algunos de los efectos importantes en la salud de la población son las alteraciones
en la ventilación, anomalías en la defensa pulmonar, agravación de enfermedades
respiratorias, cardiovasculares y mortandad. Las más afectadas, son las personas
con padecimientos de asma y enfermedades respiratorias crónicas como
bronquitis y enfisemas. Los niños y ancianos pueden también ser sensibles.
COBALTO. Los mineros del cobre en Alemania encontraban de vez en cuando
cierto mineral azul que no contenía cobre (la mena de cobre suele ser azul). Los
mineros descubrieron que este mineral en particular les hacía enfermar (pues
contenía arsénico, cosa que desconocían). Por tanto, bautizaron a este maligno
elemento como “cobalto”, nombre que las leyendas alemanas asignan a un
malévolo espíritu de la tierra. En la década de 1730, un médico sueco llamado
Jorge Brandt empezó a interesarse por la química de este mineral (la mena azul
que no contenía cobre). Lo calentó con carbón vegetal y finalmente lo redujo a un
metal que se comportaba como el hierro. Era atraído por un imán: la primera
sustancia diferente al hierro que se había encontrado que poseyera esta
propiedad. Quedaba claro que no se trataba de hierro, puesto que no formaba una
oxidación de tono pardorrojizo, como lo hacia el hierro. Brandt decidió que debía
de tratarse de un nuevo metal, que no se parecía a ninguno de los ya conocidos.
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