Nutrición de gallinas ponedoras en Brasil: Uso de enzimas Antonio Gilberto Bertechini Profesor Titular UFLA Introducción Las gallinas ponedoras han tenido un aumento en su productividad en los últimos años, esto gracias al mejoramiento genético, mejoras en el manejo, conocimientos de nutrición y control de enfermedades, lo que dio como resultado aves más precoces en el inicio y pico de producción. No en tanto, el mayor desafío para el nutricionista es el de mantener niveles altos de producción por un periodo prolongado del ciclo productivo, Lo que es un poco difícil debido a la alta demanda metabólica de las aves. Las exigencias dietéticas de las gallinas ponedoras leves son comúnmente especificadas en cantidades de nutrientes diarios (NRC, 1994; Rostagno et al., 2011; Bertechini, 2012), por otro lado, en la fase de producción estas aves están sujetas a una serie de factores que afectan sus necesidades de nutrientes. Entre estos factores se pueden citar: temperatura, tasa de postura, tamaño del huevo y el propio peso del ave. Las ponedoras modernas han logrado picos de producción muy altos (Superiores a 95%) y con persistencias mayores a 40 semanas (gallina blanca) en esta fase (más de 90% de producción). Esta situación ha exigido mayores cuidados en cuanto a los valores nutricionales de la dieta a lo largo del ciclo de producción. Es necesario en esta fase, niveles adicionales de aminoácidos digestibles, minerales y vitaminas para poder de esta manera atender la alta demanda orgánica que exigen los altos niveles de producción en un periodo relativamente amplio. Al mismo tiempo, existe la necesidad de aumentar la eficiencia de las raciones, debido principalmente a la alta demanda metabólica del ave durante la fase de producción. En este sentido el uso de enzimas han auxiliado el incremento de niveles de energía, aminoácidos y minerales que posibilitan la manutención de mayores niveles productivos de las aves en periodos cada vez mayores, con mayores tasas de persistencia y producción de huevos. Para las dietas a base de maíz y harina de soya, como es común en Brasil, los sustratos albos son menores que cuando se usan alimentos alternativos como son harinas de girasol, de maní, de canola y de sorgo entre otros. Por otro lado, a pesar de que las dietas a base de maíz y harina de soya poseen alta digestibilidad de nutrientes, aún existe una porción considerables de nutrientes y energía que no son utilizados por las aves. El uso de enzimas en dietas a base de maíz y harina de soya para ponedoras poseen los siguientes albos: liberación de P fítico, eliminación de nutrientes encapsulados en la pared celular mejorando así la liberación de energía y biodisponibilidad de aminoácidos; solubilización de polisacáridos no amiláceos, hidrolisis de amidos resistentes y unidos a proteínas, reducción de los efectos causados por factores que afectan la viscosidad intestinal y comprometen la acción de las enzimas endógenas y el proceso de absorción de nutrientes, resultando en una mejora de la salud intestinal. Uso de enzimas en dietas para Ponedoras Las gallinas ponedoras presentan diferencias en el aprovechamiento de la energía y nutrientes de los ingredientes cuando son comparados con los pollos de engorde. Los valores de energía determinados por los gallos adultos pueden ser aplicados a las ponedoras, por otro lado el aprovechamiento de energía de los pollos de engorde varia con la edad (Kato et al., 2011), siendo que este factor indica la necesidad de adecuar los valores nutricionales en función del tipo de ave. La nutrición de la ponedora en la fase de producción depende de varios factores relacionados con el medio ambiente lo que define el nivel de nutrientes en la formulación de las dietas. La ponedora comercial posee características fisiológicas que deben ser tenidas en cuenta al definir el uso de aditivos como enzimas que influyen en el desempeño de las aves. La definición de EM es primordial para el inicio de la adecuación nutricional de las dietas. Existen ecuaciones que definen las necesidades diarias de acuerdo con el peso del ave, ganancia de peso esperado, nivel de producción, peso de los huevos y las condiciones de temperatura ambiental (Rostagno et al., 2011). En esas ecuaciones no son considerados los efectos del uso de las enzimas. Normalmente todas las enzimas utilizadas en las dietas de ponedoras poseen un efecto principal, sin embargo, siempre resultan en incrementos de la energía. Las valorizaciones determinadas con pollos de engorde no siempre pueden ser aplicadas a las ponedoras. Los incrementos de energía para una misma enzima o complexo determinados con pollos de engorde son diferentes al real incremento con la ponedora. Por otro lado, las ponedoras regulan su consumo de ración para adecuar la ingestión de energía diaria, siendo que pequeñas diferencias en el contenido energético de la ración, no alteran significativamente la ingestión calórica por el ave. A pesar de la importancia energética de la ración, los nutrientes son los que definen el nivel de persistencia de la producción. En este contexto las ponedoras marrón son diferentes a las blanca. Normalmente la tasa de persistencia de las ponedoras marrón es menor al ser comparadas con las blancas. Esas aves producen huevos más uniformes y no consiguen alterar la masa de huevos a lo largo del ciclo productivo. Así, la utilización de dietas deficientes lleva a la remoción continua de reservas orgánicas que afecta significativamente la tasa de persistencia. Ya, las ponedoras blancas, poseen la capacidad de variar la producción de masa de huevos diaria en función del soporte nutricional de la dieta. Así es posible la manipulación del peso de los huevos, no siendo así para las ponederas marrón, donde las variaciones de peso son pequeñas. De esta forma, en el caso de las aves marrón, no se debe reducir los nutrientes en las raciones a lo largo del ciclo de producción. Cualquier reducción significativa en la tasa de postura significa déficits nutricionales. La producción de huevos en ponedoras marrón es semejante a la de la gallina blanca, pudiendo producir 310 huevos en el primer ciclo de un año productivo, desde que no haya déficits nutricionales. El uso de enzimas tiene funciones importantes en la manutención de estos niveles productivos en esas aves. A pesar del uso en alta escala en Brasil de la harina de carne y huesos (FCO), principalmente como fuente de fosforo para las raciones de las ponedoras, aún existe espacio para el uso de fitasas. Pues esa materia prima no está disponible todo el año a precios competitivos debido a la estación de abate de los bovinos, interfiriendo de esta manera en el uso de la fitasas. Mismo en las dietas con FCO, aún se utiliza la fitasa (300 FTU/kg) debido a los efectos adicionales de esa enzima, mejorando la biodisponibilización de microminerales, aminoácidos y también una pequeña adición a más de EM. Existe en el mercado varios tipos de fitasas, con configuraciones diferentes denominadas 3 y 6 fitasa. La verdad, la industria biotecnológica ha producido fitasas de tercera generación que poseen características favorables al usarse con ponedoras o con pollos de engorde. Para las ponedoras las fitasas con mayor amplitud de acción en mayor intervalos de pH son las más indicadas, obteniendo los mejores resultados de campo. La mayoría de los trabajos de investigación con fitasas, han sido realizados con pollos de engorde, por otro lado, son pocos ensayos con ponedoras tanto blancas como marrones. A pesar de estos reportes, los resultados con ponedoras son muchas veces contradictorios, siendo que existen protocolos de test no adecuados con niveles de P que dispensa cualquier otra forma de suplementación. No en tanto, cuando se define correctamente el nivel de P disponible en la dieta, el uso de fitasa es efectivo siendo 300 FTU/kg de suplementación de fitasa, posibilitador de la liberación de por lo menos 0,11% de P disponible en la dieta. Otra enzima con posibilidades de uso en ponedoras es la proteasa. Las necesidades de aminoácidos digestibles son altas para soportar los altos niveles de producción de huevo, actualmente en el mercado existen varios tipos de proteasas que de manera general incrementan la digestibilidad de los aminoácidos. Como ejemplo puede ser citada la serina-hidrolasa, que posee mayores efectos sobre las harinas de origen animal, sin embargo, con efectos significativos sobre algunos aminoácidos de la harina de soya y las soyas integrales desactivadas, datos determinados usando pollos de engorde (Bertechini et al., 2909, Angel et al., 2011). En esos trabajos fueron definidas las digestibilidades totales (42 dias) e ileal (21 dias) de los aminoácidos, siendo encontrados los incrementos en las digestibilidades total e ileal con el uso de la proteasa para la harina de soya de 2,3 y 7,4% y para la soya integral desactivada de 2,5 y 4,3% respectivamente. Considerando apenas los aminoácidos limitantes (metionina, lisina y treonina), a media de incrementos fueron mayores, siendo que en este caso, la contribución para la reducción proteica de la dieta es mayor. Otra enzima que tiene buenas posibilidades de uso para ponedoras comerciales es la amilasa. Esta enzima tiene efectos complementares en la digestión del almidón, resultando en incrementos significativos en el contenido de energía de las dietas. La suplementación de 250g/ton de una amilasa comercial (7835 LU/g) en dietas con reducción de energía proporciono desempeño y calidad externa de huevos semejantes a las obtenidas con ponedoras semipesadas recibiendo raciones con niveles nutricionales indicadas por el manual de la linaje ISA Brown, según Vieira Filho et al. (2009). Otros trabajos donde fueron utilizados complejos enzimáticos conteniendo amilasa, los resultados son siempre positivos con reducción de 100 kcal de EM sin afectar el desempeño de las ponedoras (Freitas et al., 2000). A pesar de que el almidon posee buena digestibilidad, aún existe una fracción que las aves no aprovechan. Otro dato interesante con el almidón de maíz es que debido a las intervenciones genéticas para mejorar la producción a nivel de campo, hubo modificaciones en el tipo de almidón. Hoy existen variedades de alta producción con niveles muy bajos de amilopeptina y con esto se reduce la velocidad de digestión, comprometiendo el aprovechamiento energético del grano. Así, el uso de amilasa puede contribuir para acelerar la digestión de los almidones con altos contenidos de amilosa. Los complejos enzimáticos también han sido utilizados. Normalmente esos complejos poseen xilanasas, galactosidasas, proteasas, fitasas y Bglucanasas. Los efectos son diversos y depende de la formulación de las dietas. Las dietas a base de maíz y harina de soya tendrían los sustratos principales para la acción de esos complejos, los PNAs. La verdad, el contenido de PNAs de la harina de soya es alto (29%) de acuerdo con Malathi & Devegowda (2001), siendo responsable por el bajo contenido de EM de esa materia prima. Apenas 57% de la EB es metabolizable de la harina de soya para aves. De los carbohidratos totales de la harina de soya, se destaca el grupo de la rafinosa en los oligosacáridos y la peptina en los polisacaridios. Según Leske et al.(1993) los galactosidios son los principales responsables por la reducción de la EM de la harina de soya para las aves. Así, los complexos de enzimas conteniendo las carbohidrasas específicas de esos componentes indigestibles de la harina de soya, pueden contribuir para incrementar las dietas de las ponedoras, mejorando los resultados productivos. Consideraciones finales La utilización de enzimas en dietas para gallinas ponedoras es una realidad que contribuye para la mejora nutricional de las dietas, contribuyendo para la reducción de los costos de producción. La definición del tipo de enzimas a usar así como la asociación de estas, dependerá de la presencia de substratos para su acción. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS BERTECHINI, A.G. Nutrição de monogástricos. Ed. Ufla, Lavras, MG, 2012, 307p. 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