La moderna doctrina constitucional, entiende por órganos

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Santiago de Querétaro, Qro., a 18 de diciembre del 2006
FPC. I. No. 013
QUINCUAGESIMA QUINTA LEGISLATURA DEL
ESTADO DE QUERETARO.
P R E S E N T E.
Marco Antonio León Hernández, diputado ante esta Legislatura, en nombre
propio y de la Fracción Parlamentaria que represento de “CONVERGENCIA”, en
ejercicio de las facultades que me conceden los artículos 33 fracción II, de la
Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Querétaro Arteaga, 9
Fracción I, 144 y 145 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de
Querétaro, me permito someter a la consideración del Pleno de esta Soberanía, la
siguiente:
INICIATIVA DE LEY QUE REFORMA EL ARTÍCULO 4 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE QUERÉTARO ARTEAGA
PARA ELEVAR LA AUTONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE
QUERÉTARO A RANGO CONSITUCIONAL Y GARANTIZARLE ASIGNACIÓN
PRESUPUESTAL.
Con fundamento en la siguiente
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
Se puede empezar con una afirmación no exenta de polémica: este inicio de siglo
muestra, con inusitada crudeza, que la única institución pública entronizada hasta
hoy por la política social para la educación de las jóvenes generaciones, la
Universidad, no es suficiente para dar cauce a las múltiples demandas
emergentes. No es suficiente porque, precisamente, la incertidumbre económica
ha mermado las posibilidades de aumentar el universo de beneficiarios. El criterio
–indicador de “viabilidad” es un concepto que emerge como un reacio instrumento
de evaluación institucional. Se exige calidad por una parte, pero por otra se le
niegan aumentos presupuestales cuyos montos terminan en otras partidas
destinadas a actividades “narcisistas”. Sumado a estos criterios existen algunos
organismos evaluadores —e incluso la UNESCO— que se han convertido en
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“portavoces” de la ciudadanía en cuanto a aspiraciones y deseos de formación y
educación se refiere. En este sentido, ahora se le impone a las universidades, a
las instituciones de educación superior como la nuestra, la Universidad Autónoma
de Querétaro, ejercitar responsablemente su autonomía para satisfacer
plenamente las exigencias de ciertos criterios-indicadores tales como: a) calidad
académica, b) pertinencia social y c) responsabilidad pública.
Aquí se puede retomar a los clásicos para insistir en que la Universidad no es
mera aventura académica, que no fue una creación casual. Ésta se despliega en
diversos espacios que pueden ser gestionados, promovidos y reinventados desde
la responsabilidad pública, y redefinidos por los propios sujetos y agentes de la
educación. A esas prácticas es posible denominarlas “educación social”. Este
nombre es el que, en términos históricos recientes, se emplea en la Unión
Europea para designar a un conjunto de prácticas académicas pedagógicas
disímiles, a fin de darles visibilidad. Esa es también un claro objetivo para nuestra
casa de estudios.
En lo que a nosotros toca, parece ser que en los últimos años la Universidad ha
estado siendo objeto de un conjunto de demandas para que ésta garantice ese
mínimo de movilidad social. Aparece entonces una paradoja de difícil abordaje:
¿cómo compatibilizar el trabajo específico de transmisión de complejos
patrimonios culturales con la aparición de tareas cada vez más diversas?; ¿cómo
puede garantizar una institución de educación pública programas de profundidad
cultural y científica que den a todos los demandantes la igualdad de oportunidades
que requiere el funcionamiento de una sociedad democrática?
Hoy la infancia y la adolescencia de ese 80% de la población mundial que, según
la emblemática definición de la OCDE, “nunca constituirán un mercado rentable”
pues su “exclusión social se agudizará a medida que los otros vayan
progresando”, son objeto de peculiares tratamientos en dispositivos que se
gestionan en nombre de la educación, llámense escuelas, centros sociales, ong,
etc. Lo característico es el vaciamiento cultural de esos circuitos, que los
inscriben en el lema pestalozziano de educar al pobre para vivir la pobreza.
Salvo los llamados “polos de excelencia”, las políticas hegemónicas formulan (a
través de instancias tales como el Banco Mundial o la OCDE) la exigencia de la
devastación de los contenidos culturales, para instaurar, en términos de la
afortunada frase de Jean-Claude Michèa, la enseñanza de la ignorancia en todas
sus formas.
Tal como señala Nico Hirtt, la inestabilidad y la imprevisibilidad de las evoluciones
económicas, la dualización de las cualificaciones requeridas en el mercado
laboral, la crisis recurrente de las finanzas públicas, son los factores que
determinan, a partir de la bisagra de los años 80-90, un giro fundamental de las
políticas educativas.
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Mientras que la dualización del mercado laboral se refleja en otra ya evidente de la
enseñanza, la lógica de la asignación presupuesta dice así: “si el 50% o el 60% de
la creación de empleo no exige sino trabajadores poco cualificados, no es
económicamente rentable continuar una política de masificación de la enseñanza”.
No se decreta el fin de la masificación (por ejemplo, el cierre generalizado de
escuelas o de universidades públicas), pero se establecen condiciones en el
plano de la calidad de la enseñanza y de su financiación que la hacen inevitable.
No se decreta la dualización de la enseñanza, pero se crean las “condiciones”
materiales, estructurales y pedagógicas para ello.
Los estrategas en finanzas públicas de este tipo pretenden, a toda costa, que
estos señalamientos se vuelven hoy necesarios y consecuentemente las
condiciones sociales, económicas y culturales que emergen de la expansión global
del capitalismo financiero informacional amenazan de manera frontal las prácticas
educativas, sociales y escolares, para intentar reducirlas a meras técnicas de
control de amplios sectores de población.
Se pretende, por tanto, de que la Universidad pública recentre su función,
poniendo coto a sus funciones, pero que, en realidad, pretenden ocultar los
nuevos designios de la globalización para la escuela pública: su desaparición
como instancia democrática y democratizadora en la tramitación de las herencias
culturales.
La historia de las universidades públicas ha sido más que elocuente: en un
principio las universidades se convertirían inevitablemente en centros privilegiados
de producción y difusión del saber transformador universal, donde el conocimiento
científico–técnico ocuparía un lugar cimero. Así las universidades se debían
convertir en el laboratorio social desde donde se elaborarían y se ejecutarían
todos los proyectos democráticos desarrollístas que entraban a manifestarse en
toda la América Latina en el pasado siglo XX.
Hoy por el contrario los estrategas en finanzas a que hemos referido no creen que
la Universidad vaya a conducir a algún cambio revolucionario, sino que hay fuertes
dudas de su participación en el proceso de modernización más elemental que
debe realizar la sociedad para no quedar totalmente desincorporadas del proceso
de globalización. La crisis encuentra una profundización que se puede resumir
básicamente en un objetivo central: liquidar la posibilidad de la educación superior
estatal y, con ello, impedir que la universidad pública se consolide y desarrolle
como la única vía que tienen vastos sectores de la población para acceder a la
formación y al conocimiento de nivel superior.
Hay un claro y muy evidente abandono sistemático e histórico por parte de los
gobiernos en términos financieros para apoyar iniciativas de investigación, de
ciencia y tecnología al interior y por fuera de las universidades.
Aquí radica precisamente la esencia del problema actual en comprender: ¿cómo
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enfrentan las universidades públicas esa pérdida del espacio, qué retos tienen que
vencer, cómo van a dar solución a cada uno de ellos?
Se plantea que la Educación Superior Pública es el principal factor de movilidad
social de pueblos, que "tienen un papel estratégico en su capacidad para generar
conocimientos e innovaciones tecnológicas, como inductoras del desenvolvimiento
nacional".
Son ellos los que se dedican, en mayor parte, a explorar el desenvolvimiento
tecnológico de los países del área, función, que hoy más que nunca, está
íntimamente ligada al progreso económico y social de naciones. Las universidades
públicas dan un cúmulo grande de información cultural, social, económica, donde
realmente se forma una visión verdaderamente amplia de los pueblos, "dan un
impacto social y estratégico importante".
Las universidades públicas son del estado y en opinión de los gobiernos son
innecesarias, precisamente porque la iniciativa privada puede cubrir o debe cubrir
el servicio de la educación superior, y esto mismo ocurre con la salud, la vivienda
y los servicios públicos, sectores que tienen influencia principal sobre la vida de la
mayoría de la población del continente. La privatización de las universidades es la
forma de limitar o negar el ingreso de la mayoría de la población al nivel superior
de la educación.
Esta problemática ha llevado a que las universidades públicas latinoamericanas
vayan perdiendo gran parte del espacio que ocupaban en el seno de la sociedad
continental. La situación de la educación universitaria, al igual que el conjunto del
sector educativo, hoy presenta una crisis acumulada que es producto de la
aplicación de una política muy definida desde hace muchos años para la
educación pública en general y en particular para la educación superior y han
terminado por hundirse en la quiebra institucional debido al papel del estado actual
de las políticas macroeconómicas de “ajustes estructurales”, dentro del proceso
mundial de globalización, que exige de una mayor calidad. La Universidad pide
evaluarse a sí misma para enfrentar la amenaza del entorno donde se encuentran
sometida a una severa asfixia presupuestal, a un control violatorio de la autonomía
universitaria y a un régimen de indicadores-criterios que desestimula la
investigación y pretende eliminar los derechos laborales de los docentes
universitarios.
Por otro lado la moderna doctrina constitucional, entiende por órganos
constitucionales autónomos, aquellos que se establecen en la constitución y que
no se adscriben a ninguno de los poderes tradicionales del Estado, sin que se
infrinjan en consecuencia los principios constitucionales.
Es la garantía para que estos órganos que son esenciales, no se guíen por
intereses partidistas o coyunturales, o de factores reales de poder, para que su
elevada función no se desnaturalice, pues al contemplarse en la Constitución se
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permite que su integración, estructura y funcionamiento sean independientes, que
estén dotados de personalidad jurídica y patrimonio propios.
La autonomía constitucional sin bien significa libertad de autogobierno y en
consecuencia libertad en el manejo de sus recursos económicos, no significa en
nuestro estado de derecho —ni por equivocación— soberanía o
extraterritorialidad, pero tampoco, por supuesto, impunidad, pues sus órganos de
gobierno son sujetos de responsabilidad y el manejo de sus recursos económicos
está sujeto a fiscalización, es decir no escapan a la transparencia, su
funcionamiento siempre está sujeto al Estado de Derecho.
Una institución como la que nos ocupa resulta insuficiente si no se considera a la
Universidad Autónoma de Querétaro como órgano constitucionalmente autónomo,
pues de esta forma contribuiremos a fortalecer a nuestra máxima casa de estudios
en sus objetivos de generar conocimiento y aplicarlo mediante la excelencia
académica y el sentido social.
Al fortalecer su autonomía garantizamos que sus funciones queden fuera del
ámbito de influencia de los vaivenes políticos, de los caprichos del gobernante en
turno, de la incomprensión y de la intolerancia, pues no puede ser vista como un
objeto de deseo político, no podemos permitir su sojuzgamiento al poder político,
ni el sometimiento a que se pretende llevar a través de la asfixia económica y de
las campañas de desprestigio.
La Universidad es universalidad de conocimiento, de la ciencia y también de
ideologías, en la Universidad confluyen las más disímbolas formas del
pensamiento humano en absoluto respeto, por eso es la conciencia de la
sociedad, su viabilidad estriba en el fortalecimiento de su autonomía.
Estaríamos actuando en congruencia pues en el proyecto de Constitución que se
han estado presentando existe la marcada tendencia a considerar a otros
organismos con esta jerarquía, sobre todo en materia electoral, fiscal, de
procuración de justicia, etc.
La Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Querétaro, publicada en el
periódico oficial "La Sombra de Arteaga" el 2 de enero de 1986 reconoce en sus
considerandos las contribuciones de la Universidad y afirma que:
“como nunca requiere el apoyo e impulso de todos los sectores y
grupos que integran nuestra sociedad. En ella se encuentra el
potencial humano que en el futuro inmediato regirá los destinos de
nuestro Estado, y justamente por esa razón las esperanzas de una
vida digna en ella se fincan y se legitiman.”
El artículo 1° dota a la Universidad de autonomía, de personalidad jurídica y
patrimonio propio y determina:
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"La autonomía implica la facultad y responsabilidad de
gobernarse a sí misma, bajo los principios de libertad de cátedra,
libertad de investigación, libertad de difusión de la cultura y
libertad para prestar servicio social a la comunidad.”
El numeral 5 establece su autonomía en cuanto ve a su administración.
Año con año, de manera reiterativa el decreto de presupuesto de egresos del
Estado de Querétaro considera errónea, torpe e ignorantemente —tanto por quien
elabora las iniciativas como por los Diputados que lo aprueban— a la Universidad
como entidad paraestatal (ver el numeral 18 del presupuesto de egresos aprobado
el viernes 14 de diciembre de este año), y ésta se encuentra excluida de la
aplicación de la Ley de Entidades Paraestatales del Estado de Querétaro, por ser
las disposiciones de este ordenamiento, reglamentarias del articulo 58 de nuestra
Constitución Particular, que se refiere a las dependencias, organismos y entidades
auxiliares del Gobernador, en concordancia con la Ley Orgánica de la
administración pública de la entidad.
La ley de entidades paraestatales en su artículo 7 señala:
“La Universidad Autónoma de Querétaro y demás instituciones de
educación superior a las que la ley otorgue autonomía, se regirán
por sus leyes especificas.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Instituto Electoral
de Estado de Querétaro, atendiendo sus objetivos ya la naturaleza
de sus funciones, quedan excluidos de la observancia del presente
ordenamiento.”
En consecuencia la Universidad no es una entidad paraestatal, y si se le otorga
autonomía constitucional acertadamente a la Comisión Estatal de Derechos
Humanos y el Instituto Electoral de Estado de Querétaro, y a la Comisión de
Acceso a la Información Gubernamental, es lógico y coherente que a la
Universidad también se le dé el mismo rango constitucional.
Hoy en día la situación financiera de la Universidad se advierte amenaza dada las
políticas económicas que ha pretendido atentar contra su autonomía, incluso
contra su contra sus fines sociales, contra su viabilidad al negársele los recursos
que por derecho le corresponden, al establecerse compromisos que no se han
cumplido. Hace tan solo algunos días se han hecho manifiestas las intenciones de
de las clases políticas en el poder: orillar a las Universidades a incrementar las
cuotas de inscripción. Tal decisión sería catastrófica para miles de familias que
envían a sus hijos a nuestra alma mater y que cifran sus esperanzas en ellos, los
que anhelan una formación, un rango profesional como una forma para acceder y
lograr un mejoramiento en la calidad de vida. Más que eso la Universidad es
instancia democrática y democratizadora en la tramitación de las herencias
culturales.
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Existen una serie de acontecimientos en el terreno de la asignación presupuestal
a la Universidad Autónoma de Querétaro que hablan por sí mismo; por ejemplo,
en enero del 2002 se da marcha atrás al presupuesto aprobado a favor de nuestra
máxima Casa de Estudios: un mes antes, en diciembre de 2001 se aprueba un
presupuesto para el año 2003, en el que las aportaciones del estado se ven
reducidas en 1.72%; si bien es cierto el presupuesto global de la Universidad se
incrementó en un 4.07%, los trasnochados que elaboraron ese dictamen y que lo
aprobaron en esta soberanía no se dieron cuenta que gravitaba sobre el rubro de
recursos propios, lo que significa una propuesta del Gobierno para que la
Universidad aumentara considerablemente las cuotas de las colegiaturas, lo que
es inadmisible y lo que, como se advirtió en los primeros párrafos, es una
tendencia a la que siguen aferrados.
Hoy en día, esta LV Legislatura, existen compañeros legisladores que son
egresados de nuestra Universidad, que fueron formados en sus aulas, que
recibieron enseñanza pública y que ahora ostentan, ufanamente, un título
universitario. La reciprocidad es el sentimiento que, en un ápice de gesto como
agradecimiento, es lo menos que podemos esperar de ellos.
Quienes creemos en la educación, en la educación pública básica, media y
superior, quienes creemos en la universidad pública, tenemos que hacer nuestra
la causa de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Nuestra Universidad es la síntesis de dos siglos de educación en nuestra entidad
sin desconocer los antecedentes desde las aportaciones de Diego de Barrientos
Rivera y Juan Caballero y Osio y desde la fundación del Colegio Jesuita de San
Ignacio, después de 81 años de servicio a la educación del Colegio Civil fue
decretado Universidad en 1951; mediante la ley 81 expedida por el Congreso del
Estado nace jurídicamente. Fue inaugurada el 24 de febrero de ese año, pero el
27 de enero de 1958 se declara autónoma y el 29 de enero de 1959 se publica en
la "Sombra de Arteaga" la primera Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de
Querétaro.
Es un proyecto histórico de los Queretanos que ha contribuido a la transformación
del Estado, es un proyecto cultural, científico, de búsqueda permanente de la
verdad y del reencuentro con la humanización plena, es el espacio natural de la
reflexión, y todo esto ha sido posible a partir de su carácter autónomo, es también
un proyecto de futuro.
Nadie puede negar que nuestra Universidad se caracteriza por su pluralidad, por
su responsabilidad social, y que sus proyectos científicos, tecnológicos y
humanísticos, no pierden de vista las condiciones que impone la globalización de
incertidumbre y de riesgo.
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Sólo podrá garantizarse una sociedad moderna y democrática, en la medida que
se fortalezca la educación pública en todos sus niveles.
Por ello, porque sólo con hechos podemos contribuir a que la Universidad
Autónoma de Querétaro cumpla su función y su misión, que amplíe sus
posibilidades de consolidación, y ampliar su utilidad social propongo con base en
lo anteriormente fundado y motivado la siguiente:
INICIATIVA DE LEY QUE REFORMA EL ARTÍCULO 4 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DEL ESTADO LIBRE Y SOBERANO DE QUERÉTARO ARTEAGA
PARA ELEVAR LA AUTONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE
QUERÉTARO A RANGO CONSITUCIONAL Y GARANTIZARLE ASIGANACIÓN
PRESUPUESTAL.
ARTÍCULO ÚNICO: Se adiciona un párrafo cuarto al artículo 4 de la Constitución
Política del Estado Libre y Soberano de Querétano de Arteaga para quedar como
sigue:
Articulo 4. La educación...
El sistema...
Las universidades...
La Universidad Autónoma de Querétaro es una institución autónoma de educación
superior. Conforme a la ley tendrá las siguientes facultades:
I.
Para autogobernarse, expedir su reglamentación interna y nombrar a
sus autoridades;
II.
Realizar sus fines de conservar, crear y transmitir la cultura y la ciencia
a través de las funciones de docencia, investigación, difusión y
extensión, respetando las libertades de cátedra, de investigación, de
libre examen y discusión de las ideas;
III.
Determinar sus planes y programas;
IV.
Fijar los términos de ingreso, promoción y permanencia de su personal
académico;
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V.
Administrar libremente su patrimonio, que se integrará con las
aportaciones federales, estatales, la transmisión de bienes y derechos
de personas físicas o morales, nacionales o extranjeras, los recursos
generados por los servicios que preste, así como por los demás que
señale su ley.
La Universidad Autónoma de Querétaro recibirá anualmente, como mínimo, el
cuatro por ciento del presupuesto anual de egresos para el estado.
ATENTAMENTE
SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN
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