Organización para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento (OFDP-RD) El desarrollo del pensamiento y la formación de la cultura científicotécnica en el contexto socioeconómico y cultural de la América Latina y el Caribe Dr. Miguel Dámaso Rojo González Ponencia presentada en el Primer Encuentro Nacional de Educación y Pensamiento 9 al 11 de julio de 1998 Santo Domingo, República Dominicana 1. Desarrollo social humano y desarrollo del pensamiento humano El concepto de "desarrollo social humano" se ha ido perfilando y precisando por contraste con el de "crecimiento". Ambos conceptos se relacionan con los procesos económicos y sociales y ambos contienen la idea de superación de estadios inferiores de organización económica y de aumento de la capacidad o la potencia económica de la sociedad. Solo que "En contraposición al carácter netamente cuantitativo del crecimiento, el desarrollo es definido como un proceso que involucra aspectos cualitativos de la condición humana en un país, región o continente" (PNUD, 1997, p. 1). Pero la diferencia entre estos dos conceptos no entraña una oposición metafísica entre los aspectos "cuantitativo" y "cualitativo" del progreso social, porque está claro que sin crecimiento económico no puede haber desarrollo. Si la sociedad no alcanza niveles aceptables de crecimiento económico no puede haber verdadero desarrollo. Un ser humano viviendo en la pobreza, sin un techo, sin la garantía de su salud y de su educación, no puede ser un ser humano desarrollado. El crecimiento, entendido como el aumento de la producción de bienes y servicios para el consumo y el disfrute de todos es una condición insoslayable del desarrollo humano. Pero el proyecto social no puede reducirse al crecimiento por que puede haber crecimiento sin desarrollo o, al menos, sin "desarrollo humano". No faltan los ejemplos de sociedades "muy crecidas", donde puede decirse que reina la abundancia, en las que, sin embargo, la calidad de la vida y el nivel y tipo de "desarrollo" de las personas se alejan significativamente de lo que pudiera llamarse "humano". Por eso, en el conjunto del proyecto social, "crecimiento" y "desarrollo" son dos conceptos que se relacionan dialécticamente: hay que crecer para llegar al desarrollo pero este supone algo más, este supone un salto cualitativo sobre la base de la acumulación cuantitativa de la riqueza alcanzada mediante el crecimiento. Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... Este "algo más", este "salto cualitativo" a partir del crecimiento que permite considerarlo un "desarrollo humano" se refiere a la creación de la posibilidad de realización plena de las potencialidades físicas y mentales, corporales y espirituales de las personas. Así, en mi país "… se ha aplicado una concepción de desarrollo económico y social que … ha definido como objetivo final la transformación de los seres humanos, haciéndolos más saludables, cultos, participativos y solidarios con sus semejantes." (PNUD, 1997, p. XV). Dentro de este mismo espíritu, la Comisión Sur nos propone la siguiente definición del desarrollo: "… [el desarrollo] es un proceso que permite a los seres humanos utilizar su potencial, adquirir confianza en si mismos y llevar una vida de dignidad y realización. Es un proceso que libra a la gente del temor a las carencias y a la explotación. Es una evolución que trae consigo la desaparición de la opresión política, económica y social (…) El desarrollo supone, por consiguiente, una creciente capacidad para valerse por sí mismo, tanto en el plano individual como colectivo". "El verdadero desarrollo tiene que centrarse en la gente, estar encaminado a la realización del potencial humano y a la mejora del bienestar social y económico de las personas, y tener por finalidad el logro de lo que ellas mismas consideran que son sus intereses sociales y económicos". (PNUD, op. ci. p. 3, Recuadro 1.3). Pero, ¿es que podemos concebir un ser humano capaz de valerse por si mismo, capaz de determinar por sí y ante sí objetivos y metas acordes con sus verdaderos intereses sociales y económicos, confiado en si mismo, capaz de llevar una vida digna y realizar sus potencialidades, etc., sin un alto desarrollo de su pensamiento? Evidentemente no. El desarrollo del pensamiento es una condición, un requisito, para la creación de una sociedad humanamente desarrollada. La sociedad sólo puede alcanzar un estado de "desarrollo humano" cuando el proyecto social contempla los procesos de crecimiento económico y de desarrollo del pensamiento, de la creatividad, el espíritu crítico y el raciocinio de todos y cada uno de sus miembros como un sistema, como una unidad, en estrecha interacción e interdependencia. El crecimiento económico en función del desarrollo de la persona y de su pensamiento y el desarrollo del pensamiento en función del crecimiento económico es una de las condiciones esenciales para lograr la meta del desarrollo social humano. Los procesos de desarrollo social humano y de desarrollo humano del pensamiento son inseparables, de modo tal que uno no puede ocurrir sin el otro. 2 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... 2. Desarrollo social humano, apropiación de la cultura científico-técnica y desarrollo del pensamiento humano Ahora bien, ¿de qué desarrollo del pensamiento hablamos? Cuando aún no se hablaba de "desarrollo" en el sentido que aquí lo hemos hecho; cuando el proyecto social se refería esencialmente al "crecimiento", la educación partía de una concepción instrumentalista, operatoria y elitista del pensamiento. De acuerdo con dicha concepción, el crecimiento se lograría por la acción de una élite de científicos y tecnócratas, que habrían recibido una educación especial y que, por lo mismo, estarían en posesión de un altísimo grado de dominio de las técnicas y los métodos de la ciencia y la tecnología a partir del cual transformarían la situación económica de los países. Con esta capacidad instrumental dichos tecnócratas conseguirían arrastrar al resto de la sociedad hacia los niveles de crecimiento previstos. Lamentablemente la práctica ha demostrado que esta teoría es falsa. Por ello la concepción del significado y los objetivos de la educación científicotécnica ha sufrido, en los últimos tiempos, una evolución importante, en cierto sentido paralela a la de los conceptos de "crecimiento" y "desarrollo" y probablemente determinada por los mismos factores. Esta evolución ha tenido lugar en primer lugar debido a que la educación científicotécnica se ha enfrentado al problema del uso o, mejor dicho, del abuso de los conocimientos y las habilidades que ella transmite. En efecto, es verdad que la ciencia y la tecnología nos han librado de numerosos males que la humanidad padeció durante siglos, mejorando la calidad y prolongando la duración de la vida, pero no es menos cierto que, al mismo tiempo, la aplicación inmoderada e imprudente de ciertas tecnologías están provocando el deterioro continuo y sistemático del planeta y aumentando el peligro de destrucción inmediata y súbita que nos acecha. No es posible concebir el crecimiento económico conducente al desarrollo humano mediante el aniquilamiento de las especies animales y vegetales, mediante la contaminación de las aguas y de la atmósfera, mediante la desertificación, mediante la explotación inconsiderada y desmedida de los recursos naturales de todo tipo. En una sociedad humanamente desarrollada, ninguno de estos males tiene cabida. Por ello es necesario hacer algo, tomar medidas preventivas, desde la propia educación, desde la propia escuela, para disminuir tanto como sea posible el uso de los conocimientos científicos-tecnológicos para fines contrarios a los mejores intereses de la humanidad. De aquí que hoy: El objetivo de la educación científica-técnica no consiste en transmitir conocimientos y capacidades para dominar o sojuzgar la naturaleza y explotarla inmoderadamente. La concepción de la educación científico-técnica se ha modificado también en función de que hoy se aspira a que ella llegue "a todos", a que todos los ciudadanos y ciudadanas reciban los beneficios de esa educación. 3 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... EDUCACIÓN CIENTÍFICO-TÉCNICA PARA TODOS Esta aspiración no es gratuita… se justifica por el hecho de que vivimos en un mundo donde la ciencia y la tecnología invaden cada vez más y más esferas de la actividad cotidiana y donde los "conocimientos" envejecen velozmente. Y esto plantea un problema que es el siguiente: ¿qué o cuál formación científica ofrecer a todos? Veamos el siguiente cuadro confeccionado a partir del Informe Mundial sobre la Educación, publicado por la UNESCO en este año de 1988 (UNESCO, 1998) para tener una idea aproximada del problema: Cuadro No. 1 Distribución de la matrícula en los tres niveles de la Educación en América Latina y el Caribe. Año 1995. (en millones de habitantes) Total Diferencia con la Primaria En la Primaria 81.7 0 En la Secundaria 25.8 55.9 En la Educación Superior 8.1 73.6 Si tomamos en cuenta que la escuela siempre ha procedido con una estrategia inclusiva en la cual los conocimientos de la primaria se completan en la secundaria y los de esta en la educación superior y si a esto le sumamos que la distribución de los contenidos entre los tres niveles siempre se ha efectuado con un criterio lógico-analítico según el cual los primeros años se dedican a la asimilación de los elementos de los conocimientos que se obtendrán mas tarde, ¿qué sentido tiene enseñar elementos científicos a esos 73.6 millones de personas que no llegarían nunca a conocer las totalidades cognoscitivas de los que ellos forman parte? O, para decirlo de forma más simple, con un ejemplo, ¿qué hace un ciudadano con el conocimiento de la "célula" si nunca conoce el tejido, ni el órgano, ni el sistema? Por todo esto se abandona la concepción exclusivamente elementalista, propedéutica, instrumentalista y elitista de la educación… ya no se trata solo de formar capacidades transformativas sin ninguna consideración de los efectos posibles, ni tampoco se trata de educar exclusivamente a élites de dirigentes, ni se trata tampoco de transmitir conocimientos que sólo serán significativos en un futuro que nunca llega. La educación del pensar y del hacer tiene que llegar a todos, superar un estadio simplemente operacional y ser significativa y pertinente. Pero, ¿cómo debemos entender hoy la educación científico-técnica de modo que llegue a todos, que sirva al propósito de evitar el abuso de los conocimientos y que, al mismo tiempo, sus contenidos resulten significativos para poblaciones que o bien no van a continuar estudios de ningún tipo o bien no van a ser científicos ni tecnólogos? Encontrar una solución para este problema no es una tarea sencilla, pero una cosa queda clara y es la siguiente: el objetivo de la educación científica y tecnológica para todos 4 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... no es ya la transmisión de conceptos, de leyes y de teorías, independientes de los valores y los principios que rigen el pensar y el actuar dentro de los campos de la ciencia y la técnica. Por otra parte no se trata tampoco de sumar, de adicionar una educación ética, escatológica, a la enseñanza de conceptos y procedimientos aislados como, mas o menos, se ha hecho siempre. Esto no resuelve el problema. Desde mi punto de vista, y es la tesis que estoy proponiendo, una solución posible consiste en hacer de la formación de una estructura sintética compuesta por los principios de la ciencia y la técnica en forma de concepciones y valores, y por las competencias propias del pensar científico y el quehacer tecnológico, que funcione como un determinante de la conducta de la persona en todas y cada una de las diversas circunstancias de su vida, el objetivo central de la educación científico-técnica. Esta estructura es lo que llamo cultura científicotécnica. Las concepciones se refieren a los principios, las filosofías o los paradigmas que se reflejan implícitamente en los conocimientos acerca del objeto de la cultura de que se trate. En la "cultura científico-técnica" las concepciones se refieren a la función, la naturaleza, las características, las cualidades, etc., de la ciencia y de la técnica. Las competencias hacen referencia a las reglas, normas, estilos, etc., implícitos en los modos de hacer que caracterizan a la cultura de que se trate. Se trata, por una parte, del conocimiento o dominio de los métodos y las técnicas y, por otra, de la interiorización o apropiación de la filosofía o la lógica de la acción que la técnica y los métodos permiten. En su nivel más alto las competencias científico-técnicas consisten en la apropiación de la "lógica" implícita en el "hacer" y el "conocer" de la técnica y la ciencia. Los valores son los elementos centrales o estructurantes de cualquier cultura en tanto establecen el vínculo más profundo y estable de las concepciones y las competencias con la persona. El valor es la expresión de la personalización de la concepción y de la competencia. Queda claro, primero, que al hablar de "cultura" no lo hago en el sentido epicureista, hedonista, que se le da a este concepto cuando se lo vincula al buen gusto o a la afición por las cosas exquisitas, y que muchas veces se acompaña de "snobismo" y de un cierto desprecio por "lo popular". No es de esto de lo que hablo. Tampoco uso el concepto de "cultura" en el sentido de un conocimiento o un dominio poco preciso de un campo determinado de la actividad humana, como cuando se habla de "cultura general" para denominar un nivel del conocimiento en el cual somos aprendices de todo pero maestros de nada y, por último, tampoco estoy hablando de la cultura en el sentido de cultivar en el alumno sentimientos mas o menos románticos o poco realistas. Desde el punto de vista que estoy proponiendo la cultura no se relaciona sólo con los juicios de valor, sino también y, en primer lugar, con la eficiencia y la productividad. La estructura de la cultura es sistémica por que sus componentes se determinan recíprocamente, de modo tal que las modificaciones en uno cualquiera de ellas entrañan modificaciones correspondientes y automáticas en los otros. La cultura es un determinante 5 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... de la conducta en la medida en que los sujetos que la poseen se conducen espontáneamente de acuerdo con ella y pueden ser identificados fácilmente como miembros de dicha cultura. Esta cultura es significativa para todos, los que van a ser científicos y tecnólogos y los que van a ser profesionales de otras esferas o van a abandonar el sistema de educación en alguna etapa intermedia, por dos razones: una, por que la posesión de la cultura les va a permitir contribuir de forma más eficiente al crecimiento humano de la sociedad en cualquier esfera de la actividad socialmente significativa en que se encuentre; y, dos, por que dicha cultura es al mismo tiempo un instrumento para ser mejores ciudadanos, autónomos, conscientes, eficientes, confiados en su razón y en su fuerza, es decir, ciudadanos portadores de un pensamiento humano. Hasta aquí hemos visto cambios en las concepciones y los objetivos de la educación; el problema ahora es ¿cómo educar de acuerdo con estas concepciones, cómo alcanzar estos objetivos? Para responder esta pregunta hay que reflexionar acerca de lo que pudiera ser una pedagogía de la cultura. 3 Hacia una pedagogía de la cultura en el contexto de la América Latina y el Caribe Todo lo anterior supone cambios importantes en diferentes niveles y agentes de la educación. Vamos a referirnos a las consecuencias de estos puntos de vista en dos aspectos, los curriculæ y la formación de los maestros, fundamentalmente en el nivel de la escuela general y básica. I.- Los curriculæ En cuanto a la naturaleza de los contenidos: En la inmensa mayoría de los curriculæ, los contenidos tienen que ver con un "saber" o un "saber hacer". Los primeros están compuestos por conceptos, datos, hechos, fechas, términos, etc.; los segundos se refieren a los procedimientos. De este modo la escuela adopta implícitamente una concepción instrumentalista y exclusivamente cognoscitiva de la educación. Se pierde de vista la educación del "querer" y del "sentir", y no me refiero solo al "querer" como la educación de los sentimientos de amor, de amistad, de solidaridad, etc.; ni al "sentir" como la educación de la sensibilidad ante lo "bello", lo "armonioso", etc. (todos ellos también olvidados o poco cuidados por la educación formal). Me refiero a la educación del "querer" y del "sentir" en el sentido de la incorporación o subjetivización de los valores de la ciencia y de la técnica (la certidumbre, la claridad, la precisión, la racionalidad, la eficiencia, la posibilidad y la necesidad de la transformación, etc.). Es en este sentido que pienso que la educación hoy está incompleta. Además, y en estrecha relación con lo anterior, en los grados de la enseñanza general se incluyen los contenidos que habitualmente se llaman "básicos". Desde mi punto de vista, el concepto de "contenido básico" se ha identificado incorrectamente con el de "conocimiento elemental". El concepto de "elemento" tiene que ver con un método de 6 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... investigación de la realidad que es el análisis. Pero si bien el análisis es un método de conocimiento no es necesariamente un método de enseñanza y, probablemente lo es aún menos en los niveles llamados básicos de la educación. Estos contenidos mal llamados "básicos", porque en realidad son "elementales", tienen la desventaja de que, generalmente, son poco pertinentes, es decir que tienen escasa o ninguna relación con la vida de los estudiantes y de aquí que no tengan para ellos "valor" y que por tanto no se pueda producir la apropiación cultural al faltar uno de sus componentes esenciales. Para todos es bien conocido que, como se refleja en los cuadros que mostramos hace un momento, en América Latina y el Caribe la cantidad de estudiantes que llegan a los niveles superiores de la educación es una proporción más bien pequeña de los que inician la educación general y básica. Sin embargo, la concepción de los curriculæ, más común, es linear, ascendente e inclusoria … de modo tal que siempre los grados inferiores tienen un carácter propedéutico, preparatorio de los grados superiores. Se procede como si todos los alumnos fueran a acceder a los grados superiores … cosa que es evidentemente falsa. Esta forma de concebir los curriculæ no solo les impone a grandes cantidades de alumnos una tarea improductiva sino que también los priva de la educación que realmente necesitan. Por otra parte, y en el caso de los curriculæ de ciencia y tecnología, se procede como si todos los alumnos fueran a acceder a una formación científico-técnica superior, cosa que también es evidentemente falsa y que tiene las mismas consecuencias indeseables. Las consideraciones anteriores nos permiten llegar a las siguientes: CONCLUSIONES EN CUANTO A LOS CURRICULÆ Necesidad de superar la concepción exclusivamente cognoscitiva e instrumentalista de los contenidos. Necesidad de superar la concepción inclusoria, linear-ascendente en la organización de los contenidos. Necesidad de superar la concepción de "lo básico" como lo "elemental-analítico". II.- La formación de los maestros La concepción de la educación como un proceso de facilitación y dirección de la apropiación de la cultura supone un cambio en la formación de los maestros. Para abordar esta tarea se necesita no solo una nueva actitud sino también nuevas técnicas y procedimientos. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el proceso de apropiación de una cultura nueva siempre ocurre con los instrumentos de la cultura que ya se posee. Pero la "nueva cultura" y la "antigua" no son siempre coherentes … por eso los contenidos culturales antiguos pueden convertirse en un obstáculo para la apropiación de los nuevos. De aquí que para poder actuar como un facilitador de la apropiación de la cultura científico-técnica el maestro deba ser capaz de diagnosticar los obstáculos que este proceso puede encontrar en las estructuras culturales de sus alumnos. 7 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... En América Latina y el Caribe esos obstáculos provienen de lo que pudiéramos llamar "anti-cultura de la dependencia y el subdesarrollo", algunas de cuyas características son las siguientes: La anticultura de la dependencia y el sub-desarrollo en América Latina y el Caribe Anticultura Científica Anticultura Tecnológica 1.- Concepciones: • concepción no determinista, azarosa, arbitraria, maravillosa del mundo y de las relaciones entre los fenómenos (la suerte, el destino, los hombres providenciales, etc.). 1.- Concepciones: • las transformaciones no se consiguen por medios tecnológicos sino por medios heterogéneos (ritos, invocaciones, amuletos, palancas afectivas o corrupción). 2.- Instrumentos: • predominio de la especulación y de la imaginación sobre la problematización, la emisión y el control de hipótesis y la elaboración de normas y reglas. 2.- Instrumentos: • Escaso desarrollo del pensamiento transformador y poca confianza en la capacidad transformadora. 3.- Valores: • pobre valoración de la objetividad, la certidumbre, la claridad y la precisión del conocimiento. 3.- Valores: • desvalorización de la norma y de la regla (indisciplina tecnológica); • desvalorización de las eficiencias … despilfarro, desconocimiento del ahorro; • desvalorización de la acción transformadora (sueños, utopías, ilusiones, etc.). Partiendo de la concepción de la cultura científico-técnica que acabo de exponer, la tarea del maestro consiste en facilitar la apropiación de las concepciones, las competencias y los valores que están implícitos en el saber y el hacer de la ciencia y la tecnología. Está claro entonces que hay que lograr, en primer lugar, que el propio maestro tenga un dominio suficiente de esas concepciones, competencias y valores y, en segundo lugar, que esté en posesión de los métodos y las técnicas adecuadas para la apropiación integrada de las mismas y convertirlas así en determinantes culturales de la conducta de los alumnos. Podemos llegar entonces a las siguientes conclusiones acerca de la formación del maestro: CONCLUSIONES ACERCA DE LA FORMACIÓN DEL MAESTRO Es necesario que el maestro domine las técnicas de diagnóstico y de remoción de los obstáculos culturales que pueden oponerse a la apropiación de la cultura científicotécnica. 8 Miguel Dámaso Rojo El desarrollo del pensamiento... Es necesario que el maestro sea portador de un nivel adecuado de la cultura científicotécnica. Es necesario que el maestro domine las técnicas para la facilitación de la apropiación de la cultura o, lo que es lo mismo, para producir la apropiación de las concepciones, las competencias y los valores estructurados como determinantes culturales de la conducta. Creo que si nosotros, los educadores latinoamericanos y caribeños, logramos todo esto estaríamos haciendo una contribución importantísima al desarrollo de una sociedad humana y al desarrollo del pensamiento humano y contribuyendo con ello, al mismo tiempo, a colocar a los pueblos de esta América y este Caribe nuestros en el alto lugar que se merecen, en el concierto de las naciones, por el denuedo y la tenacidad con la que sus hijos y sus hijas han luchado por sus derechos, y por la inteligencia, la dignidad y la bondad naturales que los identifican y los distinguen. Con esas ideas en la mente y esos sentimientos en el corazón quiero invitarlos a que Continuemos esforzándonos todos juntos por la inteligencia y la dignidad de nuestros pueblos. Bibliografía PNUD. 1997. Investigación sobre el desarrollo humano en Cuba. Editorial Caguayo, S.A. La Habana, Cuba. UNESCO. 1998. Informe mundial sobre la educación. Cuadros 2, 6, 7 y 8. Para terminar quisiera felicitar a los colegas de la Organización para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento, en especial a las Maestras Carmen Evarista Matías de Rodríguez y Altagracia Nuñez, y a la Dra. María Teresa Quidiello y a quien, aquí y en Puerto Rico, es el inspirador de este movimiento, Dr. Ángel Villarini, por la feliz iniciativa de convocar a este evento y por su amable invitación a participar en el mismo. A todos Uds. ¡MUCHAS GRACIAS! 9