Piratería (Derecho de autor)

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Piratería (Derecho de autor)
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Para otros usos de este término, véase Piratería (desambiguación).
La piratería es un término popularizado para referirse a la copia de obras
literarias, musicales, audiovisuales o de software efectuada sin el
consentimiento del titular de los derechos de autor o, en su defecto, sin
autorización legal.
La expresión correcta para referirse a estas situaciones sería copia ilegal o
copia no autorizada y, en términos más generales, infracción al derecho de
autor. El término "piratería" se aplica también a la venta ilícita de dicho material
reproducido ilegalmente. Estos actos comenzaron a denominarse piratería
como metáfora del robo de la propiedad del otro, acto que realiza un pirata en
el mar.
La forma en que debe tratar la legislación la realización de estas copias es un
tema que genera polémica en muchos países del mundo. La ley de ciertos
países, que regula el derecho de autor, contempla como excepción la copia
privada, es decir, autoriza a los particulares la copia o reproducción de una
obra protegida para hacer un uso privado de la misma.
Tabla de contenidos
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1 Delitos contra la propiedad intelectual
2 Consecuencias
3 Véase también
4 Enlaces externos
[editar] Delitos contra la propiedad intelectual
El Derecho penal sólo trata las conculcaciones más graves del ordenamiento
jurídico, y en el marco de la propiedad intelectual, generalmente sólo se
sancionan penalmente las conductas que supongan la copia o el plagio de las
obras protegidas, donde concurran dos circunstancias: el ánimo de lucro y el
perjuicio de tercero, donde el beneficio obtenido posea especial trascendencia
económica. Esto último, en muchos casos, supone una actividad altamente
especializada, que busca la comercialización de los productos copiados o
plagidos, y se define en actos tales como la exposición de las copias en
comercios, catálogos de venta, y otros. La piratería y/o las falsificaciones son
los delitos más comunes.
[editar] Consecuencias
En relación a la industria musical, para la mayoría de músicos su verdadera
fuente de ingresos está en la actuación en vivo, no en la venta de discos (más
información aquí). Por tanto, para algunos, la disponibilidad del material de los
músicos favorece la afluencia de público a sus conciertos. Uno de los medios
que favorece esa disponibilidad del material hoy en día es el uso de software
P2P que permite a sus usuarios compartir ficheros a través de Internet, si bien
muchos esperan que los músicos comiencen a abandonar el concepto de disco
grabado para ofrecer su material de formas alternativas (como, por ejemplo,
descargas a través de FTP o similares), pudiendo fijar precios por
pieza/canción o grupo de piezas mucho más bajos que los actuales precios de
CDs.
Sin embargo, otros no están de acuerdo con este punto de vista y aluden a la
pérdida de puestos de trabajos que se producirá en la industria del sector
debido a esta actividad. Además defienden el derecho legítimo de los autores a
recibir compensación económica por la utilización de su obra.
[editar] Véase también
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Derecho de copia privada
Historia de las aplicaciones P2P
P2M
Top manta
SGAE
Plagio
[editar] Enlaces externos
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Entrevista a David Bravo, en Wikinoticias
La piratería discográfica según la SGAE
NoSoyPirata.Com - Plataforma alternativa que trata, desde la legalidad, de
desmitificar la piratería en la red.
Piratería, en Algunas palabras y frases confusas que vale la pena evitar según
GNU
Convenio Antipiratería - Alianza de entidades de Colombia para la protección de
los derechos de autor.
Obtenido de
"http://es.wikipedia.org/wiki/Pirater%C3%ADa_%28Derecho_de_autor%29"
Categorías: Delitos | Derecho de autor
Vistas
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Artículo
Por favor, ¡pirateen mis canciones!
Ignacio Escolar el 26/04/2002
Si hubiese dedicado a repartir pizzas el mismo tiempo que he empleado en la música habría
ganado más dinero sólo con las propinas. La creación artística no peligra —ni mucho menos—
con la distribución gratuita en Internet. Use el Napster o el Gnutella sin remordimientos. De
verdad que a los músicos nos hacen un favor.
Soy un músico con suerte. Mi grupo ha vendido, por los pelos, más de 10.000 copias de su
primer LP. En un mundo en el que Enrique Iglesias coloca seis millones de CDs cantando así,
esta modesta cifra tampoco es para tirar cohetes. Pero si me aplicase tanto como futbolista,
jugaría en primera división y, si me dedicase a la medicina con tanto éxito, sería neurocirujano.
Durante un par de semanas del mes de abril de 2000, uno de nuestros singles se coló en el
número diecisiete de las listas de ventas en España; el número tres, si se contaba únicamente a
los artistas nacionales. Cada año salen 32.000 discos nuevos al mercado en todo el mundo y
sólo 250 convencen a más de 10.000 compradores. Apenas el 0,7% de los músicos que han
presentado disco el año pasado (la gran mayoría no llega siquiera a grabar) es más afortunado
que yo.
Se pensarán que nado en dinero. O que, por lo menos, vivo dignamente de mis habilidades
musicales. ¿Cuánto cobra el 0,7% con más suerte de su profesión? No les aburriré con cifras
pero, tras tres años de esfuerzos hasta conseguir ver mi LP en las tiendas, sólo he ganado poco
más de medio millón de pesetas (unos 2.800 US$) por venta de discos y derechos de autor.
Apenas 14.000 pesetas al mes es lo que me ha rentado mi afortunada carrera musical. Mi parte
alícuota del local de ensayo –la garantía de que mis vecinos no me echarán de casa por ruidoso–
me sale por seis mil pesetas al mes. Estas navidades quemé la mitad de mis beneficios en un
teclado nuevo, un capricho. Si tuviera un gerente con facultad para vetar mis presupuestos,
seguiría tocando con el casiotone que me regalaron los Reyes Magos en 1986.
No culpo a la piratería de mi bancarrota. No a la de "sexo, drogas y rock and roll" que aparece
en el anuncio de pésimo gusto con el que la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores)
intentó concienciar a los melómanos de la necesidad de pasar por su caja. Como la gran mayoría
de los chiflados que malgastamos nuestro tiempo en locales de ensayo y nuestro dinero en
instrumentos y amplificadores, prefiero la satisfacción personal de saber que alguien se molesta
en escuchar mi música a las treinta pesetas que me tocan por cada copia vendida (la cuarta
parte si el disco está de oferta o es comprado durante una campaña de televisión).
Si mi gerente, ese imaginario del que les hablaba antes, fuese listo, estaría de acuerdo conmigo.
Por cada concierto que doy, gano, dependiendo del aforo y la generosidad del promotor, entre
15.000 y 60.000 pesetas limpias. Prometo que si acuden a alguno de ellos, no les pediré una
fotocopia del código de barras del CD para entrar. Como todos los músicos que hayan hecho las
cuentas, sé que son más rentables 100.000 fans piratas que llenen mis conciertos a 10.000
originales.
El mp3, Napster o Gnutella tampoco van a acabar con la música. Ni con la mía ni con la de
nadie. Les aseguro que, afortunadamente, puedo prescindir de las 14.000 pesetas mensuales
que generan mis derechos de autor y mis royalties. A Metallica, y a cualquier grupo superventas,
la regla, aunque sus cifras sean mayores, le vale igual. Dan mucho más dinero los conciertos, las
camisetas y los anuncios que un grupo de su fama puede grabar, que el royalty (entre el 8 y el
15% del precio de venta a mayorista) que pagan las multinacionales por disco vendido. Es cierto
que las compañías discográficas costean la grabación y la promoción de los músicos, pero
¿conocen algún otro negocio en el que el reparto entre los que aportan la idea y la mano de obra
y los que ponen el dinero sea tan desigual? Les confieso que no entiendo las razones que
movieron a Metallica y compañía a poner la cara por sus patrones. Todo, para que sus fans se la
partan, pacte Dios con el Demonio y Napster pase de pirata a corsario. A mí se me habría puesto
cara de tonto.
La distribución gratuita de las canciones por Internet no terminará con la creación musical, pero
espero que sí lo haga con los abusivos tratos que impone la industria discográfica. Y eso que los
'juntanotas', con el tiempo, hemos mejorado bastante. Si los pobres músicos de blues de los
años cuarenta –esos a los que el sello RCA (hoy, propiedad de Bertelsmann, el socio de Napster)
pagaba seis dólares y una botella de bourbon por grabar sus canciones– oyesen los lamentos del
batería de Metallica, Lars Ulrich...
No puedo alegar que no sabía dónde me metía cuando hace un año y medio firmé mi contrato
con Universal Music. En aquella reunión, un alto directivo de la compañía me resumió en una
sola frase los nueve folios del acuerdo: "Las discográficas somos un mal necesario". No lo voy a
negar. Sin ellas, mi grupo jamás habría vendido 10.000 discos. Aunque estoy seguro de que sí
hubiese podido regalarlos.
[email protected] es periodista. Colabora en www.gsmbox.es, en el mensual GEO y se ocupa
de "El Navegante", la sección dedicada a Internet de Informativos Telecinco 1:30. Su trabajo
remunerado permite que [email protected] pueda pagar los teclados y el bajo con los
que toca en el quinteto Meteosat, un grupo de Universal Music, la compañía de Metallica. Ambos
correos electrónicos los responde la misma persona y su nick en Napster es redskai.
Los porcentajes de ventas de discos, entre otras muchas cosas, están sacados del polémico
artículo de Courtney Love acerca de los desmanes de la industria del disco.
La piratería discográfica según la SGAE
¿Qué es la piratería discográfica ?
La piratería discográfica es un fraude a la creación intelectual y una vulneración de los derechos de autor, lo
que supone la explotación ilegal de esos derechos, así como eludir la acción de la justicia y enriquecerse a costa
de los creadores y artistas engañando a la Hacienda Pública. En definitiva, quien fabrica, almacena o distribuye
copias ilegales de una obra intelectual comete un delito tipificado en el Código Penal.
Un delito contra la propiedad intelectual consistente en el robo del trabajo intelectual o artístico, que realizado
por mafias organizadas perjudica a un conjunto de sectores, pero especialmente a los creadores y autores.
La creación está protegida de manera clara y expresa en España a través del Código Penal, que en su artículo
270 dice textualmente:
"Será castigado con pena de prisión de seis meses a dos años, o de multa de seis a veinticuatro meses quien,
con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo
o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística
fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares
de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios.
La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas
obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización.
Será castigada también con la misma pena la fabricación, puesta en circulación y tenencia de cualquier medio
específicamente destinada a facilitar la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo
técnico que se haya utilizado para proteger programas de ordenador".
La piratería no es una "forma" de comprar discos más baratos, ni tiene que ver con el precio del disco, es una
forma de robar el trabajo de los autores, por eso es un delito. Por ello, al constituir una infracción contra las
ordenanzas municipales y de la legislación en materia de comercio y de venta ambulante, así como de la
legislación penal vigente; las fuerzas y cuerpos de seguridad deben perseguir de forma rigurosa esta actividad.
En nuestro país, los organismos relacionados con la protección de estos derechos son: la Sociedad General de
Autores y Editores (SGAE), responsable de gestionar los derechos de autor; la Asociación de Gestión de
Derechos Intelectuales (AGEDI), del productor discográfico propietario del master discográfico o de la entidad
que gestiona sus derechos, y la Asociación de Artistas, Interpretes o Ejecutantes. Sociedad de Gestión de
España (AIE), que gestiona los derechos que legalmente están reconocidos a los artistas.
La creatividad y el futuro de los autores e interpretes noveles se ven dañados diariamente en las calles de las
ciudades españolas, donde hay por doquier "puestos" en los que se venden los discos copiados ilegalmente, sin
que las autoridades, en especial las locales, puedan controlar esta actividad delictiva, si bien en los últimos
tiempos esta situación está empezando a cambiar.
Preguntes a fer-se
¿es ilegal descargarse un disco, película o similar desde internet? En caso de no ser
ilegal, ¿es lícito? ¿tiene derecho un usuario a copiar o descargarse la obra de un autor
sin su consentimiento aun no existiendo ánimo de lucro?
M’agradaria saber fins a quin punt és real afirmar que la piratería afecta directament, i
en grau major, als autors, musics, creadors? “ Le roba a l’autor los benefivcios”. Es
realment certa aquesta afirmació.
Si el mercat fos lliure, conseqüentment seria més ric?
La piratería perjudica o ajuda a ampliar el mercat?
La pregunta difícil de responder es, por tanto, no si una cultura es libre. Todas las
culturas son libres en cierto grado. La pregunta, por contra, es "¿Hasta qué punto
es libre nuestra cultura?" ¿Cuán libre, y con qué margen, es esta cultura libre para
que otros tomen de ella y se basen en ella? ¿Está esa libertad limitada a los
miembros del partido? ¿A los miembros de la familia real? ¿A las diez
corporaciones en lo alto de la lista de la bolsa de Nueva York? ¿O está esta
libertad ampliamente difundida? ¿Para los artistas en general, estén afiliados al
Met o no? ¿Para los músicos en general, sean blancos o no? ¿Para los directores
de cine en general, estén afiliados a un estudio o no?
Las culturas libres son culturas que dejan una gran parte abierta a los demás para
que se basen en ella; las que no son libres, las culturas del permiso, dejan mucho
menos. La nuestra era una cultura libre. Se está convirtiendo en una que lo es en
mucho menor grado. (final text 1)
Estas historias separadas silban la misma canción. Si la "piratería" significa usar
valor de la propiedad creativa de otro sin permiso de ese creador--tal y como se la
describe cada vez más hoy día19--entonces todas las industrias afectadas por el
copyright hoy día son el producto o la beneficiaria de algún tipo de piratería. El
cine, los discos, la radio, la televisión por cable... La lista es larga y bien podría
expandirse. Cada generación le da la bienvenida a los piratas del pasado. Cada
generación--hasta ahora. (final text 2)
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