Construccion del jugador

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LOS TARCOS RUGBY CLUB
SUB COMISION DE RUGBY
CONSTRUCCION DE UN JUGADOR DE RUGBY
Enfoque pedagógico. (6 a 19 años)
Son numerosas las variables a tener en cuenta para la correcta “Construcción de
un jugador de rugby”, en esta oportunidad, nos referiremos fundamentalmente a las de
orden pedagógico.
Período de formación general:
Todo deportista necesita transcurrir por un período de formación general, que es
el que brinda el soporte sobre el cual se desarrollaran las destrezas del juego.
En los niños, nos referimos a la utilización de juegos pre deportivos y a las
acciones motrices básicas (carreras, saltos, lanzamientos, equilibrios, contactos,
tracciones, etc.). Estas actividades favorecerán sus aprendizajes motrices y además la
autoestima y la motivación, aspectos fundamentales para los aprendizajes.
Durante el proceso de maduración del jugador, debemos ir progresivamente
aumentando los niveles de especialización, el volumen de entrenamiento y la
competencia.
Período de formación específica
Se refiere, en particular, al entrenamiento de las destrezas específicas para el
juego del rugby. Este proceso, que es desarrollado por etapas, lo que vamos a llamar
niveles de juego.
Enseñar por niveles de Juego:
Los niveles de juego son las diferentes etapas de enseñanza – aprendizajes, por
las cuales debe atravesar el jugador, en el caso del rugby, se encuentran protocolizadas y
son progresivas en sus requerimientos. (Niveles, I, II, III, IV, etc.).
A través de la utilización de diferentes tests de la condición rugbistica, podemos
establecer un determinado nivel de juego y aspirar entonces a ciertas expectativas de
logros deportivos. Es decir, progresos razonables en un determinado período de tiempo.
Un error frecuente consiste en usar como único parámetro a las edades
cronológicas, descuidando de esta manera, otras variables fundamentales como las
experiencias motrices y el talento deportivo.
Tampoco debemos saltear etapas fundamentales, intentando vanamente, acortar
el camino a los progresos deportivos, aún en aquellos casos en que el jugador se
incorpore en una edad más avanzada.
Hay respetar a las etapas sensibles a los aprendizajes, que son las fases más
fértiles y se dan fundamentalmente durante la niñez y la temprana juventud,
desaprovecharlas, significa condenar al deportista a carencias y limitaciones en sus
aprendizajes.
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Los entrenadores que en edades prematuras, saltean etapas, sometiendo al
jugador a presiones físicas y psicológicas, terminan conduciéndolo hacia una saturación
deportiva.
Durante la escolaridad, ámbito formal de enseñanza, es posible aspirar a un
aprendizaje más homogéneo entre las edades cronológicas y los diferentes niveles de
juego, debido a que todos los estudiantes experimentan estímulos similares.
El escenario difiere en los clubes, ámbito no formal y gran semillero de nuestro
rugby. La variable edad, que si bien no deja de ser importante, pasa a un segundo plano
y dando un lugar preponderante a la enseñanza por niveles. Esta situación obedece
principalmente a que los jugadores van incorporándose a disímiles edades y además le
dedican diferentes tiempos a su preparación.
Los niveles, que no son estáticos y van modificándose a medida que evoluciona
el jugador. Si bien parece obvio que con el correr de las prácticas deberían subir de
nivel, no siempre es así y se observan estancamientos que perduran demasiado tiempo.
Debemos estar atentos a estas situaciones, evaluar periódicamente y de ser necesario
modificar la prácticas.
“Enseñar por niveles”, no debe confundirse con “separar por niveles” y de esta
manera impedirles compartir las prácticas con sus compañeros. Es decir que, jugadores
de diferentes niveles pueden interactuar durante los entrenamientos, siempre y cuando
las diferencias entre estos no sean extremas. En el caso particular de un principiante, es
necesario que haya alcanzado a desarrollar el primer nivel, que es el que cuenta con las
destrezas básicas, que le permitirán superar las dificultades de orden afectivo. Cumplido
estos pasos preliminares, se encontrará en condiciones de disfrutar de una practica más
segura y participar activamente de las actividades propuestas.
Encarar la enseñanza de la manera propuesta, le aporta al entrenador la
posibilidad de entender las diferencias que encontrara entre individuos y grupos con los
que les toque trabajar. Muchos se confunden cuando sin determinar el nivel intelectual y
técnico del jugador, pretenden aplicar recetas rígidas de entrenamientos, copiando
ejercicios y aplicándolos ciegamente con sus equipos.
Los métodos de enseñanza:
Los entrenadores de rugby utilizan dos enfoques bien diferenciados para encarar
la enseñanza, unos basan sus ejercicios metodológicos en situaciones similares al propio
juego (Métodos activos), mientras que otros lo hacen descomponiendo la totalidad del
juego en una multitud de destrezas, (Métodos tradicionales). Lamentablemente esta
última modalidad es la que más abunda en el rugby.
Si bien el empleo de ambos métodos, demostraron cierta eficacia, los métodos
activos (pegados al juego) resultan, a nuestro juicio, más efectivos.
A continuación, hacemos una descripción de ambos métodos, destacando sus
ventajas y desventajas.
Métodos Activos:
Los métodos activos, señalan que el aprendizaje en el individuo procede de lo
general a lo particular y de lo indiferenciado a lo preciso.
Su utilización es conveniente desde la propia iniciación, él joven irá
descubriendo el juego al tener que enfrentarse con una serie de acciones que se
asemejan a las de un partido.
El jugador irá tomando conciencia de sus aciertos y errores en situaciones
similares a las del partido, estas acciones derivaran en una mayor concentración y
motivación a las destrezas propuestas por el entrenador.
Estos métodos incluyen ejercitaciones que promueven la toma de decisiones y
la comunicación, procurando desarrollar desde un principio aspectos tácticos del juego.
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Permite reconocer roles en situaciones cambiantes de juego. El jugador
solamente será útil para su equipo, si es capaz, de identificar correctamente su rol.
Es conveniente que los trabajos propuestos contengan múltiples estímulos de
percepción, que incluyan: los espacios, la pelota y el rival. El propósito es que lo
aprendido sea transferido a situaciones reales de juego.
Las actividades deben encararse poniendo especial énfasis en aquellas que
implican la toma de decisiones.
Métodos Tradicionales:
Los métodos tradicionales, como mencionamos anteriormente, son aquellos que
descomponen la totalidad del juego en una multitud de destrezas que se practican por
separado. Un ejemplo de estas situaciones se da en aquellos entrenadores que inician la
enseñanza con el pase lateral, cuando consideran que este ha sido aprendido, recién
entonces procede a enseñar otra destreza y así sucesivamente. Es común observar a los
jóvenes formados en filas, trotando a lo largo del campo de juego, pasándose la pelota.
Estas acciones monótonas realizadas en tiempos prologados, no hacen otra cosa, que
dificultar la toma de conciencia del momento, lugar, razones y utilidad de los ejercicios
propuestos.
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La utilización de los métodos tradicionales, suele acarrear desagradables
sorpresas a los entrenadores, cuando luego de invertir un largo período de tiempo, no
obtienen los resultados esperados.
Estos métodos analíticos, que localizan su atención en las diferentes partes que
componen un movimiento, tienen serias dificultades para ensamblar las destrezas
practicadas por compartimentos estancos. Nada asegura que el jugador va a realizar una
síntesis de los distintos elementos aprendidos por separado, hasta llegar a la ejecución
total.
Tampoco tienen en cuenta los intereses lúdicos o deportivos de los niños. Los
entrenadores que basan su enseñanza exclusivamente en estos métodos, suelen corregir
las técnicas hasta el hartazgo, tornando las prácticas en situaciones tediosas.
Conclusión:
El jugador de rugby necesita, desde edades tempranas, ser estimulado
correctamente. Para lograrlo, debemos utilizar los métodos de enseñanza apropiados,
trabajar en todas las dimensiones implicadas en el juego y respetar las etapas
madurativas.
Un jugador prematuramente especializado, tendrá serias dificultades de
adaptación. Es decir que, de manera independiente al puesto en el que se desempeñe,
deberá conocer todas las facetas del juego.
El rugby, es sin dudas, uno de los deportes que más ha evolucionado, su
práctica requiere de una adecuada preparación, se presenta como un deporte de
múltiples requerimientos físicos, técnicos e intelectuales.
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