Implantaci n de pasturas base alfalfa

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Estación Experimental Agropecuaria Pergamino
“Ing. Agr. Walter Kugler”
FORRAJERAS
IMPLANTACION DE PASTURAS BASE ALFALFA
Mattera, J; Bertin, O.; Pacente. E. y Camarasa, J.
Marzo de 2016
La correcta implantación de pasturas puras de alfalfa y con otras especies asociadas
es determinante en la posterior producción a lo largo de su vida útil. Las decisiones de
aspectos agronómicos son fundamentales a la hora de planificar la siembra en los
establecimientos. En general, para las pasturas de alfalfa se destinan sectores con suelos de
moderada a buena aptitud, por lo que resulta conveniente aprovechar su potencial para
lograr pasturas altamente productivas.
Entre los factores importantes de definir antes de la siembra y determinantes de la
producción posterior se encuentran:
1) Cultivo antecesor, sistema de siembra y tratamiento de la semilla:
Uno de los factores determinantes del éxito de la siembra de pasturas es el cultivo
antecesor. En este sentido, estudios previos realizados en Rafaela por Fontanetto y Keller
(1998) demostraron que los mejores antecesores para la siembra directa de alfalfa son los
cultivos de trigo, soja, maíz para silo, moha y girasol, por el menor volumen de rastrojos al
momento de la siembra de la pastura. En condiciones de secano en Pergamino, Bertín y col
(2015) hallaron un efecto positivo del antecesor moha comparado con maíz y soja sobre la
producción de alfalfa durante el primer año de vida de la pastura. No se recomienda la
siembra de pasturas de alfalfa sobre pasturas degradadas por una menor eficiencia de
implantación.
En los últimos años se ha observado con mayor frecuencia la siembra directa de
pasturas de alfalfa. Se han realizado experiencias en Rafaela (Romero y col., 2008) y en
Pergamino (Moreno y col., 2015), hallando resultados similares entre sistemas de labranza,
o incluso logrando en Pergamino una mayor cantidad de plantas bajo siembra directa.
Como contrapartida, se ha observado un menor desarrollo radicular en siembra directa. En
este último sistema de siembra resulta conveniente la remoción de rastrojos (por ejemplo,
rollos en el caso de rastrojo de soja y pastoreo en el de rastrojo de maíz, evitando
realizarlo en suelos muy húmedos).
Por último, se recomienda la utilización de semilla peleteada que incluya inoculante,
fungicida e insecticida para mejorar la eficiencia de implantación, es decir lograr un mayor
número de plantas establecidas en relación a las semillas sembradas.
2) Corrección del suelo y fertilización:
La alfalfa es una especie con altos requerimientos de calcio, sensible a la acidez y al
déficit de fósforo en el suelo. Por otra parte, al tener capacidad de fijar nitrógeno de la
atmósfera es capaz de cubrir una parte importante de su requerimiento de este nutriente.
Según el proyecto PRONALFA (Racca y col., 2001), cubre en promedio, para diversos sitios
y campañas, por encima del 50% de su requerimiento de nitrógeno.
* Técnicos del Grupo Forrajeras INTA Pergamino
Estudios realizados en la región central de la Provincia de Santa Fe (Vivas y Guaita,
1998) indican respuestas positivas en la producción de forraje cuando el nivel de fósforo
disponible en el suelo fue menor a 25 ppm. Por otra parte, dichos autores hallaron una
interacción positiva de la aplicación de fósforo en conjunto con enmienda cálcica.
Aumentar el pH del suelo por la aplicación de la enmienda cálcica en suelos que tienden a
la acidez presenta diversos efectos positivos entre los cuales se encuentran la mejora en la
estructura del suelo, el aumento de la disponibilidad de algunos nutrientes y también
favorece la fijación biológica de nitrógeno. Por último, en diversos sitios de la región
pampeana se han hallado efectos positivos a la fertilización azufrada, especialmente en
suelos pobres en materia orgánica y de texturas arenosas.
3) Elección de la variedad:
Dentro del mercado de semillas de alfalfa hay una importante oferta de variedades
con diferentes grados de reposo invernal. El INTA lleva adelante la red nacional de
evaluación de cultivares de alfalfa de la cual se publican los resultados en el reporte
Avances en Alfalfa1. Entre los principales criterios para la elección del cultivar de alfalfa se
encuentran el potencial de producción de forraje, el grado de reposo invernal, la
resistencia a enfermedades y la persistencia (Putnam y Orloff, 2003). Se detallan a
continuación:
• Los resultados de la red de alfalfa de INTA indican que aún en ensayos con manejo
agronómico óptimo las diferencias asociadas al componente genético y a su interacción
con el ambiente son muy importantes.
• El grado de reposo invernal puede afectar, en mayor o menor medida dependiendo
el sitio, el potencial de producción así como la distribución del forraje. En el caso de las
variedades con latencia invernal intermedia (grado de reposo 6 y 7) suelen presentar una
mayor concentración de la producción de forraje en primavera-verano que las variedades
sin latencia (grado de reposo 8 y 9). Si el destino principal de las pasturas es para la
confección de reservas forrajeras puede ser de interés la mayor concentración de forraje
que ofrecen los cultivares con latencia invernal intermedia, mientras que para un uso bajo
pastoreo las variedades sin latencia presentan una oferta más estable y con mayor
cantidad de aprovechamientos en el año.
• La resistencia a enfermedades puede afectar la persistencia de las pasturas, la
producción de forraje, como también la calidad del mismo. En el caso de las enfermedades
de raíz y corona al ocasionar pérdidas de plantas reduce la persistencia de las pasturas,
como también la producción, mientras que las enfermedades foliares ocasionan pérdidas
de hojas, afectando la producción y la calidad de las pasturas, al perder el componente de
mayor calidad. De esta forma adquiere relevancia la elección de variedades que presenten
mayor resistencia a las enfermedades comunes en cada región, especialmente a
enfermedades de raíz y corona, ya que existen cultivares con muy buen comportamiento.
• Por último, la persistencia tiene que ver con la supervivencia de las plantas en el
tiempo, en esto influyen factores como el comportamiento frente a enfermedades, el
1
El número del 2015 de Avances en alfalfa puede consultarse aquí:
http://inta.gob.ar/sites/default/files/inta_revista_avances_en_alfalfa_no_25_noviembre_2015.pdf
manejo del pastoreo y la adaptación del cultivar al ambiente. Las diferencias en los ensayos
de comparación entre variedades de alfalfa tienden a aumentar con el paso del tiempo
(años) lo cual está asociado a las diferencias en la persistencia entre cultivares.
Para el caso de festuca alta se pueden encontrar en el mercado cultivares de tipo
norte de Europa o continental y cultivares de tipo mediterráneo. Los primeros se
caracterizan por el crecimiento a lo largo de todo el año con un pico primavero-estival y
son más resistentes al frío. Mientras que los de tipo mediterráneo se caracterizan por tener
hojas más finas, son menos tolerantes al frío intenso, pero en regiones templadas
presentan un mayor crecimiento invernal, y según la región y el año manifiestan latencia
estival. El INTA ha realizado una red de evaluación de cultivares de festuca que se halla
publicado en los reportes Avances en festuca alta2.
4) Aspectos de la siembra:
El arreglo espacial de las plantas resultante en las pasturas depende básicamente de
la densidad de siembra utilizada y de la separación entre las hileras de siembra. Ambas
variables son determinadas por el productor a la hora de la siembra y afectarán la
estructura de las pasturas.
En el caso de la densidad de siembra intervienen varios factores que darán lugar al
resultado obtenido, ya que el objetivo es lograr un número de plantas adecuado. Si bien la
densidad de siembra puede tener una respuesta sobre el número de plantas instaladas,
existen compensaciones entre el tamaño y densidad de las plantas que determinan que las
diferencias en el rendimiento de forraje sean de menor magnitud. Adicionalmente, a
medida que aumenta la densidad inicial de plantas se incrementa la mortalidad de las
mismas, por la mayor competencia entre las plantas de alfalfa, tendiendo a medida que
pasa el tiempo a estabilizarse en valores similares de densidad. Por estas razones
densidades muy elevadas pueden tener un efecto menor, teniendo en cuenta el aumento
en el costo de la semilla. Para la región pampa húmeda en pasturas puras de alfalfa un
stand inicial de plantas de alrededor de 250 plantas/m2 a los 90 días desde la siembra es
considerado adecuado para lograr pasturas altamente productivas. En las mezclas
asociadas de alfalfa y festuca la densidad objetivo a lograr a los 90 días sería de 200
plantas para la alfalfa y alrededor de 120-150 plantas para la festuca, dependiendo si es
tipo continental o mediterránea, ya que las primeras tienen una mayor capacidad de
ocupar el espacio.
Otro punto es que la relación entre los kg/ha de semillas sembradas y la cantidad de
plantas logradas no siempre es la misma. Los aspectos que la modifican son las
características propias de las semillas, es decir, el poder germinativo, la pureza y el peso de
mil semillas. El peleteado de la semilla incide sobre el peso de mil semillas con un resultado
variable. En la actualidad, en el mercado se encuentran incrementos del peso de la semilla
por encima de lo recomendable, que sería alrededor del 30%, y que debe ser considerado
al momento de decidir la densidad de siembra.
Se debe recordar que el peso de mil semillas de alfalfa y de festuca alta se encuentra
2
Para consultar el 2° año de producción de Avances en festuca alta: http://inta.gob.ar/sites/default/files/script‐tmp‐
avances_en_festuca_ao_2_num_2.pdf ; y para consultar el 3 año de producción: http://inta.gob.ar/sites/default/files/script‐tmp‐inta_‐
_avances_en_festuca.pdf
normalmente entre 2 y 2,3 g. La semilla de categoría certificada debe tener un poder
germinativo mínimo de 85 y 80 % y una pureza mínima de 98,5 y 93 %, para alfalfa y
festuca alta, respectivamente. Por otra parte, si la cama de siembra no es óptima para
pasturas habrá que considerar una reducción en la eficiencia de implantación y por ende,
un aumento en los kg/ha de semilla a sembrar.
Una serie de ensayos realizados en la EEA INTA Rafaela han dado cuenta de mejores
resultados cuando las hileras de siembra se encuentran a distancias cercanas, el
rendimiento de forraje óptimo se registró a las distancias de 15 a 17.5 cm entre hileras
(Mattera y col., 2009 y 2011), y disminuyendo a distancias mayores (º 20 cm). Estos
incrementos se han explicado principalmente por un mejor aprovechamiento de la
radiación disponible en el ambiente, asociado a la mejor distribución de las plantas.
En relación al arreglo espacial en mezclas asociadas de alfalfa y festuca se
recomienda la siembra en líneas alternadas, la cual puede realizarse con una relación 1:1 o
2:1, de hileras de alfalfa y festuca, respectivamente. En esta última relación (2:1) se prioriza
la producción de alfalfa en la mezcla como principal componente.
La profundidad de siembra es un tema importante a considerar por el productor, ya
que como otras especies forrajeras, requiere ser sembrado a una escasa profundidad, entre
1 y 1,5 cm según la humedad del suelo, pero sin quedar descubierta.
La fecha de siembra óptima es en el otoño temprano, fines de marzo y durante
abril, debido a que en esta época es común que la temperatura del suelo sea relativamente
alta y con un adecuado nivel de humedad del mismo, que permite un suficiente desarrollo
radicular para luego poder sobrellevar el primer verano frente a posibles condiciones de
sequía y temperaturas elevadas.
5) Manejo de adversidades
Es conveniente sembrar en lotes limpios de malezas para reducir la competencia que
ejercen sobre las plántulas de las especies cultivadas. En pasturas puras de leguminosas o
en mezclas con gramíneas la utilización de herbicidas en pre-emergencia como flumetsulam
es una opción que permite controlar algunas malezas (por ej.: crucíferas y capiquí) en el
periodo de implantación. El flumetsulam puede ser aplicado en post-emergencia, así como
también existen otros herbicidas entre los que se hallan 2,4 DB, clorimuron etil, bromoxinil,
entre otros. Es importante remarcar que la elección del mismo dependerá de las malezas
presentes en la pasturas. El momento de aplicación en post-emergencia es a partir de la 3°
hoja trifoliada con malezas pequeñas. Existen productos específicos para pasturas puras de
alfalfa como la trifluralina para aplicar en pre-siembra con incorporación al suelo, y el
imazetapir, en post-emergencia. En ambos casos no deben ser aplicados en pasturas
mezclas con gramíneas.
En relación al manejo de plagas, el monitoreo de pulgones y trips es importante ya
que poblaciones elevadas de los mismos pueden provocar daños en las plántulas de las
especies forrajeras, por lo que se requerirá un tratamiento con insecticida para su control.
En el caso de prever una carga de insectos elevada puede ser conveniente el uso de
semillas tratadas con insecticida para cubrir el período inicial posterior a la emergencia. De
todas formas se recomienda el monitoreo posterior.
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nÀ 231.
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