Evaluación en el laboratorio (in vitro) del sistema inmune. Instituto Superior de Ciencias Médicas. Departamento de Inmunología Autores: Dr. Antonio González Griego, Esp. 2do Grado, Prof. Titular y Principal Inmunología Dra. Victoria Ramírez Albajés. Esp. 2do Grado Prof. Instructor Inmunología Dra. Victoria E. González Ramírez. Esp, 2do Grado Prof. Auxiliar Inmunología Dr. Josué Acosta Acosta, Esp, 2do Grado Prof. Auxiliar Inmunología. Lic. Antonio Melchor Rodríguez, Prof. Auxiliar Inmunología. ATD. Adonay Martínez Perera INTRODUCCIÓN La mayoría de las inmunodeficiencias frecuentemente solicitan atención clínica debido a un aumento en la incidencia o severidad de enfermedades infecciosas más allá de lo que es considerado "normal." Estas enfermedades también pueden presentarse clínicamente con síntomas que no se originan de trastornos de órganos o células directamente relacionados al sistema inmune. La evaluación del laboratorio de inmunodeficiencia sospechada es guiada por las circunstancias particulares de la presentación del paciente, como la edad de ataque de enfermedad, la naturaleza de las infecciones (viral, bacteriano, micótico) y cualquier síntoma o signo no inmunológico asociado. Las pruebas normalmente usadas se revisarán; estas pruebas deben ser suficientes para la evaluación inicial de la mayoría de casos de deficiencia inmune que se originan de trastornos linfocitarios [1]. El diagnóstico definitivo frecuentemente requiere métodos moleculares especializados que no están disponibles generalmente en todos los laboratorios. Un directorio de genética molecular y otro especializado para inmunodeficiencias puede encontrarse en internet en: http://bioinf.uta.fi/IDdiagnostics [2]. INMUNIDAD CELULAR La inmunidad celular específica es mediada por células T, y los defectos que afectan a estos linfocitos justifican las deficiencias inmunes más severas. Debido a que la producción de anticuerpos requiere la función intacta de las células T, la mayoría de las alteraciones de las células T llevan a inmunodeficiencias combinadas (celular y humoral). Cualquier niño que presenta enfermedades virales y/o bacterianas recurrentes o severas o las infecciones oportunistas en el primer año de vida requiere evaluación de número y función de células T. Consideraciones similares se aplican a los adultos con estos tipos de infecciones. En el grupo de edad pediátrico, la mayoría de los casos son debidos a deficiencias inmunes congénitas. Las causas secundarias mas importantes están relacionadas con trastornos del metabolismo proteico (no ingestión, trastornos digesto-absortivos, déficit en síntesis o aumento en pérdidas), otras causas de trastornos secundarios son infección por VIH y iatrogénicas debido a terapia de enfermedades auto inmunes, trasplantes y enfermedades malignas. El hemograma completo con diferencial debe realizarse en todos los casos. Se establecen bien rangos normales para las poblaciones de células (linfocitos) en niños y adultos [3,4]. En muchas enfermedades, las poblaciones celulares son inicialmente normales, disminuyendo posteriormente. El conteo diferencial de células sanguíneas establece la presencia o ausencia de linfopenia, lo cuál ayuda grandemente al diagnóstico. Sin embargo, un solo hallazgo de linfopenia debe interpretarse con cautela, ya que las linfopenias transitorias frecuentemente se encuentran en una variedad de enfermedades infecciosas comunes [5]. Por otro lado, no deben ignorarse linfopenias significativas, ya que estas pueden ser la primera evidencia de síndrome de inmunodeficiencia celular [6]. También es de señalar que el conteo linfocitario normal en infantes es mas alto que en niños mayores y adultos debido a la migración de linfocitos inmunocompetentes de los órganos linfoides centrales (médula y timo) a los órganos linfoides periféricos constitutivos (bazo y ganglios linfáticos) y de ellos al sistema de piel y asociado a mucosas (respiratorias, digestivas y genitourinarias). En un infante con cualquier infección significativa y un conteo total de linfocitos < 3,000 cel /mm cúbico, está indicada la citometría de flujo. Una linfopenia persistente requiere investigación extensa de función inmune. La determinación de subpoblaciones de linfocitos por citometría de flujo Es apropiada en la evaluación inicial de todos los pacientes con infecciones oportunistas o linfopenias severas o persistentes [7]. Las infecciones oportunistas no son evidentes tempranamente entre los pacientes con variantes más ligeras de síndromes de inmunodeficiencias combinadas. Estos niños frecuentemente tienen infecciones bacterianas recurrente como sinusitis, neumonías o se presentan como casos severos de infecciones comunes de la niñez; estas consideraciones se aplican de modo similar a los adultos. La mayoría de estos pacientes se pueden detectar inicialmente con un hemograma con diferencial, medida de inmunoglobulinas de suero y sobre todo con respuestas de anticuerpos específicos a pruebas cutáneas in vivo. Cuando estas pruebas no son diagnósticas de un síndrome particular o cuando están presentes marcadas anormalidades, el análisis de subconjuntos de los linfocitos por citometría de flujo debe emprenderse. Método Para el análisis por citometría de flujo, las células de la sangre son mezcladas con anticuerpos monoclonales marcados con fluorocromos que se unen como ligandos a receptores de superficie de células que distinguen varias categorías funcionales de linfocitos. El citómetro de flujo detecta la fluorescencia y se realiza el conteo porcentual de los distintos tipos de linfocitos. Es indispensable que el hemograma y diferencial se realicen en la muestra de sangre obtenida en el momento del análisis de citometría de flujo, o el propio citómetro sea usado para determinar el número de los linfocitos. Este análisis permite el cálculo de los números absolutos de cada subconjunto de linfocitos. Es posible que el porcentaje de un subconjunto particular sea anormal mientras el número total de células está dentro del rango normal, y vise-versa. Tabla 1 El análisis de subconjuntos de linfocitos puede ser diagnóstico en muchos casos de inmunodeficiencias y para varias formas de linfoma. En cabala 2 se resumen alteraciones en varias poblaciones del linfocitos en varias enfermedades que ocasionan deficiencia inmune. Tabla 2. Mientras ciertos defectos inmunes están asociados con modelos característicos de subconjuntos de linfocitos, las poblaciones de linfocitos pueden parecer incluso ser completamente normales con evidencia clínica de trastornos inmunes significativos. Recíprocamente, como con números de linfocitos totales, los subconjuntos de los linfocitos pueden estar profundamente alterados por enfermedades infecciosas comunes y otros factores [5,8]. Así, con propósitos diagnósticos, los datos de citometría de flujo deben ser considerados junto con las pruebas funcionales del sistema inmune. Prueba in vivo de respuesta inmune Esta prueba mide la respuesta al reto antigénico de una inyección intradérmica de un antígeno al que un individuo ya ha sido expuesto (respuesta de memoria). Una respuesta positiva a la inyección del antígeno intradérmica requiere captación y procesamiento de antígeno por las células presentadoras de antígeno, su interacción con células T CD4+ colaboradoras, producción del citoquinas por células T, y el reclutamiento subsiguiente y activación de monocitos y macrófagos. Así, la prueba cutánea es un indicador sensible de inmunidad celular intacta, pero los resultados negativos deben interpretarse con cautela. La respuesta es inestable en niños menores de un año de edad (incluso con exposición anterior al antígeno), y se suprime a menudo durante infecciones virales y bacterianas (incluso con organismos atenuados como en las vacunas combinadas contra sarampión, rubéola y paperas). La reactividad también se deprime por drogas anti-inflamatorias (corticosteroides) y otros inmunosupresores (Ej.: ciclosporina). Método Para la valoración de respuestas a las pruebas cutáneas, se puede usar inyección intradérmica de 0.1ml de toxoide tetánico (fluido, 10 LFU/mL, WyethAyerst), antígeno de paperas (Antígeno-MSTA de prueba cutánea de paperas, Connaught), y antígeno de Cándida (Antígeno de prueba cutánea de monilia, dilución 1:200, Miles). La respuesta se mide 48 a 72 horas después de la inyección. Induración de más de 5 mm es considerada positiva en todos los casos. En niños, induración de más de 2 mm se acepta a veces como positiva [7]. Eritema solo no indica una reacción positiva. Las ventajas principales de la prueba cutánea son su facilidad y economía; es una prueba de la gran utilidad en muchos casos de sospecha de inmunodeficiencia celular. Si una prueba cutánea es negativa debe seguirse al paciente o repetir la prueba (a menudo siguiendo a una dosis de refuerzo), o realizar la medición de poblaciones del linfocitos por citometría de flujo, combinada con ensayo in vitro de función de células T. El ensayo in vitro (particularmente la estimulación con mitógenos) es menos sensible a interferencias durante enfermedades intercurrentes o por drogas. Estudios in vitro de función de células T Los estudios in vitro de función de células T miden la proliferación de células T en sangre periférica en respuesta a mitógenos (tales como fitohemaglutininas de lectinas de plantas, concanavalina A, o pokeweed mitogen) o a antígenos específicos (tales como toxoide tetánico o diftérico o antígenos de C. albicans). También puede medirse la proliferación en respuesta a linfocitos alogénicos (Ej. Cultivos mixtos de linfocitos). En estas pruebas, las células mononucleares de sangre periférica del paciente (linfocitos y monolitos purificados) se incuban con la sustancia de prueba o células durante tres a seis días. Durante las últimas 24 horas del cultivo, se agrega timidina tritiada al medio. Las células en división (células de T) incorporan la timidita en su ADN. La magnitud de la proliferación es determinada midiendo la toma de radioactividad por las células. La prueba se interpreta como negativa, parcial, o normal por comparación con el control normal de linfocitos ensayado simultáneamente. Muchos laboratorios también informan los resultados como índice de la estimulación (IE). Ésta es la proporción de radioactividad (como cuentas por minuto, o CPM) con estímulo dividido por las CPM sin el estímulo (fondo). Respuesta a mitógenos La mayoría de los mitógenos requieren células presentadoras de antígeno funcionales para la estimulación de células T, aunque los mecanismos de presentación y procesamiento de antígeno son evitados. Los mitógenos son estimulantes poderosos para las células T, y pueden evaluarse respuestas en los pacientes de cualquier edad, sin tener en cuenta el estado de la inmunización. Dependiendo del mitógeno (fitohemaglutinina o PHA es el mas frecuentemente usado) y el laboratorio, el rango de CPM informado para controles normales es aproximadamente 50,000 a 300,000 y el IE entre 10 y 200. Los resultados se interpretan comparando con los controles dando como normal (>50 por ciento del control), bajo (25 a 50 por ciento), muy bajo (10 a 25 por ciento), o ausente (< 10 por ciento). Los resultados expresados como IE varían ampliamente entre los laboratorios. En general, un IE < 10 por ciento pueden ser considerados como ninguna respuesta. Proliferación disminuida o ausente indica una alteración seria de la función de las células T. Las respuestas a mitógenos están deprimidas severamente en la inmensa mayoría de los pacientes con inmunodeficiencia combinada severa o SIDA. En comparación, la repuesta puede ser parcial o normal en los síndromes más ligeros de inmunodeficiencia combinada, en deficiencia principalmente humoral, o en pacientes que reciben terapia inmunosupresora. Respuesta a antígenos específicos Los tests antígeno-específicos son más sensibles que los ensayos de mitógenos como indicadores de defectos de función de celúlas T, puesto que los mecanismos de activación son más complejo que para mitógenos. Estas pruebas requieren procesamiento del antígeno y células presentadoras de antígeno, pero el reclutamiento de células T efectoras (como ocurre in vivo con las pruebas cutáneas de respuesta celular) no es necesario. Al igual que en las pruebas cutáneas de respuesta celular in vivo, in vitro las pruebas de proliferación de antígeno específicas no son útiles en infantes o otros pacientes que no han completado una serie primaria de inmunizaciones con la prueba cutánea. Los toxoides tetánico y diftérico y la monilia (Cándida) son antígenos frecuentemente usados para este ensayo. Puesto que solo un número pequeño de células responde, los cultivos deben mantenerse más mucho tiempo, y la incorporación de radioactividad es más baja que para el estímulo del mitógeno. Se informan a menudo resultados expresados como CPM de 5,000 a 50,000; los resultados como Índice de estimulación generalmente van de 4 a 50. Debido a la variación muy grande en la frecuencia de células de T antígeno-específicas en la sangre de controles sanos, el índice de estimulación es a menudo muy importante para la interpretación. En general, un índice de estimulación para un antígeno específico >4 se considera adecuado. En muchos casos de deficiencia inmune combinada, las respuestas a antígenos específicos están disminuidas o incluso ausentes mientras que las respuestas a mitógenos permanecen intactas. En deficiencia inmune secundaria, las respuestas a antígenos específicos se suprimirán también generalmente más fácilmente que las respuestas a mitógenos. Como con la prueba cutánea, una inmunización de refuerzo seguido de un ensayo de proliferación in vitro, puede detectar una respuesta significativa INMUNIDAD HUMORAL Una panhipogammaglobulinemia es un sello de la mayoría de las formas de deficiencia inmune combinada severa. En otras deficiencias inmunes combinadas, así como en varias inmunodeficiencias predominantemente humorales, hay alteraciones características en el perfil de isotipos de inmunoglobulinas (Ig) que pueden ayudar en el diagnóstico. Clínicamente, la deficiencia de anticuerpos más frecuentemente resulta en infecciones seno pulmonares recurrentes y severas con cepas bacterianas encapsuladas. Medida de inmunoglobulinas del suero La medida rutinaria de IgG, IgA, e IgM es útil en todos los casos de deficiencias de anticuerpos sospechados, y en niños mayores de un año de edad, la medición de subclases de IgG puede considerarse pero puede ser polémico. La medición de IgE también debe realizarse puesto que los niveles séricos pueden alterarse en modelos característicos que pueden ayudar en el diagnóstico. La medida en suero de IgD no es útil para el diagnóstico de deficiencia inmune. Medida en suero del título de los anticuerpos específicos La medida en suero de niveles de anticuerpos específicos (normalmente IgG) en respuesta a la inmunización intencional o a la infección natural es el mejor acercamiento para determinar la integridad de la inmunidad humoral por dos razones: Clínicamente el deterioro significativo en respuestas de anticuerpos específicos puede ocurrir con niveles séricos normales de Ig. Respuestas normales a la inmunización pueden ocurrir con niveles subnormales de Igs totales o de sus subclases. Como con las respuestas in vitro a antígenos por las células T, una exposición anterior (previa) al inmunógeno es necesaria para la medición en suero de niveles de anticuerpos específicos útiles. Los antígenos normalmente empleados son aquéllos usados en la inmunización primaria. Éstos incluyen toxoides tetánico y la diftérico y el polisacárido capsular del hemófilus influenzae tipo B (HIB), y los polisacáridos capsulares tipo específicos de pneumococcus. En casos en los que los resultados son equívocos, una dosis de inmunización de refuerzo (booster) con medición repetida cuatro semanas mas tarde, puede ser útil. Aunque el HIB y los antígenos capsulares del neumococo son polisacáridos, las vacunas actuales conjugan esta mitad a varias moléculas de proteína como toxoide diftérico (Hibtiter, Lederle-Praxis; Prohiba, Connaught; Prevnar, WyethAyerst) y la proteína de la membrana exterior complejo de meningococo (Pedvaxhib, Merck). Por consiguiente, la medida de anticuerpos al polisacárido capsular, o a los subtipos del neumococo contenidos en Prevnar (una vacuna del pneumococco), evalúa los mismos mecanismos de la respuesta inmune que ocurren en otras respuestas a antígenos proteicos. Las interacciones celulares que llevan a la producción de anticuerpos antipolisacáridos difieren de aquéllas de la respuesta humoral a antígenos proteicos. Aunque los detalles de estas diferencias no son completamente entendidos, está claro que la deficiencia selectiva a antígenos carbohidratos existe. Para la valoración de respuestas a antígenos de polisacáridos, la medición de títulos de anticuerpos a varios serotipos de neumococo (Pneumovax 23, Merck; Pnu-imune 23, Lederle) puede ser útil en adultos y niños de más de dos años (la respuesta no es confiable en niños menores). Las isohemaglutininas son anticuerpos generados en respuesta a polisacáridos de la flora intestinal que tiene reacción cruzada con antígenos de los eritrocitos de los grupos A y B. Ellos generalmente aparecen en la sangre a los seis meses de edad. La determinación de niveles de isohemaglutininas puede ser útil en niños mayores que no tienen el tipo de sangre AB [9]. Generalmente se considera que la respuesta a la vacuna es el indicador más confiable de función inmune humoral intacta. Los métodos para determinar niveles séricos de inmunoglobulinas incluyen nefelometría, turbidimetría, inmunodifusón radial, métodos inmunoenzimáticos y radioinmunoensayo. El método usado depende del laboratorio y de la clase o subclase de anticuerpo que se va a medir. Se usan métodos similares para la medición de títulos de anticuerpos antígeno-específicos. Los laboratorios pueden determinar sus propios rangos de referencia, o usar datos proporcionados por fabricantes de reactivos comerciales. Sobre todo con respecto a niveles séricos de inmunoglobulinas, es crítico que los rangos normales de referencia usados estén ajustados a la edad. Tablas 3 y 4 resumen anormalidades de laboratorio de inmunidad específico celular y humoral en varios desórdenes de inmunodeficiencias humorales y combinadas severas. DETECCIÓN DE PORTADOR DE ANOMALÍAS GENÉTICAS Detectar la presencia de portar anomalías genéticas en los padres de niños inmunodeficientes es crítico para el consejo exacto con respecto al riesgo de concebir en el futuro niños afectados. La determinación del estado de portador en padres también puede ayudar en el diagnóstico de formas particulares de inmunodeficiencia, particularmente en inmunodeficiencias unidas al cromosoma X, caso en que aproximadamente la mitad de las madres son portadoras. Análisis de inactivación del cromosoma X Temprano en el desarrollo de embriones hembras, las células al azar inactivan uno de los dos cromosomas X (materno o paterno), un proceso llamado lionización. Todas las células que se desarrollan seguidamente retienen el mismo modelo de inactivación. Como resultado, aproximadamente la mitad de las células de hembras totalmente-desarrolladas tienen inactivado el cromosoma de X materno, y la mitad del cromosoma X paterno. Si uno de los cromosomas X porta un defecto genético que previene el desarrollo de un tipo particular de célula, entonces todas las células supervivientes de un linaje particular inactivarán sólo el cromosoma "malo". Como un ejemplo, los linfocitos B en la agammaglobulinemia unida al X no pueden desarrollar precursores que inactiven el cromosoma X "bueno". Así, los portadores de la mutación genética tendrán linfocitos B en que sólo el cromosoma X "malo" es inactivado. Esto se llama inactivación de cromosoma X no al azar. Si los dos cromosomas X maternos pueden ser distinguidos por marcadores genéticos unidos al gen afectado, entonces el modelo de inactivación del cromosoma de X en varios tipos de células puede estudiarse [10]. Estos análisis pueden aplicarse a las madres de niños varones afectados para distinguir casos esporádicos de los casos heredados (donde hay duda), y para proporcionar consejo genético a las hermanas hembras de madres de niños afectados y a la descendencia hembra de portadores. Determinando que forma(s) de marcador (es) están asociadas con el gen defectivo en el portador, también es posible establecer el origen del cromosoma X en fetos masculinos. Los análisis similares son útiles con otros desórdenes de inmunodeficiencias unidas al X como el síndrome de Wiskott-Aldrich, e inmunodeficiencias severas combinadas unidas al X. REFERENCIAS 1. Detrick, B, Hamilton, RG, Rose, NR (Eds). Manual of Clinical Laboratory Immunology, 6th Edition. ASM Press, Washington, DC 2002. 2. Samarghitean, C, Valiaho, J, Vihinen, M. Online registry of genetic and clinical immunodeficiency diagnostic laboratories, IDdiagnostics. J Clin Immunol 2004; 24:53. 3. Comans-Bitter, WM, de Groot, R, van den Beemd, R, et al. Immunophenotyping of blood lymphocytes in childhood: reference values for lymphocyte subpopulations. J Pediatr 1997; 130:388. 4. Shearer, WT, Rosenblatt, HM, Gelman, RS, Oyomopito, R. Lymphocyte subsets in healthy children from birth through 18 years of age: The Pediatric AIDS clinical trials group P1009 study. J Allergy Clin Immunol 2003; 112:973. 5. Laurence, J. T-cell subsets in health, infectious disease, and idiopathic CD4+ T lymphocytopenia. Ann Intern Med 1993; 119:55. 6. Kalman, L, Lindegren, ML, Kobrynski, L, et al. Mutations in genes required for T-cell development: IL7R, CD45, IL2RG, JAK3, RAG1, RAG2, ARTEMIS, and ADA and severe combined immunodeficiency: HuGE review. Genet Med 2004; 6:16. 7. Bonilla FA. Combined B- and T-cell deficiencies. In: Manual of Clinical Laboratory Immunology, 6th Edition, Detrick, B, Hamilton, RG, Rose, NR (Eds), ASM Press, Washington, DC 2002. p.819. 8. Shearer, WT, Rosenblatt, HM, Gelman, RS, et al. Lymphocyte subsets in healthy children from birth through 18 years of age: the Pediatric AIDS clinical trials group P1009 study. J Allergy Clin Immunol 2003; 112:973. 9. Fong, SW, Qaqundah, BY, Taylor, WF. Developmental patterns of ABO isoagglutinins in normal children correlated with the effects of age, sex, and maternal isoagglutinins. Transfusion 1974; 14:551. 10. Hinds, H, Craig, IW, Chen, ZY, et al. Carrier detection in X-linked immunodeficiencies. II: An X inactivation assay based on differential methylation of a line-1 repeat at the DXS255 locus. Immunodeficiency 1993; 4:213.