TRABAJO, MOVILIDAD Y ASENTAMIENTO MIGRANTE.

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VERSIÓN PROVISIONAL
TRABAJO, MOVILIDAD Y ASENTAMIENTO MIGRANTE.
LOS CASOS DE MURCIA (ESPAÑA) Y DE LA PIANA DEL SELE (ITALIA)
Gennaro Avallone (Università degli Studi di Salerno)
Antonio J. Ramírez y Mª Elena Gadea (Universidad de Murcia)
Resumen
La inserción laboral y residencial de los migrantes en el trabajo agrícola en España e Italia ha
seguido dos patrones fundamentales, que podemos considerar como los polos de un continuo:
de un lado, el asentamiento estable de la fuerza de trabajo y, de otro, el asentamiento temporal
o su movilización. Ambos patrones dependen de diversos factores institucionales y
económicos, entre los que destaca la organización de la producción agrícola en términos de
estacionalidad o desestacionalidad de la demanda de trabajo. En esta comunicación se
reflexiona sobre la organización del trabajo agrícola y sus implicaciones en el asentamiento o
la movilidad de los jornaleros a partir de la comparación entre dos casos de estudio: la Región
de Murcia en España y la Piana en Italia. La comunicación tiene el objetivo de evidenciar las
diferencias y los elementos comunes en la inserción laboral y residencial de los migrantes en
ambos territorios. Para ello, se presentan, en primer lugar, los elementos fundamentales que
caracterizan estos enclaves atendiendo a: la estructura socio-productiva (pequeños
propietarios, grandes empresas, almacenes, cooperativas…), la organización de la cadena de
valor y el papel del estado en su configuración y en la organización del trabajo (políticas
públicas laborales, temporalidad, políticas de extranjería). Posteriormente, se analizan las
estrategias empresariales de gestión del trabajo y sus implicaciones en la inserción residencial
de los migrantes.
Palabras clave:
Enclaves agroalimentarios, migraciones laborales, segmentación étnica, movilidad
Gennaro Avallone. Dipartimento di Scienze Politiche, Sociali e della Comunicazione,
Università degli Studi di Salerno ([email protected]).
Antonio J. Ramírez Melgarejo. Departamento de Sociología y Trabajo Social. Universidad de
Murcia ([email protected]).
María Elena Gadea Montesinos. Departamento de Sociología y Trabajo Social. Universidad
de Murcia ([email protected]).
1
VERSIÓN PROVISIONAL
1. Introducción: la movilidad del trabajo en los enclaves globales agroalimentario
La inserción laboral y residencial de los migrantes en el trabajo agrícola en España e
Italia ha seguido dos patrones fundamentales, que podemos considerar como los polos de un
continuo: de un lado, el asentamiento estable de la fuerza de trabajo y, de otro, el
asentamiento temporal o su movilización. Ambos patrones dependen de diversos factores
institucionales y económicos, entre los que destaca la organización de la producción agrícola
en términos de estacionalidad o desestacionalidad de la demanda de trabajo. En esta
comunicación se reflexiona sobre la organización del trabajo agrícola y sus implicaciones en
el asentamiento o la movilidad de los jornaleros a partir de la comparación entre dos casos de
estudio: la Región de Murcia en España y la Piana en Italia.
La comunicación tiene el objetivo de evidenciar las diferencias y los elementos
comunes en la inserción laboral y residencial de los migrantes en ambos territorios. Para ello,
se presentan, en primer lugar, los elementos fundamentales que caracterizan estos enclaves
atendiendo a: la estructura socio-productiva (pequeños propietarios, grandes empresas,
almacenes, cooperativas…), la organización de la cadena de valor y el papel del estado en su
configuración y en la organización del trabajo (políticas públicas laborales, temporalidad,
políticas de extranjería). Posteriormente, se analizan las estrategias empresariales de gestión
del trabajo y sus implicaciones en la inserción residencial de los migrantes en los dos enclaves
observados. Por último, se describen las diferencias y las similitudes entre las dos áreas, con
referencia a las estructuras productivas, a la distribución, a la gestión del trabajo (composición
étnica y sexual de la fuerza de trabajo, estrategias de gestión de la fuerza de trabajo,
condiciones de trabajo), a las políticas públicas que inciden en el trabajo y la inmigración, a la
inserción residencial de los migrantes.
2. La Piana del Sele
La Piana del Sele es un enclave de producción agrícola en la provincia de Salerno, en el
Sur de Italia. Esta zona se ha caracterizado, desde principios de los años 80 del siglo pasado,
por un profundo cambio histórico que ha tenido importantes efectos en los procesos de
producción agrícola. Hasta finales de los años 70, los principales cultivos en la zona eran
trigo, tabaco, tomates, alcachofas, melones y árboles frutales, producidos en campo abierto y
ampliamente utilizados como materia prima por las industrias de transformación del tabaco y
del tomate situadas en el mismo territorio provincial, en las que trabajan sobre todo obreras
locales.
2
VERSIÓN PROVISIONAL
Desde los primeros años 80 los cultivos han cambiado, privilegiando en un primer
momento las fresas y, posteriormente, las hortalizas, producidas cada vez más según el
sistema de invernaderos (aunque una parte de la producción de otros cultivos sigue siendo a
campo abierto) y orientadas a los mercados extra-regionales e internacionales. De manera
creciente se ha reducido el porcentaje de la producción en campo abierto y ha crecido la
producción bajo invernadero. En el mismo periodo, la actividad ganadera orientada a la
producción de leche de vaca y de búfala necesaria para la producción de mozzarella comenzó
a crecer. En los años siguientes, a los sectores de la producción de fruta, hortalizas y leche se
ha añadido la producción de flores. El proceso que más se ha acelerado en este periodo es la
producción de hortalizas, especialmente ensaladas y rúcula, para su envasado como verduras
listas para comer, lo que se conoce como cuarta gama. Con ello, se ha contribuido a la
aceleración de la difusión de invernaderos a lo largo de todo el territorio agrícola de la Piana
del Sele. Este área cuenta con más de 4.500 hectáreas de invernaderos, de las que
aproximadamente 3.000 hectáreas se destinan al cultivo de hoja pequeña (Di Benedetto,
2013), que es la producción hortícola privilegiada por la cuarta gama.
Los procesos de transformación del sector primario en este área geográfica han
modificado parcialmente el paisaje local, caracterizado por la presencia de invernaderos y
ganaderías, y la organización del tiempo de la actividad agrícola global, que ha perdido su
carácter estacional, convirtiéndose en una agricultura activa a lo largo de todo el año. El
proceso de superación de la estacionalidad no significa que cada tipo de cultivo se produzca
durante los meses del año, sino que la actividad agrícola está activa todo el año, aunque a
través de una diferenciación de los cultivos y de las tareas desarrolladas y, sobre todo, de una
organización de los procesos productivos que permite obtener continuamente las hortalizas
producidas en los invernaderos.
El cambio histórico en los cultivos y en la organización de la producción de principios
de los años 80 ha dado vida a un nuevo paisaje socio-ecológico, con transformaciones físicas,
organizativas y tecnológicas. El proceso de cambio ha sido fomentado por el mundo
empresarial, a través de la participación de empresas agrícolas locales y de empresas de otras
áreas territoriales. Un rol particular ha sido el de las empresas de envasado y comercialización
de las hortalizas listas para comer. Las empresas de cuarta gama han elegido la Piana del Sele
como área privilegiada para sus características agronómicas. Su estrategia de expansión en los
mercados italianos y europeos ha determinado la creciente estandarización de los productos y
de los procesos productivos y la internacionalización de la agricultura local.
3
VERSIÓN PROVISIONAL
De este modo, la apertura hacia los mercados europeos se ha hecho de manera
subalterna a través de empresas agrícolas que no son locales y no son productores directos,
sino empresas de envasado y comercialización. En este sentido, la actividad de producción se
ha subordinado a las de transformación y, sobre todo, de comercialización y venta, definiendo
la Piana del Sele, cada vez más, como una agricultura orientada a la exportación, donde el
momento productivo está subordinado al momento de la distribución y de la
comercialización. En síntesis, la Piana del Sele es uno de las enclaves de producción agrícola
para la exportación más importante del Sur de Italia. Se ha convertido en un área
especializada en diferentes tipos de cultivos, especialmente en las hortalizas frescas, también
utilizadas para la cuarta gama.
La estructura productiva agrícola es heterogénea y comprende tanto producciones
completamente desestacionalizadas, a través de la difusión del sistema de invernaderos, como
producciones estacionales en campo abierto. Por lo tanto, en este contexto, la demanda de
mano de obra es también heterogénea: parcialmente estable en el caso de las explotaciones
con actividades productivas continuas a lo largo del tiempo, ocasional para los cultivos
estacionales. Lo que es evidente es que este tipo de agricultura requiere de mano de obra
flexible, lista a trabajar de manera completamente determinada por las necesidades de las
empresas agrícolas.
Tabla I. Trabajadores extra-familiares empleados en el sector primario por pertenencia nacional.
Valores absolutos y porcentaje por ciudadanía.
Trabajadores empleados por ciudadanía
UE27
extra UE27
Área Territorial
Valores
absolutos
Valores
Valores % absolutos
Italia
134,474
14.3
Provincia de
Salerno
2,753
8.5
Piana del Sele
1,960
Italia
Total
Valores %
Valores
absolutos
Valores %
Valores
absolutos
98,581
10.5
705,048
75.2
938,103
2,735
8.4
27,040
83.1
32,528
22.4
1,759
20.2
5,017
Fuente: Censo de la agricultura italiana, 2010
57.4
8,736
La población migrante se ha configurado como un actor central en este tipo de agricultura,
distribuyéndose a lo largo de la demanda laboral y de las diferentes tareas, pero de manera
diferenciada y con cambios a lo largo del tiempo respecto a la nacionalidad y al género de los
migrantes que se han insertado en el mercado laboral agrícola (tablas I y II).
4
VERSIÓN PROVISIONAL
Tabla II. Porcentaje de trabajadores extra-familiares empleados por nacionalidad (trabajadores
empleados extra-familiares por ciudadanía = 100)
Área territorial
Trabajadores empleados extra-familiares por ciudadanía
UE27
extra UE27
Italy
Italia
89.6
79.5
81.7
Provincia de Salerno
87.0
87.8
87.2
Piana del Sele
90.0
85.8
Fuente: Censo de la agricultura italiana, 2010
72.8
Éstos son sobre todo hombres, mientras en pasado fundamentalmente mujeres las personas
que trabajaban en agricultura. Estas mujeres vivían en los pueblos alrededor de la Piana del
Sele y en una otra área agrícola del norte de la provincia de Salerno, llamada Agro NocerinoSarnese. Por tanto se está produciendo una sustitución étnica y sexual en la mano de obra.
3. La Región de Murcia
Desde hace décadas la Región de Murcia es un enclave agrícola especialmente atractivo para
tratar de comprender la organización y las dinámicas sociales y del trabajo en el marco del
capitalismo flexible y la agricultura globalizada. Históricamente la economía productiva del la
Región de Murcia ha sido eminentemente agraria, centrada en la producción, manipulación y
distribución de productos agrícolas de bajo valor añadido como el esparto. Es a partir de los
años 60 cuando el enclave comienza a insertarse en los mercados nacionales e internacionales,
exportando frutas en fresco y en conserva. En las últimas dos décadas el modelo productivo
agrícola de la zona ha sufrido un importante proceso de modernización e internacionalización,
insertándose en las cadenas agroalimentarias internacionales e incorporando como mano de
obra flexible a migrantes, que se sumaron a otras categorías laborales desvalorizadas como
mujeres y jóvenes.
En la actualidad la Región de Murcia es un enclave productivo agrícola intensivo
plenamente insertado en la nueva globalización agroalimentaria que se funda en la constante
tensión entre capital y trabajo. Estos enclaves productivos están sometidos a una intensa
dinámica de concentración y centralización de los factores de producción (tierra, capital y
trabajo); su actividad agrícola se encuentra subordinada a las grandes cadenas de distribución
de los países desarrollados; su producción se orienta a la exportación, destinada a responder a
la demanda de productos frescos dentro de los nuevos hábitos de consumo alimentario de las
clases medias, y presentan un alto grado de industrialización y de tecnologización de los
procesos productivos (Moraes, Gadea, Pedreño y De Castro, 2012:).
5
VERSIÓN PROVISIONAL
En este territorio, calificado como la “Huerta de Europa”, la agricultura intensiva se
desarrolla a partir de la década de los setenta con la crisis de la agricultura tradicional,
orientada al cereal (Pedreño, 1999b). Se inicia, en ese momento, el desarrollo de un nuevo
ciclo hortofrutícola1 donde jugarán un papel central el trasvase Tajo-Segura, la entrada de
España en la Comunidad Económica Europea y la formación del Mercado Único Europeo. El
desarrollo de este modelo agroindustrial, basado en la producción de frutas y hortalizas para
fresco, se ha sostenido en siete grandes transformaciones (Segura y Pedreño, 2006).
En primer lugar, la expansión de las superficies cultivadas por medio de la
transformación de los terrenos de secano en regadío, mediante actuaciones públicas de
colonización en los años 70 y actuaciones privadas para la utilización de recursos hídricos
subterráneos durante los años 80.
En segundo lugar, la especialización en la hortofruticultura y, en particular, en un número
limitado de producciones2. Esta especialización, que forma parte de las estrategias
empresariales de desestacionalización y de adaptación de la producción a una demanda cada
vez más diversificada y exigente, ha generado la constitución de espacios agrarios
subregionales, que garantizan la demanda de trabajo agrícola durante todo el año.
En tercer lugar, la intensificación productiva, con la incorporación de innovaciones
tecnológicas y una organización de la producción basada en la disponibilidad y la
hipeflexibilidad de la fuerza de trabajo, donde la etnia y el género han tenido gran
importancia, pudiendo hablar de procesos de segmentación sexual, etnosegmentación y
división étnica del mercado de trabajo agrícola.
En cuarto lugar, la centralización productiva, con la creciente hegemonía de grandes
empresas y cooperativas cultivadoras-exportadoras, intensivas en capital y trabajo, que
controlan los procesos de producción y distribución. Este proceso ha generado una
polarización de las estructuras productivas entre las grandes y medianas empresas o
cooperativas y las pequeñas explotaciones, que pierden capacidad productiva y, poco a poco,
van quedando marginadas del desarrollo del modelo.
1
Algunos autores como Pérez Picazo y Lemeunier (1994) y Pedreño (1999a y 2000) denominan este momento
de “nuevo ciclo hortofrutícola”, para diferenciarlo del “primer ciclo hortofrutícola” que se habría desarrollado en
las huertas del río Segura en las primeras décadas del siglo XX y que sería el referente del modelo agrícola de la
región.
2
En los nuevos regadíos del Campo de Cartagena, los cultivos tradicionales fueron sustituidos por nuevas
especies hortícolas como el melón y el pimiento que posteriormente, con el desarrollo y la consolidación del
modelo, perderían importancia a favor de producciones como el brócoli, la lechuga y el tomate. En la zona de la
Vega Alta del Segura, a las producciones tradicionales (melocotón, albaricoques y ciruelas) han sumado nuevos
productos (nectarinas, paraguayos) y variedades extra-tempranas, pero destaca sobre todo el fuerte crecimiento
del cultivo de uva de mesa sin semilla, que ha convertido a Murcia en la principal región española en la
exportación de este producto.
6
VERSIÓN PROVISIONAL
En quinto lugar, la integración de las actividades de producción agrícola, de
transformación de productos agrarios en alimentarios y de comercialización. Este proceso
aumenta la importancia de las tareas de manipulado del producto agrario y refuerza el poder
de la demanda en la organización de los procesos productivos, a través de las especificaciones
sobre los productos y de la utilización de sistemas de producción flexible justo a tiempo.
En sexto lugar, la orientación exportadora del modelo hacia los mercados europeos, lo
que incrementa el poder de la distribución en la configuración de todos los procesos
productivos y en la gestión del trabajo.
Por último, la asalarización del trabajo agrícola, que ha generado “no sólo un destacado
aumento de la demanda de trabajo sino también, y especialmente, una profunda
reestructuración de la composición de la fuerza de trabajo y del mercado de trabajo” (Segura y
Pedreño, 2006:385), que tiene en las mujeres y los trabajadores inmigrantes dos de sus
colectivos más destacados.
A partir del crecimiento de la economía española durante los años 80, los pequeños
agricultores y jornaleros fueron reconvertidos en trabajadores asalariados de la agroindustria,
quedando la agricultura campesina y familiar como una actividad económica y social
complementaria (Cortina 1981; Pedreño 1998; Rodríguez 2008). Una parte importante de las
mujeres siguieron combinando el trabajo de cuidado y reproducción social con el
mantenimiento de sus trabajos estacionales en el sector agrícola, principalmente en los
almacenes de manipulado, con el que obtenían una renta desvalorizada socialmente como
complementaria a la del marido; sin embargo, la movilidad laboral de los varones hacia otros
sectores, fundamentalmente la construcción, generó una relativa escasez de mano de obra
agrícola que fue cubierta con jornaleros migrantes.
En efecto, el mercado de trabajo agrícola en Murcia es un espacio segmentado sexual y
étnicamente, como consecuencia de las estrategias empresariales de gestión de la mano de
obra y de las políticas laborales y de extranjería. Como en otras zonas agrícolas, el empleo de
los primeros trabajadores inmigrantes en la agricultura murciana se inscribe en una estrategia
de contención de las movilizaciones laborales que los jornaleros autóctonos llevaron adelante
a mediados de los años ochenta3.
Las demandas de mejora de las condiciones laborales y el trasvase de los antiguos
3
En un primer momento la escasez fue gestionada por los empresarios mediante la negociación con los sindicatos, lo que conllevó la conquista de algunos derechos laborales por parte de los trabajadores como el contrato fijo-discontinuo, que garantizaba cierta estabilidad laboral en la eventualidad del trabajo agrícola.
7
VERSIÓN PROVISIONAL
jornaleros a otros sectores coincidieron con un aumento de las necesidades de fuerza de
trabajo en las nuevas agriculturas industriales que, además, basaron buena parte de su
competitividad en la contención de los costes laborales. La naciente agroindustria requería,
por tanto, trabajadores abundantes, baratos y disciplinados. A diferencia de otros enclaves
agrícolas que apostaron por la rotación de los trabajadores (Almería) o la contratación en
origen (Lleida o Huelva), las políticas empresariales de reclutamiento y organización del
trabajo en la agricultura murciana, favorecidas por la legislación laboral y de extranjería4,
fomentaron el asentamiento de los migrantes, conformando un ejército de reserva en los
campos que se ha ido renovando constantemente.
Los procesos de sustitución étnica5 (de jornaleros autóctonos por marroquís y,
posteriormente, ecuatorianos) y las estrategias de movilidad de los migrantes han sido, como
señalamos más adelante, un elemento central en la renovación de este “stock” de jornaleros.
Por otro lado, se trata de un ejército de reserva sometido a diversas formas de reclutamiento y
contratación que generan, a su vez, nuevas segmentaciones.
Cabe destacar, en este sentido, la diferencia entre los trabajadores fijos-discontinuos y
4
Las políticas de extranjería constituyen un dispositivo institucional de primer orden en la construcción del
trabajador inmigrante. En el caso español, esta política ha tenido como pilares básicos la subordinación a las
necesidades laborales y el control de los flujos como forma de garantizar la migración regular. La normativa de
extranjería ha configurado al inmigrante como un trabajador invitado cuya presencia se justifica única y
exclusivamente por las necesidades laborales de la economía española (De Lucas, 2002). Este modelo se ha
traducido en una legislación que supedita la estabilidad jurídica de los trabajadores extranjeros de su situación
laboral, ya que el otorgamiento o renovación de permisos suele estar ligado a la posesión de un empleo y un
contrato de trabajo. Además, hace depender la contratación de la “situación nacional de empleo”, por la que se
establece que sólo se otorgarán permisos de trabajo para aquellas ocupaciones en las que la oferta de mano de
obra local sea insuficiente. Así, el inmigrante se construye no sólo como un trabajador, sino como complemento
del trabajador español (o del extranjero residente). La legislación española de extranjería coloca a los
trabajadores inmigrantes en una situación de vulnerabilidad y dependencia respecto de los empleadores, en tanto
que su estabilidad jurídica depende de la obtención y mantenimiento de un empleo. Para los trabajadores
inmigrantes el trabajo es la condición sine qua non de su permanencia en España, al menos en situación regular,
lo que limita su capacidad de negociación respecto a las condiciones laborales. Además, para aquellos
inmigrantes que entran o permanecen en el territorio español de manera irregular, la vía más frecuente de
regularización es el arraigo social, que requiere su permanencia en España tres años en los que, generalmente, se
ven abocados a trabajar en condiciones de informalidad. Estamos, por tanto, ante un régimen que “embrida” la
movilidad de los trabajadores inmigrantes (Mezzadra, 2005) y limita sus posibilidades de inserción y mejora
laboral.
5
El empleo de los primeros trabajadores marroquíes en la agricultura a finales de los años 80 se inscribe, como
hemos señalado, en una estrategia de segmentación respecto a la mano de obra local que estaba luchando por una
mejora de sus condiciones laborales. Estos jornaleros marroquíes, muchos de ellos en situación de irregularidad,
constituían una fuerza de trabajo especialmente vulnerable. Con posterioridad, a raíz de los procesos de regularización de la década de los 90, serán estos trabajadores los que planteen reivindicaciones. Los empresarios pusieron en marcha nuevas estrategias de segmentación, sustituyendo a la mano de obra marroquí por la de otros orígenes, fundantalmente ecuatorianos, subsaharianos y europeos del Este (Segura, Pedreño y De Juana, 2002). Los
procesos de sustitución étnica se han legitimado en factores culturales, aunque es evidente que la lógica que le
subyace es la búsqueda constante de empleados “sumisos”. Los empresarios son conscientes de que la vulnerabilidad de los trabajadores inmigrantes es mayor en los primeros momentos del proceso migratorio, cuando muchos de estos trabajadores se encuentran en una situación legal precaria y las presiones del proyecto migratorio
son mayores; por ello, han favorecido la sustitución de unos colectivos por otros.
8
VERSIÓN PROVISIONAL
los trabajadores temporales. Los primeros son trabajadores contratados por la empresa, con un
tipo de vinculación que, aunque discontinuo en el tiempo en función de las temporalidades de
la actividad agrícola, tiene un carácter indefinido, de manera que la empresa está obligada a
llamar al trabajador una vez empieza la campaña. Los trabajadores temporales también
pueden ser contratados por las propias empresas, pero generalmente éstas han tendido a
externalizar el reclutamiento y la vinculación legal mediante el recurso a empresas de trabajo
temporal. Los trabajadores temporales se han convertido en un actor fundamental en una
organización del trabajo cada vez más supeditada a la distribución, ya que su vinculación
temporal y externalizada debilita la relación con la empresa y la posibilidad de disfrutar de los
mismos derechos laborales que los trabajadores fijos-discontinuos (horas extra, pluses, etc.).
Volviendo a la etnificación del mercado de trabajo agrícola, cabe destacar la evolución
que, durante las últimas tres décadas, se ha producido en los patrones y movilidades de los
jornaleros extranjeros. Estos primeros jornaleros llegaban a la región como una parada más en
sus migraciones circulares siguiendo las cosechas por la península. Se trataba, básicamente,
de marroquíes procedentes de Oujda, una zona rural situada en la región oriental de
Marruecos, en su mayoría hombres jóvenes en situación irregular que se desplazaban
siguiendo las necesidades de la agricultura intensiva. Su situación de irregularidad
administrativa los convertía en una fuerza de trabajo altamente vulnerable, lo que era
aprovechado por los empresarios agrícolas para movilizarlos como mano de obra con alta
disponibilidad y baja aceptabilidad en las condiciones de trabajo. Por su parte, estos
trabajadores migrantes encontraban en las explotaciones agrícolas un nicho de trabajo que les
permitía trabajar, regular o irregularmente, y desarrollar estrategias de migración pendular o
circular (Gadea, Ramírez y Sánchez, 2014).
Cuando la agricultura comienza a desestacionalizarse, alargando las temporadas de
trabajo, los jornaleros inmigrantes comienzan a asentarse, primero en los nuevos regadíos del
Campo de Cartagena y posteriormente en el conjunto de la región. Con la consolidación del
modelo agroindustrial y la subespecialización en cultivos, el trabajo en la agricultura se hace
cada vez menos estacional, bien porque las empresas incluyen nuevos productos, bien porque
los jornaleros encadenan unas campañas con otras (cítricos, uva, fruta de hueso, hortalizas…).
El conjunto de la región se convierte, de esta manera, en un enclave donde los jornaleros,
dispuestos a moverse de unos cultivos a otros, pueden encontrar trabajo gran parte del año.
A la migración marroquí se sumará, a partir del año 2000, la llegada de hombres y
9
VERSIÓN PROVISIONAL
década pasada y se ha conformado de manera muy rápida como una migración familiar. La
crisis parece haber impactado de manera relevante en este colectivo, que ha descendido de
manera significativa en los últimos años, aunque conviene tener en cuenta que una parte de
esos migrantes han obtenido la nacionalidad española (15.585 personas entre 2005 y 2014) y,
por tanto, desaparecen de las estadísticas como extranjeros. La población boliviana, por
último, se sumó a los flujos migratorios hacia la región de manera más tardía, de manera que
la crisis económica les afectó en un momento en el que muchos de ellos no habían conseguido
estabilizar su situación laboral y jurídica, lo que podría explicar el ligero descenso de este
colectivo a partir de 2008.
Para estos colectivos, la agricultura ha funcionado como puerta de entrada al trabajo, no
sólo porque es un sector con una demanda intensiva de mano de obra sino también porque en
la agricultura era posible encontrar un trabajo cuando no se disponía de permiso.
Tabla III. Trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social en alta laboral, según
régimen, Región de Murcia, 2001-2013
Total
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
33.447
51.815
56.279
58.568
94.568
97.059
97.484
91.154
89.848
86.224
82.754
79.473
74.121
72.400
Régimen
% Régimen
Régimen
% Régimen
General
General
Especial Agrario
Especial Agrario
8.507
16.305
20.439
25.720
42.703
49.942
51.367
38.737
35.713
31.898
29.431
25.978
30.494
22.873
25,4
31,5
36,3
43,9
45,2
51,5
52,7
42,5
39,7
37,0
35,6
32,7
41,1
31,6
23.082
32.572
32.791
29.269
41.423
37.936
36.466
42.359
44.211
44.012
43.107
42.546
32.684
37.464
69,0
62,9
58,3
50,0
43,8
39,1
37,4
46,5
49,2
51,0
52,1
53,5
44,1
51,7
Otros
1.858
2.938
3.049
3.579
10.442
9.181
9.651
10.058
9.924
10.314
10.216
10.949
10.943
12.063
Fuente: Estadísticas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social
La mayoría de inmigrantes que llegaban a la zona en situación de indocumentación se
insertaban en las pequeñas explotaciones agrícolas, en condiciones de economía sumergida y
con unas condiciones laborales marcadas por la precariedad y la extrema flexibilidad. Esto
hacía que muchos de estos trabajadores permanecieran en estas explotaciones hasta que
conseguían los papeles, momento en que las abandonaban para acceder a empleos más
11
VERSIÓN PROVISIONAL
normalizados en la agricultura o en otros sectores (Pedreño, Gadea y García, 2013). Este
proceso de “fuga” ha constituido el itinerario laboral tipo de muchos trabajadores inmigrantes,
pero también ha funcionado como mecanismo de sostenimiento de la economía sumergida y
de reproducción de un ejército de reserva altamente funcional a las estrategias empresariales
de sustitución étnica. Los datos de afiliación a la Seguridad Social muestran el peso de
Régimen Agrario sobre el total de afiliados. A principios de la década pasada el 69% de los
afiliados extranjeros se incluía en ese régimen.
Tabla IV. Trabajadores afiliados en el Sistema Especial Agrario por nacionalidad, Región de
Murcia, 2001-2013
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
Españoles
30.118
26.428
33.309
29.631
18.318
23.301
19.404
16.141
20.789
20.616
21.488
23.262
31.438
26.404
Extranjeros
23.082
32.572
32.791
29.269
41.423
37.936
36.466
42.359
44.211
44.012
43.107
42.546
32.684
37.464
% Extranjeros
43,4
55,2
49,6
49,7
69,3
61,9
65,3
72,4
68,0
68,1
66,7
64,7
51,0
58,6
Fuente: Estadísticas del Ministerio de Empleo y Seguridad Social
Con el desarrollo de otros sectores, como la construcción y los servicios, se produce un
aumento de afiliados al Régimen General, hasta el año 2007, momento en que se empieza a
destruir empleo en el contexto de la crisis económica.
En el año 2008 vuelve a crecer el número de afiliados en el Régimen Agrario, lo que
muestra cómo en los primeros años de la crisis la agricultura se convirtió en un sector
“refugio” para los trabajadores extranjeros expulsados de otros sectores. En 2001, los
trabajadores extranjeros ya representaban el 43,4% del total de trabajadores del Sistema
Especial Agrario. Su peso fue creciendo, hasta alcanzar el 72,4% en 2008, con un total de
41.423 afiliados extranjeros frente a 16.141 españoles. Desde entonces su peso había venido
disminuyendo, hasta el punto que entre 2010 y 2012 los trabajadores extranjeros afiliados en
el Sistema Especial Agrario habían descendido en 11.328 efectivos, mientras los españoles
habían aumentado en 10.822. En el último año disponible, sin embargo, se observa un repunte
del número de trabajadores extranjeros. Los datos muestran un retorno significativo de
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VERSIÓN PROVISIONAL
trabajadores españoles a la agricultura, con una presencia similar a la de hace una década.
Este retorno no se habría producido en los primeros momentos de la crisis, sino en los últimos
años.
Podríamos apuntar aquí que esta vuelta se produce cuando previsiblemente muchos de
estos trabajadores han visto fuertemente deteriorada su situación económica, por el
agotamiento de ahorros y prestaciones. De este modo, gracias a la crisis económica, la
agricultura salarial cuenta de nuevo con un ejército de mano de obra disponible, vulnerable y
altamente disciplinado.
13
VERSIÓN PROVISIONAL
4. Conclusiones.
El análisis realizado, aunque preliminar, nos permite establecer una serie de aspectos
comunes entre los dos enclaves. Entre las primeras cabría destacar, en primer lugar, que en los
dos territorios se han producido procesos de reestructuración productiva en los años 80 y 90:
especialización productiva, diferenciación de cultivos, desestacionalización, importancia de la
industria de transformación, producción para la exportación, organización “just in time” de la
producción al servicio de la distribución. En la actualidad conviven en ambos territorios los
pequeños propietarios agrícolas con la gran agroindustria agroalimentaria.
En segundo lugar, se trata de dos importantes enclaves productivos agroexportadores
del sur de Europa, que están insertos en las cadenas globales de comercialización y
exportación. Son territorios que han sufrido un importante proceso de adaptación productiva y
social para ser competitivos en los mercados internacionales. Para ello han desarrollado una
importante reconversión varietal en busca de frutas y verduras hiperrentables, invirtiendo en
investigación y tecnología de los alimentos; infraestructuras productivas como costosos
invernaderos ultramodernos; concentración de tierras de regadío en manos de grandes
inversores en el agronegocio; técnicas de riego y producción con los objetivos centrales de
incrementar la eficiencia de los recursos (agua, suelo, abonos, fitosanitarios) reducir los costos
laborales y disminuir las pérdidas productivas (controlar o mitigar efectos meteorológicos
adversos, robos de mercancía, frutas más resistentes y durables…).
En tercer lugar, en ambos enclaves se produce una doble necesidad en las características
de la mano de obra. De un lado mano de obra flexible y desvalorizada, con alta adaptabilidad
y baja aceptabilidad en las condiciones de trabajo. Son mercados de trabajo altamente
segmentados por etnia y género. Del otro, en los dos enclaves existe necesidad de fuerza de
trabajo más estabilizada, menor cuantitativamente a la mano de obra flexible, que posea los
conocimientos técnicos, las capacitaciones y la experiencia suficiente para hacer funcionar los
mecanismos productivos.
En cuarto lugar, ambos territorios son el escenario de una movilización intensiva de
mano de obra extranjera en temporadas puntas de trabajo, que se combina con la relativa
escasez de mano de obra nativa, bien por inexistencia o por falta de disponibilidad debido a
que los trabajadores autóctonos están ocupando otros nichos laborales menos precarios y/o
eventuales que el trabajo agrícola.
Por último, el rol del estado es muy importante en ambos enclaves. Ambas legislaciones
laborales y de extranjería están concebidas para limitar la capacidad negociadora de los
inmigrantes al vincular residencia y trabajo.
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VERSIÓN PROVISIONAL
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VERSIÓN PROVISIONAL
Anexos
Población por nacionalidad, Región de Murcia, 1998-2015
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
Total
Españoles Extranjeros % Extranjeros
1.115.068 1103152
11916
1,07
1.131.128 1113891
17237
1,52
1.149.328 1123139
26189
2,28
1190378 1134920
55458
4,66
1226993 1143482
83511
6,81
1269230 1155318
113912
8,97
1294694 1161776
132918
10,27
1335792 1170776
165016
12,35
1370306 1181253
189053
13,80
1392117 1190417
201700
14,49
1426109 1200484
225625
15,82
1446520 1210529
235991
16,31
1461979 1220114
241865
16,54
1470069 1229206
240863
16,38
1474449 1236056
238393
16,17
1472049 1241027
231022
15,69
1466818 1250949
215869
14,72
1467288 1258933
208355
14,20
Fuente: Padrón Municipal de Habitantes, INE
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