Grupo de Trabajo 24. Sociologías de la Comunicación y del... Coordinador: Octavio Uña Juárez (Universidad Rey Juan Carlos).

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La opinion pública española y las pautas de apoyo a la democracia en un context de crisis económica.
XI CONGRESO ESPAÑOL DE SOCIOLOGÍA
Federación Española de Sociología.
Grupo de Trabajo 24. Sociologías de la Comunicación y del Lenguaje.
Coordinador: Octavio Uña Juárez (Universidad Rey Juan Carlos).
--La opinion pública española y las pautas de apoyo a la democracia en un contexto de crisis
económica.
--Aldeguer Cerdá, Bernabé ([email protected]) – Universidad de Alicante (UA).
Romero Tarín, Adela ([email protected]) – Universidad de Alicante (UA).
Belmonte Martín, Irene ([email protected]) – Universidad Miguel Hernández de Elche
(UMH).
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Aldeguer Cerdá, Romero Tarín & Belmonte Martín
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La opinion pública española y las pautas de apoyo a la democracia en un context de crisis económica.
SUMARIO.
1. Introducción. 2. Marco teórico. Situación económica y pautas de apoyo a la democracia.
3. Metodología. 4. Resultados. 5. Conclusiones y consideraciones finales. 6. Bibliografía.
Aldeguer Cerdá, Romero Tarín & Belmonte Martín
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La opinion pública española y las pautas de apoyo a la democracia en un context de crisis económica.
1. Introducción.
El debilitamiento de la clase media, en un contexto de crisis financiera que se proyecta al
ámbito socioeconómico por medio de la erosión de los índices de equidad y cohesión social, ha
sido identificado, a principios del S. XXI, como uno de los principales factores de inestabilidad
democrática, según responde Fukuyama (2012) al abordar la cuestión de si Can Liberal
Democracy Survive the Decline of the Middle Class? (Fukuyama, 2012).
El propósito de la ponencia consiste en analizar, desde una perspectiva longitudinal en el
período 2007/2012, y conforme a la evidencia empírica registrada por el Centro de
Investigaciones Sociológicas y otras instituciones nacionales e internacionales (Banco Mundial,
PNUD, entre otras), el comportamiento de los indicadores ligados a dos variables
tradicionalmente consideradas de un fuerte engarce explicativo: desarrollo socioeconómico y
evaluación de la situación y del sistema político.
Se trata de examinar, mediante una metodología fundamentada en las técnicas ligadas a los
process tracing methods, el modo en que han ido evolucionando los indicadores que
operativizan las citadas variables, a lo largo de los últimos años (2007 – 2012), desde una
orientación longitudinal (cross-time) para el caso español (conforme un in-depth case study).
El ascenso de la conflictividad social, el posicionamiento de la clase política en tanto que uno de
los principales problemas percibidos por los españoles, junto con un reposicionamiento
actitudinal respecto de dimensiones tales como la lucha contra la corrupción o la confianza
política, devienen en indicios de cambios culturales y axiológicos que resulta preciso valorar y
evaluar a partir de un marco conceptual y analítico coherente, así como, a todas luces, tan
ambicioso como oportuno y necesario.
La ponencia se incardina en una línea de investigación en curso en el marco del Observatorio
Lucentino de Administración y Políticas Públicas Comparadas (Área de Ciencia Política y de la
Administración de la Universidad de Alicante), en la que se explora, de forma específica una
perspectiva general y exploratoria sobre la actual distribución de actitudes en relación al sistema
político en función de las principales variables e indicadores socioeconómicos. El trabajo pues,
tiene vocación de contribuir a definir y explicar los principales procesos de una eventual crisis
que vaya más allá de lo económico y que se proyecte en el escenario democrático e
institucional. Desde esa orientación propositiva, el documento esboza algunas líneas estratégicas
que desde el ámbito institucional pueden contribuir a una mayor y mejor calidad de la
democracia, un fortalecimiento de sus instituciones y un más acorde engarce entre las actitudes
democráticas y la propia legitimidad del sistema político en base a una evolución de su
rendimiento y desempeño frente a las consecuencias sociales de la crisis económica.
2. Marco teórico. Situación económica y pautas de apoyo a la democracia.
La ponencia hunde sus raíces en la tradicional corriente doctrinal que, iniciada en los años
cincuenta del S. XX (Lipset, 1959), ha tratado de esclarecer las claves del desarrollo
socioeconómico sobre la estabilidad de las instituciones democráticas, y viceversa.
El germinal estudio de Lipset (1959), dirigido a esclarecer los requisitos sociales de la
democracia (Some Social Requisites of Democracy: Economic Development and Political
Development), vendría a poner de manifiesto el elevado grado de significancia estadística, la
idoneidad metodológica comparativa y la solvencia teórica de una propuesta pionera fundada en
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la correlación entre: 1. Indicadores de desarrollo socioeconómico tales como el grado de
industrialización, urbanización, sanidad, educación, ingresos per cápita; e, 2. Indicadores de
cultura política a partir de las opiniones y actitudes de la ciudadanía (del cuerpo político) en
relación a la legitimidad democrática, el sistema político y las instituciones democráticas.
La correlación, pues, entre los niveles de desarrollo socioeconómico, estructura social y
redistribución de una parte, y la estabilidad y viabilidad democrática de otra parte (instauración,
consolidación o riesgo y desaparición del sistema democrático), ha venido constituyendo una
profusa línea de investigación testada teórica y empíricamente a través de distintos proyectos y
estudios académicos.
Welzel, C. & Inglehart, R. (2009), tratando de abordar la cuestión acerca de “What determines
the emerge, survival, and development of democracy?”, ponen de manifiesto, desde el enfoque
de la cultura política, la correlación entre las condiciones de modernización socioeconómica y el
desarrollo económico a partir de las orientaciones emancipadoras y los valores de un cuerpo
social determinado.
Weingast (1997), por su parte, pondrá énfasis en destacar que la estabilidad democrática
depende:“(…) on a self-enforcing equilibrium: It must be in the interests of political officials to
respect democracy’s limits on their behaviour. (…). Self-enforcement of limits depends on the
complementary combinations of attitudes and reactions of citizens as well as institutional
restrictions” (Weingast, 1997).
Las contribuciones académicas citadas no son sino un ápice de todo un conjunto de trabajos
cuyas formulaciones adquieren plena vitalidad en la presente circunstancia de crisis
socioeconómica y de creciente pluralismo axiológico, permitiendo la iniciación de los
planteamientos prescriptivos y normativos dirigidos a dilucidar el alcance de una situación de
crisis en el marco de las democracias representativas occidentales.
El compromiso deontológico de la Ciencia Política con el propio desarrollo de la democracia
(Nohlen, 2012), provoca y motiva todas aquellas investigaciones que tengan por objeto
identificar las posibles causas y procesos que contribuyan a desestabilizar los sistemas políticos
democráticos por medio de los mecanismos causales que por medio de la cultura política,
afectan a los indicadores de legitimación del sistema político en un contexto particular de crisis
socioeconómica.
La legitimidad de las democracias contemporáneas, claramente fundamentadas en una
evaluación del rendimiento de las mismas, remite a un estudio detallado de los registros por los
que la ciudadanía se relaciona con el sistema político a nivel estructural, por medio de los
índices de percepción sobre la capacidad de las instituciones para solucionar los principales
problemas y legitimarse de este modo.
En este sentido, la ponencia no obvia la importancia, desde una perspectiva propositiva, que
adquiere en tal contexto, y desde una orientación doctrinal institucionalista, la emergencia de
procesos de regeneración democrática y fortalecimiento institucional, que por medio de la
participación, el fomento de la cohesión social, la Ética Pública y la transparencia, permitan un
engarce crecientemente sólido entre las necesidades y problemas de la ciudadanía y las
instituciones y cargos responsables de dar resolución eficaz a los mismos. De lo contrario, la
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propia legitimidad democrática, y el sistema que sobre la misma se sustenta, pueden
experimentar un serio peligro de desestabilización.
3. Metodología.
De acuerdo con la evidencia empírica históricamente registrada y analizada, y conforme a los
planteamientos teóricos y doctrinales generados a lo largo de las últimas décadas, la hipótesis de
trabajo sobre la que se erige la presente ponencia se formula bajo el siguiente enunciado; a
saber: el cambio en los indicadores socioeconómicos objetivos tales como el índice de Gini, la
tasa de paro, el PIB per cápita o la Renta Neta Disponible por Hogar (RNDH) provocan un
descenso de los diferentes niveles sobre la evaluación de la situación socioeconómica. Tales
transformaciones suponen una modulación de los registros cuantitativos y de los indicadores
que indican las principales pautas de confianza, legitimidad y evaluación del rendimiento propio
del sistema político y de los principales actores políticos (Gobierno y oposición).
El proceso de operacionalización de las variables ha dado como resultado la identificación de
aquellos indicadores que nos permiten obtener la evidencia empírica en función del modo en
que tales variables y conceptos se plasman en los hechos y realidades sociales. De este modo, el
máximo nivel de abstracción dado por la propia plasmación conceptual de cada una de las
variables (evaluación situación socioeconómica y evaluación de la situación política), requiere
de un proceso de operacionalización por medio del cual se construyen indicadores relativos a
cada una de las manifestaciones empíricas propias de tales conceptos.
La conexión relacional y causal entre los niveles de desarrollo socioeconómico y las pautas de
apoyo a la democracia, tal y como la doctrina ha puesto de manifiesto en las últimas décadas,
nos lleva a formular las dos variables que sirven para articular el modelo explicativo en que se
articula la ponencia; a saber:
-
Variable independiente (escenario y valoración socioeconómica):
o
o
-
Indicadores objetivos de la situación socioeconómica.
Índice de Gini.
Tasa de paro.
Producto Interior Bruto (PIB) per cápita.
Renta Neta Disponible por Hogar (RNDH).
Indicadores subjetivos de la situación socioeconómica.
Indicador de Confianza Económica (ICE).
Indicador Situación Económica Actual (SEA).
Indicador Expectativas Económicas (IEE).
Variable dependiente:
o
Situación política:
o
Indicador de Confianza Política (ICP)
Indicador Situación Política Actual (SPA).
Indicador Expectativas Políticas (IEP).
.
Sistema Gobierno-Oposición:
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o
Indicador de Confianza del Sistema Político (ICSP).
Indicador de la Labor del Gobierno (ILG).
Indicador de la Labora del primer partido de la Oposición (ILO).
Percepción de los principales problemas.
Los indicadores sobre evaluación del sistema político permiten disponer de un registro empírico
de naturaleza sistémica y por tanto de carácter estructural. Así, más allá de las evaluaciones
coyunturales sobre el desempeño del gobierno, los partidos políticos o los principales problemas
percibidos, la confianza en el sistema político (ICSP) permitirá identificar cómo evolucionan las
pautas de una eventual crisis de legitimidad del propio sistema político en tanto que
democrático.
Los resultados no han sido analizados desde el punto de vista estadístico y considerando una
metodología comparativa de “muchos casos” (Landaman, 2012) tal y como otras
investigaciones sí han abordado desde esta técnica de investigación (entre otros: Lipset, 1959;
Dahl, 1971; Przeworski et al., 1996, Boix y Stokes, 2003). El propósito de la presente ponencia
no consiste en testar la significancia estadística de la correlación entre las variables consideradas
y, en su lugar, pretende trazar la evolución de las pautas subjetivas de apoyo y evaluación del
desempeño del sistema político español en función de los indicadores de situación
socioeconómica, tanto en su dimensión objetiva como subjetiva, a lo largo de una secuencia
histórica determinada (2000 – 2012).
El estudio de caso permite obtener resultados exploratorios en profundidad que, aun no
permitiendo realizar generalizaciones universales desde una perspectiva doctrinal, contribuirán,
en este caso, a testar la vigencia de la hipótesis formulada. En particular, investigaciones como
las de Waisman (1989), Putnam (1993), Holm (1996), o Moon y Kim (1996) se fundamentan,
metodológicamente, en estudios de caso con perspectiva cross-time en los que se pone de
manifiesto, tal y como señala Landman (2012), la relevancia de que “los factores específicos de
cada país, en particular la cultura política, condicionan la relación” entre las variables desarrollo
económico y democracia.
Landman (2012) señala, de modo específico, cómo “(…) la comparación de pocos países y dos
estudios de un solo país afirman que la relación entre el desarrollo económico y la democracia
está mediado por otros factores importantes, tales como las estructuras de clase, la naturaleza
del desarrollo económico, la función del Estado, la cultura política, los acontecimientos
históricos importantes y los factores internacionales” (Landman, 2012).
La implementación de una metodología basada en trazar a lo largo del tiempo el progreso de los
registros empíricos, permite testar la importancia de los mecanismos causales e indicadores
mediadores entre la situación socioeconómica y la estabilidad democrática por medio de los
registros de cultura política con respecto a la evaluación del sistema político en su conjunto, a
nivel estructural, o el desempeño y rendimiento de las instituciones.
En particular, tratamos de comprobar si, como la teoría ha venido formulando hasta el momento
en modo profuso, la correlación entre las variables identificadas continúa teniendo vigencia a la
luz de los cambios profundos que a nivel económico y actitudinal se están produciendo en
España en los últimos cinco años. No se trata tanto de construir una relación causal que la
doctrina ha puesto de manifiesto a nivel empírico, estadístico y teórico, sino de reflejar las
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manifestaciones observables que en el caso español puedan estar dándose a la luz de la crisis
económica que viene experimentando. Así, la metodología longitudinal en términos diacrónicos,
combinada con una focalización en profundidad para el caso español, permitirá corroborar o, en
su caso, falsar, la importancia del correspondiente mecanismo causal más arriba esbozado a
nivel teórico.
4. Resultados.
Los indicadores económicos de carácter objetivo (índice de Gini, tasa de paro, PIB per cápita y
RNDH) muestran en el año 2007 el punto de inflexión y el cambio de tendencia con respecto a
la secuencia temporal 2000 – 2007. El año 2007 sirve, particularmente, como punto de
referencia para evaluar el cambio de tendencia de la tasa de paro, en tanto que comienza a
ascender a partir de tal fecha después de descensos continuados desde el año 2003, así como
para identificar el cambio de tendencia en los cambios porcentuales del PIB per cápita, que
comenzaría a lanzar registros negativos a partir de tal fecha (2007). El índice de Gini
experimentará, igualmente, un ascenso continuado desde el año 2006 y, particularmente, a partir
del año 2007. Finalmente, la RNDH cambiará de tendencia un año más tarde (2008), si bien,
como consecuencia inmediata de las tres variables previas: un aumento del paro, con la
consecuente caída en los ingresos de los hogares españoles; un desplome del PIB, en niveles
recesivos; y, un más inequitativo reparto de la riqueza, tal y como muestra el índice de Gini.
Es precisamente a partir del año 2007 cuando los indicadores sobre la situación económica
(indicador de confianza Económica, de la situación económica actual y de las expectativas
económicas, ICE, SEA e IEE, respectivamente) empezarán a desmoronarse igualmente, aunque
no todos los que componen la evaluación de la situación económica con igual intensidad ni
niveles absolutos. Así, el indicador que mayor desplome ha experimentado es el SEA, en cuanto
siendo tal indicador superior al ICE y al IEE en el año 2007, será a partir de tal fecha, y hasta la
actualidad el que menores registros presente. Sin embargo, a partir del año 2007, el indicador
que menores registros presentaba antes de la crisis económica, el IEE, es el que, en el año 2013,
mayores niveles presenta, con lo que se ha producido una inversión entre el SEA y el ICE. No
obstante, ello no se debe tanto a una subida del ICE con respecto a períodos previos a la crisis,
sino al desplome tanto del SEA como del IEE. Por ello, aunque la ciudadanía mantiene unos
niveles estables de confianza económica entre el 2008 y el 2013, que incluso superarán niveles
del año 2005 (cuando todos los indicadores económicos objetivos muestran tasas positivas), las
expectativas sobre el futuro (IEE) y sobre todo, en relación a la situación actual (SEA), han
acabado por desplomarse a niveles por debajo de los 30 y los 20 puntos, respectivamente. Cabe
destacar que los descensos en todos los indicadores se vendrán registrando desde el año 2000,
por lo que a pesar de que los indicadores económicos a nivel objetivo se encontraban en
registros de crecimiento, la ciudadanía mantuvo un nivel decreciente de confianza, tanto en la
situación económica actual como futura. Ahora bien, tal descenso continuado hará que la
pendiente de las líneas longitudinales sea mucho más acusada a partir del año 2007, con lo que
la crisis ha venido a profundizar en una tendencia que por otra parte, como se ha advertido,
venía dándose desde cinco años previos.
A nivel de la situación política, cabe destacar que, produciéndose en el año 2004 el más elevado
nivel en todos los registros, será a partir de tal momento cuando, a pesar de que hasta tres años
después (2007) no se produciría la manifestación patente de la crisis económica y sus
consecuencias sociales, cuando todos los indicadores sobre el sistema político y la situación
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política comiencen a descender. En relación a la situación política, el fenómeno que se observa
a partir del año 2008 no es tanto un descenso de los tres indicadores considerados (ICP, SPA e
IEP), sino un distanciamiento entre los tres. Así, la evaluación de la situación actual (SPA) será
la que mayor desplome experimente, con los más bajos registros, seguido de la expectativa
futura (IEP), siendo el registro de la confianza política (ICP) el más bajo de la secuencia
histórica pero, en relación a los otros dos indicadores, el que más elevado nivel muestre. Dicha
tendencia que de forma integrada cabe interpretar para los tres indicadores, es la misma que se
produce en el escenario de la evaluación sobre la situación económica. No obstante, cabe
señalar que aunque a partir del año 2012, los tres indicadores sobre la situación económica, aun
siendo los más bajos de la secuencia longitudinal, reducen su pendiente de descenso (SEA e
IEE), incluso con un incremento en el nivel de confianza económica (ICE), para el caso de las
variables sobre situación política no cabe sino testimoniar un incremento de la pendiente
descendente. Así, mientras que a partir del año 2012 la tendencia a la baja en los indicadores
subjetivos de situación económica se estabiliza, será precisamente en ese año cuando el
desplome de los indicadores sobre la situación política experimente su más acusada expresión.
El análisis de la variable dependiente se completa con la contundencia de la tendencia
decreciente que resistran los indicadores de confianza en las instituciones políticas. Así los tres
indicadores considerados, confianza en el sistema político (ICSP), en la labor de gobierno (ILG)
y en la labor de la oposición (ILO) siguen la misma pauta claramente descente desde el incio de
la serie. Si bien resultan reseñables dos picos que contrastan con la tendencia general y, que
tienen lugar tanto en los años 2004 y 2008, precisamente concurrentes con la celebración de
elecciones generales. En 2004, en un momento álgido de la situación económica, se observa una
recuperación del ICSP, que aún es más significativa para el ILG. Sin embargo, previamente al
año 2008 es cuando se observa un crecimiento en el ILO, manteniendo la estabilidad tanto el
ILG e ICSP. En cualquier caso, la secuencia muestra como el ILG se posiciona por encima de
los otros dos indicadores prácticamente en todo el periodo, salvo a partir de 2011, también año
electoral, en el que existe una real convergencia, no solo tendencial sino también numérica,
entre los tres indicadores.
Para cerrar esta primera aproximación de nuestro análisis de los resultados, hemos tomado en
consideración la percepción de los ciudadanos de los principales problemas del país.
Quisiéramos hacer constar que en esta aportación, y por razones meramente operativas que nos
obligan a centrarnos en las hipótesis de este estudio, solo hemos considerado los problemas que
tienen relación directamente con nuestras variables dependiente e independiente. A saber, el
paro, los problemas de índole económica, la corrupción y el fraude, los políticos en general, los
partidos políticos y la política, y por ultimo, la crisis de valores. Hemos obviado, en esta inicial
valoración de resultados, problemas tales como el terrorismo, la sanidad, la inseguridad
ciudadana o las drogas, entre otros, sin ánimo de minusvalorar las fuertes manifestaciones que la
ciudadanía haya manifestado a este respecto en algunos momentos, sino simplemente, por la
razón antes reseñada de operativismo científico. Asi, observamos que en todo momento el
principal problema que detectan los ciudadados es, precisamente, el paro. Este hecho resulta
completamente congruente con las altas tasas de desempleo que se registran en nuestro país,
inclusive en los momentos de bonanza ecónomica, en los que tan solo se consigue reducir a una
nada despreciable tasa del 8%. En cualquier caso, se constata una sincronía tendencial tanto en
la tasa de desempleo como en su percepción como problema, en el sentido que, ambas pautas
son decrecientes hasta el 2007, registrándose un fuerte crecimiento a partir de ese momento, que
referenciamos como el inicio de la crisis. El segundo problema en importancia que detectan los
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españoles es aquel que lo relaciona con los de índole económica. Consecuentemente y como
ocurre con el análisis del paro, el año 2007, es un punto de inflexión. Este hecho resulta
claramente coherente con el análisis de las variables económicas como el desplome del PIB a
partir de esa fecha y, con un aumento constante de la desigualdad como manifiesta elíndice de
Gini. Para finalizar esta valoración, quisiéramos hacer especial incapié en que el inicio de la
crisis económica pone de manifiesto entre los principales problemas, la clase política, los
partidos políticos y los políticos en general así como la corrupción y el fraude. Percepciones
ambas que apenas tenían relevancia en el periodo anterior. En el caso de la percepción de la
política como problema, el incremento en el perido es muy fuerte y practicamente se multiplia
por seis. En el caso de la corrupción y el fraude, aún nos resulta más significativo pues, durante
la fase económica expansiva apenas se registran registros de relevancia, pero visualizándose en
los momentos actuales, como uno de los principales problemas de preocupación de la
ciudadanía. Complementariamente, también cabría señalar que la crsis de valores apenas
manifiesta modificaciones significativas destacables.
A continuación, se muestran los graficos sobre el que sustenetamos nuestras argumentaciones.
Gráfico 1
Índice de Gini. España (2000-2012)
Indice de Gini
33,9
34
32,8
32,2
31,8
30,7
31,1
31,3
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
Elaboración propia. Fuente: Banco Mundial (http://databank.worldbank.org)
Gráfico 2
Tasa de Paro. España (2000 - 2012)
30
25
20
15
Tasa de Paro
10
5
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Elaboración propia. Fuente: Encuesta de Población Activa. EPA. Instituto Nacional de Estadística.INE
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Gráfico 3
PIB per cápita. Variación porcentual anual.
España (2000 - 2012).
5
4
3
2
1
0
-1
PIB x capita
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
-2
-3
-4
-5
Elaboración propia. Fuente: Instituto Nacional de Estadística.INE
Gráfico 4
RNDH. España (2000 - 2012)
30000
25000
20000
15000
RNDH
10000
5000
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012
Elaboración propia. Fuente: Instituto Nacional de Estadística.INE
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Gráfico 5
Indicadores de la situación económica. ICE, SEA e IEE.
España (2000 - 2012)
60
50
40
ICE
30
SEA
20
IEE
10
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
Elaboración propia. Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Gráfico 6
Indicadores de la Situación Política. ICP, SPA e IEP.
España (2000 - 2012)
60
50
40
ICP
30
SPA
IEP
20
10
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
Elaboración propia. Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
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Gráfico 7
Indicadores del Sistema Gobierno-Oposición. ICSP, ILG e ILO.
España (2000 - 2012)
70
60
50
40
ICSP
ILG
30
ILO
20
10
2013
2012
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
0
Elaboración propia. Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Gráfico 8
Percepción de los principales problemas.
España (2000 - 2012)
90
El paro
80
70
60
Los problemas de índole
económica
50
La corrupción y el fraude
40
Los políticos en general,
los partidos políticos y la
política
La crisis de valores
30
20
10
2013
2012
2011
2010
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
0
El Gobierno y partidos o
políticos concretos
Elaboración propia. Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
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Gráfico 9
Indicadores de Situación Económica, Situación Política y Sistema
Gobierno-Oposición.
España (2000 - 2013)
70
60
ICE
SEA
50
IEE
40
ICP
SPA
30
IEP
20
ICSP
ILG
10
ILO
0
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
Elaboración propia. Fuente: Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
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5. Conclusiones y discusión. Propuestas y consideraciones finales.
De acuerdo con los datos se observa que en el caso español, la crisis económica viene
acompañada de una crisis política que viene manifestándose desde antes de que se produjera un
profundizamiento de los niveles descendentes sobre la situación económica y la evaluación
subjetiva de la misma por parte de la ciudadanía. Ello no invalida la hipótesis sobre el hecho de
que las crisis económicas suponen una vulnerabilidad clara de los sistemas democráticos, pues
el descenso en los indicadores de confianza política venían descendiendo desde el año 2000, del
mismo modo que lo hacían, igualmente los relativos a la situación económica. Además, a partir
del año 2007 se produce un incremento en la pendiente negativa, descendente, de los
indicadores sobre la situación política en la misma dirección que se produce la degradación de
la situación económica percibida.
Ahora bien, lo que sí parece testimoniarse es un efecto multiplicador y a mucho más largo plazo
sobre la crisis institucional y política. Ello se debe a que, aunque pueda producirse una
recuperación de los indicadores subjetivos sobre la situación económica, la evaluación sobre la
situación política continúa desplomándose sin un fondo claro sobre su mínimo posible. Quizá
ello se deba al hecho puesto de manifiesto por estudios como los de Crozier, Huntington &
Watanuki, 1975; Pharr, Putnam & Dalton, 2000; Ehrich, L., Cranston N., & Kimber, M. 2004;
o, Hirasuna, 2010, en virtud de los cuales, más allá de variables y fluctuaciones estrictamente
económicas, las democracias liberales de Occidente están experimentando un imparable proceso
de pérdida de confianza a nivel coyuntural y estructural; a saber, tanto de evaluación del
rendimiento y desempeño institucional, como de la propia legitimidad.
Frente a tal escenario, desde una perspectiva institucionalista, se hace preciso el diseño de
políticas públicas de transparencia, regeneración democrática y fortalecimiento institucional de
los instrumentos de participación democrática. La separación entre una ciudadanía que
interpreta a la “clase política” (en términos de Mosca), como una “casta” o “apéndice” de la
sociedad con intereses propios, ajenos a los de la propia ciudadanía o cuerpo soberano, incide en
la crisis de valores cívicos, así como en el gap, cada vez más acentuado, entre la dirigenza y el
conjunto de los ciudadanos y grupos sociales en que se articulan las complejas sociedades
contemporáneas.
Tales indicadores ponen de manifiesto la importancia de reforzar los índices de confianza en las
instituciones democráticas, con objeto de evitar un eventual predicamento, en el escenario
público, de discursos populistas que alejados de todo parámetro de adhesión a la democracia,
pretendan implementar soluciones autoritarias. Nos referimos a la necesidad de establecer
muros de contención democrática frente a los discursos de la extrema derecha tales como los
que ya han sido puestos de manifiesto en investigaciones como las de De Koster, Achterberg y
Van Der Waal (2013). Los autores neerlandeses ponen de manifiesto los perfiles discursivos de
la Extrema Derecha europea, entre el welfare chauvisinim y el welfare populism. La situación de
crisis socioeconómica sirve como la más idónea atmósfera para el ascenso de postulados
populistas, en un contexto de cuestionamiento de las instituciones y la dirigenza para hacer, por
parte de una Extrema Derecha que no cuestiona el principio de igualdad y la asistencia
comunitaria a los damnificados por la circunstancia de degradación socioeconómica. Si bien, tal
asistencia se reconoce legítima para el hombre común, “Don tout le monde”; en definitiva: “the
native common man” (De Koster, Achterberg y Van Der Waal, 2013), con la consecuente
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La opinion pública española y las pautas de apoyo a la democracia en un context de crisis económica.
consolidación de la xenofobia excluyente como parte del welfare chauvinism1. En igual modo,
las pautas que fundamentan el welfare populism de la Extrema Derecha sería expuesto como
sigue: “New-rightist parties argue that the welfare state, instead, provides well-paid and
comfortable Jobs for self-interested civil servants who cater to a class of welfare scroungers that
freeload on the hard work of the common man (Andersen, 1992)” (De Koster, Achterberg y Van
Der Waal, 2013).
Esta situación de crisis económica actual, no sólo ha puesto en evidencia al sistema político sino
también, al sistema de valores culturales de las sociedades contemporáneas. Repensar y
modificar el modelo económico, político y social aportando nuevas soluciones, será el único
modo de responder de forma positiva a la estabilización de un sistema que sepa dar respuesta a
las necesidades de los ciudadanos.
Los datos y realidades que quedan evidenciados con el íter de la ponencia, constituyen un
escenario en el que se hace preciso el fomento de nuevas herramientas de innovación y
modernización de la Gestión Pública, con objeto de fomentar una mayor transparencia y mejorar
la eficacia de los instrumentos de rendición de cuentas. El fortalecimiento de la democracia por
medio de reformas institucionales en los mecanismos participativos y de acercamiento entre la
ciudadanía, los grupos sociales y los cargos y directivos públicos, constituye una apuesta
insoslayable que permita, por medio del desempeño institucional, incrementar las pautas de
apoyo a la democracia. Ello permitirá legitimar el propio sistema democrático, erigiendo diques
propios de la cultura política que contengan eventuales inestabilidades para las instituciones y
las prácticas democráticas como consecuencia de una desafección con respecto a la política y la
democracia.
Para concluir deberíamos recordar el papel coadyuvante que la participación ciudadana podría
tomar en este sentido, pero para ello deberíamos capacitar a la ciudadanía, dotarla de
herramientas y habilidades para poder evaluar con capacidad critica. Los ciudadanos esperan
que los los gestores públicos sepan combinar los principios éticos con una gestión más
pragmática y operativa (Jiménez Araya, 2010:12).
1
“Welfare chauvinists, in short, do not oppose economic redistribution in itself (on the contrary, they are
egalitarian), but want this redistribution to be restricted to the native population. Welfare chauvinism,
this, is the specific combination of egalitarian views on the one hand and restrictive views pertaining to
the deservingness of immigrants on the other hand (Van der Waal et al., 2010)” (De Koster, Achterberg y
Van Der Waal, 2013).
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La opinion pública española y las pautas de apoyo a la democracia en un context de crisis económica.
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