EFECTOS DE LOS CAMBIOS ECONÓMICOS ... DESIGUALDAD ESPACIAL DE LAS GRANDES ...

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EFECTOS DE LOS CAMBIOS ECONÓMICOS Y SOCIALES EN LA
DESIGUALDAD ESPACIAL DE LAS GRANDES CIUDADES: EL CASO DE
MADRID1
Jesus Leal
Universidad Complutense de Madrid
Texto provisional, no reproducir sin permiso del autor.
Introducción
Madrid ha experimentado un cambio drástico en los últimos años, pasando de ser una de
las ciudades europeas de mayor crecimiento económico y de población a una situación
de crisis. Su evolución ha sido algo atemperada en relación con el resto del país, de
forma que ha habido dos otras regiones con mayor crecimiento al igual que hay otras
con una crisis de mayores dimensiones que la de la capital.
En estas páginas se trata de ver como los cambios en las condiciones económicas y muy
en especial en el amplio sector inmobiliario, han influido en la transformación del
espacio social de la ciudad, con un aumento de las desigualdades globales y una menor
segregación residencial hasta el comienzo de la crisis. Esta situación detectada supone
una bajada de los índices de segregación en los noventa, medida en términos de
categorías socioprofesionales y un retroceso de los índices de segregación de los
trabajadores extranjeros en los siete primeros años del nuevo siglo. Estos hechos nos
sintetizan la complejidad de los procesos de desigualdad con cambios de signo diferente
al que se da en otras grandes ciudades europeas.
La cuestión no es que la concentración en algunas de las grandes ciudades de
actividades menos vulnerables a la crisis, ha permitido una evolución de las mismas en
mejores condiciones que las del resto del territorio.
En el caso de Madrid, la existencia de una administración pública estatal y de la sede de
grandes empresas de ámbito internacional que relata F. Iglesias (2005) ha podido influir
en ese menor impacto. Por otra parte la disposición de una proporción más elevada de
mano de obra altamente cualificada, puede también contribuir a ese impacto más
reducido, ya que este tipo de trabajadores suelen estar en su conjunto, menos afectados
por las consecuencias de la crisis, teniendo más recursos para poder superarla.
Eso no implica que a lo largo de unos años especialmente turbulentos, con elevados
procesos de crecimiento económico y poblacional y con la sacudida más intensa de una
crisis que afecta a la mayor parte de los países desarrollados, se hayan reproducido e
incluso ampliado muchas de las desigualdades sociales y territoriales, afirmando una
morfología socio espacial en la que la distribución de la población está fuertemente
afectada por sus condiciones sociales.
El cambio experimentado en el balance social a lo largo de los últimos años, manifiesta
algunas diferencias con el resto de las ciudades europeas (Leal 2007). Debido sobre
todo al menor impacto de la disposición de los fondos contaminados en los bancos
españoles, pero alternativamente a un mayor impacto de la crisis inmobiliaria que junto
1
Esta comunicación ha sido posible a partir de la ayuda del Plan Nacional I+D del Ministerio de Ciencia
e innovación con el número CSO2010-22117-C02-01.
con “credit crunch” internacional se convierte en el principal factor de la caída del
empleo,.
El descenso de la segregación en la década de los noventa, considerada en términos de
categorías socioeconómicas (Dominguez, Leal y Martínez 20012), puede estar
influenciado por el gran crecimiento de las categorías sociales más elevadas, que se
prolonga en la primera década del siglo XXI en la que, por otra parte, el aumento
continuado de trabajadores extranjeros puede influir también en la disminución de sus
índices de desigual distribución. Aunque la estrategia residencial de estos trabajadores
desplaza las desigualdades hacia una ocupación desigual de las viviendas con un
aumento notable del hacinamiento entre algunos grupos.
Para entender estos cambios en la distribución residencial de los distintos grupos
sociales en el espacio urbano hay que destacar el protagonismo de dos categorías
sociales. Por una parte es de destacar la expansión del grupo constituido por técnicos y
profesionales tanto asalariados como trabajando por su cuenta, cuyos nuevos
comportamientos residenciales influyen en su distribución por el espacio urbano. Por
otra parte la elevada y continua afluencia de trabajadores extranjeros a lo largo del
periodo, afecta también a los cambios en la morfología social de la ciudad.
Cambios económicos y transformaciones sociales
La Región urbana de Madrid crece de forma considerable a lo largo de los últimos años,
como ninguna otra capital europea, con un incremento total del 27,5% entre 1998 y
2012, pasando de un total de población de 5,1 millones de habitantes a 6,5 en ese
periodo. Este rápido crecimiento viene dado por un saldo migratorio positivo superior a
un millón de personas2, parte de los cuales se han nacionalizado como españoles, a eso
hay que añadir un crecimiento vegetativo que va poco a poco disminuyendo. El número
de extranjeros se multiplica por 6,3 en ese periodo pasando del 3,2% del total de la
población madrileña al 16,5 % . Con una tasa de actividad declarada superior a la
media, aunque hay que tener en cuenta que una parte de los extranjeros desarrollan
trabajos no declarados, como autónomos o como trabajadores de servicios domésticos u
otros servicios personales.
El aumento de población extranjera, unido a un cambio intenso en las formas de
convivencia, potenció una elevada demanda de vivienda, a la que se sumaron los
cambios en las formas de convivencia con la disminución del tamaño medio del hogar
que pasa de 3,2 en 1991 a 2,7 en 2011. La respuesta a esa demanda es un elevado
crecimiento del stock de viviendas, que supone más de medio millón de unidades entre
2001 y 2011, lo que representa un aumento del stock del 20,3%. La construcción de
estas viviendas a lo largo de la década, pero especialmente en el periodo 2003-2007,
supone además el aumento de actividades ligadas a ellas como: actividades industriales,
financieras, comercializadoras etc.. Por otra parte ese aumento del parque residencial
implicó también una notable inversión en infraestructuras: urbanización, autopistas, vías
férreas, estaciones, aeropuertos etc..
2
En 2011 el INE establecia que 5.736.258 extranjeros vivían en España y 740.444 personas consiguieron
la nacionalidad española según el Ministerio de Justicia, especialmente en los últimos años.. Al mismo
tiempo entre 1999 y 2011 disminuyen los latinos y aumentan los europeos del Este (sobre todo Rumanía
y los orientales: sobre todo paquistaníes y chinos) El país 17 de Enero de 2013.
Un crecimiento tan elevado en tan breve tiempo no se logra sin un fuerte endeudamiento
tanto público como privado (hogares y empresas) que lastra fuertemente su continuidad
posterior. Ese hecho de por sí puede explicar una parte de la transformación de la
ciudad, sumida en un proceso espiral en el que el propio crecimiento inmobiliario
suponía una atracción de trabajadores que constituían un elemento importante del
crecimiento total.
La crisis
Este cambio profundo con un fuerte crecimiento seguido de una rápida caída tiene una
de sus principales explicaciones en el sector inmobiliario y en las facilidades de
endeudamiento que posibilitó la inserción en la Eurozona. La crisis económica en el
caso español y más concretamente en el caso madrileño, tiene al sector inmobiliario
como uno de sus principales causantes, al que se añade la crisis financiera provocada
por el hundimiento del mercado a nivel mundial.
El agotamiento del sistema de producción inmobiliaria que tiraba fuertemente de la
economía española empieza a manifestarse de forma brusca a mediados de 2007 un año
antes de la quiebra de Lehman Brothers. Eso se expresa tanto por un desinflamiento de
la demanda como por la estabilización o ligera caída de los precios de las viviendas y
oficinas.
El comienzo de la crisis en España tiene una agenda algo distinta a la agenda
internacional aunque con características parecidas. A mediados de 2007 el sector de la
construcción que había experimentado un crecimiento espectacular a lo largo de la
década precedente muestra claros síntomas de agotamiento. Aunque todo el mundo era
consciente de la existencia de un recalentamiento del mercado inmobiliario, con una
producción demasiado elevada, existía una cierta despreocupación por la posibilidad de
lo que se llamaba un aterrizaje suave que permitiera reducir paulatinamente la
producción y congelar los precios si no reducirlos ligeramente. Pero este aterrizaje se
convierte en un verdadero desplome, los precios de las viviendas bajaron más de lo
esperado y el stock acumulado se convierte en excesivo. Al fuerte retraimiento de la
demanda, a lo que contribuye también la situación financiera internacional con las
dudas sobre los fondos que sostenían las hipotecas “subprime” en Estados Unidos, con
la consecuencia de un retraimiento de la concesión de hipotecas en España
La caída de todo el sistema financiero internacional vino a agravar seriamente una crisis
proveniente de un sistema completamente desequilibrado, en el que se venían
produciendo más viviendas de las necesarias. La demanda de vivienda que venía
descendiendo desde mediados de 2007, se desploma ante la imposibilidad de conseguir
préstamos por parte de las entidades financieras afectadas por la crisis, especialmente
por su incapacidad de financiarse en el exterior como antes .
A pesar de la brusca caída de la demanda de viviendas hubo que terminar los edificios
que se habían empezado a construir durante la expansión, con lo que el desempleo del
sector se produce de forma más paulatina a lo largo de dos años. El desequilibrio entre
oferta y demanda que venía produciéndose desde dos años antes, dejó en 2011 un stock
de vivienda invendida que se podían cifrar en torno a las 70.000 para el caso de Madrid
y cerca de un millón para toda España, especialmente concentradas en la costa. Al
mismo tiempo el stock de suelo para la construcción tuvo un recorrido similar. En 2010
la deuda total de las empresas promotoras de viviendas españolas con los bancos
ascendía a 160.000 millones de Euros de los que aproximadamente la mitad pertenecían
a la adquisición de suelos que no habían sido construidos. Al no poder vender las
viviendas construidas y al desvalorizarse en suelo, las empresas promotoras no podían
devolver los préstamos hipotecarios contraídos, lo que en un primer momento obligó a
los bancos a renovar los créditos para no cargarse de activos desvalorizados en sus
cuentas, a la espera de que mejorara la situación de forma rápida. Pero llegado un
momento no pudieron sostenerse estas renovaciones porque los propios acreedores de
los bancos demandaban el reembolso de sus préstamos. Esto explica el retraso de la
crisis financiera española en relación con la del resto de Europa.
Grafico 1
Las entidades financieras españolas, que habían escapado al contagio producido por la
difusión de los fondos que sostenían las hipotecas basura americanas, empezaron a
experimentar un proceso similar al de otros sistemas crediticios por la acumulación de
fallidos, especialmente de las empresas promotoras y por el posible impago de una parte
de las hipotecas concedidas a los hogares. El resultado fue una puesta en duda de una
buena parte del sistema financiero, especialmente el formado por las cajas de Ahorro
que con unos consejos formados en una elevada proporción por políticos, habían dado
con frecuencia créditos a proyectos y a personas de poca solvencia.
El sistema crediticio se cerró casi por completo, y poco a poco, a medida que los bancos
y cajas iban aflorando su situación financiera, se empezó a ver la dimensión de la crisis,
la desconfianza exterior por la capacidad de responder a los préstamos contraídos y la
paralización del crédito a familias y empresas.
A pesar de la crisis en 2011 había 350.000 personas ocupadas más que en el año 2001, a
pesar del elevado incremento del desempleo. Pero este supone una distribución
desigual, ya que mientras se da un aumento de 490.000 empleos en servicios en
términos absolutos, todos los otros sectores pierden empleos: 60.000 empleos en la
industria y 63.000 en la construcción. De todas formas este cambio oculta una gran
variación a lo largo de la década, en la que se producen fuertes variaciones en el
empleo, caracterizadas por un desarrollo bastante generalizado en los 7 primeros años,
seguido de una fuerte caída posterior, lo que explica la dimensión del fuerte descenso en
la población ocupada en la construcción con la pérdida de cerca de dos tercios del
empleo en el sector entre 2007 y 2011
La transformación de la estructura social (grupos y relaciones
En los últimos veinte años se da un proceso de cambio en la distribución de las
ocupaciones con características diferenciadas a lo largo de esos años. En ese tiempo la
estructura social experimenta un cambio profundo con un crecimiento considerable de
las categorías medias, especialmente las medias altas, un alejamiento de las posiciones
más privilegiadas del resto de los ciudadanos y una disminución rápida de la clase
trabajadora tradicional para dar paso a otros comportamientos y formas de relación,
tanto entre los trabajadores de la industria como en la de los servicios.
Se va dando una elevación continuada del volumen de las categorías medias y altas
formadas por empresarios con asalariados y por profesionales, tanto los que trabajan por
cuenta propia como los que trabajan por cuenta ajena. Ese crecimiento tiene unas
consecuencias espaciales importantes ya que la correspondiente expansión territorial
contribuye a un descenso de la segregación al mezclarse con otras categorías en los
barrios en los que se expanden. Esto aparece reflejado en el descenso de la segregación
que se dio en el primer periodo, puesto de manifiesto en la comparación entre el censo
de 1991 y el de 2001, con la disminución del valor o de los índices de segregación de
las categorías altas respecto al total. En este sentido se puede decir que los efectos del
crecimiento llevarían a una mayor expansión de estas categorías que terminaría por
afectar a su índice de segregación respecto al resto de categorías.
Por otra parte, las categorías medio altas, como la compuesta por profesionales y
técnicos por cuenta ajena experimenta también un gran crecimiento, que se prolongará a
lo largo de todo el periodo analizado, pero ese aumento de volumen que llega a superar
en 2012 el 30% del total de los ocupados, arrastra consigo una transformación interna
profunda. Por una parte se da una desvalorización del conjunto de esta categoría como
manifiesta la evolución de los salarios de sus componentes que se incrementan muy por
debajo de la media. En segundo lugar se da un fraccionamiento que se manifiesta en
relación con las profesiones que se integran en ella, pero muy especialmente por los
grupos de edad, de forma que se puede afirmar que se da un grupo de profesionales
jóvenes que están muy distanciados de los mayores en muchos aspectos pero en
concreto en su capacidad real de consumo.
A partir de 2001 se va dando un proceso de desarrollo de las categorías superiores
formadas por Directores, Gerentes y profesionales, pero con ritmos y formas diferentes,
de manera que se puede decir que se amplía la brecha entre profesionales por un lado y
profesionales y gerentes por otro, al que se le pueden unir una parte de los profesionales
por cuenta propia.
Tabla 1 Evolución reciente de las categorías socioprofesionales en España y
Madrid
Madrid
2005 2008 2012
Trabajadores de explotaciones
agrarias
0,6 0,6 0,4
Profesionales, técnicos y
asimilados que ejercen su
actividad por cuenta propia
con o sin asalariados
2,9 3,8 3,5
Empresarios no agrarios con
asalariados
2,7 3,1 3,8
Empresarios no agrarios sin
asalariados
5,4 4,3 5,7
Miembros de cooperativas no
agrarias
0,0 0,0 0,0
Directores y gerentes de
agrarios, personal directivo de
la administración
2,2 3,7 4,4
Profesionales, técnicos y por
cuenta ajena.
23,2 24,8 31,1
Profesionales de la
Administración Pública
0,6 0,5 0,8
Resto de profesional
administrativo y comercial
21,3 19,8 18,0
Resto de personal de los
servicios
20,3 20,1 20,4
Contramaestres y capataces de
establecimientos no agrarios
1,0 0,8 0,5
Operarios cualificados y
especializados de
establecimientos no agrarios
14,4 14,7 9,0
Operarios sin especializar de
establecimientos no agrarios.
4,2 2,7 1,7
Profesionales de las Fuerzas
Armadas
0,5 0,5 0,6
No clasificables por condición
socioeconómica.
0,6 0,5 0,3
Total
99,4 99,4 100
Fuente: EPA para cada año (2º trimestre)
España
2008 2012
2008-2012
Madrid España
3,7
3,9
-43,0
-9,8
3,0
2,7
-17,2
-23,2
5,0
4,5
9,7
-22,2
6,9
7,8
19,5
-3,0
0,3
0,1
0,0
-58,0
2,1
2,5
6,6
4,3
17,2
20,1
13,4
-0,4
0,4
0,5
47,1
11,4
17,1
17,8
-18,0
-11,2
18,3
20,4
-8,5
-4,8
1,1
0,6
-40,3
-55,3
19,9
15,2
-44,9
-34,7
4,2
2,8
-43,6
-42,7
0,5
0,6
-2,5
1,5
0,5
0,4
100 100,0
-47,6
-9,6
-35,3
-14,7
Esta brecha social se basa especialmente en la desvalorización de los profesionales y
técnicos, expresado en un escaso crecimiento de su salario medio, por debajo de la
media, siendo incluso la categoría que menos crece en este aspecto, fuertemente
distanciada de las categorías de empresarios con asalariados y de directores y gerentes
que estarían entre las que tienen un mayor crecimiento salarial. El peso de haber
cursado una carrera en la universidad pierde importancia frente a otras cualidades como
la experiencia laboral o el conocimiento de idiomas. Las carreras profesionales van
dejando de ser un sistema lineal de ascensos en una sola empresa para diversificarse
más, con una mayor movilidad laboral y con una especialización mayor, y el
reforzamiento de la diferencia entre puestos de gestión y puestos técnicos. Esos
cambios llevan también a la consideración de una brecha generacional interna en los
componentes de esa categoría, de forma que se abre una gran distancia entre los viejos y
los jóvenes profesionales, en términos de capacidad económica y en comportamientos
residenciales, la nueva clase media profesional acorta la distancia que existe en muchos
aspectos con las categorías medio bajas e incluso con los trabajadores cualificados, no
solo en términos salariales sino también en comportamientos residenciales. Esto se
manifiesta especialmente entre los profesionales hijos de trabajadores manuales, que se
asientan en áreas no lejanas de las que habitan sus padres, aunque en urbanizaciones
diferentes.
Finalmente entre el 2007 y el 2012 los componentes de los grupos más elevados:
empresarios con trabajadores, directivos y profesionales pasan de representar un tercio
del total de categorías (33,1%) antes de la crisis a suponer el 43,6 % cuatro años más
tarde, un crecimiento proporcional que expresa en realidad una resistencia a la crisis
mucho mayor que las otras categorías, ya que su disminución en números absolutos es
escasa en comparación con la que da en los trabajadores manuales que son los más
afectados por la crisis, al menos en los años transcurridos hasta el momento de análisis.
Frente a este descenso nos encontramos con dos excepciones: la de los autónomos
(empresarios sin asalariados) y la del resto de personal de servicios. El crecimiento de
los trabajadores autónomos es una consecuencia de la crisis y del aumento del
desempleo. Un cierto volumen de trabajadores con un cierto grado de especialización,
despedidos de las empresas se montan por su cuenta y tratan de sobrevivir a partir de
ofrecer costes muy competitivos. Algunos se han llevado consigo, al abandonar la
empresa, una cartera de clientes a los que acuden en competencia con las empresas de
origen. Otros encuentran en esta opción una forma de supervivencia. Este tipo de
trabajadores se concentra frecuente en los sectores ligados a la construcción o a las
reparaciones, su volumen real es difícil de medir porque en muchas ocasiones se trata de
una economía sumergida que evita la declaración para ahorrar el coste de los impuestos.
Pero entre ellos están también los trabajadores que son contratados por las empresas
como autónomos, los que les evita los gastos sociales y permite prescindir de ellos sin
coste alguno.
La categoría formada por resto de personal de servicios, es la otra que se mantiene, en
este caso se trata de trabajadores de los servicios personales: empleados domésticos,
cuidadores, peluqueros etc.., una buena parte de los cuales son trabajadores extranjeros
que con frecuencia tratan de suplir la escasez de servicios públicos de apoyo, tal como
sucede con el caso de los cuidadores de personas mayores. En estos casos también
abunda el empleo sumergido, aunque este se contabiliza en la Encuesta de Población
Activa, al no tener consecuencias fiscales. Se trata con frecuencia de un empleo de
resistencia que puede estar alimentado por trabajadores de otros sectores, al no
requerirse una gran especialización en la práctica.
El resultado es que en el periodo de crisis, desde el segundo trimestre de 2008 hasta el
de 2012 se da un descenso en términos absolutos de la clase trabajadora tradicional
formada por trabajadores manuales y de los servicios cualificados y no cualificados, del
25,6% mientras que la clase media baja descendería en un 16,4 sus efectivos ocupados y
las categorías más elevadas supondrían un aumento del 9,1% durante este periodo. La
distancia entre los grupos extremos en relación al desempleo es más que notable. Habría
que tener en cuenta la estrategia de cada empresa en este respecto, pero en general
puede decirse que primero se empieza por prescindir de los trabajadores de menor
cualificación, asignando incluso las tareas que estos tenían a los que antes eran
directivos, para finalmente incluir también a estos últimos entre los despedidos. Hay
que tener en cuenta que siempre que se mantenga un horizonte de recuperación del
sector o de la empresa, resultaría más difícil volver a encontrar a un directivo en
condiciones que pudiera responder a las exigencias del sector, que a un trabajador con
escasos requerimientos.
A ello hay que añadir el comportamiento de las ocupaciones ligadas a los servicios
públicos en las que la pauta ha sido la de disminuir las retribuciones, aumentar el
horario y con frecuencia cambiar el contrato de los trabajadores existentes, pero
manteniendo en lo posible a los que ya venían trabajando, sin cambios notables en el
tamaño de la plantilla limitadas a la congelación de las renovaciones y a unas pocas
ocasionales pérdidas de los trabajadores con contratos más precarios cuyo despido era
menos costoso y menos problemático porque se trataba solamente de no renovar sus
contratos temporales. La conclusión es que durante estos años de crisis económica, la
disminución de trabajadores en estos sectores en los que existe una proporción muy
elevada de profesionales y técnicos y bastante menor de operarios cualificados y de
administrativos, ha sido bastante más restringida que en los sectores privados. Es
importante considerar también que la demanda de servicios de enseñanza o sanidad no
supone una merma en tiempos de crisis, por lo que no se justifica la disminución de los
empleados en estos sectores como sucede en aquellos en la que la producción de bienes
y servicios está afectada por elevado un encogimiento de la demanda.
Estos cambios en la estructura social tienen un gran impacto espacial. En primer lugar
esto explicaría la existencia de tasas de desempleo más reducidas en las grandes
ciudades porque estas tendrían una mayor proporción de empleos ligados a los servicios
y a empresas internacionales que por sus condiciones serían menos vulnerables al
desempleo, este es especialmente el caso de Madrid,. De hecho si contamos el
comportamiento del empleo en el conjunto de España, nos encontramos que para los 4
años de crisis analizados las categorías más elevadas tendrían una disminución del
empleo del 6.5%, las medias del 10.7% y las bajas del 23.4%, con la conclusión de que
sigue habiendo diferencias entre los efectos del desempleo en las diversas categorías,
pero estas son menores que en el caso de Madrid.
La conclusión es que la geografía del desempleo es muy diferenciada espacialmente, de
forma que los barrios con mayor proporción de trabajadores manuales van a estar
mucho más afectados que los que tienen una mayor proporción de categorías altas y
medio altas. Claro que esto daría lugar a otro tipo de desigualdades en las que los
extranjeros estarían mucho más afectados y los procesos segregativos serían más
complejos.
La crisis económica de los últimos años tiene efectos muy diferentes en relación con las
categorías económicas y con la localización de los trabajadores. En los cuatro años que
van entre el segundo trimestre de 2008 y el de 2012, en España se pierden 3.008 miles
de empleos lo que supone un descenso del 15% de los trabajadores ocupados en todo el
país, en el mismo tiempo en la Región Urbana de Madrid, la pérdida de empleos es de
286 mil, un 9,5% del total de trabajadores respecto al año 2008 que marca el punto más
alto de empleo de toda la década. La primera consecuencia es que las grandes ciudades
resisten mejor la crisis que el conjunto del país, aunque la capacidad de subsistencia de
los desempleados pueda ser menor que la que se da en zonas agrarias en la que pude
recurrirse al autoabastecimiento por una parte de los desempleados.
La explicación de este diferencial se puede hacer a partir de dos perspectivas, una sería
la del hecho de que una ciudad como Madrid tiene un buen número de empleos que no
dependen únicamente de las condiciones de producción del país, sino que de alguna
manera tienen un mayor ámbito de dependencia por estar referidos a actividades
internacionales. La segunda es que en el caso de la crisis, la Administración Pública ha
optado por reducir los salarios de los trabajadores antes que reducir el número de
empleos públicos, tal como se ha expresado anteriormente, lo que supone que en las
ciudades con gran peso de la administración pública y los servicios públicos (sanidad,
enseñanza ..) se verán menos afectadas por el desempleo que la media del país.
Segregación, categorías sociales y espacio social
En las dos últimas décadas el cambio en los asentamientos urbanos de las categorías
sociales ha cambiado, pero no siempre en la dirección descrita por la literatura más
conocida (Préteceille 2006, 2009, Musterd and Ostendorf 1998, Häussermann 2005,
Andersen 2004, Kempen and Ozuekren 1998, Wacquant 1993) . La creciente distancia
en términos de ingresos entre los diferentes grupos sociales no tiene un paralelo en la
segregación cuyos valores decrecieron en el periodo entre 1991 y 2001 (Leal 2012)
El punto de partida es la existencia de un cambio en los índices de segregación que
llevan a una disminución generalizada de los mismos, considerados por categorías
socioeconómicas, de forma que las categorías más segregadas como son en todo
momento las más altas y las más bajas, son en general las que tienen unos índices de
segregación más decrecientes. Como puede observarse en la tabla siguiente son los
Directores and los profesionales por cuanta propia con los grados de segregación más
elevados los que más disminuyen en sus valores, entre os que hay que considerar
también a los trabajadores no cualificados.
Este cambio puede ser atribuido a que el gran crecimiento de las categorías superiores
referido anteriormente, lleva a ocupar espacios mezclados a los que hay que añadir el
hecho de que este crecimiento se produce en gran parte por una movilidad
intergeneracional ascendente por parte de los trabajadores españoles, que tienden a
localizarse en la medida de los posible en lugares próximos a los que residen sus
familias de origen.
En este sentido es de notar la construcción de barrios con tipologías residenciales
propias de una clase media en el entorno de municipios que se caracterizaban por la
condición de trabajadores manuales y de servicios de una buena parte de sus residentes.
Este hecho viene a cortar el proceso que se había dado con anterioridad en el que los
jóvenes profesionales provenientes de familias trabajadoras emigraban hacia las
periferias de clase media localizadas a una gran distancia de sus lugares de origen.
En el momento de escribir este capítulo no existe una información detallada que nos
permita ver la continuidad de este fenómeno a lo largo de la primera década del siglo
XXI pero todo hace pensar que la gran expansión de la clase media alta y en sobre todo
de la categoría de profesionales y técnicos asalariados, llevaría a un continuidad de este
proceso.
Lo que caracteriza al proceso segregativo madrileño es en primer lugar su forma de
distribución. En todas las grandes ciudades existen amplias zonas diferenciadas por sus
características sociales, pero el caso de Madrid es bastante extremo en este sentido. La
existencia de una línea que va de Este a Oeste deja al norte y al sur dos mundos
diferenciados desde el punto de vista de la residencia de las categorías sociales. Es una
segregación que podemos calificar de concentrada en la que las excepciones no son
bastante escasas, es tan difícil encontrar a un trabajador manual residiendo en la zona
norte-noroeste del Area Metropolitana (que encontrar un profesional por cuenta propia
en el sur. Esto puede observarse no solamente a partir de la localización diferencial que
muestra el censo de 2001 sino en muchas otras manifestaciones que van desde el
asentamiento de las actividades de los profesionales por cuenta propia (médicos,
abogados etc..) hasta las características del comercio de estos barrios.
La desigual distribución de precios y tipologías residenciales es una buena expresión de
esta diferencia, las viviendas en el sur de Madrid siguen siendo más pequeñas, con
mayor proporción de viviendas colectivas y con precios unitarios y genéricos más bajos
que las viviendas en el norte del Area Metropolitana.
Esta diferenciación arrastra también la calificación de las zonas urbanas y el valor de las
mismas que ha llevado a un desarrollo desigual de la localización más reciente de los
edificios de oficinas. La casi totalidad de las nuevas sedes de las grandes empresas y de
las concentraciones de edificios de oficinas se ha ido localizando en el Norte y Noroeste
del Area Metropolitana, procediendo a una cierta descentralización de estas actividades,
tal como también se ha producido en otras grandes ciudades. Los grandes bancos, las
empresas de comunicaciones y las empresas de nuevas tecnologías de la información se
asientan en esas periferias cercanas a la localización de las clases medias altas y altas.
Con ello se contribuye a reforzar una diferenciación en la que los procesos de
segregación residencial tienen consecuencias importantes en el acceso a los mejores
empleos, cercanos espacialmente a los asentamientos de las clases medias y altas y
bastante alejados de las clases trabajadoras.
En la medida en que la estructura espacial de Madrid tiene una forma de elipse o de
almendra, el desplazamiento prioritario de los trabadores lleva a flujos muy intensos
entre el Norte y el Sur del Area Metropolitana, saturando las infraestructuras
disponibles en el sentido Sur –Norte por las mañanas y en el sentido contrario por las
tardes. Esto ha llevado ya a la saturación de las líneas urbanas de ferrocarril que han
exigido la construcción de tres túneles paralelos que atraviesan todo el centro de la
ciudad a lo largo de ese eje Norte-Sur, con una longitud que supera los 8 kilómetros,
entre las estaciones centrales del Norte (estación de Chamartín) y del Sur (estación de
Atocha).
Tabla 2 Índices de Segregación de cada categoría socioeconómica en el Area
Metropolitana de Madrid en 1991 y 2001 ordenados de mayor disminución de la
segregación a mayor aumento de la misma
Categories of the socio-economic condition
(CSE)
Segregation index
1991
2001
Difference
Directores y gerentes y altos funcionarios
admin pública
0.44
0.34
-0.10
Profesionales y técnicos por cuenta propia
0.43
0.35
-0.08
Profesionales y técnicos por cuenta ajena
0.30
0.25
-0.06
Resto personal administrativo y comercial
0.15
0.10
-0.05
Operarios sin especialización
0.33
0.28
-0.05
Empresarios con asalariados
0.21
0.20
-0.01
Empresarios sin asalariados
0.16
0.16
0.00
Operarios cualificados
0.31
0.31
0.00
Resto personal servicios
0.17
0.17
0.00
Contramaestres y capataces
0.23
0.25
0.02
Miembros de cooperativas
0.31
0.48
0.17
Fuente: elaboración propia a partir de los Censos de Población y Vivienda de 1991 y 2001.
La localización de los trabajadores extranjeros
Entre los años 1999 y 2009 más de 900.000 inmigrantes extranjeros se asentaron en la
región urbana de Madrid, repartidos de forma desigual a lo largo y ancho de su
geografía. Durante esos años la proporción de extranjeros ha crecido considerablemente
en la ciudad, pasando de representar el 2,6% del total de la población de la región en
1999, al 16,7% diez años más tarde, sin contar los que adquirieron la nacionalidad
española en este periodo, lo que supondría que en total el número de extranjeros que se
asientan en la Región Urbana supera el millón de personas. Entre estos extranjeros el
comportamiento residencial se diferencia según el tiempo de estancia en España y el
país de origen, con estrategias diferenciales en cada caso que difieren con frecuencia de
las que tiene la población nativa (Arbaci, S. 2008 y Kempen, R. and Ozuekren, A. 1998)
Sin embargo los índices de disimilitud en relación con la población española han ido
disminuyendo a lo largo de estos años, estabilizándose al final de los mismos, lo que no
quita una distribución desigual que lleva que en algunos barrios de la ciudad su
proporción haya superado el 30% del total de habitantes (San Cristóbal).
Las primeras oleadas de trabajadores extranjeros solían elegir el centro urbano y
algunos lugares de la periferia para su asentamiento, de forma que se localizaban
especialmente en aquellos barrios en los que se podía disponer de una vivienda en
alquiler a bajo precio. El mapa de la localización de alquileres del año 2001 muestra una
gran coincidencia con el de la localización más intensa de inmigrantes (Leal and
Alguacil 2012). Pero a medida que se fue saturando el escaso mercado de este tipo de
vivienda las estrategias fueron cambiando, una parte de los extranjeros de países en
desarrollo que llevaban más tiempo y disponían de empleos consolidados accedió a la
compra de una vivienda gracias a la enorme competencia bancaria dispuesta a conceder
hipotecas sin muchos miramientos sobre la capacidad real de su devolución a largo
plazo, confiados en que el incremento de precios podría en cualquier caso compensar la
devolución en caso de impago. La estrategia de compra pasaba en gran cantidad de
casos por el alquiler de una o dos habitaciones de la vivienda adquirida a otro
extranjero, incluso a otra familia completa. El hacinamiento se convertía en una norma
frecuente para los residentes extranjeros. En el año 2007 la Encuesta Nacional de
Inmigración arroja una proporción de inmigrantes propietarios que alcanzaba el 29% de
esta población, con un reparto diferente en relación con el tiempo de permanencia. Los
inmigrantes de la primera oleada, con una proporción elevada de marroquíes tendrán
una proporción más elevada que los de la última oleada compuesta mayoritariamente
por rumanos, tal como se recoge en el gráfico adjunto. Pero a partir de ese año se frena
bruscamente el progreso de las adquisiciones debido a la crisis bancaria e inmobiliaria
para invertirse la tendencia.
.
Gráfico 2: Evolución (2004-2010) del régimen de tenencia de los hogares
extranjeros del resto del mundo* residentes en España.
*No incluye los hogares cuya persona de referencia sea de nacionalidad de la UE
o el resto de Europa.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos ofrecidos por la Encuesta de
Condiciones de Vida (ECV).
Pero el hacinamiento era una práctica que iba más allá de la adquisición. Una elevada
cantidad de viviendas alquiladas a extranjeros lograban pagarse a partir de acumular
más de una familia en ella. Eso permitía por otro lado extender su localización a
diversas zonas de la ciudad, de forma que explicaba el descenso progresivo de los
índices de disimilitud entre todas las nacionalidades. Pero estos asentamientos no
seguían las pautas de segregación que se daban en una evaluación de la misma según las
categorías socioeconómicas. Algunos barrios tradicionalmente obreros de la ciudad
están en los que tienen una menor proporción de extranjeros, mientras que barrios con
una elevada proporción de categorías más elevadas contenían proporciones nada
desdeñables de extranjeros.
La propia dinámica de estos barrios explica la desigual distribución en relación con las
categorías socioeconómicas tradicionales. Los barrios de vivienda social con una
población envejecida pero que habían sido renovados, albergaban una población
trabajadora que estaba atrapada en sus viviendas en las que a pesar de la estigmatización
que podrían tener por su composición social, estaban en buenas condiciones y en
localizaciones relativamente céntricas, lo que llevaba a la dificultad de encontrar
alternativas a las mismas entre sus habitantes imposibilitados de disponer de los
recursos que necesitaría un cambio de vivienda, tanto por el coste fiscal como por las
diferencias de precio que ello implicaba.
Solamente en los casos en el que el deterioro de las viviendas fuera considerable, se
establecía un trasvase de población. Así, el barrio de San Cristóbal en el distrito de
Villaverde afectado por problemas de cimentación se convierte en el barrio madrileño
con mayor proporción, mientras que el barrio de Orcasitas, tradicionalmente obrero, está
entre los barrios con una proporción más baja de extranjeros. Se trata del resultado de
estrategias residenciales diferenciadas.
En el caso de la residencia de los subsaharianos que practican la venta ambulante en la
el centro de la ciudad la localización mayoritaria es el barrio de Embajadores, uno de los
barrios del distrito centro de Madrid, la razón de su localización en el mismo proviene
de que tratan de evitar el transporte colectivo (metro y autobuses) por ser lugares donde
pueden ser detenidos fácilmente por la policía para su deportación a sus países de
origen, al no tener lo documentos de residencia que se les exigen.
La segregación de los extranjeros está pues cruzada por esas estrategias diferenciadas
que llevan a que una vivienda en la que la relación tamaño entre el tamaño y el alquiler
sea positiva, pueda ser ocupada por esa población, con una intención de habitarla por
varias familias, con un alquiler que podría resultar ventajoso.
Tabla 3: Hacinamiento en primera vivienda y vivienda actual (superficie útil) en
España 2007
Primera vivienda (%)
Hacinamient
o severo
(<10m2)
Hacinamie
nto
Moderado
(de 10 a
15m2)
Hacinamient
o
Vivienda actual (%)
Hacinamiento
severo (<10m2)
Hacinamiento
Moderado (de
10 a 15m2)
Hacinamiento
por superficie
(TOTAL)
por
superficie
(TOTAL)
Inmigrantes
económicos
8,00
12,42
20,41
4,47
8,26
12,74
Rumanos
8,65
11,90
20,55
2,88
9,52
9,07
Marroquíes
12,36
16,36
28,72
7,98
10,80
16,54
Ecuatorianos
16,01
15,44
31,45
7,80
12,99
15,37
Extranjeros
procedentes
de
países
desarrollados
3,37
7,21
10,58
0,54
1,86
2,40
Fuente: Elaboración propia a partir de la explotación de datos de la Encuesta Nacional
de Inmigrantes (ENI). INE. 2007.
La crisis económica tiene efectos importantes en las condiciones residenciales de los
extranjeros debidas sobre todo a las altas tasas de desempleo que sufren. En efecto, el
tipo de ocupaciones en las que su presencia era más elevada son las que han sido más
afectadas por la crisis. En primer lugar el sector de la construcción, que en el periodo
que va de 2008 a 2012 pierde más de la mitad de los empleos, en segundo lugar los
servicios personales y la restauración, de los que la gente con apuros económicos
restringe en primer lugar, finalmente, aquellos sectores que en los que menos ha
impactado la crisis en términos de restricción de empleos, son por regla general, salvo el
sector financiero, los que menos presencia de trabajadores extranjeros suelen tener.
El resultado es que la tasa de paro en 2011 de los extranjeros en la comunidad de
Madrid era el 25,85 frene al 17,01% del conjunto de la Comunidad, esto se explica
parcialmente por la elevada tasa de desempleo en los sectores más frecuentados por
ellos como la construcción, la hostelería o los servicios personales.
Segregación categorías sociales y espacio social
El primer problema que presenta el análisis de la segregación de las clases sociales es el
de la operacionalización de las mismas para formar grupos con una verdadera identidad,
valores e intereses comunes a los miembros del grupo y distintos al resto. De las
variables disponibles en las fuentes de información estadística y especialmente en
aquellas con información desagregada territorialmente, la que mejor se ajusta para la
clasificación es la Condición Socioeconómica (CSE) en la que se obtiene información
tanto de la categoría profesional como de la relación con los medios de producción.
Más allá de los problemas propios de la variable (sucesivos cambios en la clasificación
o la presencia de categorías que no son puras desde el punto de vista de clase), que
dificultan e incluso imposibilitan la definición de colectivos con unos mismos valores o
intereses, nos encontramos con que la identidad en términos de clase (especialmente en
una sociedad postindustrial) no es tan fácil de definir, aunque existe un cierto consenso
en que la expresión de la estructura social puede venir representada en términos de
ocupaciones (Goldthorpe 1987, Wright 1985)..
Resulta relativamente sencillo distinguir los intereses, valores y prácticas de los
extremos de la escala social, pero no es fácil asignar unos valores comunes a muchas de
las categorías intermedias. Categorías que a su vez se han ido transformando con el
tiempo y que contienen situaciones cada vez más diversas y complejas.
La situación de los que se denomina “profesionales” ha cambiado a lo largo de estos
años debido a la precarización del empleo que afecta a parte de estos grupos,
especialmente a los más jóvenes. Desde el punto de vista del estatus y de la renta esta
misma categoría esconde muchas realidades y estas son cada vez más distintas entre sí.
Por otro lado, las transformaciones demográficas recientes tienen un efecto clave sobre
el comportamiento residencial de los hogares y sus pautas de asentamiento. Hay dos
procesos que conviene destacar: la llegada de inmigrantes y los cambios en las formas
de convivencia.
La llegada de inmigrantes extranjeros es relativamente reciente pero intensa en la
sociedad madrileña. Sus pautas de asentamiento han transformado el paisaje social de
algunas zonas de la ciudad afectando a su vez a las estrategias residenciales de otros
hogares. Estos inmigrantes, fundamentalmente de tipo económico, han ocupado puestos
de trabajo de poco valor social y que requieren poca cualificación ubicándose, por tanto,
en la cola de la escala socioeconómica. Cualquier análisis de los comportamientos
residenciales de estas categorías y de sus niveles de segregación estará muy marcado
por los comportamientos de estos colectivos.
Los cambios en las formas de convivencia afectan a todas las categorías
socioeconómicas. El efecto que tiene este fenómeno sobre el estudio de la localización
de los grupos sociales en el espacio de la ciudad es el de una mayor diversidad de
estrategias residenciales dentro de cada categoría. El aumento de hogares unipersonales
en edades intermedias, de hogares monoparentales e incluso de hogares multipersonales
y la pérdida de protagonismo absoluto del hogar familiar con hijos va a acompañar
ciertos procesos socioespaciales como es la mayor presencia de clases medias y altas en
el centro de las ciudades –en algunos casos a través de procesos de gentrificacion- y su
rejuvenecimiento.
El tipo de vivienda disponible en cada zona de la ciudad no se ajusta de la misma
manera a todos los tipos de hogares. La forma que adopte el mercado residencial de una
ciudad afecta enormemente al mapa social de la misma. Las viviendas de mayor tamaño
más demandas por hogares formados por parejas con hijos que por hogares
unipersonales son más comunes en las zonas periféricas y de la corona metropolitana
mientras que las viviendas más pequeñas tienden a concentrase en algunas zonas de la
periferia y en el centro de la ciudad sobre todo. Además del tamaño de la vivienda, el
tipo de dotaciones y servicios que ofrezca cada zona es otro elemento que condiciona en
buena medida la elección residencial de los distintos tipos de hogar.
Por tanto, independientemente de la clase social, el tipo de vivienda ofertada y los
equipamientos de las distintas zonas van a condicionar la elección de los hogares.
Sin embargo, hay otras características que sí discriminan por clase social: la calidad del
parque residencial y de los equipamientos, las condiciones medioambientales o el
propio valor social de la zona.
El resultado es un área metropolitana que desde el punto de vista socioeconómico está
bastante bien definido. Se podría dibujar prácticamente una línea que divide en dos la
región que va desde el extremo noreste al extremo suroeste dejando al noroeste las
zonas de mayor estatus socioeconómico y al sureste las zonas de menor estatus.
Estos mapas no muestran el nivel de mezcla social que hay dentro de cada zona, es
decir, de la composición social de cada vecindario. Establecen un valor socioeconómico
sintético que funciona como indicador del valor social de cada sección censal. Se puede
concluir a partir de estos mapas que las categorías más altas tienden a localizarse en el
noroeste y en el sureste las más bajas con una mayor complejidad en la zona central que
se muestra más en forma de mosaico aunque con ciertas pautas bastante marcadas en
cualquier caso.
Mapa 1 Mapa del factorial a partir de la Condición Socioeconómica en el área
metropolitana de Madrid en 2001.
Source: I.N.E. Censo 2001
Para comprobar si efectivamente ha habido una disminución de la segregación en
Madrid se han realizado los índices de segregación (IS) de cada una de las categorías de
la Condición Socioeconómica en los años 1991 y 2001.
La mayor parte de las categorías ha experimentado un descenso de los índices de
segregación. Los operarios cualificados se mantienen prácticamente igual y quedan tres
categorías que han aumentado su nivel de segregación que son los miembros de
cooperativas, los contramaestres y capataces y el resto de personal de servicios.
En el otro extremo están los directores y gerentes de empresas y los altos funcionarios
de la administración pública y los profesionales por cuenta propia y ajena. Estas
categorías son, además, las que parten de niveles de segregación más elevados al
comienzo del periodo. Tan sólo las categorías de operarios y de miembros de
cooperativas se sitúan ligeramente por encima de los profesionales por cuenta ajena.
Al final del periodo esas tres categorías siguen situándose entre las que presentan una
mayor segregación a pesar del fuerte descenso de la misma. Hay que señalar que los dos
extremos de la escala socioeconómica, representados por los directores, gerentes y altos
funcionarios por un lado y por los operarios cualificados y no cualificados por otro, son
los que presentan mayores niveles de segregación. Los profesionales por cuenta propia
también presentan índices muy elevados. Es una categoría que está formada
fundamentalmente por profesionales libres de elevado nivel de formación y con un
elevado estatus. Aunque parte de este colectivo pertenece aun nivel socioeconómico
intermedio es un grupo de profesionales de mayor prestigio y estatus en su conjunto que
el grueso de profesionales por cuenta ajena.
Tabla 4 Índices de Segregación de cada categoría socioeconómica en el área
metropolitana de Madrid en 1991 y 2001 ordenados de mayor disminución de la
segregación a mayor aumento de la misma.3
CSE
IS1991
IS 2001
DIFERENCIA
Directores y gerentes y altos funcionarios
admin pública
0,4414
0,3411
-0,10028952
Profesionales y técnicos por cuenta
propia
0,4293
0,3510
-0,07822169
Profesionales, técnicos por cuenta ajena
0,3017
0,2455
-0,05616611
0,1533
0,1024
-0,0509344
Operarios sin especialización
0,3289
0,2825
-0,04636097
Empresarios con asalariados
0,2097
0,1982
-0,01149207
Empresarios sin asalariados
0,1624
0,1586
-0,00383453
Operarios cualificados
0,3061
0,3061
6,9541E-06
Resto personal servicios
0,1678
0,1726
0,0048512
Contramaestres y capataces
0,2313
0,2526
0,02134569
Prof ocupaciones exclusivas admin púb
0,3203
0,4602
0,13992297
Miembros de cooperativas
0,3094
0,4814
0,17202184
Resto
personal
comercial
administrativo
y
Fuente: elaboración propia a partir de los Censos de Población y Vivienda de 1991 y
2001.
Los escasos niveles de segregación de los empresarios con y sin asalariados, del resto de
personal de servicios, administrativo y comercial se debe en parte a la heterogeneidad
social de estas categorías.
Uno de los problemas fundamentales que presentan estos índices es que se ven muy
afectados por el tamaño de la población. La comparación entre las distintas categorías
en un mismo momento o la evolución de los mismos para un mismo colectivo se ven
distorsionadas por las diferencias en el volumen de población dentro de cada grupo o en
cada momento.
Pero el grupo más puro desde el punto de vista de clase y por tanto el más
representativo de la cúspide de la escala socioeconómica que es el de directores,
managers y altos funcionarios se mantiene como el más segregado en 1991 y aunque ya
no es en el que más cae el índice sí es uno de los que más descenso experimenta. El
resultado es que a pesar de que en 2001 se sitúan por encima los operarios cualificados
3
Se han excluido del análisis las categorías del sector agrario y los profesionales de las fuerzas armadas
por ser grupos muy minoritarios en comparación con el resto. La categoría de profesionales en
ocupaciones exclusivas de la administración pública no es comparable con la que se crea para 2001 que
engloba a los jefes de departamento de la administración pública, comerciales y servicios a empresas por
tanto se ha optado por eliminar esa categoría igualmente.
y los empresarios con y sin asalariados, este colectivo se mantiene como uno de los más
segregados.
Los resultados son en parte coherentes con los procesos socioeconómicos recientes y
esa supuesta relación entre la desigualdad y la segregación. Los grupos que se separan
del resto desde el punto de vista socioeconómico y con ello hacen aumentar la
desigualdad son los grupos de mayor renta. Estos grupos a su vez, son los que presentan
los mayores niveles de segregación residencial. Sin embargo, si la tendencia ha sido de
un distanciamiento creciente desde lo económico desde lo espacial ha experimentado
una mayor mezcla social. En definitiva, no existe tal relación entre la desigualdad social
y la segregación. Cabría pensar que el descenso de la segregación de los directivos,
managers y altos funcionarios se debe a que han aumentado mucho su volumen y
partían de un número relativamente reducido. Sin embargo, los índices de segregación
corregidos muestran que una vez eliminado este efecto el resultado es similar, con un
descenso bastante acusado. Además, en términos generales, en casi todas las categorías
disminuye la segregación mientras que la desigualdad económica aumenta para el
mismo periodo en Madrid.
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