XI CONGRESO ESPAÑOL DE SOCIOLOGÍA

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XI CONGRESO ESPAÑOL DE SOCIOLOGÍA
"Crisis y cambio: propuestas desde la sociología"
INFORMACIÓN Y COMPROMISO DEMOCRÁTICO EN ARGENTINA: ¿YA NO
INTERESA LA DEMOCRACIA?AUTOR: CARLOS F. DE ANGELIS
[email protected]
Abstract
Gran parte del compromiso democrático de la ciudadanía se debería inscribir en la
percepción de que la democracia va allá de un sistema de elección de autoridades y
contribuye a la ampliación de los derechos individuales y sociales. El ciudadano es parte
del sistema en su rol de votante, pero también sería esperable su integración en los asuntos
públicos con otros niveles de participación, como estar “al tanto” de lo que sucede, su
presencia en partidos políticos y en otras instancias.
En el actual proceso democrático en Argentina nacido en 1983, el interés de la ciudadanía
en las cuestiones políticas ha presentado profundos altibajos dependiendo de coyunturas
específicas. Así, ciertos sectores se han “desenganchado”, mostrando un débil interés por la
información política, y bajas expectativas sobre la participación electoral. En este sentido
los sujetos abandonan su vínculo con la política, dejando de ser parte de su cotidianeidad,
generando apatía ciudadana, e incrementando la desconfianza en políticos e instituciones.
Para identificar las percepciones sociales sobre la democracia, el presente trabajo se
enfocará en tres ejes: el interés por la política; la identificación del voto como herramienta
de cambio y la afectación de las decisiones de los gobernantes en la vida cotidiana de los
sujetos. En el primer eje, se delineará en torno a la auto-apreciación del interés propio y la
lectura sobre los demás ciudadanos. Los otros dos ejes se vinculan a indicadores
específicamente diseñados para observar la expectativa que genera el acto electivo, y la
posible influencia de las decisiones gubernamentales en los individuos. Estos tres ejes
serán evaluados en torno a la auto-percepción de los ciudadanos como sujetos informados,
1
en la hipótesis que sistémicamente el desinterés en las cuestiones políticas conlleva a una
menor disposición a mantenerse informado, que a su vez lo aleja de la dimensión política
de la sociedad.
Para el análisis de la información, se procederá a la lectura de cada indicador por separado
para describir el fenómeno y sus relaciones básicas. Luego, y considerando la
interdependencia de las variables, se empleará para el análisis global la técnica de análisis
de correspondencias múltiples que permitirá acceder en forma visual a la relación entre
categorías y orientando las conclusiones hacia la conformación de tipologías típicas para
analizar el fenómeno planteado.
El estudio que aquí se presenta, resulta de los datos provenientes de una encuesta telefónica
realizada sobre 1113 casos en las siguientes localidades que cubren prácticamente el 75%
de la población de la Argentina: Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba,
Rosario, Mendoza, San Miguel de Tucumán, La Plata, Mar del Plata, Salta, Santa Fe, San
Juan, Resistencia, Santiago del Estero-La Banda, Corrientes, Neuquén, Posadas, San
Salvador de Jujuy, Bahía Blanca, Paraná, y Formosa. La encuesta fue realizada en julio de
2012 por el Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de
la Universidad de Buenos Aires.
Palabras claves:
democracia – información – compromiso – voto - apatía – opinión pública
Introducción
El presente trabajo se propone analizar las incidencias actuales del sistema democrático en
Argentina en relación del vínculo de los ciudadanos con la cosa pública, en un marco
general de baja confianza en las instituciones democráticas. En este sentido se buscará
determinar el interés por la política por parte de la ciudadanía; la identificación del voto
como herramienta de cambio y la afectación de las decisiones de los gobernantes en la vida
cotidiana de los sujetos. En el primer eje, se delineará en torno a la auto-apreciación del
interés político propio y la lectura sobre los demás ciudadanos. Los otros dos ejes se
2
vinculan a indicadores específicamente diseñados para observar la expectativa que genera
el acto electivo, y la posible influencia de las decisiones gubernamentales en los individuos.
En países de la periferia capitalista como la Argentina cuya historia política durante el siglo
XX estuvo signando por la alternancia de gobiernos elegidos mediante el voto con otros de
carácter militar, la construcción de una democracia estable y un funcionamiento pleno de
las instituciones del sistema democrático se ha tornado una tarea compleja, más allá de sus
mecanismos formales (De Riz, 2011). El actual proceso democrático en Argentina nacido
en 1983 es permanentemente interrogado sobre sus finalidades, en el sentido que el
compromiso de los ciudadanos con la democracia se vincula con sus percepciones acerca
de propio bienestar, condicionando el apoyo según situaciones coyunturales. Este apoyo
condicionado a las coyunturas marca en nuestra visión una erosión del sistema que se
manifiesta por dos vías: la desconfianza en políticos e instituciones y la apatía ciudadana
(De Angelis, 2009).
El retiro de la confianza de los ciudadanos en las instituciones introduce creencias en la
ciudadanía, que marcarían una ruptura en los modelos representativos1. “Los políticos”
habrían abandonado el interés general y el voto no contribuiría más al cambio social,
debido a que la clase política reconstruiría su agenda más allá de las promesas electorales.
En la apatía ciudadana, los ciudadanos retiran su interés por la “cosa pública”, mediante la
abstención electoral y la desconexión informativa y performativa. En éste caso, los sujetos
abandonan su vínculo con la política, ya no están “al tanto” de las cosas que pasan, y la
política deja de ser parte de su cotidianeidad
En el trabajo que aquí se presenta se desarrollará el problema planteado empleando un
enfoque cuantitativo a partir de los datos provenientes de una encuesta telefónica realizada
sobre 1113 casos en las siguientes localidades que cubren prácticamente el 75% de la
población de la Argentina: Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario,
Mendoza, San Miguel de Tucumán, La Plata, Mar del Plata, Salta, Santa Fe, San Juan,
Resistencia, Santiago del Estero-La Banda, Corrientes, Neuquén, Posadas, San Salvador de
1
Estas percepciones surgen de una serie de entrevistas realizadas durante 2012 y que se han volcado en De
Angelis (2012)
3
Jujuy, Bahía Blanca, Paraná, y Formosa. La encuesta fue realizada en julio de 2012 por el
Centro de Estudios de Opinión Pública de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires.
Democracia y legitimidad
Las dificultades para conciliar un sistema capitalista de producción con la democracia
moderna basada en el sufragio universal como sistema político de gobierno ha provocado y
provoca, especialmente en momentos de crisis, problemas en la legitimidad de los
gobiernos que emergen de los procesos electorales. Si se considera que la democracia es al
menos un sistema justo para tomar decisiones (Estlund, 2011), las dificultades de la
capacidad de regulación del Estado sobre el funcionamiento del mercado particularmente
en la actual etapa de globalización, ponen en evidencia los límites de la ideología básica del
intercambio equitativo. En este nuevo marco la capacidad del Estado hacia la organización
de las desigualdades económicas y sociales atendiendo a los menos favorecidos con la
posibilidad de asegurar las condiciones de igualdad de oportunidades se muestra como un
imposible, quedando la idea de la democracia despojada de sus ropajes de justicia (Mouffe,
1999), incrementando las voces discordantes desde la sociedad civil increpando a sus
dirigentes. Sin embargo, en períodos de crisis el “re acoplamiento” del sistema económico
al sistema político, que “re politiza en cierto modo las relaciones de producción, intensifica,
por otra parte, la necesidad de legitimación” de éste último (Habermas, 1999, pág. 72).
Dado que el aparato del Estado en la etapa actual (a diferencia de la etapa del capitalismo
liberal), debe asegurar las condiciones generales de la producción y reproducción, debe
intervenir en forma activa sobre ambas instancias, necesitando legitimidad para actuar
sobre los agentes económicos y sociales. Se debe agregar que esta legitimación requiere
dotar de autoridad a los agentes gubernamentales para exigir o prohibir acciones de otros a
través de órdenes, y la permisibilidad moral “para emitir órdenes y hacerlas cumplir”
(Estlund, 2011, pág. 26).
Cabe señalar que las formas organizativas sobre las que reposaba el funcionamiento del
capitalismo se modificaron profundamente en la última cuarta parte del siglo XX, con el
auge del neoliberalismo. La globalización afecta tanto la soberanía territorial, las
4
identidades colectivas como la legitimidad democrática del Estado- nación (Habermas,
2000). Esta afectación funciona básicamente restringiendo la capacidad operacional de los
estados – nacionales, en temas tan diversos como el control de movimiento de los capitales
financieros, la crisis medioambiental y el avance de las reglamentaciones sobre libre flujo
de mercancías, vía organizaciones multilaterales como Organización Mundial de Comercio
(OMC) o Fondo Monetario Internacional (FMI). Para Crouch la democracia prospera
“cuando existen más oportunidades de que una gran parte de personas corrientes intervenga
activamente en el diseño de la agenda pública (y no sólo a través del voto, sino también de
la deliberación y de la participación en organizaciones autónomas)” (Crouch, 2004, pág.
10). En una situación donde la construcción de la agenda pública ya no es manejada
siquiera por la elite local, sino que tienden a concentrarse en elites multinacionales, resulta
difícil conservar esa idea de “prosperidad”.
La confianza como categoría política
Simmel (1950) plantea que la confianza es una de las fuerzas sintéticas más importantes
dentro de la sociedad. La confianza permite a los agentes generar hipótesis respecto al
comportamiento futuro de los otros, para servir como base para la conducta práctica. En
este sentido la confianza funcionaría como una intermediación entre el conocimiento y la
ignorancia sobre el hombre. En otro plano Rosanvallon define a la confianza “como un
“economizador social”, que permite ahorrarse un conjunto de mecanismos de verificación y
prueba” (2007, pág. 23). La idea de la confianza y la cooperación como “argamasa” de una
sociedad civil integrada por asociaciones públicas y privadas fueron centrales en los
filósofos sociales del siglo XVIII como Rousseau, Locke, Montesquieu y Tocqueville
(Ritzer, 2005).
Una de las contradicciones de los sistemas democráticos realmente existentes surge de la
diferencia en los principios de los derechos civiles y sociales universalmente conferidos,
establecidos en constituciones nacionales, y leyes especiales (como el “derecho a la
dignidad”). Bauman (2011) sostiene que la imposibilidad de los ciudadanos para ejercer
tales derechos, abre una amplia brecha entre la condición jurídica de “ciudadano de iure” y
la capacidad práctica de “ciudadano de facto”, esperándose que los sujetos sobrepasen esta
diferencia con sus propios recursos y capacidades, muchas veces inexistentes.
5
La idea de la representación política ha acudido a resolver en la práctica las posibilidades
de gobierno real. Cotta (1998) distingue tres modelos o “tipos ideales” de representación
política 1) la representación como delegación: Aquí el representante puede ser identificado
como un ejecutor de iniciativas privado de autonomía, excepto de las instrucciones que los
representados les imparte su papel es muy similar a la de un embajador. 2) la representación
como relación de confianza: Aquí el representante tiene una posición de autonomía y se
supone que la única guía para su acción es de su interés de los representados por él. 3) la
representación como un "espejo" o la representación sociológica. Aquí a diferencia de los
dos primeros, el mecanismo se centra en el papel colectivo de los representantes percibido
como un microcosmos que reproduce fielmente las características del cuerpo político.
La concepción de las democracias actuales descansa en la segunda concepción, para lo cual
se hace imprescindible revisar el contenido político del concepto de “confianza”. Tilly
(2010) señala que la confianza involucra un proceso social “como una propiedad de las
relaciones interpersonales”; siendo un atributo extensible en forma simultánea a diferentes
personas y permisible de operar en términos variables que van desde la “profunda sospecha
a la confianza total” y permite luego la expansión de estas categorías a líderes políticos y
agentes gubernamentales. Este proceso puede ser reversible, tanto en términos individuales
como colectivos, de allí que puedan plantearse procesos de entrega y retiro de la confianza.
Este concepto de “entrega y retiro de la confianza” será clave para el proceso democrático
argentino y latinoamericano. Cheresky (2006), plantea que el régimen democrático en la
región presenta una ingente desinstitucionalización. Los partidos políticos (competitivos),
agentes y ejes centrales de los modelos democráticos representativos parecen quedar a
instancias de liderazgos personales, y las fuerzas políticas, que formalizan los actos
electivos, se reorganizan recurriendo a un entramado que vinculan organizaciones nuevas y
preexistentes, pero dependientes de liderazgos personales antes que de la capacidad
argumental de las estructuras políticas. Algunos autores plantean que existe una crisis de
representación en América Latina (Mainwaring, 2008), por la erosión de los partidos
políticos, sin embargo, para Cheresky no se trata de una crisis sino de una mutación en sus
formas de representación
6
A instancias de esta crisis o mutación, otros agentes buscan la imposición de intereses,
(como sindicatos, cámaras empresarias, organismos de derechos humanos, asociaciones de
consumidores, movimientos sociales, etc.) pero no logran representar “el interés general”,
presentando visiones particularistas. En este sentido, no hay un agente capaz de reemplazar
a los partidos políticos pues sobre ellos recae la responsabilidad formal de ocupar el poder
del Estado. En cambio, los otros agentes de representación intentan influenciar al Estado en
ciertas políticas, pero no asumir su poder, porque no suelen presentan un proyecto global
para el país, ni tampoco tienen la responsabilidad ni el apoyo necesario ´para asumir el
poder y gobernar.
Por otra parte, la asimilación de las características intrínsecas del sistema democrático a las
propias del mercado es presentada por Gaxie en el sentido que en los mercados políticos los
bienes que proponen los competidores “se cambian” por una adhesión. Emprendedores o
empresarios políticos “proponen” diversos bienes o “servicios” y obtienen como
contrapartida la confianza y el apoyo necesario para participar en la lucha la conquista por
posiciones de poder político (2004). El “pago” sería simbólico, sin embargo en sociedades
con vastos sectores sumergidos en niveles de pobreza estructural, el pago puede
transformarse en bienes tangibles (no simbólicos) imprescindibles para sobrevivir: el
denominado clientelismo político (Szwarcberg, 2010).
La democracia en Argentina: Avances y retrocesos
La reconstrucción de los regímenes democráticos en buena parte de América Latina en la
década del 802 se vio afectada por los graves problemas económicos mundiales de la
década del 70. Índices elevados de inflación, desmantelamiento de la industria local,
estancamiento económico, desfinanciamiento de un estado desarticulado carente de las
políticas sociales, una deuda pública externa de enorme proporciones, creciente pobreza y
desigualdad, son algunas de las “herencias” de los regímenes militares, con el agravante de
múltiples violaciones de derechos humanos perpetrado por las dictaduras militares. La
crisis económica golpeó a las nacientes democracias. En el caso argentino el primer
2
Argentina recupera la democracia en 1983, Brasil en 1985, Bolivia en 1982, Chile en 1991, El Salvador y
Ecuador en 1979, Guatemala en 1987, Paraguay en 1990, Uruguay en 1985.
7
gobierno democrático de Raúl Alfonsín3, fue desgastado por diversas asonadas militares, un
escenario social complejo y un escenario económico de hiperinflación (Cavarozzi y Grossi,
1989) abandonando el poder llamando a elecciones anticipadas4. Durante los comicios
celebrados el 14 de mayo de 1989, la fórmula Menem-Duhalde, del Frente Justicialista
Popular, triunfa en las elecciones5. Menem desarrollaría una ola de reformas neoliberales
con la privatización o desguace de empresas públicas, desregulación y modernización de la
economía que, “permitirán que la lógica del mercado sea la única que actúe en la esfera
económica, evitando la distorsión y la ineficiencia de ésta por la lógica electoral o
populista” (Paramio, 2001, pág. 18).
Entre los cambios que se realizan durante la
presidencia de Menem se incluye una reforma constitucional en 1994, que entre otros
cambios acortan el mandato presidencial de seis a cuatro años, y permite la reelección por
dos períodos, situación que habilita a Menem a presentarse y ganar la elección para el
período 1995-1999. La recesión que se inicia en 1998 y el desgaste del oficialismo
arreciado por denuncias de corrupción posibilitan que el 24 de octubre de 1999 Fernando
de la Rúa triunfe contra la fórmula peronista de Eduardo Duhalde-Ramón Ortega.6
El gobierno de Fernando de la Rúa dura dos años desde su asunción el 10 de diciembre de
1999 hasta su renuncia el 20 de diciembre de 2001. En estos dos años se hundiría en una
ruina política, económica, financiera y social: “el riesgo-país alcanzó niveles
estratosféricos, reflejando la certeza de los mercados sobre un default, las reservas del
Banco Central se habían derrumbado, y los bancos sobrevivían sólo gracias a una fuerte
limitación gubernamental sobre el retiro de dinero (conocida popularmente como
corralito)”. (Gervasoni, 2002, pág. 12). El descontento social toma forma política en las
elecciones de medio término para la renovación del Parlamento. Allí debutaría el “voto
bronca”, definido como aquel que se emite con la finalidad explícita de darle la espalda al
sistema político, con un 26,3% de ausentismo, y con un 21.1% de votos en blanco e
3
Raúl Alfonsín gana las elecciones de octubre de 1983 como candidato a Presidente por la UCR, partido de
sectores medios contra el candidato justicialista Ítalo Luder, denunciando un supuesto pacto sindical –
militar que daría impunidad en las violaciones a los derechos humanos, sería la primera derrota del
peronismo sin proscripciones (Cavarozzi y Grossi, 1989).
4
Situación no prevista constitucionalmente.
5
La fórmula justicialista o peronista obtendría el 47,5% de los votos, sobre la fórmula oficialista Angeloz Casella de la Unión Cívica Radical que se obtuvo el 32,5% de los sufragios.
6
En las elecciones del. La Alianza y su fórmula De la Rúa-Álvarez obtuvieron el 48,5% de los sufragios,
contra el 38,09% de la fórmula Eduardo Duhalde-Ramón Ortega
8
impugnados (Vilas, 2001). Los resultados electorales arrojan una derrota electoral de la
Alianza y con el Partido Justicialista como el triunfador en un marco de fuerte deterioro de
la clase dirigente donde existía un uso distinto de voto: expresar el repudio político. La
derrota electoral acelera la crisis con la profundización de la recesión, el incremento de la
protesta social y su represión policial hasta el debilitamiento del gobierno que cae por su
propio peso.
A los piquetes, procedimiento originalmente empleado por los grupos de desocupados y
desplazados cuya acción específica fue el corte de rutas, caminos y vías de acceso (como
puentes), se le sumarían los caceroleros, sectores medios que protestaban en las calles o
desde sus balcones golpeando cacerolas u otros objetos. En este marco social y luego de
una situación de cuasi anarquía por donde pasarían (aparte de De la Rúa) cuatro presidentes
en poco tiempo hasta la relativa estabilización con Eduardo Duhalde en 20027.
Hacia el año siguiente en las elecciones del 27 de abril de 2003 Néstor Carlos Kirchner,
gobernador de la provincia patagónica de Santa Cruz saldría segundo en las elecciones
debajo de Carlos Menem8, pero se ungiría como Presidente de la Nación por la negativa de
Menem de presentarse al ballotage9. En su presidencia la situación no sólo se estabilizaría
sino que se comenzaría un nuevo ciclo con el movimiento político denominado
“kirchnerismo”. Algunos autores evalúan que el ex presidente (fallecido en 2010) “habría
logrado articular exitosamente una nueva hegemonía en la medida en que pudo constituir
“un pueblo argentino” y erigirse como su líder a partir del claro establecimiento de sus
7
Los cuatro presidentes fueron: Ramón Puerta: asumiría el 20 de diciembre de 2001, Adolfo Rodríguez Saa:
Gobernaría desde el 23 al 31 de diciembre el año 2001. En su fugaz paso por la presidencia declararía el no
pago de la deuda externa argentina. Eduardo Caamaño: Asumiría como presidente interino el 31 de
diciembre de 2001 Finalmente Eduardo Duhalde, asumiría la Presidencia el 1 de enero de 2002 elegido por
la Asamblea Constituyente, entregando el gobierno a Néstor Kirchner en diciembre de 2003.
8 En las elecciones realizadas el 27 de abril de 2003 el Frente para la Victoria que llevaba la fórmula
Kirchner-Scioli obtuvo solo un 22,0% de los votos, resultando superado por la Alianza Frente por la Lealtad UCD Menem-Romero, que obtuvo el 24,3%.
9 El sistema electoral que la República Argentina a partir de la reforma constitucional realizada el año 1994
plantea un sistema de doble vuelta donde si ninguna fórmula hubiera sacado menos del 45%, o menos el
40% de los votos, pero con una distancia menor del 10% se debería realizar una segunda elección entre las
dos fórmulas más votadas.
9
enemigos (el FMI, los acreedores de la deuda externa, el menemismo, el ejército como
violador de los derechos humanos, etc.)” (Biglieri & Perelló, 2007).
Una de las características del sistema democrático argentino es su base en el desarrollo de
liderazgos vinculados al candidato que gana las elecciones. Como sostiene De Riz (2008)
quien se consagra en las urnas como presidente (especialmente) o como gobernador maneja
recursos del estado en forma personal que le permitirá sostener su coalición de apoyo. La
implosión de los partidos políticos ha fortalecido la tendencia al realineamiento partidario
en los periodos electorales. Este realineamiento que se ha llamado la “borocotización de la
política”10 tiene una serie de consecuencias entre las cuales se destacan el retiro de la
confianza ciudadana que afecta el recambio generacional de los dirigentes en las
instituciones políticas. Una vez más aparecen los dirigentes políticos más cerca de conducir
sus carreras y sus propios intereses que los intereses de sus votantes.
La confianza en retirada
O’Donnell en 1994 se pregunta “¿Cómo se gana una elección y cómo, luego de ser
elegido, se gobierna en una situación como ésta? Obviamente, diciendo una cosa durante la
campaña y haciendo lo contrario una vez en el poder, lo cual es muy destructivo en
términos de la construcción de la confianza pública que es, en definitiva, lo que contribuye
a que una democracia se consolide” (pág. 74). Esta situación donde los gobiernos no
pueden evitar establecer políticas de ajuste como las que son demandadas permanentemente
por los organismos multilaterales de crédito funcionaron como un acelerador de los procesos
de desconfianza que alcanzaron su punto límite en la crisis de finales de 2001.
Una de las consecuencias que la pérdida de confianza y credibilidad trae aparejados es el
debilitamiento de los lazos y solidaridad sociales. Granovetter plantea “que muchas
nociones intuitivas sobre la fuerza de un vínculo interpersonal deberían verse satisfechas
10
Lorenzo Borocotó fue elegido diputado nacional en las elecciones del 23 de octubre de 2005 dentro del
partido Propuesta Republicana Antes de asumir su banca conformó un Movimiento Independiente
unipersonal aliado al kirchnerismo dentro de la Cámara de Diputados de la Nación. Este acto inaugura el
concepto de “borocotización” de la política. http://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_Lorenzo_Borocot%C3%B3
(recuperado 27/04/2013. Este acto inaugura el concepto de “borocotización” de la política.
10
por la siguiente definición: la fuerza de un vínculo es una (probablemente lineal)
combinación del tiempo, la intensidad emocional, intimidad (confianza mutua) y los
servicios recíprocos que caracterizan a dicho vínculo” (1973, pág. 1362). Dos espacios
sustancialmente alterados por el declive de la confianza como componente central de la
representación son la esfera política y el espacio mediático11.
De la confianza a la decepción es el trayecto en el discurso que sintetiza una “serie de
desilusiones” que van más allá de un gobierno puntual, incluso de la democracia y que en
algunos casos se remontan directamente a experiencias lejanas en el tiempo, que van
construyendo un imaginario de distancia emocional.
Dentro de un contexto donde resalta la pérdida de confianza, aparecen algunos espacios de
construcción de credibilidad, construidos en torno a algunas ideas éticas, más que políticas y
que se vinculan a una necesidad y deseo abstracto, no con un programa político concreto. La
construcción del nuevo espacio de confianza es retratada como expresión de la confianza
más personal, aquella que las referencias hacia determinados “referentes políticos”12 como si
se tratara de un amigo cercano, alguien que se le puede perdonar los errores, se lo evalúa por
sus intensiones y aquello que transmite con su imagen.
Este es el caso de la construcción particular de la democracia argentina en términos de
contenido y retórica con la llegada en el 2003 a la presidencia de Néstor Kirchner (20032007) y la elección de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2011, reelecta para el período
2011-2015). Ambos construyen (con diferencias) un formato de credibilidad que lleva sus
nombres propios como signo, aun bajo períodos adversos como la crisis con los sectores del
agro y la emergencia del Vicepresidente Julio C. Cobos13 como líder opositor (De Angelis
C. F., 2012). El vínculo con la obtención de ciertos recursos, bienes palpables, pero
11
Mostrar la desconfianza en el sistema de medios de comunicación no es el objeto de este trabajo, sin
embargo, también lo afecta en su credibilidad y su capacidad de presión mostrada por ciertos actores de los
medios masivos.
12
El término “referentes políticos” remite a una terminal efectiva-emocional donde se acredita la confianza.
13 La resolución 125/08 fue una decisión del gobierno de incrementar las retenciones a las exportaciones de
soja y girasol y establecer un sistema móvil para éstas. El conocido como el “conflicto con el campo” fue un
paro agropecuario, lock out o bloqueo de rutas en Argentina de 2008 contra la resolución señalada. El voto
negativo del Vicepresidente Julio Cobos desempató la sanción de la ley en la madrugada del 17 de julio de
2008,
instalándose
como
líder
de
la
oposición
sin
dejar
la
vicepresidencia,
http://edant.clarin.com/diario/2008/07/17/pdf4.pdf (recuperado 20/04/2012)
11
inalcanzables por vía del mercado para los sectores14 más pobres reconstruye los lazos con
ambos líderes. Políticas públicas como la fallida Resolución 125 de retenciones móviles y
regulaciones como la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual colocaron (al menos
para parte de la opinión pública) al gobierno de Cristina F. de Kirchner enfrente de
corporaciones y grupos de mayor poder económico de la Argentina, fortaleciendo la relación
con los segmentos más humildes. También se debe señalar que estas políticas, (además de
sus propias limitaciones), contribuyen a la dispersión y debilitamiento de la oposición
política (Catterberg,Gabriela; Palanza, Valeria , 2012).
Bourdieu plantea que los productos ofrecidos por el campo político son instrumentos de
percepción y expresión del mundo social, la distribución de las opiniones en una población
determinada depende del estado de los instrumentos de percepción y de expresiones
disponibles y del acceso que los grupos tienen a esos instrumentos (1982). Globalmente, el
sistema político tiene en la percepción ciudadana una geografía espacial: “está arriba”, por
lo cual el resto “está abajo”. La trenza, es decir las negociaciones entre políticos y los
sectores de poder (por supuesto a espaldas de la ciudadanía) y de los negocios espurios (los
cuales nunca son muy explícitos) forman parte del recorrido reconocido de la clase política
para llegar “allí arriba” que es condenado moralmente pero entendido como la referencia
lógica.
En este marco de retiro de confianza más del 55% de los ciudadanos argentinos plantean un
bajo o nulo interés personal sobre la política. Esto por supuesto no significa que realmente
han eliminado “lo político” de su vida, pero en la definición explícita es indicativo de la
relación de desconfianza. Como plantea Rosanvallon “el ciudadano se ha transformado en
un consumidor político cada vez más exigente, renunciando tácitamente a ser productor
14
Un ejemplo de las políticas sociales destinadas a los más pobres es la Asignación Universal por Hijo,
programa de tiene la forma de un beneficio que le corresponde a los hijos de las personas desocupadas, o
que trabajan en el mercado informal Consiste un pago mensual para niños menores de 18 años y para
chicos discapacitados sin límite de edad. Con la misma, el Estado busca asegurarse de que los niños y
adolescentes asistan a la escuela, se realicen controles periódicos de salud y cumplan con el calendario de
vacunación obligatorio, ya que éstos son requisitos indispensables para cobrarla. Para el 2012, más de
3.500.000 chicos y adolescentes son beneficiados con esta asignación.
12
asociado del mundo común” (2007, pág. 247). El carácter de la renuncia es la renuncia a lo
explícito de la marca del interés.
Gráfico 1: Interés por la política
¿A usted personalmente en qué medida diría que le interesa la política?
¿En qué medida diría usted que los argentinos se preocupan por temas políticos?
45,6
36,1
25,3 26,3
19,4
19
12,4
12,4
1
Mucho
Bastante
Poco
Nada
3,2
Ns/Nc
El vínculo de los sujetos con la información política es clave para desentrañar el interés
ciudadano. En una sociedad hiperinformada, y “donde los medios reciclan el mundo como
una sucesión de acontecimientos” (Bauman, 2002, pág. 215) la información política parece
ser un bien escaso. En efecto, sólo el 15% de la población se considera muy informada:
Gráfico 2: Sobre temas de actualidad política: Ud. se
considera una persona: (guiada 1º respuesta)
Poco informada
22%
Nada informada
7%
Muy informada
15%
Medianamente
informada
56%
De aquí se deduce la hipótesis de una relación sustantiva entre el acto práctico cotidiano de
buscar información política para saber “cómo van las cosas” y el interés sobre la política.
13
Tabla1_ ¿A usted personalmente en qué medida diría que le interesa la política? Según Sobre temas
de actualidad política: Ud. se considera una persona:
Sobre temas de actualidad política: Ud. se considera una
persona:
Muy
Medianamente
Poco
Nada
informada
informada
informada
informada
Total
¿A usted personalmente
Mucho
54,8%
17,8%
2,5%
3,8%
19,0%
en qué medida diría que
Bastante
27,4%
32,7%
12,4%
2,5%
25,3%
le interesa la política?
Poco
8,3%
38,1%
56,4%
17,5%
36,1%
Nada
9,5%
11,4%
28,2%
76,3%
19,4%
Ns/Nc
Total
100,0%
100,0%
,4%
,1%
100,0%
100,0% 100,0%
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
Puede apreciarse una relación sustantiva donde el coeficiente Gamma de 0,65 indica una
relación positiva, del modo que a mayor información, mayor interesa por la política,
excepto para la categoría “medianamente informada”, que se asocia en mayor medida con
“poco interesado”.
El segundo indicador sustantivo analizado introduce el punto de vista de ciudadano como
sujeto de las políticas de los gobernantes. En ese plano se preguntó acerca de cómo evalúan
que les toca las dediciones de quienes gobiernan. En esta oportunidad Gran parte de la
población, sí se declara en mucha o bastante afectado. Menos de cuarta parte dice que esto
le afecta en poco o nada.
14
Gráfico 3: ¿En general en qué medida diría que
afectan en su vida las decisiones de quienes
gobiernan?
Ns/Nc
1%
Nada
9%
Poco
15%
Mucho
45%
Bastante
30%
Tabla 2: ¿En qué medida diría que afectan en su vida las decisiones de quienes gobiernan? Por Máx. nivel
educativo alcanzado
Nivel educativo
Hasta
Hasta
Universitario/
Universitario/
primaria
secundaria
terciario
terciario
completa
completa
incompleto
completo y más
Total
¿En general en qué
Mucho
23,5%
43,9%
46,2%
59,7%
45,6%
medida diría que
Bastante
27,8%
28,9%
33,6%
28,8%
29,6%
afectan en su vida las
Poco
23,5%
16,6%
16,1%
6,1%
14,7%
Nada
22,8%
9,5%
3,6%
5,1%
9,1%
Ns/Nc
2,5%
1,2%
,4%
,3%
1,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
decisiones de quienes
gobiernan?
Total
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
En nivel educativo como variable independiente introduce un cambio interpretativo
relevante. Se podría plantear que un mayor nivel educativo genera una posición más
consciente hacia el efecto de las políticas estatales sobre las personas. Sin embargo quienes
poseen el nivel educativo más bajo (hasta primaria completa) no logran identificar ninguna
afectación de las decisiones de quienes gobiernan, postura peculiar dado, como se
comentara más arriba, gran parte de las políticas sociales, han tenido a los más pobres como
sujeto. Aquí se podrán plantear dos hipótesis: o bien los sectores más humildes de la
población sienten abandonados por el estado, o en efecto no tendrían las competencias
técnicas para responder a una pregunta con alto nivel de abstracción cerca de lo que expresa
Bourdieu (1998).
Cuando se establece el cruce entre el interés por la política y la afectación subjetiva de las
decisiones gubernamentales, se pueden observar distintos vínculos con “lo político”.
15
Tabla 3: ¿En general en qué medida diría que afectan en su vida las decisiones de quienes
gobiernan? ´por ¿A usted personalmente en qué medida diría que le interesa la política?
¿A usted personalmente en qué medida diría que le interesa
la política?
Mucho
Bastante
Poco
Nada
Ns/Nc
¿En general en qué Mucho
61,8%
52,5%
36,3%
37,5%
medida diría que
Bastante
26,4%
31,6%
36,1%
18,5%
29,6%
afectan en su vida
Poco
6,6%
10,6%
19,7%
19,0%
14,7%
Nada
3,8%
4,6%
7,5%
23,1%
9,1%
Ns/Nc
1,4%
,7%
,5%
1,9%
1,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0% 100,0%
las decisiones de
quienes gobiernan?
Total
100,0%
Total
45,6%
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
Tabla 4: ¿En general en qué medida diría que afectan en su vida las decisiones de quienes
gobiernan? por ¿A usted personalmente en qué medida diría que le interesa la política? (100% sobre
total de casos)
2 - ¿A usted personalmente en qué medida diría que le interesa
la política?
Mucho
3 - ¿En general en
Mucho
qué medida diría que
Bastante
afectan en su vida las Poco
decisiones de quienes
Nada
gobiernan?
Ns/Nc
Total
Bastante
Poco
Nada
Ns/Nc
,1%
Total
11,8%
13,3%
13,1%
7,3%
45,6%
5,0%
8,0%
13,0%
3,6%
29,6%
1,3%
2,7%
7,1%
3,7%
14,7%
,7%
1,2%
2,7%
4,5%
9,1%
,3%
,2%
,2%
,4%
1,0%
19,0%
25,3%
36,1%
19,4%
,1% 100,0%
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
A partir de lo observado se puede construir una tipología que separe a la población de
marras en tres tipos ideales:
1. los ciudadanos conscientes: que se interesan y se sienten muy o bastaste afectados
por las decisiones de los gobernantes
2. los ciudadanos impolíticos no se interesan, pero se sienten muy o bastante
afectados.
3. Los ciudadanos apáticos o indiferentes: no se interesan y no se sienten afectados
La distribución que surge de esta clasificación sería la siguiente:
16
SC
6%
Gráfico 4: Tipología ciudadana
Indiferentes
18%
Ns/Nc
1%
Conscientes
38%
Impolíticos
37%
El tercer eje que en este trabajo se propone analizar se relaciona con el valor subjetivo del
voto. Contrariamente a otros procedimientos de designación social como la fuerza física, la
cooptación, y la herencia, el voto es un mecanismo de designación de autoridades (Ihl,
2004), pero más que eso, es una atribución hacia el poder de las masas, independientemente
de sus resultados (Estlund, 2011). Sin embargo, esta atribución no suele en la práctica ser
independiente de sus resultados. En este sentido, la persistencia de amplios sectores bajo la
línea de la pobreza y las fuertes desigualdades sociales extremas en la región de
Latinoamérica y Argentina en particular contradice los argumentos sostenidos desde la
teoría “que sugiere que la democracia va acompañada a largo plazo de una mejora en las
posibilidades de participación social. Esto se interpreta a menudo como una promesa: si el
mercado genera desigualdad a través de su eficiencia económica, la democracia crea
igualdad política y jurídica y, en definitiva, justicia social” (Burchardt, 2012, pág. 137). La
falta de cumplimiento de esta promesa indica que algo funciona mal, y el precio suele tener
un correlato con la violencia social, la crisis de la seguridad y con la apatía ciudadana.
Alexander analizando a Parsons plantea que “cuando votamos por alguien entendemos que
eventualmente nuestros intereses instrumentalmente racionales quedarán satisfechos”
(Alexander, 2008, pág. 90). El principio de la racionalidad instrumental será ampliamente
discutido por diversos autores a lo largo del siglo XX, (Caplan, 2001) (Pizzorno, 1985)
(Rosanvallon, 2007). La perspectiva del voto como agente de cambio es sostenida por
menos de la mitad de los encuestados. Es relevante la postura de más de la tercera parte que
“la sensación” contributiva del voto sólo emerge algunas veces. El veinte por ciento
restantes, se los puede considerar parte de los indiferentes, y auto expulsados del sistema
político.
17
Gráfico 5: ¿Cuándo hay elecciones suele pensar que con su
voto ayuda a cambiar algo?
Algunas veces
32%
Siempre
46%
Nunca
19%
Nunca votó
2%
Ns/Nc
1%
El cruce de la expectativa del voto en el cambio social por tres estratos etarios, muestra que
en las tres distribuciones que forman cada tramo se encuentran las tres categorías: siempre,
algunas veces y nunca, pero se observa en forma desigual mostrando un mayor descontento
en los segmentos más jóvenes.
Tabla 5: ¿Cuándo hay elecciones suele pensar que con su voto ayuda a cambiar algo…? Por Edad en
Rango etario
Edad por rango etario
17 a 30 años
31 a 55 años
Más de 56 años
Total
¿Cuándo hay elecciones
Siempre
37,2%
46,1%
54,6%
46,2%
suele pensar que con su
Algunas veces
38,1%
33,2%
25,7%
32,3%
voto ayuda a cambiar
Nunca
20,4%
19,3%
16,6%
18,8%
4,0%
1,1%
2,0%
2,2%
,3%
,2%
1,1%
,5%
100,0%
pv=0,002 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
100,0%
100,0%
100,0%
algo…?
Nunca voté
Ns/Nc
Total
Los sectores más jóvenes y de menor nivel educativo son quienes más lejos perciben la
utilidad del voto como efector social. Como plantea Elster, (2011) el voto es “un acto de
desinterés de costo módico”, es decir que implica la voluntad de sacrificar o al menos dejar
de lado el interés personal en beneficio de otros sujetos o por una causa supraindividual o
nacional. Es decir el voto puede ser un acto de alta abstracción, dónde los beneficios no son
inmediatos y eso no parece ser muy convincente para los jóvenes (que quieren ver cambios
ya) y los más humildes (sus necesidades son también ya).
18
Tabla 6: ¿Cuándo hay elecciones suele pensar que con su voto ayuda a cambiar algo…? Por Nivel
educativo
Nivel educativo
Hasta
Hasta
Universitario/
Univ./ terciario
primaria
secundaria
terciario
completo y
completa
completa
incompleto
más
Total
¿Cuándo hay
Siempre
45,7%
41,8%
47,5%
51,9%
46,2%
elecciones suele
Algunas veces
29,0%
32,1%
35,0%
32,2%
32,3%
pensar que con su
Nunca
21,0%
21,9%
16,1%
14,9%
18,8%
3,7%
3,7%
,9%
,3%
2,2%
,6%
,5%
,4%
,7%
,5%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
voto ayuda a
cambiar algo…?
Nunca voté
Ns/Nc
Total
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
Tabla de 7– ¿Cuándo hay elecciones suele pensar que con su voto ayuda a cambiar algo…? Por
Tipología ciudadana
Tipología ciudadana
Conscientes
Impolíticos
Indiferentes
Total
¿Cuándo hay elecciones
Siempre
59,0%
36,9%
31,5%
46,2%
suele pensar que con su
Algunas veces
29,7%
35,2%
37,5%
32,3%
voto ayuda a cambiar
Nunca
9,4%
24,8%
27,0%
18,8%
Nunca voté
1,4%
2,4%
3,5%
2,2%
,5%
,7%
,5%
,5%
100,0%
100,0%
100,0%
100,0%
algo…?
Ns/Nc
Total
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
La distinción entre indiferentes e impolíticos no aporta mucha luz en términos de la
valoración del voto en términos de cambios. Sí, ambas categorías difieren de los
ciudadanos conscientes que mayoritariamente evalúan la importancia del acto electivo. Por
su parte, el vínculo con la política es un elemento que ayuda a comprender la importancia
subjetiva del voto. Puede afirmarse en este caso que quienes son se auto-consideran
informados confían más es un capacidad de influencia al momento de votar. Sin dudas el
capital cultural puesto en juego ocasiona importantes ventajas cognitivas. Un dato de
interés lo aportan quienes se informan de manera esporádica, dentro de este grupo, casi el
40%, consideran que algunas veces ayuda al cambio.
19
Tabla 8 - ¿Cree que su ayuda a cambiar algo? por ¿Suele informarse sobre política?
1 – Sobre temas de actualidad política: Ud. se considera
una persona:
Muy
Medianamente
Poco
Nada
informada
informada
informada
informada
Total
13 – ¿Cuándo hay
Siempre
68,5%
48,6%
32,8%
21,3%
46,2%
elecciones suele
Algunas
21,4%
33,8%
38,2%
25,0%
32,3%
pensar que con su
veces
voto ayuda a cambiar
Nunca
10,1%
15,2%
25,7%
43,8%
18,8%
1,9%
2,9%
7,5%
2,2%
,5%
,4%
2,5%
,5%
100,0%
100,0%
algo…?
Nunca voté
Ns/Nc
Total
100,0%
100,0% 100,0%
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
Puede constatarse la mayoría entre quienes consideran que los gobernantes tienen una
fuerte intervención en lo cotidiano, sí valoran el contenido utilitario del voto.
Tabla 9: ¿Cuándo hay elecciones suele pensar que con su voto ayuda a cambiar algo…? por ¿En
general en qué medida diría que afectan en su vida las decisiones de quienes gobiernan?
¿En general en qué medida diría que afectan en su vida las
decisiones de quienes gobiernan?
Mucho
Bastante
Poco
Nada
Ns/Nc
Total
¿Cuándo hay
Siempre
52,5%
41,5%
39,0%
40,6%
54,5%
46,2%
elecciones suele
Algunas
27,2%
40,3%
37,2%
23,8%
27,3%
32,3%
pensar que con su
veces
voto ayuda a
Nunca
17,9%
15,5%
21,3%
31,7%
1,8%
2,1%
2,4%
3,0%
,6%
,6%
100,0%
100,0%
cambiar algo…?
Nunca voté
Ns/Nc
Total
100,0%
18,8%
18,2%
2,2%
1,0%
,5%
100,0%
100,0% 100,0%
pv=0,000 n=1113 Fuente: Elaboración propia según base CEdOP
En efecto, la utilidad del voto también tiene una lectura claramente política. Esto se puede
determinar empleando otra encuesta realizada durante las elecciones presidenciales de
octubre de 2011 con modalidad “boca de urna”, en la ciudad de Buenos Aires y los
veinticuatro partidos del GBA, donde se realizó similar pregunta sobre si los electores
creían si su voto emitido en aquel día ayudaba a cambiar algo. Se observa en la diferencia
20
en las posiciones de votantes de Cristina Fernández de Kirchner, entre los cuales sólo el
10,2% evalúa que el voto no ayuda a cambiar algo, contra el 29,2% de los que eligieron
otra opción política. Sobre estos se puede plantear la hipótesis sobre un posible efecto de
desazón suscitado por la baja probabilidad que algún candidato de la oposición pudiera
acceder al ballotage con la candidata del oficialismo.
Tabla 10 - Cree que su voto de hoy ayuda a cambiar algo por Voto Cristina contra los
demás candidatos
Voto Cristina contra los demás
Todos los
Cristina
demás
Total
Cree que su voto de hoy
Si
59,5%
34,4%
46,9%
ayuda a cambiar algo
No
10,2%
29,2%
19,7%
Espero que sí
27,5%
33,9%
30,7%
2,9%
2,5%
2,7%
100,0%
100,0%
100,0%
Ns/Nc
Total
pv=0,000 n=1102 Fuente: Elaboración propia según base CedOP Elecciones Nacionales 2011
Conclusiones
La desconfianza de la ciudadanía sobre la clase política, erosiona la credibilidad del sistema
democrático. De esta clase política es donde tradicionalmente se espera que surjan los
representantes, que ocuparán posiciones de gobierno tanto en el Poder Ejecutivo como en el
Congreso. Este descreimiento sobre la capacidad del sistema democrático para resolver la
equidad social es un problema generalizado, ya que como plantea Crounch (2004) hoy la
democracia es una forma de gobierno generalizado en gran parte del planeta, pero con su
consolidación en términos formales, surgen críticas en su seno por su incapacidad para
resolver la inclusión social y prevenir las crisis. Estas dificultades aparecen con mayor
nitidez en los países de América Latina, por su sinuosa trayectoria a lo largo del siglo XX,
entre gobiernos civiles (no todos frutos del voto popular) y gobiernos militares.
En el caso particular de Argentina cómo se ha mostrado, la articulación de un sistema
democrático sólido y el cumplimiento de las demandas sociales se han visto afectado por
sucesivas crisis políticas y económicas, cuyo pico de inestabilidad aconteció hacia fines de
21
2001. Las escasas reservas de confianza hacia la clase política y el sistema democrático
parecieron agotarse en esos días, pero luego de un largo periplo de desilusiones. Como
resultante la confianza como categoría vincular vuelve sobre sus pasos retirándose de la
esfera política retornando a su espacio íntimo, y desde allí se vincula con escasos líderes
políticos, desarrollando o bien una ligazón de carácter emocional, o dentro de una lógica de
intercambio de bienes simbólicos y materiales, pero siempre en una relación condicionada a
la coyuntura y separada de contenidos ideológicos o percepciones más globales.
Gráfico 6: Análisis de correspondencias múltiples: Diagrama de
puntos de categorías
De este modo la utilidad del voto se coloca al servicio de lo inmediato, considerando que
aporta al cambio en forma restringida. En este sentido, como la adhesión a la propuesta de
ciertos líderes aporta positivamente a la valoración de su voto, así como la capacidad de
imaginar un futuro promisorio frente a una historia de adversidades que sintetiza el caso
argentino.
22
Anexo metodológico
El estudio que aquí se presenta fue realizado por el Centro de Estudios de Opinión Pública
(CEDOP) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. El mismo
fue desarrollado desde una estrategia cuantitativa cuyo cuestionario fue aplicado entre el 7
y el 13 de julio de 2012. Se completaron 1113 casos en las siguientes localidades de la
Argentina: Ciudad de Buenos Aires, La Plata y Gran La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca,
Córdoba, Rosario, Gran Mendoza, San Miguel de Tucumán, Salta, Santa Fe, San Juan,
Resistencia, Santiago del Estero, La Banda, Corrientes, Neuquén, Posadas, San Salvador de
Jujuy, Paraná y Formosa. La muestra fue ponderada para adecuarla a los estratos
poblacionales correspondientes. La encuesta fue realizada por vía telefónica mediante el
sistema CATI (Computer-assisted telephone interviewing). Se estableció una cuota por
sexo y edad para asegurar la presencia de los diversos estratos.
El error absoluto para los estimadores expresados es de +/- 2,93% calculado para una
muestra aleatoria simple para una distribución nominal donde p=q=0,50 con una confianza
del 95%. Todas las tablas que se muestran en el trabajo se consideran con un p valor menor
a 0,05, excepto que se indique lo contrario. Esto implica que todos los indicadores son
significativos a la confianza señalada.
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