Expresiones Religiosas en el Espacio Público Mar Griera, Avi Astor, Rafael Cazarin, Anna Clot y Antonio Montañes Universitat Autònoma de Barcelona Email de contacto: [email protected] - Versión provisional- 1. Resumen El objetivo de esta comunicación es presentar brevemente el proyecto de investigación exploratorio “Expresiones religiosas en el Espacio Urbano en Catalunya” financiado inicialmente por la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Catalunya1, y que tiene su continuación en el proyecto de I+D que se está iniciando titulado: “Expresiones Religiosas en el Espacio Urbano en Madrid y Barcelona. Un estudio de casos múltiple sobre la visibilidad de la diversidad religiosa en el espacio público”(CSO2015-66198-P)2. En esta comunicación nos focalizaremos, principalmente, en el caso de Barcelona. 2. Introducción Una investigación que se ha realizado con la colaboración de la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat de Catalunya (RELIG 026/2014). La investigación ha sido realizada por Mar Griera (IP), Avi Astor, Marian Burchardt, Rafael Cazarin, Miquel Fernandez, Anna Clot, Wilson Muñoz, María Forteza, Antonio Montañes, Carlota Rodríguez y Anna Terraza. 2 El proyecto de investigación de i+d se realiza conjuntamente con un equipo en Barcelona coordinado por Mar Griera y un equipo en Madrid coordinado por Mónica Cornejo. Los investigadores son Avi Astor, Miquel Fernandez, Maribel Blazquez, Marian Burchardt, Rafael Cazarin, Anna Clot, Joaquín Eguren, Carolina Esteso, Anna Fedele, Esther Fernández Mostaza, Hutan Hejazi, Santiago López-Pavillard, Borja Martín Andino, Alaitz Penas y Oscar Salguero. 1 1 Las teorías de la secularización auguraban un futuro nada prometedor para la religión. Sin embargo, hoy en día, el espacio público urbano es testigo del crecimiento de expresiones y manifestaciones religiosas que reflejan la revitalización de las identidades religiosas a nivel global y la pluralización religiosa de los contextos urbanos actuales. En ciudades como Barcelona, el crecimiento de los movimientos migratorios ha jugado un rol clave en diversificar y visibilizar la religión en el espacio público. En pocos años han aumentado notablemente el número de centros de culto de minorías religiosas (Martínez-Ariño et al. 2011; Estruch et al. 2007), y se han multiplicado las expresiones religiosas de estas minorías en la vía pública. Hoy en día, más de un 15% de los catalanes se declaran miembros de una minoría religiosa –siendo el islam, el protestantismo, el budismo y el cristianismo ortodoxo las confesiones que atraen un mayor número de población (Baròmetre, 2014). Según nuestras estimaciones, actualmente hay más de 396 lugares de culto de las minorías religiosas en la provincia de Barcelona y 1360 en todo Cataluña (ISOR, 2014). En términos de crecimiento relativo, las Iglesias evangélicas, los centros de culto islámicos, los Gurdwaras sijs, monasterios budistas, iglesias ortodoxas o comunidades hinduistas son algunos de los centros religiosos que más han crecido en los últimos años. Sin embargo, a pesar de esta mayor presencia de la diversidad religiosa, la mayoría de los nuevos lugares de culto permanecen invisibles a los ojos de la mayoría, camuflados en medio del paisaje urbano. Encontramos lugares de culto disimulados entre naves industriales u ocupando locales comerciales, en espacios cedidos provisionalmente por las administraciones públicas o en fincas particulares (Astor, 2012; Estruch et al., 2007; García-Romeral, 2013; Griera, 2006). Es ilustrativo de esta tendencia el hecho que Barcelona no cuenta con ninguna mezquita de nueva planta , como el caso de la Mezquita de la M-30 por citar solo un ejemplo (Díez de Velasco, 2010), y tampoco hay edificios visibles y/o emblemáticos pertenecientes a las otras minorías religiosas en la ciudad. No obstante, la invisibilidad arquitectónica de los centros de culto contrasta con el aumento gradual de actividades religiosas diversas en la vía pública en los últimos años: procesiones musulmanas, católicas o sijs, rezos al aire libre, conciertos 2 de música religiosa o meditaciones públicas son algunas de las expresiones religiosas que, año tras año, ganan visibilidad en plazas, parques y calles de la ciudad. Es importante tener en cuenta, además, que estas expresiones religiosas se producen en un contexto marcado tanto por una fuerte herencia católica que impregna el espacio urbano y la memoria local como por un proceso de secularización en auge (Pérez-Agote y Santiago, 2005; Estruch, J. 1996). Así, hoy en día, solo el 52% de la población catalana se considera católica, de los cuales más de la mitad, afirman no asistir casi nunca a misa o a actos litúrgicos. Ahora bien, a pesar de esta fuerte caída de la afiliación y práctica religiosa, la importancia histórica del catolicismo es aún claramente palpable y se materializa en la arquitectura de la ciudad, en la visibilidad y relevancia pública de las autoridades religiosas católicas y en el simbolismo de buena parte del folklore y la cultura popular local. Nos encontramos, por lo tanto, en un escenario religioso complejo. En este escenario donde, además, también conviene resaltar el crecimiento de nuevas formas de religiosidad que, a medio camino entre lo mágico, lo espiritual y lo terapéutico, ganan presencia en el territorio (Prat et al., 2012; Griera i Urgell, 2002). 3. Las expresiones religiosas a la vía pública como objeto de estudio Como hemos mencionado, el proyecto se centra en analizar las expresiones religiosas en el espacio urbano y, más concretamente, en la vía pública. Al referirnos a las expresiones religiosas o de religiosidad en el espacio público aludimos a los diferentes usos que las comunidades religiosas hacen del espacio público en la realización de actividades como la celebración de festividades religiosas, procesiones y/u otros rituales públicos, la difusión de la propia fe religiosa, la organización de protestas o reivindicaciones y actos similares. Son ejemplo de ello la procesión católica de Semana Santa en las Ramblas de Barcelona, o los bautizos colectivos que organizan algunas iglesias protestantes en la playa de la Barceloneta, la celebración del festival sij del Baisakhi que se celebra anualmente en el Raval o las meditaciones públicas organizadas en parques y plazas de la ciudad entre otras. Todos ellos son encuentros con una dimensión simbólica muy relevante en los cuales las comunidades reúnen un número elevado de fieles y, por lo tanto, necesitan disponer de un espacio amplio. 3 En nuestra investigación hemos considerado las expresiones religiosas en el espacio urbano desde una perspectiva etnometodológica. Basándonos en esta perspectiva, a entendemos estas manifestaciones públicas como ‘disrupciones’ del flujo ‘normal’ de la ciudad. La importancia de estas disrupciones radica en que contribuyen a poner al descubierto las reglas implícitas de la vida social que regulan el espacio urbano. Nos referimos aquí tanto a las reglas burocrático-administrativas como a las normas sociales y a la memoria social y cultural que impregna el espacio público. Es importante tener en cuenta que estas son actividades que exteriorizan la actividad de la comunidad religiosa fuera del espacio privado del centro de culto y que contribuyen significativamente a la visibilización de la diversidad religiosa en el espacio público. En este sentido, es pertinente cuestionarse sobre el impacto de estas expresiones en el espacio público, así como comprender los factores que explican el grado de ‘ruptura’ que producen en el espacio urbano El objetivo del proyecto es, justamente, comprender la (in)visibilidad de estas expresiones religiosas, los procesos burocráticos y políticos que tienen que recorrer las comunidades para organizar estas actividades, y las negociaciones con el vecindario y el público al cual van dirigidas. El proyecto parte de una noción de espacio público inspirada por los trabajos de Erving Goffman (1963), y especialmente su microsociología de la interacción. Dentro de la sociología Goffmaniana, pondremos especial énfasis en comprender los rituales de la interacción no focalizada y la construcción de lo que Goffman denomina como “las apariencias normales” (1971). Esta aproximación microsociológica se complementa con las aportaciones recientes sobre los regímenes de visibilidad (Brighenti, 207) y las reflexiones sobre la gubernamentalidad (Dean, 2010), la cual permite comprender la complejidad de las relaciones de poder que cristalizan alrededor de estas expresiones religiosas, los procesos que los regulan y el grado de problematización o reconocimiento al que están sujetos o disfrutan. 4. Metodología 4 La investigación se basa en una aproximación metodológica eminentemente cualitativa. La adopción de un enfoque cualitativo, con una fuerte orientación etnográfica, responde al hecho de que se ha adecuado no solo para obtener nuevos datos descriptivos de la presencia y gestión de la diversidad religiosa en el espacio público, sino también para comprender y explicar desde la propia perspectiva de los actores involucrados las complejidades, divergencias y singularidades de esta cuestión (Taylor y Bogdan, 1994). El proyecto se ha basado en un diseño de investigación flexible (Hammersley y Atkinson, 2007) y ha seguido una estrategia de estudio de caso múltiple o colectivo (Yin, 2000; Stake, 2000) que se focaliza en cinco casos de estudio correspondientes a cinco confesiones religiosas diferentes presentes en Barcelona (catolicismo, islam, protestantismo, sijismo y budismo)3. El criterio que ha guiado la elección de estos casos ha sido la voluntad de incluir en la muestra de la investigación la pluralidad religiosa presente tomando en consideración comunidades con diferente tipo de arraigo, implantación histórica y aceptación/valoración pública. El proyecto toma como actores principales para cada caso tres actores: 1) Las comunidades religiosas: ¿Qué expresiones religiosas en el espacio público? 2) La administración pública: ¿Cómo se regula el espacio público? ¿cómo se regulan las expresiones religiosas? 3) La sociedad civil: ¿Cómo se perciben las expresiones de religiosidad en el espacio público? De este modo, el análisis en profundidad de estos actores y su interacciones ha permitido comprender con mayor precisión las complejidades imbricadas en la gestión de la diversidad religiosa en la sociedad de hoy. El trabajo de campo realizado ha incluido la combinación de diferentes métodos para la recolección de datos: a) observaciones participantes en los eventos de las comunidades; b) entrevistas en profundidad a líderes religiosos y miembros de las comunidades, técnicos y personal de la administración local y personas vinculadas a En una segunda fase, que se llevará a cabo en Madrid y Barcelona, se seleccionaran 10 casos de estudios correspondientes a cinco confesiones distintas. 3 5 entidades de la sociedad civil como asociaciones de vecinos; c) recolección de documentos legales y audiovisuales así como material producido por las comunidades religiosas estudiadas. Respecto al enfoque analítico, se ha optado por una perspectiva iterativa entre datos y teoría (Bryman, 2008) que ha combinado también el análisis diacrónico –que ha permitido trazar la genealogía y la evolución de las expresiones religiosas estudiadas, con el análisis sincrónico –que ha facilitado poner en relación y comparar los distintos casos entre sí. La investigación se realizó de forma exploratoria en Catalunya durante el año 2015. En esta ocasión se analizaron cinco ‘expresiones religiosas’ concretas que fueron las siguientes: una meditación budista en la vía pública, una procesión islámica (Ashura), una procesión católica de Semana Santa, el festival Sij del Baisakhi y diversas actividades de la iglesia de filadelfia. Este proyecto permitió detectar los elementos relevantes, afinar los instrumentos de investigación y preparar la investigación comparativa en Madrid y Barcelona que se llevará a cabo en los próximos 4 años. A continuación planteamos brevemente algunas de las cuestiones relevantes que han surgido en este estudio exploratorio y que se consideran relevantes para tomar en consideración. 5. ¿Por qué salen a la calle las confesiones religiosas? La celebración y/o conmemoración de una fecha señalada en el calendario religioso de las comunidades es una de las razones aducidas para la organización de actividades en la vía pública. En este sentido, por ejemplo, la comunidad musulmana chií de Barcelona impulsa cada año, desde 2006, la procesión de la Ashura en el barrio de la Ribera. La voluntad es conmemorar públicamente la muerte de Hussein Ibn Ali, el nieto de Muhammad y recordar su sufrimiento de forma simultánea en todo el mundo. El recuerdo del dolor impregna también la procesión católica que la “Hermandad del Gran Poder y la Esperanza Macarena” organiza el Viernes Santo y que recorre las Ramblas de Barcelona y el núcleo histórico de la ciudad. La conmemoración sirve para recordar colectivamente los orígenes fundacionales de la confesión, y reactualizar los vínculos emocionales con la comunidad de creyentes. Tanto en la Ashura como en la 6 procesión católica la escenificación ritualizada del dolor es un elemento clave que transporta emocionalmente los participantes. En el caso del Ashura es el ritual del Matam lo que estructura el ritmo del desfile: la recitación de cantos rítmicos que van creciendo y bajando en potencia de forma circular, mientras los participantes se dan fuertes golpes en el pecho. En la procesión católica es el paso de las imágenes sagradas de Cristo y la Virgen de la Macarena el que organiza la escenificación del ritual. Son las imágenes las que desvelan las emociones de los participantes y desencadenan la ovación pública, las manos extendidas intentando literalmente tocar las imágenes, y los gritos de "Guapa, guapa, eres la más guapa !, ¡Viva la Virgen de la Macarena!" (material de campo) -; evidenciando la complementariedad que se produce entre las imágenes, la efervescencia ritual y las emociones. La motivación de salir a la calle no siempre va unida a la expresión del dolor. Por ejemplo, la comunidad sij organiza cada año el festival del Guru Nanak en Barcelona y en todo el mundo, con el objetivo de conmemorar el nacimiento del fundador del sijismo. Esta es una festividad que rememora la alegría de los orígenes de la religión y en la que participan los hombres, las mujeres y los niños de la comunidad que caminan en procesión por las calles del centro de Barcelona. La procesión finaliza con una comida colectiva donde todo el mundo está invitado y que quiere simbolizar la hospitalidad del sijismo. La comunidad sij también celebra anualmente, a mediados de abril, el Baisakhi o festival de la cosecha que tiene por objetivo festejar la instauración de la Khalsa -la institución que agrupa a los sijs bautizados. Como explica uno de los integrantes de la comunidad: "El Baisakhi es la fiesta del bautismo, de la creación de Khalsa. Khalsa significa un sij puro, cuando un sij decide que quiere ser Khalsa, se hace esta fiesta. (...) A partir de este momento deberán seguir unas normas como no cortarse el cabello o llevar un peine de madera ... ". Es pertinente mencionar que en el caso de las comunidades formadas mayoritariamente por personas que han realizado un proceso migratorio reciente, las procesiones y las celebraciones en la calle pueden adquirir un matiz particular. En este sentido, Chantal Saint-Blancat y Cancellieri (2011) en su estudio sobre las procesiones católicas Filipinas en la ciudad italiana de Padua afirman que la procesión se puede leer tanto como un proceso de reproducción de la comunidad 7 'desterritorializada" en el extranjero (Appadurai 2001) pero también como un proceso de sacralización (y purificación) del espacio urbano. En este sentido, Saint Blancat y Cancillieri ponen de manifiesto que el ritual religioso en el espacio público tiene la función de conectar la devoción del pueblo y la identidad regional y nacional, con la comunidad en la diáspora. Este ejercicio 'glocal' permite importar la idea del hogar y se convierte, al mismo tiempo, un proceso para "reclamar un espacio para Dios en una nueva casa" (2011: 13). Es decir, el hecho de hacer una procesión es simultáneamente un mecanismo para fomentar la cohesión de la comunidad y reforzar las redes con el lugar de origen, así como una estrategia para generar nuevas lógicas de vinculación con la sociedad de llegada. En el relato de los participantes se distingue entre las actividades dirigidas a los propios miembros de las comunidades religiosas, ya las que tienen por objetivo mostrar la propia fe al público heterogéneo que se congrega en las calles y en las plazas de las ciudades4. Nos referimos, por ejemplo, a la celebración de las llamadas "campañas evangélicas" organizadas por comunidades protestantes en parques y plazas que tienen la voluntad de atraer nuevos fieles, o el reparto de trípticos, folletos y revistas para difundir la propia fe. A menudo, sin embargo, la organización de este tipo de actividades topa con la reticencia de las autoridades públicas que ven con recelo el uso del espacio público para el que, según determinadas perspectivas, podría considerarse proselitismo religioso. La frontera entre la difusión de la propia fe y lo que peyorativamente se considera una acción intrusiva de proselitismo es muy frágil y, a menudo, objeto de controversia: lo que unos consideran, simplemente, como un gesto enmarcado en la libertad religiosa y de expresión, otros lo interpretan como una acción proselitista que debe ser restringida en nuestra sociedad. La problemática es que la línea entre ambas es, a menudo, difícil de determinar con criterios objetivos y es entonces cuando entran en juego los condicionantes sociales y culturales que tienden a perjudicar aquellas comunidades más desconocidas, estigmatizadas o de reciente implantación. Si bien un análisis más detallado muestra que en muchos casos la misma actividad puede ser dirigida a diferentes audiencias. 4 8 La última forma de uso del espacio público para las comunidades religiosas es la protesta. La voluntad de hacer visible el malestar es lo que las impulsa a organizar una actividad fuera del centro de culto. En un mundo global y interconectado como el nuestro, a menudo, estas protestas responden a hechos ocurridos lejos de nuestras fronteras. Es el caso, por ejemplo, de la protesta que los sijs organizaron en octubre de 2015 en la Rambla del Raval para hacer visible su malestar por las agresiones realizadas contra el libro sagrado - Sri Guru Granth Sahib- en su territorio de origen, el Punjab (India). También podemos recordar las protestas de la comunidad musulmana en cuestiones como las controversias por la publicación de las caricaturas de Mahoma u otros de esta índole. Este tipo de eventos refuerzan los vínculos transnacionales y la creación de una conciencia de comunidad diaspórica. La siguiente tabla resume, a modo de tipo ideal, las razones principales de las comunidades religiosas en la ocupación de la vía pública: Tabla 1. Razones principales para el uso de la vía pública Razon principal Descripción Necesidades prácticas Nos referimos a las ocasiones en que la comunidad se reúne en la vía pública porque no dispone de un lugar de culto y/o de un lugar privado donde celebrar las actividades. Este tipo de expresión es poco frecuente pero hemos detectado algunas ocasiones en las que se produce. En determinadas ocasiones las comunidades religiosas salen a la calle para expresar su disconformidad con determinadas cuestiones. Destaca, por ejemplo, la protesta sij (ya mencionada) para denunciar el ataque contra su libro sagrado. Son aquellas ocasiones en las que la comunidad religiosa sale a la calle para conmemorar una fecha señalada del calendario religioso (por ejemplo, la procesión católica) o para celebrar alguna cuestión importante de la comunidad (bautizos colectivos en el caso de la Iglesia de Filadelfia). Este tipo de motivación es la más habitual cuando analizamos la presencia de las religiones en el espacio público. Protesta o Reivindicación Celebración o conmemoración Difusión de la propia religiosidad Son las actividades destinadas a difundir la propia religión y hacerla visible a la ciudadanía. En ocasiones, estas actividades tienen una voluntad proselitista o de reclutamiento. En otros, están más encaminadas a los miembros 9 ya existentes y crear nuevos espacios de vivencia y experiencia de la religiosidad. Podemos encontrar ejemplos de este tipo en las predicaciones de los pastores evangélicos en la calle o en las meditaciones en la vía pública. 6. Visibilidad y reconocimiento Es importante constatar sin embargo, que más allá de estas razones que explican y configuran el relato de la comunidad podemos entrever otras motivaciones que es importante mencionar. En concreto hay dos elementos que es crucial poner de manifiesto: (a) el deseo de visibilización pública y (b) la voluntad de reconocimiento social. La mayoría de nuestros informantes exponen que la búsqueda de visibilidad se considera una estrategia para adquirir, también, mayor legitimidad a ojos de las autoridades políticas y la sociedad civil. Así, a pesar que la justificación inicial para este tipo de celebraciones religiosas se explica en términos religiosos, las consecuencias y/o recompensas que los organizadores esperan obtener se expresan en términos seculares: reconocimiento público, visibilidad y prestigio El análisis empírico ha mostrado que para las comunidades religiosas es muy importante la asistencia de las autoridades políticas y públicas en el acto religioso. La mayoría de comunidades religiosas invitan a las autoridades políticas, y también a representantes de las fuerzas del orden (guardia urbana o mozos de escuadra) a las actividades que organizan en el espacio público. Las comunidades hacen un esfuerzo importante para poder contar con esta participación oficial, y suelen otorgar a los invitados un lugar y una atención especial. El hecho de que las autoridades participen en las actividades religiosas es interpretado por las comunidades como una muestra de aceptación y reconocimiento. La investigación ha mostrado que, si bien hace unos años la asistencia de autoridades a los actos de las minorías religiosas era escasa, hoy en día es muy frecuente y habitual. En cierto modo, los encuentros religiosos en la vía pública no son sólo espacios importantes para las comunidades sino que también se han convertido en lugar estratégicos para el establecimiento de contacto entre las autoridades políticas y sociales y las comunidades religiosas. En algunos casos los encuentros religiosos funcionan como "puntos de entrada" a las comunidades religiosas (y étnicas), y como espacios para la creación de vínculos 10 emocionales de confianza e interrelación. Esto es especialmente evidente en el caso de las comunidades compuestas por una mayoría de población inmigrante (si bien también se produce en el caso de la iglesia gitana como la Iglesia Evangélica de Filadelfia). En cierto modo, las comunidades religiosas son interlocutores útiles y estratégicos para dialogar con la población recién llegada ya que ofrecen un entorno estable y agrupan un gran número de personas. Habitualmente, en contraste, las organizaciones de carácter secular son mucho más minoritarias y, a menudo, su permanencia más inestable e incierta. En este contexto, las expresiones públicas de religiosidad de estas comunidades se convierten en espacios donde 'teatralizar' el diálogo y el intercambio entre los recién llegados y las autoridades políticas. Además, estos espacios son especialmente importantes en un contexto como el catalán, donde el gobierno busca espacios para relatar y dar conocer la singularidad catalana. De esta manera, este tipo de actividades a menudo se convierten en eventos donde las autoridades políticas hacen constar las especificidades nacionales, culturales y lingüísticas de la cultura catalana. En estos eventos, por ejemplo, es habitual mostrar la hospitalidad de la cultura catalana y, al mismo tiempo, hacer patente la importancia de respetar el contexto cultural del contexto de llegada. En definitiva, los encuentros religiosas funcionan como encuentros "cara a cara" donde las aspiraciones de reconocimiento, tanto de los migrantes como de las comunidades de acogida, se canalizan a través de rituales de interacción e intercambio. Sin embargo, es también importante mencionar que el origen migrante de la comunidad no es la única razón que explica el interés en invitar a las autoridades públicas por parte de los organizadores. La comparación con otras celebraciones al aire libre hace evidente que el deseo de reconocimiento secular/cívico de la organización religiosa va más allá del origen migrante de la comunidad. Ilustrativo de ello son los grandes esfuerzos por parte de los organizadores de la procesión católica de Semana Santa para invitar a las autoridades políticas a la procesión y mostrar públicamente que la procesión cuenta con el apoyo de las instituciones públicas. En este sentido, el principal organizador de la procesión católica declaró: "aunque no nos dan dinero, pongo su nombre al tríptico ... Creo que es importante contar con ellos y que también estén presentes". 11 Es por estos motivos que podemos afirmar que, si bien los celebraciones religiosas en la vía pública han sido interpretadas como procesos de conversión del espacio secular en un ámbito sagrado (Saint-Blancat, 2011), también pueden ser entendidas como actividades a través de las cuales las organizaciones religiosas buscan su inscripción secular (o y adhesión cívica) a la sociedad. Es interesante, además, analizar y mencionar las razones que las propias comunidades alegan para justificar su encaje en un entorno secular. En este sentido, por ejemplo, desde la comunidad sij se afirmaba que la procesión era importante para la ciudad de Barcelona debido a que contribuía a dotarla de un aire cosmopolita y multicultural – igualándola, por tanto, a ciudades como Londres o Toronto donde también se producen estas celebraciones. En una línea similar, desde la cofradía católica se argumentaba que la procesión católica barcelonesa era importante para mostrar a los turistas que no era necesario ir a Granada o Sevilla para presenciar la devocionalidad católica. Es decir, se argumentaba que la procesión contribuía a aumentar el capital turístico de la ciudad de Barcelona. En definitiva, a la vez que explorar las justificaciones que las propias comunidades hacen de su presencia, es importante destacar que no reclaman la legitimidad de sus actividades sólo en términos religiosos sino que hacen un ejercicio reflexivo de justificación de su presencia identificando y enfatizando su capacidad para contribuir al beneficio global de la ciudadanía, como ilustra también de manera prominente la meditación en la calle del grupo budista como meditación por la paz de la ciudad y el mundo. Antes de finalizar este apartado conviene señalar que en la búsqueda del reconocimiento también se produce una lucha simbólica por la distinción o la adquisición de representatividad. Es ilustrativo de este hecho la voluntad de la comunidad sij de utilizar los eventos en la vía pública como un acto de distinción y diferenciación, frente a la comunidad musulmana. En este sentido, uno de nuestros interlocutores afirmaba: "no somos musulmanes y queremos que la gente sepa esto", al tiempo que enfatizaba "al principio nos confundían con los musulmanes, pero afortunadamente hoy en día la gente sabe que son sijs y que somos muy diferentes". A veces esta lucha simbólica por el reconocimiento también se produce en el seno de las propias organizaciones religiosas. Las diferentes comunidades quieren ser las 12 representantes “oficiales” de la religión en cuestión o quieren ganar credibilidad frente a otras. 7. La importancia del lugar: reconocimiento espacial y mediatización Como ya hemos mencionado, tener la posibilidad de hacerse ver, de ser visible a la ciudadanía, es una de las reivindicaciones crecientes de las comunidades religiosas. Reclaman su "derecho a la ciudad". Por este motivo, las comunidades reivindican la posibilidad de utilizar espacios simbólicos o centrales de la ciudad. Por consiguiente, es relevante subrayar que la elección del lugar no es un hecho trivial para los grupos religiosos. En el trabajo empírico se ha hecho evidente la voluntad manifiesta de ocupar determinados espacios de la vía pública. En este sentido "no todas las calles son iguales" y existe una jerarquía simbólica de los lugares de la ciudad. Es decir, no es lo mismo hacer la procesión en las Ramblas de Barcelona que hacerla en un callejón recóndito en Trinitat Nova, ni es lo mismo encontrarse frente a la playa de la Barceloneta que en una plaza rodeada de naves industriales. El sitio tiene un simbolismo en sí mismo, y la mayoría de comunidades muestran la voluntad de utilizar los lugares que disponen de mayor capital simbólico. En cierto modo, los organizadores perciben que la importancia o simbología del lugar puede contribuir a potenciar y/o debilitar la fuerza simbólica del evento. Asimismo, conseguir ocupar un lugar relevante de la ciudad es vivido, también, como una forma de reconocimiento social. Ahora bien, no en todos los casos la lógica espacial funciona en términos de “lugares de prestigio” compartidos con el resto de la ciudadanía ya que en determinados momentos la comunidad busca encontrarse en lugares que son especialmente significativos para la comunidad pero que no tienen porque ser espacios significativos para la ciudad. Nos referimos, por ejemplo, en los encuentros que la Iglesia de Filadelfia realiza en espacios marginales donde existen conflictos (por ejemplo, en términos de drogadicción o chabolismo) y la voluntad específica de producir y generar una transformación a través del ritual, como también puede ser relevante conseguir reunirse en espacios con grande afluencia de gente. 13 En general, sin embargo, las comunidades reivindican un lugar simbólico que les proporcione visibilidad y prestigio. En este sentido, el representante de la comunidad sij nos explicaba que, para ellos, es muy importante pasar por la Rambla. Saben que es complicado porque es una zona muy transitada pero, como nos cuentan, "la comunidad tiene este deseo, poder pasar por las Ramblas, el motivo es que la gente pueda conocer". Para ellos, además, existe un agravio comparativo ya que la procesión católica se celebra por las Ramblas y se le autoriza a cruzar las calles más importantes de la ciudad. Con afán de buen entendimiento, dicen que entienden que el catolicismo tiene una larga tradición en la ciudad pero, al mismo tiempo, hacen patente que el hecho de que su presencia sea más reciente no les debe convertirlos en ciudadanos de segunda. Tras mucha insistencia, los sijs han conseguido que la procesión pueda cruzar las Ramblas, si bien no se les permite que la procesión transcurra por esta vía. Para la comunidad chií musulmana es también importante poder hacer la celebración en un lugar emblemático de la ciudad, en el Arco de Triunfo. Es una cuestión simbólica y de búsqueda de reconocimiento. En este caso, la comunidad ha mostrado firmemente su negativa cuando se les ha propuesto desplazar la procesión de la Ashura en un recinto cerrado -tipo pabellón- o en una zona periférica de la ciudad. Como ciudadanos de Barcelona reclaman poder hacer visible su pertenencia religiosa y cultural y no tener que ocultarla. Hay una segunda razón detrás de esta negativa a desplazarse a un lugar periférico: quieren ser reconocidos en las redes globales Twitter, Facebook o Instagram- como barceloneses5 y por ello necesitan que en las fotografías aparezcan elementos icónicos de la ciudad de Barcelona fácilmente reconocibles a nivel internacional. Las personas que expresan públicamente su religiosidad son ciudadanos barceloneses, pero también transeúntes de un mundo globalizado con redes de amigos, familiares y conocidos en todo el mundo, y a los que quieren, también, hacer partícipes de su encuentro. 8. Burocracia, reglamentación y gobernanza de la diversidad religiosa A la vez que también quieren demostrar que la comunidad chií de Barcelona es al nivel de importancia de las comunidades en otros capitales europeos. 5 14 Al analizar las expresiones religiosas en el espacio público es importante tener en cuenta las formas de regulación y gestión de las mismas por parte de la administración local. El trabajo de campo realizado ha puesto de manifiesto que hay un elemento clave que ayuda a comprender las formas de regulación de las expresiones religiosas en el espacio público. Nos referimos, concretamente, a los “procesos de aprendizaje”. Este proceso incluye tanto el aprendizaje de las administraciones públicas en la gestión de este tipo de eventos como el de las comunidades religiosas sobre el cómo y de qué manera organizar y desarrollar las actividades religiosas en la vía pública para cumplir con las reglas explícitas y tácitas que gobiernan el espacio urbano. En primer lugar, respecto a las comunidades, es importante señalar que las manifestaciones religiosas en el espacio público están íntimamente vinculadas con la temporalidad. Es decir, es crucial entender que las expresiones religiosas en el espacio público son bastante diferentes dependiendo del momento en el que se encuentran estas comunidades: si en fase de formación y primera expansión, o en fase de consolidación. En este sentido, y especialmente en el caso de las comunidades mayoritariamente compuestas por recién llegados, en una fase inicial suelen disponer de pocos recursos económicos, mostrar una gran inestabilidad y una carencia de capital simbólico y relacional. Es decir, tienen dificultades para desentrañar los códigos tácitos que regulan el espacio público, a la vez que encuentran dificultades para entablar vías de comunicación directa con la administración local. En este momento es cuando suelen surgir problemas y/o dificultades para la celebración de actividades en la vía pública. En este sentido, tanto los interlocutores de la comunidad sij como de la comunidad musulmana han puesto de manifiesto que en las primeras ocasiones que celebraron actividades religiosas en la vía pública toparon con fuertes obstáculos. En cambio, generalmente, cuando la comunidad se encuentra en una fase de consolidación, la organización de actividades en la vía pública suele encontrarse con menos dificultades porque siguen unos canales de comunicación ya institucionalizados con las administraciones locales. Tras los primeros estadios, la comunidad, dispone de mediadores reconocidos que pueden negociar/dialogar con las autoridades y tienen mayor capacidad (y empoderamiento) para defender sus 15 derechos. La mayoría de comunidades analizadas se encuentran, actualmente, en esta situación. Es importante destacar que el trabajo de campo ha indicado el rol clave que juegan los mediadores a la hora de organizar estas celebraciones. Generalmente, la interlocución entre las autoridades públicas y las organizaciones religiosas se vehicula a través de una o dos personas que “monopolizan” las redes relacionales y que son capaces de ejercer de “traductores” entre ambos sectores. En segundo lugar, es importante destacar que también hemos podido detectar que en los últimos años se ha producido un proceso de aprendizaje de la administración local hacia la gestión de estos eventos. La diversidad religiosa es un fenómeno cada vez más conocido, y en los últimos años se ha producido un crecimiento notable de las herramientas para su gestión, tanto desde el gobierno catalán como desde las administraciones locales. Por una parte, hemos podido observar cómo se han institucionalizado los protocolos que regulan las expresiones en la vía pública, se han homogeneizado los procedimientos y se han hecho explícitas las normas de uso. Por otra parte, el mayor conocimiento de la diversidad religiosa ha posibilitado la generación de un contexto de confianza que facilita la interlocución y el conocimiento mutuo entre autoridades políticas-administrativas y los mediadores religiosos. Es lo que, en determinados momentos, hemos designado como la "política del whatsapp". A partir del momento en que los diferentes interlocutores disponen de los teléfonos personales de los demás, y de la confianza para utilizarlo, la gestión de los eventos queda enormemente facilitada. 9. Apuntes finales La separación entre el espacio sagrado y profano es un rasgo común en la mayoría de las religiones (Durkheim, 1912 [2003]). A menudo, sin embargo, las fronteras entre una dimensión y otra no son nítidas y emergen expresiones que se desarrollan en sus umbrales. Las actividades religiosas en la vía pública, a menudo, se caracterizan por desarrollar una relación híbrida entre el espacio sagrado y profano: son expresiones de sacralidad que se producen en un contexto definido como profano. En nuestro país, históricamente, la mayoría de expresiones religiosas en la vía pública eran de carácter católico y se enmarcaban en la ritualidad pública de la Iglesia Católica. Ahora bien, con 16 la apertura de España al pluralismo religioso tras la llegada de la Democracia en el 1978 y la reciente recepción masiva de población inmigrante (Latinoamérica, África Occidental, El Este de Europa) con un bagaje religioso no católico, el paisaje religioso se ha transformado en las últimas décadas. La diversidad religiosa ha ganado notable relevancia y las minorías reivindican su derecho a salir a la calle y hacerse visibles a la ciudadanía. En esta presentación hemos expuesto un análisis exploratorio de estas cuestiones que, de un modo más sistemático y con mayor profundidad, abordaremos en el proyecto que se inicia este 2016 comparativo entre las ciudades de Barcelona y Madrid. 10. Referencias bibliográficas Appadurai A. (2001): La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización. Montevideo: Ediciones Trilce. Astor, A. (2012). Memory, community, and opposition to mosques: the case of Badalona. Theory and Society, 41(4), 325-349. Brighenti, A. 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