Barreras, niveles y fronteras: la construcción de la clase cosmopolita

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Barreras, niveles y fronteras: la construcción de la clase cosmopolita
Javier Callejo (UNED)
Guillermo Callejo (University of Bath)
Introducción
Diversos analistas (Mozorov, Savage, Florida, etc.) apuntan la existencia de una clase
media mundial, con lo que ello conlleva de exigencia de cambio metodológico –hacia la
desnacionalización- para abordar las transformaciones de las estructuras sociales, como,
de manera más general, para afrontar los procesos sociales. El estudio que se presenta
en este XII Congreso de Sociología sigue una línea iniciada hace 20 años (La
construcción del consumidor global, en 2005; Globalización y digitalización de las
audiencias, en 2002; y La producción de estilos de vida desde la globalización en el
consumo, en 2003). Parte de la asunción de la intensificación y extensión del proceso de
globalización-mundialización, proyectándose directamente en la configuración de la
estructura social, hasta dar existencia a una clase cosmopolita, que va más allá de una
limitada élite con un gran capital económico. Así –y esta es la hipótesis a la que se
enfrenta el trabajo- se produce una clase media mundial con perfiles y lógicas
específicas, distintas de las clases medias privilegiadas (upper-class) de orientación
nacional.
El trabajo que se presenta tiene por objetivos: a) establecer los fundamentos teóricos
para la hipótesis que se propone, que respaldan la existencia de una clase cosmopolita;
b) aproximarse a sus principales perfiles; c) evaluar el papel que tiene el consumo en
general y el consumo cultural en particular en su propia producción, como clase; d)
observar empíricamente cómo se utilizan los marcadores de internacionalidad en el
consumo como fuente de diferenciación, con lo que conlleva de conciencia de su
actuación como tal marcador de clase.
Metodológica, se centra en la observación empírica del consumo cultural, a través de
una específica explotación de los datos de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales
2014, y en el análisis de 81 entrevistas abiertas sobre estilos de vida, realizado también
entre población española mayor de 18 años. Se observa la relevancia que tiene el
consumo de lo reconocido como internacional como marcador de distinción y cómo el
horizonte de cosmopolitización del consumo actúa como referencia.
Claro está, el análisis de los resultados pone de manifiesto la proximidad entre este
consumidor de referencias cosmopolitas con el consumidor omnívoro, en el campo de
las prácticas de consumo cultural. Cuestión que, por un lado, demanda delimitaciones
entre un tipo de consumo y otro; mientras que, por otro lado, pone el acento en una de
las lógicas de esta clase social como clase depredadora, al mismo tiempo que se
manifiesta comprometida con valores universales. Ambas manifestaciones producto de
la desradicalización de esta posición social.
La deformación de la clase media y la formación de una nueva clase media
El debate sobre las clases sociales prácticamente no ha cesado desde el propio inicio de
la sociología moderna, de forma principal a partir de lo que se consideró la amplia
extensión de las clases medias y la reclamación de una perspectiva que, incluso
partiendo de Marx, superase su extremadamente simplificada visión dicotómico en dos
unas clases sociales enfrentadas, como serían los propietarios de medios de producción
y proletariado, en cuanto trabajadores, que carecían de los medios de producción. Tal
vez no sea el lugar aquí para entrar en tal debate. Al menos, si se quiere realizar con un
mínimo de rigor y seriedad. Sin embargo, partimos de la articulación de una serie de
procesos que señalan la pertinencia de plantearse el asunto de las clases sociales desde el consumo
y, a su vez, la reflexión sobre el surgir de un perfil o categoría específica. Son tales procesos los
siguientes, algunos ya muy arraigados en la propia tradición sociológica sobre el tema:
a) La reconocida mayor complejidad de la estructura social en las denominadas sociedades
avanzadas;
b) La necesidad de introducir en la configuración de las clases sociales otros factores, además
de la mera relación con los medios de producción. Desde este punto de vista -y más en
relación con el campo del consumo- la aportación de Bourdieu sigue siendo fundamental
por, al menos, dos aspectos: b.1) la señalización de la relevancia de otros criterios, además
del capital económico, como el capital social o el capital cultural, con independencia del
discutido contenido de ambos tipos de capital; b.2) la consideración de las prácticas del
consumo no sólo como una fuente de la reproducción de las clases sociales sino como
elemento que produce tales clases sociales. Además de por las prácticas de producción, la
clase social queda definida por las prácticas de consumo (Bourdieu, La distinción, p.494).
c) El surgimiento o mayor relevancia de ciertos sectores productivos, especialmente vinculados
con la expansión de las TIC y la denominada sociedad del conocimiento, que están
transformando el propio tejido productivo y, de paso, la configuración de la estructura
social. En este proceso, cabe incluir análisis con relativo eco, como el de Florida y la clase
creativa; pero incluso puede apuntarse hacia observaciones anteriores, como las de Bell,
cuando plantea las características de la sociedad postindustrial. El propio Bourdieu hace
referencia a los “intermediarios culturales” como la concreción de la nueva pequeña
burguesía. Aun cuando también podría extenderse a los nuevos técnicos -programadores
informáticos, economistas- de la gestión.
d) La crisis económica iniciada en 2007-08 afecta de manera fundamental a las clases
trabajadoras; pero también a las capas profesionales y, en general, a la amplia clase media de
las sociedades avanzadas. Indicadores que han protagonizado una época, como las
expectativas de movilidad ascendente o de trayectoria superadora de los hijos, se tambalean.
Se publican obras que llaman la atención sobre los cambios entre las clases medias o, las
más, ponen el énfasis en el constante aumento de la desigualdad social (Bourgignon, Piketti,
etc.), destacando que el perfil romboidal de la estructura social deviene más bien en figuras
geométricas de difícil denominación.
e) La sociedad, las clases sociales, la estructura social, las clases medias y la propia sociología
han tendido a perspectivas nacionalistas, con la identificación sociedad-nación. Sin
embargo, los procesos de globalización o mundialización de la economía y la cultura
-especialmente la cultura del consumo- parecen evidentes. Cuestiones que no sólo afecta a la
estructura de clases como fuente o factor externo, sino que puede entenderse -y he aquí una
parte sustancial de nuestra hipótesis- como un factor que está generando su propia estructura
social.
f) El desarrollo de una clase media sin un profundo enraízamiento nacional pone las bases para
precisamente socavar las bases de la expansión de las clases medias de los últimos decenios,
como es el estado del bienestar.
La formulación de una clase cosmopolita no puede considerarse algo nuevo. Ya fue apuntado por
Merton en su clásico Teoría y Estructura Social (aquellos que hablan como si pudieran dejar la
ciudad cualquier día), y medio siglo después por Paul Ray, vinculándolo a los sectores de la
producción creativa. Otros, observando una ciudadanía global a partir de la creciente relevancia de
los movimientos sociales de base internacionalista. Una categoría latente en la sociología que tiene
aquí otra oportunidad de mostrarse a partir de sus prácticas de consumo.
El cosmopolitismo desde la experiencias
Una de las operacionalizaciones del cosmopolitismo de los sujetos concretos puede encontrarse en
el grado en que la experiencia vital, especialmente a través de la trayectoria, ha estado vinculada al
vivir en el extranjero. El estudio 2932 del Centro de Investigaciones Sociológicas, cuyo trabajo de
campo se llevó a cabo en enero de 2012, nos aporta una aproximación al peso que tiene esta
categoría, la clase cosmopolita, en la sociedad española.
En principio, destaca el notable valor simbólico que adquiere el haber vivido fuera. El especial
valor simbólico de haber vivir fuera, al considerarse más bien positiva la experiencia de vivir en
varias regiones y en varios países a lo largo de la vida
Frecuencia
Más bien positivo
Porcentaje
1582
64.0
Ni positivo ni negativo (NO LEER)
382
15.5
Más bien negativo
323
13.1
N.S.
166
6.7
N.C.
18
.7
Total
2471
100.0
Puede hablarse de una alta legitimación del hecho de haber vivido fuera, en otro país. Sin embargo,
la población que lo ha experimentado a lo largo de su vida es relativamente poca, no alcanzando el
15% de la población. La experiencia de haber vivido en otro país por, al menos, tres meses.
En otro país
Frecuencia
Porcentaje
Sí
354
14.3
No
2103
85.1
N.C.
14
.6
Total
2471
100.0
Hay un 14,3% que ha vivido fuera. La base de los cosmopolitas. Francia (17,8%), Alemania (13%)
y Reino Unido (8,5%) las mayores concentraciones. Pero lo importante es subrayar la articulación
de gran legitimación simbólica de esta experiencia y relativamente escasez de su realización.
La gran razón para haber vivido fuera, en el último lugar en el que se vivió distinto del actual, fue el
trabajo, la relación con el sistema productivo:
En otro país
Por trabajo
59.0%
Por estudios
12.2%
Por aprender un idioma
Por la familia
0.5%
16.1%
Por los/as amigos/as
Por cambiar de ambiente
3.4%
Por conocer gente nueva
Por buscar nuevas oportunidades
3.4%
Otros motivos
2.0%
Por motivos de pareja
1.0%
Por la vivienda
Por razones económicas
0.5%
No hubo elección
1.5%
N.C.
0.5%
Total
205
Los que han considerado irse a vivir a otro país, en el futuro próximo, constituyen un porcentaje
algo mayor: 17% del total de los encuestados.
En otro país
Frecuencia
Porcentaje
Sí
419
17.0
No
2032
82.2
N.C.
20
.8
Total
2471
100.0
El 36,6% de los que han vivido en otro país, se irían a vivir a otro país (supone 75 individuos). El
28,3% de los que dicen que les gustaría irse a vivir a otro país, han vivido ya en otro país.
¿A cuál considerar cosmopolita? ¿A los que han vivido fuera? ¿A los que han pensado en algún
momento el irse fuera? ¿A los que se han ido a vivir fuera y les gustaría irse a vivir fuera? Los
primeros son 354, los segundos 205 y los últimos 75 (2475 es el tamaño total de la muestra). Tal vez
lo mejor es a los que responder que estarían muy dispuestos o bastantes dispuestos a vivir en otro
país europeo o fuera de Europa.
Europa
Frecuencia
Muy dispuesto/a
234
Bastante dispuesto/a
446
Poco dispuesto/a
Nada dispuesto/a
Porcentaje
Fuera de Europa
9.5 Muy dispuesto/a
Frecuencia
Porcentaje
197
8.0
18.0 Bastante dispuesto/a
311
12.6
317
12.8 Poco dispuesto/a
270
10.9
1357
54.9 Nada dispuesto/a
1562
63.2
N.S.
66
2.7 N.S.
80
3.2
N.C.
51
2.1 N.C.
51
2.1
Total
2471
100.0 Total
2471
100.0
Teniendo en cuenta tanto los que están muy o bastante dispuestos a salir a cualquier país extranjero
(Europa o fuera de Europa), se obtiene un 19% de sujetos mayores de 18 años con tendencia
cosmopolita.
Dentro de Europa*Fuera de Europa tabulación cruzada
% del total
Fuera de Europa
Dentro
Muy
de
dispuesto/a
Europa
Bastante
Muy
Bastante
Poco
Nada
dispuesto/a
dispuesto/a
dispuesto/a
dispuesto/a
dispuesto/a
Poco
dispuesto/a
Nada
dispuesto/a
N.C.
Total
6.5%
0.8%
1.1%
1.1% 0.1%
9.5%
0.6%
11.1%
2.0%
3.6% 0.6%
18.0%
0.4%
0.3%
7.6%
4.4% 0.1%
12.8%
0.5%
0.4%
0.2%
53.9% 0.0%
54.9%
0.0%
0.2% 2.4%
2.7%
N.S.
N.C.
Total
N.S.
8.0%
12.6%
10.9%
2.1%
2.1%
63.2% 3.2% 2.1%
100.0%
Resumen Cosmopolitas
Frecuencia
Porcentaje
Sí
470
19.0
No
2001
81.0
Total
2471
100.0
Otra manera de acercarnos al grado de cosmopolitismo es a partir del capital social cosmopolita y,
por lo tanto, las relaciones o vínculos importantes que se tienen en el extranjero. En este mismo
estudio 2932, se tiene una aproximación a esta dimensión, a partir de la distribución de respuestas a
la pregunta si tiene un familiar o amigo cercano viviendo en otro país europeo o en un país fuera de
Europa. ¿cabría considerar a estos cosmpolitas, por el sólo hecho de conocer a alguien viviendo
fuera o se mantiene la idea de los dispuestas a vivir fuera? El 48,9% de los cosmopolitas (dispuestos
a vivir en otro país) tienen un familiar o amigo cercano en Europa (frente al 28% de los no
cosmopolitas). El 40,2% de los cosmopolitas (dispuestos a vivir en otro país) tienen un familiar o
amigo cercano fuera de Europa (frente al 18,1% de los no cosmopolitas). Es decir, hay cierta
superposición entre disponibilidad a vivir en el extranjero y la posesión de vínculos en el mismo.
Nos mantenemos con la primera configuración de cosmopolitas desde la actitud, desde la
significación de la disponibilidad a vivir fuera. ¿Qué variables o factores, además de la motivación
por el trabajo, son los que en mayor medida determinan el ser o no ser cosmopolita? Para
aproximarnos a las respuesas a esta pregunta, realizamos una regresión logística sobre la
consideración de ser cosmpolita reflejada en la anterior tabla, sobre ese 19% que hemos asumido
actitudinalmente cosmopolita. La ecuación resultante aparece configurada por las siguientes
variables:
Variables de la ecuación, categoría de referencia la que está
Sig. entre
Exp(B)
paréntesis en la P
P26 (mujer/marido solos)
.001
Con su mujer/marido con hijos/as
.357
.812
Con su pareja solos/as
.914
1031
Con su pareja con hijos/as
.526
1197
Con sus padres con o sin parientes
.320
1284
Solo/a
.012
1940
Solo/a con sus hijo/a/s
.738
1138
Otra situación
.035
2010
P27(1) Mujer (sobre hombre)
.015
.752
P28 (edad)
.000
.966
P34 (Trabaja)
.000
Jubilado/a o pensionista (anteriormente ha trabajado)
.000
.139
Parado/a y ha trabajado antes
.009
1406
Parado/a y busca su primer empleo
.229
.570
Estudiante
.143
1432
Trabajo doméstico no remunerado
.073
.526
Universi(1) (No universitario)
.000
1902
Constante
.802
.916
Puede apreciarse la mayor probabilidad de ser cosmpolita de quienes viven solos o en otra situación
distinta de las recogidas por las categorías utilizadas. También la mayor probabilidad de los
hombres sobre las mujeres para tal cosmopolitismo (las mujeres presentan un B estandarizado
inferior a 1) o la disminución de la probabilidad según se aumenta la edad. Según la actividad, son
especialmente cosmopolitas los parados, que han trabajado antes, y los estudiantes. Por último, la
probabilidad de ser cosmopolita es casi dos veces mayor entre los que tienen un título universitario,
que entre quienes no lo tienen.
Una diferencia según el nivel de estudios que puede considerarse una de las barreras, entre los que
marcan lo local -sobre el resto del mundo- y quienes remarcan lo de fuera sobre lo local.
“cualquier lugar del mundo sería bonito para estar, pero un lugar que prefiero,
es Sierra Nevada”
Funcionario, Granada, 53
“Me gusta mucho Van Gogh, ehh me gusta mucho puf Picasso no está mal pero
tampoco me llama tantísimo la atención, Courbet”
Estudiante universitaria Filosofía, Madrid (Usera), 21
Buscando el consumo cosmopolita
A partir de la batería de preguntas de la EHPC14 sobre escucha de música y puntuación de películas
de cine o en DVD, en función de su origen geográfico-cultural, realizamos un análisis de
conglomerados con el siguiente resultado:
Escucha de diferentes tipos de música según
conglomerado
Local
2
Cosmopolita
% de quienes escuchan música dentro del
conglomerado
Infantil
4.5%
3.7%
8.2%
Autor
47.4%
9.8%
34.6%
Melodica
99.0%
0.0%
30.8%
Flamenco
20.5%
11.2%
24.5%
9.6%
5.4%
18.9%
Folklore
16.6%
5.0%
13.7%
PopSpain
45.1%
33.0%
95.6%
PopLatin
12.0%
7.4%
75.7%
Pop extranjero
14.8%
17.1%
90.3%
Blues
5.8%
3.6%
18.2%
Jazz
6.5%
3.9%
14.7%
Worldmus
2.8%
1.6%
8.0%
Reggae
1.4%
2.7%
14.8%
Rap
1.2%
3.8%
16.7%
Tecno
2.1%
4.6%
20.8%
HardPunk
0.9%
2.8%
13.6%
Dance
2.5%
4.1%
20.2%
Clásica
17.7%
8.4%
16.6%
Lírica
4.0%
1.0%
3.5%
Ópera
4.0%
1.5%
4.7%
Zarzuela
5.5%
1.1%
2.2%
Nuevo Flamenco
Aun cuando la mayor parte de los porcentajes de escucha -en casi todos los géneros- tienden a ser
mayor en el tercer grupo, por lo que ha recibido tal denominación. Vemos que en aquéllos géneros
musicales de un carácter más internacional, las diferencias son muy amplias con respecto a los otros
grupos. Es el caso del pop latino (una probabilidad de escucha de este género de música de más de 6
veces superior al siguiente conglomerado), pop extranjero (5 veces), reggae (5), hardpunk (5), ance
(5), rap (4,5), tecno (4,5), blues (3), wordmusic (2), jazz (2). Mientras que, por el otro lado, el
primer conglomerado tiende a aparecer diferencialmente con cierto acento local, siendo el que
mayores porcentajes de consumidores de géneros musicales como: canción de autor, canción
melódica, folklore o zarzuela. Pues bien, el primer conglomerado o conglomerado más local, acoge
el 20,6% de la muestra, el segundo es mayoritario y tiene el 50,5% y el más próximo al consumo
cosmopolita tendría el 28,9%.
En cuanto al consumo audiovisual, este tercer grupo se caracteriza principalmente por ser el que da
una calificación media mayor a todos los géneros de productos categorizados por región de origen
geográfico-cultural. Resultado que muestra, en cierta forma, las limitaciones de este tipo de análisis.
Ahora bien, la diferencia entre las valoraciones del conglomerado “cosmopolita” con respecto a los
otros conglomerados en los productos menos locales (cine o vídeos latinoamericano o asiático)
tiende a ser relativamente mayor:
Número de caso de clúster
1
2
Cosmpolita
Media de punutación entre 0 y 10)
Spanish cinema
European cinema
4,6
4,35
5,27
3,79
3,71
4,58
USA cinema
4,62
4,66
6,03
Latinoamerican cinema
2,49
2,46
3,08
Assian cinema
1,81
1,91
2,39
Spanish video
3,93
3,81
4,59
European video
3,25
3,27
4
USA video
4,03
4,22
5,37
Latinoamerican video
2,07
2,04
2,55
Assian video
1,56
1,62
1,97
Los perfiles sociodemográficos de este tercer conglomerado o conglomerado cosmpolita son los que
presenta el siguiente cuadro, siendo el que: menor porcentaje de personas aporta a los niveles de
estudios bajos y el que más aporta a los niveles altos, importante peso de los ocupados y de los
estudiantes y una tendencia a tener más jóvenes, entre 14 y 25 años.
Número de caso de clúster
Sexo
Nivel de estudios
Situación laboral
Situación profesional
Situación personal
Grupos de edad
1
2
3
% del N de fila
% del N de fila
% del N de fila
1
16.5%
53.8%
29.7%
2
24.5%
47.4%
28.1%
1
21.7%
74.6%
3.7%
2
23.1%
58.3%
18.6%
3
24.0%
48.8%
27.3%
4
17.5%
45.8%
36.8%
5
16.7%
45.7%
37.6%
6
16.9%
44.2%
38.9%
7
19.5%
48.5%
32.0%
8
17.4%
47.7%
34.9%
1
17.2%
45.4%
37.4%
2
16.9%
49.2%
33.9%
3
32.4%
59.9%
7.8%
4
27.3%
56.1%
16.7%
5
5.1%
51.9%
43.0%
6
31.9%
53.4%
14.7%
7
15.1%
59.5%
25.4%
1
17.9%
47.4%
34.7%
2
17.0%
44.9%
38.1%
1
7.8%
49.7%
42.4%
2
24.0%
53.4%
22.6%
3
20.7%
51.9%
27.4%
4
23.2%
48.6%
28.2%
5
16.8%
46.6%
36.5%
6
28.6%
50.2%
21.3%
7
33.3%
54.7%
12.0%
8
22.5%
61.5%
16.0%
4.9%
52.4%
42.8%
14-25
26-40
11.9%
46.4%
41.7%
41-55
20.1%
45.8%
34.1%
56-70
36.3%
48.8%
14.9%
Más de 70
29.3%
67.4%
3.3%
Construimos una escala de cosmopolitismo musical a partir de un análisis de componentes
principales, extrayendo únicamente el primer factor, lo cual ha de destacarse, ya que nos indica la
relevancia que tiene la propia cosmopolitización en la aproximación a la escucha de música. Una
escala que queda de la siguiente manera, poniendo de manifiesto la alta correlación con los géneros
musicales más cosmopolitas, situándose el pop latino como una especie de frontera en la
cosmopolitización:
Género
Blues
Reggae
Jazz
Rap
Tecno
Pop extranjero
Worldmus
Dance
HardPunk
PopLatin
Correlación
.544
.529
.504
.496
.477
.450
.448
.445
.441
.415
Género
Ópera
Lírica
Clásica
PopSpain
Autor
Nuevo Flamenco
Zarzuela
Flamenco
Folklore
Melodica
Correlación
.414
.407
.396
.382
.359
.330
.300
.293
.288
.273
Obtenida esta escala, vemos cuál es su relación con los cluster producidos. Puede apreciarse que el
tercer cluster -considerado el más cosmopolita- es el que concentra las mayores puntuaciones en la
referida escala de cosmopolitismo musical. Por el contrario, los primero y segundo conglomerados
obtienen porcentajes por encima de lo que les correspondería según su distribución (20,6% y
50,5%) en el grado 0 de la escala de cosmopolitismo:
Número de caso de clúster*CosMusic tabulación cruzada
% dentro de CosMusic
CosMusic
.00
1.00
2.00
3.00
4.00
5.00
6.00
7.00
8.00
Total
Número 1
29.2%
13.9%
11.5%
6.0%
3.4%
3.5%
1.1%
20.6%
de caso 2
68.5%
37.8%
29.8%
18.3%
13.0%
4.7%
1.1%
50.5%
2.3%
48.4%
58.7%
75.7%
83.6%
91.8%
de
clúster
Total
3
97.8% 100.0% 100.0%
28.9%
100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%
100.0%
Observando las limitaciones del análisis de conglomerados, ya que los perfiles cosmopolitas
aparecen bastante conectados con los sectores del omnivorismo cultural, ya que los que en mayor
medida valoran lo de fuera, son los que en mayor medida consumen una amplia variedad de géneros
y productos culturales. Sin embargo, introduciendo un tipo de análisis que permita observar no sólo
lo que aparece atractivo -ya sea por gusto o por práctica- sino lo que aparece rechazado, podemos
ver la fuerza del eje local-cosmopolita. Es lo que hacen Bennett et al., a partir de una encuesta sobre
gustos y prácticas de consumo cultural en Gran Bretaña, utilizando el análisis de correspondencia
múltiple, un tipo de análisis que ya es tradicional en la observación de este campo, siendo el clásico
estudio de Bourdieu -La distinción- el que primero lo incorpora, siguiendo a Benzecri. El resultado
de esta observación es el siguiente:
2 es no consume música y 2 neutral en video y cine (habría que cambiar el 2 de cine y video a la
categoría positiva, al aprobado). Pero 1 los que no les gusta las distintas categorías de productos
audiovisuales utilizadas. Vemos como el eje horizontal puede interpretarse como una polaridad
cosmopolita (izquierda) versus local (derecho), desde dos puntos de apoyo: la concentración de los
rechazos o bajas valoraciones a los productos audiovisuales en la derecha; y las tendencia a
plantearse las escuchas de los géneros de músicas más internacionales y las más altas calificaciones
de los productos audiovisuales menos locales (asiáticos, latinoamercianos, europeos), hacia la
izquierda.
Conclusiones
En el análisis de las prácticas y preferencias del consumo cultural, se ha vuelto a poner de
manifiesto la conexión entre omnivorismo y cosmopolitismo, como ya apuntan Hannerz (1990 ) o
Peterson y Kern (1996), cuando dicen: la tendencia omnívora parece mejor adaptada a un mundo
global que, cada vez más, está gestionado por aquellos que desarrollan su propio camino, en parte, a
través de mostrar respeto a las expresiones culturales del resto” (1996, p. 906). Omnivorismo,
hibridaciones, convergencias y otras historias de consumo cultural pueden tomarse como señas hacia la
clase cosmopolita. Lo que está detrás del consumo cultural, como de alguna forma apunta la escala
de consumo musical producida a partir del análisis de componentes principales, es la práctica del
cosmívoro, lo que marca la diferencia no es sólo el más de todo, sino dentro de ese todo… el
mundo, más de unas cosas que otras. Y, sobre todo, el que se desmarca de lo local, deslegitima lo
local en su referencia a los gustos culturales.
Siguiendo al lógico Goblot, puede decirse que, como toda clase, la cosmopolita se distingue en
“nadas”, en pequeños detalles, que pueden llegar a pasar desapercibido y que, sobre todo, cuestan
ser reconocidos por los que no pertenecen y que, además, quedan como una cuestión de gusto. En
gustos que marcan clase.
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