Barreras, niveles y fronteras: la construcción de la clase cosmopolita Javier Callejo (UNED) Guillermo Callejo (University of Bath) Introducción Diversos analistas (Mozorov, Savage, Florida, etc.) apuntan la existencia de una clase media mundial, con lo que ello conlleva de exigencia de cambio metodológico –hacia la desnacionalización- para abordar las transformaciones de las estructuras sociales, como, de manera más general, para afrontar los procesos sociales. El estudio que se presenta en este XII Congreso de Sociología sigue una línea iniciada hace 20 años (La construcción del consumidor global, en 2005; Globalización y digitalización de las audiencias, en 2002; y La producción de estilos de vida desde la globalización en el consumo, en 2003). Parte de la asunción de la intensificación y extensión del proceso de globalización-mundialización, proyectándose directamente en la configuración de la estructura social, hasta dar existencia a una clase cosmopolita, que va más allá de una limitada élite con un gran capital económico. Así –y esta es la hipótesis a la que se enfrenta el trabajo- se produce una clase media mundial con perfiles y lógicas específicas, distintas de las clases medias privilegiadas (upper-class) de orientación nacional. El trabajo que se presenta tiene por objetivos: a) establecer los fundamentos teóricos para la hipótesis que se propone, que respaldan la existencia de una clase cosmopolita; b) aproximarse a sus principales perfiles; c) evaluar el papel que tiene el consumo en general y el consumo cultural en particular en su propia producción, como clase; d) observar empíricamente cómo se utilizan los marcadores de internacionalidad en el consumo como fuente de diferenciación, con lo que conlleva de conciencia de su actuación como tal marcador de clase. Metodológica, se centra en la observación empírica del consumo cultural, a través de una específica explotación de los datos de la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales 2014, y en el análisis de 81 entrevistas abiertas sobre estilos de vida, realizado también entre población española mayor de 18 años. Se observa la relevancia que tiene el consumo de lo reconocido como internacional como marcador de distinción y cómo el horizonte de cosmopolitización del consumo actúa como referencia. Claro está, el análisis de los resultados pone de manifiesto la proximidad entre este consumidor de referencias cosmopolitas con el consumidor omnívoro, en el campo de las prácticas de consumo cultural. Cuestión que, por un lado, demanda delimitaciones entre un tipo de consumo y otro; mientras que, por otro lado, pone el acento en una de las lógicas de esta clase social como clase depredadora, al mismo tiempo que se manifiesta comprometida con valores universales. Ambas manifestaciones producto de la desradicalización de esta posición social. La deformación de la clase media y la formación de una nueva clase media El debate sobre las clases sociales prácticamente no ha cesado desde el propio inicio de la sociología moderna, de forma principal a partir de lo que se consideró la amplia extensión de las clases medias y la reclamación de una perspectiva que, incluso partiendo de Marx, superase su extremadamente simplificada visión dicotómico en dos unas clases sociales enfrentadas, como serían los propietarios de medios de producción y proletariado, en cuanto trabajadores, que carecían de los medios de producción. Tal vez no sea el lugar aquí para entrar en tal debate. Al menos, si se quiere realizar con un mínimo de rigor y seriedad. Sin embargo, partimos de la articulación de una serie de procesos que señalan la pertinencia de plantearse el asunto de las clases sociales desde el consumo y, a su vez, la reflexión sobre el surgir de un perfil o categoría específica. Son tales procesos los siguientes, algunos ya muy arraigados en la propia tradición sociológica sobre el tema: a) La reconocida mayor complejidad de la estructura social en las denominadas sociedades avanzadas; b) La necesidad de introducir en la configuración de las clases sociales otros factores, además de la mera relación con los medios de producción. Desde este punto de vista -y más en relación con el campo del consumo- la aportación de Bourdieu sigue siendo fundamental por, al menos, dos aspectos: b.1) la señalización de la relevancia de otros criterios, además del capital económico, como el capital social o el capital cultural, con independencia del discutido contenido de ambos tipos de capital; b.2) la consideración de las prácticas del consumo no sólo como una fuente de la reproducción de las clases sociales sino como elemento que produce tales clases sociales. Además de por las prácticas de producción, la clase social queda definida por las prácticas de consumo (Bourdieu, La distinción, p.494). c) El surgimiento o mayor relevancia de ciertos sectores productivos, especialmente vinculados con la expansión de las TIC y la denominada sociedad del conocimiento, que están transformando el propio tejido productivo y, de paso, la configuración de la estructura social. En este proceso, cabe incluir análisis con relativo eco, como el de Florida y la clase creativa; pero incluso puede apuntarse hacia observaciones anteriores, como las de Bell, cuando plantea las características de la sociedad postindustrial. El propio Bourdieu hace referencia a los “intermediarios culturales” como la concreción de la nueva pequeña burguesía. Aun cuando también podría extenderse a los nuevos técnicos -programadores informáticos, economistas- de la gestión. d) La crisis económica iniciada en 2007-08 afecta de manera fundamental a las clases trabajadoras; pero también a las capas profesionales y, en general, a la amplia clase media de las sociedades avanzadas. Indicadores que han protagonizado una época, como las expectativas de movilidad ascendente o de trayectoria superadora de los hijos, se tambalean. Se publican obras que llaman la atención sobre los cambios entre las clases medias o, las más, ponen el énfasis en el constante aumento de la desigualdad social (Bourgignon, Piketti, etc.), destacando que el perfil romboidal de la estructura social deviene más bien en figuras geométricas de difícil denominación. e) La sociedad, las clases sociales, la estructura social, las clases medias y la propia sociología han tendido a perspectivas nacionalistas, con la identificación sociedad-nación. Sin embargo, los procesos de globalización o mundialización de la economía y la cultura -especialmente la cultura del consumo- parecen evidentes. Cuestiones que no sólo afecta a la estructura de clases como fuente o factor externo, sino que puede entenderse -y he aquí una parte sustancial de nuestra hipótesis- como un factor que está generando su propia estructura social. f) El desarrollo de una clase media sin un profundo enraízamiento nacional pone las bases para precisamente socavar las bases de la expansión de las clases medias de los últimos decenios, como es el estado del bienestar. La formulación de una clase cosmopolita no puede considerarse algo nuevo. Ya fue apuntado por Merton en su clásico Teoría y Estructura Social (aquellos que hablan como si pudieran dejar la ciudad cualquier día), y medio siglo después por Paul Ray, vinculándolo a los sectores de la producción creativa. Otros, observando una ciudadanía global a partir de la creciente relevancia de los movimientos sociales de base internacionalista. Una categoría latente en la sociología que tiene aquí otra oportunidad de mostrarse a partir de sus prácticas de consumo. El cosmopolitismo desde la experiencias Una de las operacionalizaciones del cosmopolitismo de los sujetos concretos puede encontrarse en el grado en que la experiencia vital, especialmente a través de la trayectoria, ha estado vinculada al vivir en el extranjero. El estudio 2932 del Centro de Investigaciones Sociológicas, cuyo trabajo de campo se llevó a cabo en enero de 2012, nos aporta una aproximación al peso que tiene esta categoría, la clase cosmopolita, en la sociedad española. En principio, destaca el notable valor simbólico que adquiere el haber vivido fuera. El especial valor simbólico de haber vivir fuera, al considerarse más bien positiva la experiencia de vivir en varias regiones y en varios países a lo largo de la vida Frecuencia Más bien positivo Porcentaje 1582 64.0 Ni positivo ni negativo (NO LEER) 382 15.5 Más bien negativo 323 13.1 N.S. 166 6.7 N.C. 18 .7 Total 2471 100.0 Puede hablarse de una alta legitimación del hecho de haber vivido fuera, en otro país. Sin embargo, la población que lo ha experimentado a lo largo de su vida es relativamente poca, no alcanzando el 15% de la población. La experiencia de haber vivido en otro país por, al menos, tres meses. En otro país Frecuencia Porcentaje Sí 354 14.3 No 2103 85.1 N.C. 14 .6 Total 2471 100.0 Hay un 14,3% que ha vivido fuera. La base de los cosmopolitas. Francia (17,8%), Alemania (13%) y Reino Unido (8,5%) las mayores concentraciones. Pero lo importante es subrayar la articulación de gran legitimación simbólica de esta experiencia y relativamente escasez de su realización. La gran razón para haber vivido fuera, en el último lugar en el que se vivió distinto del actual, fue el trabajo, la relación con el sistema productivo: En otro país Por trabajo 59.0% Por estudios 12.2% Por aprender un idioma Por la familia 0.5% 16.1% Por los/as amigos/as Por cambiar de ambiente 3.4% Por conocer gente nueva Por buscar nuevas oportunidades 3.4% Otros motivos 2.0% Por motivos de pareja 1.0% Por la vivienda Por razones económicas 0.5% No hubo elección 1.5% N.C. 0.5% Total 205 Los que han considerado irse a vivir a otro país, en el futuro próximo, constituyen un porcentaje algo mayor: 17% del total de los encuestados. En otro país Frecuencia Porcentaje Sí 419 17.0 No 2032 82.2 N.C. 20 .8 Total 2471 100.0 El 36,6% de los que han vivido en otro país, se irían a vivir a otro país (supone 75 individuos). El 28,3% de los que dicen que les gustaría irse a vivir a otro país, han vivido ya en otro país. ¿A cuál considerar cosmopolita? ¿A los que han vivido fuera? ¿A los que han pensado en algún momento el irse fuera? ¿A los que se han ido a vivir fuera y les gustaría irse a vivir fuera? Los primeros son 354, los segundos 205 y los últimos 75 (2475 es el tamaño total de la muestra). Tal vez lo mejor es a los que responder que estarían muy dispuestos o bastantes dispuestos a vivir en otro país europeo o fuera de Europa. Europa Frecuencia Muy dispuesto/a 234 Bastante dispuesto/a 446 Poco dispuesto/a Nada dispuesto/a Porcentaje Fuera de Europa 9.5 Muy dispuesto/a Frecuencia Porcentaje 197 8.0 18.0 Bastante dispuesto/a 311 12.6 317 12.8 Poco dispuesto/a 270 10.9 1357 54.9 Nada dispuesto/a 1562 63.2 N.S. 66 2.7 N.S. 80 3.2 N.C. 51 2.1 N.C. 51 2.1 Total 2471 100.0 Total 2471 100.0 Teniendo en cuenta tanto los que están muy o bastante dispuestos a salir a cualquier país extranjero (Europa o fuera de Europa), se obtiene un 19% de sujetos mayores de 18 años con tendencia cosmopolita. Dentro de Europa*Fuera de Europa tabulación cruzada % del total Fuera de Europa Dentro Muy de dispuesto/a Europa Bastante Muy Bastante Poco Nada dispuesto/a dispuesto/a dispuesto/a dispuesto/a dispuesto/a Poco dispuesto/a Nada dispuesto/a N.C. Total 6.5% 0.8% 1.1% 1.1% 0.1% 9.5% 0.6% 11.1% 2.0% 3.6% 0.6% 18.0% 0.4% 0.3% 7.6% 4.4% 0.1% 12.8% 0.5% 0.4% 0.2% 53.9% 0.0% 54.9% 0.0% 0.2% 2.4% 2.7% N.S. N.C. Total N.S. 8.0% 12.6% 10.9% 2.1% 2.1% 63.2% 3.2% 2.1% 100.0% Resumen Cosmopolitas Frecuencia Porcentaje Sí 470 19.0 No 2001 81.0 Total 2471 100.0 Otra manera de acercarnos al grado de cosmopolitismo es a partir del capital social cosmopolita y, por lo tanto, las relaciones o vínculos importantes que se tienen en el extranjero. En este mismo estudio 2932, se tiene una aproximación a esta dimensión, a partir de la distribución de respuestas a la pregunta si tiene un familiar o amigo cercano viviendo en otro país europeo o en un país fuera de Europa. ¿cabría considerar a estos cosmpolitas, por el sólo hecho de conocer a alguien viviendo fuera o se mantiene la idea de los dispuestas a vivir fuera? El 48,9% de los cosmopolitas (dispuestos a vivir en otro país) tienen un familiar o amigo cercano en Europa (frente al 28% de los no cosmopolitas). El 40,2% de los cosmopolitas (dispuestos a vivir en otro país) tienen un familiar o amigo cercano fuera de Europa (frente al 18,1% de los no cosmopolitas). Es decir, hay cierta superposición entre disponibilidad a vivir en el extranjero y la posesión de vínculos en el mismo. Nos mantenemos con la primera configuración de cosmopolitas desde la actitud, desde la significación de la disponibilidad a vivir fuera. ¿Qué variables o factores, además de la motivación por el trabajo, son los que en mayor medida determinan el ser o no ser cosmopolita? Para aproximarnos a las respuesas a esta pregunta, realizamos una regresión logística sobre la consideración de ser cosmpolita reflejada en la anterior tabla, sobre ese 19% que hemos asumido actitudinalmente cosmopolita. La ecuación resultante aparece configurada por las siguientes variables: Variables de la ecuación, categoría de referencia la que está Sig. entre Exp(B) paréntesis en la P P26 (mujer/marido solos) .001 Con su mujer/marido con hijos/as .357 .812 Con su pareja solos/as .914 1031 Con su pareja con hijos/as .526 1197 Con sus padres con o sin parientes .320 1284 Solo/a .012 1940 Solo/a con sus hijo/a/s .738 1138 Otra situación .035 2010 P27(1) Mujer (sobre hombre) .015 .752 P28 (edad) .000 .966 P34 (Trabaja) .000 Jubilado/a o pensionista (anteriormente ha trabajado) .000 .139 Parado/a y ha trabajado antes .009 1406 Parado/a y busca su primer empleo .229 .570 Estudiante .143 1432 Trabajo doméstico no remunerado .073 .526 Universi(1) (No universitario) .000 1902 Constante .802 .916 Puede apreciarse la mayor probabilidad de ser cosmpolita de quienes viven solos o en otra situación distinta de las recogidas por las categorías utilizadas. También la mayor probabilidad de los hombres sobre las mujeres para tal cosmopolitismo (las mujeres presentan un B estandarizado inferior a 1) o la disminución de la probabilidad según se aumenta la edad. Según la actividad, son especialmente cosmopolitas los parados, que han trabajado antes, y los estudiantes. Por último, la probabilidad de ser cosmopolita es casi dos veces mayor entre los que tienen un título universitario, que entre quienes no lo tienen. Una diferencia según el nivel de estudios que puede considerarse una de las barreras, entre los que marcan lo local -sobre el resto del mundo- y quienes remarcan lo de fuera sobre lo local. “cualquier lugar del mundo sería bonito para estar, pero un lugar que prefiero, es Sierra Nevada” Funcionario, Granada, 53 “Me gusta mucho Van Gogh, ehh me gusta mucho puf Picasso no está mal pero tampoco me llama tantísimo la atención, Courbet” Estudiante universitaria Filosofía, Madrid (Usera), 21 Buscando el consumo cosmopolita A partir de la batería de preguntas de la EHPC14 sobre escucha de música y puntuación de películas de cine o en DVD, en función de su origen geográfico-cultural, realizamos un análisis de conglomerados con el siguiente resultado: Escucha de diferentes tipos de música según conglomerado Local 2 Cosmopolita % de quienes escuchan música dentro del conglomerado Infantil 4.5% 3.7% 8.2% Autor 47.4% 9.8% 34.6% Melodica 99.0% 0.0% 30.8% Flamenco 20.5% 11.2% 24.5% 9.6% 5.4% 18.9% Folklore 16.6% 5.0% 13.7% PopSpain 45.1% 33.0% 95.6% PopLatin 12.0% 7.4% 75.7% Pop extranjero 14.8% 17.1% 90.3% Blues 5.8% 3.6% 18.2% Jazz 6.5% 3.9% 14.7% Worldmus 2.8% 1.6% 8.0% Reggae 1.4% 2.7% 14.8% Rap 1.2% 3.8% 16.7% Tecno 2.1% 4.6% 20.8% HardPunk 0.9% 2.8% 13.6% Dance 2.5% 4.1% 20.2% Clásica 17.7% 8.4% 16.6% Lírica 4.0% 1.0% 3.5% Ópera 4.0% 1.5% 4.7% Zarzuela 5.5% 1.1% 2.2% Nuevo Flamenco Aun cuando la mayor parte de los porcentajes de escucha -en casi todos los géneros- tienden a ser mayor en el tercer grupo, por lo que ha recibido tal denominación. Vemos que en aquéllos géneros musicales de un carácter más internacional, las diferencias son muy amplias con respecto a los otros grupos. Es el caso del pop latino (una probabilidad de escucha de este género de música de más de 6 veces superior al siguiente conglomerado), pop extranjero (5 veces), reggae (5), hardpunk (5), ance (5), rap (4,5), tecno (4,5), blues (3), wordmusic (2), jazz (2). Mientras que, por el otro lado, el primer conglomerado tiende a aparecer diferencialmente con cierto acento local, siendo el que mayores porcentajes de consumidores de géneros musicales como: canción de autor, canción melódica, folklore o zarzuela. Pues bien, el primer conglomerado o conglomerado más local, acoge el 20,6% de la muestra, el segundo es mayoritario y tiene el 50,5% y el más próximo al consumo cosmopolita tendría el 28,9%. En cuanto al consumo audiovisual, este tercer grupo se caracteriza principalmente por ser el que da una calificación media mayor a todos los géneros de productos categorizados por región de origen geográfico-cultural. Resultado que muestra, en cierta forma, las limitaciones de este tipo de análisis. Ahora bien, la diferencia entre las valoraciones del conglomerado “cosmopolita” con respecto a los otros conglomerados en los productos menos locales (cine o vídeos latinoamericano o asiático) tiende a ser relativamente mayor: Número de caso de clúster 1 2 Cosmpolita Media de punutación entre 0 y 10) Spanish cinema European cinema 4,6 4,35 5,27 3,79 3,71 4,58 USA cinema 4,62 4,66 6,03 Latinoamerican cinema 2,49 2,46 3,08 Assian cinema 1,81 1,91 2,39 Spanish video 3,93 3,81 4,59 European video 3,25 3,27 4 USA video 4,03 4,22 5,37 Latinoamerican video 2,07 2,04 2,55 Assian video 1,56 1,62 1,97 Los perfiles sociodemográficos de este tercer conglomerado o conglomerado cosmpolita son los que presenta el siguiente cuadro, siendo el que: menor porcentaje de personas aporta a los niveles de estudios bajos y el que más aporta a los niveles altos, importante peso de los ocupados y de los estudiantes y una tendencia a tener más jóvenes, entre 14 y 25 años. Número de caso de clúster Sexo Nivel de estudios Situación laboral Situación profesional Situación personal Grupos de edad 1 2 3 % del N de fila % del N de fila % del N de fila 1 16.5% 53.8% 29.7% 2 24.5% 47.4% 28.1% 1 21.7% 74.6% 3.7% 2 23.1% 58.3% 18.6% 3 24.0% 48.8% 27.3% 4 17.5% 45.8% 36.8% 5 16.7% 45.7% 37.6% 6 16.9% 44.2% 38.9% 7 19.5% 48.5% 32.0% 8 17.4% 47.7% 34.9% 1 17.2% 45.4% 37.4% 2 16.9% 49.2% 33.9% 3 32.4% 59.9% 7.8% 4 27.3% 56.1% 16.7% 5 5.1% 51.9% 43.0% 6 31.9% 53.4% 14.7% 7 15.1% 59.5% 25.4% 1 17.9% 47.4% 34.7% 2 17.0% 44.9% 38.1% 1 7.8% 49.7% 42.4% 2 24.0% 53.4% 22.6% 3 20.7% 51.9% 27.4% 4 23.2% 48.6% 28.2% 5 16.8% 46.6% 36.5% 6 28.6% 50.2% 21.3% 7 33.3% 54.7% 12.0% 8 22.5% 61.5% 16.0% 4.9% 52.4% 42.8% 14-25 26-40 11.9% 46.4% 41.7% 41-55 20.1% 45.8% 34.1% 56-70 36.3% 48.8% 14.9% Más de 70 29.3% 67.4% 3.3% Construimos una escala de cosmopolitismo musical a partir de un análisis de componentes principales, extrayendo únicamente el primer factor, lo cual ha de destacarse, ya que nos indica la relevancia que tiene la propia cosmopolitización en la aproximación a la escucha de música. Una escala que queda de la siguiente manera, poniendo de manifiesto la alta correlación con los géneros musicales más cosmopolitas, situándose el pop latino como una especie de frontera en la cosmopolitización: Género Blues Reggae Jazz Rap Tecno Pop extranjero Worldmus Dance HardPunk PopLatin Correlación .544 .529 .504 .496 .477 .450 .448 .445 .441 .415 Género Ópera Lírica Clásica PopSpain Autor Nuevo Flamenco Zarzuela Flamenco Folklore Melodica Correlación .414 .407 .396 .382 .359 .330 .300 .293 .288 .273 Obtenida esta escala, vemos cuál es su relación con los cluster producidos. Puede apreciarse que el tercer cluster -considerado el más cosmopolita- es el que concentra las mayores puntuaciones en la referida escala de cosmopolitismo musical. Por el contrario, los primero y segundo conglomerados obtienen porcentajes por encima de lo que les correspondería según su distribución (20,6% y 50,5%) en el grado 0 de la escala de cosmopolitismo: Número de caso de clúster*CosMusic tabulación cruzada % dentro de CosMusic CosMusic .00 1.00 2.00 3.00 4.00 5.00 6.00 7.00 8.00 Total Número 1 29.2% 13.9% 11.5% 6.0% 3.4% 3.5% 1.1% 20.6% de caso 2 68.5% 37.8% 29.8% 18.3% 13.0% 4.7% 1.1% 50.5% 2.3% 48.4% 58.7% 75.7% 83.6% 91.8% de clúster Total 3 97.8% 100.0% 100.0% 28.9% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Observando las limitaciones del análisis de conglomerados, ya que los perfiles cosmopolitas aparecen bastante conectados con los sectores del omnivorismo cultural, ya que los que en mayor medida valoran lo de fuera, son los que en mayor medida consumen una amplia variedad de géneros y productos culturales. Sin embargo, introduciendo un tipo de análisis que permita observar no sólo lo que aparece atractivo -ya sea por gusto o por práctica- sino lo que aparece rechazado, podemos ver la fuerza del eje local-cosmopolita. Es lo que hacen Bennett et al., a partir de una encuesta sobre gustos y prácticas de consumo cultural en Gran Bretaña, utilizando el análisis de correspondencia múltiple, un tipo de análisis que ya es tradicional en la observación de este campo, siendo el clásico estudio de Bourdieu -La distinción- el que primero lo incorpora, siguiendo a Benzecri. El resultado de esta observación es el siguiente: 2 es no consume música y 2 neutral en video y cine (habría que cambiar el 2 de cine y video a la categoría positiva, al aprobado). Pero 1 los que no les gusta las distintas categorías de productos audiovisuales utilizadas. Vemos como el eje horizontal puede interpretarse como una polaridad cosmopolita (izquierda) versus local (derecho), desde dos puntos de apoyo: la concentración de los rechazos o bajas valoraciones a los productos audiovisuales en la derecha; y las tendencia a plantearse las escuchas de los géneros de músicas más internacionales y las más altas calificaciones de los productos audiovisuales menos locales (asiáticos, latinoamercianos, europeos), hacia la izquierda. Conclusiones En el análisis de las prácticas y preferencias del consumo cultural, se ha vuelto a poner de manifiesto la conexión entre omnivorismo y cosmopolitismo, como ya apuntan Hannerz (1990 ) o Peterson y Kern (1996), cuando dicen: la tendencia omnívora parece mejor adaptada a un mundo global que, cada vez más, está gestionado por aquellos que desarrollan su propio camino, en parte, a través de mostrar respeto a las expresiones culturales del resto” (1996, p. 906). Omnivorismo, hibridaciones, convergencias y otras historias de consumo cultural pueden tomarse como señas hacia la clase cosmopolita. Lo que está detrás del consumo cultural, como de alguna forma apunta la escala de consumo musical producida a partir del análisis de componentes principales, es la práctica del cosmívoro, lo que marca la diferencia no es sólo el más de todo, sino dentro de ese todo… el mundo, más de unas cosas que otras. Y, sobre todo, el que se desmarca de lo local, deslegitima lo local en su referencia a los gustos culturales. Siguiendo al lógico Goblot, puede decirse que, como toda clase, la cosmopolita se distingue en “nadas”, en pequeños detalles, que pueden llegar a pasar desapercibido y que, sobre todo, cuestan ser reconocidos por los que no pertenecen y que, además, quedan como una cuestión de gusto. En gustos que marcan clase.