XII Congreso Español de Sociología LA INFLUENCIA DEL CONTEXTO EN LA EXPRESIÓN DE LA IDENTIDAD PERSONAL 1 Modesto Escobar. Dpto. de Sociología y Comunicación. Universidad de Salamanca. Marina Sánchez-Sierra. Universidad de Salamanca. Resumen Esta presentación se centra en la identidad personal expresada de modo abierto a través del TST (Twenty Statements Test), consistente en solicitar veinte respuestas a la pregunta Quién soy yo. Siguiendo diversas posiciones de los interaccionistas simbólicos (Mead, Kuhn, Goffman, …), la principal tesis que se defiende es la alta influencia del contexto en la definición que los sujetos dan de sí mismos. Para su corroboración, se han extraído dos muestras diferentes, ambas representativas de la población española, con más de 2.500 sujetos, a las que se ha aplicado este instrumento en hogares, mediante entrevistador en una de ellas (CAPI) y mediante aplicación informática (CAWI) en la otra. El análisis compara la variación de las respuestas en el número de sentencias y en tres dimensiones: sentido o contenido de lo que se expresa, referencia o entidad con la que se identifica el individuo en su definición y atribución o rasgos con los que los sujetos se catalogan y sus tres correspondientes indicadores: objetividad, anclaje e individualización. Descriptores: Identidad personal, identidad social, interaccionismo simbólico, TST 1 La investigación objeto de esta comunicación se está financiando con fondos del Programa Nacional del Plan de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I+D+I) del Ministerio de Economía y Competitividad (CSO2011-27005 y CSO2015-65094-P). 1 Introducción La cuestión de la identidad ha sido abordada desde diferentes perspectivas en la teoría psicológica y sociológica, por lo que ha terminado por ser un concepto polisémico. En general, hay dos grandes interpretaciones de la noción de identidad (Wagner, 2001). Por un lado, la que entiende que la identidad es permanente, equiparándola con la mismidad de la persona y, por otro, la que considera que la identidad es transitoria y va variando y evolucionando con el sujeto. En este caso, nos enmarcamos en esta segunda concepción, entendiendo que la identidad no es una entidad estática, sino que se construye con el ciclo vital, si bien también entendemos que, dentro de su dinamismo, mantiene una cierta continuidad y coherencia que permite dotar de sentido a la narración del sí mismo. No obstante, “la unidad y la continuidad no se adquieren nunca, sino que constituyen tipos espacio-temporales virtuales, formas simbólicas más o menos discernibles” (Dubar, 2002:258). En este trabajo se parte de la hipótesis de que la identidad es una realidad existente que se encuentra en continua construcción y no una entidad estable preconfigurada. La identidad es construida a través de la multiplicidad de opciones de elección que enfrenta el individuo quien, durante el proceso de socialización, adquiere conciencia del tiempo y empieza a conocer la alteridad y a adscribirse a ciertos grupos sociales. Configura la identidad, pues, un sentimiento consciente de singularidad personal que nos hace sentir diferentes de los otros y, por ende, únicos; la consciencia de un yo que permanece en el tiempo desde el pasado y hacia el futuro, es decir, la idea de ser la misma persona siempre; y la pertenencia a grupos formados por otros sujetos con los que compartimos ciertas características. En efecto, durante la socialización nos adherimos a grupos sociales, situándonos en el espacio social. Aquí las posibilidades de elección se dan en relación a grupos, pero también a actividades cotidianas del individuo. Sabemos decir cuál es nuestra pertenencia grupal y señalar qué tenemos en común con esos grupos en particular, que a la vez nos distingue de otros grupos. Pero, para reconocer la existencia de tales grupos, es preciso ser consciente del otro y de la alteridad que nos confiere (Mead, 1934 y Ricoeur, 1996), pues la distinción y el reconocimiento juegan un importante papel, al validar lo que Revilla (2003: 62) designa como pretensión identitaria, es decir, lo que mostramos o queremos mostrar que somos. 2 Identidad personal e identidad social Desde aquí podemos diferenciar las dos caras del concepto de identidad: la identidad personal, relacionada con el sentimiento de unicidad y diferenciación, y la identidad social, relacionada con la pertenencia. En cuanto a la autodefinición, Gómez y Vázquez (2015) señalan que los atributos idiosincráticos personales aluden a la identidad personal y, por su parte, las alusiones a afiliaciones a grupos o categorías (lo que aquí más tarde denominaremos referencias y anclajes) se enmarcan dentro de la identidad social. A tales grupos se les otorgan unos rasgos distintivos que diferenciarán a quienes forman parte del mismo de aquellos que no; y, a nivel individual, una valoración positiva, razón por la cual el individuo se siente o aspira a ser parte de determinados grupos (Deschamps y Devos, 1996). Al integrar la visión microsocial del interaccionismo simbólico (Cooley, 1902; Mead, 1934; Kuhn y McPartland 1954; Goffman 1959 y 1967; Berger y Luckman, 1966; Berger et al., 1974), con la visión macro de los autores de la modernidad y sus consecuencias sobre el individualismo (Elias, 1991; Giddens, 1991; Beck, 1986; Beck y Beck, 2001; Bauman 1990, 1999, 2001 y 2005; Bauman y Vecchi, 2004), Escobar (1983) señala tres formas de afrontar la noción de identidad personal: como asimilación, como sentimiento o desde la definición. La identidad como asimilación se refiere a la idea de emulación: el sujeto se acercará a aquellos grupos a los que considere como referentes, bien sea en conductas, formas de pensar o de actuar, y tratará de emular aquellos comportamientos o ideas del grupo que valora positivamente y que le acercan a él. A nivel de sentimientos hablamos de la parte emotiva del sujeto que le liga a sí mismo, con su pasado y su futuro (experiencia temporal), y a los demás (familia, amigos y otros grupos sociales con los que siente alguna identificación). En términos de definición hablamos de la idea del sí mismo, de las características y atributos que el sujeto considera como propias y que conforman rasgos estables del self que disminuyen la incertidumbre hacia uno mismo, pero también hacia el mundo social (otros individuos o grupos con los que tenemos o no pertenencia). El proceso de atribución puede ser hacia uno mismo, pero también hacia los demás, o de los demás hacia uno mismo, pues ya señalábamos la importancia de los otros en el proceso identitario. Contextos: el cara a cara y la virtualidad Goffman señalaba en 1959 en La presentación de la persona en la vida cotidiana que cuando nos presentamos a nosotros mismos, los demás quieren, mediante esta 3 presentación, poder organizar el contexto en el que nos encontramos, así como ordenar las expectativas que pueden generarse hacia el sujeto que se presenta, y las que éste puede crearse hacia nosotros. Y hasta muy recientemente, este proceso era relativamente sencillo, en tanto todas nuestras interacciones se realizaban cara a cara, conociendo gran cantidad de características de nuestro interlocutor antes incluso de que hubiera comunicación oral, gracias a la imagen física y a la comunicación no verbal. Sin embargo, con el desarrollo de los medios de comunicación (radio, televisión y, con mayor fuerza actualmente, Internet) las interacciones han mudado de naturaleza. Las nuevas tecnologías posibilitan que interaccionemos con un número cada vez más amplio de individuos, sumergiéndonos progresiva e inexorablemente en el mundo social y dejándonos expuestos a las opiniones y valoraciones de los demás, pero también a sus estilos de vida. Para Gergen (1991: 96), “la vida contemporánea es un mar turbulento de relaciones sociales”. En particular, Internet es, a su vez, una puerta por la que entra información elegida por el sujeto y un portal donde exponerse y presentarse al mundo, caso en el cual puede elegirse dónde hacer esta presentación (red social, red social de carácter profesional, blog, página web personal, etc.) y, según eso, a qué público queremos llegar. Con todo lo dicho, podemos pronosticar que, si el cuerpo es un elemento constitutivo de quienes somos, nuestra autodefinición no será la misma en entornos físicos que en entornos virtuales. En estos últimos el cuerpo queda fuera y nuestro público potencial es desconocido e imaginado y no tiene ningún dato sobre nosotros. Podemos relacionar esto con los diferentes roles que activamos en el escenario según la concepción de Goffman (1959), o de la personalidad pastiche de la que habla Gergen, según la cual los individuos presentan diferentes conductas según el contexto y los interlocutores ante quienes se presenten. Planteamiento de trabajo Si en un previo trabajo se analizaron las autodefiniciones de más de un millar de personas mediante la aplicación del TST (Twenty Statements Test) en hogares (Escobar, Montes y Sánchez-Sierra, 2015), la presente ponencia es el resultado de realizar una comparativa de estas respuestas con las obtenidas mediante otra aplicación del mismo instrumento vía Internet. En el primero de los casos los entrevistados se encontraban en su hogar y en presencia de un entrevistador o entrevistadora, mientras que, en el segundo, podían 4 encontrarse en el lugar que prefiriesen, no había entrevistador presente, y podían hacer el test en el momento que más les conviniera. Estos dos modos de aplicación, nos permiten estudiar qué semejanzas y diferencias se encuentran en las autodefiniciones según el contexto en el que hayan sido proferidas. Partiendo de la premisa de que el contexto puede determinar diferentes formas de definición del sí mismo, este texto centra la atención en el concepto de autoidentidad como definición de uno mismo y compara las autodefiniciones dadas en el hogar de la persona investigada en presencia de un entrevistador o entrevistadora, con las expresadas ante una pantalla de ordenador, sin entrevistador presente, en el momento y lugar elegidos por el entrevistado o entrevistada para realizar el cuestionario, en este caso, se supone que a solas. Ambas aplicaciones se hicieron, como es habitual, de modo anónimo, es decir, no se pedía al entrevistado que diera su nombre. Pero los contextos son diferentes porque, cuando un entrevistador o entrevistadora acude a un hogar, la persona que responde a las preguntas muestra al visitante no sólo sus características físicas, sino también las de su hogar; mientras que quien completa sus respuestas en entorno virtual no se siente observado al contestar, por mucho que sea consciente de que la empresa que le selecciona conoce gran parte de su información personal. Metodología Muestra Se ha recogido información de dos muestras que denominaremos P y W, donde P es la conformada por personas que realizaron el TST en sus hogares mediante entrevistador (CAPI) y W la muestra de aquellos que respondieron al cuestionario por Internet (CAWI). En ambas se trabajó sobre un universo conformado por personas residentes en España (excepto Ceuta y Melilla), con una edad comprendida entre los 18 y los 70 años y que hablaran castellano. Para la obtención de la muestra P, se realizó un muestreo mediante rutas aleatorias controlando cuotas de sexo, edad y de comunidad autónoma de residencia. Se realizaron 146 rutas en las que 54 investigadoras aplicaron 1.007 encuestas válidas, superando la previsión inicial de 1.001. En esta muestra, el error muestral fue del +/- 3.1%, dado el supuesto de selección aleatoria simple. El porcentaje de género es 50%-50%, la edad media es de 42 años y, del total, tenían estudios de grado superior (diplomaturas, licenciaturas o ingenierías) completados el 24%. 5 En la muestra W, los participantes, componentes de un panel para la realización de estudios comerciales y de opinión pública lo hicieron de modo voluntario con un incentivo pequeño por la participación consistente en un bono canjeable valorado en 40 céntimos, mediante una entrevista online enviada por correo electrónico. Se completaron en esta aplicación un total de 1584 entrevistas con un error muestral del +/-2.5 en el supuesto de aleatoriedad simple. En la encuesta participaron un 47,9% de mujeres y un 52,1% de hombres, en conjunto con una edad media de 37 años. El 44.3% de los que contestaron a esta encuesta declararon poseer estudios universitarios. El sesgo de esta característica es más que evidente. Instrumento La herramienta utilizada para la recogida de datos ha sido el Twenty Statements Test (TST) seguido de un breve cuestionario que recogía aspectos relacionados con identidad, relación mantenida con grupos o asociaciones, escala de post-materialismo, preguntas sobre política económica, así como características sociodemográficas de las personas que conformaban la muestra, incluyendo lengua principal que hablan, proximidad política, y datos familiares, laborales y de carácter económico. En ambas muestras la primera pregunta era el propio TST, donde se solicitaba a los encuestados que escribieran una breve descripción de sí mismos, sin más instrucciones y, para ello, en el caso de los hogares se les daba una hoja en blanco con 20 líneas numeradas. La pregunta estaba en el encabezado de la hoja, redactada del siguiente modo tras haber realizado un estudio piloto para testarla: “Para este estudio necesitamos que nos hable de Vd., que se describa, que nos diga quién y cómo es, o cómo se ve a sí mismo. Utilice, por favor, el espacio reservado y escriba todas las respuestas que se le ocurran a la pregunta quién soy yo. No se trata de pensar mucho, queremos que nos escriba con sus propias palabras lo primero que se le ocurra.” En el caso de los cuestionarios aplicados vía web, la pregunta estaba redactada de modo similar. Para responder contaban con veinte espacios con una longitud equivalente a la pantalla en la que escribían sus respuestas: “Esta vez queremos que nos hable de Vd., que se describa como persona. Para ello nos gustaría que nos escribiese veinte respuestas que se le ocurran sobre Vd. A la 6 pregunta quién soy yo. No se trata de pensar mucho las respuestas, sino de decirnos lo primero que se le viene a la cabeza y contestar rápidamente” Tras esta primera, estaba el resto del cuestionario, con otras 27 preguntas relacionadas con las temáticas anteriormente mencionadas, similares para ambas muestras. Codificación del TST Al tratarse de respuestas abiertas, es preciso realizar un ejercicio de codificación que haga a las respuestas agrupables y comparables. En este caso, ambas muestras han seguido los mismos criterios de codificación y han sido tratadas con el programa de análisis cualitativo Atlas.ti, para después analizarlas con diversos programas estadísticos como SPSS, Stata y R. El sistema de codificación utilizado parte de tres criterios diferentes y compatibles de codificación: sentido, referencia y atributo, siguiendo la línea de otros estudios sobre identidad mediante aplicación del TST, como los clásicos de McPartland (1971), Kuhn y McPartland (1954), el de Uleman et al. (1995) que establecen 8 categorías con 33 subcategorías aplicadas a la diferenciación entre culturas individualistas y colectivistas, el utilizado por Escobar y Román (2011) para el estudio de la autodefinición en Internet, o el más recuente estudio de Escobar, Montes y Sánchez-Sierra (2015) para descripciones personales con entrevistador. Sentido El sentido recoge el contenido de cada sentencia –oración- enunciada por el sujeto. Es el qué se dice. El sentido es el criterio más utilizado para analizar las respuestas al TST desde que Kuhn y McPartland (1954) lo establecieran. Estos autores dividían las sentencias en dos grupos: consensuales y subconsensuales 2. Las primeras se consideran objetivas, pues el significado que quiere dar a entender el emisor es entendido inmediatamente por el receptor sin necesidad de explicaciones adicionales y están relacionadas con aspectos comprobables y no tanto con opiniones o valoraciones. Dentro de los roles consensuales encontramos: “los enunciados sobre posición social del sujeto y sobre los roles que de ella se derivan, incluyendo enunciados de categorías sociales, tales como nombre, edad, Pueden verse tablas con ejemplos para cada una de las categorías en Escobar, Montes y Sánchez-Sierra (2015). Sentido, referencia y atribución en las descripciones personales. Una nueva perspectiva del TST. Revista Española de Sociología, 24; pp. 25-41. 2 7 afiliación religiosa, relaciones de parentesco, etnias, nacionalidad, pertenencia a otros grupos formales o informales y también respuestas sobre características físicas del sujeto” (Kuhn, citado en Schwirian, 1964). Dentro de las categorías consensuales encontramos seis subcategorías: física (aspectos físicos objetivos), propiedad (si el sujeto habla de cosas materiales que posee), actividad (hábitos o costumbres, sin valorar si le gustan o no o cuánto), colectiva (pertenencia grupal general: profesional, religiosa, territorial,…), relato (cuando habla en forma narrativa sobre hechos del pasado) y global consensual (afirmaciones que no aportan información sobre esa persona particular, pues son válidas para cualquier persona). Por su parte, los enunciados subconsensuales sí necesitan ser explicados por el emisor para su correcta interpretación por ser subjetivos. Aquí están “las especificaciones del modo de ser o preferir de los sujetos” y “aquellos asertos del individuo que proporcionan una información tan vaga que no se puede hacer ninguna inferencia sobre su comportamiento” (McPartland, 1971). Figura 1. Esquema reticular de las categorías de sentido Dentro de los enunciados subconsensuales encontramos cinco subcategorías: autoevaluación (cualquier tipo de evaluación que el sujeto da de sí mismo y de su carácter, y que a su vez pueden ser de tipo intelectual, práctica, de carácter o moral, social, estética o anímica), autoestima (valoración que la persona hace de sí misma), 8 preferencia (otorga primacía a algo, incluyendo gustos personales); creencia (opinan o valoran realidades externas) y aspiración (conjeturas o deseos sobre el futuro). También dentro de la categoría subconsensual tenemos también las indefiniciones, sentencias caracterizadas por ser poco clarificadoras que, a su vez, agrupan enunciados que expresan duda o desconocimiento de la persona hacia sí misma; alienación del sujeto; metáforas utilizadas para la autodefinición; sentencias que hablan sobre otros sujetos o evasivas del test que rellenan un espacio, pero sin aludir a la pregunta. Referencia Las referencias son los elementos que componen los enunciados, independientemente del significado que se les dé. Es decir, no importa qué se expresa, sino cómo, con independencia de si se hace de forma positiva o negativa. Este nivel de análisis se relaciona con el sintagma nominal, cuyo núcleo está constituido por un sustantivo, con la excepción del pronombre personal “yo”. Figura 2.- Esquema reticular de las categorías de referencia La división de referencias en subcategorías podría ser enormemente amplia. No obstante, aquí se sigue la descrita por Escobar, Montes y Sánchez-Sierra (2015), basada en estudios previos y en el análisis de un millar de test. Así, se llega a un total de 30 códigos recogidos en seis subcategorías: biosociales (rasgos objetivos y físicos), familiares (lugar que se ocupa dentro de la familia o mención a miembros de la misma), grupales (grupos primario 9 no familiar o secundarios, u otras pertenencias grupales), activas (roles laborales, de estudios o actividades de ocio y tiempo libre), sociales (referencias sociales no relacionadas con grupos con los que el sujeto tiene un vínculo. Grupos más amplios e impersonales), genéricas (no dan información específica del sujeto, son aplicables a cualquier persona). Atributo El atributo complementa al sujeto dando información sobre cualidades o propiedades de la persona. Por lo general se trata de un adjetivo, pero hay casos en los que un sustantivo puede tener esta función, como en el caso de la afirmación “soy padre”, con la que se especifica un rol social y un lugar dentro del grupo primario familiar, pero a la vez se está mostrando que este rol es importante para el entrevistado. En estos casos, el sustantivo suele aparecer solo. En este caso también tenemos tres subcategorías: externo (aparece un calificativo que no hace referencia a la persona que habla, sino a otras personas, cosas, …), genérico (sustantivos considerados como atributos) y calificativo (son los adjetivos con una frecuencia superior a 20 para el total de cuestionarios). En este último caso, se añade la subcategoría otros adjetivos para los adjetivos que no llegan a aparecer en el 5% cuestionarios y, por tanto, no generan una subcategoría propia. Figura 3.- Esquema reticular de las categorías de atribución 10 Análisis y resultados A partir de las categorías anteriormente relatadas se han construidos cuatro índices para analizar las diferencias de las respuestas según los contextos. a) Sentencias: El número de enunciados que cada persona emite sobre sí mismo. La hipótesis es que quienes responden ante un ordenador emiten un mayor número. De igual modo, personas con más estudios se espera que profieran mayor número de respuestas. b) Objetividad: Se construye restando las respuestas subjetivas (subconsensuales) a las respuestas objetivas (consensuales) y dividiendo por el número total de enunciados emitidos. En consecuencia, un valor negativo corresponde a aquellas personas que dan más respuestas subjetivas. Sobre este criterio cabría esperar mayor porcentaje de respuestas objetivas entre quienes contestan ante la pantalla. También las personas mayores proferirán más enunciados de este tipo, al haber vivido una identidad más estable. c) Anclaje: Es el resultado de dividir las referencias familiares, grupales, activas o sociales por el número de sentencias. Posiblemente quepa esperar un número similar de referencias de anclaje que de atribuciones por enunciado. A mayor edad también es esperable mayor número de referencias. No solo por la acumulación de experiencias, sino también por haber vivido momentos en los que los vínculos sociales eran más permanentes y esenciales en la configuración de la personalidad. d) Individualización: Se considera que contestar con atributos personales es una manifestación de la progresiva individualización que conlleva la modernidad. Para ello, puede resultar útil emplear como indicador el porcentaje de adjetivos que emite el sujeto sobre el total de enunciados. Complementariamente a la anterior hipótesis, vivir en núcleos urbanos pequeños y tener mayor edad implicarían menor grado de atribución en los sujetos. Si se observan únicamente las medias de estos indicadores por contexto de aplicación, pueden detectarse los siguientes datos: a) las sentencias abundan más entre quienes contestan con ordenador (15,5 vs 10,7); b) hay mayor tendencia a la subjetividad que a la objetividad en las respuestas a la pregunta quién soy yo, pues es las dos condiciones estudiadas el indicador presenta resultados negativos; c) Ante un entrevistador (-72,6%) la carga de subjetividad es mayor que ante un ordenador (-35,1%); d) Hay un porcentaje 11 mayor de atributos (65,2%) que de referencias de anclaje (33,9%), especialmente ante un entrevistador, pues en estas circunstancias hay una muy alta propensión a la atribución (72,9%), y e ) la desviación típica en número de sentencias y porcentaje de atribución son similares entre contextos. Hay, sin embargo, mayor dispersión en declaraciones ancladas y menor variación en objetividad cuando hay un entrevistador. Tabla 1.- Medias de los índices según contexto Número de sentencias Media D. típica Entrevistador Ordenador 10,7 15,5 4,8 6,2 Total 13,6 6,2 % de objetividad Media D. típica -72,6 36,0 -35,1 53,6 -49,8 50,9 % de anclaje Media D. típica 45,1 32,0 26,6 21,0 33,9 27,4 % de atribución Media D. típica 72,9 27,0 60,3 28,5 65,2 28,6 Ahora bien, estas medias podrían estar sesgadas por cuanto la muestra que rellenó el test por ordenador se ha autoseleccionado con una tasa de respuesta del 37,5% a partir de un panel representativo de la población con recursos electrónicos. Para comprobar y evitar estos sesgos, se ha realizado regresiones introduciendo variables sociodemográficas (género, edad, nivel de estudios, situación laboral, comunidad autónoma, hábitat y preferencias partidistas), además del grado de participación en asociaciones y de la opinión en torno a lo que se considera como elemento más fundamental para la identidad de los sujetos 3. Observando la primera columna de las tablas 2 y 3, se observa que, en relación con el número de sentencias, parece confirmarse la hipótesis de que quienes contestaron ante el ordenador emitieron mayor número de respuestas. De igual forma, las personas con estudios universitarios también presentaron medias mayores. De modo menos inesperado, también se notan los siguientes hechos: que los hombres dan algunas respuestas menos que las mujeres y que aquellos que han participado o participan activa o pasivamente en Las opciones de respuesta de esta pregunta fueron: el lugar de nacimiento, la nacionalidad, la raza o etnia, las ideas políticas, la ocupación y la religión. 3 12 asociaciones son más proclives a emitir mayor número de enunciados, e igual ocurre con los votantes del Partido Popular. Por último, se notan ciertas diferencias territoriales, pues los gallegos emiten menos respuestas, mientras que andaluces, catalanes y madrileños son más prolijos al hablar sobre sí mismos ante la pantalla, pero menos ante un ordenador. Pasando al análisis de la objetividad de las respuestas de quienes responden a la pregunta quién soy yo, es de notar el fuerte efecto de responder ante el ordenador, pues en ese caso hay una diferencia mayor de 32,4 puntos netos de objetividad. Como se esperaba, las personas de más edad son menos subjetivas, pero también se nota en este aspecto la influencia de quienes piensan que la religión es lo más importante en la definición, pues presentan un significativo mayor porcentaje de respuestas objetivas. Además, a diferencia de lo que ocurría con el número de sentencias, las distintas comunidades autónomas presentan resultados muy similares. En este caso, lo único apreciable es que, cuando un residente en Madrid responde al test en su domicilio ante un entrevistador se manifiesta comparativamente de modo muy subjetivo. En lo que se refiere al anclaje, se observa que quienes contestan mediante entrevistador conforman sus respuestas con más referencias ancladas que los que lo hacen frente a la pantalla. Este resultado es aparentemente contradictorio, pues las respuestas objetivas son más propensas al uso de referencias que al de atributos. De todos modos, como era de esperar, las personas mayores se manifiestan más ancladas. Además, como ocurría en los otros índices comentados, aunque en este caso con más intensidad, los habitantes del País Vasco, Madrid, Cataluña y Andalucía emiten menor porcentaje de este tipo de referencias solo en el caso de responder ante un entrevistador. Cuando contesta mediante ordenador, no se perciben diferencias territoriales. Finalmente, si se valoran los efectos sobre la proporción de atributos o adjetivos que la gente profiere al definirse a sí misma, se advierte que aquí también influye el contexto en el que se responde a la pregunta quién soy yo. En este caso, también con entrevistador se emiten mayor proporción de atributos en las comunidades vasca, madrileña, catalana y andaluza. Estas diferencias territoriales en la influencia del contexto sobre el modo de respuesta son similares a las anteriores sobre el anclaje, pero algo más tenues. Por otro lado, de acuerdo con las hipótesis formuladas, las personas con más edad son menos propensas al uso de adjetivos. A esta categoría de individuos que muestran menor inclinación a mencionar atributos se puede añadir la de quienes habitan en pueblos pequeños. 13 Tabla 2.- Regresiones de sentencia, objetividad, anclaje y atribución. Coeficientes y errores típicos Hombre Edad 30-39 años Edad 40-49 años Edad 50-59 años Edad 60-70 años Estudios primarios Estudios secundarios Estudios universitarios S. laboral: Empresario S. laboral: Fijo S. laboral: Temporal S. laboral: Profesional S. laboral: Parado S. laboral: Estudiante S. laboral: T. doméstico S. laboral: Otra Voto o simpatía: PSOE Voto o simpatía: PP Voto o simpatía: IU Voto o simpatía: Otros Sentencias -0,625** (0,23) -0,195 (0,36) -0,366 (0,37) -0,064 (0,44) -0,026 (0,57) 0,222 (0,43) 0,495 (0,41) 0,947* (0,42) -0,814 (1,06) -0,239 (0,50) -0,032 (0,54) 0,751 (0,59) -0,096 (0,30) -0,015 (0,62) -0,787 (0,67) 0,280 (0,91) 0,368 (0,33) 1,068** (0,33) -0,059 (0,45) 0,086 (0,33) Objetividad 0,591 (1,96) 2,347 (3,10) 1,122 (3,18) 1,057 (3,71) 12,308* (4,84) -0,666 (3,65) -0,172 (3,45) 0,081 (3,54) 4,934 (9,03) 1,006 (4,23) 1,531 (4,58) 3,190 (5,06) -0,412 (2,56) 10,994* (5,25) 12,516* (5,73) -3,450 (7,75) 0,202 (2,82) -0,373 (2,85) 6,807 (3,87) 5,143 (2,82) Anclaje 0,732 (1,04) 0,898 (1,64) 2,600 (1,68) 3,079 (1,97) 10,929*** (2,56) -1,236 (1,93) -0,010 (1,83) -1,403 (1,87) 0,028 (4,78) 2,135 (2,24) -0,49 (2,43) 1,597 (2,68) -0,428 (1,35) 0,981 (2,78) 3,567 (3,04) 2,970 (4,11) 1,584 (1,49) 1,369 (1,51) 0,937 (2,05) 3,353* (1,49) Atribución 1,695 (1,14) -0,991 (1,80) -1,880 (1,85) -2,376 (2,16) -9,481*** (2,82) -2,078 (2,12) -0,693 (2,01) 1,240 (2,06) -5,116 (5,25) 2,651 (2,46) 4,195 (2,66) 1,851 (2,95) 0,076 (1,49) -2,647 (3,05) -0,601 (3,34) 1,424 (4,51) -0,479 (1,64) -0,005 (1,66) -2,182 (2,25) -2,527 (1,64) (Continúa…) 14 Tabla 3.- Regresiones de sentencia, objetividad, anclaje y atribución. Coeficientes y errores típicos (continuación) Identidad=Nacimiento Identidad=Nacionalidad Identidad= Política Identidad= Religión Identidad= Etnia Asociación: activamente Asociación: pertenece Asociación: perteneció Vive en capital Vive en pueblo pequeño Auto-cumplimentado Entrevistador/a Andalucía Cataluña Valencia Madrid P. Vasco y Navarra Galicia Entrevista # Andalucía Entrevista # Cataluña Entrevista # Valencia Entrevista # Madrid Entrevista # P. Vasco Entrevista # Galicia Constante R2 n * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001 Sentencias 0,296 (0,29) -0,134 (0,32) -0,104 (0,39) -0,803 (0,51) 0,147 (0,61) 1,325*** (0,33) 1,267*** (0,38) 0,876* (0,37) 0,352 (0,28) 0,514 (0,33) 0,116 (0,38) -3,359*** (0,47) 1,171** (0,42) 1,042* (0,46) 0,239 (0,50) 0,928* (0,45) 0,113 (0,69) 0,056 (0,60) -2,343*** (0,67) -2,671*** (0,73) 0,434 (0,81) -0,882 (0,71) 4,038*** (1,10) -6,158*** (1,02) 13,111*** (0,86) 0,194 2577 Objetividad 2,163 (2,50) 1,931 (2,69) 1,875 (3,31) 9,437* (4,37) 0,124 (5,20) 5,527 (2,85) 4,719 (3,24) 0,976 (3,17) 0,796 (2,42) 2,040 (2,82) 3,845 (3,27) -32,422*** (3,97) -4,220 (3,54) -5,000 (3,96) -4,382 (4,25) -3,093 (3,81) -4,500 (5,91) 5,297 (5,09) -2,863 (5,71) -4,236 (6,25) 3,047 (6,90) -18,061** (6,09) 1,785 (9,34) -0,849 (8,67) -49,463*** (7,36) 0,139 2577 Anclaje -0,200 (1,32) -0,550 (1,43) -2,643 (1,75) 0,885 (2,32) -2,977 (2,76) 3,056* (1,51) 4,169* (1,72) 2,645 (1,68) 0,337 (1,28) 3,249* (1,49) 1,114 (1,73) 27,859*** (2,10) -0,717 (1,88) -0,114 (2,10) -2,865 (2,25) 2,898 (2,02) -1,892 (3,13) -3,851 (2,70) -6,177* (3,02) -16,448*** (3,31) -0,940 (3,66) -28,598*** (3,23) -26,499*** (4,95) -4,382 (4,59) 18,368*** (3,90) 0,167 2577 Atribución 1,404 (1,45) -0,252 (1,57) 1,465 (1,93) -3,209 (2,55) 5,393 (3,03) -1,187 (1,66) -3,976 (1,89) -2,067 (1,85) 0,731 (1,41) -3,697* (1,64) 0,920 (1,90) 8,121 (2,31) 1,835 (2,06) 0,200 (2,31) 1,972 (2,47) 2,107 (2,22) 0,802 (3,44) 1,110** (2,96) 5,343* (3,32) 8,469** (3,64) 1,817 (4,02) 11,857*** (3,55) 19,683*** (5,44) 4,560 (5,04) 60,256*** (4,28) 0,076 2577 15 Al haberse detectado diferencias significativas por comunidades autónomas solo en aquellas aplicaciones del TST en las que había entrevistadora o entrevistador presente, podríamos preguntarnos hasta qué punto ello es efecto territorial o más bien efecto contaminador de las personas que interrogan o, incluso, la posibilidad de que haya influido la transcripción de las respuestas en el caso de aquellas aplicaciones en donde no haya sido el sujeto entrevistado quien haya escrito las respuestas emitidas. Afortunadamente, en aproximadamente la mitad de las entrevistas realizadas, los propios entrevistados o entrevistadas escribieron sus respuestas y en la otra mitad fue transcrita por la persona enviada por quienes plantearon la investigación. Para desgranar los distintos efectos, se ha empleado un modelo multinivel de efectos aleatorios en el que se han tomado los entrevistadores como segundo nivel para lograr mitigar su efecto en el resto de la ecuación de regresión. Para simplificar la tarea de modelización, se han descartado las variables independientes que en los modelos más simples demostraron poseer mínimo efecto. De este modo, solo se han considerado las variables género, edad, poseer estudios universitarios, estar en situación laboral de estudiante o labores domésticas, tener inclinación hacia el Partido Popular y pertenecer o participar activamente en una asociación. Como muestra la tabla 4, gran parte de la variación (efectos aleatorios) de las respuestas de quienes participaron en la encuesta reside en los entrevistadores. Tal es el extremo caso del índice de anclaje en el que la desviación típica del efecto del entrevistador es un 80% de la desviación típica residual y, en menor medida, en el de la atribución donde supone una magnitud equivalente a más del 50% de la que posee la desviación típica residual. Mirando el resto de efectos, vemos que, eliminado el efecto de los entrevistadores, la situación de entrevista personal solo repercute de modo significativo en la objetividad. Efectivamente, cuando nos definimos ante otra persona, tenemos tendencia a emplear mayor porcentaje de rasgos invisibles o subjetivos. 16 Tabla 4.- Regresiones multinivel de sentencias, objetividad, anclaje y atribución (segundo nivel: entrevistador/a) Hombre Edad 30-39 años Edad 40-49 años Edad 50-59 años Edad 60-70 años Estudios universitarios Trabajo doméstico Voto o simpatía PP Asociación: activamente Asociación: pertenece Auto-cumplinentado Entrevistador/a Andalucía Cataluña Valencia Madrid P. Vasco y Navarra Galicia Constante Efectos aleatorios D. típica(entrevist.) D. típica(residual) n Sentencias -0,567** (0,21) -0,222 (0,28) -0,383 (0,28) 0,032 (0,35) -0,296 (0,43) 0,553* (0,22) -1,049* (0,49) 0,665** (0,25) 0,709** (0,24) 0,565* (0,29) -0,114 (0,38) -4,641 (3,87) 1,081** (0,36) 0,877* (0,41) 0,212 (0,44) 0,89* (0,39) 0,300 (0,60) -0,001 (0,54) 14,788*** (3,85) 3,819*** (0,11) 5,083*** 0,01 Objetividad 0,574 (1,91) -1,475 (2,56) -2,611 (2,59) -2,128 (3,19) 6,613 (3,88) 0,104 (2,01) 11,506* (4,47) -2,209 (2,28) 5,338* (2,16) 4,351 (2,61) 0,717 (3,36) -36,964** (13,78) -4,151 (3,03) -5,581 (3,44) -4,562 (3,74) -5,969 (3,36) -3,962 (5,15) 4,678 (4,70) -35,617* (14,17) 13,437*** (0,18) 46,433*** 0,01 Anclaje 0,837 (0,95) 1,696 (1,28) 3,461** (1,30) 5,217** (1,60) 9,538*** (1,95) -1,25 (1,01) 2,286 (2,24) 0,031 (1,14) 0,391 (1,09) 1,96 (1,31) -1,471 (1,75) 17,819 (19,15) -1,686 (1,62) -1,377 (1,85) -4,369* (1,99) 0,974 (1,80) -2,971 (2,76) -4,484 (2,45) 26,333 (19,07) Atribución 1,484 (1,08) 1,114 (1,44) -0,132 (1,46) -2,29 (1,80) -7,872*** (2,20) 2,982** (1,14) -1,824 (2,53) 1,16 (1,29) 0,715 (1,23) -1,795 (1,48) 3,074 (1,96) 14,804 (14,96) 1,632 (1,80) 1,411 (2,05) 3,241 (2,22) 3,571 (2,00) 2,928 (3,06) 1,159 (2,74) 53,826*** (14,99) 18,935*** (0,11) 23,150*** 0,01 14,761*** (0,12) 26,154*** 0,01 * p<0.05, ** p<0.01, *** p<0.001 17 Analizando los rasgos sociodemográficos, se observan con estos modelos pautas similares a los anteriores: los hombres expresan menos enunciados sobre sí mismos (medio enunciado menos), personas con estudios superiores son más expresivas y personas dedicadas a tareas domésticas lo son menos, pero en compensación dan mayor porcentaje de respuestas objetivas. Territorialmente, solo es destacable que, una vez eliminadas las variaciones de los entrevistadores, en Andalucía, Madrid y Cataluña hay mayor número de respuestas (aproximadamente una más). También es significativa, pero con poca entidad, un menor porcentaje de referencias de anclaje en Valencia. En definitiva, suprimidos los efectos de quienes visitan el domicilio de la muestra, el efecto de la comunidad autónoma es descartable. Queda por conocer por qué es tan importante el efecto de las personas entrevistadoras. Podría ser debido a que realizan rutas homogéneas al seleccionar la muestra, podría ser debido a sus características sociodemográficas o personales, o bien a diferentes modos de apoyar la respuesta o plantear la pregunta, como podrían ser ejemplos distintos que inconscientemente proporcionan a quienes interrogan, cuando preguntan perplejos qué es lo que desean que conteste ante una extraña pregunta que tanto atañe a lo personal. Conclusiones Para estudiar la influencia del contexto en la definición que los sujetos dan de sí mismos, se ha presentado un modo de análisis de las respuestas al TST basado en tres dimensiones: la del sentido, centrada en el verbo principal de la oración; la de la referencia, que tiene en cuenta principalmente los sustantivos, y la de la atribución, que se construye principalmente a través de los adjetivos. Partiendo de una codificación muy detallada de las respuestas de más de 2.500 sujetos se han construido cuatro índices: el número de enunciados sobre sí mismo, la objetividad y los grados de referencia y atribución de las respuestas de los sujetos. La hipótesis inicial de la importancia del contexto en la autodefinición de los sujetos parece confirmarse. También se sustentan las hipótesis relacionadas con la edad, y aquellas en las que está implicado el nivel de estudios. Asimismo, como fue previsto, parece ser importante la conducta asociativa del sujeto en la autodefinición. Sin embargo, variables como el género, la situación laboral o la ideología, no ofrecen explicación en la composición de las respuestas de los sujetos a la pregunta quién soy yo. 18 El tema territorial, concretado a través de las distintas comunidades autónomas, arrojó en un primer momento diferencias significativas que han sido exploradas con más detenimiento a fin de explicar los mecanismos por los cuales aparecieron resultados tan dispares por comunidades. El hecho de que la interacción entre el contexto y el territorio arrojara resultados positivos nos llevó a sospechar que las diferencias por esta última variable eran más bien ficticias. Por ello, se introdujo un modelo multinivel en el que los entrevistadores fueron considerados como efecto aleatorio. De este modo, los efectos territoriales se convierten en ínfimos, mientras que el efecto significación del contexto (abstracción hecha de la persona entrevistadora) se reduce a la objetividad de las respuestas: en las encuestas realizadas en los domicilios la proporción de respuestas subconsensuales ha sido bastante mayor. En definitiva, los análisis de las respuestas de estas dos muestras de la población española avalan, a través de las respuestas a la pregunta quién soy yo, el doble componente personal y social de la identidad, la creciente importancia de la individualización en las autoimágenes de las personas y la enorme influencia sobre lo que decimos de nosotros mismos del contexto y de las personas ante las que nos presentamos. Bibliografía Bauman, Z. (1990). Modernity and ambivalence. Cambridge: Polity. Bauman, Z. (1999). Culture as praxis. London: Sage. Bauman, Z. (2001). The individualized society. Cambridge, UK: Polity Press. Bauman, Z. (2005). Liquid life. Cambridge; Malden, MA: Polity. Bauman, Z., & Vecchi, B. (2004). Identity: conversations with Benedetto Vecchi. Cambridge, UK: Malden, MA: Polity Press. Beck, U. (1986). Risikogesellschaft: Auf dem Weg in eine andere Moderne. Frankfurt am Main: Suhrkamp. Beck, U., & Beck-Gersheim, E. (2001). Individualization: Institutionalized individualism and its social and political consequences. London: Sage. Berger, P. L., & Luckmann, T. (1966). The social construction of reality: A treatise on the sociology of knowledge. Garden City, NY: Anchor Books. Cooley, C. H. (1902). Human nature and the social order. New York: C. Scribner's Sons. Deschamps, J. C., & Devos, T. (1996). Relaciones entre identidad personal e identidad social. In J. F. Morales, D. Páez, J. C. Deschamps, & S. Worchel (Eds.), Identidad social. Aproximaciones psicosociales a los grupos y a las relaciones entre grupos (pp. 39-56). Valencia: Promolibro. Dubar. (2002). La crisis de las identidades: la interpretación de una mutación. Barcelona: Bellaterra. Elias, N. (1991). The society of individuals. Oxford: Basil Blackwell. Escobar, M. (1983). La autoidentidad. Problemas metodológicos del 'Twenty Statements 19 Test'. Revista Española de Investigaciones Sociológicas, 23, 35-51. Escobar, M., Montes, E., & Sánchez-Sierra, M. (2015). Sentido, referencia y atribución en las descripciones personales. Una nueva perspectiva del TST. Revista Española de Sociología, 24, 25-41. Escobar, M., & Román, H. (2011). La presentación del yo en el ciberespacio. Un análisis de las autodefiniciones personales en blogs y redes sociales. Revista de Psicología Social, (En prensa). Gergen, K. J. (1991). The saturated self. New York: Basic Books. Giddens, A. (1991). Modernity and self-identity. Stanford, CA: Stanford University Press. Goffman, E. (1959). The presentation of self in the everyday life. London: Penguin Books. Goffman, E. (1967). Interaction ritual: essays in face-to-face behavior. Chicago: Aldine. Gómez, A., & Velázquez, A. (2015). Identidad personal e identidad social. ¿Dos procesos diferentes o uno solo? Revista de Psicología Social, 30(3), 474-480. Kuhn, M. H., & McPartland, T. S. (1954). An empirical investigation of self-attitudes. American Sociological Review, 19, 68-76. McPartland, T. S. (1971). Manual for the twenty statements test. Kansas City, MI: The Greater Kansas City Mental Health Foundation. Mead, G. H. (1934). Mind, self, and society. Chicago: Chigago University Press. Revilla, J. C. (2003). Los anclajes de la identidad personal. Athenea Digital, 4, 54-67. Ricoeur, P. (1990). Soi même comme un autre. Paris: Editions du Seuil. Schwirian, K. P. (1964). Variation in the structure of the Khun-McPartland Twenty Statements Test and related responses differences. The Sociological Quarterly, V, 47-59. Uleman, E. R., Uleman, J. S., Lee, H. K., & Roman, R. J. (1995). Spontaneous selfdescriptions and ethnic identities in individualistic and collective cultures. Journal of Personality and Social Psychology, 69(1), 142-152. Wagner, P. (2001). Theorizing modernity. London: Sage. 20