Sergio Torrejón Pérez

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El contenido de tareas y la dinámica del empleo en España
Sergio Torrejón Pérez
Abstract
El empleo de servicios ha mostrado una evolución más favorable que el de otros
sectores en las décadas recientes en España. Esto no se debe solo al hecho que se trate
del empleo más productivo, ya que los servicios no cualificados también crecieron más
–en expansión- y han resistido mejor la caída de la demanda –en crisis- que el de otros
sectores de baja calidad. Dado que la calidad del empleo no explica el fenómeno, en
este trabajo llevo a cabo un análisis en el que se ponen en relación las características
materiales del empleo –lo que se hace en el trabajo- con su dinámica. ¿Explican el tipo
de tareas que se llevan a cabo en el empleo su dinámica reciente? Para abordar el
análisis he desarrollado un conjunto de índices que miden el grado de implicación de
cada empleo en la realización de diferentes tareas: de carácter físico, intelectual, social,
referidas al modo de organización del trabajo y al tipo de tecnología empleada. Estos se
han elaborado a partir de la información de variables de diferentes bases de datos -la
EWCS, PIAAC y ONET-, cuya información se ha puesto en relación con la de la EULFS. Los resultados muestran que determinados atributos del empleo –la creatividad, el
carácter social, el hecho de que no sea rutinario ni implique el uso de maquinaria y
herramientas mecánicas- están relacionados de forma clara con el hecho de que haya
tenido una evolución más favorable a lo largo de los últimos años.
Índice: Introducción; 1. Debate; 2. Metodología; 3. Análisis; 3.1. El contenido de
tareas de los empleos; 3.2. El futuro del empleo: el Índice de Riesgo de Remplazo;
Conclusiones.
Palabras clave
Ocupaciones; empleo; mercado de trabajo; cambio estructural; tecnología; comercio
internacional; automatización; deslocalización; tareas; segmentación; ciclos económicos
1
Introducción
Las sociedades postindustriales se consolidaron con economías de servicios. De este
proceso suele subrayarse la parte del relato que hace referencia al impulso del logro
educativo de la población y el progreso tecnológico, factores decisivos a la hora de
impulsar la llamada economía del conocimiento. Sin embargo, se debe advertir que en
muchos países, como España, los servicios no cualificados han crecido tanto e incluso
más que los avanzados y relacionados con el uso de nuevas tecnologías. Este es, de
hecho, uno de los motivos que explican que el empleo creciera de forma polarizada en
la etapa expansiva (Torrejón, 2016). Tras la crisis hemos comprobado que ha sido de
nuevo el empleo de servicios el que mejor ha resistido sus embates; y no solo los
servicios avanzados y de calidad, sino que incluso los no cualificados han sufrido
mucho menos la caída de la ocupación que otros empleos de baja calidad (Torrejón,
2016). Una observación que advierte de la importancia de tener en cuenta el tipo de
empleo (lo que se hace en el mismo) a la hora de tratar de explicar su dinámica, y no
solo su grado de calidad o flexibilidad.
En este trabajo dialogo con la literatura sobre cambio estructural del empleo, con el
objetivo de comprobar si algunas de sus principales premisas son capaces de explicar la
evolución que ha seguido en el caso de España. De entre ellas, existe consenso con la
idea de que el cambio tecnológico y los cambios en el comercio internacional, a través
de la automatización y la deslocalización de la actividad productiva, promueven el
estancamiento de los empleos rutinarios e impulsan el que exige de flexibilidad,
contacto físico o habilidades creativas. Partiendo de esta base planteo la siguiente
pregunta de investigación: ¿Se nutren los servicios y las ocupaciones que han
presentado una evolución más favorable del tipo de tareas que se consideran más
difíciles de sustituir? Además, considerando esos mismos criterios he elaborado un
Índice de Riesgo de Remplazo (IRR), que informa sobre el mayor o menor riesgo
teórico que tiene un empleo, ocupación, sector o segmento de población de desaparecer
en el futuro próximo. Esta herramienta permite profundizar en el análisis sobre los
procesos y dinámicas del mercado de trabajo, informando sobre posibles tendencias
futuras, advirtiendo de las ocupaciones y segmentos de población más vulnerables y
pudiendo contribuir de este modo a la mejora del diseño de las políticas que tratan de
ajustar las características de la oferta de trabajo a los cambios en la demanda del
empleo.
2
Para cumplir con los objetivos planteados utilizo un conjunto de indicadores que
permiten caracterizar a los empleos a través del tipo de tareas que implica su puesta en
práctica. Esto permite poner a prueba las hipótesis que hablan del modo en que el
cambio tecnológico y los cambios en el comercio internacional afectan a los diferentes
tipos de tareas. La idea que motivó este análisis era la de contribuir al grueso de la
literatura con una información más detallada que la de las clasificaciones de tareas
desarrolladas previamente, permitiendo afinar el análisis obteniendo una caracterización
más detallada y diversa. No obstante, para elaborar el conjunto de indicadores utilizado
ha sido necesario extraer la información de variables de diferentes bases de datos y
encuestas: ONET, PIAAC y la EWCS.
El artículo se organiza del siguiente modo: en primer lugar se discuten las principales
aportaciones de la teoría sobre el cambio en la estructura de empleo, con el objeto de
identificar los tipos de tareas más y menos susceptibles de ser remplazados en el futuro.
En segundo lugar se describe la metodología empleada, que me permite caracterizar a
los empleos de forma detallada en función de su contenido de tareas. En tercer lugar
llevo a cabo el análisis, a) poniendo en relación la dinámica de distintos grupos de
empleos con su contenido de tareas y b) asignando un valor del IRR a diferentes grupos
de empleos y segmentos. Termino el manuscrito con un apartado en el que a modo de
conclusión se describen las principales aportaciones del trabajo.
1. Debate
Como señalaba en la introducción, en este trabajo me centro en la dimensión material
del empleo. Esto es, el modo en que sus características intrínsecas condicionan su
dinámica. Es por esto por lo que, aunque las transformaciones en la estructura
ocupacional son siempre resultado de la interacción de factores del lado de la oferta y
la demanda en un contexto institucional determinado (Oesch y Rodríguez Menés,
2011:505), me centro ahora en los que tienen una implicación directa sobre la forma en
que se transforman inputs en outputs en el proceso productivo para generar productos y/
o servicios. Esto es, sobre los factores que determinan la naturaleza de las tareas que se
llevan a cabo en el trabajo. De entre estos, los más relevantes son el cambio tecnológico
y los cambios en el comercio internacional, precisamente a los que se ha prestado una
mayor atención en la literatura internacional sobre el cambio estructural del mercado de
trabajo (Acemoglu y Autor, 2010; Autor, 2014; Autor y Dorn, 2013; Autor et al., 2013;
3
Autor et al., 2006; Autor et al., 2003; Bell, 1973; Berman et al., 1998; Gallie et al.,
1998; Goos y Manning, 2007; Goos et al., 2009, 2010, 2014).
La teoría de Skill-Biased Technical Change fue de las primeras en interpretar los
posibles efectos de la introducción de las tecnologías de la información y la
comunicación (TIC) sobre la estructura del empleo. Para ello desarrollaron un modelo
muy simple en el que se distingue el trabajo cualificado del no cualificado. Sus
previsiones indican que las nuevas tecnologías incrementan la productividad de la
fuerza de trabajo cualificada, motivo por el que aumentaría su demanda relativa (). Fue
la routinization hypothesis la teoría que, aun considerando que el impacto de la
tecnología es el factor clave, reformuló este modelo y consideró que el impacto de la
misma no es lineal, elaborando uno más complejo en el que empezaron a distinguir
diferentes tipos de tareas. El modelo original de Autor et al. (2003) distingue entre una
dimensión que hace referencia al carácter rutinario o no rutinario de las tareas y otra que
hace referencia al carácter manual o cognitivo de las mismas, por lo que de la
combinación de ambas se obtiene una clasificación en la que se diferencian cuatro tipos
de empleos. Esta clasificación ha sido la más influyente, habiendo sido empleada luego
en numerosos trabajos. Sea empleando el mismo modelo (Goos y Manning, 2007;
Spitz-Oener, 2006) u otros similares en los que se introducen ligeras diferencias. Al
combinar las dos categorías de tareas rutinarias en una, por ejemplo, algunos trabajos
han generado una clasificación tridimensional, diferenciando entre tareas abstractas,
rutinarias y manuales (Autor y Handel, 2013; Autor et al., 2006). De la Rica y Gortazar
subrayan, además de esas tres categorías, la importancia del uso de tecnologías de la
información y la comunicación (2016). Goos et al. por su parte introdujeron el concepto
de tareas de servicios, haciendo referencia a las que se llevan a cabo en empleos que
precisan de trato e interacción con clientes (Goos et al., 2009, 2010); de modo que,
según este modelo, las diferentes tareas se agrupan en abstractas -intensivas en
habilidades cognitivas no rutinarias-, de servicios --intensivas en habilidades no
rutinarias no cognitivas- y rutinarias -tanto cognitivas como no cognitivas-. En
definitiva, aunque se han desarrollado diferentes propuestas, todas se han basado
esencialmente en la misma taxonomía, aunque introduzcan algunos matices en función
del interés particular de cada investigación.
Sin embargo, lo relevante para el propósito de esta investigación es subrayar las
principales implicaciones del cambio tecnológico sobre los distintos tipos de tareas, tal
4
y como describe la routinization hypothesis. Como se relata en numerosos trabajos
(Acemoglu y Autor, 2010:20-22; Autor, 2014:846; Autor et al., 2006:7; Autor et al.,
2003; Fernández-Macías, 2012:7; Goos y Manning, 2007:120-121; Goos et al., 2009;
Oesch y Rodríguez Menés, 2011:506), el argumento de esta hipótesis explica que el
desarrollo tecnológico, a través de la automatización, permite sustituir parte de los
empleos compuestos de tareas de carácter rutinario, como pasó primero con el empleo
industrial de baja cualificación y más recientemente con el empleo de servicios de
administración. Por su parte, las nuevas tecnologías son complementarias a los empleos
más cualificados y que requieren de habilidades creativas, mientras que no son capaces
de sustituir el tipo de tareas que requieren de flexibilidad, contacto físico y no son
fácilmente codificables. Lo que marca la diferencia entre una primera era de las
máquinas -la Revolución Industrial- y otra segunda es que mientras que en la primera
las máquinas complementaban la fuerza de trabajo humana, ahora sustituyen gran parte
(Brynjolfsson y McAfee, 2014).
Pero la tecnología no es el único factor que genera cambios relevantes en la demanda de
empleo. Los cambios en el comercio internacional son el otro gran determinante de la
polarización (Autor et al., 2006; Goos et al., 2009, 2010). Y es que el comercio
internacional ha ganado mucho peso en las últimas décadas, aumentando mucho la
cantidad de bienes, servicios y mercancías que se intercambian en el mercado global.
Sin embargo, los efectos de la deslocalización afectan de forma desigual a los distintos
empleos, ya que unos tipos de tareas son más fáciles de comercializar que otras. Se
consideran potencialmente deslocalizables las tareas que: exigen del uso de información
codificable, frente a las que requieren de información tácita (Leamer y Storper, 2001);
pueden ser resumidas en reglas deductivas, y en consecuencia tienen un carácter más
rutinario (Levy y Murnane, 2004) y no requieren contacto físico ni proximidad
geográfica (Blinder, 2006). Por estos motivos, la deslocalización está asociada en el país
de origen con un cambio que favorece los empleos de tareas no rutinarias, que implican
procedimientos no repetitivos y exigen del desarrollo de tareas interactivas y que
requieren de contacto físico (Becker et al., 2013). Es decir, la serie de empleos que se
localizan normalmente en los extremos de la distribució n según calidad.
De modo que, al considerar estas hipótesis, se advierte de la centralidad adquiere en
ambas tradiciones el carácter rutinario de los empleos. De forma más específica, en la
literatura sobre el cambio tecnológico se señala la relevancia de la creatividad como
5
habilidad que aún es difícil remplazar por tecnología, y el uso de maquinaria mecánica
como factor de riesgo de reemplazo. Por su parte, la literatura sobre el cambio en el
comercio advierte de la importancia de la dimensión social de las tareas, considerando
que la exigencia de interacción y contacto físico directo con otras personas es uno de los
factores clave que permite discriminar los efectos negativos de los cambios en el
comercio.
2. Metodología
Un aspecto clave para el propósito de esta investigación es poder manejar una
clasificación que permita distinguir los principales tipos de tareas que pueden llevarse a
cabo en el trabajo. Esto es requisito necesario para poner en relación sus características
materiales y su dinámica. Para acometer esta tarea me sirvo de la clasificación que he
elaborado junto a parte del equipo implicado en el proyecto European Jobs Monitor de
Eurofound, cuyo proceso operacionalización se detalla en un documento aparte
(Fernández-Macías et al.). Aunque sea preciso ahora describir algunas de sus
características más básicas, para entender el detalle de la propuesta conviene leer el
documento metodológico original, ya que el alcance de la misma excede el sentido y el
espacio de este trabajo.
El valor añadido que proporciona el uso de esta información radica en el hecho de ser
uno de los conjuntos de indicadores de tareas más completos que se han desarrollado
hasta la fecha. No obstante, su desarrollo ha implicado el uso de varias de las bases de
datos y encuestas que contienen información sobre lo que hacen los trabajadores en el
puesto de trabajo y cuya información puede vincularse a la de sectores –NACE- y
ocupaciones –ISCO-: ONET, PIAAC y la European Working Conditions Survey.
Primeramente, conceptualizando a través de la teoría, se hizo una clasificación del tipo
de tareas que pueden distinguirse en el proceso productivo –tal y como se extrae de la
literatura sobre el cambio estructural del empleo-. De las diversas fuentes se
seleccionaron las variables que informan sobre lo que hacen los trabajadores en el
empleo, ubicándolas en cada una de las dimensiones consideradas. Una vez se dispone
de todas las variables estas pueden transformarse en indicadores, normalizándolos para
que su rango de valores oscile de 0 a 1: significando el 0 ausencia de necesidad de llevar
a cabo esa tarea y un 1 máxima implicación con la misma. De este se pueden hacer
comparables y equivalentes variables que cuentan con rangos de valores diferentes. En
6
algunos casos, para algunas dimensiones se dispone tan solo de un indicador. En ese
caso el índice final es equivalente al mismo. Sin embargo, en la mayor parte de casos
contamos con más información, por lo que el índice final es producto de la media
ponderada de los distintos indicadores disponibles. Esto proporciona una ventaja
importante, ya que al combinarse la información de distintas variables y/o bases de
datos para generar una medida se dota de consistencia a la misma.
En la siguiente tabla se detallan tanto los índices y subíndices del modelo como las
bases de datos y variables empleadas para construirlos:
7
Tabla 1. Índices, bases de datos y variables del modelo1
Índices
EWCS
Variables
PIAAC
ONET
1. Físico: manipulación y
transformación de cosas
a. fuerza
b. destreza
q24a,b,c,d
F_Q06c
1.A.3.a.1,3,4
1.A.2.a.1,2,3
2. Intelectual: manipulación
y transformación de ideas
a. procesamiento
de info codificada
i. Alfabética/
verbal
1.A.1.a.1,2,3,4
negocios
técnica
humanidades
G_Q01b, g; G_Q02A
G_Q01a,f,h; GQ02c,d
G_Q01c,d,e; G_Q02b
ii. Aritmética/
numérica
1.A.1.c.1,2
contabilidad
analítica
G_Q03b,c,d
G_Q03f,G,H
b. resolución de
problemas
i. recopilación y
evaluación de info
q49e; q49f
ii. creatividad
q49c; q51i
D_Q13a,b,c
1.A.1.b.4,5,6
1.A.1.b.2
3. Sociales
a. servicios/
asistencia
4.A.4.a.8
b. venta/
persuasión
F_Q02d; F_Q03b;
F_Q04a,b
c. enseñanza
F_Q02b,c
D_Q07a,b; DQ08a,b;
F_Q03b
q39; q46; q50a, b, c;
D_Q11a,b,c,d;
q51f; q43
F_Q03a,c
q56; q57a, b, c
d. gerenciales
4a. Autonomía
4b. Trabajo en equipo
4c. Rutina
i. repetición
ii. estandarización
4.A.4.a.6,7;
2.B.1.c,d
4.A.4.b.3,5;
2.B.1.e
4.A.4.b.1,4
q24e; q44a, b; q49d
q46c; q49a
5a. Uso de maquinaria y
heramientas mecánicas
q23a; q46d
5b. Uso de TIC
q24h, i
i. ofimática
ii. programación
2.B.3.g,j,l
G_Q05a,c,e,f,g;
G_Q04; G_Q06
G_Q05a,c,e,f
G_Q05g
Fuente: elaboración propia
Una vez se dispone de todos estos índices se puede asignar el valor medio que obtiene
en cada indicador cada sector u ocupación, caracterizándolos de forma detallada según
1
Esta versión se corresponde con la tercera y más reciente versión del modelo, que es la que se utiliza en
este trabajo. La existencia de rupturas en las clasificaciones de sectores (de NACE1.1 a NACE2) y
ocupaciones (de ISCO88 a ISCO08) obliga a dividir la serie en 3 etapas diferentes (hasta 2007, del 2008
al 2010 y del 2011 en adelante), caracterizadas por el modo particular en que se combinan en cada caso
las diferentes versiones de cada clasificación. Esto es relevante porque las clasificaciones que se emplean
en cada periodo determinan la información final de que se puede disponer, permitiendo utilizar de los
indicadores de unas bases de datos u otras. Más información al respecto en Fernández-Macías et al.
(2016).
8
2.B.3.e
las tareas que se llevan a cabo en ellos. Además, al combinar esta información con la de
la EU-LFS he podido a) poner en relación la dinámica del empleo con su contenido de
tareas y b) asignar el valor de los indicadores a diferentes segmentos de ocupados.
Como se observa en la tabla 1, la información que ofrece el modelo es muy detallada,
haciendo referencia a múltiples dimensiones -física, intelectual, social, referida al modo
de organización del trabajo y al tipo de tecnología empleada- y subdimensiones que
hacen referencia a aspectos concretos de las mismas. Por esto se constituye como una
herramienta muy potente que puede servir para numerosos propósitos de investigación
relacionada con el mercado de trabajo, permitiendo enriquecer el análisis con una
información muy exhaustiva. En el caso que me ocupa resulta de gran utilidad para
abordar la pregunta de investigación planteada, seleccionando de entre todos los
indicadores los que son relevantes desde el punto de vista teórico e incorporándolos en
el análisis que llevo a cabo a continuación.
3. Análisis
En primer lugar voy a caracterizar a diferentes grupos de empleos según su contenido de
tareas. A través de este ejercicio puedo determinar si el tipo de empleo está relacionado
del modo que recoge la literatura con su dinámica. Para ello, de entre todas las tareas me
centro en las señaladas como más o menos sensibles a los cambios en la tecnología y el
comercio internacional: las rutinarias, creativas, que implican el uso de maquinaria y
herramientas de carácter mecánico y las de carácter social. En segundo lugar, a través de
ellas he elaborado un Índice de Riesgo de Remplazo, que habla del potencial riesgo
teórico que tienen diferentes empleos de ser remplazados debido a los cambios
mencionados.
3.1. El contenido de tareas de los empleos
La transición hacia una economía de servicios comenzó a llevarse a cabo en España sin
que hubiera desarrollado una madurez industrial y en un contexto de gran inestabilidad
política (González y Garrido, 2005). El empleo de servicios empezó a crecer de forma
sostenida en los ochenta debido fundamentalmente al impulso de las autonomías y
algunos servicios públicos, y se pronunció desde mediados de los noventa debido a la
dinámica del empleo privado. Como muestra el gráfico 1, si bien al inicio del periodo la
suma de los distintos tipos de servicios acumulaba ya una proporción mayoritaria del
empleo, durante el periodo analizado esa proporción no ha dejado de aumentar. Esto se
9
debe a que su comportamiento ha sido, de entre todos los sectores, el más favorable. En
la etapa expansiva fueron los distintos tipos de servicios los que más crecieron en
términos absolutos, mostrándose luego menos sensibles a la caída de la demanda que
trajo consigo la crisis –que ha afectado más en la construcción o la industria-.
Gráfico 1. Evolución del nº de ocupados según sector, 1995-2014TII (en miles)
20000
15000
10000
5000
0
95
96
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
07 08TII 09TII 10TII 11TII 12TII 13TII 14TII
Agricultura, silvicultura, caza y pesca
Industria
Servicios poco intensivos en conocimiento
Servicios intensivos en conocimiento
Construcción
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la LFS
Estos datos reflejan algunos hechos que llaman la atención y suscitan algunas
preguntas: ¿Qué puede explicar que los servicios poco intensivos en conocimiento
resistan mejor la crisis que otros empleos de baja calidad? 2 Considerando que algunos
ejemplos de empleos intensivos en conocimiento son tales como los servicios
empresariales o los relacionados con el uso de nuevas tecnologías, mientras que
servicios poco intensivos en conocimiento son algunos como los personales o de
cuidados… ¿cómo se explica que sean empleos de naturaleza tan diversa los que han
mostrado una evolución más favorable en los últimos años? Dado que no existe una
relación clara entre la calidad del empleo y su comportamiento… ¿pueden ser las
características materiales del empleo lo que explique mejor su dinámica? Para poner a
prueba esta hipótesis voy a prestar atención al contenido de tareas de distintos grupos de
empleos, tratando de ver si existe algún patrón que explique las razones por las que
algunos han tenido una evolución más favorable a lo largo de las distintas etapas del
ciclo económico.
2
Un fenómeno en el que se profundiza en Torrejón (2016).
10
En el siguiente gráfico muestro la puntuación media de los sectores en varios de los
índices de tareas. Distinguir diferentes tipos de servicios es siempre un ejercicio
recomendado dada la enorme heterogeneidad que se oculta tras esa categoría. En este
caso es útil además porque permite revelar si a pesar de las diferencias entre unos y
otros existe un patrón común en su composición que explique el auge de ambos.
Gráfico 2. Puntuación media de los sectores en los índices de tareas
Los datos indican que, frente al resto de sectores, ambos tipos de servicios: a) implican
el menor uso de maquinaria y herramientas mecánicas; b) son los empleos con menor
carácter rutinario y c) que precisan en mayor medida de trato directo con otras personas.
Es decir, que sí que existe un patrón común en la composición material de ambos
empleos, demostrándose que se nutren de algunas de las tareas que se consideran más
difíciles de remplazar –sea por robots/ nueva tecnología o como producto de la
deslocalización de la fuerza de trabajo-. Se aplica una excepción en este caso, ya que los
servicios intensivos en conocimiento son los únicos que destacan por tener un mayor
carácter creativo, siendo este otro de los atributos vinculados a la mayor resistencia del
empleo a los cambios del lado de la demanda.
Sin embargo, las categorías examinadas son todavía muy heterogéneas. Para afinar el
análisis, minimizar el riesgo de introducir un sesgo que sea producto de un posible
11
efecto composición y centrarme en el caso específico de España, comparo a
continuación el contenido de tareas de los empleos que más y menos han crecido en el
país en los años recientes. Para tratar de recoger el efecto de factores estructurales a
largo plazo y evitar que los resultados se vean muy influidos por la influencia de
experiencias particulares y aisladas he seleccionado un periodo de más de 15 años. Así,
por ejemplo, al abarcar tanto la etapa expansiva como la primera fase de crisis se alivia
el efecto de la burbuja sobre el empleo, ya que gran parte del empleo generado como
producto de la misma se destruyó en los primeros meses tras su estallido.
Gráfico 3. Puntuación media de las ocupaciones en los índices de tareas
En este caso vemos que las diferencias entre grupos se establecen en el mismo sentido
que antes, aunque ahora son más pronunciadas: las ocupaciones que más crecieron en el
periodo cuentan con un mayor carácter creativo y social, mientras que implican menor
uso de maquinaria y herramientas mecánicas y tienen un menor carácter rutinario. Debo
advertir además que lo ocurrido en el periodo no fue una anomalía histórica, ya que al
12
plantear este mismo ejercicio con las ocupaciones que más y menos crecieron en el
periodo 2011-2014 el diagnóstico se mantiene.
3
Los datos que he mostrado sugieren que las premisas de la literatura son ciertas,
demostrando que la realización de determinadas tareas en el empleo está relacionada
con el hecho de que desarrolle una evolución más favorable. Para profundizar en esta
idea he elaborado, a partir de los indicadores analizados, un índice (Índice de Riesgo de
Remplazo) que informa de la medida en que las tareas consideradas potencialmente
remplazables están presentes en el empleo. Los indicadores empleados y la forma en
que he procedido para construir el IRR se detallan en el Anexo. De este modo, a través
de un único índice puedo examinar el modo en que la composición de tareas del empleo
se relaciona con su tasa de crecimiento relativo. Los resultados, al nivel de ocupaciones,
son los siguientes:
Gráfico 4. Relación entre el valor medio del IRR y la tasa de crecimiento relativo al nivel de
ocupaciones, de 1995 a 2010TIV
La línea de ajuste expresa una relación negativa entre el valor del IRR de cada
ocupación y su tasa de crecimiento relativo en el periodo 1955-2010TIV. El valor del
coeficiente de correlación (-0.7028) expresa además que la relación es muy fuerte. Es
decir, que cuanto mayor es el IRR de una ocupación menor tiende a haber sido su ritmo
de crecimiento en el pasado. A medida que tiende a ser mayor el carácter rutinario y el
3
Dispongo de los datos y el gráfico, pero no sé si es pertinente mostrarlos también por una cuestión de
espacio.
13
uso de maquinaria mecánica y menor el carácter creativo y social en las ocupaciones
menor ha tendido a ser su ritmo de crecimiento en los años recientes.
3.2. El futuro del empleo: el Índice de Riesgo de Remplazo
Dado que se ha demostrado que la relación entre los atributos del empleo examinados y
su dinámica reciente es clara4 , se puede esperar que el valor del indicador sirva para
ilustrar sobre la medida en que las ocupaciones o segmentos de ocupados están en
riesgo de remplazo. Mientras no haya cambios relevantes que alteren el modo en que
impactan los cambios en la tecnología y el comercio internacional en los países
desarrollados se puede considerar al indicador como válido para entrever posibles
tendencias futuras. Por este motivo, a continuación voy a comparar los valores del IRR
en diferentes ocupaciones y segmentos.
Gráfico 5. Valor medio del IRR de las distintas ocupaciones (ISCO08 a 2 dígitos)
4
Esta relación, además, es más alta que la del nivel de calidad de cada ocupación y su tasa de crecimiento
(0.6857). Esto, de nuevo, advierte de que el IRR funciona mejor como predictor que esta otra variable.
14
Si tenemos en cuenta que las ocupaciones en el gráfico se despliegan respetando el
orden de la clasificación ISCO, podemos ver que hay una tendencia a que aumente el
valor del IRR a medida que descendemos en la misma. Éste es menor sobre todo en
algunas ocupaciones de servicios cualificados, como las directivas o de profesionales de
la enseñanza, el derecho, las ciencias sociales y culturales, etc., pero también en algunas
ocupaciones de servicios no cualificados como los vendedores ambulantes o los
trabajadores de cuidados. Al contrario, donde el valor del IRR es más alto es en
ocupaciones industriales o relacionadas con construcción, vinculadas a trabajos muy
mecánicos y repetitivos.
La relación aparente entre la calidad de las ocupaciones y el valor del IRR se puede
examinar a través de un diagrama de dispersión. El gráfico 6 muestra que la relación
entre estas dos variables es negativa y muy fuerte (con un coeficiente de correlación de 0.9277). Esto es, a medida que la calidad de una ocupación es menor es más probable
que su IRR sea más alto.
Gráfico 6. Relación entre el valor medio del IRR para las ocupaciones y su nivel de calidad
Sin embargo, aunque haya una tendencia general clara a que aumente el valor del IRR a
medida que es menor la calidad de una ocupación, como he detallado previamente
existen algunas excepciones -sobre todo en servicios no cualificados-. Aunque en el
diagrama de dispersión estos casos figuren como casos extremos no debemos ignorar
15
por ello su importancia, ya que para evaluar las consecuencias desde el punto de vista
del cambio en la estructura de empleo lo relevante es tener en cuenta el peso de cada
ocupación en términos absolutos. Por eso a continuación voy a examinar el peso de las
que tienen un mayor IRR en España en comparación con algunos países del entorno.
Gráfico 7. Peso ocupaciones con más IRR5 en diferentes países, 2014TII
30
25
20
15
10
5
0
DE
DK
ES
FR
GR
IE
IT
PT
SE
UK
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EU-LFS, EWCS, PIAAC y ONET
España se sitúa en el grupo de países en el que las ocupaciones con mayor IRR tienen
un peso mayor, tan solo por debajo de otros países del eje sur europeo como Grecia,
Italia y Portugal, y con una cifra muy superior a la de países como el Reino Unido,
Suecia o Dinamarca. Estos datos ponen de manifiesto otra de las desigualdades
producto de la división entre centro y periferia dentro de los límites de la Comunidad
Económica Europea. En concreto, estos datos hacen referencia a la existencia de una
estructura productiva más débil y vulnerable, en la medida en que cuenta con una
elevada proporción de empleo con alto riesgo potencial de ser remplazado en el futuro.
Esto advierte de que las peores previsiones del empleo, considerando la influencia que
están teniendo los cambios en la tecnología y el comercio internacional, las obtienen los
países de por si más vulnerables, afectados ya por los mayores niveles de paro y
desigualdad. Esto no debe resultar extraño si entendemos que este problema no es más
que otra de las consecuencias de la especialización productiva que caracteriza a los
5
Para llevar a cabo este gráfico se han seleccionado las 10 ocupaciones con un IRR más alto y las 10 con
un IRR más bajo, y comparado su peso en los países que se especifica.
16
países del eje sur/ periférico, problema que está detrás de muchos de los problemas
estructurales del mercado de trabajo y la economía.
6
Finalmente, es relevante advertir quienes son, dentro de los límites de nuestra economía,
quienes cuentan con mejores y peores previsiones con respecto al empleo. Al asignar el
valor del IRR a diferentes segmentos estoy ofreciendo información sobre la medida en
que cada uno de ellos está vinculado al empleo que es más vulnerable a los cambios en
la demanda.
Gráfico 8. El IRR en diferentes segmentos de ocupados en España
IRR
Hombres
Mujeres
Nativos
Nacionalidad
No nativos -EU27No EU27
Tiempo completo
Tipo de jornada
Tiempo parcial
Bajo
Nivel de estudios
Medio
Alto
Autoempleado con empleados
Autoempleado sin empleados
Situación profesional
Trabajador empleado
Trabajador familiar
Indefinido
Tipo de contrato
Temporal
Sexo
0.58
0.50
0.53
0.59
0.61
0.54
0.55
0.66
0.57
0.42
0.48
0.53
0.55
0.61
0.54
0.59
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la EU-LFS, EWCS, PIAAC y ONET
La dimensión de sexo muestra que los hombres son quienes cuentan con una situación
más comprometida en este sentido, al igual que los inmigrantes –especialmente los de
fuera de la UE- en relación a los nativos. El tipo de jornada no parece relevante,
mientras que el nivel de estudios es el factor que más discrimina: un mayor nivel de
estudios protege del empleo más vulnerable. Algo que parece coherente si tenemos en
cuenta que las tareas que se llevan a cabo en el empleo están directamente relacionadas
con las habilidades de los trabajadores (). Los empresarios –sobre todo con empleadosse dedican en mayor medida a actividades más innovadoras y con menos riesgo de
6
Para profundizar en la cuestión de la configuración institucional de la Unión Económica Europea y la
división entre centro y periferia como raíz de la crisis y algunos de los principales problemas económicos
recomiendo la lectura del libro de Álvarez et al (Álvarez et al., 2013).
17
remplazo, mientras que los trabajadores familiares se localizan en el extremo opuesto.
Finalmente, los empleos con un IRR mayor son más comunes en empleos temporales.
Aunque la fórmula de la temporalidad se ha generalizado en todo de actividades en un
país como España –es más alta en todos los sectores, no solo en los de naturaleza
eventual ()-, siguen existiendo una serie de empleos que dado que se prevé e interesa
mantener al largo plazo en mayor medida se premian con contratos indefinidos.
Aunque en este trabajo se ha ofrecido una primera fotografía, queda abierta una línea de
investigación que resulta interesante tanto en términos académicos, al alinearse y
profundizar en el debate sobre el cambio en la estructura de empleo, como en términos
pragmáticos, ya que con el conocimiento que puede aportar puede resultar de gran
utilidad para guiar la acción pública que tiene por objeto lograr un mejor ajuste entre las
características de la oferta y la demanda.
Conclusiones
18
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20
Anexo
Construcción del Índice de Riesgo de Remplazo:
a) Rutina: un trabajo cuenta con un mayor riesgo de remplazo a medida que tiene
un carácter más rutinario. Los valores del indicador se dividen en ocho
intervalos: si los empleos tienen un valor medio de rutina que se localiza en el
primero otorgo un valor de 0.0375, en el segundo de 0.075, en el tercero de
0.1125, en el cuarto de 0.15, en el quinto de 0.1875, en el sexto de 0.225, en el
séptimo de 0.2625 y en el último de 0.3.
b) Creatividad: más creatividad implica menos riesgo de remplazo, por lo que en
este caso el indicador se construye a la inversa: si el empleo puntúa en el primer
intervalo otorgo 0.3 puntos, si lo hace en el segundo 0.2625, en el tercero 0.225,
en el cuarto 0.1875, en el quinto 0.15, en el sexto 0.1125, en el séptimo 0.075 y
en el último 0.0375.
c) Uso de maquinaria y herramientas mecánicas: un mayor uso de la misma
implica mayor riesgo de remplazo, por lo que si el valor medio de un empleo en
se localiza en el primer intervalo otorgo un valor de 0.025 puntos, si lo hace en
el segundo de 0.05, en el tercero de 0.075, en el cuarto de 0.1, en el quinto de
0.125, en el sexto de 0.15, en el séptimo de 0.175 y en el último de 0.2.
d) Sociales: que reflejan la importancia de la agencia humana. A mayor nivel de
interacción directa que exija un trabajo menor es el riesgo de remplazo, por lo
que de nuevo se procede a la inversa: si puntúa en el primer cuartil otorgo un
valor de 0.2 puntos, si lo hace en el segundo otorgo un valor de 0.175, en el
tercero de 0.15, en el cuarto de 0.125, en el quinto de 0.1, en el sexto de 0.075,
en el séptimo de 0.05 y en el último de 0.025.
e) De modo que a medida que sea más alto, el valor de cada uno de esos
indicadores refleja que el empleo implica la realización del tipo de tareas que
son más fácilmente sustituibles. Para considerar todos los factores de riesgo de
forma conjunta y reflejar la complejidad del fenómeno he combinado los
diferentes indicadores en un solo índice. Es por eso que he otorgado un peso
diferente a cada uno de ellos, de forma que la máxima puntuación posible sume
1. Esto equivale a hacer una media con los valores de los cuatro indicadores,
dando un peso específico a cada uno de ellos. He otorgado un 30% a los dos
primeros tipos de tareas por el hecho de ser los tipos de tareas a los que más
21
importancia se da en la literatura, mientras que al resto los he dado un 20% a
cada uno. Así, finalmente, valores más altos del índice implican un mayor riesgo
potencial de remplazo.
22
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