TEMA 4. LA TRANSMISION DE LOS DERECHOS I. Tipos de transmisión.

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TEMA 4.
LA TRANSMISION DE LOS DERECHOS
I.
Tipos de transmisión.
1.
Mortis causa e inter vivos.
2.
Exclusiva y no exclusiva.
3.
Autor asalariado.
4.
Publicaciones periódicas.
II.
Disposiciones generales.
III.
Hipoteca y embargo de derechos de explotación.
IV.
Contrato de edición.
V.
Contrato de representación teatral y ejecución musical.
Tipos de transmisión.
El derecho de propiedad intelectual, en su vertiente patrimonial, como cualquier otro
derecho de aprovechamiento económico, es perfectamente transmisible por medio de contrato. Se
somete en este sentido a la regla general del artículo 1212 CC. La transmisibilidad es la regla; la
intransmisibilidad la excepción, que debe estar dispuesta por la ley para ser operativa.
1. Mortis causa e inter vivos:
- Transmisión mortis causa (art.42 LPI): es la que se produce a la muerte del titular de los
derechos. Esta modalidad de transmisión es posible por cualquiera de los medios admitidos en
derecho. El beneficiario de la transmisión puede ser nombrado herencia o legatario del titular de
los derechos; la sucesión puede ser testamentaria o intestada. El beneficiario continúa
disfrutando de los derechos de explotación por el tiempo que falta para la extinción del plazo
legal de protección, variable, según vimos, en función del derecho de que se trate.
- Transmisión inter vivos (art. 43.1 LPI): es la que se produce por negocio jurídico, lucrativo
(p.ej., donación de derechos de explotación), absolutamente infrecuente, u oneroso (cesión de
derechos de explotación).
2. Exclusiva y no exclusiva:
- Transmisión exclusiva (arts. 48-49 LPI): lo característico de esta transmisión es que atribuye al
cesionario, dentro del ámbito de la cesión, “la facultad de explotar la obra con exclusión de otra
persona, comprendido el propio cedente”. Además: a) el cesionario puede otorgar autorizaciones
no exclusivas a terceros (subcesiones), salvo pacto en contra; b) el cesionario tiene legitimación,
independiente de la del cedente, para perseguir las violaciones que afecten a los derechos
cedidos; y c) el cesionario puede transmitir su derecho con el consentimiento expreso del
cedente, salvo que la transmisión de los derechos de explotación se produzca como
consecuencia de la disolución o del cambio de titularidad de la empresa cesionaria; la falta de
consentimiento del cedente, empero, no hace nula la cesión, sino que convierte en responsables
solidarios frente al titular de los derechos tanto al primer cesionario (exclusivo) como al
segundo. Puesto que la cesión en exclusiva inhabilita al propio titular de los derechos para
explotar la obra, la LPI quiere que la cesión exclusiva se haga expresamente. El cesionario tiene
la obligación de explotación de la obra cedida (“poner los medios necesarios para la efectividad
de la explotación concedida”).
- Transmisión no exclusiva (art. 50 LPI): el cesionario puede utilizar la obra de acuerdo con los
términos de la cesión, pero “en concurrencia tanto con otros cesionarios como con el propio
cedente”, lo que constituye la principal diferencia con la transmisión exclusiva. Además, el
cesionario no puede (sub)ceder su derecho, salvo que la transmisión de los derechos de
explotación se produzca como consecuencia de la disolución o del cambio de titularidad de la
empresa cesionaria.
3. El autor asalariado:
Lo pactado en el contrato laboral regirá para la transmisión al empresario de los derechos de
explotación de las obras creadas en virtud de una relación laboral. A falta de pacto escrito, se
presumirá (presunción iuris tantum, que admite prueba en contrario) que los derechos de explotación
“han sido cedidos en exclusiva y con el alcance necesario para el ejercicio de la actividad habitual
del empresario en el momento de la entrega de la obra realizada en virtud de dicha relación laboral”
(art. 51.2 LPI). Disposición específica para los programas de ordenador recoge el artículo 51.5 LPI,
que simplemente remite al artículo 97.4 LPI, el cual atribuye los derechos de explotación al
empresario “salvo pacto en contrario”. La remisión parece inútil, así como la propia existencia de la
norma específica del artículo 51.5 LPI, pues la consecuencia que establece coincide plenamente con
la del artículo 51.2 LPI. El artículo 51 LPI se aplica al autor “asalariado”, esto es, cuando hay
relación o contrato laboral, y no un contrato de arrendamiento de servicios o de obra. Compárese el
artículo 51 LPI con el artículo 110 LPI, que se refiere tanto al contrato de trabajo como al
arrendamiento de servicios.
4. Las publicaciones periódicas:
Salvo pacto en contrario, los autores de “obras reproducidas en publicaciones periódicas” conservan
su derecho a explotarlas en cualquier forma que no perjudique la normal de la publicación en que se
hayan insertado (art. 52 LPI).
Disposiciones generales aplicables a la transmisión inter vivos.
En materia de transmisión de derechos, la LPI contiene una serie de disposiciones generales
(arts. 42-57), aplicable a toda transmisión, y regula dos contratos típicos a cuyo través se transmiten
los derechos de propiedad intelectual: el contrato de edición (arts. 58-73) y el contrato de
representación teatral y ejecución musical (arts. 74-85). Aunque la LPI no lo aclara debidamente,
esas disposiciones generales rigen para la transmisión inter vivos, pero no para las mortis causa.
De toda la regulación legal en esta materia se desprende como principio rector el de la
protección del autor, o, más genéricamente, del titular de los derechos de propiedad intelectual, a
quien se considera particularmente débil cuando se enfrenta a la celebración de un contrato de cesión
de sus derechos. Manifestaciones concretas de ese deseo legislativo de protección al autor son entre
otras las siguientes previsiones: la nulidad de la cesión del conjunto de las obras que pueda crear el
autor en el fututo (art. 43.3 LPI), la nulidad de las estipulaciones por las que el autor se comprometa
a no crear ninguna obra en el futuro [art. 43.4 LPI; es supuesto de nulidad ex Constitutione, pues
semejante pacto supone una renuncia absoluta al ejercicio del derecho fundamental contemplado en
el artículo 20.1.b) CE a la “producción y creación literaria, artística, científica y técnica”], la
imposibilidad de ceder los derechos de explotación sobre modalidades de difusión inexistentes o
desconocidos al tiempo de la cesión (art. 43.5 LPI) o la irrenunciabilidad de los beneficios
concedidos por la LPI (art. 55 LPI). También otras cautelas establecidas en beneficio del autor en las
disposiciones generales, cuyo examen se realiza a continuación:
- Alcance de la cesión: conforme al artículo 43.1 LPI, la cesión queda limitada al derecho o
derechos cedidos, a las modalidades de explotación expresamente previstas (y recuérdese que
cada modalidad es distinta de las restantes: art. 23 LPI) y al tiempo y ámbito territorial que se
determinen. En caso de falta de pacto, el artículo 43.2 LPI dicta unas medidas supletorias, de
modo que, temporalmente, la cesión queda limitada a cinco años, territorialmente se extiende al
país de la cesión, y materialmente comprende las modalidades de explotación que se deduzcan
necesariamente del propio contrato y sean indispensables para cumplir la finalidad de la cesión.
- Capacidad para ceder: para ceder hay que tener la plena disposición de los bienes, que se
adquiere con la mayoría de edad (art. 322 CC). Tienen plena capacidad los menores de
dieciocho años y mayores de dieciséis con vida independiente (art. 44 LPI), así como el menor
emancipado (cfr. art. 323 CC). Si el autor no es plenamente capaz, necesitará completar su
capacidad de la forma prevista en el CC.
- Forma de la cesión: el contrato de cesión deberá formalizarse por escrito (art. 45 LPI). Pero del
propio precepto se obtiene que no es una exigencia de forma ad solemnitatem, cuya
inobservancia determinara la nulidad de la cesión. La no formalizada por escribo es válida, pues
resulta claro que es válido el no formalizado por escrito. Lo que sucede es que si la cesión se
celebra de forma verbal, el autor puede requerir al cesionario para que formalice el contrato por
escrito, y en caso de incumplimiento optar por la resolución del contrato. Según el artículo 57 II
LPI, las cesiones de derechos para cada una de las distintas modalidades de explotación
“deberán formalizarse en documentos independientes”. Las modalidades de explotación de los
derechos de propiedad intelectual son las del artículo 17 LPI.
- Remuneración al autor: la regla general es la “participación proporcional en los ingresos de la
explotación” (art. 46.1 LPI). La remuneración a tanto alzado aparece como excepción (“no
obstante”: cfr. art. 46.2 LPI), y en cualquier caso potestativa y no imperativa. Es decir: en los
casos del artículo 46.2 LPI (pero sólo en esos), las partes pueden pactar una remuneración a
tanto alzado. Incluso pactada la remuneración a tanto alzado, cabe su revisión si se produce “una
manifiesta desproporción entre la remuneración del autor y los beneficios obtenidos por el
cesionario”. El artículo 52 III LPI admite la remuneración a tanto alzado al autor de obras
reproducidas en publicaciones periódicas.
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Protección del crédito del autor: las cantidades de las que sea acreedor el autor, como
consecuencia de la cesión de su derecho de explotación, tienen la misma consideración que los
salarios o sueldos para el caso de que el cesionario caiga en estado de suspensión de pagos o
quiebra, con el límite de dos anualidades (art. 54 LPI). Ello significa, a la vista del artículo 32
del Estatuto de los Trabajadores, que, según los casos, el crédito del autor es privilegiado o
superprivilegiado.
Disociación entre los derechos de propiedad intelectual y el derecho de propiedad sobre el
soporte material: quien adquiere el derecho de propiedad sobre el soporte al que se encuentre
incorporado una obra (p.ej., el propietario del manuscrito de una afamada novela) no adquiere
por ello ningún derecho de explotación de la obra (art. 56.1 LPI). Excepcionalmente, el
propietario del original de una obra de las artes plásticas (un cuadro, una escultura) o de una
obra fotográfica tiene el derecho de exposición de esa obra, incluso si no ha sido divulgada,
salvo que el autor hubiera excluido expresamente ese derecho en el acto de enajenación del
original (art. 56.2 LPI).
Hipoteca y embargo de derechos de explotación.
Cabe constituir hipoteca sobre los derechos de explotación de las obras con arreglo a la
legislación vigente (art. 53.1 LPI). Esa “legislación” está constituida por los artículos 45 a 51 de la
Ley de Hipoteca Mobiliaria de 16 de diciembre de 1954 y los concordantes de su Reglamento,
aprobado por Decreto de 17 de junio de 1955. La hipoteca mobiliaria de obras cinematográficas se
rige además por el Decreto 3837/1970, de 31 de diciembre, declarado expresamente en vigor por la
Disposición adicional 2ª de la Ley 17/1994, de 8 de junio, de Protección y Fomento de la
Cinematografía.
En lo que se refiere al embargo, no cabe practicarlo sobre los derechos de explotación, pero
sí sobre sus frutos o productos, que se considerarán como salarios, tanto en lo relativo al orden de
prelación para el embargo, como a retenciones o parte inembargable (art. 53.2 LPI). Por eso la STS,
3ª, de 23 de abril de 1996 admite el embargo de las cantidades que un autor percibía como
consecuencia de un contrato de edición.
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El contrato de edición.
Concepto: el contrato de edición es aquel en virtud del cual el autor o sus derechohabientes
ceden al editor, mediante compensación económica, el derecho de reproducir y el de distribuir la
obra, operaciones que el editor se obliga a realizar por su cuenta y riesgo en las condiciones
pactadas y con sujeción a lo dispuesto en la Ley (art. 58 LPI).
Objeto: el objeto del contrato de edición está constituido por obras, si bien no pueden ser objeto
las obras futuras, el encargo de una obra y, por regla general, las colaboraciones en
publicaciones periódicas (art. 59 LPI).
Forma: el contrato de edición debe formalizarse por escrito, so pena de nulidad (arts. 60 y 61
LPI); pero la nulidad solo puede ser invocada por el autor, nunca por el editor. El artículo 73 LPI
prevé que autores y editores, a través de sus respectivas asociaciones, elabores condiciones
generales para el contrato de edición.
Contenido mínimo: además de lo que convengan autor y editor, el contrato de edición ha de
expresar en todo caso (norma imperativa) los contenidos del artículo 60 LPI. En caso de
incumplimiento de ese contenido mínimo se aplica el artículo 61 LPI, a cuyo tenor:
a) El contrato de edición que no exprese los extremos exigidos por los apartados 3º (número
máximo y mínimo de ejemplares que alcanzará la edición o cada una de las que se
convengan) y 5º (remuneración del autor, conforme a lo previsto en el art. 46 LPI) del
artículo 60 LPI es nulo.
b) El contrato de edición que no exprese los extremos exigidos por los apartados 6º (plazo para
la puesta en circulación de los ejemplares de la primera o única edición, que no podrá
exceder de dos años contados desde la entrega al editor de la obra) y 7º (plazo de entrega del
original por el autor) da derecho a los contratantes a compelerse recíprocamente a subsanar
la omisión. En defecto de acuerdo, decidirá el Juez.
El plazo para poner en circulación la obra no podrá exceder de dos años desde que el autor la
entrega al editor (art. 60.6º LPI, ya mencionado). Pero ese plazo no se aplica cuando se trata de
ediciones de los tipos de obras mencionados en el artículo 63 LPI.
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Si el contrato de edición es de un libro, además del contenido mínimo del artículo 60 LPI,
deberá expresar los extremos del artículo 62 LPI.
Obligaciones del editor: se enumeran en el artículo 64 LPI: reproducir la obra en la forma
convenida, someter las pruebas de tirada al autor, proceder a la distribución de la obra, asegurar
a la obra una explotación continua y una difusión comercial adecuada, satisfacer al autor la
remuneración estipulada y practicarle la oportuna liquidación y rendición de cuentas y restituir
al autor el original de obra editada una vez finalizadas las operaciones de impresión y tirada.
Si el editor decide vender la obra como saldo o destruir la edición, sobre él pesan las
obligaciones señaladas en el artículo 67 LPI.
Obligaciones del autor: se enumeran en el artículo 65 LPI: entregar al editor en forma y plazo la
obra objeto de la edición, responder ante el editor de la autoría y originalidad de la obra y del
ejercicio pacífico de los derechos cedidos y corregir las pruebas de tirada.
Modificaciones del contenido de la obra: al corregir pruebas, el autor puede introducir en la obra
las modificaciones que considere imprescindibles, “siempre que no alteren su carácter o
finalidad, ni se eleve sustancialmente el coste de la obra” (art. 66 LPI). El contrato de edición,
con todo, podrá prever un porcentaje máximo de correcciones.
Resolución del contrato: conforme al artículo 68 LPI, el autor puede, además de la
indemnización a la que tenga derecho, resolver el contrato de edición en los siguientes casos,
todos ellos reveladores del incumplimiento de las obligaciones que pesan sobre el editor: si el
editor no realiza la edición de la obra en el plazo y condiciones convenidos; si el editor incumple
las obligaciones mencionadas en los apartados 2º (someter las pruebas de la tirada al autor), 4º
(asegurar a la obra una explotación continuada y una difusión comercial adecuada) y 5º
(satisfacer al autor la remuneración estipulada y practicarle la oportuna liquidación y rendición
de cuentas) del artículo 64 LPI, aun después del requerimiento expreso del autor exigiéndole el
cumplimiento; si el editor procede a la venta como saldo o a la destrucción de los ejemplares
que le resten de la edición sin cumplir los requisitos del artículo 67 LPI; si el editor cede
indebidamente sus derechos a un tercero; si, previstas varias ediciones y agotada la última
realizada, el editor no realiza la siguiente edición en el plazo de un año desde que fuere
requerido para ello por el editor; y, en los supuestos de liquidación o cambio de titularidad de la
empresa editorial, siempre que no se haya iniciado la reproducción de la obra.
Extinción del contrato: además de por las causas generales de extinción del contrato, el de
edición se extingue también por las siguientes causas particulares (art. 69 LPI): por la
terminación del plazo pactado; por la venta de la totalidad de los ejemplares; por transcurso de
diez años desde la cesión si la remuneración se pactó exclusivamente a tanto alzado; por
transcurso de quince años desde que el autor puso al editor en condiciones de realizar la
reproducción de la obra.
Extinguido el contrato, y salvo pacto en contra, el editor, dentro de los tres años siguientes,
podrá enajenar los ejemplares que posea, los cuales podrán ser adquiridos por el autor por el 60
por 100 de su venta al público o por el que se determine pericialmente, u optar por ejercer tanteo
sobre el precio de venta (art. 70 LPI).
Control de tirada: según el artículo 72 LPI, el número de ejemplares de cada edición estará
sujeto a control de tirada. El procedimiento de este control se encuentra recogido en el Real
Decreto 396/1988, de 25 de abril, por el que se desarrolla el artículo 72 de la Ley de Propiedad
Intelectual sobre control de tirada. El incumplimiento del editor de los requisitos del control de
tirada faculta al autor o sus causahabientes para resolver el contrato de edición.
Contrato de edición musical: el artículo 71 LPI contiene una normativa específica para el
contrato de edición de obras musicales o dramático-musicales por el que se conceden al editor,
además de los derechos de reproducción y distribución (cfr. art. 58 LPI), derechos de
comunicación pública. Este contrato de edición musical se rige por las normas generales del
contrato de edición, con las ligeras modificaciones previstas en el citado artículo 71 LPI: a) será
válido el contrato aunque no se exprese el número de ejemplares (frente al art. 60.3º LPI, que
exige detallar en el contrato el número máximo y mínimo de ejemplares de cada edición); b)
para las obras sinfónicas y dramático-musicales, el plazo máximo para la puesta en circulación
de los ejemplares de la única o primera edición será de cinco años (frente a los dos que señala el
art. 60.6º LPI); c) el contrato no podrá resolverse si el editor vende como saldo o destruye los
ejemplares de la edición sin cumplir los requisitos del artículo 67 LPI; y d) no se aplican las
causas de extinción previstas en el artículo 69.2ª, 3ª y 4ª LPI.
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El contrato de representación teatral y ejecución musical.
Concepto: el contrato de representación teatral y ejecución musical es aquel por el que el autor o sus
derechohabientes ceden a una persona natural o jurídica el derecho de representar o ejecutar
públicamente una obra literaria, dramática, musical, dramático-musical, pantomímica o
coreográfica, mediante compensación económica. El cesionario (un empresario teatral, p.ej.) se
obliga a llevar a cabo la comunicación pública de la obra en las condiciones convenidas y con
sujeción a lo dispuesto en la Ley (art. 74 LPI). El régimen legal del contrato de representación
teatral y ejecución musical se aplica también, en principio, a:
a) El contrato de representación que tenga por objeto la ejecución pública de una composición
musical (art. 83 LPI).
b) Las autorizaciones que el autor conceda a un empresario para que pueda proceder a una
comunicación pública de su obra, sin obligarse a efectuarla (art. 85 LPI).
c) La cesión del derecho de comunicación pública mediante radiodifusión, con las modulaciones
señaladas en el artículo 84.2 LPI.
Duración del contrato: según el artículo 75.1 LPI, puede establecerse por plazo cierto (que no podrá
exceder de cinco años si se trata de cesión en exclusiva) o por un número concreto de
comunicaciones al público (representaciones teatrales o ejecuciones musicales).
Cumplimiento del contrato: el contrato habrá de especificar el plazo dentro del cual debe llevarse a
efecto la comunicación única o primera de la obra, plazo que no podrá ser superior a dos años desde
la fecha del contrato o, en su caso, desde que el autor puso al empresario en condiciones de realizar
la comunicación. Si en el contrato no se fijó plazo alguno será de un año (art. 75.2 LPI).
Modalidades de comunicación autorizadas: el contrato debe especificar cuáles de las diferentes
modalidades de comunicación de una obra literaria, dramática, musical, dramático-musical,
pantomímica o coreográfica son objeto de cesión. De no hacerse así, las modalidades autorizadas
quedarán limitadas a la recitación y representación en teatros, salas y recintos cuya entrada requiera
el pago de una cantidad de dinero (art. 76 LPI). Esta interpretación estricta del contrato favorece al
autor, que en su caso podrá celebrar nuevos contratos, y obtener nuevas remuneraciones, sobre las
otras modalidades no autorizadas.
Obligaciones del autor: previstas en el artículo 77 LPI, son: entregar al empresario el texto de la
obra con la partitura, en su caso, completamente instrumentada, cuando no se hubiese publicado en
forma impresa; y responder ante el cesionario de la autoría y originalidad de la obra y del ejercicio
de los derechos cedidos.
Obligaciones del cesionario: previstas en el artículo 78 LPI, son: llevar a cabo la comunicación
pública de la obra en los plazos convenidos o legales; efectuar esa comunicación sin hacer en la
obra variaciones, adiciones, cortes o supresiones no consentidas por el autor y en condiciones
técnicas que no perjudiquen el derecho moral de éste; garantizar al autor o a sus representantes la
inspección de la representación pública de la obra y la asistencia a la misma gratuitamente;
satisfacer puntualmente al autor la remuneración convenida; y presentar al autor o a sus
representantes el programa exacto de los actos de comunicación, y cuando la remuneración sea
proporcional, una declaración de los ingresos.
Garantías del cobro de la remuneración: si la remuneración de los autores consiste en una
participación proporcional en los ingresos, los empresarios de espectáculos tienen la consideración
de depositarios de la remuneración debida a los autores (art. 79 LPI). Se trata de un depósito
necesario, previsto en los artículos 1781 a 1784 CC; son de aplicación los artículos 96 a 102 y 106 a
110 del Reglamento de Propiedad Intelectual de 1880. El empresario deberá tener esa
remuneración a disposición de los autores semanalmente.
Ejecución del contrato: salvo pacto, en la ejecución rige el artículo 80 LPI, a cuyo tenor: correrá a
cargo del cesionario la obtención de copias necesarias para la comunicación pública de la obra, las
cuales deberán ser visadas por el autor; éste y el cesionario elegirán de mutuo acuerdo los
intérpretes principales y, tratándose de orquestas, coros, grupos de bailes y conjuntos artísticos
análogos, el director; el autor y el cesionario convendrán la redacción de los actos de comunicación.
Resolución del contrato: el contrato de representación teatral y ejecución musical puede
resolverse por voluntad del autor por las siguientes causas, enumeradas en el artículo 81 LPI: si
el empresario que hubiese adquirido los derechos exclusivos interrumpiera las representaciones
públicas de la obra durante un año después de haberlas iniciado; si el empresario no llevara a
cabo la comunicación pública de la obra en el plazo convenido o en el legal; y si el empresario
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incumpliera cualquiera de las otras obligaciones que le impone el artículo 78 LPI, después de
haber sido requerido por el autor para su cumplimiento.
Extinción del contrato: además de por las causas generales, el contrato de representación se
extingue cuando, tratándose de una obra de estreno y siendo su representación escénica la única
modalidad de comunicación contemplada en el contrato, aquélla hubiese sido rechazada claramente
por el público y así se hubiese expresado en el contrato (art. 82 LPI).
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TEMA 4-A: Real Decreto 1543/1997, de 3 de octubre, y Real Decreto 2027/1998, de 18 de
septiembre.
Ideas clave: Derechos de propiedad intelectual sobre el himno de España; adquisición/cesión
en favor del Estado por los causahabientes del autor; régimen de administración de esos
derechos.
Real Decreto 1543/1997, de 3 de octubre, de adquisición por el Estado de los derechos de
explotación de determinadas obras musicales y encomienda de su administración al Ministerio de
Educación y Cultura.
(BOE nº 243, de 10 de octubre de 1997)
Constituye el actual himno nacional la obra conocida tradicionalmente por «Marcha Granadera» o
«Marcha Real Española», versión armonizada en 1908 por el maestro don Bartolomé Pérez Casas,
que también realizó la armonización e instrumentación de la obra denominada «Llamada de
Infantes».
Dadas las características de estas obras y el carácter oficial de la primera, parece oportuno que los
derechos de explotación de dichas obras, que resulten transmisibles, sean adquiridos en exclusiva
por el Estado, mediante la oportuna cesión onerosa de los mismos prevista en el texto refundido de la
Ley de Propiedad Intelectual (Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril), encomendando su
administración al Ministerio de Educación y Cultura, sin perjuicio de que ésta pueda convenirse, en
parte, con una entidad de gestión legalmente constituida para estos fines. Todo ello de conformidad
con lo dispuesto en los artículos 96 y 97 de la Ley del Patrimonio del Estado (texto articulado
aprobado por Decreto 1022/1964, de 15 de abril) y artículos 190 y 191 del Reglamento para su
aplicación, aprobado por Decreto 3588/1964, de 5 de noviembre.
En su virtud, a propuesta del Vicepresidente Segundo del Gobierno y Ministro de Economía y
Hacienda. previo informe del Ministerio de Educación y Cultura y previa deliberación del Consejo
de Ministros en su reunión del día 3 de octubre de 1997, dispongo:
Artículo 1.
1. De conformidad con lo dispuesto en los artículos 97 de la Ley del Patrimonio del Estado (texto
articulado aprobado por Decreto 1022/1964, de 15 de abril) y 43 y siguientes y demás concordantes
de la Ley de Propiedad Intelectual (texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1996,
de 12 de abril), se acuerda la adquisición por el Estado a sus legítimos titulares de todos los derechos
de explotación y, en especial, los derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y
transformación de las obras inscritas unitariamente en el Registro General de la Propiedad
Intelectual bajo el número 65282 que responden al título «Marcha Real Española» y la «Llamada de
Infantes», armonización e instrumentación, y cuyo autor es don Bartolomé Pérez Casas.
La correspondiente cesión reviste el carácter de exclusiva, se otorga para un ámbito territorial
mundial y tendrá una duración por todo el tiempo de protección que conceden a los autores, sus
sucesores y derecho-habientes las actuales leyes y convenciones internacionales propias de la
materia de propiedad intelectual y las que en lo sucesivo se puedan dictar o acordar.
2. Los derechos citados en el primer párrafo del apartado 1 anterior se ceden en todas sus
modalidades de explotación y especialmente en las que a continuación se detallan:
a) En lo que afecta al derecho de reproducción, la reproducción en forma gráfica, sonora, visual y
audiovisual, o cualquier otra forma en todo tipo de soportes. ya sea dicha reproducción efectuada por
procedimientos analógicos, digitales o cualesquiera otros.
b) En lo que afecta al derecho de distribución, su venta, alquiler, préstamo o cualquier otra forma de
puesta a disposición del público.
c) En lo que afecta al derecho de comunicación pública, su representación y ejecución por todos los
medios y procedimientos; su proyección y/o exhibición a partir de soportes sonoros y/o
audiovisuales; su emisión por radio y televisión, incluso la efectuada vía satélite de
telecomunicación o radiodifusión, así como por cualquier otro medio que sirva para la difusión
inalámbrica; su transmisión por hilo, cable, fibra óptica u otro procedimiento análogo; su
retransmisión por cualquiera de los medios ya citados; la emisión o transmisión, en lugar accesible al
público, mediante cualquier instrumento idóneo de las obras radiodifundidas; la puesta a disposición
al público de las obras por medios alámbricos o inalámbricos, de forma que los miembros de ese
público puedan acceder a dichas obras desde el lugar y en el momento que cada uno de ellos elija; el
acceso público en cualquier forma a las obras incorporadas a una base de datos, aunque dicha base
no esté protegida por el derecho de autor.
d) En lo que afecta al derecho de transformación, su arreglo, adaptación, traducción y cualquier otra
modificación en su forma de la que se deriven unas obras diferentes.
La cesión de los derechos aquí acordados no alcanza a las modalidades de utilización o medios de
difusión inexistentes o desconocidos al tiempo de la cesión; pero si en un futuro el Estado quisiera
explotar los derechos por una nueva modalidad o por un nuevo medio actualmente desconocido, lo
comunicará fehacientemente a los cedentes, entendiéndose que los mismos prestan su entera
conformidad, si en un plazo de quince días no hacen reserva alguna.
3. El precio que se estipula por la presente cesión es el de un 5 por 100 de los ingresos que se
obtengan de la explotación de las obras hasta que éstas entren en dominio público y un 1 por 100
respecto a los ingresos que se obtengan de la explotación de las obras resultantes de las
transformaciones que se realicen sobre las obras cuyos derechos se adquieren.
Con independencia de las remuneraciones anteriormente señaladas y como concepto distinto e
independiente, se abonará a los cedentes, por el Estado, la cantidad de 130.000.000 de pesetas,
incrementada con el importe del Impuesto correspondiente, en el momento de la firma en documento
público del contrato.
Artículo 2.
Al amparo de lo establecido en el artículo 96 de la Ley del Patrimonio del Estado, se encomienda al
Ministerio de Educación y Cultura la administración y explotación de los derechos cedidos,
autorizándose a que el citado Departamento otorgue temporalmente el ejercicio de las facultades de
administración y explotación de los derechos derivados de dichas obras a alguna entidad de gestión
colectiva de derechos de autor hasta su incorporación al dominio público, según lo previsto en la Ley
de Propiedad Intelectual.
Disposición final Primera.
Por los Ministerios de Economía y Hacienda y de Educación y Cultura se realizarán cuantas
actuaciones sean precisas para dar efectividad a la adquisición acordada y, en especial, su
formalización en escritura pública.
Disposición final Segunda.
El presente Real Decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial
del Estado».
Real Decreto 2027/1998, de 18 de septiembre, de aceptación de la cesión gratuita de los derechos de
explotación por la revisión y orquestación del Himno Nacional y atribución de la administración de
tales derechos al Ministerio de Educación y Cultura
(BOE nº 233, de 29 de septiembre de 1998)
Artículo 1.
1. Aceptar la cesión a título gratuito a favor del Estado de todos los derechos de explotación y en
especial los derechos de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de la
revisión y orquestación del Himno Nacional efectuadas por el maestro don ....
La correspondiente cesión reviste el carácter de exclusiva, se otorga para un ámbito territorial
mundial y tendrá una duración por todo el tiempo de protección que conceden a los autores, sus
sucesores y derechohabientes las actuales leyes y convenciones internacionales propias de la materia
de propiedad intelectual y las que en lo sucesivo se puedan dictar o acordar.
2. Los derechos citados en el primer párrafo del apartado 1 anterior han sido cedidos en todas sus
modalidades de explotación y especialmente en las que a continuación se detallan:
a) En lo que afecta al derecho de reproducción, la reproducción en forma gráfica, sonora, visual y
audiovisual, o cualquier otra forma en todo tipo de soportes, ya sea dicha reproducción efectuada por
procedimientos analógicos, digitales o cualesquiera otros.
b) En lo que afecta al derecho de distribución, su venta, alquiler, préstamo o cualquier otra forma de
puesta a disposición del público.
c) En lo que afecta al derecho de comunicación pública, su representación y ejecución por todos los
medios y procedimientos; su proyección y/o exhibición a partir de soportes sonoros y/o
audiovisuales; su emisión por radio y televisión, incluso la efectuada vía satélite de
telecomunicación o radiodifusión, así como por cualquier otro medio que sirva para la difusión
inalámbrica; su transmisión por hilo, cable, fibra óptica u otro procedimiento análogo; su
retransmisión por cualquiera de los medios ya citados; la emisión o transmisión, en lugar accesible al
público, mediante cualquier instrumento idóneo de la obra radiodifundida; su puesta a disposición al
público por medios alámbricos o inalámbricos, de forma que los miembros de ese público puedan
acceder a dicha obra desde el lugar y en el momento que cada uno de ellos elija; el acceso público en
cualquier forma a la obra incorporada a una base de datos, aunque dicha base no esté protegida por
el derecho de autor.
d) En lo que afecta al derecho de transformación, su arreglo, adaptación, traducción y cualquier otra
modificación en su forma de la que se deriven unas obras diferentes.
La cesión de los derechos aquí aceptados no alcanza a las modalidades de utilización o medios de
difusión inexistentes o desconocidos al tiempo de la cesión; pero si en un futuro el Estado quisiera
explotar los derechos por una nueva modalidad o por un nuevo medio actualmente desconocido, lo
comunicará fehacientemente a su cedente o, en su caso, a sus herederos, entendiéndose que queda
prestada su total conformidad, si en un plazo de quince días no hacen reserva alguna.
Artículo 2.
Al amparo de lo establecido en el artículo 96 de la Ley del Patrimonio del Estado, se encomienda al
Ministerio de Educación y Cultura la administración y explotación de los derechos cedidos,
autorizándose a que el citado Departamento otorgue temporalmente el ejercicio de las facultades de
administración y explotación de los derechos derivados de dicha obra a alguna entidad de gestión
colectiva de derechos de autor hasta su incorporación al dominio público, según lo previsto en la Ley
de Propiedad Intelectual.
Disposición final primera.
Por los Ministerios de Economía y Hacienda y de Educación y Cultura se realizarán cuantas
actuaciones sean precisas para dar efectividad a la aceptación de la cesión acordada y, en especial, su
formalización en escritura pública.
Disposición final segunda.
El presente Real Decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial
del Estado».
**********
TEMA 4-B: Real Decreto 799/1995, de 19 de mayo, y Orden del Ministerio de Cultura de 25 de
julio de 1995.
Ideas clave: Derechos de propiedad intelectual sobre la obra del pintor Dalí; titularidad del
Estado español; administración y explotación por el Ministerio de Cultura; cesión de los
derechos en favor de la Fundación “Gala-Salvador Dalí”.
Real Decreto 799/1995, de 19 de mayo, por el que se encomienda al Ministerio de Cultura la
administración y explotación de los derechos de la propiedad intelectual de titularidad estatal
derivados de la obra artística de don Salvador Dalí y Doménech
(BOE nº 130, de 1 de junio de 1995)
Mediante el Real Decreto 185/1989, de 10 de febrero, fue aceptada por el Estado español la herencia
dispuesta por don Salvador Dalí y Domenech.
El conjunto de los bienes incluidos en dicha herencia, dada su naturaleza artístico-cultural, fueron
afectados al Ministerio de Cultura.
El artículo 96 de la Ley del Patrimonio del Estado atribuye al Ministerio de Economía y Hacienda la
administración y explotación de las propiedades incorporales del Estado, salvo que por Real Decreto
se atribuya específicamente el ejercicio de tales competencias a otro Departamento ministerial u
Organismo autónomo.
Dado que los bienes se encuentran afectados al Ministerio de Cultura, y considerando la
especialización competencial de dicho Departamento en materia tanto artístico-cultural como de
derechos de la propiedad intelectual, parece oportuno encomendar al mismo Ministerio la
administración de los derechos de la obra daliniana.
Asimismo, para la correcta administración y explotación de los mencionados derechos, se autoriza a
que dicho Departamento, si lo estima oportuno, formalice directamente y con carácter exclusivo y
temporal con la Fundación Gala-Salvador Dalí, al amparo de lo establecido en los artículos 31 y 33,
en relación con el 96, de la Ley del Patrimonio del Estado, la explotación de la propiedad incorporal
de titularidad estatal derivada de la obra del insigne pintor, lo cual viene motivado por la
especialización de dicha institución en la obra daliniana, presencia de la Administración del Estado
en su Patronato, así como por la flexibilidad y versatilidad de la institución, que permiten prever una
adecuada administración y explotación de derechos de tal naturaleza.
En su virtud, a propuesta conjunta de los Ministros de Economía y Hacienda y de Cultura y previa
deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 19 de mayo de 1995, dispongo:
Artículo 1.
Al amparo de lo dispuesto en el artículo 96 de la Ley del Patrimonio del Estado, texto articulado
aprobado por Decreto 1022/1964, de 15 de abril, se encomiendan al Ministerio de Cultura las
competencias en relación con la administración y explotación de los derechos de propiedad
intelectual derivados de la obra artística de don Salvador Dalí y Domenech de los que es titular el
Estado español, como heredero universal del mismo.
Artículo 2.
En el ejercicio de las competencias a que se refiere el artículo anterior, el Ministerio de Cultura
adoptará las decisiones que estime procedentes para la protección y salvaguarda de tales derechos de
propiedad intelectual.
Artículo 3.
Se autoriza al Ministro de Cultura para, en su caso, otorgar temporalmente de forma directa y con
carácter exclusivo, el ejercicio de las facultades de administración y explotación de los derechos de
propiedad intelectual, derivados de la obra artística de don Salvador Dalí y Domenech, en favor de la
Fundación Gala-Salvador Dalí.
La autorización a que se refiere el párrafo anterior se llevará a efecto mediante Orden Ministerial a
dictar por el Ministro de Cultura, previo informe del Ministerio de Economía y Hacienda y de la
Intervención General de la Administración del Estado.
Dictada la Orden Ministerial a que se refiere el párrafo anterior, se procederá a otorgar el
correspondiente documento de formalización del contrato.
Disposición final única.
El presente Real Decreto entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial
del Estado».
Orden del Ministerio de Cultura de 25 de julio de 1995, por la que se otorga a la Fundación «GalaSalvador Dalí» el ejercicio de las facultades de administración y explotación de los derechos de la
propiedad intelectual derivados de la obra artística de don Salvador Dalí y Doménech
(BOE nº 183, de 2 de agosto de 1995)
El Estado español fue instituido por don Salvador Dalí y Doménech, heredero universal y libre de
todos sus bienes, derechos y creaciones artísticas, con el encargo de conservar, divulgar y proteger
sus obras de arte. La herencia fue aceptada mediante Real Decreto 185/1989, de 10 de febrero.
El Real Decreto 799/1995, de 19 de mayo, encomienda al Ministerio de Cultura las competencias en
relación con la administración y explotación de los derechos de don Salvador Dalí. Asimismo, el
artículo 3 del citado Real Decreto autoriza al Ministro de Cultura a otorgar a la Fundación «GalaSalvador Dalí» el ejercicio de las facultades de administración y explotación de los derechos de
propiedad intelectual derivados de la obra creativa del artista.
La Fundación «Gala-Salvador Dalí», constituida con fecha 1 de abril de 1983, se configura, de
conformidad con lo dispuesto en sus Estatutos, como una fundación cultural privada, en cuyo
Patronato están representadas la Administración del Estado, la Generalidad de Cataluña y los
Ayuntamientos de Figueras y Cadaqués. Los fines de la Fundación se orientan a la promoción,
fomento, divulgación, protección y defensa de la obra artística, cultural e intelectual del insigne
artista y resultan coincidentes con las obligaciones que para el Estado se derivan de la aceptación de
la referida herencia.
En virtud de lo anterior y al amparo de lo establecido en el artículo 96 de la Ley de Patrimonio del
Estado, texto articulado aprobado por Decreto 1022/1964, de 15 de abril, así como de lo establecido
en los artículos 48 y concordantes de la Ley 22/1987, de 11 de noviembre, de Propiedad Intelectual,
he tenido a bien disponer:
Primero.-Que otorga a la Fundación «Gala-Salvador Dalí» el ejercicio de las facultades de
administración y explotación de los derechos de propiedad intelectual derivados de la obra artística
de don Salvador Dalí y Doménech.
Lo dispuesto en el apartado anterior no afecta a las facultades dominicales que corresponden al
Estado como titular de los derechos ni a la facultad de revocar, en cualquier momento, la cesión,
resolviendo el contrato y reservándose para sí la explotación de los citados derechos, ya
directamente, ya a través de los organismos autónomos y entes públicos, sin que la Fundación pueda
reclamar por ello cantidad o indemnización alguna.
El ejercicio por parte de la Fundación de las facultades cedidas, se llevará a cabo, en todo caso, sin
perjuicio de terceros, con expresa sujeción a los términos que en la presente Orden se contienen y de
conformidad con lo que, asimismo, se establezca en el correspondiente contrato por el que, en
desarrollo de la Orden Ministerial, se instrumenta la cesión.
Segundo.-La cesión se otorga por un plazo de diez años, susceptible de prórrogas expresas,
computándose su inicio a partir del día siguiente al de la formalización del contrato en que
instrumente la cesión.
Dicho plazo podrá prorrogarse expresamente, sin que la cesión con sus prórrogas pueda exceder del
tiempo de duración que, para los derechos de explotación de las obras, prevé el artículo 27 de la Ley
22/1987, de 11 de noviembre, de Propiedad Intelectual.
Tercero.-La cesión, así como el ejercicio de la facultad de explotación que constituye su objeto,
tiene carácter exclusivo, afecta a todas las modalidades de explotación y se extiende a todos los
países, con sujeción a las normas legales vigentes y a los objetivos que se determinen en el contrato.
Serán objetivos de la explotación la promoción, fomento, divulgación, protección y defensa de la
obra artística, cultural e intelectual del artista.
Cuarto.-La Fundación «Gala-Salvador Dalí» queda facultada para:
a) Otorgar autorizaciones exclusivas a terceros con objeto de posibilitar cualquier modalidad de
explotación, dando cuenta de las mismas al Ministerio de Cultura.
b) Perseguir, con independencia de la legitimación que ostenta el titular cedente, las violaciones que
afecten a las facultades que se le hayan concedido.
Quinto.-La Fundación «Gala-Salvador Dalí» queda obligada a:
a) Abonar e ingresar en el Tesoro Público el 2 por 100 de los ingresos brutos derivados de la cesión,
correspondiendo al Ministerio de Cultura velar por el ingreso en el Tesoro Público de las cantidades
correspondientes.
El ingreso de los citados fondos se realizará en los diez días siguientes a la comprobación por el
Protectorado de los documentos a que se refiere el artículo 23 de la Ley 30/1994, de 24 de
noviembre, de Fundaciones y de incentivos fiscales a la participación privada en actividades de
interés general.
b) Destinar la totalidad de los ingresos netos derivados de la cesión a los objetivos establecidos en el
segundo párrafo del artículo tercero y a los fines fundacionales de acuerdo con lo que establece el
artículo 25.1 de la Ley 30/1994, de 24 de noviembre, de Fundaciones y de incentivos fiscales a la
participación privada en actividades de interés general.
c) Constituir una garantía del cumplimiento de sus obligaciones, por importe de 1.000.000 de
pesetas, en cualquiera de las formas previstas en el artículo 37 de la Ley de Contratos de las
Administraciones Públicas.
d) Subrogarse en la posición del cedente en todos los contratos concertados con anterioridad a la
fecha de la presente cesión y vigentes en la actualidad, para la explotación de los correspondientes
derechos.
e) Poner todos los medios necesarios para garantizar la efectividad de la explotación concedida.
f) Informar al cedente cuando sea requerida para ello por éste y ajustarse a lo dispuesto en el título I
de la Ley 30/1994, de 24 de noviembre, de Fundaciones y de incentivos fiscales a la participación
privada en actividades de interés general.
g) Someterse a la vigilancia e inspección del Ministerio de Cultura en cuanto se refiere a la
observancia de los términos del contrato.
Sexto.-La presente cesión será transmisible únicamente con consentimiento expreso del Ministerio
de Cultura.
Séptimo.-La cesión se extinguirá por las siguientes causas:
a) Mutuo acuerdo.
b) Cumplimiento del plazo para el que se otorgó la cesión y de las prórrogas acordadas
expresamente.
c) Incumplimiento por la cesionaria de las cláusulas del contrato.
d) La inobservancia reiterada por parte de la cesionaria de las instrucciones impartidas por el
Ministerio de Cultura para la correcta gestión de los derechos que se ceden.
e) Cuando por imperativo legal, necesidad o interés público, la Administración decida modificar o
revocar la cesión, ya sea respecto a la totalidad de los derechos objeto de cesión o a alguno de ellos,
sin que el cesionario pueda reclamar indemnización alguna.
f) Extinción de la Fundación por las causas previstas en el artículo 29 de la Ley 30/1994, de 24 de
noviembre, de Fundaciones y de incentivos fiscales a la participación privada en actividades de
interés general.
La Administración General del Estado no asumirá, como consecuencia de la cesión ni del contrato
en que la misma se instrumente, obligación de carácter laboral o para con la Seguridad Social,
respecto de los empleados contratados por el cesionario en desarrollo de su actividad. La resolución
o extinción del contrato no implicará la sustitución de la Administración en la posición del
empresario que, en todo caso, corresponde a la Fundación «Gala-Salvador Dalí».
Octavo.-Por el Ministerio de Cultura se procederá, en ejecución de la presente Orden, a la
suscripción con la Fundación «Gala-Salvador Dalí» del correspondiente documento contractual.
Noveno.-La presente Orden entrará en vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín
Oficial del Estado».
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TEMA 4-C: Sentencia del Tribunal Supremo de 30 de octubre de 1995.
Ideas clave: Transmisión mortis causa de derechos de propiedad intelectual; sucesión intestada
de un autor sacerdote jesuita; pago a tercero (Compañía de Jesús) por parte de la SGAE de
derechos de autor.
MARGINAL: RJ 1995\7653
RESOLUCION: SENTENCIA de 30-10-1995, núm. 927/1995. Recurso núm. 2675/1992
JURISDICCION: CIVIL (TRIBUNAL SUPREMO, Sala de lo Civil)
RESUMEN:
LITIS CONSORCIO PASIVO NECESARIO: inexistencia. PROPIEDAD INTELECTUAL:
derechos de autor: contenido: derechos que comprende; transmisión: por título sucesorio: existencia:
a los herederos abintestato del autor; derechos de autor de sacerdote jesuita: cesión a la Compañía de
Jesús conforme al Derecho Canónico: no supone una efectiva transmisión dominical ni impide la
adquisición por los herederos abintestato. PAGO: sujeto pasivo: pago de buena fe a quien estaba en
posesión del crédito: inexistencia: RECURSO DE CASACION: desestimación.
PONENTE: Excmo. Sr. D. ALFONSO VILLAGOMEZ RODIL
TEXTO:
Don Ignacio O. M. formuló demanda de menor cuantía frente a la Sociedad General de Autores.
El Juzgado de 1.ª Instancia núm. 2 de San Sebastián dictó Sentencia con fecha 3-6-1991, estimando
la demanda.
Interpuesto recurso de apelación, la Audiencia Provincial de San Sebastián dictó Sentencia con
fecha 3-6-1992 estimando parcialmente el recurso.
La demandada interpuso recurso de apelación.
El TS declara no haber lugar al recurso.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.-La entidad recurrente casacional, «Sociedad General de Autores de España», plantea en
el primer motivo inaplicación de la doctrina jurisprudencial del litisconsorcio pasivo necesario, al no
haber sido demandada la «Compañía de Jesús».
Conforman hechos probados firmes que durante la vida del compositor musical, sacerdote-jesuita
don Nemesio O. A., le fueron abonados derechos de autor a dicha Orden religiosa. Ocurrido el
fallecimiento del artista mencionado, en fecha 19 de abril de 1956 se siguió el mismo sistema de
pago, obrando en las actuaciones un simple certificado, confeccionado y expedido por la «Compañía
de Jesús» el 14 de enero de 1958, en el que se hace constar ser «la única dueña y propietaria de los
derechos del autor finado».
Solamente se interrumpieron los pagos en el año 1987, ya que el recurrido don Ignacio O. M. y sus
hermanos fueron declarados herederos únicos y universales de don Nemesio O. E., en Auto judicial
de 23 julio 1987, procediéndose a inscribirse en el Registro de la Propiedad Intelectual y,
consecuencia de ello, la recurrente comenzó a satisfacerles los correspondientes derechos de autor.
La institución de litisconsorcio pasivo se presenta como necesaria en virtud del principio de armonía
y preciso equilibrio procesal en el ámbito de la pluralidad de partes, para evitar sentencias
contradictorias y puedan resultar afectados directamente por la resolución que se pronuncie quienes
no han sido llamados al proceso y por ello ni fueron oídos ni vencidos, conforme reiterada doctrina
jurisprudencial; lo que impone la necesidad de interpelar procesalmente a todas aquellas personas
que se integran en la relación jurídica a debatir y estén unidas en forma indisoluble respecto a la
pretensión que se postula, de manera tal que no pueden quedar apartadas del pleito por la posible
situación de indefensión que se podía instituir.
No es el caso de autos, ya que la acción que se ejercita es de carácter personal, concretada
reclamación de cantidad, por los derechos que asisten al recurrido y hermanos para percibir los
beneficios y frutos económicos derivados de la explotación comercial de las obras musicales creadas
por su causante y a partir del fallecimiento de éste.
Por todo ello la relación jurídica se centra exclusivamente entre dichos interesados y la entidad
recurrente como encargada de efectuar los pagos correspondientes a sus titulares legítimos, en este
caso la parte actora, al estar asistida del derecho por vía sucesoria, sin relación alguna con la
«Compañía de Jesús», aunque ésta hubiera sido la destinataria de los abonos durante un período
determinado de tiempo, por un desvío de los pagos a quien legítimamente le podían corresponder, ya
que la «Sociedad General de Autores de España» tuvo conocimiento cabal del fallecimiento de don
Nemesio O. E. desde el 14 de enero de 1958 y, no obstante, con total despreocupación y negligencia,
continuó el sistema de pagos que llevaba a cabo a la Orden religiosa, a la que no le correspondía su
percibo, pues carecía de título alguno «inter vivos» o «mortis causa» que la legitimara al efecto.
Al no concurrir relación alguna de la parte actora con la «Compañía de Jesús» y no participar ésta
directamente en la que mantienen los que litigan, tratándose más bien de una anterior entre dicha
Orden y la entidad que recurre, en la que no participaron los herederos abintestato reclamantes, no
procede estimar situación de litisconsorcio pasivo necesario, sin perjuicio de las acciones que puedan
asistir a la «Sociedad General de Autores de España», a ventilar en el correspondiente proceso y
entre dichos interesados. Cuestión distinta es que la «Compañía de Jesús» pueda estar más o menos
interesada en este pleito, pero ello no le atribuye situación de igualdad procesal para ser
imperativamente traída al litigio, sino más bien supuesto de subordinación, que generaría posible
coadyuvancia procesal, lo que no ha tenido lugar.
A mayores razones, la parte demandante no efectúa reclamación alguna contra la «Compañía de
Jesús», por no asistirle a esta condición de deudora directa y obligada al pago de las utilidades
económicas procedentes del trabajo intelectual del maestro fallecido y tampoco se trata de discutir el
mejor derecho para el percibo de dichos beneficios.
El motivo se desestima.
SEGUNDO.-En forma subsidiaria el motivo anterior, el segundo denuncia aplicación indebida de
los artículos 659 y 661 del Código Civil, en relación al 429 de dicho Código y 6.º de la Ley de
Propiedad Intelectual de 10 enero 1879 (NDL 25059), para sostener que la específica naturaleza de
los derechos de autor veda atribuirlos a todos los herederos, sino únicamente a ciertos sucesores y
con los límites legales, toda vez que el referido artículo sexto de la Ley especial mencionada declara
que la propiedad intelectual se transmite a sus herederos testamentarios o legatarios por el término
de ochenta años. Al no ostentar el demandante ni sus hermanos coherederos tal condición sucesoria,
no les asisten razones ni soporte jurídico alguno para la reclamación, faltándoles condición de
acreedores de los derechos de autor que postulan, y carecer tales derechos del amparo que otorgan
los artículos 659 y 661 del Código Civil.
El argumento no se sostiene por su endeblez y falta de contenido jurídico a tener en cuenta, ya que,
aparte, de que la recurrente olvida sus propios actos que le vinculan, pues abonó las utilidades
económicas a los herederos del Padre O. a partir del año 1987. Si estuviera convencida de lo que
ahora sostiene no tenía por qué hacerlo. Hay que tener en cuenta también que si bien el artículo 6 de
la Ley de 1879 sólo autoriza la transmisión de los derechos de autor a determinadas personas y por
tiempo limitado, dicha declaración no es terminante ni cerrada, pues los artículos 2.5.º y 3.4.º de la
Ley especial disponen con carácter general que tanto la propiedad intelectual, como sus beneficios,
corresponden a los derecho-habientes, ya sean por herencia o por cualquier otro título traslativo del
dominio, con lo que no se excluye expresamente a los herederos abintestato, cuyos derechos a
suceder surgen vigente el Código Civil y por tanto, al ser a título universal el conjunto de las
relaciones jurídicas correspondientes al causante, eliminándose las que se hubieran extinguido por su
muerte. La transmisión hereditaria alcanza a todos los derechos consolidados o en vías de
consolidación, con ciertas salvedades, como los de carácter público intransmisibles, personalísimos y
los derechos patrimoniales de duración limitada, bien por ley, bien por contrato, a la vida de una
persona, supuestos que no son de aplicación a este debate.
De esta manera la atribución derivada por título de herencia abintestato a favor del recurrido resulta
procedente para otorgarle el derecho al percibo de los emolumentos procedentes de la obra
intelectual de su causante (Sentencia del Tribunal de 4 abril 1936 [RJ 1936\955], asunto zarzuela
«La Verbena de la Paloma»), e incluso con mayor amplitud temporal que la que concede la Sala
sentenciadora que sólo la refiere a la fecha del 14 de enero de 1958, lo que no ha sido objeto de
impugnación casacional.
En esta línea de orientación interpretativa, la Ley 11 noviembre 1987 (RCL 1987\2440), en su
artículo 15 se refiere a los herederos en general y el 42 dispone que los derechos de explotación de la
obra «se transmitirán "mortis causa", por cualquiera de los medios admitidos en derecho».
El motivo se desestima.
TERCERO.-En el motivo tres se alega infracción por interpretación errónea del artículo XXXV-2
del Concordato de 27 agosto 1953 (RCL 1953\1371, 1515, 1617 y NDL 6504) y cánones 580.2 y
582.1 del Código Canónico (ApNDL 2357), para aportar la tesis de que la obra musical creada por el
Padre O. pertenece exclusivamente a la «Compañía de Jesús».
Efectivamente el artículo XXXV-2 del Concordato del Gobierno español con la Santa Sede, vigente
al tiempo de los hechos, establecía que «las materias relativas a personas y cosas eclesiásticas, de las
cuales no se ha tratado en los artículos precedentes, serán reguladas según el Derecho Canónico
vigente». El canon 580 decreta que todo profeso de votos simples en cuanto lo que adquiera por su
industria (lo que ha de entenderse que significa cualquier labor o trabajo realizado, tanto material
como intelectual), o en consideración para la religión, para ésta lo adquiera; lo que completa el
canon 582 para cuando se produce la profesión solemne, de disponer «que todos los bienes que de
cualquier modo le vengan de regular pertenecen a la orden, o a la provincia o a la casa, capaces de
poseer, según las Constituciones determinan».
La literalidad de la normativa y su interpretación adecuada vienen a alcanzar la conclusión de que se
trata de una cesión, durante la vida del religioso, proyectada directamente sobre situaciones
posesorias y rendimientos económicos que se obtengan y no una efectiva transmisión dominical; lo
que opera en este sentido con mayores razones, tratándose de propiedad intelectual, que el Código
Civil en sus artículos 428 y 429 viene a dar la naturaleza de especial, pues en la misma predominan
dos aspectos (Sentencias de 3 junio 1991 [RJ 1991\4407] y 2 marzo 1992 [RJ 1992\1834]): a) Uno
de carácter patrimonial, derivado de la explotación económica de la obra creada, los que
correspondía percibir en vida del autor de referencia, bien directamente al mismo o a la «Compañía
de Jesús», conforme al sentido de las Normas Canónicas y otro, b) De carácter personal y subjetivo,
si bien temporalmente limitado, aunque no propio derecho personalísimo y que configura el llamado
derecho moral de los autores, derivados de la creación y paternidad de la obra que aportan a la
sociedad y que por su talento, genio o ingenio, arte o inspiración, han logrado crear y así lo concibe
y declara la Ley especial de 10 enero 1879, en su artículo 2.1, que dice: «La propiedad intelectual
corresponde a los autores respecto a sus propias obras» y corrobora el 6.º y también el 2.º del
Reglamento 3 septiembre 1880 (NDL 25061). Prueba efectiva de ello es que en el Registro de la
Propiedad Intelectual aparece registrado las producciones musicales a favor del Padre O. y no de la
«Compañía de Jesús» y la recurrente no la consideró titular exclusiva y excluyente, cuando a partir
de 1987 abonó los beneficios de la explotación a los herederos legítimos del referido compositor.
El motivo, también alegado como subsidiario, ha de ser rechazado.
CUARTO.-El último motivo, también subsidiario del primero, argumenta sobre infracción por
aplicación indebida del artículo 1162, no aplicación del 1164, en relación al 1089, todos ellos del
Código Civil y 6.º de la Ley de Propiedad Intelectual de 1879.
La impugnación no procede y ha de perecer. La «Sociedad General de Autores de España»,
conforme a la Ley 24 junio 1941 (RCL 1941\1224 y NDL 28519), es entidad única que asume tanto
la representación como la gestión de los derechos de autor en España y el extranjero, con lo cual está
obligada a satisfacer los porcentajes de explotación de las obras artísticas a sus creadores, como
titulares originarios de las mismas o a quienes legalmente les sustituyan o sucedan, en cuanto les
asista condición de titularidad derivada.
Consecuencia de ello es que la «Sociedad General de Autores de España» debió de hacer efectivos
los derechos procedentes de las obras del Padre O. a quien legítimamente le correspondía, en este
caso sus herederos abintestato y más cuando tuvo conocimiento fehaciente de su fallecimiento. Al no
haberlo efectuado, actuó con una acreditada falta de diligencia que la sentencia recurrida decreta
como hecho probado, que no se puede marginar y menos hacer supuesto de la cuestión, como lleva a
cabo la entidad recurrente, para substraerse a sus obligaciones indemnizatorias, conforme a los
artículos 1101, 1103, 1106, 1108 y concordantes del Código Civil, así como el 1162, que resulta de
procedente aplicación, al imponer el deber de pagar a la persona a cuyo favor estuviese constituida la
obligación, por ser quien ostenta condición de única acreedora para el percibo de los devengos
correspondientes. Así el pago efectuado a otra persona, extraña a la relación obligatoria creada o
surgida, no resulta válido, conforme al artículo 1163 del Código Civil, salvo que se hubiera
convertido en utilidad acreditada del acreedor, que no es el supuesto que se enjuicia.
El referido artículo civil 1162 no admite otra interpretación que la literal, para alcanzar la
conclusión de ser inoperante todo pago que no encaja en los términos del texto, sin perjuicio de las
excepciones que el Código contempla y que aquí no concurren.
El artículo 1164 del Código Civil lo tuvo en cuenta la Sala en cuanto reputó acreedor aparente a la
«Compañía de Jesús», dándole eficacia liberatoria, pero solamente hasta que la parte recurrente tuvo
noticia exacta de la fecha precisa en que había fallecido el Padre O. No procede, como se sostiene,
aplicar situación de buena fe a los pagos posteriores llevados a cabo a la Orden religiosa de
referencia, lo que no conjuga con la declaración de concurrir negligencia total en dicha actuación
que la Sala sentenciadora declara expresamente, por lo que el principio de buena fe en que descansa
el referido artículo 1164, no concurre con efectos posteriores y permanenciales, ya que la
«Compañía de Jesús» no era ya ni acreedor aparente y menos poseía legalmente crédito alguno
contra la «Sociedad General de Autores» y sobre todo preferencial al que ostentan los herederos
conforme dispone el artículo 661 del Código Civil.
QUINTO.-La no acogida del recurso determina que se impongan las costas del mismo al litigante
que lo planteó, conforme al artículo 1715 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
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