LAS MUJERES ESPACIOS DE SALVACIÓN

Anuncio
Las mujeres espacios de salvación
LUDMILA JAVOROVA
NOMBRE: LUDMILA JAVOROVA (1932)
BIOGRAFÍA: Nace en 1932 en Brno en el seno de una familia religiosa.
Es la quinta de ocho hermanos. Su madre rezaba diferente y les despertaba la conciencia. La familia era una “versión doméstica” de la Iglesia.
Anticipaban muchos cambios del CV II.
Estaban en guerra pero les alentaba a no tener miedo. Checoslovaquia
sufrió la ocupación nazi durante toda la 2ª G.M.
Como los chicos no podían interrumpir sus estudios, la mandaron lejos
a cuidar a su abuelo. Algo se cerró dentro de ella. Al volver a su casa,
tuvo una experiencia mística. Su confianza en Dios fue la fuente de su fe y de su ser. Con 14
años asistió a un retiro. Se sentía preparada para dejar atrás todo lo que le era familiar y
seguro para servir a Dios. Ese deseo fue un fuego interior que nada ni nadie pudo apagar.
Félix Mª Davidek era amigo de la familia. Fue ordenado sacerdote católico en Brno.
Ludmila se dio cuenta de que los sacerdotes sólo sabían dar órdenes ni la invitaban a dialogar.
Tan solo daban las migajas.
Ludmila nunca había hablado a nadie, excepto a sus padres, de su vocación a la vida religiosa.
Davidek pasó 14 años en prisión. En 1964 fue puesto en libertad y le pidió a Ludmila: “La
Iglesia te necesita”. Ese fue el comienzo. A la hora de tomar decisiones, los dos eran iguales.
En general, las mujeres eran muy dependientes de los sacerdotes. Como varones y, además,
como sacerdotes fueron educados de forma que se les hacía muy difícil relacionarse con las
mujeres como iguales.
El obispo Jan Blaha consagró a Félix Mª Davidek obispo.
“Koinotes” era la comunidad que emergía bajo su liderazgo en colaboración con Ludmila
Javorova. Koinotes se extendió por toda Checoslovaquia como una red de pequeñas
comunidades domésticas. Se reunían en las casas para celebrar la eucaristía.
La década de los 60 produjo un cambio en la vida política y cultural que culminó en la
“Primavera de Praga”, pero en la noche del 21 de agosto, tanques del ejército ruso invadieron
Checoslovaquia, al que siguió un período de 20 años de represión, uno de los más duros de la
Europa del este.
Davidek constataba el trato injusto que se daba a las mujeres y la ausencia de mujeres
sacerdotes. En 1970 anunció que convocaría un “concilio del Pueblo de Dios” en las zonas
donde Koinotes se había afincado con el fin de discernir la pastoral adecuada para cada lugar.
Era urgente abordar la cuestión del ministerio de las mujeres. La organización del mismo
requería no dejar ningún rastro escrito que pudiera ser descubierto por la StB1.
Uno de los obispos le dijo a Ludmila que Félix la ordenaría. Pero todo se suspendió por el
desacuerdo entre los sacerdotes y obispos. Aquella noche Félix le preguntó si deseaba recibir
la ordenación. Ludmila aceptó. Dijo sí a la ordenación y a todas las consecuencias que
conllevaba. No tenía ni idea de cómo desarrollar ese carisma pero lo aceptó con fe, con
responsabilidad y con amor.
Ludmila fue a casa de Félix para recibir el sacramento reservado durante siglos a los varones.
Llevaba toda la vida preparándose, había sentido la llamada una y otra vez en su interior
esperando una ocasión como ésta. Antes de su ordenación sacerdotal, Ludmila fue ordenada
diácono. La liturgia fue tomada literalmente del Rito de ordenación según el Pontifical
Romano. Davidek siguió el mismo rito usado durante siglos desde tiempo inmemorial para
ordenar a los hombres.
1
StB, la temida policía de seguridad del estado
Las mujeres espacios de salvación
Ludmila Javorova fue ordenada sacerdote romana católica el 29 de diciembre de 1970 por el
obispo Félix Mª Davidek, en presencia de su hermano Leo, sacerdote y testigo del
acontecimiento. Luego, celebró su primera misa tranquilamente junto a ellos.
Ludmila guardó su secreto. Era una de las condiciones para ser ordenada. No podía contárselo
a nadie. No entendía la razón por la que la jerarquía de la Iglesia ponía objeciones a la
ordenación de la mujer. Ella la aceptó porque quería servir. La esencia del sacerdocio es el
ministerio y eso es lo que eligió.
Los que conocían el caso de Ludmila seguían acudiendo a confesarse con ella pues rehusaban
hacerlo con un sacerdote.
Luego, le pidió a Félix que le eximiera de la obligación de guardar silencio y pudo comunicarlo
a un círculo más amplio de Koinotes. A veces concelebraba con otros sacerdotes pero nunca
entendió por qué ni uno solo de ellos la invitó jamás a presidir.
Lo más duro fue tener que ocultarlo a los que ella quería. Sus padres nunca lo supieron.
Cuando la salud de Davidek se deterioró, decidió entrar en acción. Informó al papa de forma
sencilla, con una sola frase. Llevó la carta personalmente al cardenal Tomasek a Praga y puso
“Solo papa”, para que se la enviara al papa Juan Pablo II. El cardenal le dijo que cuando
volviera de Roma la llamaría y le diría qué había sucedido. Nunca lo hizo. Ludmila sabe que el
papa la recibió. Él mostró la carta a alguien; se lo oyó a un sacerdote que estaba presente; no
puede decir su nombre pero sabe que dice la verdad.
Davidek estuvo dos años muy enfermo. Sólo Ludmila y su hermano Josef pueden hablar de sus
últimos días. Félix Mª Davidek, que jamás había vestido de obispo, fue vestido con sus ropas
talares, sin la mitra, que nunca se puso, y fue enterrado en Turany.
El clero de 1ª línea, a quienes el gobierno había autorizado para ejercer el ministerio y
provenían de seminarios controlados por los comunistas, se reconciliaron rápidamente. El
clero de 2ª línea, que eligió actuar clandestinamente para mantener la integridad de la fe
católica, fue tratado de forma diferente. Su ministerio había sido invisible y su ordenación
secreta.
De repente, a los ojos de Roma, lo que había sido considerado legítimo bajo las fuerzas del
comunismo se percibía como un sacerdocio paralelo y un problema a resolver.
En el año 2000 el cardenal Ratzinger, publicó una Instrucción explicando la decisión de Roma
de exigir la ordenación “sub conditione” para los sacerdotes cuyas ordenaciones se
consideraba que eran de validez dudosa. Existe todavía un grupo de sacerdotes que no han
aceptado dicha ordenación porque creen que la suya fue válida y su sacerdocio legítimo. Les
ofende que sus años de ministerio sacerdotal en condiciones difíciles, arriesgando su propia
vida, esté siendo puesta en cuestión.
En Koinotes, Ludmila tampoco fue aceptada por todos. Nadie se atrevió a decirle que
abandonara las reuniones y ninguno fue capaz de decir que había sido vicario general durante
años con autoridad para actuar. La exclusión no solo venía de Roma. Algunos sacerdotes que
sabían que estaba ordenada comenzaron a distanciarse de ella ya que podía ser un obstáculo
para su aceptación por parte de la Iglesia.
Ludmila no se hacía ilusiones de que el Vaticano reconociera su sacerdocio, pero quería que
hubiera constancia de que ella también había sido ordenada.
En 1995 fueron a entrevistarla y se dijo, “basta de rodeos”. Confirmó que había sido ordenada
y que esa información era confidencial. El editor de la revista le sugirió que no podía
mantenerla en secreto. En 1996 fue convocada por el obispo de Brno, quien le notificó que se
le prohibía formalmente ejercer su sacerdocio, que era considerado inválido. La prohibición
venía de Roma. Ludmila se pregunta si es posible quitar algo que es un don de Dios.
ESPACIOS DE SALVACIÓN
Destaco algunos momentos nucleares en la vida de Ludmila.
Las mujeres espacios de salvación
-
-
Desde pequeña se rebeló a que las niñas no pudieran ser “Reverendos padres”. Su padre
le dijo: “Reza por ello, algún día sucederá”.
A través de la fe sosegada de su madre, Ludmila sentía que Dios la confortaba.
Su confianza en Dios fue la fuente de su fe y de su ser.
El hecho de que los hombres tuvieran acceso al apoyo espiritual mientras que a las
mujeres se les negara por razón de género, le parecía injusto y contrario a los caminos
del Espíritu.
Davidek le pidió: “La Iglesia te necesita”. Así fue como comenzaron. A la hora de tomar
decisiones, los dos eran iguales. Las mujeres siempre estaban presentes en los
programas de Davidek porque las trataba como iguales.
Félix nombró a Ludmila su vicario general, tarea que ella ya desempañaba.
Davidek constataba que “La sociedad necesita el servicio de las mujeres como
instrumento especial de la santificación de la humanidad” e insistía: “Los signos de los
tiempos vienen de Dios y estamos obligados a aceptarlos. Es tiempo de afrontar esta
cuestión”.
Antes de su ordenación sacerdotal, Ludmila fue ordenada diácono.
Ludmila Javorova fue ordenada sacerdote romana católica el 29 de diciembre de 1970
por el obispo Félix Mª Davidek.
Tuvo que dejar el miedo a sí misma y a su sacerdocio. Ante la incomprensión de
algunos sacerdotes decidió seguir su propio camino. Pertenecía a su evolución
espiritual y a su crecimiento interior como sacerdote.
Informó al papa de forma sencilla, con una sola frase, sin diplomacias. “Santo Padre, he
recibido la ordenación sacerdotal bajo estas circunstancias ------, y se lo comunico”.
Ludmila se pregunta si es posible quitar algo que ella considera que es un don de Dios.
Que yo no tenga un ministerio público, no significa que haya perdido mi sacerdocio.
“Las oraciones litúrgicas están siempre en masculino; para mucha gente eso carece de
importancia, pero para mí tiene un gran significado hablar en femenino porque mi autoreflexión ante Dios llega a lo profundo. A algunas mujeres no les importa rezar en
masculino. Yo tengo el Breviario entero corregido. Cuando estoy con mujeres intento
hacerles entender pero se produce un silencio gélido; ni siquiera lo comprenden quienes
han estudiado teología”.
REFLEXIÓN PERSONAL
Lo primero que destaca en la vida de Ludmila es el progreso interior de su conciencia como
mujer llamada al ministerio sacerdotal. Su valentía al arriesgarlo todo para lograr su vocación.
La escucha de la Palabra que la hace ponerse en marcha, estudiar, su sentido de pertenencia a
la comunidad eclesial. Mujer crítica y luchadora, que vive la fraternidad junto a su obispo y
amigo, Félix M. Davidek, hasta su muerte.
De nuestro grupo fueron a visitarla a su casa para solidarizarse a favor de su ordenación pero
ella rehusó por la promesa hecha al Vaticano. Fue emocionante cuando le pidieron la
bendición como sacerdote católica y ella accedió.
¿Sentimos, como Ludmila, la pertenencia a una comunidad cristiana (se llame como se llame)?
¿Qué vínculos me sostienen al grupo de Mujeres y Teología de Madrid?
¿Qué experiencias he compartido en el grupo? Luces y sombras.
¿Qué consecuencias se derivan de esta experiencia?
¿Qué caminos de liberación, acogida, maduración en la fe, he ido percibiendo en mi
dinamismo interior, a raíz de mi experiencia como miembro de M y T?
¿A qué me impulsa todo ello?
¿Sigue teniendo futuro la utopía de sabernos mujeres cristianas, fermento en la masa eclesial?
Las mujeres espacios de salvación
¿Cómo lo materializo? ¿En qué ámbitos?
¿Qué echo en falta? ¿Qué dificultades reales estoy teniendo ahora?
PROPUESTAS DE SALVACIÓN HOY:
El mensaje de Ludmila infunde esperanza. Sabe que no está sola. “Estamos convencidas de que
esa tarea tan grande que exige un cambio significativo en el pensamiento humano, no está en
nuestras manos y tiene que ser confiada al Espíritu Santo. Lo que se ha comenzado, otr@s lo
deben continuar. En esto reside nuestra esperanza”.
Describe tus esperanzas.
Descargar