Lucha contra la corrupción y espacios de impunidad

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Lucha contra la Corrupción y Espacios de
Impunidad.
Documento de Sustentación.
DESARROLLO TEMATICO
INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS Y CORRUPCIÓN
Sociedad y Corrupción
En Iberoamérica la corrupción1 se ha constituido en el más devastador de
los flagelos de la administración pública y de la vida social; contaminando y
echando raíces en lo más profundo de las estructuras de las naciones, generando
una cultura de robo, encubrimiento y falsedad, enquistándose en los organismos
del estado y protegiéndose tras un muro de impunidad. El fenómeno “corrupción”
es cíclico, ya que si bien sus mayores manifestaciones ven la luz en el aparato
estatal, muchas de estas acciones están promovidas por intereses particulares,
que de esta manera, privan sobre el bien común.
La percepción general de la mayoría de sociedades Iberoamericanas en
relación con la corrupción y los aparatos de gobierno, es alta.
La corrupción se constituye además en un lastre para el desarrollo de la
sociedad en todos sus ámbitos; distorsiona el fenómeno económico, altera los roles
sociales e inclusive vicia las manifestaciones políticas y culturales de una nación.
Múltiples son los casos de corrupción dentro del aparato estatal, traduciéndose en
un claro desencanto y divorcio de la sociedad con las instituciones del estado,
quienes, en lugar de velar por los intereses comunes se han trastocado en
herramientas al beneficio de unos pocos.
Dentro del contexto anterior, los poderes judiciales tienen el compromiso y
el reto de recuperar su protagonismo perdido a manos de poderes fácticos, a
través de una efectiva y pronta aplicación de justicia que desmorone las
estructuras de corrupción y reconstruya el dañado tejido social, valorizando una
cultura de probidad y justicia, auxiliados por sus respectivos Consejos de la
1
Corrupción, definición preliminar: conducta llevada a cabo por funcionarios públicos en la que se abusa del
poder adquirido para alterar las formas y procedimientos establecidos en la ley, para la obtención de fines
privados. (Guatemala)
judicatura, magistratura o poder judicial, como entes encargados de optimizar el
recurso humano que constituyen los jueces y magistrados.
Instituciones democráticas
La generalidad de países de Iberoamérica ha generado instituciones que
tienen por objeto la defensa de los intereses de la nación, el combate a la
corrupción y la impunidad, y en general, el fortalecimiento de los sistemas de
administración de Justicia. Algunas de ellas generadas por el mismo estado y otras
patrocinadas por entidades internacionales preocupadas por el fenómeno de la
corrupción.
Entre ellos destacan, defensorías del pueblo, procuradurías de los derechos
humanos y ong´s vinculadas al sector justicia.
Organismo Judicial y combate a la corrupción
Los Poderes Judiciales han sido plenamente identificados como
herramienta y finalidad del fenómeno de la corrupción. Siendo que su función
primordial es la impartición de justicia, su sola disfunción garantiza la perpetuación
de la impunidad. La democratización del área ha traído consigo nuevos aires en
los sistemas judiciales latinoamericanos, que han emprendido procesos de
modernización y de combate a prácticas corruptas.
La existencia de nuevos órganos de administración de la carrera judicial,
garantiza una mejor preparación inicial de los aspirantes a jueces, así como una
capacitación continuada sistematizada en las necesidades del juzgador y del
país. Así mismo se han promulgado, no sólo leyes contra la corrupción, sino
normativos de carácter ético con una función más
educacional que
sancionadora.
El poder judicial es el eje del sistema de administración de justicia, la pieza
central de una balanza integrada además por las Fiscalías o Ministerios Públicos,
las Defensorías, los cuerpos policíacos y los cuerpos de profesionales del derecho;
y por ello, todo esfuerzo en pro de la erradicación de la corrupción llevada a
cabo en su seno es estéril si no está aunado a un esfuerzo coordinado de los
demás actores de la justicia; más aún, vanos serán si no se hacen los esfuerzos
para instaurar efectivamente una cultura de probidad y justicia en la sociedad, de
manera que se valorice en la conciencia colectiva la noción que ser justo es el
único camino para una mejor nación.
Ministerio Público
Defensoría Pública
Cuerpos Policíacos
Órganos de
Probidad
Instituciones
vinculadas al tema
Entidades estatales
PODER
JUDICIAL
Sociedad Civil
organizada
Sector Económico
Medios de
Comunicación
Colegios
Profesionales
Iglesias
Universidades
Otros entes no
estatales
Así pues, el fortalecimiento del poder judicial debe provenir de la sociedad
y retroalimentar a la misma, es la sociedad la que otorgará los parámetros de la
transformación y modernización del sector justicia, y quien en última instancia
recibirá los beneficios de dicha implementación.
FORTALECIMIENTO DE LA INTEGRIDAD JUDICIAL.
MECANISMOS PARA EL CONTROL DE LA CORRUPCIÓN.
Fortalecimiento de la Integridad Judicial.
Dentro de los múltiples campos de acción en los que de desarrolla el
combate a la corrupción, el fortalecimiento a la integridad de los funcionarios
públicos reviste de especial importancia debido al carácter preventivo del mismo,
ya que, si uno de los sujetos de la relación no está anuente a la realización de un
acto corrupto, el mismo no puede perfeccionarse.
¿Qué se debe entender como integridad? El término se refiere en primer
lugar a una cohesión de valores éticos y morales que rigen la conducta de una
persona, y que lo conducen a hacer lo que considera correcto; esta acepción de
lo correcto está inspirada en los más altos principios, y entre ellos destaca el
bienestar común sobre el particular; implica también, la propensión a la defensa
de sus valores morales ante agentes externos corruptores.
Es decir, que el funcionario íntegro, no sólo desempeña satisfactoriamente
sus labores, sino que se conduce de manera intachable, dentro y fuera de su
ámbito laboral y en cualquier circunstancia.
La promoción de la integridad dentro de la estructura del estado se puede
llevar a cabo a través de capacitación constante sobre el tema, además de
programas de concientización que remarquen la importancia del rol del operador
de justicia, y la trascendencia de su actuación en la vida de la sociedad; en dicha
tarea juegan un papel fundamental las Escuelas Judiciales y diferentes unidades
de capacitación del sector.
Medidas Preventivas
El combate a la corrupción no implica solamente la persecución penal de
los funcionarios públicos que hayan incurrido en dichos actos, sino la existencia de
un sistema que evite la posibilidad de dichas prácticas, mediante la reducción de
la discrecionalidad en el accionar del los entes y funcionarios estatales y el
fortalecimiento de los organismos de control y auditoría, así como una mayor
participación de la sociedad en el rol de fiscalizadora de sus funcionarios, que se
deben a ella en última instancia.
La generalidad de países del área posee Contralorías de Cuentas u
organismos equivalentes, así como leyes específicas en el tema de control de
bienes de funcionarios y empleados públicos, de contrataciones y erogaciones
por parte del estado. El problema, sin embargo radica principalmente en la falta
de observancia de las leyes, así como en la debilidad de las sanciones aplicadas
a los funcionarios que inobserven dichas disposiciones.
Una de las prácticas más comunes en este sentido son las “declaraciones
patrimoniales” que constituyen un total inventario de los bienes de los funcionarios
públicos previo a la toma de posesión de un cargo; sin embargo, la utilización de
testaferros y otras argucias de tipo legal para enmascarar la adquisición de nuevos
bienes hacen necesario que se replanteen los mecanismos preventivos de esta
índole.
Participación activa de la sociedad civil
El rol de la sociedad civil en la lucha frontal contra la corrupción toma
mayor relevancia y significado, puesto que pueden existir instituciones y leyes, pero
es, en último término, la sociedad quien, como receptora de todas estas acciones,
dictaminará si sus esfuerzos son fructíferos o no.
El accionar de la sociedad civil está condicionado por el grado de cultura
de la misma, el cual, en el caso de muchos países de Iberoamérica es pobre, sufre
todavía de los resabios de las dictaduras que en ella existieron durante más de
treinta años; por lo tanto, toda acción en el sentido de aumentar la participación
de la sociedad civil en el tema de la corrupción, validará dicha lucha, por cuanto
es la sociedad el juez final del resultado de tales acciones.
Así como se ha mencionado que la corrupción se comporta de manera
cíclica, el fenómeno de su ruptura debe generarse de la misma manera en el seno
de la sociedad; no existe corrupto sin corruptor, y conforme aumente la
conciencia en nuestros países de la necesidad imperante de la existencia de
gobiernos probos, el fenómeno de la corrupción se irá haciendo más aislado, y el
corrupto será visto como una anomalía en la estructura social, una lacra en el
costado del progreso y desarrollo de la nación.
Publicidad y transparencia administrativa. Una herramienta valiosísima para
la prevención de la corrupción y la detección de la misma es la exigencia de
transparencia en el actuar del aparato estatal y el acceso que la sociedad civil
tenga a la información generada por el mismo. No todos los países de
Iberoamérica poseen una ley de libre acceso a la información, y, en algunos
casos, es letra muerta.
La publicidad de los actos públicos no puede ser una concesión gratuita del
estado, sino una exigencia de la sociedad hacia sus servidores. Un aparato estatal
corrupto ocultará las cifras de su manejo presupuestario, distorsionará los números
y viciará las cuentas. El acceso a la información generado por los aparatos
estatales es también un derecho que la sociedad civil debe ejercitar sin
miramientos.
Se hace necesario que los organismos de estado legislen en el sentido de
otorgar “puertas abiertas” a los particulares que deseen acceder a la información
por ellos generada, con las limitantes impuestas sólo por la seguridad nacional y
asuntos de carácter personal; pero más que ello, crear los mecanismos de
vigilancia que garanticen el cumplimientos de dichos cuerpos normativos, tarea
última, a cargo de la sociedad civil y las entidades que acoge en su regazo.
Asimismo, resulta oportuno destacar que se han identificado principios básicos
tendentes a propiciar una gestión pública que pueda resistir al fenómeno de la
corrupción. Los principios que se señalan son los siguientes:
n.
a.
b.
c.
d.
e.
f.
g.
h.
i.
j.
k.
l.
m.
Probidad
Prudencia
Justicia
Templanza
Idoneidad
Responsabilidad
Aptitud
Capacitación
Legalidad
Evaluación
Veracidad
Discreción
Transparencia
o.
p.
q.
r.
s.
Deber de
presentar
declaración
jurada
patrimonial
Obediencia
Independencia
de Criterio
Equidad
Igualdad en el
trato
Ejercicio
adecuado del
cargo
t.
Uso adecuado
de los bienes de
trabajo
u. Uso adecuado
del tiempo de
trabajo
v. Colaboración
w. Uso de
información
x. Obligación de
denunciar
y. Dignidad y
decoro
z. Honor
aa. Tolerancia y
Equilibrio
ESPACIOS DE IMPUNIDAD. LEGISLACIÓN PARALELA
Fenómeno de la Impunidad
La impunidad y la corrupción son fenómenos que se complementan y
entremezclan; la corrupción facilita y permite la impunidad, y esta a su vez
incentiva la corrupción. Los espacios de impunidad pueden entenderse como los
vacíos legales y estructurales en los sistemas de administración de justicia que
permiten, facilitan y consienten que un determinado hecho punible no sea
castigado.
Dentro de ese marco, la existencia de normas paralelas que coadyuvan la
administración de justicia, como las normas éticas y códigos dirigidos a
empleados, funcionarios y dignatarios del estado, normas de protección de
testigos, regulaciones del acceso a la carrera pública y la carrera judicial, cobran
importancia, por el apoyo y complementación que brindan al combate a la
impunidad.
Normativa Ética
Lo constituyen cuerpos legales en los que se enumeran principios de
carácter ético y conductas a seguir por parte de los miembros de los poderes del
estado. Su observancia se presume obligatoria pero no existen sanciones directas
a su incumplimiento. Constituyen un modelo a seguir, un paradigma ético de
valores que se deben implementar por parte de los funcionarios públicos.
La debilidad evidente de este tipo de normativos la constituye su carácter
no vinculante, puesto que su cumplimiento está condicionado más a factores
internos que a externos, y en el caso de América Latina, los esquemas de valores
de muchas personas se hayan seriamente distorsionados, producto de los antivalores introducidos por el narcotráfico y la contra cultura de la impunidad.
En muchos países del área se han promulgado cuerpos normativos de tipo
ético, por lo que las acciones en este tema deben ir encaminadas a desarrollar los
mecanismos que incentiven su cumplimiento, sistemas de recompensa al
funcionario y/o empleado que cumpla con los estándares éticos establecidos y los
sobrepase, convirtiéndose en un modelo y ejemplo para sus pares.
Procesos de Selección
Un aspecto importante del esfuerzo que se hace en el sector justicia en
particular y el aparato estatal en general lo corresponde la implementación de
procesos de selección para el ingreso, tanto a la carrera judicial como a la carrera
pública que garanticen la excelencia profesional o técnica, como la vocación de
servicio y la probidad de aquellos que ingresen a servir al estado.
No todos los países y no todos los poderes del estado han implementado
procesos de oposición o valoración de méritos que permitan garantizar el ingreso
al servicio de los mejores elementos humanos, pues en muchos de ellos aún privan
criterios subjetivos y tráfico de influencias.
Los procesos de selección, debidamente implementados constituyen un
medio eficaz para aumentar la capacidad y la eficiencia en las instituciones
estatales.
Los poderes judiciales del área deben hacer el esfuerzo por establecer y
optimizar rigurosos procesos de selección, en los que, además de evaluar méritos
cognoscitivos e intelectuales, se permita participar a la sociedad en el
señalamiento de los malos elementos y actuar como agente depurador.
Protección de testigos
Dentro del esfuerzo que significa el combate a la corrupción y a la
impunidad, es extremadamente necesario que todos los países cuenten con un
eficaz y funcional sistema de protección de testigos, de manera que aquellas
personas o funcionarios que se atrevan a denunciar actos reñidos con la ley (en
ocasiones en altas esferas del gobierno) tengan la certeza que su vida y la de su
familia no correrán riesgos, y que las entidades encargadas garantizarán, no sólo
su seguridad, sino un nivel de vida aceptable y decoroso.
De la información preliminar recabada se puede afirmar que este es un
tema todavía en estadios tempraneros en varios de los países del área, en los
cuales, siquiera se cuenta con el marco legal necesario para desarrollar
adecuadamente esta actividad, mucho menos con la infraestructura y aparato
logístico y tecnológico necesario.
Se debe tener plena conciencia de la urgente necesidad de echar a
andar funcionales sistemas de protección, creando sus respectivos marcos legales
y analizando las fortalezas y debilidades de los sistemas existentes.
Órganos de Probidad
Entendida la Probidad Administrativa como el principio consistente en
observar una conducta profesional intachable y un desempeño honesto de la
función o cargo, con preeminencia del interés común sobre el particular, los
órganos de probidad serán aquellas ramificaciones del estado encargadas de
velar por el efectivo cumplimiento de las disposiciones éticas existentes en el país;
la probidad corresponde a un orden superior al de la legalidad, esto es, a la esfera
de lo ético y lo moral.
El fin esencial que debe perseguir la estructura administrativa es alcanzar el
bien común. Este propósito, unido al principio de la legalidad, propio del estado
de derecho, impone a la Administración la obligación de perseguir siempre en su
obrar la consecución del interés público.
Las infracciones a la probidad suponen la existencia de un acto ajustado a
la legalidad extrínseca, pero además viciado por no responder en su motivación
interna al sentido mismo de la actividad administrativa, orientada a la promoción
del bien público y sometidas a ineludibles imperativos de lo que es justo.
Las procuradurías de los derechos humanos o defensorías del pueblo/de los
pobres son órganos que se pueden enmarcar dentro de esta categoría, lo son
también comisiones específicas de notables o asambleas colegiadas sobre el
tema específico con representantes de los diferentes sectores de la sociedad.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Legislación Internacional
Todos los países de los que se ha recabado información son signatarios de
la Convención Interamericana contra la Corrupción (A excepción, obvia, de los
países que forman parte de la península ibérica). Dentro de ese contexto, es
importante establecer que un instrumento de esa naturaleza ejerce soporte a las
legislaciones nacionales y además las compromete a tomar acciones sobre el
tema corrupción y por lo tanto impunidad.
La antes mencionada convención compromete a los países signatarios a
“crear, mantener y fortalecer”:
1. Normas de conducta para el correcto, honorable y adecuado cumplimiento
de las funciones públicas.
2. Mecanismos para hacer efectivo el cumplimiento de dichas normas de
conducta.
3. Capacitación al personal de las entidades públicas.
4. Sistemas para la declaración de los ingresos, activos y pasivos por parte de las
personas que desempeñan funciones públicas.
5. Sistemas para el ingreso de funcionarios públicos y para la adquisición de
bienes y servicios por parte del Estado.
6. Sistemas adecuados para la recaudación y el control de los ingresos del
Estado, que impidan la corrupción.
7. Leyes que eliminen los beneficios tributarios a cualquier persona en violación
de la legislación contra la corrupción.
8. Sistemas para proteger a los funcionarios públicos y ciudadanos particulares
que denuncien de buena fe actos de corrupción, incluyendo la protección de
su identidad.
9. Órganos de control superior, para prevenir, detectar, sancionar y erradicar las
prácticas corruptas.
10. Medidas que impidan el soborno de funcionarios públicos.
11. Mecanismos para estimular la participación de la sociedad civil.
12. Remuneración equitativa del empleado público para garantizar la probidad
en el servicio.
Acciones coordinadas
El accionar de los países iberoamericanos se fortalece en la medida que
este se hace de manera conjunta; la Convención Americana contra la Corrupción
además de proporcionar un marco legal común marca una ruta de acciones a
seguir por parte de los países del área.
Es importante señalar que el nivel de corrupción y el desarrollo de las
instituciones y mecanismos para combatirla difieren de un país a otro, así, hay
regiones en las que, a pesar de no existir legislación específica sobre el tema, el
conjunto del ordenamiento jurídico funciona de tal manera que no lo hacen
necesario, mientras que en otras, la corrupción está de tal manera
institucionalizada que la existencia de cualquier ley está predispuesta a fracasar.
Es necesario aprender de las acciones llevadas a cabo y que han arrojado
resultados positivos para emularlas.
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