2009-00032-01 RC

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
Magistrado Ponente:
PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
Bogotá, D.C., veinte (20) de marzo de dos mil nueve
(2009).
Discutido y aprobado en Sala de 18-03-2009
REF. Exp. T. No. 05001 22 03 000 2009 00032 01
Decídese la impugnación interpuesta contra la sentencia
dictada el 2 de Febrero de 2009 por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Medellín, Sala Civil, mediante la cual denegó la acción
de tutela promovida por Luis Oscar Cadavid Sierra frente al
Juzgado Civil del Circuito de Girardota (Antioquia).
EL RECLAMO CONSTITUCIONAL
Y SU FUNDAMENTO
1. Solicitó el peticionario, como mecanismo transitorio, la
protección de sus derechos fundamentales al debido proceso y al
patrimonio económico, presuntamente vulnerados por la autoridad
accionada, en el proceso ejecutivo singular que inició contra Ignacio
y Gonzalo Escudero Cadavid.
2. Sustentó su petición en los siguientes hechos
relevantes:
2.1. Que el Juzgado Primero Promiscuo Municipal de
Copacabana
(Antioquia)
emitió
sentencia
en
el
proceso
referenciado, el 31 de marzo de 2008, declarando no probadas las
excepciones de pago parcial y falsedad material de los títulos
valores, ordenando seguir la ejecución y condenando en costas a
los ejecutados.
2.2. Que el Juzgado Civil del Circuito de Girardota
(Antioquia) revocó dicha providencia mediante sentencia de 15 de
diciembre de 2008 y, en su lugar, declaró probada la excepción de
falsedad material, levantó las medidas cautelares y condenó al
accionante a pagar las costas en las dos instancias y los perjuicios
causados con la práctica de las cautelas.
2.3. Que la sentencia de segundo grado incurrió en una vía
de hecho, toda vez que la falsedad material declarada por el
juzgado accionado no tiene la virtud de restarle eficacia cambiaria a
los títulos valores, en la medida que su alteración fue parcial, pues
sólo involucró las fechas de vencimiento de las obligaciones, sin
afectar las de su creación, su importe y las firmas de los signatarios.
2.4. Que la decisión atacada, aparte de desconocer los
artículos 1501 y 1757 del Código Civil, 177 del C. de P. Civil y 619,
620, 621, 622, 631, 673-1, 781 y 793 del Código de Comercio, le
causó un perjuicio irremediable, no solo por la eventual pérdida de
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su dinero, ante la extinción de la acción cambiaria, sino por la
condena en costas y perjuicios de que fue sujeto.
3. Solicitó, en consecuencia, que se revoque la sentencia
cuestionada y se confirme la de primera instancia.
LA RESPUESTA DE LAS AUTORIDADES ACCIONADAS
1.
El
Juzgado
Primero
Promiscuo
Municipal
de
Copacabana se abstuvo de pronunciarse, en consideración a que el
expediente no ha regresado a su despacho, con ocasión del trámite
de la alzada.
2. El Juzgado Civil del Circuito de Girardota tampoco se
refirió al asunto, pese a ser notificado en tiempo.
LA SENTENCIA IMPUGNADA
El Tribunal denegó la protección demandada porque
concluyó que la sentencia atacada no representa una vía de hecho,
pues, a su juicio, contiene una racional interpretación de las normas
sustanciales aplicables al caso y una valoración razonable de las
pruebas incorporadas legalmente al proceso. En efecto, adujo, que
la providencia cuestionada no es irracional ni caprichosa, pues la
conclusión de hallar desnaturalizadas las letras de cambio base de
la ejecución, se apoyó en que las pruebas grafológica y
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testimoniales dieron cuenta que éstas fueron creadas dejando en
blanco el espacio asignado a la fecha de vencimiento de las
obligaciones, sin que la parte ejecutante haya acreditado acuerdo,
autorización o carta de instrucciones que validara su completitud o
que se tratara de una letra de cambio a la vista.
Respecto de la protección del patrimonio económico,
también lo denegó, al considerar que no tiene connotación de
derecho fundamental.
LA IMPUGNACION
El peticionario apeló el fallo de primer grado, porque estimó
desacertado que el Tribunal acompañe al juzgado accionado en su
decisión de invertir la carga de la prueba en el trámite de la
excepción, pues a los ejecutados les incumbía demostrar la
extinción de los créditos reclamados. Advirtió que éstos no
desconocieron las obligaciones contenidas en las letras de cambio,
sólo alegaron una posible alteración de sus textos, cuestión que
considera infundada, si se tiene en cuenta que la legislación
comercial faculta al tenedor del título valor con espacios en blanco
para completarlo a fin de iniciar la acción ejecutiva, siendo eso
precisamente lo que se hizo.
Insistió en la incursión en una vía de hecho, porque la
sentencia aplicó una norma sustancial que no se adecuó a las
circunstancias fácticas que subsumió, con el agravante de que la
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extinción de la obligación le causará la pérdida de su dinero,
configurándose, por tanto, un enriquecimiento sin justa causa.
CONSIDERACIONES
1. La Corte ha reiterado que la acción de tutela es un
mecanismo excepcional instituido para la protección inmediata de
los derechos fundamentales de las personas, frente a la amenaza o
violación que pueda derivarse de la acción u omisión de las
autoridades públicas o de los particulares, en los casos previstos en
la ley, sin que pueda erigirse en una vía sustitutiva de los medios
ordinarios de defensa que la Constitución y la Ley consagran para
salvaguardarlos.
De igual manera, ha insistido en que este mecanismo
procede excepcionalmente contra providencias judiciales, si éstas
representan
una
vía
de
hecho,
es
decir,
si
se
apartan
ostensiblemente del ordenamiento jurídico o responden al capricho
o arbitrariedad del juzgador.
2. Examinados los puntos controversiales que concitan la
atención de la Sala, es evidente la equivocación endilgada al
fallador por el quejoso, al punto de configurar una vía de hecho,
habida cuenta que la sentencia atacada hizo una apreciación
errónea de las reglas relativas a la carga de la prueba y le otorgó a
la excepción cambiaria de alteración del texto de los títulos valores,
o falsedad material de los mismos, unos efectos que contrarían el
ordenamiento jurídico vigente.
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En efecto, el juzgado accionado estimó que si la parte
ejecutada propuso como excepción cambiaria la alteración del texto
del título-valor, por haberse llenado los espacios en blanco dejados
en el momento de su creación, le correspondía a la parte ejecutante
demostrar que su completitud se ajustó a la carta de instrucciones o
a su autorización, carga probatoria que, a juicio de la Sala, no le
incumbía cumplirla a este sujeto procesal, en la medida que el
artículo 177 del C. de P. Civil le imponía a la parte demandada
probar el supuesto de hecho invocado en la excepción formulada.
Recuérdase que quien suscribe un título valor con espacios
en blanco se declara de antemano satisfecho con su texto
completo, haciendo suyas las menciones que se agregan en ellos,
pues es conciente que el documento incompleto no da derecho a
exigir la obligación cambiaria, luego está autorizando al tenedor,
inequívocamente, para completar el título, a fin de poder exigir su
cumplimiento, aunque, esto es claro, debe aquel ceñirse a las
instrucciones que al respecto se hubieran impartido.
Por supuesto que esa posibilidad de emitir títulos valores
con espacios en blanco, prevista y regulada por el ordenamiento,
como ya se dijera, presupone la completitud del título en dos
momentos distintos: uno, cuando fue emitido por su creador, y otro,
cuando es cubierto para efectos de ejercitar la acción cambiaria. Así
se colige de lo dispuesto por el artículo 622 del Código de
Comercio.
Luego, si la parte ejecutada alegó como medio defensivo
que el espacio en blanco asignado a la fecha de vencimiento no fue
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llenado con sustento en un acuerdo o en una carta de instrucciones,
constituyendo ese proceder, a su juicio, una “falsedad material”, le
incumbía a ella, en asuntos como el de esta especie, probar ese
hecho de manera integral, vale decir, que asumía el compromiso de
demostrar que realmente fueron infringidas las instrucciones que
impartió, labor que, desde luego, tenía como punto de partida
demostrar cuáles fueron esas recomendaciones.
Pero, además, resulta contrario a la lógica declarar la
falsedad material del título valor por una eventual alteración de su
texto, por el hecho de llenar sus espacios en blanco, si se advierte,
de un lado, que por estar en blanco el espacio carece de un texto
que se pueda alterar y, de otro, que el mismo ordenamiento
mercantil, como se dijo, autoriza su completitud conforme a las
autorizaciones dadas. Cabe subrayar en el punto, entonces, que
media una gran distancia entre la adulteración del contenido del
título y la potestad que se le confiere al tenedor para completarlo.
Tampoco puede sostenerse, de manera rotunda como lo
hace la sentencia cuestionada, que la eventual “alteración” de los
títulos valores, por razón de ser cubiertos sus espacios vacíos,
comporte ineludiblemente su ineficacia cambiaria; desde luego que
es posible que si a un tenedor de buena fe llega un título valor que
previamente ha sido cubierto con quebrantamiento de las
instrucciones impartidas, a ese tenedor no le sea oponible la
excepción derivada de esa circunstancia. Así lo prescribe el artículo
622, inciso 3°, del Código de Comercio.
En este orden de ideas, la Corte revocará el fallo objeto de
impugnación y, en su defecto, concederá el amparo deprecado,
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pero estará encaminado únicamente a que el sentenciador
reexamine lo concerniente con la alteración material del título, lo
relativo a la carga de la prueba y su aplicación en el caso debatido
y, subsecuentemente, profiera la decisión que estime pertinente.
DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en
Sala de Casación Civil, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la ley, REVOCA en todas sus partes la
sentencia de fecha, contenido y procedencia puntualizados en la
motivación que antecede y, en su lugar, dispone:
PRIMERO: CONCEDER la tutela del derecho al debido
proceso, invocado por el accionante, por las razones aquí
expuestas.
SEGUNDO: DEJAR sin valor ni efecto la sentencia de
segunda instancia, proferida el 15 de diciembre de 2008, por el
Juzgado Civil del Circuito de Girardota (Antioquia), en el proceso
ejecutivo singular de Luis Oscar Cadavid Sierra contra Ignacio y
Gonzalo Escudero Cadavid, por constituir una vía de hecho.
TERCERO: ORDENAR al juzgado accionado que en el
término de diez (10) días, contados a partir de la fecha en que
reciba el referido expediente, proceda a resolver nuevamente el
recurso de apelación interpuesto contra la sentencia de primera
instancia, de conformidad con lo consignado en las motivaciones de
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este fallo. Por Secretaría, remítase copia de esta providencia a
dicho despacho.
CUARTO: DISPONER que la Secretaría de la Sala oficie al
Juzgado Primero Promiscuo Municipal de Copacabana (Antioquia)
para que remita al Juzgado Civil del Circuito de Girardota
(Antioquia), de manera inmediata, el proceso ejecutivo objeto de la
presente queja constitucional.
QUINTO: COMUNICAR por el medio más expedito lo
resuelto en esta providencia a los interesados y remitir el
expediente a la Corte Constitucional para su eventual revisión.
WILLIAM NAMÉN VARGAS
JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
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PEDRO OCTAVIO MUNAR CADENA
ARTURO SOLARTE RODRIGUEZ
CÉSAR JULIO VALENCIA COPETE
EDGARDO VILLAMIL PORTILLA
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