Curas, taxistas, maestros y policías contra el dengue: Un modo atípico para combatirlo en Catamarca Clarín 17/04/09 Catamarca está despertando frente a la epidemia de dengue que sufre por primera vez en su historia. Muchos de sus habitantes todavía no se acostumbran a usar repelentes ni a vaciar el agua de los floreros, pese a que ya hay 7.633 personas que se han infectado con el virus. Para que la actitud de la gente cambie, las autoridades sanitarias están convocando a los maestros, los profesores, los policías, los remiseros, taxistas y hasta los sacerdotes. "Cuando se identificó que había una epidemia de dengue, empezamos a capacitar a los médicos y a los enfermeros. Pero nos dimos cuenta que teníamos aumentar el alcance: por eso, estamos dando charlas para que los líderes comunitarios sepan y nos ayuden a detener al dengue", contó a Clarín Mirella Orellana, quien forma parte del comité de operaciones de emergencia que la provincia puso a funcionar en marzo. La idea es que cada profesional actúe como agente de salud y transmita en su ámbito cómo eliminar al mosquito transmisor y cómo detectar los síntomas de la enfermedad. Los primeros 10 casos de dengue se identificaron el 16 de febrero en el barrio Eva Perón, en el norte de la ciudad. Desde entonces se fueron sumando más infectados por toda la ciudad: el 95% de los 7.633 infectados residen en la capital, que tiene 160.000 habitantes. La funcionaria estima que los 160 casos de dengue que se detectan por día van a empezar a bajar pronto. Algunos vecinos creen que la aparición del dengue en Catamarca fue ocultada en febrero, porque se venía una elección legislativa en marzo. Pero Orellana, que forma parte del Ministerio de Salud, recalcó: "Desde los primeros casos de dengue, siempre se informó". Oficialmente, el gobierno provincial sólo reconoce una sola mujer fallecida por dengue clásico. Ayer por la tarde, el calor era sofocante en la capital provincial y todos se fueron a dormir la siesta entre las 13 y 17, como todos los días. Los mosquitos no se ven, pero pican, y, pese a la situación, pocos le tienen miedo. "No uso repelente. ¿Para qué? El dengue ya está aquí", dijo, resignado, Raúl, de 39 años, un chofer. Similares comentarios dijeron otros catamarqueños a Clarín. "La gente no toma conciencia del riesgo. Muchos actúan como si nunca los fuera a afectar", enfatizó Jorge Brandan, especialista local en medicina social y comunitaria. La cartera de salud está enviando brigadistas por las casas, para que la gente elimine todos los recipientes con agua. "Las larvas de los mosquitos están en los floreros, el agua de los canarios, el bebedero del perro. Hasta hemos encontrado tapitas de gaseosas con 300 larvas", contó Nora Martínez, subsecretaria de Ambiente local. Después de cada "descacharrado", se fumiga la casa. Pero la funcionaria reconoció que necesitan que más gente se sume a la lucha contra el dengue y por eso convocaron a diferentes líderes de la comunidad, como los 900 policías, docentes, y sacerdotes que ya capacitaron. "Como sacerdote, sé que no me corresponde hacer un análisis clínico -contó a Clarín Domingo Chaves, un joven vicario episcopal de la catedral-. Pero 40 sacerdotes ya hemos recibido capacitación. Le aconsejamos a la gente que asuma un compromiso contra el dengue, que puede afectar a cualquiera ". Los curas ya hablan del dengue al final de cada misa. Este fin de semana se celebrará la Fiesta de la Virgen del Valle de Catamarca: habrá voluntarios dando folletos y repelentes. "Estuvimos a punto de suspender la fiesta, pero creemos que la gente vendrá igual y recibirá información". Los curas de la catedral ya se ocupan de su lugar: fumigan cada dos días y renuevan diariamente el agua de los floreros y, también, el "agua bendita".